¿Desmentida la versión “Oficial” de la masacre de Katyn?
Descubrimientos en un sitio de asesinato masivo alemán en Ucrania
Grover Furr
Nota del autor: La versión oficialmente aceptada de la Masacre de Katyn se puede leer en su página de Wikipedia — http://en.wikipedia.org/wiki/Katun massacre. Esta página es implacablemente anticomunista y antistalinista. No hace ningún esfuerzo por ser objetiva o neutral, no contiene ninguna discusión seria sobre la controversia académica acerca de esta cuestión. Es útil sólo como un resumen breve y preciso de la versión “oficial”. Quiero reconocer que fui guiado a nuevas fuentes por un excelente artículo escrito por Sergei Strygin en la página de internet en ruso “Pravda o Katyni” (La verdad acerca de Katyn). La recomiendo encarecidamente a todos los que leen ruso.
En 2011 y 2012, un equipo arqueológico ucraniano-polaco excavó parcialmente un sitio de ejecución masiva en la ciudad de Volodymyr-Volynski, Ucrania. Los casquillos de armas de fuego que se encontraron en la fosa funeraria demuestran que las ejecuciones tuvieron lugar no antes de 1941. En la fosa se encontraron las insignias de dos policías polacos que antes se pensaba que habían sido asesinados a cientos de kilómetros de distancia por los soviéticos en abril-mayo de 1940. Estos descubrimientos arrojan serias dudas sobre la versión canónica u “oficial” de los hechos conocidos en la historia como la Masacre de Katyn.
En abril de 1943, las autoridades alemanas nazis anunciaron que habían descubierto miles de cuerpos de oficiales polacos fusilados por las autoridades soviéticas en 1940. Dijeron que esos cuerpos habían sido descubiertos cerca del bosque de Katyn, cerca de Smolensk (en Rusia occidental), razón por la cual todo el asunto —incluidas las ejecuciones y presuntas ejecuciones de prisioneros de guerra polacos en otros lugares de la URSS— vino a llamarse “la Masacre de Katyn”.
La maquinaria de propaganda nazi, dirigida por Josef Goebbels, organizó una gran campaña en torno a este supuesto descubrimiento. Después de la victoria soviética en Stalingrado en febrero de 1943, era obvio para todos que, a menos que algo dividiera a los aliados, Alemania inevitablemente perdería la guerra. El objetivo evidente de los nazis era abrir una brecha entre los aliados occidentales y la URSS.
El gobierno soviético, encabezado por José Stalin, negó rotundamente la acusación alemana. Cuando el gobierno polaco en el exilio, como siempre feroz anticomunista y antiruso, colaboró con el esfuerzo de la propaganda nazi, el gobierno soviético rompió relaciones diplomáticas con él, estableciendo finalmente un ejército polaco y una autoridad polaca prosoviéticos. En septiembre de 1943, el Ejército Rojo expulsó a los alemanes de la zona. En 1944, la Comisión Soviética Burdenko llevó a cabo un estudio y publicó un informe en el que culpó a los alemanes por los fusilamientos masivos.
Durante la Guerra Fría, los países capitalistas occidentales apoyaron la versión nazi que se había convertido en la versión promovida por el gobierno anticomunista polaco en el exilio. La Unión Soviética y sus aliados continuaron culpando de las muertes a los alemanes. En 1990 y 1991, Mijaíl Gorbachov, Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y Presidente de la URSS después de 1988, declaró que la Unión Soviética bajo Stalin había ejecutado, en efecto, a los polacos. De acuerdo con esta versión “oficial”, los prisioneros polacos habían sido confinados en tres campamentos: en Kozel’sk, Starobelsk y Ostashkov, y de allí fueron trasladados a Smolensk, Jarkiv y Kalinin (actualmente Tver’), donde fueron fusilados y enterrados, respectivamente, en Katyn, Piatykhatkyy Mednoe.[2]
En 1990, 1991 y 1992 se identificaron y entrevistaron a tres ancianos ex miembros de la NKVD. Ellos contaron lo que sabían de las ejecuciones de los polacos en abril y mayo de 1940. Ninguna de estas ejecuciones tuvo lugar en el bosque de Katyn, lugar de las exhumaciones alemanas. En 1992, el gobierno ruso bajo Boris Yeltsin entregó al gobierno polaco documentos supuestamente firmados por Stalin y otros miembros del Buró Político, documentos que, de ser genuinos, confirmarían la culpa soviética más allá de toda duda razonable. Se dice que esos documentos fueron encontrados en el “Paquete Cerrado” N° 1 (“cerrado” significa el nivel más alto de clasificación — secreto). Yo los llamo “documentos irrefutables”, ya que se asume convencionalmente que son la “prueba positiva” de la culpa soviética. Sin embargo, ninguna evidencia es siempre unívoca y definitiva; todas las evidencias, documentales o materiales, pueden ser interpretadas de varias maneras.
Para 1992, el gobierno soviético y luego el gobierno ruso declararon oficialmente a la dirección soviética de la era de Stalin, culpable de fusilar, en algún lugar, entre 14,800 y 22,000 prisioneros polacos en abril y mayo de 1940. Esto fue del agrado de los anticomunistas y una espina en la garganta para algunas personas prosoviéticas. Durante unos años pareció que el asunto estaba básicamente resuelto. La evidencia parecía clara: los soviéticos habían fusilado a los polacos.
Yo también pensaba que el asunto estaba resuelto. Tengo que reconocer que yo seguía albergando algunas persistentes dudas, principalmente porque aceptar la culpa soviética significaba también afirmar que la campaña de propaganda nazi y el informe oficial nazi de 1943 eran 100% honestos. Goebbels y Hitler eran famosos por su concepto de la “Gran Mentira” que dice, en parte, que uno nunca debe decir la verdad[3]. Pero esto, a lo sumo, estaba en mi subconsciente cuando en 1997 fui a la Sala Eslava de la Biblioteca Pública de Nueva York —un lugar que había visitado un muchas veces a lo largo de los años— a sacar fotocopias de los “documentos irrefutables” publicados en la prestigiosa revista histórica rusa Voprosy Istorii de enero de 1993,[4] para ponerlas en mi nueva página web. No las puse, porque no tardé en descubrir que alguien ya lo había hecho y sólo tuve que poner los vínculos a esas imágenes, que eran de mejor calidad que las mías.
En 1995, Yuri Mukhin, en ese momento un desconocido ingeniero metalúrgico, publicó un breve libro titulado “El misterio de la masacre de Katyn” (Katynskii Detektiv). Ahí decía probar que los “documentos irrefutables” eran falsificaciones y que la historia de la masacre de Katyn era una invención destinada a facilitar la destrucción de la Unión Soviética. Durante los años siguientes, esta posición atrajo mucho el apoyo de lo que podríamos llamar nacionalistas rusos de izquierda, gente solidaria con la URSS del período de Stalin por sus logros en la industrialización y la victoria sobre los nazis. Desde entonces, Mukhin y otros han publicado más libros de investigación en los que continúan su campaña para refutar la versión “oficial” que afirma la culpa soviética.
Desde mediados de la década 1990, por consiguiente, la Masacre de Katyn ha sido una vez más el tema de una intensa disputa partidista. En los círculos anticomunistas es inaceptable expresar alguna duda acerca de la culpabilidad de la Unión Soviética y, en particular, de Stalin y sus principales asistentes. Lo mismo sucede en el mundo académico occidental, donde el debate sobre el tema o cualquier cuestionamiento en absoluto de la culpa soviética es simplemente “un comportamiento inaceptable”, no tolerado.
Mientras tanto los defensores rusos de la URSS y de Stalin continúan su ataque a la historia “oficial” presentando pruebas que demuestran que los nazis —no los soviéticos— fusilaron a los oficiales polacos. Algunos de estos investigadores han llegado a la conclusión de que los soviéticos ejecutaron a algunos prisioneros polacos (oficiales y otros); después los nazis invadieron la URSS, capturaron al resto de prisioneros polacos y los ejecutaron. Yo creo que este escenario es el más probable y voy a explicar brevemente por qué al final de este ensayo.
Durante los últimos años se han producido algunos avances espectaculares en la investigación de la cuestión de Katyn. He intentado resumir esa investigación y la disputa académica en general en una página web especial que he llamado “The Katyn Forest Whodunnit”[5]. Creo que es la única fuente en inglés —que pretendo sea objetiva— donde se puede encontrar esbozada esta disputa[6].
En octubre de 2010 se presentó de forma creíble el argumento que dice que los documentos “irrefutables” son falsificaciones. Esta había sido la posición de muchos comunistas rusos y nacionalistas rusos de izquierda, desde la publicación del libro de Mukhin en 1995. El material presentado por el miembro de la Duma Víctor Iliukhin en octubre de 2010, constituye la evidencia más fuerte hasta ahora de que esos documentos bien podrían ser falsificaciones. (Para obtener más información acerca de estos documentos véase mi página “The Katyn Forest Wbodunnit”).
Entonces, hagamos a un lado los “documentos irrefutables” del “Paquete Cerrado N° i”. ¿Qué otra prueba hay de que los soviéticos ejecutaran a los 14,800-22,000 polacos como se alega en la versión “oficial” de la Masacre de Katyn?
Básicamente, hay dos tipos de evidencia adicional:
Las confesiones-entrevistas de tres ancianos, hace mucho retirados, agentes del NKVD: Petr K. Soprunenko, Dmitri S. Tokarev y Mitrofan V. Syromiatnikov. Estas confesiones son muy contradictorias en formas que no siempre refuerzan la versión “oficial”. Ninguno de estos hombres estuvo en el bosque de Katyn, el lugar donde en 1943 los alemanes desenterraron más de 4,000 cuerpos de prisioneros de guerra polacos; ninguno de estos ex miembros del NKVD tiene nada que decir acerca del más famoso de los sitios de ejecución/entierro subsumido bajo el rótulo “la Masacre de Katyn”. Tal vez esta es la razón de que estas confesiones-entrevistas sean tan difíciles de encontrar. Lo que es más, aunque todas estas entrevistas fueron realizadas en ruso, sólo están disponibles en la traducción polaca. Los originales rusos nunca se han hecho públicos. Por lo tanto, no tenemos palabras exactas de los ex miembros del NKVD.
Los tres hombres fueron amenazados con acciones penales si no “decían la verdad” y se les dijo que la culpa Soviética ya había sido establecida. Por tanto, es posible que por miedo a la persecución dieran respuestas que sentían que sus interrogadores querían. Muchas de las preguntas de los interrogadores fueron preguntas “sugestivas”. Esto, por supuesto, es común en las investigaciones criminales. Pero parece que las confesiones de estos tres ancianos no fueron totalmente voluntarias.
He obtenido los textos de estas confesiones-interrogatorios en las versiones publicadas en idioma polaco, las he escaneado y publicado en Internet[7]. Es curioso que nunca nadie se haya molestado en hacer esto. Sin embargo, aquí no voy a examinar estas muy interesantes y problemáticas confesiones-interrogatorios.
Los documentos de tránsito
La otra categoría de evidencia son los diversos documentos de “tránsito” o “embarque” relacionados con la desocupación de los tres campos de prisioneros en Kozel’sk, Starobelsk y Ostashkov en abril de 1940 y el traslado de los prisioneros al NKVD en otras áreas. Estos registros de tránsito son el tema de este artículo......................................[.................]