Categoría: TABLADA Perez
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PROLOGO

 

por Gonzalo Puente Ojea

 

Este libro de Carlos Tablada Pérez, escrito con lucidez y con pasión, nos sitúa de nuevo en el centro de un debate teórico-práctico que está lejos de haber quedado zanjado. Los sucesos de 19891991, en los países del llamado socialismo real seaducen como evidencia concluyeme de que no se ofrece ya ninguna alternativa viable al capitalismo, y de que el socialismo deinspiración marxiana es una planta definitivamente marchita. Un eminente pensador, Adam Schaff, ha dicho recientemente ycon razón —aunque su afirmación constituya realmente una obviedad— que se comete un grave error lógico, un non sequitur,cuando se descalifica al pensamiento marxista como ineludible consecuencia del fracaso del modelo comunista soviético. "Elmarxismo como tal —escribe— no puede responder de las falsificaciones y deformaciones que sufre como resultado de unainterpretación falsa del marxismo-leninismo".

El fracaso histórico del modelo soviético es un hecho incontrovertible. El análisis de sus causas es, sin embargo, sumamenteproblemático. Podría contribuir a explicarlo el cerco capitalista en los primeros años de la Revolución de Octubre, lasangrienta guerra civil que desarticuló totalmente las capacidades productivas y que liquidó físicamente la vanguardia obreradel Partido Comunista, la ocupación de las instituciones públicas por una burguesía profesional que las burocratizó y pervirtiórápidamente, el atraso económico y el escaso desarrollo del capitalismo ruso, el aplastante predominio de las estructurasagrarias de carácter feudal, la especial idiosincrasia de algunos líderes políticos y la relación de fuerzas en el seno del Partido,y un largo etcétera. Pero después de proceder a este complejísimo análisis, que requiere un repertorio de datos y testimoniosque, en la actualidad, dista mucho aún de ser suficiente, todavía sería necesaria una estricta valoración objetiva de lasdificultades intrínsecas que un modelo de socialismo como el ensayado en la URSS ofrece en el plano conceptual, es decir,desde el punto de vista de las condiciones de posibilidad del modelo tanto en términos teóricos como prácticos.

No es este prólogo ni el lugar ni la oportunidad para una reflexión ni siquiera sumaria sobre esta última cuestión, en la queconfluyen sutilísimas perspectivas filosóficas, sociológicas, económicas y políticas fundamentales. Apuntemos solamente queuna sociedad organizada según pautas de propiedad colectiva de los medios de producción presenta inmediatamente riesgostan evidentes que, incluso sin la desafortunada experiencia concreta ofrecida por los países del socialismo real, ningúnestudioso de este modelo habría podido nunca, en rigor, pasar por alto. El riesgo originario —porque genera todos los demás— podría definirse como el derivado de un tipo de sociedad colectivista en la cual tanto el poder político como el podereconómico están de hecho en las mismas manos y se proyectan concretamente en la elaboración de una planificacióneconómica dependiente, en último término, de criterios políticos y de principios ideológicos. La fusión de ambas vertientesdel poder no elimina, sino que agudiza dramáticamente, los tradicionales problemas de la representación, del controldemocrático interno y extemo de los órganos de dirección, y de la obediencia a las decisiones. En suma, los problemas de lalegitimación y de la racionalidad del sistema.

El estudio que hace Tablada Pérez del pensamiento económico de Ernesto Che Guevara reviste el mayor interés sobre todopor dos circunstancias: porque descubre la entidad y la estatura políticas de un hombre que, en general, ha sido valorado sólopor los atributos personales de heroísmo y generosidad que todos hemos reconocido en el gran guerrillero de la revolución; yporque presenta de modo vivo y concreto la denodada lucha de un líder comunista consciente de las dificultades intrínsecasque entrañaba la plasmación práctica de un ambiciosísimo proyecto de transformación radical de la sociedad. El caso de Cubano es identificable con el caso de la URSS, tanto por los factores internos como extemos que configuraron la situaciónrevolucionaria en uno y otro pueblo. No obstante, hay al menos dos rasgos que en cierta medida equiparan esas situaciones:la eficaz hostilidad exterior y el subdesarrollo económico interno en los que ambas experiencias hubieron de desarrollarse.Tanto la experiencia soviética como la cubana se plasmaron en su contexto de realidades políticas, sociales y económicasaltamente desfavorables para llevar a buen fin los objetivos de la revolución. Por ello, repitámoslo, el reconocimiento de esosdos rasgos debería hacemos muy cautelosos a la hora de emitir juicios perentorios sobre el supuesto utopismo del modelocomunista de sociedad. Las peculiares resistencias de una determinada coyuntura histórica no autorizan por sí mismas adictaminar para siempre sobre las pretensiones de validez práctica de un modelo teórico.

Ernesto Che Guevara aparece en los análisis de este libro, a la vez, como un político pragmático que conoce las realidades ycomo un intelectual que ha reflexionado hondamente sobre los instrumentos teóricos de su proyecto. El desarrollo de estosinteresantes análisis nos va sumergiendo paulatinamente, no sin cierto patetismo, en la tupida problemática de unadifícilísima empresa acosada incesantemente por una sucesión de retos para los cuales no cabía recurrir a fórmulas ya hechaso a soluciones contrastadas. Se trataba de un esfuerzo por inventar —en el sentido etimológico de descubrir— las víasadecuadas para una tarea inédita en el mundo latinoamericano. Estos retos son bien conocidos, pero Tablada Pérez los perfilacon pulcritud y precisión conceptuales, siempre en torno al leitmotiv que estructura igualmente la propia empresa de CheGuevara y la estructura del libro. Desde el comienzo, su autor define sus coordenadas: "Che —nos dice— sentó las bases parauna teoría del período de transición al comunismo cuyo sistema de dirección económica sustenta la posibilidad de edificar lanueva sociedad en un país subdesarrollado por caminos legítimamente revolucionarios. Este sistema considera que la palancafundamental de la construcción del socialismo en la sociedad humana debía ser la de los estímulos morales, '...sin olvidar unacorrecta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social'. Modelo que permite, a su vez, desarrollarconstantemente la propia teoría como única vía para crear una ciencia marxista-leninista del período de transición útil a cadapráctica revolucionaria" (p. 32). En este orden de preocupaciones, la pauta que gobierna el intento de Che Guevara podríaformularse como la voluntad de que la racionalidad económica del proyecto esté siempre orientada, y en último términojuzgada, por la racionalidad social. "La nacionalidad del modelo económico debía, pues, estar en consecuencia con laracionalidad social del modelo, y no a la inversa. Dicho de otro modo, la racionalidad social requiere la económica comopremisa, pero ésta no expresa la racionalidad social per se. No se trata aquí de la cantidad y calidad de los bienes materialeselaborados, sino del modo en que se producen, y de las relaciones sociales que se desprenden de dicha manera de producir"(p. 37).

Desde estas coordenadas conceptuales, fieles al espíritu del marxismo genuino, el autor nos va presentando la crítica de CheGuevara a los revisionismos entregados a la función del mercado, el debate sobre la planificación, la cuestión del papel deldinero, la banca y los precios, la problemática de los salarios y los incentivos, las dificultades derivadas del desarrollo desigualy el intercambio asimétrico, las condiciones de una correcta dirección y gestión, la política de cuadros. Al término de lalectura, nos invade un doble sentimiento: el de la necesidad de superar la irracionalidad y la injusticia del capitalismo, y el delas inmensas dificultades que ofrecerá siempre la instauración de una sociedad en donde tanto la producción como el disfrutese asienten predominantemente en estructuras de propiedad colectiva y de gestión compartida. La reflexión teórica y laexperiencia histórica deben ser los dos ejes sobre los que los promotores del proyecto socialista habrán de reemprender unatarea de reformulación que es necesaria y urgente. El estudio de Tablada Pérez sobre el ideario de Ernesto Che Guevaraaporta elementos significativos para una adecuada concepción de esta tarea.

GONZALO PUENTE OJEA

Madrid, mayo de 1992

 

 

 

 EL MARXISMO DE CHE  

 

En Europa y Norteamérica se desvanece el jubileo por el derrumbe del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética.La euforia cede espacio a la preocupación, al escepticismo y al análisis.

Las personas descubren tanto en el Este como en el Oeste que el capitalismo no es capaz de mantener los niveles deseguridad social e individual que los regímenes burocráticos del Este brindaban a sus pueblos; constatan que la instauracióndel modelo de democracia occidental sustituye un tipo de alienación por otra y que no tiene capacidad para humanizarlos.

Las personas de los países occidentales desarrollados verifican que la eliminación de la Guerra Fría no frena la carreraarmamentista, que la desaparición del Pacto de Varsovia no conlleva idéntico fin para la NATO y para la prohibición definitivade las pruebas y armamento nuclear.

Los muros erigidos por el Oeste, no caen, se refuerzan.

Y comprueban que el capitalismo no sólo no es capaz de humanizar a las sociedades del Este sino que no logra hacerlo en lospropios países desarrollados. Aún después de la Guerra Fría, ni siquiera a costa de mantener a cuatro mil millones depersonas en el subdesarrollo, en la pobreza, en la miseria, privadas de los niveles mínimos de consumo material y espiritual alas que tienen acceso la media de los ciudadanos del Primer Mundo.

Las ideologías neoliberal y postmodemista no producen un desarrollo de la espiritualidad, de la ética, de la cultura en funciónde la individualidad y de las comunidades sino los lanza al individualismo, al egoísmo más brutal y deshumanizado hasta hoyconocido.

Está de moda renegar del socialismo, del comunismo, del marxismo lo que denota no sólo un calculado oportunismo político sino también desconocimiento, superficialidad o snobismo. Ningún cientista social, puede ser riguroso y sólido en su obradesconociendo los aportes de Carlos Marx.

En este contexto cada día hay más personas que descubren el humanismo marxista de Ernesto Che Guevara; su pensamientopolítico, económico y social.

Descubren que Che no era un aventurero, un Rambo o en el mejor de los casos, un idealista romántico desconocedor denuestras historias y realidades. Se percatan que poseía una profunda y vasta cultura y produjo una concepción original del serhumano; del modo de relacionarse las personas, el estado, la economía, la política, la cultura, las ideologías, las ciencias.

¿Por qué crece la avidez en el mundo occidental por conocer su obra, su pensamiento? Existen muchas razones: Che no estáasociado á la experiencia del socialismo que fracasó en el Este y en la Unión Soviética; fue su primer crítico desde laRevolución cubana. No se vincula tampoco con las prácticas viciadas de las viejas izquierdas. No es corresponsable de loserrores cometidos por la Revolución cubana en su interpretación idealista de fines de la década del sesenta ni puederesponsabilizarse con el aún más grave del mimetismo del modelo soviético en las décadas setenta y mitad de los ochenta.

Che vaticinó, como veremos en las páginas siguientes, el fracaso de ese modelo soviético, su distanciamiento creciente delideal socialista y su marcha progresiva hacia la restauración de un capitalismo salvaje.

Deslindó a mediados de los sesenta entre el marxismo verdadero y el marxismo soviético, sometiendo a este último a unacrítica en la que expresó sus insuficiencias y errores, su carácter manualista, dogmático, esquemático, no científico,deshumanizado, ajeno y hasta contradictorio con los principios del socialismo y el comunismo.

Si el marxismo verdadero era la senda hacia el auténtico socialismo, el marxismo dogmático conducía al laberinto que dio enllamarse socialismo real.

Pero Che no se limitó sólo a lo anterior sino que desarrolló un pensamiento y una práctica marxista alternativa desde lasprimeras semanas del triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Y esto lo hizo tanto en su aspecto práctico (modeloeconómico, formas de organización de la sociedad civil al margen del estado, concepción práctica del estado socialista,vinculación real de los productores a los medios de producción, etc.) como el teórico.

Che expuso, con conceptos asequibles a todas las personas, que la implantación y desarrollo de un sistema sin el objeto demejorar la condición humana tiene poco sentido. Y que este propósito sólo era posible si tal sistema no era el resultado de lavoluntad racionalizadora de una vanguardia sino la obra voluntaria y consciente de las masas.

Cometió la herejía de declarar que la Economía Política que justificaba cada paso práctico soviético no era marxista ni cientí-fica.

Che condenó las políticas del llamado "realismo socialista", que reducía la obra cultural aTa comprensión escasa yesquemática de la burocracia oficial que detentaba el poder en éste como en todos los otros campos.

Las personas van entendiendo que Che no es un foquista o un romántico aventurero como ciertos mercenariospseudointelectuales al servicio de los centros de poder de occidente y las consevadoras tecnocracias del Este europeoquisieron hacer creer. Su pensamiento abarca la ética, la economía, la política, la sociología, la cultura, la moral cotidiana, laindividualidad.

Su visión resulta nueva, increíblemente nueva, enraizada en nuestro siglo pero proyectada al Tercer Milenio.

 

II

 

Existe la errada idea de que el conocimiento de la teoría económico-marxista por Che se inicia en 1959 a raíz de sunombramiento en cargos con perfiles económicos (jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional deReforma Agraria, Presidente del Banco Nacional y Ministro de Industrias.[1]

Ello no se corresponde con los hechos. Ernesto Guevara nació en 1928 en Argentina, de familia de origen aristocrático,acomodada, culta. Entre los 16 y 17 años traba conocimiento con escritos de Carlos Marx, Federico Engels, V. I. Lenin; entreotros con EL CAPITAL. A esa edad había leído lo mejor de la cultura universal e inicia la redacción de un diccionario filosófico. . . . . . . . . . . . . . .

 

 

 

 

[1] Che asumió el cargo de jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) el 7 de octubre de 1959, y presidente del Banco Nacional de Cuba siete semanas después, el 26 de noviembre de 1959. El 23 de febrero de 1961, se estableció el Ministerio de Industrias con Che a su cargo.

 

 

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