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ÍNDICE                                                           

7    PRÓLOGO

CAPÍTULO I

           LA LÓGICA COMO CIENCIA

15    La tergiversación de la esencia y de la esfera de aplicación de la lógica por parte de los idealistas contemporáneos
32    Qué es la lógica. Su relación con la realidad objetiva
50    La lógica como ciencia del desarrollo histórico del pensar. La lógica formal, su lugar y papel que desempeña en la cognición
59    La limitación de la lógica formal en la historia de la filosofía. Su crítica
69    Crítica de la lógica tradicional en la filosofía contemporánea no marxista. Lugar e importancia de la lógica matemática
 

CAPÍTULO II

           ESENCIA, FINES Y OBJETIVOS DE LA LÓGICA DIALÉCTICA

81    La lógica dialéctica es la lógica del movimiento, del des­ arrollo, del cambio. La dialéctica materialista como lógica y teoría del conocimiento
93    La lógica dialéctica-no formal, y la lógica “de contenido”
102 ¿Debe ocuparse la lógica dialéctica de las formas del pensar?
108 Del imaginario conflicto entre la' lógica dialéctica y la lógica formal
 

CAPÍTULO III

          LAS LEYES DE LA DIALÉCTICA COMO LEYES DE LA COGNICIÓN

121 Coincidencia de las leyes dialécticas del mundo objetivo con las de la cognición. Leyes específicas de la cognición
134 Leyes fundamentales de la lógica dialéctica
135 El conocimiento de la verdad como proceso dialéctico de desarrollo
143 La ley de unidad y lucha de los contrarios
155 La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos
171 La ley de la negación de la negación 

CAPÍTULO IV

          CORRELACIÓN ENTRE LO LÓGICO Y LO HISTÓRICO EN EL PROCESO DEL CONOCIMIENTO

187 La coincidencia de la lógica con la historia del pensar, ley específica del conocimiento
203 ¿Cómo entender la unidad de lo lógico y lo histórico? La coincidencia entre lo lógico y lo histórico, clave para comprender los problemas de la teoría del conocimiento y de la lógica
221 Correlación entre la lógica y la historia del desarrollo de la realidad objetiva 

CAPITULO V

            EL CONCEPTO EN LA LÓGICA DIALÉCTICA

229 Lugar del concepto en la lógica dialéctica
233 La naturaleza dialéctica del concepto
252 Correlación entre el contenido y la extensión del concepto
257 Los conceptos como forma en que se expresa el desarrollo dialéctico, el cambio del mundo objetivo
275 Cómo se reflejan el movimiento y sus contradicciones en las categorías lógicas
300 Las categorías lógicas como formas del movimiento y de la profundizaron del conocer
313 El desarrollo y cambio de los conceptos. El carácter concreto de los conceptos 

CAPITULO VI

           EL JUICIO EN LA LÓGICA DIALÉCTICA

337 El juicio como forma del pensamiento
343 Contradicciones lógicas y dialécticas en el juicio
360 Acerca de la forma en que se reflejan en los juicios las contradicciones dialécticas
378 El movimiento, de las formas de los juicios como reflejo del proceso, sujeto a ley, en virtud del cual la cognición se hace más profunda

 CAPITULO VII

          LA LÓGICA DIALÉCTICA Y LOS PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO INFERIDO

395 Esencia del problema
398 El conocimiento inferido acerca de los fenómenos en desarrollo y cambio
426 La inducción y la deducción en la lógica dialéctica 

CAPITULO VIII

           LOS PROCEDIMIENTOS ANALÍTICO Y SINTÉTICO DE INVESTIGACIÓN

445 Los procedimientos analítico y sintético de investigación
447 El análisis y su esencia
460 La síntesis y su esencia
466 La trabazón entre el análisis y la síntesis 

CAPITULO IX

        LO ABSTRACTO Y LO CONCRETO. LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO, LEY DEL CONOCIMIENTO

473 Esencia del problema
479 La correlación entre lo concreto y lo abstracto en el proceso singular del conocimiento
485 Comienzo de la ascensión que lleva de lo abstracto a lo concreto
492 La ascensión de los abstracto a lo concreto
505 La correlación entre lo concreto y lo abstracto en el proceso histórico del desarrollo del conocimiento
514 La errónea teoría sobre el “desacuerdo” entre el aumento de las abstracciones científicas y el carácter concreto del mundo sensorial

525 CONCLUSIÓN

 

PRÓLOGO

 

Los problemas de la lógica han pasado a ocupar uno de los primeros puestos entre los problemas actuales de la ciencia filosófica. Dos circunstancias, por lo menos, explican el hecho. En primer lugar, el desarrollo de la ciencia y de la actividad social hacen cada vez más perentoria la necesidad de proseguir la investigación tanto de las cuestiones generales del conocimiento como de las especiales. No es casual que una de las ramas de la lógica, la lógica matemática, haya adquirido últimamente gran importancia teórica y práctica. Es a todas luces notoria su conexión con las investigaciones científicas, —en impetuoso ascenso— así como con el desenvolvimiento de la técnica.

No es menos vivo el interés que despiertan las cuestiones más amplias, más generales, de la lógica, llamadas a elucidar las leyes del conocimiento, a proporcionar un sólido fundamento lógico a la ciencia, que avanza rápidamente si bien por caminos en alto grado complicados y contradictorios. Hace ya más de medio siglo, cuando resonó el primer trueno de la nueva revolución en física, los marxistas vieron la gran importancia que poseen los problemas gnoseológicos y lógicos para la ciencia moderna. Nos ofrece de ello el testimonio más brillante la obra de V. I. Lenin "Materialismo y empiriocriticismo”. Penetrando hondamente en la esencia del saber humano en la presente etapa, Lenin puso de manifiesto en la obra citada que todas las conclusiones filosóficas erróneas inferidas de los nuevos resultados alcanzados por la ciencia, se debían a la incomprensión de la naturaleza real del conocimiento y de la lógica del movimiento del mismo, objetivamente necesaria. Mas, en la obra de Lenin, no sólo se muestra dónde radican la fuente de los errores, las causas de la crisis en la física, sino que se exponen, a la vez, las leyes más importantes relativas al desarrollo del conocimiento humano. Desde posiciones filosóficas acertadas —de cognición teórica y lógicas— resulta imposible comprender el camino por el que avanza la ciencia contemporánea si no se toman en consideración las leyes aludidas.

En nuestros días continúa la revolución de la física que comenzó hace más de medio siglo. El magno resultado de ese desenvolvimiento revolucionario de la ciencia ha sido el descubrimiento de la energía atómica. Los éxitos de la física han fecundado otras varias esferas del saber humano: la química, la cosmogonía, la biología y demás. Se ha iniciado la era de la conquista del cosmos. Como antes, como hace medio siglo, el rápido progreso de la ciencia, la destrucción de concepciones envejecidas y el nacimiento de otras, las posibilidades de desenvolvimiento de la cognición científica, cada, vez mayores, requieren un atentísimo cultivo de la teoría del conocimiento y de la lógica. Pues, si bien es cierto que las teorías filosóficas no pueden desarrollarse sin asimilar y generalizar los novísimos resultados de las ciencias concretas, no es menos verdadero que éstas necesitan de generalizaciones filosóficas acertadas y, en particular, de una clara visión de las leyes lógicas del conocimiento. No cabe, pues, sino suscribir las palabras d& A. Einstein, gran investigador, cuya, competencia en la experimentación científica nadie puede poner en tela de juicio: "Es digna de atento estudio —escribió— la interconexión existente entre la teoría del conocimiento y la ciencia. La relación entre una y otra es de recíproca dependencia. La teoría del conocimiento sin contacto con la ciencia se convierte en un esquema vacío. La ciencia sin teoría del conocimiento, en tanto que en general es posible sin ella, resulta primitiva y desordenada”*.

(*) Albert Einstein ais Philosoph und Naturforsclier, Stuttgart, pág. 507.

Aun resulta más notoria la importancia de estas palabras del gran sabio si se tiene en cuenta que la filosofía idealista aprovecha para consolidar sus posiciones, seriamente comprometidas, la necesidad en que se encuentran las ciencias naturales, en desarrollo, de disponer de una teoría científica del conocimiento y de la lógica, De este modo se hace aun más agudo el problema de la interrelación que existe entre la ciencia y la teoría del conocimiento. Nos encontramos, en este punto, con la segunda circunstancia que explica por qué es de tanta actualidad el desarrollo de la teoría del conocimiento y de la lógica en las condiciones presentes.

Ya Lenin observó que el idealismo, a través del machismo, "se especializa en gnoseología". Algo semejante ocurre en nuestros días, con la particularidad de que a la especulación de los idealistas en la esfera gnoseológica se añade su especulación en el terreno de la lógica. Pero a este respecto lo fundamental sigue siendo el hecho sobre el que Lenin llamó la atención, o sea, el que es aprovechada para la interpretación idealista de los resultados últimos de las ciencias, la necesidad que tienen éstas de una doctrina científica de la cognición. La especialización en lógica nada malo tiene de por si. Al contrario, el desarrollo de la ciencia provoca que se dedique una atención cada día mayor a dicha rama de la filosofía. Al criticar la orientación filosófica en que efectúan sus investigaciones lógicas la aplastante mayoría de los lógicos idealistas de la actualidad, no se deben pasar por alto algunos de los resultados positivos de sus trabajos sobre capítulos especiales de la lógica.

La desnaturalización idealista de la lógica y el propósito de influir con ella sobre la ciencia natural, exigen una firme réplica por parte de los marxistas y de todos cuantos tienen en alta estima la verdad objetiva. No se trata sólo de que tal lógica ejerza un nocivo influjo sobre la ciencia, sino, además, de la perniciosa influencia de sus ideas sobre la conciencia de las personas. La lógica no trata de problemas nebulosos y alejados de la vida, de los intereses sociales y de la lucha social propios sólo de un reducido círculo de especialistas. No es en un panfleto de combate, sino en un tratado especial de lógica donde leemos, por ejemplo, sentencias como:

 

“En la base de toda la concepción contemporánea del mundo, figura la ilusión de que las denominadas leyes de la naturaleza son explicaciones de los fenómenos naturales”.

"El sentido del mundo ha de hallarse fuera de él...”.

"... No puede haber ninguna proposición de la ética...”.

"La ética es trascendental...”.

"...La solución del problema de la vida estriba en la desaparición de este problema...”.

"...Las personas que, después de largas dudas, han llegado a ver con claridad el sentido de la vida, no. pueden decir, pese a todo, en qué consiste dicho sentido...”.

"Existe, naturalmente, algo inexpresable. Este algo se muestra; esto es ¡lo místico!”*, etc.

* L. Wittgenstein, Tratado lógico filosófico, Moscú, 1958, págs. 94, 95, 97.

No se ha de creer que semejantes declaraciones constituyen una intromisión ilegítima de la lógica en una esfera de cuestiones que le sean ajenas. Precisamente ésta es la ciencia que resuelve lo que es la lógica del pensar, de la cognición: si es una doctrina acerca de cómo se entra en conocimiento de las leyes reales de la naturaleza y de la sociedad o si es una doctrina acerca de la lógica de la imaginación morbosa según la cual ha de ser elevada al rango de lógica la incapacidad de entender lo que en el mundo sucede.

No obstante, por importante que sea rebatir a quienes tergiversan la esencia y la gran trascendencia del pensamiento, ese instrumento poderoso con el cual el hombre entra en conocimiento del mundo y lo transforma, dicha tarea no constituye más que una parte de la obra que se ha de llevar a cabo. Lo más importante consiste en seguir cultivando la ciencia de la lógica en consonancia con las nuevas exigencias de la ciencia y de la actividad social, con las necesidades de la edificación comunista.

Lamentablemente, es preciso reconocer que a esta tarea principal es poca la atención que hasta ahora se le ha dispensado. Entre nosotros se han investigado problemas parciales de la lógica formal, pero dejando casi al margen del campo de investigación los problemas de la lógica dialéctica. Incluso la lógica formal ha sido objeto de investigaciones, a menudo, sin tomar suficientemente en consideración los resultados más recientes alcanzados en la esfera dada. Por lo que respecta a la lógica dialéctica, las energías se han gastado en discusiones sin fin y poco útiles en torno a un problema resuelto hace mucho, a saber: si la lógica dialéctica ha de existir al lado de la lógica formal. En una u otra forma, tales discusiones siguen sosteniéndose en la actualidad. No cabe negar que existen varias cuestiones concernientes a la interrelación entre la lógica formal y la lógica dialéctica que pueden y deben ser estudiadas con el propósito de puntualizar y ahondar nuestra comprensión de las tareas de cada una de ellas en el momento presente. Pero la cuestión no estriba en esto, sino en que algunos filósofos marxistas se manifiestan contra la lógica dialéctica a pesar de que todo el desarrollo de la ciencia y de la vida social confirma con evidencia palmaria la indiscutible veracidad de los principios de dicha lógica. Y esto en los tiempos en que Lenin, dando un nuevo impulso a las ideas de Marx y de Engels, ha instado a los filósofos marxistas a estudiar y elaborar infatigablemente y desde todos los ángulos, la lógica dialéctica.

Lenin, además de plantear esta cuestión como una de las más importantes y necesarias, la investigó y nos ha legado sobre ella trabajos de inestimable valor como son, entre otros, sus libros "Materialismo y empiriocriticismo" y "Cuadernos filosóficos”. Lenin mostró en qué consistía la insuficiencia, la limitación de G. V. Plejánov en el estudio de la dialéctica; según palabras de Lenin, Plejánov hacia caso omiso de la dialéctica de la cognición, de los problemas lógicos de la dialéctica marxista. En los "Cuadernos filosóficos”, Lenin expuso un programa de investigaciones de la lógica dialéctica y de la teoría del conocimiento y señaló las directrices fundamentales del trabajo a realizar. Respecto a una serie de cuestiones de principio de la lógica dialéctica, formuló hondos pensamientos que sirven de puntos de referencia para toda actividad en dicha esfera de conocimientos.

Es de notar que si bien entre los marxistas —tanto en la Unión Soviética como en otros países— se encuentran aún defensores de la errónea concepción según la cual la lógica formal nos proporciona una doctrina acabada, exhaustiva, acerca de las formas y leyes del pensar, su número es cada día menor y cada vez es mayor el circulo de filósofos que comprenden la necesidad de que se investigue de manera amplia y polifacética el campo de la lógica dialéctica. No hay duda alguna de que serán definitivamente superadas las diferencias de concepción que aún existen en lo tocante a la lógica dialéctica, cuyos problemas ocuparán el lugar que les corresponde en los trabajos filosóficos de los marxistas.

Quisiéramos hacer aun algunas observaciones acerca del presente libro. Este trabajo ha surgido de un breve curso especial de conferencias sobre lógica dialéctica dadas en la Academia de Ciencias Sociales. Ello explica en gran medida tanto la elección de las cuestiones que en el libro se estudian como la forma de la exposición. En el presente libro no se intenta ofrecer un tratado sistemático y completo de la lógica dialéctica, aparte de que difícilmente sería ello posible en este momento, pues es necesario efectuar aún un gran trabajo encaminado a estudiar aspectos y problemas concretos del complejo proceso dialéctico de la cognición. El objetivo que persigue el presente trabajo puede ser reducido a tres puntos: 1) dilucidar la diferencia entre lógica dialéctica y lógica formal; mostrar que esta última no agota ni mucho menos los problemas de la lógica como ciencia y que sólo la lógica dialéctica es capaz de proporcionar una base lógica general a todo el conocer humanó; 2) concretar cuál es el círculo de problemas fundamentales objeto de investigación de la lógica dialéctica; 3) señalar cómo han de enfocarse dichos problemas, cómo han de solucionarse tomando como guía lo que nos ofrecen en el terreno de la lógica dialéctica los trabajos de los clásicos del marxismo-leninismo a la vez que se aprovechan los datos que ponen a nuestro alcance la ciencia y el hacer práctico de nuestros días.

En cierto sentido, el presente libro es la continuación de otro trabajo del autor de estas líneas,............................. [.........................]

 

 

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