índice


   XI          Autonomía obrera y contrarrevolución
                Gian Enrico Rusconi
             PRIMERA PARTE: DE LA SOCIALDEMOCRACIA AL COMUNISMO (1912-1922)
    9          La fórmula socialista para la organización de la economía
  13          Socialización y movimiento obrero
  20          El problema de la socialización antes y después de la revolución
  25          El programa de socialización socialista y sindicalista
  29          La división del trabajo en manual e intelectual y el socialismo
  39          Aspectos fundamentales vinculados a la socialización
  52          Socialismo y reforma social
  59          Cambios en el problema de los consejos políticos obreros en Alemania
  64          La muerta USPD y el vivo Stinnes
  68          Introducción a la Crítica del programa de Gotha
  91         SEGUNDA PARTE: LA ORTODOXIA LENINISTA (1923-1925)
  96          El gobierno obrero
100          Lenin y la Comintern
111          Sobre Lenin y el leninismo
122          Derrotas proletarias, victoria proletaria
126          El fascismo ha muerto. ¡Abajo el fascismo!
131          Leninismo y trotskismo
135          Del imperialismo al capitalismo de estado proletariado. Cuatro tesis para cursos leninistas
137          TERCERA PARTE: LA POLEMICA Y LA RUPTURA CON LA INTERNACIONAL COMUNISTA (1926-1927)
141          El camino de la Comintern
142          El ejecutivo y el XIV Congreso del partido comunista de la Unión Soviética
144          La llamada “doble contabilidad". las contradicciones y ambigüedades en el balance político del ejecutivo ampliado
147          El grupo Urbahns-Ruth Fischer
149          ¿El cuatro de agosto de la Comintern?
165          Plataforma de las izquierdas
176          Declaración ante el Reichstag sobre el tratado ruso-alemán
180          Declaración de las izquierdas sobre la crisis en el PCUS y en la Comintern
184         Tesis y resoluciones sobre la política, la táctica y la organización del grupo “Política comunista”
189          El terror en la Rusia Soviética y las tareas del proletariado ante la guerra inminente
196          La cuestión Trotski
209          CUARTA PARTE: SINDICATOS Y LUCHA DE CLASES (1927-1928)
213          La recuperación del marxismo en la llamada “cuestión del sindicato"
220          Sobre el derecho de contratación
 

  

Karl Korsch 

Escritos políticos

I

 

Introducción

de Gian Enrico Rusconi

 

Agradecemos a la dirección de Cuadernos Políticos la gentil autorización que nos ha otorgado para utilizar su traducción del texto de Rusconi publicada en el núm. 14, de octubre-diciembre de 1977, de esa revista. La traducción del italiano fue hecha por Roberto Gómez Ciriza y la reproducimos aquí con algunas leves correcciones de forma. (E.]

 

Autonomía obrera y contrarrevolución

I

Al dar a esta nota interpretativa de los escritos políticos de Karl Korsch el título de Autonomía obrera y contrarrevolución queremos hacer hincapié en algo que no es únicamente una temática continua del autor; Estos dos términos —cuya consistencia y sobre todo correlación deben estudiarse— constituyen los polos, a veces explícitos y a veces subterráneos, de la problemática korschiana madura. Ambos integran y expresan plenamente los temas ya conocidos del Korsch teórico de los consejos y del Korsch crítico del marxismo histórico en sus formulaciones dogmáticas.

A mediados del decenio de 1930-1940, en una carta escrita desde su exilio en Londres a su amigo y discípulo Paul Partos, Korsch se definía a sí mismo como “marxista en el sentido general, crítico y no vinculante de la expresión”. He aquí una definición que muchos intelectuales de entonces (y de hoy) se habrían dado a sí mismos con una pizca de narcisismo. Pero en Korsch marxista existe una intransigencia, una integridad y una susceptibilidad que lo convierten en un ortoxo al revés. Durante su vida, esta actitud le costó el aislamiento político e intelectual (además del veto académico), y al ser “redescubierto” a partir de mediados de la década de 1960-1970, una serie de equívocos de interpretación que apenas ahora pueden aclararse.

Fue sobre todo esta actitud la que le permitió no sólo “protestar cuando la teoría revolucionaría degenera en una mera ideología que es la fachada ideológica de una práctica de hecho oportunista”, sino también juzgar los errores políticos (verdaderos o supuestos) de la clase obrera de una manera un severa y absoluta que sólo es igualada por lo absoluto del concepto de ‘‘acción proletaria autónoma” mantenido ininterrumpidamente por Korsch durante sus cuarenta años de producción. Se trata de un concepto que no requiere más determinación analítica que la referencia global a acontecimientos tales como, por ejemplo, la revolución de octubre de 1917 o las iniciativas de los anarcosindicalistas españoles en la década de 1930-1940. Para Korsch, en el fondo, el concepto de la acción autónoma proletaria es evidente por sí mismo; se define mediante la negación de los errores cometidos históricamente. Cuando el proletariado actúa, se convierte en el sujeto constitutivo de la historia. La ausencia o la derrota de su acción autónoma coincide inmediatamente con el surgimiento de la “contrarrevolución” como realidad totalizadora.

Con lo anterior hemos indicado cuál es el eje central del pensamiento político korschiano. Sobre este eje se inserta la problemática más compleja de la relación entre la economía y la política; no en abstracto, sino como acción económica y/o política de la clase obrera y de su antagonista (ya se llame capitalismo, fascismo o sencillamente contrarrevolución). En esta perspectiva debe releerse la crítica de Korsch al marxismo como ideología (que coincide con una parte de su aprobación política) y todos sus razonamientos teóricos. Ésta es una invitación a reinterpretar al autor no tomando únicamente en cuenta sus méritos y perplejidades filosófico-teóricas, sino comparándolo con sus intenciones políticas. Éste es el único criterio de crítica inmanente al autor.

La contribución teórica específica misma de Korsch al marxismo alemán coincide con el intento de verificar si resiste, por así decirte, ante las exigencias de acción impuestas por los acontecimientos más recientes. En realidad, la secuencia trágica e ininterrumpida de errores y derrotas del movimiento obrero alemán durante la primera mitad del siglo se traduce en Korsch en una continua denuncia de la ausencia o ineptitud de su práctica política (o mejor dicho de la práctica de sus partidos y sindicatos) respecto a la que debería ser la “acción” revolucionaria auténtica. Sólo como consecuencia de esto se denuncia que el marxismo tradicional es teóricamente inadecuado para los fines del movimiento obrero.

A lo largo de este esquema de base se desarrolla la evolución del pensamiento político korschiano, desde una posición fabiana y socialdemócrata en un principio, hasta una fase de “ortodoxia” leninista después de su experiencia de los consejos; y de allí, por medio de una polémica sostenida dentro y en contra de la Tercera Internacional, su llegada a posiciones que convencionalmente se designan como de “ultraizquierda” y que señalan la madurez del autor o cuando menos su llegada a un punto irreversible.

La producción política de Korsch tiene un gran valor documental, aun para quien no acepte su posición crítica, que tal vez en la lectura de sus textos encontrará una confirmación de sus juicios. La perspectiva extremista con que se observa coherentemente la historia política del movimiento obrero alemán y europeo del último medio siglo es una ocasión para hacer reconsideraciones históricas y reflexiones políticas singularmente densas.

II

A diferencia del concepto de contrarrevolución —en su valor específico— que puede datarse en Korsch hacia 1923-1924, o sea cuando tuvo lugar el primer corte violento en su desarrollo político, la idea de la autonomía de la acción del proletariado está presente siempre en el autor, desde el momento en que puso su atención en los movimientos sindicalistas prebélicos. Aquí no nos ocuparemos de analizar al Korsch teórico y político del movimiento de los consejos,[1] sino únicamente delinearemos el aparato teórico-político con el cual afrontó su experiencia clave de 1923, aparato que se formó durante los diez años anteriores.

La espontánea expansión de la acción obrera y proletaria en el bienio de 1918-1919 tenía fatalmente sus límites —a juicio del mismo Korsch— en su incapacidad para dar eficacia organizativa a sus propias fuerzas. El paso de Korsch al leninismo tiene lugar bajo el signo de la búsqueda de una organización política eficiente, ya que él nunca abrazó la hipótesis “pura” de los consejos ni compartió las visiones “espontaneístas” de tipo anarquista, sino que siempre tuvo presente la falta de preparación de las masas para hacer funcionar ellas mismas la economía moderna. Esto debe decirse claramente para no malinterpretar ciertas retrospectivas tardías del autor, que no siempre son coherentes. Por otro lado, Korsch poso su atención en el leninismo por medio de una perspectiva singular: como movimiento teórico y práctico que sigue la línea heterodoxa del sindicalismo revolucionario. También atribuyó al sindicalismo el origen del movimiento espontáneo de masas por la socialización, que tuvo lugar durante los meses más agitados de la revolución alemana: la exigencia de hacerse cargo directamente de la propiedad y de la gestión de la producción se salía del marco tradicional de la “conquista del poder", sobre la cual se había fosilizado hacía decenios la ortodoxia teórica y práctica de la socialdemocracia. Ningún medio “político” así comprendido —escribía entonces Korsch— lleva al socialismo hacia el cual tiende la acción espontánea del proletariado— Es sintomático que en 1920 Korsch haya visto en el leninismo el elemento capaz de conciliar la acción espontánea “económica” de masas con su eficacia “política”. Los actos democráticos de los soviets, organizados como “sistema” con un centro, serían capaces de conciliar las aspiraciones obreras a la autogestión con las necesidades técnico-productivas.

Este tipo de referencia al leninismo y al sovietismo estaba muy lejos de cualquier verificación concreta de las dificultades y contradicciones a que se enfrentaba en ese momento la experiencia. Más que nada, parece que Korsch no tenía un concepto de la política que comprendiera el sentido de las disyuntivas leninistas. La contraposición de la acción “económica” de las masas con la “política” refleja una concepción reductiva y pragmática de la política, la cual se identifica sencillamente como el conjunto de medidas legales e institucionales que se deciden desde arriba. El concepto de “economía”, a su vez, permanece en la ambigüedad: por una parte, parece indicar la totalidad de la estructura social —que está determinada marxistamente por el sistema económico— pero por la otra este mismo sistema económico tiende a identificarse de manera específica con la concepción y constitución del trabajo (Arbeitsverfassung) que existe en cada período. En efecto, en su ensayo de 1922 sobre la Legislación del trabajo para los consejos de empresa, Korsch esboza una nueva “constitución del trabajo” que el proletariado debe expresar e imponer con la lucha contra la concepción burguesa, proponiendo así un nuevo modo de asociar la política a la economía, contrapuesto al que la burguesía formula y la socialdemocracia acepta.

Es un planteamiento que no desaparecerá ni siquiera al desvanecerse la preocupación de emplear estratégicamente la legislación como impulso de la lucha ideológica. En realidad, según el concepto korschiano de la economía, la idea de las leyes objetivas del capitalismo (que en parte siguen existiendo dentro de la nueva economía socialista de transición) coexistirá con la idea de que es necesario que la parte obrera controle, dirija y modifique hasta la raíz estas reglas de funcionamiento económico. La economía es pues vista como “el modo de trabajar”, desde el punto de vista subjetivo del proletariado, que a su vez es la fuerza de trabajo. En este sentido, la transformación “económica” califica el contenido “político” de la acción obrera.

III

Ya hemos mencionado el fuerte corte en la evolución política de Korsch que causó el “octubre alemán” (1923). Los motivos .............. [.................]

 

 

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