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INDICE

Capítulo    I  El Ejército Soviético durante la guerra civil y la intervención extranjera

Capítulo   II  Paso del Ejército Soviético a la situación  pacifica

Capítulo III  El Ejército Soviético durante los quinquenios de la anteguerra

Capítulo IV  El Ejército Soviético en la Gran Guerra Patria (1941-1945)

Capítulo  V  El Ejército Soviético, ejército de primera clase en nuestra época

Conclusión

 

 

CAPITULO I. EL EJERCITO SOVIETICO DURANTE LA GUERRA CIVILY LA INTERVENCION EXTRANJERA

 

COMO Y PARA QUE FUE CREADO EL EJERCITO ROJO

 

En octubre de 1917, cuando en Europa ardía aún la llama de la primera guerra mundial, en Rusia se produjo la Gran Revolución Socialista de Octubre. El 25 de octubre (7 de noviembre), los obreros y campesinos, insurreccionados bajo Ja dirección del Partido Comunista, derrocaron el Gobierno provisional burgués y tomaron el Poder.

El II Congreso de los Soviets de Rusia, reunido ese mismo día, haciéndose intérprete de la voluntad de la inmensa mayoría de la población del país, proclamó el paso de todo el Poder del Estado, en la capital y las localidades, a los Soviets de diputados obreros, soldados y campesinos. El congreso adoptó los primeros decretos históricos del Poder soviético —el Decreto de la Paz y el Decreto de la Tierra—; instituyó el Consejo de Comisarios del Pueblo —el primer Gobierno soviético—, presidido por Lenin, jefe de la revolución. Así surgió el Estado soviético, el primer Estado socialista del mundo de obreros y campesinos.

¿En qué fuerzas armadas se apoyaba el joven Estado soviético y que representaban las fuerzas armadas del pueblo victorioso en los primeros días de la revolución?

Eran destacamentos obreros de la Guardia Roja, destacamentos de marinos y soldados revolucionarios del viejo ejército.

Los guardias rojos estaban mal armados y no tenían la. suficiente preparación militar. Los destacamentos de guardias rojos disponían de pocas fuerzas. En todo el enorme país, la Guardia Roja contaba tan sólo con varias decenas de miles de hombres. Pero dichos destacamentos, así como los de marinos y soldados pasados al lado de la revolución, fuertes de espíritu y de elevada conciencia, eran fieles al deber revolucionario. Revelaron intrepidez y heroísmo en las jornadas de la insurrección armada de octubre y sofocaron rápidamente los motines antisoviéticos que estallaron en diferentes zonas del país después de la victoria de la revolución. Y por cuanto los enemigos interiores del Poder soviético carecían de firme apoyo en el pueblo, la Guardia Roja obrera y los destacamentos de marinos y soldados revolucionarios aseguraron por completo la defensa de las conquistas revolucionarias de los trabajadores y el mantenimiento del orden y la paz en el país. De ahí que en los días subsiguientes a la revolución, el Gobierno soviético no se planteara la tarea de formar un ejército regular de masas. Lenin y sus compañeros de armas, al tiempo que procuraban concertar una paz general democrática justa, se dedicaban a la ingente labor de crear el nuevo Estado soviético.

Pero esa situación no duró mucho tiempo. Ya a comienzos de 1918 se formaron las fuerzas antisoviéticas coligadas, exteriores e interiores, que se plantearon como objetivo, destruir a la naciente República dedos Soviets y restaurar en el país el régimen burgués-terrateniente. Los Estados de la Entente (Inglaterra, Francia, EE.UU. y otros) empezaron a preparar la intervención militar contra el pueblo victorioso. Los imperialistas alemanes, armados hasta los dientes, se apresuraron a aprovecharse de la debilidad militar de la Rusia Soviética. Las clases explotadoras derrocadas desencadenaron en el país la guerra civil con el apoyo de las fuerzas reaccionarias exteriores.

El Poder soviético no se proponía ejercer represalias contra los representantes de las clases y grupos privilegiados en el pasado. Se disponía a incorporarles poco a poco a la vida laboral y reeducarlos en el espíritu de servicio al pueblo. Mas los terratenientes y capitalistas no querían entregar sus posiciones sin lucha.

En el discurso pronunciado en el Parlamento de la India el 21 de noviembre de 1955, Nikita Jruschov caracterizó de la manera siguiente las causas de la guerra civil en Rusia en los años 1918-1922:

“Después de tomar el Poder, la clase obrera no empezó a castigar ciegamente a sus ultrajadores y opresores seculares. Es más, en los meses subsiguientes a la Revolución de Octubre fueron liberados, bajo palabra de honor, muchos generales zaristas reaccionarios, que luego violaron pérfidamente los compromisos contraídos y con la espada en la mano se lanzaron contra su pueblo. La República Soviética necesitaba paz, y Lenin y el Gobierno obrero y campesino proclamaron la paz. Pero nos impusieron el camino cruento de la lucha”.

En esas condiciones, las fuerzas de la Guardia Roja y de los destacamentos de marinos y soldados revolucionarios, integradas por 150.000 hombres, eran ya a todas luces insuficientes para defender eficazmente el Estado soviético. Se hacía imprescindible crear con toda urgencia un gran ejército regular, organizado de acuerdo con las reglas del arte militar. Sin tal ejército, la República Soviética no podía salvaguardar las conquistas de Octubre y vencer a las fuerzas de la contrarrevolución, bien armadas y organizadas.

La formación de las nuevas fuerzas armadas constituía una empresa difícil. Ante todo era preciso solucionar el problema del viejo ejército. Este, aunque contaba a principios de 1918 con 10 millones de soldados y oficiales, no podía asegurar la defensa del Estado contra los enemigos exteriores. Al frente del mismo había oficiales y generales procedentes de las capas privilegiadas de la sociedad, hostiles en su mayoría a los intereses de la revolución. Extenuados por la prolongada guerra, desmoralizados por las grandes derrotas sufridas en el frente y la mala dirección del alto mando, los soldados y parte de los oficiales no querían seguir combatiendo. Al igual que todo el pueblo, ansiaban la paz, el descanso y querían regresar a sus hogares.

Hasta que se concertó la paz con Alemania, para el mantenimiento del orden revolucionario en las tropas y la estabilidad del frente, el Gobierno soviético llevó a cabo la democratización del antiguo ejército. Fueron suprimidos todos los grados y títulos, implantada la elegibilidad de los mandos por los soldados, etc. Pero eso no podía detener el proceso espontáneo iniciado de autodesmovilización del ejército, debido al cual, regimientos y divisiones enteras abandonaban sus posiciones, dirigiéndose a la retaguardia. El ejército había perdido su combatividad.

En esas circunstancias, el Gobierno soviético acordó iniciar la disolución gradual del antiguo ejército a partir de enero de 1918 y comenzar a crear un ejército obrero y campesino —es decir, de tipo nuevo— apto para defender la causa de la Revolución de Octubre.

El 15 (28) de enero de 1918, Lenin firmó el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo “Sobre el Ejército Rojo Obrero y Campesino”, en virtud del cual, comenzó la fundación de un ejército nuevo, auténticamente popular. En el decreto se formulaban con claridad los fines del Ejército Rojo y se subrayaba su carácter democrático y de clase.

“El antiguo ejército —se decía en el decreto— era un instrumento de opresión de clase de los trabajadores por la burguesía. Al pasar el Poder a las clases trabajadoras y explotadas, ha surgido la necesidad de crear un ejército nuevo, que sea el baluarte del Poder soviético... El Ejército Rojo Obrero y Campesino se forma con los elementos más conscientes y organizados de las masas trabajadoras.

Todos los ciudadanos de la República Rusa mayores de 18 años tienen acceso a sus filas. Al Ejército Rojo se alistan cuantos están dispuestos a entregar sus energías y a ofrendar la vida para defender las conquistas de la Revolución de Octubre, el Poder de los Soviets y el socialismo”.

Poco después, Lenin firmó otro decreto, el de la creación de la Marina de Guerra Obrera y Campesina.

En los primeros tiempos, el Ejército Rojo se completaba a base del principio de la voluntariedad. El Gobierno soviético no se apresuraba a implantar el servicio militar general y obligatorio.

Cuando el pueblo sentía un enorme cansancio a causa de la guerra, sólo a base del principio de la voluntariedad podía crearse un nuevo y potente ejército capaz de salvaguardar con toda fidelidad las conquistas de la revolución. Este principio aseguraba la selección de clase de los efectivos del ejército, la incorporación a sus filas de los obreros y campesinos más conscientes, los campesinos más pobres. El Partido Comunista y el Gobierno soviético estaban convencidos de que el llamamiento a alistarse voluntariamente al nuevo ejército sería comprendido por los trabajadores y responderían activamente a ese llamamiento. Y no se equivocaron.

Inmediatamente después de publicarse el decreto sobre la organización del Ejército Rojo, por doquier empezó la inscripción de voluntarios. Los primeros en hacerse eco del llamamiento fueron los obreros de Petrogrado, Moscú, el Donbás y los Urales. Los destacamentos de la Guardia Roja constituyeron el núcleo del ejército en formación.

El Partido Comunista envió al Ejército Rojo a miles de sus mejores hijos. Los comunistas llevaron consigo la experiencia y las tradiciones de la lucha revolucionaria, los hábitos de organización y una disciplina férrea. De entre los obreros y campesinos incorporados al ejército, el Partido destacaba a organizadores de talento, promoviéndolos a los puestos de mando, incluso a los más elevados.

En los primeros tiempos existía el principio de elegibilidad de los mandos (hasta jefe de regimiento). En sus reuniones, los soldados rojos elegían a los comandantes de los destacamentos y unidades. Entre ellos había soldados y suboficiales voluntarios del antiguo ejército, soldados rojos con experiencia y una parte de oficiales del viejo ejército zarista.

En abril de 1918, el Ejército Rojo contaba ya con más de 150.000 hombres, encuadrados en regimientos y destacamentos de combate independientes. El primer jefe supremo de las Fuerzas Armadas Soviéticas fue N. Krilenko, que había sido alférez en el antiguo ejército, El Comisario del Pueblo para los Asuntos de la Marina de Guerra era el marino comunista P. Dibenko.

Desde su formación, el Ejército Rojo se ha educado en el espíritu del internacionalismo proletario, de la amistad fraternal entre los pueblos de la República de los Soviets y del respeto a los trabajadores de todos los países. A los soldados rojos les era inherente una elevada conciencia política y una férrea disciplina militar, basada en las relaciones de camaradería entre el personal de filas y de mando.

Los principios democráticos de la formación y educación del Ejército Rojo estaban expresados con claridad meridiana en el primer juramento militar de los soldados, en el Juramento solemne, cuyo texto fue refrendado por el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia en abril de 1918:

“Yo, hijo del pueblo trabajador, ciudadano de la República Soviética, asumo el título de combatiente del Ejército Obrero y Campesino. Ante las clases trabajadoras de Rusia y del mundo entero me comprometo a mantener este título con honor...

Al primer llamamiento del Gobierno Obrero y Campesino me comprometo a defender la República Soviética contra cualesquiera peligros y atentados de todos sus enemigos y a no escatimar mis energías ni mi vida en la lucha por la República Soviética de Rusia, por la causa del socialismo y la fraternidad de los pueblos...”

Y los combatientes del Ejército Rojo cumplieron con honor las exigencias del juramento. Cuando en el país reinaba el hambre, el tifus segaba miles de vidas y escaseaban las armas, sin temor a ofrendar su vida, combatieron estoica y valerosamente contra los enemigos de la revolución por la causa del socialismo y la fraternidad de los pueblos, alcanzando la victoria.

  

EL BAUTISMO DE FUEGO DEL EJERCITO ROJO

El primer enemigo fuerte con que tuvo que enfrentarse el joven Ejército Rojo en combate abierto fueron las tropas de la Alemania del kaiser, Aprovechándose de la debilidad militar de la República Soviética, los imperialistas alemanes decidieron apoderarse de regiones importantes de la parte occidental de Rusia, comprendidos Petrogrado, las provincias del ................................

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