Los organizadores de un debate público que tendrá lugar el 1 de abril en la kulturetxe Koldo Mitxelena de Donostia, sobre la crisis capitalista actual, me han hecho llegar las preguntas que siguen, con la petición de que las respuestas sean breves y concisas. El debate adquiere mayor importancia tras haberse conocido la convocatoria de una Huelga General en Hego Euskal Herria para el próximo 21 de mayo en protesta contra la explotación capitalista.

Pregunta 1: ¿Cómo caracteriza tu organización / partido la situación de crisis económica que vivimos en Euskal Herria? ¿Cuáles son las causas últimas de la situación de crisis económica actual?

Pregunta 2: ¿Cuáles pueden ser las medidas a tomar? ¿En base a qué objetivos y reivindicaciones se tomarían?

Pregunta 3: Ante las diferentes iniciativas que toma cada agente social, sindical y político, ¿ves posible y cómo concibes una lucha unitaria de amplio espectro por la defensa de las trabajadoras y trabajadores y el pueblo llano, perjudicados por la crisis?

 

Respuesta a la Pregunta 1: ¿Cómo caracteriza tu organización / partido la situación de crisis económica que vivimos en Euskal Herria? ¿Cuáles son las causas últimas de la situación de crisis económica actual?

La crisis capitalista actual en Euskal Herria es el resultado de la interacción de, como mínimo, cinco factores de diferente peso que han llegado a fusionarse en una crisis de dominación. Expuestos en orden de importancia estructural dentro del modo de producción capitalista y dentro del capitalismo vasco en concreto, son estos: Primero, el accionar lento, con altibajos, recuperaciones y descensos, de la ley de caída tendencial de la tasa media de beneficios a nivel mundial. Básicamente hablando, ésta es la razón última decisiva de la crisis actual, aunque intervienen otros componentes que analizaremos.

Los beneficios del capitalismo mundial van cayendo como una especie de goteo permanente desde hace décadas, aunque en algunos capitalismos concretos se hayan recuperado puntualmente y aunque durante unos años, por ejemplo, en la segunda mitad de los ’90, esa recuperación fuera algo más sostenida en varios Estados importantes en la economía mundial. Un goteo que se incrementa desde comienzos del siglo XXI pese a las sobreganancias obtenidas por las sucesivas medidas tomadas a partir de entonces, desde la “nueva economía” hasta la burbuja financiero-inmobiliaria, pasando por la ingeniería financiera de alto riesgo con todas clases de corrupciones y sobornos, y “economía criminal”, la parte del capitalismo que obtiene sus beneficios en el tráfico de drogas, armas, prostitución, esclavitud moderna, ilegalidades múltiples, etc.

Segundo, la caída tendencial de la tasa de beneficios se ha acelerado a raíz de la catástrofe financiero-inmobiliaria que venía anunciándose desde hacía unos años, que entró en barrena en verano de 2007 y que se ha precipitado al abismo desde verano de 2008. Crisis financieras e inmobiliarias locales y puntuales venían estallando con frecuencia creciente desde 1987, por poner una fecha conocida, multiplicándose conforme pasaban los años llegando, por ejemplo, al parón japonés, al hundimiento de los famosos “dragones asiáticos”, al no menos famoso “corralito argentino”, etc. En la historia del capitalismo las crisis de este tipo son producidas por la ciega obsesión de los capitales por encontrar nuevas ganancias que compensen la caída tendencial de la tasa de beneficios en su rama industrial, la decisiva a la larga.

Desde el siglo XVII crisis esencialmente idénticas aunque con cambios en sus formas externas, se han ido dando siempre que se han acumulado grandes masas de capital que no se invierten en la industria y en sus servicios porque dan muy pocos beneficios, o porque, dándolos, son inferiores a los que rinde la inversión bursátil, bancaria y financiera que termina en la suicida y caníbal especulación insostenible a medio y largo plazo. Más temprano que tarde, los “globos” estallan causando estragos que pueden acabar en devastadoras guerras mundiales según agraven el previo desplome de la tasa mundial de beneficios, aunque durante sus años de gloría y esplendor sólo los marxistas anunciamos lo que terminará sucediendo, siendo objeto de toda serie de acusaciones y desprecios.

Tercero, la confluencia de la caída de los beneficios y de la crisis financiera ha sido especialmente dura en el Estado español y menos en el Estado francés, aunque ambos procesos han impactado en Euskal Herria, acelerando la confluencia de diversas crisis parciales existentes en nuestro pueblo por efecto de la opresión nacional que sufre, por la ausencia de unidad territorial y estatal que padece, por el egoísmo ultraneoliberal de sus burguesías, por la pasividad de los partidos y sindicatos reformistas y estatalistas, etc. En la parte de Euskal Herria ocupada por el Estado francés, la larga estrategia histórica parisina de ahogo socioeconómico como base para la liquidación sociocultural, lingüística e identitaria vasca se ha endurecido con la crisis actual aumentando aun más el empobrecimiento y la dependencia en todos los sentidos.

En Nafarroa la alianza entre una burguesía españolista y el Estado español ha llevado a su economía al monocultivo y a la venta al capital extranjero de la economía agropecuaria e industrial autóctona, poniendo a este herrialde en el límite de la indefensión socioeconómica, agravada por la sumisión y colaboracionismo político-cultural con la burguesía española. En la CAV por ahora resiste cada vez peor su economía industrial exportadora, de media tecnología, con muy débil vertebración territorial vasca y dependiente de la protección económica, política y represiva que le garantiza el Estado español. Si bien la base industrial del capitalismo de la CAV le ha permitido resistir un poco más que el resto de economías los efectos de la crisis en lo que concierne a los beneficios empresariales, sin embargo las muy abundantes pequeñas empresas están entrando ya en la zona de peligro, como en Nafarroa.

Cuarto, pero la crisis verdadera la está padeciendo el pueblo trabajador vasco con tasas muy altas y en ascenso de paro real o encubierto, de subempleo, de precarización y de empobrecimiento. Lo peor de esta realidad social en aumento es que se ha ido desarrollando precisamente en los años de enriquecimiento burgués, y que pese a que se mantiene mal que bien la tasa de beneficios empresariales, pese a ello, aumenta el empobrecimiento social y la precarización en la vida, especialmente en la juventud. Además, mientras la burguesía se enriquece las diversas administraciones cantonales, forales y autónomas, así como estatales, reducen las prestaciones y ayudas sociales, los servicios públicos y los salarios indirectos, o sea, impulsan el empobrecimiento popular aunque las ganancias empresariales aumentan; del mismo modo, todas las medidas fiscales y tributarias benefician a la burguesía en detrimento del pueblo trabajador. El bloque social formado por las mujeres, pensionistas y jubilados, por la emigración y por la juventud trabajadora, este bloque es el que más padece el crecimiento de la crisis capitalista.

Y quinto, la cuádruple interacción vista no es completa sin la incidencia de la crisis política. El método marxista insiste en la conexión estructural aunque invisible a simple vista en los períodos de “normalidad democrática” y “paz social”, entre las diversas crisis parciales que laten y palpitan en el subsuelo social, rescoldos y brasas que nunca se apagan del todo. La crisis política se sustenta sobre el fracaso constatado de la trampa estaturaria y foralista impuesta a finales de los ’70 del siglo pasado; en la necesidad de una represión global creciente por parte española y francesa, hasta llegar, por ahora, la pucherazo reciente en la CAV, golpe antidemocrático típico de los débiles regímenes bananeros; en la incapacidad de los Estados español y francés para imponer definitivamente sus respectivos nacionalismos e ideologías imperialistas; en la significativa autoorganización obrera y popular vasca para luchar por sus necesidades y derechos a pesar de la masiva represión que cae sobre ella; en los efectos concienciadores de crisis mundiales estremecedoras como las hambrunas, pandemias, ecológicas, medioambientales, energéticas y demás, todas ellas relacionadas ya internamente con la crisis capitalista mundial. La crisis política tiende a agudizarse en la medida en que estas fuerzas sociales ven cómo las burguesías impulsan el neofascismo, el autoritarismo militarista, el terrorismo empresarial y de sexo-género, el irracionalismo cristiano, el racismo y los nacionalismos imperialistas español y francés.

La crisis capitalista actual es “nueva” en la historia entera de este modo de producción porque aúna y fusiona en una realidad explosiva componentes clásicos y permanentes de todas las crisis anteriores con otros verdaderamente nuevos, como son la crisis medioambiental y ecológica, la crisis estructural alimentaria y sanitaria, el agotamiento del grueso de las reservas energéticas vitales. Huyendo aquí de divagaciones sobre si el capitalismo saldrá o no de esta crisis, sobre cómo saldrá de ella, a qué costo humano ingente, sobre qué capitalismo resultará de todo ello, cual será su inseguridad interna y cuánto tiempo transcurrirá antes de que estalle otra crisis parecida o diferente a la actual, escapándonos de estas elucubraciones que no podemos resolver aún, sí tenemos que decir que el capitalismo que sobreviva, si logra hacerlo, será diferente al actual en muchas cuestiones, manteniendo empero sus constantes esenciales obligadas: la explotación de la fuerza de trabajo, la mercantilización generalizada de la vida y la lucha de clases entre una minoría propietaria de las fuerzas productivas y una mayoría expropiada de todo.

Esta “nueva” crisis, además, adquiere en Euskal Herria unos contenidos específicos, propios. Por un lado, son contenidos determinados por la opresión nacional que padecemos, lo que nos incluye en el campo de las luchas de liberación nacional, de clase y de sexo-género; por otro lado, al ser una opresión nacional que se ejerce en el capitalismo imperialista, en la UE, nos incluye en el campo típico de la lucha de clases en su sentido más duro a la larga por cuanto se libra contra burguesías que han desarrollado complejos y eficaces sistemas de integración, subsunción y represión; además, al existir una separación absoluta entre el substrato esencial de la lengua y cultura euskaldun y el de las lenguas y culturas indoeuropeas y más concretamente las latinas, en esta medida, nos incluye en el campo de los pueblos empujados violentamente al borde de su exterminio mediante la desaparición de su identidad básica, como lo reconocen todos los informes científicos internacionales; y por último, al ser la nación europea con más densidad de fuerzas represivas por habitantes debido a la prolongada resistencia que ofrece, nos incluye en el apartado de uno de los focos decisivos de la lucha revolucionaria en el interior del capitalismo imperialista.

Debemos partir de lo aquí visto para poder contextualizar las respuestas a las dos preguntas que siguen.

 

Respuesta a la Pregunta 2: ¿Cuáles pueden ser las medidas a tomar? ¿En base a qué objetivos y reivindicaciones se tomarían?

 

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