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Por fin se ha visto la causa seguida contra los obreros de Hermigua.

Esta es una más de las grandes batallas libradas entre las fuerzas de la reacción y la revolución.

La justicia de clase ha dictado su sentencia. Cinco condenados a muerte y varios más, entre ellos algunas mujeres, a varios años de presidio.

Las bestial de la reacción y de la burguesía quieren saciar su venganza segando las vidas de cinco compañeros y sepultando en las mazmorras de la República a un gran número de ellos.

¿Pero por qué los han condenado, se preguntan los obreros?

La tragedia de los obreros de Hermigua, pueblo de la Gomera, el el archipiélago Canario, es una más de las que hace tiempo vienen padeciendo los obreros y campesinos españoles. Los caciques, los grandes terratenientes apoyados en las fuerzas mercenarias de la Guardia civil, quieren ahogar en sangre las ansias de pan y libertad que sienten las masas oprimidas.

En Hermigua se construía una carretera que debía unir este pueblo con el próximo de Agul, distante tres kilómetros. No se cumplía la jornada de ocho horas, se pagaban jornales de hambre de 4,50 pesetas y se trataba a los obreros como a bestias. Los obreros organizados luchan e imponen la jornada legal, suben los formales y se hacen respetar.

Esto no podía tolerarlo la burguesía y para impedir los avances victoriosos de los obreros recurre a todos los medios.

La construcción de la carretera necesitaba un empréstito para su continuación. El Municipio, hechura de los caciques, maniobra para impedir que tal empréstito se haga y lanza al hambre y a la miseria todos los obreros.

Esta era la táctica de los caciques. Matad por hambre la rebeldía de los rebeldes.

Pero los obreros luchan y se organizan para vencer a la canalla que los quiere matar por hambre.

Después de agotados todos los recursos inimaginables los obreros declaran la huelga general unánime y entusiasta.

Y como siempre, también la burguesía republicana de hoy, como antes la monárquica, recurre a los mercenarios de la Guardia civil. Surge el choque y los obreros y las obreras, valientes y decididos castigan a los agresores de la Guardia civil, dando muerte a dos de éstos.

Este es el relato esquemático de lo sucedido.

Al capitán Rojas le han condenado a 21 años de presidio por asesinar a 14 campesinos.

A los obreros de Hermigua los condenan a muerte.

La amnistía de clase puso en la calle a todos los bandidos monárquicos y republicanos. Mientras tanto miles de obreros y campesinos llenan las cárceles.

Los socialistas, los dirigentes hace demagogia y “protestan” contra la monstruosidad cometida, pero silencian que estos hechos ocurrieron siendo ellos Poder, ocultan que se negaron a aprobar la amnistía de clase presentada a las Cortes Constituyentes por el Partido Comunista, siendo ellos y los de “izquierda” mayoría en el Parlamento. Si entonces se aprueba el proyecto de amnistía presentado por el Partido Comunista, los condenados de Hermigua estarían en la calle.

¡Obreros, hay que protestar de estas condenas monstruosas, hay que conseguir la libertad de estos compañeros!

 

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año II, San Sebastián, 14 Julio 1934  nº 69

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80 años de "Los Sucesos de Hermigua" de 1933: La historia contra la desmemoria actual 

El 22 de marzo de 1933 los caciques fascistas de Hermigua utilizan a la Guardia Civil para romper una huelga general convocada por la Federación Obrera de Hermigua. El obrero Antonio Brito Brito es muerto a tiros y dos guardias civiles que disparaban sobre los jornaleros resultan muertos.

Escrito por  Francisco Javier González

  

Los llamados "Sucesos de Hermigua" tuvieron lugar el 22 de marzo de 1933, aunque su gestación es bastante anterior y son, en realidad, un episodio más del permanente empeño de los caciques gomeros por impedir cualquier organización obrera que pusiera en riesgo su dominio feudal. La carretera en construcción desde la Villa hacia Vallehermoso, única obra de cierta entidad en toda isla, se paralizó desde julio de 1932 por presiones de los caciques de Hermigua, los Ramón Plasencia, Nicasio León.....que impedían que los obreros que estuvieran sindicados pudieran trabajar en las obras. Esto en un pueblo en que un 20% de la población total, unos 500 trabajadores,  estaban en paro y que contaba en la Federación Obrera de Hermigua con unos 450 afiliados, de los que los dos tercios eran jornaleros. Bajo instancias de la Federación Obrera, el Gobierno Civil de Tenerife ordena que se admitan al menos a 100 trabajadores sindicados, obreros que, con la comunicación de Gobierno Civil en la mano, se presentan al tajo el día19 de marzo. El capataz, siguiendo órdenes de Ramón Plasencia, se niega a admitirlos. Gobierno Civil reitera telegráficamente la orden los dos días sucesivos del 20 y 21 con el mismo resultado de que los 100 trabajadores se ven de nuevo rechazados y tienen que regresar al Valle Alto en medio de las risas y burlas del caciquerío reunido en el Convento. Se celebra una reunión en la Federación y se acuerda convocar una Huelga General para el día 22. La huelga es total y los trabajadores se dirigen hacia la Playa, recorriendo todo el Valle. Un grupo de ellos, al pasar por el cuartelillo de la G.C. es intentado disolver por el cabo Antonio Fuentes que incluso propina un planazo con el sable a un manifestante (Manuel Herrera "El Mangueras"), pero el paro es absoluto en todo el Valle y grupos cada vez más numerosos de trabajadores y sus familias se van concentrando camino hacia la Playa.

Con el objetivo de romper la huelga y por incitación caciquil, el cabo Fuentes, Jefe de Puesto, manda a un camión de Ramón Plasencia a traer a los guardias civiles que prestaban servicio en Agulo, y aunque los manifestantes tratan de impedirle la ida al paso por La Castellana, no lo logran. Al regreso, a la altura del Palmarejo y sobre las dos de la tarde, encuentran una barrera en la carretera y los obreros con sus mujeres que les salen al paso. Según las declaraciones del sumario posterior, son las mujeres las que reprochan al cabo que haya roto, con el camión de Plasencia, la Huelga General con voces como "No siga. No traiga más guardias, que solo queremos el pan de nuestros hijos". La situación se va caldeando y algunos manifestantes, hombres y mujeres, tiran algunas piedras al camión y lo golpean con cañas. "Fue entonces cuando el comandante del puesto, inopinadamente, se echó hacia atrás, dio las voces de <cargen> y de <fuego> y él mismo disparó la pistola contra la multitud.......Fuentes disparaba y los números iban a hacerlo y los grupos rodearon a los guardias. La muchedumbre, al querer quitar las armas al cabo y al guardia Garrote, los arroja por el barranco; el otro guardia, José Cano, que se resiste y hace uso del armamento es muerto por la multitud, que exaltada y contagiada por su propio furor, da muerte a Fuentes que yace en el barranco mientras éste y Garrote disparaban sobre los grupos" (informe en el juicio de Luis Jiménez de Asúa). El guardia José Garrote de Pedro se refugia, haciendo fuego, en casa del cacique Nicasio León, mientras que el obrero Antonio Brito Brito, que subía por el talud del barranco es alcanzado por una bala que le atraviesa el corazón y muere en el acto. Otro obrero, Domingo Medina, queda herido de gravedad y varios más heridos de menos consideración. Ese mismo día 22 salió de Santa Cruz el "Viera y Clavijo" que desembarcó por el pescante a 37 guardias civiles al mando del Teniente Coronel Vara Terán a sumarse a los que ya habían acudido a Hermigua desde la Villa

Estos fueron los "Sucesos de Hermigua". No contaré las detenciones, las palizas, los juicios etc que se sucedieron a su socaire. Le diré solo que, resultado de los mismos, Vicente Valladolid Mesa, Manuel Avelino Perdomo Plasencia, Francisco Martín Negrín, Avelino Navarro Méndez, y Leoncio Fagundo Hernández fueron condenados a muerte. Domingo Medina Santos, el herido grave, a 20 años, Juan Martín Hernández, Serafín Casanova Medina, Avelino Hernández Barrera y José Leon Piñero a 12 años. Fernando Ascanio Armas a 6 años. Antonia Gutiérrez González, Catalina Hernández Negrín y María Hernández Hernández a 3 años y Manuel Peraza Hernández a 2 años, mientras otros 16 hombres y una mujer son absueltos. La Ley de Amnistía del Frente Popular de febrero de 1936 los pone en libertad, libertad que durará muy poco. Cuando los fascistas se hacen con el poder en julio de 1936 todos los implicados en los "Sucesos de Hermigua" son detenidos. Los  cinco condenados a muerte son "desaparecidos" y con ellos "desaparecieron" también a José León Piñero,  Domingo Rodríguez, Juan  Martín Hernández, a Antonio Martín Hernández, a Antonio Hernández García, a Manuel Casanova Medina, a Jesús Chávez, a Tomás Brito, al maestro Enrique Biscarria, a Antonia Pineda Prieto y a su hijito recién nacido "pa'que no quedara ni la semilla" y a Fernando y Pablo Ascanio que, apotalados, tienen su tumba de gloria en el duro mar del norte gomero.

El "Fogueo de Vallehermoso" fue otro episodio de esta historia gomera reciente. Fue la defensa de Vallehermoso y de la legalidad republicana por sus habitantes y por los cuatro guardias civiles y el brigada jefe de puesto de ese pueblo ante el ataque de las tropas alzadas y los falangistas de Hermigua en julio de 1936. Terminó también con varios Consejos de Guerra sumarísimos y el fusilamiento el 27 de agosto de 1936 del brigada de la guardia civil Francisco Mas García y los dirigentes de la Federación Obrera de Vallehermoso Ramón Cabrera Bernal y Manuel Quintana Florentino y el 10 de marzo de 1937, en el tristemente célebre Barranco del Hierro, de los también miembros de la Federación Obrera, Juan Medina Herrera, Manuel Méndez Prieto y Nicolás Prieto Ventura e indultados otros cuatro de los sentenciados a muerte.

 

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Sede de la Federación Obrera de Vallehermoso durante el fogueo