Categoría: KORSCH Karl
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ÍNDICE

Sobre el texto de esta edición, por Götz Langkau

SOCIEDAD BURGUESA
1. Marxismo y sociología
2. Especificación histórica
3. Especificación histórica (Continuación)
4. Teorías del desarrollo. I: Pseudodesarrollo
5. Teorías del desarrollo. II: Transformación real
6. Crítica revolucionaria
7. Teoría revolucionaria
8. Práctica revolucionaria

ECONOMÍA POLÍTICA
1. Marxismo y economía política
2. Desarrollo de la economía política
3. Crítica de la economía política
4. Crítica filosófica y crítica científica
5. Dos fases de la economía marxista
6. Sobre la teoría económica del capital
7. El carácter de fetiche de la mercancía
8. La ley del valor
9. Valor y plusvalía
10. El “contrato social”
11. Resultados, rectificaciones, perspectivas

III. HISTORIA
1. Naturaleza y sociedad
2. La concepción materialista de la historia
3. Aplicación específica
4. El materialismo filosófico
5. Feuerbach
6. De Hegel a Marx. I: El reino de la sociedad
7. De Hegel a Marx. II: El desarrollo social
8. Fuerzas productivas materiales. l: Concepto
9. Fuerzas productivas materiales. II: La ley del progreso
10. Las relaciones sociales de producción
11. Dos fases de la teoría marxiana de la revolución
12. Base y superestructura. I: Economicismo
13. Base y superestructura. II: Las llamadas interacciones
14. Base y superestructura. III: Rectificaciones
15. Resultados

APÉNDICES
Apéndice I
Apéndice II
Apéndice III
Apéndice IV
Apéndice V
Apéndice VI
Apéndice VII

Bibliografía

 

SOBRE EL TEXTO DE ESTA EDICION

 

I

El Instituto Internacional de Historia Social y el director de esta edición tienen que agradecer ante todo a la doctora Hedda Korsch el haber cedido al instituto los escritos póstumos de su marido y el haber posibilitado la presente edición. Así resulta accesible al público el texto original alemán del Karl Marx de Karl Korsch, trabajo que en su versión inglesa fue durante muchos años casi inconseguible en Alemania y prácticamente desconocido.

La ruptura que significó la dictadura nacionalsocialista en la discusión alemana sobre Marx y el marxismo se manifiesta también biográficamente en la emigración de Korsch. Cuando el director de esta edición empezó los trabajos preparatorios de la misma pensó salvar esa ruptura en una introducción que situara el libro de Korsch sobre Marx en un contexto más amplio.

Para eso se podía, por ejemplo, determinar el lugar que ocupa el libro de Korsch en la historia de la teoría socialista orientada por Marx. Pero también se podía emprender el intento de situar el libro en una relación más sistemática con la interpretación académica de Marx predominante sobre todo en Alemania occidental luego de la segunda guerra mundial. Por último —y entre otras cosas para evitar precipitadas anexiones o clasificaciones—, también se podía presentar el desarrollo evolutivo de la interpretación de Marx por Korsch como parte y comienzo de una “biografía intelectual”.

Esto último ha hecho ya Erich Gerlach en su introducción a la nueva edición de Marxismus und Philosophie. Los estadios esenciales también para la comprensión del libro sobre Marx están expuestos en esa introducción de un modo que hace ociosa toda repetición.

Mas la realización de cualquiera de las otras dos posibilidades habría equivalido a situar el libro de Korsch sobre Marx en un contexto al mismo tiempo rebasado por él. Pues, en última instancia, Korsch ha roto el marco de la tradición de la teoría marxista en el momento en que ha emprendido la “aplicación de la concepción materialista de la historia... a la misma concepción materialista de la historia”. Con eso se rompe la identidad, siempre presupuesta por aquella tradición, de un modo u otro, entre la adecuada consciencia proletaria de clase y la teoría marxiana. La relación entre la teoría y el movimiento de la clase se convierte en objeto del análisis histórico, y el mismo pensamiento de Marx en objeto de una crítica ideológica entendida en sentido materialista.

Con esa objetivación, los análisis del libro de Korsch sobre Marx se acercan ocasionalmente y en apariencia a la interpretación académica de Marx. Pero hay que entender como una recusación anticipada de Korsch su crítica de la litera tura biográfica sobre Marx de hace treinta años, a la que reprocha el tratar el marxismo “con las mismas reglas académicas que cualquier otro material histórico-filológicos. Pues el objeto Marx no es nunca para Korsch un objeto cualquiera, por amplios que sean los ámbitos de su pensamiento que someta a la crítica ideológica y, por lo tanto, relativice históricamente. Marx tiene una importancia que es siempre más que la relativa e histórica de cualquier autor, por ser uno de los puntos de partida históricos de la teoría que se entiende a sí misma como trabajo científico previo de la fase siguiente de la lucha de la clase obrera, sólo en apariencia —piensa Korsch— inmovilizada.

Por eso una introducción que quisiera presentar adecuadamente a Korsch en esa tensión entre objetivación y engagement no podía elegir ninguno de los dos procedimientos antes propuestos. Tenía que establecer la relación con los dos contextos y habría desbordado entonces claramente los límites de una introducción.

O también podía, como al final ha ocurrido aquí, aludir al problema capital desde el punto de vista del editor y confiar para lo demás en que precisamente el peculiar planteamiento de Korsch ha permitido que su libro siga teniendo más interés que el de anticuariado. El editor cree que no se limita a ofrecer un documento de la historia del marxismo y una contribución, consiguientemente, a la autocomprensión de los hombres de izquierda. El Karl Marx de Korsch le parece al mismo tiempo una aportación a una discusión de Marx y del marxismo no histórica, sino presente, como una aportación no caducada por obra de los resultados posteriores. 

II

En 1934 Morris Ginsberg y Alexander Farquharson, directores de la colección “Modern Sociologists”, encargaron a Korsch el volumen sobre Marx. Un boceto de plan del otoño de aquel año permite ver que la primera idea de Korsch fue escribir una amplia exposición y crítica del marxismo en su desarrollo histórico. Korsch podía apelar para esta tarea al método de examen crítico de la tradición para separar lo “vivo” de lo “muerto”, que había utilizado en los últimos años antes del exilio en sus conferencias berlinesas.

Pero, al reanudar su trabajo en el libro a finales del verano de 1935, Korsch se decidió por otro método de exposición que se puede describir como un procedimiento de interpretación por selección. Él mismo describe su intención de exponer “en unos cuarenta parágrafos libremente reunidos y sin mucha polémica lo que hoy me parece más valioso del marxismo”. Y una vez terminado el trabajo, contesta a una objeción diciendo que ciertas dificultades de la exposición se deben a que en el libro no ha querido “hablar directamente e inequívocamente contra Marx, su teoría y su política”.

El proceso del trabajo realizado durante el año siguiente, que Korsch pasó principalmente en Skovbostrand, el lugar danés de exilio de Brecht, se puede reconstruir bastante bien gracias a la correspondencia y a una serie de trabajos previos que se han hallado entre los póstumos. Es un proceso de progresiva eliminación de todos los elementos de crítica explícita de la teoría marxiana, por una parte, y de creciente limitación a Marx mismo, mientras que el desarrollo del marxismo después de Marx no es sino ocasión de algunas ocasionales “perspectivas” históricas.

Eso quedará muy claro para el lector que compare este libro con los anteriores de Karl Korsch, en los cuales precisamente el desarrollo histórico del marxismo ocupa el primer plano. Por lo que hace al proceso de eliminación de crítica explícita, será útil que reproduzcamos una serie de trabajos previos, dedicados todos ellos a la cuestión, entonces vital para Korsch, de la eficacia práctico-social de la teoría marxiana en su forma (económica) tradicional. En ellos se aprecia claramente cómo en la formulación de la respuesta a esa pregunta la concepción de Korsch va pasando de lo que la teoría no da de sí, o no da aún de sí, o no puede ofrecer, hacia la exposición de lo que se consigue con ella.

Otro conjunto de temas ha sufrido las consecuencias no de ese cambio de orientación metódica de Korsch, sino de la falta de tiempo y de espacio en que éste se encontró en 1936. En un esquema de finales de 1935, en el que ya se percibe claramente la forma luego realizada, se prevé un tratamiento por separado del problema “Superestructura” en la segunda parte, inmediatamente detrás de la “Economía”. Hasta la terminación del manuscrito no ha abandonado prácticamente Korsch esa intención. Probablemente fue la perspectiva de poder publicar un segundo volumen lo que hizo que Korsch siguiera el consejo de un amigo y considerara concluido el libro aunque “la teoría socialista corra el peligro de no saber nunca lo que tienes que decir sobre la teoría del estado y la doctrina de las ideologías”. Pero como luego no hubo segundo volumen y como, tras la emigración a Norteamérica, en diciembre de 1936, el interés de Korsch se dirigió más intensamente hacia otros temas, no hay más que un texto seguido (de diciembre de 1935) que aluda a la dirección en la cual quería tratar Korsch la “doctrina de las ideologías”. No se ha encontrado ningún texto que tenga utilidad análoga por lo que hace a la “teoría del estado”.

Dentro del marco dicho, es evidente que en octubre de 1936 el trabajo estaba tan adelantado que Korsch pudo pensar en cerrar el manuscrito. Por lo menos, consta que preguntó a Partos sobre posibilidades técnicas de traducir el libro al inglés en París. La respuesta afirmativa de Partos motivó que Korsch se trasladara a París a finales de octubre de aquel año. Cuando dejó la ciudad a mediados de diciembre había terminado el trabajo sobre el texto alemán y pensaba en su reproducción para distribuir entre los amigos. Había tenido por lo menos “largas conversaciones” con la traductora inglesa, y es incluso posible que estuviera ya listo un borrador de la traducción.

 Pero la primera versión terminada del libro no ha servido sino indirectamente de base a la edición inglesa de 1938. Pues, cuando en 1937 Korsch recibió las galeradas para su corrección, consideró tan insatisfactoria la traducción que sus correcciones equivalen a una reelaboración del libro. Algunas transposiciones y complementaciones pueden verse ya a primera vista al comparar el texto alemán aquí publicado [traducido] con el texto inglés que finalmente apareció. Más tarde Korsch consideró “lingüísticamente defectuosa” también aquella reelaboración y ha explicado a Brecht del modo siguiente los defectos de su libro: “Cuando lo traduje, intenté utilizar sólo expresiones corrientes del habla norteamericana, esto es, intenté reproducir los cultivados pensamientos de Marx, Hegel, etc., en una forma en la que realmente no se pueden reproducir".

Unos diez años más tarde, en el otoño de 1947, Korsch se ocupó de nuevo intensamente del texto alemán. El mismo ha hablado a Partos de la ocasión que lo motivó:

“Como sabes, visité a Brecht durante algún tiempo antes del viaje a México, y trabajamos en su hermosa versificación del Manifiesto Comunista. Su entusiasmo por la idea, junto con el hecho de que Kati me recibió de un modo sorprendente y conmovedor con un ejemplar completo de la versión alemana (parisiense) de mi libro sobre Marx, me movieron a tomar la decisión de publicar sin ninguna alteración el texto alemán, porque hoy lo escribiría de un modo enteramente distinto.

Pero, aunque Korsch hable de editar sin ninguna alteración, no se debe entender por ello más que la conservación íntegra del esquema de 1936. En el detalle ha reelaborado a fondo el texto, como lo prueba la compa­ ración de los manuscritos. Aparte de un.............. [.................]

 

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