(A propósito del libro de V. E. Póstnikov “La explotación agrícola en el sur de Rusia”)

Escrito: En la primavera de 1893. Este es uno de los escritos más tempranos de que se han conservado de V. I. Lenin.

I

 

El libro de V.E. Póstnikov La explotación agrícola en el sur de Rusia (Moscú, año 1891, págs. XXXII-391), publicado hace tres años, constituye una descripción extraordinariamente detallada y minuciosa de la explotación agrícola en las provincias de Táurida, Jergón y Ekaterinoslav, sobre todo de los distritos continentales (septentrionales) de la provincia de Táurida. Dicha descripción está basada, en primer lugar —y principalmente—, en las investigaciones estadísticas de los zemstvos[1] de las tres provincias indicadas; en segundo término, en las observaciones personales del autor realizadas, en parte en su carácter de funcionario[2] y, en parte, con la finalidad especial de estudiar la explotación agrícola en los años 18871890.

El intento de reunir las investigaciones estadísticas de los zemstvos2 de una región en un único estudio y de exponer sus resultados en forma sistemática, ofrece de por sí un interés inmenso, ya que esas estadísticas aportan un enorme y detalladísimo material acerca de la situación económica de los campesinos, pero lo hacen en tal forma que para el público estas investigaciones se pierden casi sin dejar huella: las recopilaciones estadísticas son tomos enteros llenos de tablas (ordinariamente a cada distrito se le destina un volumen aparte), cuyo solo resumen por rubros suficientemente amplios y claros, exige estudios especiales. La necesidad de resumir y elaborar los datos estadísticos de los zemstvos se deja sentir hace ya mucho. Con este fin se inició en los últimos tiempos la publicación de los Balances de las estadísticas de los zemstvos. El plan de esta edición; es el siguiente: se toma determinado problema relativo a la hacienda campesina, y se efectúa una investigación especial para resumir todos los datos que al respecto contienen las estadísticas de los zemstvos; se agrupan las cifras referentes a las tierras negras del sur de Rusia y a las tierras no negras del norte, a las provincias exclusivamente agrarias y a aquéllas en que existen industrias artesanales. Con arreglo a este plan se compilaron los dos tomos ya publicados de los Balances, el primero dedicado a la “comunidad campesina” (V. V.), y el segundo, al “arriendo por los campesinos de tierras que no son nadiel[3] (N. Kárishev)[4]. Permítasenos dudar de que ese procedimiento sea correcto: en primer lugar, es preciso agrupar datos relativos a distintas regiones administrativas que tienen condiciones económicas diferentes (añadamos a esto que la caracterización de cada región por separado ofrece enormes dificultades porque las investigaciones estadísticas de los zemstvos son incompletas y porque han sido omitidos muchos distritos, dificultades que ya se hicieron patentes en el segundo tomo de los Balances; el intento de Kárishev, de ubicar en regiones determinadas los datos que figuran en las estadísticas citadas, no tuvo éxito). En segundo lugar, es absolutamente imposible describir en forma aislada un aspecto concreto de la economía campesina sin referirse a los otros; la separación de uno u otro problema resulta artificial, y se pierde la visión del cuadro en su conjunto. Las tierras, que no son nadiel, arrendadas por los campesinos, son separadas de las tierras de nadiel arrendadas, de los datos generales sobre el agrupamiento económico de los campesinos y sobre la magnitud del área sembrada; sólo se consideran como parte de la agricultura campesina, cuando en realidad a menudo son un modo particular de explotación de la hacienda de propiedad privada. Por ello, me parece que sería preferible resumir los datos de las estadísticas de los zemstvos según las regiones cuyas condiciones económicas sean homogéneas.

Al expresar de paso mis ideas sobre el mejor procedimiento para resumir las investigaciones estadísticas de los zemstvos —ideas nacidas de la comparación de los Balances con el libro de Póstnikov—, debo, sin embargo, prevenir que éste no se propuso propiamente hacer un resumen: relega a un segundo plano las cifras y se esfuerza por lograr que su descripción sea exhaustiva y clara.

Dedica casi la misma atención a los problemas de carácter económico y jurídico administrativo (formas de propiedad de la tierra) que a los de índole técnica (lindes; sistema de administración; cosecha), aunque se proponía destacar en primer plano los problemas de carácter económico.

“Debo reconocer —dice el señor Póstnikov en el prólogo— que presto menos atención de lo que podría a la técnica de la hacienda campesina, pero obro así porque a mi parecer las condiciones de carácter económico desempeñan en ésta un papel más importante que la técnica. En nuestra prensa [... ] se hace por lo común caso omiso del aspecto económico [... ] Se investigan en forma muy superficial problemas económicos tan fundamentales como lo son para nuestra hacienda campesina el agrario y el de los lindes. El presente libro dedica más espacio a analizar estos problemas, precisamente, y en particular a la cuestión agraria” (Prólogo pág. IX).

Comparto plenamente el punto de vista del autor en cuanto a la mayor importancia de los problemas económicos respecto de los técnicos, y me propongo dedicar mi artículo a exponer sólo la parte del trabajo del señor Póstnikov en la que somete la explotación agrícola a una investigación político económica[5]. El autor caracteriza en el prólogo los puntos principales de esta investigación en los siguientes términos:

“El frecuente empleo que se hace últimamente de las máquinas en la agricultura, y la manifiesta ampliación de las dimensiones de la hacienda entre el sector acomodado del campesinado, abren una nueva fase en nuestra vida agraria, a cuyo desarrollo darán sin duda nuevo impulso las difíciles condiciones económicas del año en curso. La productividad del trabajo de los campesinos y la capacidad laboral de una familia se elevan considerablemente al aumentar las dimensiones de la hacienda y con la utilización de las máquinas, lo que hasta ahora no se había tenido en cuenta al determinar la superficie que puede trabajar una familia campesina [...]

“El empleo de máquinas en la agricultura provoca cambios esenciales en la vida cotidiana: reduce la demanda de mano de obra y hace todavía más sensible para los campesinos la superpoblación existente en nuestro agro, con lo cual contribuye a aumentar el número de familias que, al resultar superfinas para la aldea, se ven obligadas a buscar un salario en otros sitios y en la práctica se trasforman en campesinos sin tierra.

“Al mismo tiempo, la introducción de grandes máquinas para el laboreo de la tierra eleva el nivel de vida de los campesinos a una altura no imaginada hasta ahora, aun con los métodos actuales y el carácter extensivo de la agricultura. Esta circunstancia es la que garantiza la fuerza de los nuevos cambios económicos que se observan en la vida campesina. El objetivo inmediato del presente libro consiste en señalar y esclarecer estos cambios producidos en la vida de los campesinos del sur de Rusia” (Prólogo, pág. X).

Antes de pasar a exponer en qué consisten, a juicio del autor, estos nuevos cambios económicos, debo hacer otras dos reservas.

En primer lugar, se ha señalado ya que Póstnikov presenta datos sobre las provincias de Jersón, Ekaterinoslav y Táurida, pero sólo lo hace con suficiente detalle en lo referente a esta última provincia, y no a toda, por cierto, ya que el autor no proporciona cifras sobre Crimea, cuyas condiciones económicas son un tanto diferentes, y concentra su atención exclusivamente en los tres distritos continentales septentrionales de la provincia de Táurida: el de Berdiansk, el de Melitópol y el del Dniéper. Yo me circunscribiré sólo a los datos de estos tres distritos.

En segundo término, la provincia de Táurida no sólo está poblada por rusos, sino también por alemanes y búlgaros, cuyo número, por cierto, no es grande en comparación con el de los primeros, en el distrito del Dniéper hay 113 hogares de colonos alemanes sobre un total de 19.586 hogares campesinos existentes en el distrito, es decir, el 0,6 por ciento. En el distrito de Melitópol, los hogares de colonos alemanes y búlgaros (1.874 + 285 ) son 2.159 sobre un total de 34. 978, o sea, el 6,1 por ciento. Y por último, en el distrito de Berdiansk, 7.224 sobre un total de 28.794, o sea, el 25 por ciento. El total de hogares de colonos en los tres distritos es de 9.496 para un total de 83,358, es decir, cerca de 1/9. Por lo tanto, el número de colonos es en general muy insignificante, y en el distrito del Dniéper verdaderamente ínfimo. El autor describe con todo detalle el tipo de explotación agrícola de los colonos, separándolo siempre del ruso. Yo omito todas estas descripciones, y sólo me limito a la actividad agrícola de los campesinos rusos. Es cierto que las cifras comprenden a rusos y alemanes, pero dado lo poco numerosos que son estos últimos, su adición no puede modificar la proporción general, de manera que estos datos bastan para caracterizar el tipo de agricultura de los campesinos rusos. La población rusa de la provincia de Táurida, asentada en esta comarca en los últimos treinta años, sólo se distingue de los campesinos de otras provincias rusas por su mayor prosperidad. El régimen comunal de posesión de la tierra es en estas localidades, según expresión del autor, “típico y estable”[6]; en una palabra, omitiendo a los colonos, la actividad agrícola de los campesinos en la provincia de Táurida no ofrece diferencias esenciales respecto del tipo general de la agricultura rusa.

 

 

II

 

“En la actualidad —dice Póstnikov—, cualquier pueblo de cierta importancia del sur de Rusia (y probablemente se pueda decir lo mismo de la mayoría de las localidades del país), ofrece tal diversidad en la situación económica de los diferentes grupos de su población, que resulta extraordinariamente difícil hablar de las diferentes aldeas, como de unidades íntegras, y dar el panorama de su nivel de vida utilizando cifras promedio. Tales cifras indican la existencia de ciertas condiciones generales que determinan la vida económica de los campesinos, pero no aportan idea alguna sobre la diversidad de los fenómenos económicos en la vida real” (pág. 106).

Un poco más adelante, Póstnikov se expresa con mayor precisión aún:

“La diversidad en el nivel económico —dice— torna muy complejo el problema de la prosperidad general de la población. Las personas que han visto de paso las grandes aldeas de la provincia de Táurida extraen por lo común la conclusión de que los campesinos de esas localidades son muy prósperos; ¿pero se puede llamar próspera a una aldea en. la cual la mitad de los campesinos son ricos y la otra mitad vive sumida en constante penuria? ¿Y qué rasgos determinan la mayor o menor prosperidad de una u otra aldea? Es evidente que las cifras promedio que caracterizan la situación de los pobladores de toda una aldea o de un distrito son insuficientes para extraer conclusiones sobre la prosperidad de los campesinos. Sólo se puede Juzgar al respecto por el conjunto de datos, dividiendo la población en grupos” (pág. 154).

Podría parecer que nada hay de nuevo en el hecho de señalar la diferenciación de los campesinos: se la menciona en casi todas las obras dedicadas a la agricultura en general. Pero lo cierto es que, por lo común, al mencionar este elemento, no se le concede importancia, se considera que no es esencial o inclusive que es fortuito, se estima que es posible hablar sobre el tipo de explotación agrícola caracterizándolo con cifras promedio y se discute la importancia de las diferentes medidas prácticas en relación con todos los campesinos. En el libro de Póstnikov aparece una protesta contra tales puntos de vista. El autor indica (v más de una vez) “la enorme diversidad de niveles existentes en la situación económica de los diferentes hogares campesinos en el seno de la comunidad” (pág. 323) y combate “la tendencia a considerar la comunidad campesina como algo íntegro y homogéneo, que es como hasta ahora se lo imagina aún nuestra intelectualidad urbana” (pág. 351). “En el último decenio, las investigaciones estadísticas de los zemstvos —dice— han revelado que nuestra comunidad rural no es en absoluto homogénea, como creían nuestros autores en la década del 70, y que en los últimos decenios se produjo en ella una diferenciación de la población en grupos, con el grado más diverso de bienestar económico” (pág. 323).

Póstnikov confirma su opinión con gran cantidad de datos dispersos por todo el libro, y ahora debemos ocuparnos de hacer el resumen sistemático de todos estos datos para comprobar si su juicio es correcto y para resolver quién tiene razón: ¿”la intelectualidad urbana”, que considera a los campesinos como algo homogéneo, o Póstnikov, quien afirma que la heterogeneidad es enorme? Y además, ¿qué alcances tiene esa heterogeneidad? ¿Constituye un obstáculo para caracterizar en general la actividad agrícola de los campesinos, desde el punto de vista de la economía política, sólo sobre la base de las cifras promedio? ¿Puede dicha heterogeneidad cambiar la acción y la influencia de las medidas prácticas en relación con las diferentes categorías de campesinos?

Antes de citar las cifras que aportan el material necesario para la solución de estos problemas, es preciso señalar que todos los datos de este géner....................................

 

 

[1] Zemstvo: administración local autónoma en las provincias centrales de la Rusia zarista, creada después de la Reforma de 1861. (Ed.)

[2] El autor fue funcionario del Departamento de tierras en la provincia de Táurida.

[3] Nadiel: tierra entregada a los campesinos en usufructo después de la abolición de la servidumbre en Rusia, que se decretó en 1861. Los campesinos no tenían derecho a venderla; era de propiedad comunal y, para su explotación, se distribuía entre los campesinos mediante repartos periódicos. (Ed.)

[4] Se alude a la recopilación Balance del estudio económico de Rusia según datos de las estadísticas de los zemstvos, t. I. V. V., Moscú, 1892; t. II.

El arriendo de tierras que no son nadiel por los campesinos, Dorpat, 1892.

Ambos trabajos tienen una orientación liberal-populista. (Ed.)

[5] Tal exposición no me parece superflua, porque el libro del señor Póstnikov, que representa uno de los fenómenos más destacados de nuestra literatura económica de los últimos años, ha pasado casi inadvertido. Tal vez ello se deba, en parte, a que si bien el autor reconoce la gran importancia de los problemas económicos, los presenta de manera excesivamente fragmentaria y recarga la exposición con detalles ajenos al tema.

[6] La propiedad de la tierra por familia sólo existe en cinco localidades.

 

 

 

 

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