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INTRODUCCIÓN

Pueblo heroico, nuestro pueblo cuenta con una tradición de valiente lucha contra los agresores extranjeros. A lo largo de varios siglos, el pueblo vietnamita ha ido acumulando una gran experiencia en la insurrección popular y en la guerra de todo el pueblo contra ejércitos mucho más poderosos que el nuestro. Desde el nacimiento de la clase obrera vietnamita, guiado por nuestro partido y con la vista fija en los objetivos de la revolución, que son la independencia nacional, la democracia y el socialismo, nuestro pueblo ha exaltado esta tradición de lucha contra la agresión extranjera y ha elevado la insurrección popular y la guerra de todo el pueblo a niveles muy altos. Nuestro pueblo ha vencido al fascismo japonés y al imperialismo francés; nuestro pueblo ha puesto en jaque al imperialismo norteamericano y está a punto de derrotarlo, añadiendo nuevas páginas gloriosas a nuestra historia y contribuyendo dignamente a la obra revolucionaria de los pueblos de Indochina, del sureste asiático y del mundo.

Por su lucha, rica en victorias, contra las dos fuerzas de agresión más feroces del siglo XX -el imperialismo y el colonialismo-, Vietnam se ha convertido en el símbolo del espíritu de rebeldía indomable, en símbolo de inteligencia creadora, de talento militar en la lucha por la salvación nacional, del poder invencible de la guerra popular. La guerra del pueblo vietnamita es una gran hazaña, una acontecimiento legendario del siglo XX, y ha puesto de manifiesto una verdad irrefutable: en la época actual, por muy pequeño que sea un pueblo, por muy reducido que sea su territorio, por poco numeroso que sea su población y poco desarrollada su economía, si se mantiene unido y decidido, si sigue una línea revolucionaria justa, si sabe aplicar en forma creadora los principios marxistas - leninistas sobre la insurrección popular y la guerra de todo el pueblo a sus condiciones propias, y si goza, además, de la ayuda del campo socialista y de la humanidad progresista, entonces es perfectamente capaz de vencer agresores varias veces más poderosos que él, incluyendo al cabecilla de los imperialismos, el imperialismo norteamericano.

Para trazar el camino justo y creador de la revolución y de la guerra revolucionaria en Vietnam, nuestro partido ha estudiado y conoce a fondo las leyes del desarrollo de nuestra sociedad, las leyes de la guerra revolucionaria y de la violencia revolucionaria en nuestro país. El contenido esencial de la ley de la violencia revolucionaria es la combinación de las fuerzas políticas con las fuerzas armadas, la combinación de la lucha política con la lucha armada, de la insurrección con la guerra revolucionaria. En el proceso de la dirección de la insurrección popular y de la guerra de todo el pueblo, nuestro partido ha edificado el bloque popular unitario sobre la base de la alianza obrero - campesina y bajo la dirección de la clase obrera; ha organizado las amplias fuerzas políticas de las masas y creado unas poderosas fuerzas armadas populares que engloban a las masas armadas y al ejército revolucionario. Nuestro pueblo ha aplicado con espíritu creador, diferentes formas de lucha, combinando la ofensiva con la sublevación; ha adoptado una estrategia ofensiva en las tres zonas estratégicas -el llano, la región montañosa, las ciudades-, con el fin de aniquilar al enemigo, conquistar y mantener el control, sacudir el yugo del colonialismo y sus lacayos y hacer fracasar la guerra de agresión del imperialismo.

En la presente obra examinaremos el problema de la edificación de las fuerzas armadas populares en la insurrección y la guerra revolucionaria en nuestro país, uno de los aspectos fundamentales de la línea militar de nuestro partido.

Nuestras fuerzas armadas populares han surgido durante la insurrección de todo el pueblo, la guerra de todo el pueblo y la organización de la defensa nacional por parte de todo el pueblo bajo la dirección de nuestro partido; han crecido con rapidez y han derrotado gloriosamente a nuestros adversarios. Todos los vietnamitas patriotas se han puesto en pie para combatir al enemigo y salvar al país; han elevado hasta su más alto grado el lema nacional tradicional: "cada ciudadano, un soldado", organizando a la vez el ejército regular y las numerosas fuerzas armadas de las masas, que hostigan al enemigo donde quiera que se encuentre. Contamos ahora con millones de combatientes en las amplias organizaciones militares de las masas con cientos de miles de combatientes en las unidades del ejército popular, dotadas de diferentes tipos de armas -armas rudimentarias y armas modernas y menos modernas-, combatientes que se enfrentan al enemigo con valor e ingeniosidad, que combaten sin dar cuartel y con abnegación, por la independencia, la libertad y la reunificación de la patria, por el socialismo, contra el principal representante del imperialismo en nuestra época: el imperialismo yanqui agresor.

Si lanzamos una mirada retrospectiva al rápido proceso de maduración y a las etapas llenas de brillantes hazañas de nuestro pueblo en general y de las fuerzas armadas populares en particular, en la lucha contra el fascismo japonés, el colonialismo francés y el imperialismo norteamericano, podemos decir que las fuerzas insurrecciónales populares y las de la guerra del pueblo, que abarcan las fuerzas políticas y las armadas, constituyen un modelo típico, logrado por nuestro partido en la organización y edificación del poder total de las masas revolucionarias, de la violencia revolucionaria. Dicho de otro modo: las fuerzas armadas de nuestro pueblo, que engloban las fuerzas armadas de las masas y el ejército revolucionario, organizados y dirigidos por el partido, constituyen un modelo acabado de organización de las fuerzas militares de nuestro pueblo, un pueblo pequeño que ha vencido sucesivamente a tres grandes imperialismos de la época actual.

Este modelo se ha podido lograr porque nuestro partido conocía a fondo y dominaba firmemente los principios del marxismo leninismo sobre la organización militar en la insurrección armada y en la guerra revolucionaria; porque ha continuado y desarrollado la tradición de combatir al enemigo con todo el país; porque ha sabido utilizar las experiencias en la organización de las fuerzas armadas acumuladas durante las insurrecciones nacionales y las guerras nacionales del pasado, y aprovechar con espíritu crítico las experiencias de los demás pueblos. Con espíritu creador, nuestro partido ha llevado a la práctica de la insurrección y de la guerra de nuestro país estos principios y experiencias; es decir, los ha aplicado a las condiciones de un pequeño país que se ve obligado a afrontar las poderosas fuerzas de agresión del imperialismo y de colonialismo, para poder alcanzar los objetivos de la revolución fijados por nuestro partido.

Su correcto enfoque de la violencia revolucionaria y de la guerra del pueblo llevó a nuestro partido a armar a las amplias masas, y a edificar a la vez un ejército popular poderoso; a considerar las fuerzas armadas de masas como la base del ejército popular, y a este como la armazón de aquellas, tanto en la insurrección armada y en la guerra revolucionaria como en la defensa nacional por todo el pueblo; tanto en la guerra de liberación nacional como en la guerra por la defensa de la patria.

De acuerdo con su criterio histórico concreto, nuestro partido ha logrado resolver con éxito, en los diferentes períodos de lucha revolucionaria, el armamento de las masas la edificación del ejército popular, adecuando su acción a las exigencias de las tareas revolucionarias, al adversario por vencer, a las formas de lucha revolucionaria en cada momento, y basándose siempre en las condiciones históricas concretas en materia política, social y económica.

En la actualidad, y a pesar de sus graves fracasos, la administración Nixón se obstina en proseguir la "vietnamización de la guerra" y en intensificar y extender el conflicto a toda Indochina. Conocedora de las leyes de la guerra revolucionaria en el período nuevo, la población subvietnamita intensifica la lucha armada y la lucha política y combina la ofensiva con las sublevaciones en las tres zonas estratégicas, determinando su acción en concierto con los pueblos hermanos de Cambodia y Laos, y está echando por tierra la estrategia de "vietnamización", así como la doctrina Nixon en todo el teatro de operaciones indochino.

Ahora más que nunca, paralelamente al desarrollo de las fuerzas políticas y a la lucha política, tenemos que intensificar la edificación de las fuerzas armadas y la lucha armada, combinándolas estrechamente con los demás aspectos de la lucha, como tarea principal para vencer totalmente a los agresores norteamericanos y sus lacayos, para liberar el sur, defender el norte, lograr la reunificación del país y cumplir con nuestras obligaciones internacionales. Sin escatimar esfuerzos en llevar a cabo esta tarea primordial de nuestra revolución, debemos preparar, además, las condiciones y la orientación para organizar las fuerzas armadas populares y la defensa nacional por todo el pueblo de una forma permanente, para poder defender con firmeza nuestra patria y dar al traste con cualquier eventual agresión, cualquiera que sea el enemigo que la fomente, cualesquiera que sean la importancia de sus tropas y la calidad de sus equipos.

Debemos llevar a cabo el armamento de las masas revolucionarias y la edificación del ejército popular para poder realizar cabalmente las tareas inmediatas y futuras de nuestro pueblo.

Para ello es preciso que profundicemos aún más en los principios del marxismo leninismo sobre la organización militar del proletariado, que analicemos nuestras experiencias y tradiciones nacionales en la organización de las fuerzas armadas, y, sobre todo, que sinteticemos paso a paso las experiencias acumuladas por nuestro partido en el transcurso de más de 40 años dedicados a la edificación del ejército y al armamento de las masas.

La teoría y la práctica del armamento de las masas y la edificación del ejército constituyen uno de los problemas candentes para muchos pueblos en el momento actual, en su lucha por la independencia nacional, la democracia, y el socialismo, frente a la política de violencia y a la política de guerra feroz del imperialismo -cuyo representante principal es el imperialismo yanqui-, y frente al rápido desarrollo mundial de las armas y los medios de guerra, cada día más modernos.

 

I. TESIS MARXISTAS - LENINISTAS SOBRE LA ORGANIZACIÓN MILITAR DEL PROLETARIADO

El marxismo - leninismo estudia el problema de la organización militar del proletariado en su relación orgánica con la teoría de la lucha de clases y el Estado. Con la disolución de la comunidad primitiva, la sociedad se divide en clases, y su historia es la historia de la lucha de clases.

Con la formación de las naciones nace el problema de la opresión nacional y de la sujeción nacional, y entonces la lucha de clases se desarrolla también bajo la forma de lucha nacional. Esclavistas y esclavos, terratenientes y campesinado, burguesía y proletariado, naciones opresoras y naciones oprimidas, países agresores y países agredidos, grupos antagónicos en la sociedad, etc., han estado enfrascados en la lucha ininterrumpida, multiforme, que en su paroxismo toma la forma de conflicto armado, de guerra, hasta el presente, en la sociedad de clases han estallado una cantidad innumerable de guerras. Si solo contamos la de mayor envergadura su número asciende a más de una decena de miles, desde hace unos cinco mil años a esta parte. El ejército es el instrumento principal para llevar a cabo una guerra. Su origen está ligado a la aparición del Estado, cuando la sociedad se divide en clases antagónicas. El ejército es una organización especial del Estado, el instrumento de una clase determinada, que sirve a la realización de su línea política mediante la violencia armada.

La naturaleza clasista del Estado determina la naturaleza social del ejército y su misión. El ejército de los Estado explotadores tiene siempre como misión en el interior, la de reprimir a las masas explotadas y obligarlas a someterse al orden establecido por la clase dominante; y, en cuanto al exterior, la de conquistar otros países y defender el territorio nacional contra la agresión extranjera.

En la historia de la sociedad, encontramos tres tipos de Estado explotar, a los que corresponden tres tipos de ejército: el del Estado esclavista, el del Estado feudal y el del Estado capitalista.

En el transcurso de la historia, estos tipos de ejército han recibido diferentes nombres, han tenido diferentes formas de organización y diferentes procedimientos de reclutamiento, de acuerdo con las condiciones concretas; pero su naturaleza es siempre la misma: el ejército del Estado explotador es siempre el instrumento de la clase dominante, y sirve a la represión de las masas explotadas en el país, y al saqueo y sometimiento de otros países y pueblos.

Pero en los regímenes de explotación no encontramos solo al ejército de la clase dominante.

Para oponerse a la violencia armada de esta última, también las masas oprimidas han ido formando, en el transcurso de su lucha revolucionaria sus propias organizaciones armadas revolucionarias. Ya en la antigüedad, en Roma, los esclavos que se sublevaron bajo la dirección de Espartaco -a quien Marx considera como el hombre más espléndido de toda la historia antigua. Gran general... verdadero representante del proletariado antiguo- habían sabido organizar un importante ejército insurrecto que contaba con cientos de miles de hombres que combatían con tesón al ejército del Estado esclavista.

Durante el feudalismo, en Europa, Asia y África, las organizaciones armadas campesinas estuvieron siempre presentes en las insurrecciones, guerras campesinas y guerras de liberación de numerosos países; eran ejércitos bastante numerosos y dotados de una fuerza combativa muy grande. En las revoluciones burguesas antifeudales, con el asenso del capitalismo, encontramos también organizaciones armadas de los campesinos, e incluso de los obreros, en su forma de lucha espontánea, bajo la bandera de la burguesía.

Pero las organizaciones armadas revolucionarias de las clases explotadas de aquella época, a causa de sus propias limitaciones históricas y por el hecho de que todavía no podías promover una correcta línea política, militar y organizativa, terminaban siendo reprimidas por sus enemigos y traicionadas por sus "aliados", pese a su valor en el combate y a las grandes victorias que a veces lograron alcanzar.

Esta traición se manifiesta en su forma más completa en la revolución burguesa dirigida por la clase capitalista. En Francia, como ya había observado Engels desde hacía tiempo, después de cada revolución los obreros estaban armados; "por eso, el desarme de los obreros era el primer mandamiento de los burgueses que se hallaban al frente del Estado. De aquí que después de cada revolución ganada por los obreros, se llevara a cabo una nueva lucha que acababa con la derrota de estos".

Fue necesario esperar a que el marxismo viera la luz, a que el proletariado tuviera su propio partido político y llegara a ser una fuerza política independiente, a que pasara del estado "espontáneo" "conciente" y a que su lucha revolucionaria realizara un salto cualitativo, para que se pudiera resolver en forma completa, sobre esta base, el problema de la organización militar, de las bases oprimidas, con la ciencia militar del proletariado. El hecho de haber entrado en la arena política, los partidos de la clase obrera -partidos comunistas-, y haber tomado en sus manos la dirección de la revolución en los diferentes países, condujo a la creación de unas organizaciones armadas de naturaleza revolucionaria y francamente popular, surgidas de las revoluciones proletarias o revoluciones democráticas burguesas, revoluciones democráticas populares y revoluciones de liberación nacional dirigidas por la clase obrera. En particular después de la victoria de la revolución rusa de octubre y de las revoluciones de otros países socialistas de Europa, Asia y América Latina apareció por vez primera en el mundo un tipo de fuerzas armadas totalmente nuevas. Son las verdaderas fuerzas armadas del pueblo, del Estado de la dictadura del proletariado, el Estado más avanzado en la historia de la humanidad.

 

1. LAS TESIS DE MARX Y ENGELS

Al definir el papel histórico de la clase obrera mundial como sepulturera del capitalismo y constructora de la sociedad comunista, sociedad sin clases en la cual se suprime la explotación del hombre por el hombre, Marx y Engels han mostrado al proletariado la vía más justa para su liberación: la clase obrera, bajo la dirección del partido comunista, debe aliarse estrechamente al campesinado, debe emplear la violencia revolucionaria para destruir el aparato estatal de la burguesía, debe instaurar el Estado de la dictadura del proletariado, servirse de este Estado como instrumento para defender la dominación del proletariado y transformar la sociedad de acuerdo con los principios comunistas.

El problema de la organización militar proletaria se ha planteado, en primer lugar, partiendo de esta gran tarea de lucha revolucionaria del proletariado. Al alzarse para romper sus cadenas y echar por tierra todo el viejo mundo, el proletariado y las masas revolucionarias deben crear necesariamente, en el transcurso de los procesos revolucionarios su propia organización militar.

Es preciso hacerlo, ya que solo una fuerza material puede destruir otra fuerza material; solo el empleo de la violencia permite cumplir la gran tarea histórica de poner fin a la dominación capitalista e instituir la dictadura del proletariado. La clase dominante nunca se retira por voluntad propia de la palestra histórica. El Estado monárquico y el Estado burgués disponen en forma permanente de una importante fuerza armada, que perfecciona constantemente para hacer de ella un instrumento eficaz en la represión del pueblo trabajador del país y en la aplicación de su política de rapiña en el mundo.

Nunca dejan de apoyarse en el aparato militar contrarrevolucionario para sofocar cualquier aspiración a la libertad del proletariado y de las masas trabajadoras y ahogar en sangre su lucha revolucionaria. Engels ha señalado esta "característica fundamental" de la burguesía aún en el período ascendente del capitalismo: "la burguesía ponía de manifiesto a que insensatas crueldades de venganza es capaz de acudir tan pronto como el proletariado se atreve a enfrentarse con ella, como clase aparte con intereses propios y propias reivindicaciones". El desarrollo del capitalismo, y sus contradicciones internas cada vez más agudas, conducen necesariamente a una creciente tendencia militarista, a la tendencia a inflar las fuerzas armadas contrarrevolucionarias en el aparato del Estado burgués. Engels escribió: "los ejércitos se han convertido en la finalidad principal de los Estados, en un fin en sí; los pueblos ya solo existen para suministrar soldados y sostenerlos. El militarismo predomina y devora a Europa".

Esta situación obliga al proletariado y a las masas oprimidas a construir una organización militar propia para oponerse a la represión armada del Estado burgués, destruir su aparato militar, aplastar cualquier resistencia por su parte, con el fin de tomar el poder, instaurar el poder revolucionario y defenderlo. Si una organización militar es necesaria en la lucha del proletariado para derrotar a la burguesía ¿de qué forma debe realizarse?

Este es un problema que los maestros del marxismo - leninismo han resuelto en forma completa.

Fundadores de la ciencia militar proletaria, Marx y Engels fueron los primeros en sentar las bases teóricas del problema de la forma de organización militar del proletariado, con la siguiente célebre tesis: armar a la clase obrera, sustituir el ejército permanente por el pueblo en armas "los obreros... deben estar armados y tener su organización. Se procederá inmediatamente a armar a todo el proletariado con fusiles, carabinas, cañones y municiones... todo intento de desarme será rechazado, en caso de necesidad, por la fuerza de las armas". Este ardiente llamado al combate fue lanzado por Marx y Engels en los años 50 del siglo pasado, basándose en la experiencia adquirida al precio de la sangre derramada en la primera gran batalla del proletariado francés contra la burguesía, en 1848 y Marx y Engels lo consideraban un imperativo del programa revolucionario del proletariado, en el momento en que la insurrección y la guerra civil se habían convertido en tareas políticas inmediatas de la revolución en algunos países capitalistas desarrollados de la Europa Occidental.

La historia de los países de Europa a fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX es la historia de las revoluciones democrático - burguesas. En aquel contexto, el proletariado todavía debía aliarse al partido democrático burgués para oponerse a los gobiernos feudales y reaccionarios burgueses en general: nos e podía evitar que el resultado victorioso de la revolución llevara provisionalmente ese partido al poder. En esta situación Marx y Engels consideraban el armamento del proletariado como una condición sine quanon, no solo para destruir el aparato del Estado de la clase feudal y de la burguesía reaccionaria y asegurar la victoria de la insurrección, sino también para neutralizar más tarde la inevitable duplicidad del partido democrático burgués, que traicionara a los obreros después de llegar al poder. Era, además, una condición indispensable para garantizar y reforzar la posición independiente de la clase obrera en materia política, para defender los resultados de su lucha y crear las condiciones para la realización de la revolución proletaria, poniendo fin a la dominación de la burguesía mediante la utilización de su propio poder.

Marx y Engels tenían la convicción de que, una vez armado, el proletariado dispondría de un poder inconmensurable: lo había comprobado en la revolución de 1848 en París. Marx escribe: "es sabido cómo los obreros, con una valentía y una genialidad sin ejemplo, sin jefes, sin un plan común, sin medios, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al ejército, a la guardia móvil, a la guardia nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias".

En cuanto a Engels hizo este elogio: "si cuarenta mil obreros parisienses fueron capaces de oponerse tan vigorosamente a una fuerza cuatro veces más fuerte, ¡cuán grande sería el éxito que se lograría si todos los obreros de París actuasen con disciplina y unidos como un solo hombre!".

En 1871, Marx y Engels desarrollaron esta idea sobre la base de una aguda recapitulación de las enseñanzas de la Comuna de París, y enunciaron el principio de que la preocupación de cualquier revolución victoriosa debe ser la de destruir el antiguo ejército, disolverlo y sustituirlo por uno nuevo; es decir, sustituir el ejército permanente por el pueblo en armas. Marx escribe: "París, sede central del viejo poder gubernamental y, al mismo tiempo, valuarte social de la clase obrera de Francia... pudo resistir... únicamente porque a consecuencia del asedio se había desecho del ejército, sustituyéndolo por una guardia nacional cuyo principal contingente lo formaban los obreros. Ahora se trata de convertir este hecho en una institución duradera".

Marx y Engels demostraron que, en el régimen capitalista, el ejército permanente es el principal instrumento del aparato de dominación burguesa para llevar adelante la guerra contra los trabajadores. Destruir este ejército permanente significa privar al poder burgués de su instrumento temporal, eliminar el peligro de una resistencia y una contraofensiva de su parte. Al propio tiempo, apoyándose firmemente en las fuerzas de las masas revolucionarias, el proletariado debe edificar y desarrollar rápidamente su propia organización militar, armando a sus propias filas y a las masas revolucionarias, y considerándolas como la única fuerza armada capaz de defender las victorias de la insurrección y desarrollar la revolución. La Comuna de París legó al proletariado mundial esta enseñanza de alcance vital "el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado". Marx y Engels apreciaron altamente esta enseñanza sobre la tarea de la clase obrera de destruir el aparato burocrático - militar del antiguo Estado y sustituirlo por una nueva forma de organización, la del Estado proletario, tarea que consideraban como una innovación de gran significado histórico, hasta el punto de que, el prefacio al manifiesto del Partido Comunista, redactado en 1872, la consideraron como enmienda de gran importancia al programa del manifiesto.

Engels había previsto, además, que el armamento del pueblo sería la forma de organización militar del Estado socialista.

Esta previsión se basaba, en primer lugar, en el principio de Marx y Engels según el cual la victoria del socialismo no podía producirse simultáneamente en la totalidad o en la mayoría de los países capitalistas desarrollados. Más aún el régimen socialista, por su naturaleza no es agresivo de modo que no tiene necesidad de un ejército permanente. En cuanto a la defensa de la seguridad interna el pueblo en armas podía hacerse cargo de ella. Engels se apoyaba además en el análisis de la situación de los ejércitos de los distintos países y de la situación del arte y la técnica militares en la segunda mitad del siglo XIX. Francia, Alemania y Rusia eran entonces los únicos países capitalistas desarrollados que contaban con un importante aparato militar; los demás, incluyendo a Gran Bretaña y Estados Unidos, todavía no poseían importantes fuerzas militares. Además, una vez que la revolución proletaria hubiese triunfado en todos o en la mayoría de los países capitalistas desarrollados, las fuerzas militares de las demás naciones capitalistas dejarían de ser potentes. En esta situación, y basándose en la experiencia de la Comuna de París, Engels opinaba que en el régimen socialista, y en virtud de su superioridad, el pueblo, una vez armado, organizado y entrenado militarmente, sería capaz de derrotar al ejército agresor en sus guerras de autodefensa para preservar el Estado socialista.

Después de este análisis, Marx y Engels llegan a la conclusión de que, en el curso de la revolución socialista, el ejército permanente de la burguesía debe ser sustituido por el pueblo en armas.

Marx y Engels estudiaron el problema del armamento de las masas, no solo en la insurrección armada del proletariado y la organización militar del Estado socialista, sino también en las guerras nacionales. Al analizar las guerras, distinguían las guerras justas de la agresión y se colocaban siempre del lado de las guerras justas, de las guerras de liberación, de las guerras de autodefensa de los pueblos oprimidos y agredidos. Engels siguió y estudió con suma atención todas las guerras contemporáneas, sacó de ellas enseñanzas y se esforzó por indicar a los pueblos oprimidos el camino a seguir en la guerra popular para destruir el ejército profesional de los agresores. En muchos de sus estudios sobre la historia de la guerra, Engels habló ampliamente del papel y de la eficacia considerable de las masas armadas en las guerras justas, en las guerras de autodefensa. Esta idea de Engels estaba estrechamente ligada al nuevo método de guerra popular preconizado por él. "un pueblo que quiera conquistar su independencia no debe ceñirse a los métodos ordinarios de guerra. Las insurrecciones de masas, las guerras revolucionarias, los destacamentos guerrilleros por todas partes: he ahí el único método de combate gracias al cual una nación pequeña puede vencer a una más grande, un ejército pequeño puede enfrentarse a un ejército más poderoso y mejor organizado".

Las grandes masas populares armadas son precisamente las fuerzas básicas para aplicar este tipo de guerra.

Engels alabó entusiásticamente las resistencias francesas de (1793), española (1807-1812), la Rusia contra Napoleón (1812), la de Hungría contra Austria (1849), etc., en las cuales se había aplicado el método de guerra del pueblo, coordinando las operaciones del ejército permanente con las actividades militares de las masas armadas, lo que permitió desarrollar la considerable fuerza del pueblo y del país con el fin de poner en jaque a los ejércitos de agresión más fuertes.

Al analizar la derrota de los piamonteses en el norte de Italia, en su guerra de autodefensa contra las tropas austriacas Engels dijo: "de inicio, fue un enorme error que los piamonteses enfrentasen un simple ejército regular a los austriacos; que con él quisiesen llevar a cabo una guerra honesta, burguesa, corriente". Engels señaló que la derrota de los piamonteses en Novara "no hubiese tenido la menor importancia si a la batalla perdida hubiese seguido inmediatamente la verdadera guerra revolucionaria, si el resto del ejército italiano se hubiese incorporado inmediatamente como núcleo del levantamiento nacional de masas, si la honesta guerra estratégica del ejército se hubieses transformado en una guerra popular, como lo hicieron los franceses en 1793", si el gobierno de Turín tenía el coraje de adoptar medidas revolucionarias y se atrevía a lanzar al pueblo en una guerra revolucionaria. Engels llegó a la conclusión de que la pérdida de la independencia de Italia se debió a la cobardía del gobierno real y no a la invencibilidad de las tropas austriacas.

Una conclusión semejante sacó al comentar la guerra franco - prusiana de 1871. Según él, Francia hubiera sido perfectamente capaz de invertir la situación aún después de que las tropas alemanas habían ocupado la sexta parte de su territorio y sitiado de las plazas fuertes de Metz y París. Engels demostró que, en el momento en que la casi totalidad de las fuerzas alemanas estaban empeñadas en las regiones ocupadas, Francia en los 5/6 restantes de su territorio, estaba todavía en condiciones de reunir suficientes unidades armadas para hostigar al enemigo, cortarle sus vías de comunicación, destruir sus bases logísticas y atacar sus destacamentos aislados, obligándolo así a dispersar sus fuerzas y a retirar una parte de sus tropas de las fortalezas para hacer frente a la situación, de modo que Bazaine pudiera huir de Metz y que el sitio de París se convirtiera simplemente en un "fantasma".

Engels cita también el alzamiento de las masas armadas, de las unidades no permanentes y de los destacamentos armados de Asia que, con sus multiformes métodos de guerra popular, eran temibles adversarios de los ejércitos agresores de tipo europeo. Escribe: "en masa y a sangre fría [los chinos] envenenan el pan de la colonia europea de Hong Kong... hasta los culís que emigran a tierras lejanas se sublevan, como por acuerdo, a bordo de cualquier barco de emigrantes; luchan por apoderarse de él y prefieren hundirse con la nave, o sucumbir entre las llamas, a entregarse. Incluso fuera de China, los residentes chinos, hasta ahora los más sumisos y humillados súbditos, conspiran y realizan sorpresivos levantamientos nocturnos..." y seguidamente pregunta: "KQué puede hacer un ejército regular para enfrentarse a un pueblo que libra una guerra con estos multifacéticos métodos?" veamos así claramente que el punto de vista inicial de los fundadores del comunismo científico sobre la organización militar del proletariado y las masas oprimidas, es el armamento de la clase obrera, el armamento del pueblo, el armamento de las masas revolucionarias. Marx y Engels sentaron las bases teóricas de este problema en la insurrección por la conquista de la dictadura del proletariado, en la guerra por la defensa del estado socialista, y también en la guerra de liberación, en la guerra de autodefensa de los pueblos oprimidos en los países agredidos, bajo el régimen político burgués.

Es este un punto de vista fundamental, un maravilloso logro de Marx y Engels en la aplicación de la concepción materialista de la historia, de los puntos de vista de clase, de masa y de la concepción de la violencia revolucionaria en la edificación de la organización militar del proletariado y de las masas oprimidas. Es un modelo típico de apreciación acertada del papel decisivo de las masas populares en la insurrección armada y en la guerra revolucionaria. El gran valor de esta tesis consiste en mostrar, por primera vez en el mundo, al proletariado y a los pueblos oprimidos, la orientación y el camino correcto para crear su propia organización militar, una organización militar de un tipo totalmente nuevo, surgido del proletariado y del pueblo trabajador, que combate para el pueblo y la clase. Si sabe apoyarse sólidamente en las masas revolucionarias -los obreros, los campesinos-, para edificar y desarrollar su organización militar y si sigue una línea revolucionaria correcta, el partido revolucionario puede crear unas invencibles fuerzas armadas revolucionarias.

Este punto de vista se ha convertido en el fundamento teórico de la edificación de las fuerzas armadas en la doctrina militar del marxismo leninismo. Es un arma sumamente poderosa del proletariado y de todos los pueblos oprimidos en el mundo: les da alas en la lucha revolucionaria para derrocar al viejo mundo y crear el mundo nuevo.

 

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