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El contenido económico del populismo y su crítica en el libro del señor Struve

(Reflejo del marxismo en la literatura burguesa)

A propósito del libro de P. Struve, Notas críticas acerca del desarrollo económico de Rusia. San Petersburgo, 1894 [1]

 

 

Introducción.

  

El mencionado libro del señor Struve es una crítica sistemática del populismo, tomada esta palabra en su sentido amplio, como doctrina teórica que resuelve de un modo determinado todos los problemas sociológicos y económicos más importantes, y como "sistema de dogmas de economía política" (pág. VII). El solo planteamiento de esta tarea podría conferir al libro un gran interés; pero en este aspecto es todavía más importante el punto de vista desde el cual se hace la crítica. De ello nos dice el autor en el prefacio:

"Aunque comparte en algunas cuestiones fundamentales los conceptos que han quedado totalmente definidos en la literatura, él [el autor] no se considera en absoluto atado a la letra y al código de doctrina alguna. No se ha contagiado de ortodoxia" (IX).

Todo el contenido del libro evidencia que por esos "conceptos que han quedado totalmente definidos en la literatura", se sobrentiende las concepciones marxistas. Cabe preguntarse: ¿cuáles son las premisas "fundamentales" del marxismo que el autor admite y cuáles las que rechaza? ¿Por qué? ¿En qué medida? El autor no responde de manera directa a la pregunta. Por ello se hace necesario analizar en detalle el libro para establecer qué hay en él de marxista, cuáles tesis de la doctrina acepta el autor y en qué medida las sostiene de modo consecuente, así como cuáles tesis rechaza y qué resulta en estos casos.

El contenido de la obra es extraordinariamente diverso: en primer lugar, el autor expone el "método subjetivo en sociología", admitido por nuestros populistas, lo critica y le opone el "método del materialismo histórico-económico". Después hace la crítica económica del populismo basándose, en primer lugar, en la " experiencia de la humanidad" (pág. IX) y, en segundo lugar, en datos de la historia económica y de la realidad rusas. También se someten a crítica, al mismo tiempo, los dogmas de la economía política populista. Esta diversidad del contenido (completamente inevitable cuando se critica, una de las más importantes tendencias de nuestro pensamiento social) determina la manera en que se efectúa nuestro análisis: seguiremos, paso a paso, la exposición del autor, deteniéndonos en cada uno de sus argumentos.

 

Pero antes de pasar al análisis del libro, creo necesario detenerme para dar una explicación previa. El objetivo que en el presente artículo se persigue es la crítica del libro del señor Struve desde el punto de vista de un hombre que "comparte" en todas (y no sólo en "algunas") "las cuestiones fundamentales, los conceptos que han quedado totalmente definidos en la literatura".

Esos conceptos fueron expuestos reiteradas veces, para criticarlos, en las páginas de la prensa liberal y populista, embrollándolos de manera monstruosa; es más, desvirtuándolos, adulterándolos con el hegelianismo, con la "creencia de que cada país debe pasar ineludiblemente por la fase del capitalismo" y con otros muchos disparates puramente de Nóvoie Vremia, y que nada tienen que ver con dichos puntos de vista.

Se desvirtuó sobre todo el aspecto práctico de la doctrina, su aplicación a las condiciones de Rusia. Nuestros liberales y nuestros populistas, que no quieren comprender que el punto de partida de la doctrina del marxismo ruso es un enfoque de la realidad rusa completamente distinto del que ellos sustentan, compararon esa doctrina con, su vieja idea de dicha realidad y llegaron a conclusiones que, además de ser completamente incongruentes, constituyen monstruosas acusaciones a los marxistas.

Por ello me parece imposible comenzar el análisis del libro del señor Struve sin fijar antes con toda nitidez mi actitud hacia el populismo. Es más, una comparación previa de los puntos de vista populista y marxista es necesaria para aclarar muchos pasajes del libro que estudiamos, ya que se limita a tratar el lado objetivo de la doctrina y deja casi totalmente a un lado las conclusiones prácticas.

Esa comparación nos permitirá ver qué puntos de partida comunes tienen el populismo y el marxismo, y en qué consiste su diferencia esencial. Para hacer la comparación conviene más tomar el viejo populismo ruso, ya que, en primer lugar, es incomparablemente superior al contemporáneo (representado por publicaciones como Russkoie Bogatbtvo) por su coherencia y claridad, y en segundo lugar porque brinda una imagen más completa de las mejores características del populismo, admitidos en algunos aspectos por el marxismo.

Tomemos una de esas prafession de foi[1]  del viejo populismo ruso y sigamos al autor paso a paso.

  

* * *

 

CAPÍTULO I. COMENTARIOS A LA PROFESSION DE FOI POPULISTA

  

En el tomo CCXLII de Otiéchestvienne Zapiski[2] apareció, sin firma, el artículo "Nuevos brotes en el campo popular", que destaca con fuerza los aspectos progresistas del populismo, oponiéndolos al liberalismo ruso.

* Año 1879, Sovremiénnoie Gbozrenie, núm. 2, págs. 125-152.

El autor empieza por afirmar que "hoy" se considera "casi como una traición" protestar contra los "hombres que surgen del seno del pueblo y alcanzan una elevada posición social".

Hace poco, un asno literario soltó un par de coces a Otiéchestviennie Zapiski, por su pesimismo respecto del pueblo; así se expresó con motivo de una breve reseña sobre el libro de Zlatovratski, en el cual no hay más pesimismo que el que expresa el autor al referirse a la usura y a la influencia corruptora del dinero; después, cuando G. Uspenski escribió los comentarios a sus últimos ensayos (Otiéch, Zapiski, núm. 11, 1878), la charca liberal se alborotó, lo mismo que en el cuento... y de golpe y porrazo aparecieron tantos defensores del pueblo, que nos asombramos verdaderamente de que nuestro pueblo tuviera tantos amigos [...]. No puedo menos que ver con simpatía [...] ese planteamiento acerca de la bella campiña y de la actitud que hacia ella muestran los mozalbetes de la literatura, o mejor dicho, no los mozalbetes, sino los viejos verdes de la aristocracia y sus lacayos, y esa joven capa de comerciantes [...]. Cantar serenatas al campo y "hacerle caídas de ojos" no significa en absoluto amarlo y respetarlo, del mismo modo que señalar sus defectos no significa tenerle inquina. Si se le pregunta al propio Uspenski [...] qué le es más afín, en qué ve más garantías del futuro, en el campo o en las capas de la antigua nobleza y de la nueva clase media, contestará, sin la menor duda: "En el campo".

Este pasaje es muy característico. Evidencia con toda nitidez, en primer lugar, en qué consiste la esencia del populismo: en la protesta, desde el punto de vista del campesino, del pequeño productor, contra lo feudal (la capa de la antigua nobleza) y contra el espíritu burgués (la capa de la nueva clase media) en Rusia. Al mismo tiempo, muestra, en segundo lugar, el carácter soñador de esa protesta, su divorcio de la realidad.

¿Acaso el "campo" existe fuera de los regímenes de la "antigua nobleza" o de la "nueva clase media"? ¿Acaso los representantes de la una y de la otra no modelaban y modelan el "campo" a su manera? El campo es precisamente una "capa", en parte formada por la "antigua nobleza" y en parte por la "nueva clase media". Por más vueltas que se le dé —siempre, claro está, que se limite uno a ver la realidad (esto es lo único de que se trata), y no las posibilidades—, no encontrarán en él ninguna tercera "capa". Y si los populistas la encuentran, es porque los árboles les impiden ver el bosque, porque la forma de posesión de la tierra por algunas comunidades campesinas les impide ver la organización económica de toda la economía social rusa. Esa organización, que trasforma al campesino en un productor de mercancías, hace de él un pequeño burgués, un pequeño propietario rural aislado que produce para el mercado; en virtud de ello, esta organización excluye la posibilidad de buscar "garantías para el futuro" detrás y obliga a buscarlas delante, a no buscarlas en el "campo", donde la combinación de las capas constituidas por la "antigua nobleza" y la "nueva clase media" agrava terriblemente la situación del trabajo y lo priva de la oportunidad de luchar contra los jefes cíe la capa de la "nueva clase media", ya que la oposición entre los intereses de éstos y los del trabajo no ha alcanzado suficiente desarrollo; obliga a buscarlas en la capa de la "nueva clase media" enteramente desarrollada y depurada por completo de los encantos de la "antigua nobleza", en esa capa que ha socializado el trabajo, y que ha hecho culminar y esclarecido esa oposición social que en el campo se halla aún en estado embrionario y reprimido.

Ahora conviene señalar las diferencias teóricas que existen entre las doctrinas que llevan al populismo y al marxismo, entre la interpretación de la realidad y la historia de Rusia por uno y por otro.

Sigamos al autor.

Asegura a los "señores anímicamente indignados" que Uspenski comprende la relación que la pobreza del pueblo guarda con su moral mejor que muchos admiradores del campo para los cuales [...] éste es [...] una especie de pasaporte liberal de esos que en épocas semejantes a las que estamos viviendo se agencian, por lo común, todos los burgueses listos y de espíritu práctico.

¿Por qué cree usted, señor populista, que ocurre una cosa tan ofensiva y dolorosa para alguien que desea representar los intereses del trabajo, como es la trasformación en "pasaporte liberal" de aquello que él considera la "garantía para el futuro"? Ese futuro debe excluir a la burguesía, pero la forma que usted propicia para llegar a ese futuro, no sólo no tropieza con la hostilidad de los "burgueses listos y de espíritu práctico", sino que éstos la aceptan complacidos, y la toman como "pasaporte".

¿Cree usted que sería concebible algo tan escandaloso si no señalara las "garantías para el futuro" no allí donde las contradicciones sociales propias del régimen en el que mandan los " burgueses listos y de espíritu práctico", se encuentran poco desarrolladas, en estado embrionario, sino allí donde están desarrolladas al máximo, hasta el nec plus ultra, y, por consiguiente, no es posible limitarse a paliativos y medias tintas, allí donde los desiderata[3] de los trabajadores no pueden ser utilizados en provecho propio, allí donde la cuestión se plantea de manera tajante?

¿No dice usted mismo, más adelante, lo siguiente?:

Los pasivos amigos del pueblo no mueren comprender el hecho tan simple de que en la sociedad todas las fuerzas activas se dividen por lo común en dos de la misma potencia y opuestas la una a la otra, y que las fuerzas pasivas, que en apariencia no participan en la lucha, sirven a la fuerza que en ese momento prevalece (pág. 132).

¿Acaso esta caracterización no es aplicable al campo? ¿Acaso éste es un mundo aparte, en el que no existen esas "fuerzas opuestas la una a la otra" y su lucha, para que se pueda hablar de este mundo en bloque, sin temor a favorecer a la "fuerza que prevalece"? ¿Es razonable, ya que de lucha se trata, comenzar allí donde el contenido de esa lucha se halla colmado de circunstancias ajenas, que impiden separar firme y definitivamente esas fuerzas opuestas, que impiden ver con claridad al enemigo principal? ¿No es evidente que el programa que el autor propugna al final del artículo —instrucción, ampliación de la posesión de la tierra por los campesinos, reducción de los impuestos—, no puede afectar ni un ápice a la fuerza que prevalece, y que el último punto de ese programa —"organización de las industrias populares"— no sólo supone que ya ha habido lucha, sino que ésta terminó victoriosamente:" su programa elude el antagonismo que usted mismo se vio obligado a admitir. Por eso no asusta a los jefes de la "capa de la nueva ciase media. Su programa es una quimera pequeñoburguesa. Por eso no vale más que como "pasaporte liberal".

Los hombres para quienes el campo es una idea abstracta y el mujiks un Narciso abstracto, piensan mal inclusive cuando dicen que el campo sólo puede ser ensalzado y enaltecido, que resistirá perfectamente todas las influencias que lo destruyen. Si el campo se encuentra en condiciones tales que cada día debe luchar por unos kopeks, si lo despluman los usureros, lo engañan los kulaks, lo oprimen los terratenientes, si a veces lo flagelan en la administración del distrito, ¿puede todo eso dejar de influir en su moral?. . . Si el rublo, esa luna capitalista, aparece en primer plano en el paisaje rural, si todas las miradas y todos los pensamientos y fuerzas espirituales a él están dirigidos, si se convierte en el fin de la vida y en el rasero para medir la capacidad del individuo, ¿se puede, acaso, ocultar este hecho y decir que el mujiks es un desinteresado al que no le importa el dinero? Si en el campo se advierten tendencias hacia la pugna de las fuerzas, si florece con opulencia el kulakismo y trata de avasallar a los campesinos pobres y convertirlos en peones, si se trata de destruir la comunidad, etc., ¿se puede acaso, pregunto yo, ocultar estos hechos? Podemos desear que se investiguen con mayor detalle y plenitud, podemos explicárnoslos por las deprimentes condiciones que engendra la pobreza (el hambre empuja a la gente a robar, a matar y, en casos extremos, al canibalismo), pero es imposible ocultarlos. Ocultarlos significa defender el statu quo, significa defender el famoso laissez faire, laissez aller [4], mientras fenómenos lamentables adquieren proporciones aterradoras. De nada vale embellecer la realidad.

¡Qué estupenda descripción del campo, y qué triviales las conclusiones que se extraen! ¡Con qué buen tino se han señalado los hechos y qué lastimosa es la explicación y la comprensión de ellos I De nuevo vemos el gigantesco abismo que media entre los desiderata relativos a la defensa del trabajo y los medios para cumplirlos. Para el autor, el capitalismo en el campo es tan sólo un "triste fenómeno". A pesar de que en las ciudades ve un capitalismo análogo en grandes proporciones, . ..........................................

 

 

 

 

[1] En francés en el original (Ed)

[2] Año 1879, Sovremiénnoie Obozrenie, núm. 2, págs. 125-152.

[3] Deseos, exigencias. (Ed.)

[4] En francés en el original. (Ed.)

 

[1] Lenin escribió este trabajo en Petersburgo, a fines de 1894 y comienzos de 1895. Fue su primera obra editada en una imprenta legal; continúa en ella la crítica de las ideas populistas, iniciada en obras anteriores; analiza detalladamente ¡os conceptos erróneos de los "mandilas legales”, cuyo fondo liberal burgués fue el primero en denunciar. Ya en su tra­bajo el llamado problema de los mercados, aparecido en 1893, a la vez que había desenmascarado las concepciones de los populistas liberales, había criticado las del incipiente "marxismo legal”.

En el otoño de 1894 leyó en el círculo marxista de Petersburgo un trabajo en el que polemizaba con Struve y otros "marxistas legales” y que más tarde sirvió da base al Contenido económico del populismo, etc. En 1907 Lenin escribió lo siguiente a propósito de su disertación en el círculo marxista de Petersburgo: “En este círculo leí un trabajo titulado: Reflejo del marxismo en la literatura burguesa. Como se ve por el título, la polémica con Struve fue entonces incomparablemente más áspera y definida (en cuanto a las conclusiones soda-demócratas), que en e) artículo publicado en la primavera de 1895. SI tono más suave de este último se debió en parlo a la necesidad do tener en cuenta la censure y en parte a la ‘alianza’ con el marxismo legal para la lucha conjunta contra el populismo. Que el "impulso hacia la izquierda", dado entonces al señor Struve por los socialdemócratas de Petersburgo no fue del todo inútil, lo demuestra claramente el artículo de’ señor Struve de la recopi­lación que fue quemada (1895), y algunos de sus artículos en Nóvole Slovo (1897) (Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. XIII, “Prólogo a la reco­pilación En doce años’'.)

El presente trabajo se publicó (con la firma K. Tulin) en la reco­pilación Materiales para la caracterización de nuestro desarrollo econó­mico, editada en abril de 1895, con una tirada do 2.000 ejemplares. El gobierno zarista prohibió su difusión y luego de mantener esa medida durante un año, la confiscó e hizo quemar. Sólo fue posible salvar 100 ejemplares, que se difundieron clandestinamente entre los socialdemócratas de Petersburgo y otras ciudades. -

El artículo de Lenin fue el más combativo y el más agudo políti­camente de la recopilación. El censor lo mencionó con especial detalle en su informe. Al destacar que los autores de la recopilación sostenían la doctrina de Marx sobre la marcha inexorable del proceso capitalista, el censor observaba que el artículo de K. Tulin contenía el programa más completo y franco de los marxistas.

A fines de 1907, Lenin incluyó su trabajo en el primer tomo de la recopilación En doce años, con el subtitule Reflejo del marxismo en literatura burguesa, Este primer lomo fue publicado por la editorial "Siernó” (“La simiente”) a mediados de noviembre de 1907 (en la portada figura 1908). De los tres tomos proyectados, sólo se consiguió publicar el primero y la primera parte del segundo. Además del trabajo mencionado integraban el primer tomo los siguientes escritos de Lenin: Tareas de los socialdemócratas rusos, Los perseguidores de los zemstvos y los Aníbales del liberalismo, ¿Qué hacer?, Un paso adelante, dos pasos atrás, La campaña de los zemstvos y el plan de Iskra” y Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática. El primer tomo de la recopilación fue confiscado al poco tiempo de apareen', pero se logró salvar gran parte de la edición y el libro circuló en forma clandesti­na. 351.

 

 

 

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