INDICE

Infancia y juventud. Comienzo de la actividad revolucionaria

Guía del proletariado revolucionario de Rusia.

En el destierro de Siberia.

Por un partido marxista de nuevo tipo.

Hacia el primer asalto al zarismo

La lucha por el partido en los años de reacción.

En el período del nuevo ascenso revolucionario.

Fidelidad al internacionalismo proletario.

El jefe de la Revolución de Octubre.

El fundador del primer Estado socialista del mundo.

Al frente de la defensa del País Soviético.

El inspirador y organizador de la construcción del socialismo.

Triunfo de las grandes ideas del leninismo.

 

INFANCIA Y JUVENTUD. COMIENZO DE LA ACTIVIDAD REVOLUCIONARIA

 

Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) nació el 10 (22) de abril de 1870 en la ciudad de Simbirsk (hoy Uliánovsk), situada, a orillas del gran río ruso Volga. La infancia y la adolescencia de Lenin transcurrieron en las ciudades de Simbirsk, Kazán y Samara (hoy Kúibyshev) de las vastas tierras del Volga.

El abuelo de Lenin, N. V. Uliánov, era un campesino siervo de la provincia de Nizhni Nóvgorod. En 1791 se trasladó a la provincia de Astracán y luego a la ciudad de Astracán, en la que fue adscrito al estado llano y murió en la miseria. El padre, Iliá Nikoláevich Uliánov, desde la infancia conoció la penuria, y sólo gracias a la ayuda del hermano mayor, el trabajo tesonero y la gran capacidad consiguió terminar la enseñanza superior. Después de licenciarse en la Universidad de Kazán, Iliá Nikoláevich fue profesor de enseñanza secundaria, inspector y, más tarde, director de escuelas públicas de la provincia de Simbirsk. Era un hombre avanzado para su tiempo e hizo mucho por la instrucción del pueblo. Fundaba escuelas en las aldeas, ayudaba a los maestros. Iliá Nikoláevich prestaba mucha atención a la instrucción de los habitantes de las tierras del Volga que no eran de nacionalidad rusa.

La madre de Lenin, María Alexándrovna, era hija de un médico. Había estudiado en casa, dominaba varias lenguas, conocía bien la literatura y le gustaba mucho la música. Mujer de gran fuerza de voluntad y firme carácter, inteligente, tranquila y afable, se consagró por entero a la familia, a la educación de sus seis hijos: Ana, Alejandro, Vladímir, Olga, Dmitri y María. Los padres se esforzaron por dar a éstos una amplia instrucción, por inculcarles el amor al trabajo y hacer de ellos personas honradas, modestas y sensibles a las necesidades del pueblo. No es casual que todos los hijos de los Uliánov se hiciesen revolucionarios.

La infancia de Vladímir Uliánov (Volodia, como le llamaban cariñosamente) transcurrió en el seno de su familia, numerosa y muy unida. Era un niño vivaracho, alegre y optimista. Le gustaban los juegos bulliciosos y movidos, la natación, el patinaje y los largos paseos con sus amigos.

A los cinco años sabía ya leer y a los nueve ingresó en el liceo de Simbirsk. Revelaba gran afán, notables aptitudes y seriedad en el estudio. Pasaba de un grado a otro con premios de primera clase. Y ayudaba gustoso a sus amigos, explicándoles las lecciones difíciles. En los últimos grados del liceo ayudó a N. M. Ojótnikov, de nacionalidad chuvasha, a prepararse para los exámenes de segunda enseñanza.

Vladímir Uliánov leía mucho y conocía bien las obras de los grandes escritores rusos: Alejandro Pushkin, Mijaíl Lérmontov, Nikolái Gógol, Iván Turguéniev, Nikolái Nekrásov, Mijaíl SaltykovSchedrín, León Tolstói. Entre sus lecturas ocupaban un lugar importante los libros de los demócratas revolucionarios: Vissarión Belinski, Alejandro Herzen, Nikolái Chernyshevski, Nikolái Dobroliúbov y Dmitri Písarev, incluidas las obras de estos escritores prohibidas en aquellos tiempos. Le atraía especialmente la novela de N. Chernyshevski ¿Qué hacer? Posteriormente Lenin subrayó más de una vez la importancia de la actividad de Chernyshevski como gran hombre de ciencia y enemigo intransigente de la autocracia zarista y el régimen de la servidumbre. Según expresión de Lenin, Chernyshevski sabía educar con sus artículos a verdaderos revolucionarios aun en las condiciones de la censura más drástica.

El carácter y las concepciones del joven Lenin se formaron bajo la influencia de la educación familiar, la literatura progresista rusa y la observación de la vida que le rodeaba. En aquella época, en Rusia, se desarrollaba rápidamente el capitalismo, se construían fábricas con empleo de maquinaria moderna y miles de obreros. Pero quedaban aún muchos restos del régimen de la servidumbre. La explotación capitalista se conjugaba con la opresión feudal, por cuya razón era insoportable la situación de los trabajadores en la ciudad y en el campo. Las arbitrariedades del Gobierno zarista, la opresión terrateniente y capitalista, la miseria y la falta de derechos de los obreros y campesinos despertaron en el adolescente el odio a los opresores y la simpatía por los oprimidos. El espíritu revolucionario de Volodia ya se dejaba sentir cuando todavía se hallaba en el liceo. Un día, al devolverle un ejercicio. de composición, el director del liceo le dijo en tono de advertencia: “¿De qué clases explotadas habla usted aquí? ¿A qué viene eso?”

Sobre Vladímir ejercía gran influencia su hermano mayor, Alejandro, que se distinguía por su firme voluntad y elevadas cualidades morales.

“El ejemplo de Sasha[1], al que quería con pasión —recuerda Ana Ilínichna Uliánova-Elizáróva, hermana de Lenin—, tuvo gran importancia para Volodia”.

Desde su infancia trató de parecerse en todo al hermano mayor. Cuando se le preguntaba cómo había que proceder en uno u otro caso, respondía siempre: “Como Sasha”. Alejandro estudiaba en la Universidad de Petersburgo y hubiera llegado a ser un gran hombre de ciencias. Pero eligió como objetivo principal de su vida la lucha revolucionaria contra la autocracia zarista y por una vida mejor para el pueblo. Alejandro Uliánov se encontraba, por sus concepciones, entre las ideas de “La Libertad del Pueblo”[2] y el marxismo. A través de su hermano mayor fue como Lenin entró en contacto por vez primera con las publicaciones marxistas.

Volodia hubo de afrontar duras pruebas todavía en la adolescencia. Su padre falleció repentinamente en 1886. Apenas repuesta de esta desgracia, la familia sufrió otra. En marzo de 1887, Alejandro Uliánov fue detenido en Petersburgo por participar en la preparación de un atentado contra el zar Alejandro III y ejecutado dos meses después en la fortaleza de Shlisselburg.

“Alejandro murió como un héroe —escribió su hermana Ana—, y la llama revolucionaria de su sangre alumbró el camino de su hermano Vladímir”.

La ejecución de su hermano impresionó profundamente a Vladímir Uliánov y afianzó en él la decisión de consagrar su vida a la lucha revolucionaria. A pesar de rendir tributo a la valentía y abnegación del hermano y sus compañeros, el joven Uliánov rechazó el camino seguido por ellos. Consideraba errónea y estéril la lucha contra la autocracia por medio del asesinato de representantes del poder zarista y del propio zar.

“No, nosotros seguiremos otro camino. No es ése el camino a seguir” —dijo.

Y Vladímir Uliánov comenzó a buscar otra vía de emancipación de los trabajadores. Preparándose para la actividad revolucionaria, se interesó especialmente por las ciencias sociales y procuró estudiarlas a fondo. Después de terminar con medalla de oro los estudios del liceo, ingresó en agosto de 1887 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kazán.

En ella estableció contacto con los estudiantes de tendencias avanzadas y revolucionarias. A comienzos de diciembre del mismo año fue expulsado de la Universidad y detenido por su participación activa en una reunión de estudiantes. Lenin habría de relatar más tarde la conversación que sostuvo con el oficial de policía que lo condujo a la cárcel. El oficial le dijo en tono aleccionador: “¿Para qué alborota, joven, si ante usted se alza un muro?”, y Lenin le respondió: “Un muro, sí, pero podrido. ¡Basta darle un empujón para que se derrumbe!”.

Así emprendió Lenin, a los diecisiete años, el camino de la lucha revolucionaria contra la autocracia zarista.

Vladímir Ilich fue desterrado a la aldea de Kokúshkino (hoy Lénino), de la provincia de Kazán. Desde entonces estuvo bajo la vigilancia de la policía. Durante su permanencia en aquella aldehuela perdida, Lenin leyó mucho y amplió sus conocimientos.

“Creo que después de ello —recordaba Lenin—, jamás, ni en la cárcel de Petersburgo, ni en Siberia he leído tanto como durante el año de mi destierro de Kazán a la aldea. Era una lectura continua desde las primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche”.

Un año más tarde se le autorizó a regresar a Kazán. Intentó sin éxito ingresar de nuevo en la Universidad. Luego solicitó permiso para marchar al extranjero con el fin de continuar sus estudios, pero las autoridades zaristas se lo denegaron, incluyéndolo en la lista de los “sospechosos”.

En Kazán existían a la sazón varios círculos revolucionarios clandestinos, organizados por N. Fedoséiev, uno de los primeros ...................................

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