Categoría: KORSCH Karl
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                                    ÍNDICE I
 Advertencia de los redactores ................................................ 7
LA PERSPECTIVA DE LA CONCEPCIÓN
        MATERIALISTA DE LA HISTORIA ............................... 9
117 TESIS TOMADAS DE LAS FUENTES ............................ 37
       Adhesión al aquí abajo ................................................... 37
       Sociedad ....................................................................... 40
       Economía ...................................................................... 43
       SUPERESTRUCTURA (I) ................................................. 47
       El proceso de la vida social y política ............................... 47
       SUPERESTRUCTURA (II) ................................................ 53
       El proceso vital intelectual .............................................. 53
       DESARROLLO (I) ........................................................... 57
       La dialéctica materialista .................................................57
       DESARROLLO (II) ...........................................................61
       El desarrollo como devenir ............................................. 61
       DESARROLLO (III) .........................................................65
       El desarrollo como acción (lucha de clase, revolución)...... 65
ANEXO
       I Carlos Marx habla de su método dialéctico ..................... 71
       II Carlos Marx subraya de qué manera
            no se comprende su método ...................................... 75
       III Tesis sobre Feuerbach ................................................ 77
       IV Extracto de la “Introducción a la crítica de la
            economía política” de Marx ........................................ 80
       V Federico Engels a propósito de la concepción
            materialista de la historia ............................................83
   

                                    ÍNDICE II
       índice de siglas y abreviaturas ......................................... 88
PREFACIOS
       Una vida militante. Adiós a Hermann Gorter
       (A. Pannekoek, 1927) ...................................................... 91
       Nota sobre el KAPD
       (S. Bricianer) .................................................................. 97
       La política de Gorter
       (A. Pannekoek, 1952) .................................................... 105
INTRODUCCIÓN
       La Carta abierta de Gorter: los pormenores
       (S. Bricianer) ................................................................ 111
       Los “Grupos de afinidades” ............................................ 116
       “¿Fetichismo de las masas?” .......................................... 117
       Las relaciones KAPD-III Internacional ............................. 121
       La Carta abierta de Gorter ............................................. 124
       Después de la Carta abierta ........................................... 126
       La “Acción de marzo” .................................................... 129
       Las secuelas de la Acción de marzo ................................ 131
       El III Congreso de la Internacional comunista  ................ 135
       A guisa de conclusión .....................................................137
HERMAN GORTER
       Carta abierta al camarada Lenin
       Preámbulo ....................................................................147
       I-Introducción .............................................................. 147
       II- La cuestión sindical .................................................. 161
       III­- El parlamentarismo ................................................. 178
       IV-El oportunismo en el seno de la Internacional ............ 209
       Conclusión ................................................................... 216
ANEXOS
       I-Seis del KAPD ............................................................. 229
       II-Gorter poeta ............................................................. 234

                                     ÍNDICE III
Antón Pannekoek Prefacio de Paul Mattick ......................... 241
       Advertencia de los traductores ....................................... 255
LENIN FILÓSOFO, por Antón Pannekoek
       Introducción ................................................................. 257
       El marxismo ................................................................. 260
       El materialismo burgués ................................................ 273
       Dietzgen ...................................................................... 287
       Mach ........................................................................... 302
       Avenarius ..................................................................... 318
       Lenin ........................................................................... 330
       La crítica ...................................................................... 331
       Las ciencias de la naturaleza .......................................... 339
       El materialismo ............................................................. 352
       Plejánov ....................................................................... 361
       La revolución rusa ......................................................... 363
       La revolución proletaria ................................................. 373
LA FILOSOFÍA DE LENIN
       Observaciones críticas por Karl Korsch:
       Lenin a la conquista del Oeste........................................ 383
       Leninismo contra machismo............................................387
       La influencia de la filosofía materialista de Lenin hoy........ 390

 

En el corazón de

LA CONCEPCIÓN
MATERIALISTA DE LA
HISTORIA
Por Karl Korsch

CARTA ABIERTA AL
CAMARADA LENIN
Por Herman Gorter

LENIN FILÓSOFO
Por Antón Pannekoek

 

NOTA DEL TRADUCTOR

La publicación de los textos que presentamos aquí puede parecer a algún lector un tanto desligada de nuestra actualidad. Después de todo, la situación actual de Europa y el mundo es muy distinta a la de los años 20 y 30 del siglo pasado, cuando estos textos fueron escritos. Sin embargo, su interés radica precisamente ahí: la sociedad de hoy es tan compleja, nos encontramos ante tantos problemas, y se suceden con tanta rapidez, que lo más probable es que nos quedemos sin saber cómo orientamos y, por consiguiente, sin saber qué decisión tomar.

Por ejemplo, continuamente se nos proponen elecciones de todo tipo, y nos las presentan de tal modo que casi no sabemos qué elección será la mejor de ellas. ¿O quizá la elección buena no es ninguna de las presentadas, sino la que nosotros podríamos proponer?

Se nos habla también de guerra: ¿estaremos a favor de uno, a favor de otro, o quizá en contra de los dos?

En España, por ejemplo, podemos elegir entre ser partidarios de un régimen centralista o partidarios de uno cualquiera de los nacionalismos presentes. ¿Por quién tomar partido? ¿O se nos ocurre a nosotros una solución distinta a ambas?

Vemos muchas Organizaciones No Gubernamentales que se dedican a aliviar las penalidades de tantos millones de personas que sufren en el mundo. ¿Hay que ayudarles, o sea, poner paños calientes a los sufrimientos humanos, o debemos ir a la raíz del problema para solucionarlo? ¿Y cuál es esta solución?

Podríamos seguir. Pero basten estos ejemplos para poner de relieve la importancia de estar lo mejor orientado posible para que nuestro esfuerzo no sea baldío.

De los tres textos que se incluyen en este volumen, el primero y el tercero se podrían calificar de esencialmente teóricos, pues tratan de aclarar problemas de interpretación de la sociedad en general, aunque, por ahí mismo, ya empiezan a ser también prácticos. El otro texto, el que se incluye en segundo lugar, la carta de H. Gorter a Lenin, se podría considerar una aplicación práctica de los principios, pues en él se trata esencialmente la táctica a seguir para el triunfo de la revolución proletaria.

Por muy diferente que sea la situación actual de la que existía en los años 20 y 30 del pasado siglo, seguimos viviendo en una sociedad dividida en clases sociales, en la que, por tanto, hay lucha de clases, a veces larvada, a veces abierta. El problema esencial sigue siendo el mismo hoy que hace 70 u 80 años: El capitalismo sigue dominándolo todo y engendra todas las desigualdades y sufrimientos. ¿Cómo luchar para acabar con él? Para contribuir, en la escasa medida en que nos es posible, a la solución de este problema, nosotros queremos poner a disposición de todos aquellos que no se conforman con la esclavitud capitalista estos textos que sin duda pueden ser un magnífico instrumento en manos de todos los que estén dispuestos a luchar contra el Capital.

 

 

Karl KORSCH  

EN EL CORAZON DE 

LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA 

DE LA HISTORIA

  

117 TESIS TOMADAS DE LAS

FUENTES

 

Ediciones Espartaco Internacional

 

 

  Advertencia de los redactores

 

“(Agrupados alrededor de Espartaco), ya no querían solamente unos días de libertad por año como ocurría en las fiestas Saturnales, en las cuales los esclavos jugaban a hacer de dueños. Querían que la vida se convirtiese en una Saturnal perpetua”. (Albert Thomas)

 

¿Por qué editar hoy un ensayo relativo a la concepción materialista de la historia, que sirve de introducción a una pequeña selección de extractos sacados de autores diversos, que tocan todos este temas? Desde Jena, en 1922, Korsch explicaba en un prólogo que las ideas fundamentales de Marx eran simplificadas o castradas sistemáticamente entonces, y es cierto que en aquel momento los bolcheviques por un lado, los anarquistas por otro, se emplearon con igual fervor religioso, unos en hacer de ellas bulas de un papa infalible, otros en denunciar en ellas la encamación del mal. La dialéctica materialista, prosigue Korsch, es la ocasión de un mortificante espectáculo en el que se ve, como en tantos otros debates filosóficos, “unos poniéndose a ordeñar un macho cabrío mientras que los otros esperan debajo provistos de un tamiz” (Kant). Korsch añade que, en la elección y en la disposición de frases que forman el nudo de la concepción materialista de la historia, era inevitable un cierto grado de subjetividad: el necesario para intentar retener el espíritu antes que la letra del principio materialista dialéctico, tal como Marx y Engels lo habían aplicado al análisis de su época, y para permitir profundizar la crítica práctica a la cual esta teoría estaba destinada. En este sentido, se podrá juzgar de la pertinente originalidad de la que Korsch supo dar prueba al seleccionar las 117 citas-clave.

Nosotros no pretendemos presentar a los lectores de Spartacus ni a Karl Korsch ni la teoría dialéctica de la revolución que se debe a Marx y Engels. Nos limitamos a resaltar que En el corazón de la concepción materialista de la historia no es la obrilla de un universitario, sino que pretende ser un libelo de combate. Por discutible que haya podido ser en aquella época el combate leninista de Korsch, hay que quedarse con su espíritu combativo. Las ideas mejoran. El sentido de las palabras tiene parte en ello. En su prefacio a Marxisme et liberté (Champ Libre), Dunayevskaya cuenta cómo un minero de Virginia occidental le hizo adquirir una comprensión nueva de los hechos: “He escuchado lo que Ud. ha dicho sobre Marx, dijo. Yo no puedo expresarme como él, pero sé bien de qué habla. Esta mañana, serían las seis menos cuarto, me arrastraba todavía en la cama. Miraba por la ventana y me dije: “Hombre, tienes que levantarte y bajar, lo quieras o no”. No dije palabra a mi mujer; pero en mi fuero intemo, pensé: ¿Y tu te pretendes un hombre libre?”

 Atrevámonos a concluir, con Georges Darien: “El fanatismo de la libertad es el único que puede vencer al fanatismo de la servidumbre y de la superstición”. (La belle France).

Carlos TIMONERO, octubre de 1978

 

 

 

  LA PERSPECTIVA DE LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA

 

El marxismo, para nuestros eruditos burgueses, no representa sólo una dificultad teórica y práctica de primer grado, sino además una dificultad teórica de segundo grado, una dificultad “epistemológica”. No se deja clasificar en ninguno de los cajones habituales del sistema de las ciencias burguesas; y aun si se abriese especialmente para él y sus compañeros próximos un nuevo cajón, llamado sociología, no se conseguiría mantenerlo tranquilo en él y no dejaría de ir a pasearse por todos los otros. “Economía”, “filosofía”, “historia”, “teoría del Derecho y del Estado”, ninguna de estas rúbricas es capaz de aprisionarlo, pero tampoco ninguna se sentiría al abrigo de sus incursiones si se pretendiese encerrarlo en otra. En efecto, le falta esa característica que Carlos Marx celebraba un día como “la raíz de la moral y de la probidad alemanas propias tanto de las clases como de los individuos”: ese “egoísmo distinguido que reivindica su propia estrechez de espíritu y acepta gustosamente que se le reproche”. Independientemente de cualquier otro rasgo, se le reconoce que es totalmente extraño al “carácter alemán”, aunque sólo sea por esa inconsistencia muy extranjera que opone a todo intento de clasificación, mofándose así de los más eminentes dignatarios de la república de las letras burguesas.

La razón de esta dificultad insuperable para la epistemología burguesa es simplemente que el marxismo no puede ser considerado como una “ciencia”, incluso si se le da a este término el significado burgués más amplio, que comprende hasta la filosofía más especulativa. Hasta el presente, se ha llamado al socialismo y el comunismo marxistas socialismo “científico”, para oponerlo a los sistemas “crítico-utópicos” de un Saint-Simon, un Fourier, un Owen, etc.; de este modo se ha aportado durante años un alivio indecible a la honesta conciencia pequeño-burguesa de muchos socialdemócratas alemanes; pero este bello sueño se derrumba por poco que se constate que, en el sentido conveniente y burgués de la palabra precisamente, el marxismo jamás ha sido una “ciencia” y que no puede serlo mientras siga fiel a sí mismo. No es ni una “economía”, ni una “filosofía”, ni una “historia”, ni cualquier otra “ciencia humana” (Geisteswessenschaft), ni una combinación de estas ciencias, dicho esto colocándose desde el punto de vista del “espíritu científico” burgués. Más aún, la principal obra económica de Marx es desde el principio hasta el fin una “crítica” de la economía política, como lo dice el subtítulo y como lo confirma todo su contenido; y por ahí hay que entender una crítica de la economía política tradicional, pretendidamente “imparcial”, en realidad puramente “burguesa”, es decir, determinada y obstaculizada por prejuicios burgueses; esto implica igualmente que esta crítica de la economía burguesa resulta manifiestamente del punto de vista nuevo de la clase que, sola entre todas las clases existentes, no tiene ningún interés en el mantenimiento de los prejuicios burgueses y que, por el contrario, sus condiciones de existencia empujan cada vez más a su destrucción definitiva, práctica y teórica. Y lo que se afirma de la economía marxista no es menos válido para todos los otros elementos del sistema de pensamiento marxista, es decir, para las doctrinas que el marxismo profesa sobre cuestiones que la epistemología burguesa clasifica tradicionalmente en la filosofía, la historia o cualquier “ciencia humana”. Tanto en estas partes de su doctrina como en las otras, la actividad de Marx no pretende ser la de un “Hércules constructor de imperios”. La erudición burguesa y semi-socialista comete un error total cuando presupone que el marxismo quería establecer una nueva “filosofía” en el lugar de la antigua filosofía (burguesa), una nueva “historiografía” en el lugar de la antigua historiografía (burguesa), una nueva “teoría del Derecho y del Estado” en el lugar de la antigua teoría (burguesa) del Derecho y del Estado, o aún, una nueva “sociología” en el lugar de ese edificio inacabado que la epistemología burguesa presenta hoy como “la” ciencia sociológica. La teoría marxista no tiende a todo esto, como tampoco tiende el movimiento político y social del marxismo (cuya expresión teórica representa) a reemplazar el antiguo sistema de los Estados burgueses y los miembros que lo componen por nuevos “Estados” o por un nuevo “sistema de Estados”. Lo que Carlos Marx se propone es la “crítica” de la filosofía burguesa, la “crítica” de la historiografía burguesa, la “crítica” de todas las ciencias humanas burguesas, en una palabra, la “crítica” de la ideología burguesa en su conjunto, y para emprender esta crítica de “la ideología”, así como la de “la economía” burguesas, se coloca en el punto de vista de la clase proletaria.

Mientras que la ciencia y la filosofía burguesas persiguen el fantasma decepcionante de “la objetividad”, el marxismo renuncia así de golpe, y en todas sus partes, a esta ilusión. No puede ser una ciencia “pura” o una filosofía “pura”, sino criticar “la impureza” de toda ciencia o filosofía burguesa conocida, desenmascarando implacablemente sus “presupuestos” disimulados. Y a su vez, esta crítica no quiere ser de ninguna manera “pura” crítica en el sentido burgués del término. No es emprendida por sí misma de modo “objetivo”; por el contrario, mantiene la relación más estrecha con la lucha práctica que lleva la clase obrera por su liberación, lucha de la que huele a, y quiere ser, su simple expresión teórica. Y por consiguiente, de igual manera que se distingue de toda ciencia o filosofía burguesa no-crítica (dogmática, metafísica o especulativa), también se distingue radicalmente de todo lo que se llamaba “crítica” en la ciencia y la filosofía burguesas tradicionales y cuya forma teórica más acabada se encuentra en la filosofía crítica de Kant.

¿Cuál es, pues, ese punto de vista nuevo y particular en el que se ha colocado el marxismo, en su calidad “de expresión general de las condiciones reales de una lucha de clases que existe”[3] para emprender y llevar a cabo su “crítica” de la economía y de la ideología de la burguesía? Para comprenderlo, es necesario hacerse una idea clara y neta de la .............. [.................]

 

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