ANALISIS DE LA LLAMADA "NUEVA LINEA DE ETA"

 

Elaborado por un grupo de militantes guipuzcoanos de ELA-berri

1966

 

 

La apreciación critica de la llamada nueva línea ETA, debe basarse en el análisis del opúsculo titulado "Por una izquierda socialista revolucionaria vasca" y del n.° 43 de la publicación periódica Zutik. Respecto a la primera publicación y antes de entrar en estudio de su temática, cabe señalar la continuación que a lo largo de su exposición se hace de los principios fundamentales que una verdadera línea izquierda socialista vasca deba sostener, sustituyéndolas por una confusa fraseología en la que se mezclan, el planteamiento de los objetivos tácticos inmediatos y parciales con las consideraciones estratégicas políticas y generales. Todo ello salpicado de una generosa utilización de las palabras "vasco" y "Euzkadi".

El mencionado Zutik realiza una elaboración perfectamente coherente con los fines de imperialismo español de "izquierda" en "Euzkadi". Sus puntos fundamentales son:

  1. El fascismo es una forma, un enemigo fantasma, un comodín.
  2. En el "sistema" imperante en el Estado español, no existe más que una oposición fundamental de clase, la que enfrenta a la burguesía y el proletariado, conceptos que mientras no se precisen hay que entender como referidos a una sola burguesía y a un solo proletariado comunes a toda la península. El resto de las clases es liquidada, a priori, del juego actual de fuerzas en la piadosa esperanza de su futura desaparición. Un hábil expediente pirandelliano.
  3. En el Estado español, el sistema de producción capitalista ha adoptado formas de estilo neocapitalista que respondan a los intereses objetivos de una clase del conjunto de la burguesía. La clase obrera debe, pues, unirse y conseguir órganos unitarios de expresión y de lucha.
  4. En Euzkadi, puro imperativo geográfico, es el hecho nacional vasco el que impide esta unidad, luego es preciso aplazar toda solución política del problema nacional hasta el día en que una apropiación progresiva de las fuerzas productivas a nivel local o regional lleve de hecho la autonomía.
  5. Consecuencia táctica, es preciso dinamizar y propulsar las comisiones obreras, como base de un sindicalismo unitario futuro.

Consecuencias inmediatas de esta visión de la situación:

  1. Se niega el carácter esencial del actual Estado fascista, su estructura de clase oligárquico-terrateniente, el carácter masivamente dominante de esta clase, y por tanto la verdadera naturaleza de la opresión nacional en Euzkadi, y de la lucha de clases en el conjunto del Estado español.
  2. Se liquida toda posibilidad de frente democrático peninsular, única posibilidad de derribar el fascismo dentro de la presente relación de fuerzas.
  3. Se fortalece por tanto la estabilidad del Gobierno fascista.
  4. Se rompe con el Frente Nacional Vasco, surgido de la alianza de clases producida en 1936, diluyendo la lucha de la libertad nacional el conjunto de una falsa interpretación de la lucha de clases a escala peninsular. Es decir, se bloquea toda posibilidad inmediata de acceder a la autodeterminación.

Los sectores del Zutik 4, son conscientes de las consecuencias políticas que su exposición lleva, apresurando por tanto, a justificar su postura con la proclamación de la supuesta radical naturaleza burguesa del Frente Nacional Vasco, rasgándose las vestiduras ante la posibilidad de una toma de poder por la burguesía nacional, objetivo extraño a la clase obrera, en razón de las oposiciones de clase planteadas en abstracto como principio de su formulación. Más abajo demostraremos la naturaleza y objetivos finales de esta gratuita afirmación. Limitémonos ahora a señalar simplemente su carácter apriorístico; su clara estirpe de petición de principio fuera de todo análisis objetivo.

Todo aquel que no sucumba al prestigio mágico de la idea, no podrá dejar de reconocer, el carácter funcional de la ideología, su dependencia del soporte humano que da origen a la misma; en el origen de toda ideología yace el sistema de necesidades de una clase determinada y una postura afectiva previa. En este caso, esta última está ausente de todo colorido vasco, es por tanto española activa o pasivamente, pues allí donde existe un conflicto de nacionalidades, quien no toma partido por el pueblo está objetivamente del lado del opresor.

Por ello resulta paradójico leer en: "Por una izqda. socialista revolucionaria vasca" (A) Principios.—El epígrafe titulado "¿QUE OBJETIVOS PERSIGUE?", "persigue la liberación nacional y social del pueblo vasco situado en las siete provincias vascas. O bien, la contestación al epígrafe 3 "¿EN QUE CONSISTE LA REVOLUCION SOCIALISTA EN EUSKADI?", la sorprendente afirmación "consiste en la apropiación de las clases populares vascas de los instrumentos sociales, políticos, culturales y económicos que constituyen la nación".

¿Qué se quiere expresar con la palabra nación?, al parecer solamente un concepto geográfico. La nación no es sólo la geomorfología, la hidrología, los recursos materiales, el mismo conjunto de las fuerzas productivas materiales, incluyendo en ella al proletariado como fuerza productiva y sólo como tal. La geografía es sólo el lugar, el espacio sobre el que el hombre hace la Historia. Sin olvidar las constantes y permanencias geográficas, la relación entre la Historia y el medio natural no corresponde a un simple lazo determinista, es en palabras de Pierre Vilar "un punto de partida, un cuadro original que no predestina... la geografía sólo orienta, propone sin imponer".

Ver en la nación un solo concepto geográfico, externo y pasivo es caer en la deformación materialista que denunciaba Marx en sus "tesis sobre Feuerbach", con estas palabras: "el defecto principal... consiste en que lo real, lo sensible sólo se concibe bajo la forma de objeto de contemplación y no como praxis en forma subjetiva". La apropiación de los instrumentos sociales culturales, políticos y económicos que constituyen la nación, exige que la nación exista realmente en su vida política.

La Nación no es un objetivo pasivo, sin dinamismo propio, cosificado y objetivado en sus aspectos más groseramente primarios, sino un concepto dialéctico en el que la infraestructura y la supraestructura, la geografía física y el elemento humano, las fuerzas productivas y materiales y su evolución histórica formen un todo dialéctico basado y totalizado en la realidad de una conciencia nacional común, expresión y resultado de la lucha de clases en una sociedad perfectamente singularizada. En nuestro caso la sociedad vasca, entendida como un todo en su evolución histórica única manera de comprender su presente organización clasista.

La nacionalidad así entendida se opone al positivismo nacionalista de la burguesía o a la metafísica patriótica fascista, salvando la confusión que entre la nacionalidad objetiva, sujeto de un desarrollo histórico condicionado sobre las bases esenciales del hecho nacional, territorio, etnia, etc. y el nacionalismo ideología propia de la burguesía, creado a partir de determinada etapa histórica.

Si bien el nacionalismo, como concepto genérico es, en la mayor parte de las ocasiones, un reflejo ideológico de la ilusión idealista que la burguesía se fabrica sobre sí misma, ilusión que proyecta sobre el conjunto de la sociedad; la realidad nacional, proceso histórico, es el marco preciso sobre el que insertar la solución a los antagonismos sociales que se producen en el seno de la sociedad configurada por ella. Es por tanto, el ámbito de la praxis proletaria y la primera reivindicación nacional del proletariado de las naciones oprimidas, es decir, que el derecho del proletariado vasco a la recuperación de su ser nacional y al disfrute de la propiedad de su territorio nacional, es su primera y básica reivindicación de clase y el punto de partida de su lucha revolucionaria y desalienadora.

Ahora bien, a nadie que no sea un mistificador nacional se le oculta que esta reivindicación nacional lleva en sí dos consecuencias inmediatas, a) esté planteada en términos estrictamente políticos, b) no es una reivindicación exclusiva del proletariado.

Es por tanto falso plantear una visión futurista del socialismo teñida de idealismo puro, ("¿cómo será la Euzkadi por la que luchamos?"), describir a los protagonistas del drama futurista, ("¿quién hará la revolución socialista vasca?") y pasar seguidamente a enumerar los movimientos de los protagonistas en la escena ("Estrategia"), sin dar precisiones estrictas sobre los conceptos fundamentales que motivan la situación real.

Plantear los objetivos estratégicos del socialismo vasco, sin un estudio previo profundo y objetivo de la clase obrera de Euzkadi de su estructura de su situación singular en cuanto al proletariado de una nación oprimida, de su conciencia de clase, de su control de la producción general, de sus relaciones con el resto de las clases de su propia nación y de la nación opresora; es decir fundamentalmente sus relaciones con las diferentes capas de su propia burguesía y de los antagonismos y coincidencias consiguientes, así como de su oposición, a todas las clases de la nación opresora, en tanto que tales; de su autonomía intelectual, de las posibilidades materiales para la construcción es una estructura política teórica, que abarque el proceso total de su alienación... etc., es escamotear la realidad social de la clase vasca obrera, es decir, su existencia como tal clase, en un sistema dado de coordenadas de tiempo y espacio, dentro de un conjunto de fuerzas productivas y relaciones de producción determinad as.

Es simplemente enmascarar el concepto de "clase obrera vasca" en una vaga euntología seudo-socialista, genéticamente pequeño burguesa, en la que como un auto sacramental, metafísicamente sin relación alguna con la realidad, la "burguesía", "el proletariado" y la "lucha de clases", lucha entre Don Carnal y Doña Cuaresma, se enfrentan en descomunal combate.

Este planteamiento claramente expresado en el Zutik 4. lleva inevitablemente a elaborar un nuevo concepto metafísico "unidad de la clase obrera" sin pormenorizar a qué clase obrera se refiere, si a la de la nación opresora, a la de la nación oprimida, a ninguna de las dos, o a una mezcla a partes iguales de ambas, último remedio de la farmacopea seudo-socialista para resolver las incongruencias del nacionalismo español. Naturalmente como en un auto sacramental no puede faltar la figura de Satanás tratando de romper la sacrosanta unidad obrera, naturalmente el maligno es personificado en la lucha del pueblo vasco por su autodeterminación, que claro, pertenece al bando de Don Carnal, la burguesía. ¿Solución? Aplastar a las fuerzas del mal Don Carnal (la burguesía) y su aliado el Maligno (patriotismo vasco)... ¡mejoren hispaniae gloriae! Permitid el tono humorístico, a pesar de su gravedad, la mistificación propuesta es cómica porque ningún socialista puede caer en tan vieja y burda trampa. Solamente es recomendable la seriedad, en el sentido en el que el viejo Sócrates le exigía a sus discípulos: "Hijos míos, poneos serios porque ahí viene un idiota".

Pues idiota sería la conducta de aquel pueblo, clase o individuo que sacrificase la posibilidad de elaboración de una teoría objetiva de la realidad nacional, en beneficio de una nebulosa ideología que sólo favorece a la nación opresora.

Todas las concesiones verbales expresadas "por' una izqda. ... vasca tanto en los principios como en el apartado "Eta como necesidad, no son sino cortinas de humo con que tapar un propósito de clara intencionalidad, la ruptura de la coherencia de las reivindicaciones nacionales vascas, impidiendo la formación de una auténtica organización socialista, todo ello en la clara conciencia del papel fundamental llamado a desempeñar por la clase obrera vasca en la lucha por la revolución nacional y el socialismo.

Nada mejor para hacer perder a la clase obrera vasca el sentido de su propia identidad, que enmascarar la situación de conjunto borrando de la lucha política aquellas clases o aquellos aspectos de la lucha de clases que no interesan o molestan al autor de la exposición: "Breve nota sobre la evolución de la lucha de clases en Euzkadi Sur".

Exposición que empieza sorprendiéndonos, con la notable pretensión de explicar las alteraciones producidas en las clases, sin investigar ni siquiera exponer qué son las clases en Euzkadi Sur. Contradicción explicable en quien líneas más abajo nos endilga ésta no menos notable afirmación: "Euzkadi Sur..., es el lugar de encuentro de las nacionalidades vascas y españolas". ¿Encuentro? Tras esta idílica interpretación de una explosiva situación de conflicto de nacionalidades, todo es posible hasta la justificación de la vieja teoría "democrática" de algunas naciones opresoras que consiste en llenar el país vecino de un cierto número de connacionales hasta conseguir la mayoría y después convocar elecciones.

Euzkadi Sur es un zona de conflicto y lucha de nacionalidades en la que intervienen todas las clases de ambas naciones, opresora y oprimida. Es decir, por parte de la nación opresora.

  1. A) La oligarquía financiero-terrateniente española, base de clase del fascismo y artífice principal de la opresión política del conjunto del Estado español y del pillaje económico en el País Vasco y Cataluña.
  2. B) La pequeña burguesía española, puntal del nacionalismo español en Euzkadi que coopera sobre dos frentes: 1. en el seno mismo de las estructuras fascistas de opresión, policía, ejército, Hacienda, Sanidad, N. P., enseñanza, órdenes religiosas, periodistas, profesores, universitarios, etc. 2. como creadora y. sostenedora de ideologías nacionalistas españolas, que abarquen sectores a los que el carácter necesariamente limitado de la represión fascista, no llega. Este segundo grupo engloba una enorme gama de matices, desde la bilbaína "Sociedad de Amigos de Mussolini" hasta los grupos sociales colonialistas (P.S.O.E., F.L.P., P.C., U.S.O., etc.).
  3. C) El proletariado español inmigrante en proceso de adaptación al país, pero constituyendo una clase perfectamente delimitada en razón de su origen nacional, por su presencia en Euskadi debida a un desarrollo de la industria vasca impuesto en 1936 por las armas a la burguesía nacional, por las circunstancias políticas, económicas vigentes en el Estado español, autarquía económica, ausencias de autonomías, etc.... I. Su integración a la clase obrera vasca, es decir, su incorporación a un complejo de necesidades, no solamente económicas, que hoy todavía no es el suyo y la actitud de la clase obrera española y de sus organizaciones políticas frente a los problemas nacionales vasco-catalán.

La conducta verdaderamente socialista de los obreros españoles, su adscripción sin titubeos a los postulados del internacionalismo proletario, el abandono de sus actuales posturas nacional-imperialistas, haría posible la integración de los trabajadores inmigrantes en el campo de la revolución nacional vasca y constituiría la base de la acción solidaria de todos los proletariados de la Península.

Los socialistas españoles no deben olvidar que no hay socialismo sin internacionalismo, no deben apartarse de los postulados que sobre la cuestión nacional la teoría marxista-leninista expresa resueltamente como por ejemplo en estas palabras de Lucaks: "En tercer lugar no hay que olvidar que no solamente en las capas pequeño-burguesas (cuyo comportamiento puede bajo ciertas condiciones favorecer grandemente la revolución), sino en el proletariado mismo, particularmente en el proletariado de las naciones oprimidas, las ideologías nacionalistas continúan vivas. Y su receptividad al internacionalismo verdadero no puede ser obscurecida por una anticipación utópica, en el pensamiento sobre la situación socialista y el porvenir donde no existirá el problema de las nacionalidades, sino solamente dando la prueba, prácticamente de que una vez victorioso, el proletariado de una nación opresora ha roto con sus tendencias de opresión y de imperialismo, hasta en sus últimas consecuencias, hasta el derecho completo de disponer de sí mismo hasta la superación estatal incluso".

Mientras la clase obrera española y sus organizaciones y partidos no demuestren claramente su posición no podrá haber internacionalismo socialista y solidaridad de clases a nivel peninsular y su pretendido socialismo no pasará de ser social-colonialismo directamente ligado a los intereses nacionalistas e imperialistas de la burguesía, es preciso reconocer que hasta ahora la clase obrera española no ha dado ninguna prueba práctica en este sentido. Los vascos nos enfrentamos pues, a una política de bloque nacional anti-autodeterminista por parte de la nación opresora. En la nación oprimida podemos distinguir:

  1. a) La burguesía vasca, que en modo alguno constituye un todo homogéneo, ni en su origen ni en su estructura actual, sino que esta formada por diversas capas muy diferenciadas y de intereses antagónicos. BURGUESIA BANCARIA, ligada a los intereses de la clase dominante pero en modo alguno confundido en ella. ALTA BURGUESIA INDUSTRIAL, BURGUESIA MEDIA, PEQUEÑA BURGUESIA. Como burguesía nacional hay que considerar a amplios sectores de la pequeña y media burguesía que constituyen las capas más estructuradas, numerosas y politizadas de Euskadi y que forman en su conjunto, una clase individualizada por un sistema de necesidades propio, por su rol muy definido sobre las fuerzas productivas, por su autonomía y sus objetivos de clase distintos de la burguesía financiera industrial. Afirmar que la burguesía nacional ha quedado eliminada de la lucha de clases por el Plan de Estabilización de 1959 es desconocer absolutamente nuestra realidad nacional, negar el carácter fluctuante de las clases, su carácter abierto, su independencia e incompatibilidad respecto a las otras clases, su supra-funcionalidad. La crisis de 1959, como otras anteriores a la actual, no modificó, sino tendencialmente el sistema de relaciones económicas de cada clase, en el sentido de desplazar sólo cuantitativamente su control sobre algunos aspectos parciales de la producción. Incluso el desplazamiento de las clases de ,sus actuales posiciones de dominio económico-político, no anula a éstas.

¿Qué sentido tiene en caso contrario la dictadura del proletariado? ¿Qué es éste sino un paso de transición hacia la supresión de las clases de y hacia una sociedad sin clases?" (Marx).

Su razón de ser es la persistencia de la división en clases aún después de la apropiación por el proletariado del conjunto de las fuerzas productivas.

La transformación tierra vasca, durante el siglo XIX del capital comercial en industrial coincide con el nacimiento del proletariado y la pérdida de las libertades políticas. Así junto a un desarrollo de la fortuna privada, la industria y la Banca, la burguesía pierde sus posibilidades de influencia política y queda en estado de mediatización y dependencia frente al poder central; situación que continúa todavía.

  1. b) Los campesinos o baserritarras. Una etapa de transformación no "en galopante descomposición como sería el caso de algunos". También en esta clase se podrían distinguir varias capas, propietarios, arrendados, con o sin trabajadores asalariados, etc.

No olvidemos las distintas fluctuaciones sufridas por el caserío vasco al compás de las vicisitudes de la economía general, su despoblamiento en el siglo XVIII y su resurgir durante el XIX.

  1. c) El semi-proletariado, pequeños comerciantes, artesanos arrantzales, dependientes, empleados, etc.
  2. d) La clase obrera vasca, cuyos objetivos de clase están determinados fundamentalmente por su condición Je proletariado de una nación oprimida. compendio y suma de la alienación humana en el seno de la sociedad. Sus antagonismos de clase están pues, determinados por su oposición al resto de las clases en presencia, pero dado que su especificidad sociológica, su carácter esencial constituye su naturaleza de proletariado de una nación oprimida, su contradicción principal la lleva a oponerse en primer lugar, a TODAS las clases de la nación opresora, pues la característica fundamental de su situación actual reside en que el imperialismo español ha reducido a Euskadi al estado de colonia. El que la burguesía vasca disfrute de una situación más privilegiada dentro del cuadro de opresión nacional, la contradicción interna existe entre burguesía vasca y clase obrera vasca, no anula en modo alguno el carácter de la contradicción principal antes señalada, pues la situación colonial no responde a los intereses de clase de la mayor parte de la burguesía sino que es antagónica a los mismos.

El estado de opresión nacional, entraña un debilitamiento de las contradicciones existentes entre las clases y las comarcas de la nación oprimida. Lo cual no quiere decir que éstas desaparezcan, subsisten en toda su intensidad, pero •conservando un carácter virtual, condicionado a la desaparición principal: opresión nacional.

Negar la prioridad de la contradicción principal, en la lucha revolucionaria de la clase obrera vasca, puede obedecer a dos causas que conducen a una consecuencia.

  1. Tratar deliberadamente de utilizar la clase obrera vasca en provecho del imperialismo en contra de sus intereses específicos.
  2. Plantear confusamente las relaciones de clase, sustituyendo la realidad por una interpretación sectaria y antidialéctica del socialismo.

Consecuencia: Tanto una como otra llevan a la clase obrera vasca a debatirse en el vacío, a luchar contra un enemigo fantasma en provecho del nacionalismo español y la persistencia del colonialismo en Euskadi. Discutir si la clase obrera debe comprometerse con el socialismo o con la democracia burguesa es por principio un absurdo sociológico. La clase obrera en cuanto tal, lleva en sí el principio de la disolución de todas las clases, porque encarna todas las alienaciones.

La deformación social-demócrata del socialismo, consiste en tratar de armonizar la lucha de clases en el marco de las instituciones democrático-burguesas. En su intento hay una implicación cualitativa.

La aceptación en cambio por parte de la clase obrera de la democracia burguesa, como etapa en un determinado momento de la evolución histórica de una sociedad concreta, una posición táctica, un paso en su lucha por el socialismo. En palabras de Marx: "Los obreros... pueden y deben aceptar la revolución burguesa como una condición de la revolución obrera. Ellos no pueden en ningún momento mirarla como su propio fin".

Considerar previamente al estudio de una situación concreta el problema del maximalismo o del minimalismo, es a partir de una amplitud idealista, en la que se confunde lamentablemente principios, estrategia y táctica.

Tratar de llevar el programa maximalista hasta sus últimas consecuencias, sin tener en cuenta el estado de las clases y las relaciones de fuerza, es practicar un automatismo estrecho que llevará a la clase obrera al fracaso. El proletariado vasco no puede renunciar al Frente Nacional Unido, porque en su lucha por la revolución social-nacional se enfrenta a un Frente Nacional también único por parte de la nación opresora. Porque en la etapa actual de su lucha, presenta coincidencias objetivas con la mayor parte de las clases de su propia nación. Porque la adhesión a los principios populares y básicos del Movimiento Nacional Vasco, autonomía, democracia y libertad, no contradice ni hipoteca el programa máximo del socialismo, sino que corresponde a las exigencias históricas de la revolución proletaria en su etapa democrático-burguesa.

"Los comunistas no renuncian en absoluto a sus ideales socialistas comunistas, pasando por la etapa democrático burguesa llegarán a la etapa socialista comunista. Nosotros estimamos que el Partido Comunista, el Kuomintang (Organización de la burguesía china) y todo el pueblo chino deben ponerse en pie unánimes para luchar por estos tres grandes objetivos: la independencia nacional, la democracia, la libertad y el bienestar del pueblo" (Mao).

Si el minimalismo es todo precio, es la táctica de los oportunistas, el maximalista dogmático es un aspecto más de la enfermedad "infantil del movimiento comunista" evidenciadora de una falta de madurez absoluta. El maximalismo se asemeja al romanticismo de la clandestinidad o la tendencia anarquista de revolucionarismo absoluto, muy lejos del método dialéctico del marxismo-leninismo. "Para el conocimiento del pasado, el presente constituye el punto de partida, pero aquí todo el medio económico-social, cultural, debe ser sometido a un estudio crítico —cuyo punto de Arquímedes— punto de aplicación, a partir del de todos los fenómenos pueden ser comprendidos, no se presenta como una exigencia, como algo irreal, como una simple teoría, en contraste con la realidad del presente. No se trata aquí de la aspiración a un mundo "mejor" y más "bello", simple exigencia utópica pequeño burguesa, sino de la exigencia proletaria que la identifica con el conocimiento y la expresión de la orientación, la tendencia y del sentido del proceso social, y que en nombre de ese proceso dirige la acción hacia el presente" (Lucaks).

La clase obrera vasca debe en su etapa actual bajo el fascismo acceder a la formación de un Frente Nacional Único, en colaboración con el resto de las clases (campesinos, estudiantes, pequeño burgueses y burguesía nacional), cuyo objetivo es la revolución democrática burguesa entendida ésta como la actividad revolucionaria surgida de la alianza de varias clases EN TORNO A UN PROGRAMA COMUN, no como apoyo del proletariado al programa burgués exógeno a sus intereses de clase. Como etapa de la revolución nacional vasca en su marcha hacia el socialismo.

La formación de un Frente Nacional Vasco unido, es simultáneo a la creación de un frente peninsular anti fascista, que incluya el reconocimiento explícito e inmediato, por parte de las fuerzas españolas, de las autonomías vasca y catalana. El socialismo vasco sólo tendrá posibilidad de ser una fuerza real en Euskadi si su teoría y su praxis se expresan en relación a la totalidad de la sociedad vasca considerada como proceso de relación de totalidad, a través de la cual, cada etapa de la lucha revolucionaria adquiere su carácter de tal, no basta expresar formalmente que "los problemas nacional y social" son para nosotros dos actos de una misma realidad (conclusiones de la IV Asamblea 11-A3), sino que es preciso expresar, prácticamente este principio en la teoría y en la práctica revolucionaria, en la lucha diaria. Todo lo demás es caer en un dualismo adialéctico, caricatura de la verdadera interpretación socialista de nuestra realidad actual.

* * *

Como colofón a esta exposición y contraste de las "premisas para una lucha revolucionaria en Euskadi Sur" planteadas en "Por una Izqda. Socialista Revolucionaria Vasca", vamos a citar algunas frases de un actor poco sospechoso de desviacionismo pequeño-burgués y de compromiso con las tesis de la democracia burguesa, Mao-Tse-Tung. "No hablaremos aquí de los lazos que unen el sectarismo y el aventurismo, no hablaremos del peligro que podrá presentar en el porvenir el aventurerismo cuando intervenga en grandes acontecimientos. No será demasiado tarde hablar después de ello. Detengámonos aquí únicamente sobre el punto siguiente:

A saber, que la táctica del Frente Unido y la táctica del replegamiento sectario sobre si son dos tácticas diferentes, directamente opuestas. Una pide que alzásemos fuerzas poderosas para envolver y destruir el enemigo. La otra por el contrario implica que nos lanzásemos solos a un combate desigual y severo con un enemigo poderoso. Uno nos dicta la enseñanza siguiente: si nosotros subestimamos el hecho de que las posiciones del imperialismo japonés, con vistas a transformar la China en colonia, son susceptibles de llevar consigo modificaciones en el campo de la revolución china y en el de la contrarrevolución, no podremos apreciar plenamente las posibilidades de organizar un ancho Frente Nacional Revolucionaria único. Si no somos capaces de estimar las fuerzas y las debilidades de la contrarrevolución japonesa de la contrarrevolución china y de la revolución China, seremos incapaces de medir en su justo valor la necesidad de organizar un ancho frente Nacional Revolucionario Unido; seremos incapaces de tomar con resolución las medidas apropiadas para poner fin al sectarismo; seremos incapaces de utilizar un arma como es Frente Unido para organizar y unir las masas populares y todos los aliados posibles de la revolución, y pasar al ataque contra el enemigo principal: el imperialismo japonés y sus agentes, los traidores a la nación; seremos incapaces de utilizar como un arma nuestra propia táctica para esperar la señal que se yergue delante nuestro y al contrario, dispersaremos nuestro fuego de modo que nuestras balas evitarán al enemigo principal y golpearán a los enemigos de segundo orden, hasta a nuestros propios aliados. Esto se le llama ser impotente para determinar al enemigo; esto se llama desperdiciar sus cartuchos. De esta manera es posible conducir al enemigo a posiciones estrechas, aisladas. De esta manera es imposible tirar fuera del campo del enemigo hacia nuestras propias posiciones a los que se encuentran de mal grado, a lo que ayer eran nuestros enemigos pero que hoy pueden llegar a ser nuestros aliados. De esta manera, ayudaríamos de hecho al enemigo, condenaríamos la revolución a patalear, a aislarse, a limitar su amplitud, a decrecer; la conduciríamos incluso a su derrota.

La segunda táctica dice por el contrario: toda esta crítica no es justa; las fuerzas de la revolución deben estar inmaculadas, el camino de la revolución debe ser perfectamente rectilíneo. No es verdad más que lo que está inscrito en nuestros cánones.

La burguesía nacional, en su totalidad es contrarrevolucionaria y lo será hasta el fin de los siglos. Ni la menor concesión a los campesinos ricos, en cuanto a los sindicatos amarillos es preciso luchar a muerte contra ellos. Cuando estrechéis la mano de tantong-kai, no olvidéis tratarle de contrarrevolucionario. ¿Hay gato a quien no gusta la carne y militaristas que no sean contrarrevolucionarios? Las tendencias revolucionarias de los intelectuales no duran más de tres días, por eso es peligroso atraerlos hacia sí, de donde la conclusión: el replegamiento sectario sobre sí es la panacea de todos los males y el Frente unido una táctica oportunista.

Camaradas, ¿dónde se encuentra pues finalmente la verdad? En el Frente Unido o en el replegamiento sectario sobre sí? ¿De qué lado está finalmente el marxismo-leninismo? Yo respondería resueltamente, del lado del Frente Unido, contra el replegamiento sectario sobre sí mismo, incluso los niños de tres años son capaces de formular muchos juicios concretos, pero no se les puede encargar de la administración de grandes negocios del Estado, ya que no pueden todavía juzgar. El marxismo-leninismo lucha contra las enfermedades infantiles en las filas de los revolucionarios. Luego, esta táctica a la cual se basen obstinadamente los partidarios del replegamiento sectario sobre si, es toda una colección de enfermedades infantiles. El camino de la revolución como del desarrollo de todos los fenómenos en el mundo es sinuoso, no rectilíneo. El frente de la revolución y el de la contrarrevolución son susceptibles de modificaciones, como todos los fenómenos del mundo. Dos hechos esenciales han servido de punto de partida al partido para elaborar su nueva táctica, la táctica del ancho Frente Unido. Por un lado el hecho de que el imperialismo japonés se esfuerza en transformar toda la China en alguna colonia; por otro lado el hecho de que existen todavía puntos débiles en el campo de la revolución china. Organizar las inmensas masas populares, poner en movimiento los innumerables efectivos del ejército revolucionario, tales son las tareas de actualidad que plantean la revolución en su ofensiva contra la contrarrevolución. Sólo una tal fuerza es susceptible de aplastar al imperialismo japonés y los traidores chinos: he aquí una verdad evidente. Por esto sólo la táctica del Frente Unido es una táctica marxista-leninista. La táctica del replegamiento sectario sobre si es una política de aislamiento. El sectario "espanta al pescado y éste se escapa a las aguas profundas. Espanta al pájaro y éste vuela a los sotos". Aleja hacia el enemigo esto millones de seres, este enorme ejército del que se hablaba anteriormente, y esto no provoca más que la aprobación entusiasta del enemigo, en el fondo el sectarismo igual que un esclavo dócil, sirve al imperialismo japonés y a los traidores chinos. Esta pureza, esta rectitud que afirman los sectarios el marxismo-leninismo las fustiga y el imperialismo japonés las estimula. Nosotros rechazamos resueltamente el sectarismo. Lo que nos hace falta es un Frente Nacional Revolucionario Unido que llevará el golpe mortal al imperialismo japonés y a los traidores de la nación.