TABLA DE CONTENIDOS

 Derechos humanos como herramienta de destrucción masiva
        Boltxe
        Prólogo
        Prólogo de los autores

 Derecho burgués y derecho socialista antes del comunismo
        Presentación
               Hasta la revolución bolchevique
               Hasta finales del siglo XX
               El presente
               ¿Y en Euskal Herria?
          1. Dialéctica del trabajo
          2.  Hasta Marx y Engels
          3.  Desde Marx y Engels
          4.  Los Grundrisse
          5.  El Capital
          6.  Fin del derecho
          7. La declaración de 1948
          8. Vivienda, mujer, el Corán y la Biblia
          9. Utilizando el derecho burgués
        10. Avanzando al derecho socialista
        11. Contraofensiva imperialista
        12. Se endurece la ofensiva imperialista

 La salud: una necesidad de los pueblos
        Prólogo
        Introducción
        Utilizando el método: el materialismo dialéctico
        Los derechos de los pueblos y la salud humana: análisis marxista de sus condicionantes
        1 Salud y política alimentaria
        2 Salud y contaminación ambiental
        3 Salud y servicios sociales y sanitarios
        4 Salud y condiciones laborales
        5 Salud y represión patriarcal
               La creación del patriarcado
               La caza de «brujas»
               La necesidad actual de luchar contra el patriarcado
               La lucha internacional contra el patriarcado
               La lucha por la liberación de la mujer empieza por nosotras
        6 Salud y represión: conclusiones
 Apéndice A
        Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado
 Apéndice B
        Declaración universal de los derechos de los pueblos

 

BOLTXE

 

Boltxe es un colectivo de Euskal Herria que quiere contribuir, desde el marxismo, a la construcción de un mundo liberado de cualquier tipo de opresión, es decir una sociedad comunista. Nuestra aportación se basa fundamentalmente en ayudar, desde nuestras posibilidades, a formar a todas aquellas personas que quieran aprender de las experiencias pasadas y de las actuales, poniendo a su disposición textos marxistas clásicos y experiencias de las luchas de los diferentes pueblos. Estos textos los haremos llegar a través de dos vías, en papel y en libros electrónicos en nuestra página web.

A partir de esta contribución a la lucha del pueblo vasco nos sentimos parte de su proceso de liberación y defendemos la construcción de una Euskal Herria independiente, socialista, reunificada, antipatriarcal y euskaldun.

Estamos convencidos que para avanzar en este camino que nos marcamos, son necesarios el compromiso, la coherencia y la organización. En esta lucha existen diferentes instrumentos que el pueblo necesita para avanzar. Pensamos que uno de ellos ha de ser la formación y la educación, en un sentido abierto, imbricado con el debate, el análisis, la reflexión, la crítica y la autocrítica, la práctica... porque todo esto es la garantía de futuras victorias. Creemos que la práctica sola no es suficiente, ni tampoco el estudio académico: es necesario juntar las dos cosas, la práctica y el estudio. Si lo hacemos bien, seremos invencibles.

Desde que nació este colectivo hemos puesto en marcha diferentes iniciativas: revistas, folletos, webs, siempre con el objetivo de ampliar la base comunista ya que pensamos que solo en el comunismo cualquier tipo de opresión será superado.

Entre manos no tienes un catecismo sino un arma que tiene que valer para derribar muros, un «ladrillo» que te ayudará a construir el edificio de tu formación. Esperamos que disfrutes y compartas esta maravillosa experiencia de leer y estudiar con otros compañeros y compañeras.

Si deseas participar o seguir estando al corriente de lo que hacemos te esperamos en nuestra web www.boltxe.info

 

 

PRÓLOGO

 

La burguesía en su lucha contra el pueblo trabajador utiliza todos los medios posibles, uno de ellos es hacernos creer que los derechos humanos burgueses son los derechos humanos de todas las personas sin distinción, escondiendo por un lado la división de clases de la sociedad y que esos derechos humanos de los que habla son como el humo, al ir a concretarlos se diluyen, no son nada. En todo caso son los derechos de los que nos explotan y oprimen, puesto que uno de los fundamentales derechos humanos es el derecho a la propiedad privada. Y ya sabemos que mientras haya propiedad privada habrá explotación y opresión.

Ante esta situación de engaño sobre los llamados derechos humanos, Boltxe Kolektiboa piensa que para entender todo lo que esconde esta falsedad que nos venden tenemos que ir al origen, escarbar bien y ver qué hay en el fondo, en el sustrato, qué es lo que nos enconden, lo que no vemos. Por ello publicamos este libro Derechos humanos como arma de destrucción masiva. En este libro hay una primera parte que nos explica a fondo de dónde vienen esos derechos humanos, su historia, su desarrollo, su utilización por la burguesía y cómo debemos enfrentarnos a ellos. Una segunda parte que nos plantea la lucha por el derecho a una alimentación sana, por el derecho a una sanidad de calidad, por el derecho a la defensa del medioambiente, por la construcción de una nueva sociedad no basada en la propiedad privada, ni en el patriarcado, es nuestra lucha, la lucha del pueblo revolucionario, y para ello es necesario organizaciones revolucionarias que tomen su fuerza del pueblo en lucha.

En Euskal Herria, en nuestra lucha por la independencia y el socialismo no podemos ni debemos reivindicar unos derechos humanos indefinidos sino que por el contrario tenemos la obligación de reivindicar los derechos humanos socialistas, rechazando de forma frontal los burgueses, dado que la base sobre la que se sostienen son contrarios a los planteamientos sobre los que queremos fundar la Republica Socialista de Euskal Herria, Estado basado en la igualdad de las personas indistintamente del color, credo, sexo, tendencia sexual, etc. Rechazamos unos derechos humanos basados en la legalidad burguesa, por la sencilla razón de que en Euskal Herria la base del movimiento revolucionario durante los últimos cincuenta años son los valores socialistas como base de la nueva sociedad. Se deberán actualizar los conceptos, dado que estos no son estáticos sino que por el contrario son dinámicos y cambian con los tiempos y la sociedad, pero lo que nunca se podrá negar es que el sujeto revolucionario es el pueblo trabajador vasco que lucha en Euskal Herria por una nueva sociedad.

Nos quedamos con la conclusión que aportan los autores, tenemos que luchar por los derechos concretos de la clase trabajadora, de los pueblos, denunciando la ambigüedad que representan los derechos humanos que defienden la burguesía y sus lacayos.

Boltxe Kolektiboa

 

 

PRÓLOGO DE LOS AUTORES

 

El libro que presentamos —Derechos humanos como arma de destrucción masiva, Boltxe Liburuak, Bilbo 2015— nace por muchos motivos de tipo político, social, de oportunidad histórica y también, integrado en todos los anteriores por necesidades personales. Nuestras militancias en diversos campos de lucha contra las opresiones nos han hecho tomar conciencia de la perversa trampa que se esconde en la ideología burguesa de los derechos abstractos que ocultan el derecho concreto del capital a la explotación humana. También nuestra pertenencia a pueblos oprimidos como el andaluz y el vasco, nos ha facilitado descubrir la mentira de la famosa «constitución democrática» que embellece los barrotes de esta cárcel de pueblos que es la monarquía española y su Estado.

Qué duda cabe que el tema de los derechos humanos burgueses es de suma actualidad, de gran importancia en el momento histórico que vivimos. Lo que de forma abstracta y mezclando conceptos diferentes viene en llamarse derechos humanos. Acepción que tiene una clara intención de evocar aspectos muy positivos, deseables, humanísticos que debemos defender; pero que en su realidad lleva dentro de esas bonitas palabras puro veneno.

La dialéctica nos enseña que el pensamiento crítico, componente básico del método científico, puede llegar a lo real si bucea hasta sus raíces contradictorias: así descubrimos que debajo de admirables palabras como libertad, justicia y derecho se libra una lucha a muerte entre fuerzas antagónicas, entre el derecho/necesidad de la salud y la necesidad de la industria de la salud capitalista para engordar sus ingentes beneficios mercadeando la vida humana. Y quien habla del derecho/necesidad a la salud habla también del derecho/necesidad a la cultura, al trabajo libre como creación de bellos valores de uso, mientras que el oficial «derecho al trabajo» es en la práctica derecho al tripalium, a la tortura del trabajo explotado.

Además, hablar de derechos humanos tiene una íntima conexión con la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, difundida, orquestada y publicitada por los medios de comunicación escrita y visual de los Estados capitalistas que igualmente se comenzaron a llamar «democráticos» y del «mundo libre»; aunque la experiencia terrible, antes y después de esa fecha, son las matanzas y genocidios de lo que algunos autores han venido en llamar «terrorismo occidental». En toda su obra, pero sobre todo en el muy crudo y estético capítulo XXIV del libro I de El Capital, Marx desnuda el terrorismo implacable sobre el que descansa la libertad y el derecho de la burguesía. Para el imperialismo que busca expandirse mediante la acumulación por desposesión, además de otros métodos, para este Moloch contemporáneo, derecho y terror son las dos caras de la tasa de beneficio.

Porque a veces se olvida que en la realidad práctica son los derechos de la burguesía, como la libertad y la fraternidad, por los que se bañó en sangre al pueblo de París o de Puerto Príncipe en Haití. Por ello insistimos a lo largo del libro en llamarlos derechos abstractos, porque en los hechos concretos muestran todo lo contrario de lo que predican esas palabras: muerte y dolor, violencia extrema sobre muchos pueblos empobrecidos del mundo.

Porque se olvida que antes del derecho burgués existieron otros derechos precapitalistas. Que las mujeres aplastadas, los pueblos esclavizados y las clases oprimidas se pusieron una y mil veces en pie para defender sus derechos colectivos, sus bienes comunes expresados en los derechos consuetudinarios fervorosamente defendidos por un joven Marx de 24 años, y sus poderes comunales tan admirados por Engels. Volvemos a reivindicar la dialéctica: derecho contra derecho, y cuando chocan dos derechos irreconciliables, decide la fuerza: ¿derecho/ necesidad al agua como bien vital común y valor de uso, o derecho a la industria transnacional burguesa del agua como mercancía y valor de cambio? No existe punto equidistante, neutro e intermedio.

Ahora que se celebran aniversarios de heroicas victorias, pero sumamente cruentas y costosas, contra el nazi-fascismo, simbolizado por la llegada del Ejército Rojo soviético a un Berlín nazi totalmente destrozado; o contra el imperialismo, cuando el pueblo vietnamita logra expulsar el terror que supuso la invasión del ejercito de los Estados Unidos. En estos y otros aniversarios de victorias populares, es más necesario que nunca analizar qué significaron y significan los derechos humanos burgueses para la población.

Fue entre estos dos grandes hitos sangrientos provocados por estas dos grandes potencias imperialistas, la nazi alemana y la de Estados Unidos, cuando se promulgan de forma pomposa la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, apoyados por los restantes Estados imperialistas de la época en pugna entre ellos. En el libro que presentamos se explica con detalle el contexto de terror abierto y soterrado, según los lugares, que precedió a dicha declaración. Fundamental para entender la violencia que se ejerció posteriormente en diferentes países del mundo, siendo una de las más visibles y sanguinarias la ya comentada invasión del ejército estadounidense del pueblo de Vietnam.

Fue en este contexto de debilidad del imperialismo «democrático» —Estados Unidos, Gran Bretaña, Estado francés, Holanda, Bélgica..., imperios bañados en sangre—, de desprestigio absoluto de las burguesías colaboracionistas con el nazifascismo y de suma legitimidad y fuerza del socialismo y de las luchas de liberación nacional por su decisiva participación en la derrota del monstruo negro con runas de plata, el que hizo que se reafirmara el inalienable derecho a la rebelión contra la injusticia y la opresión nada menos que en el «Preámbulo» de la Declaración Universal. Pero la unidad y lucha de contrarios es la fuerza de la vida y de la historia, y la firma por el imperialismo del derecho a la rebelión llevaba la trampa de qué definir como «derecho a la rebelión» ante los ataques imperialistas a los pueblos explotados que luchaban por su independencia socialista. J. Bricmont ha denunciado brillantemente esta trampa en su crítica del «imperialismo humanitario».

Sin embargo, la Declaración de 1948 refrenda el derecho de propiedad del capital, y aunque en algún articulado interno se insinúa la necesidad del control social del derecho de propiedad, lo cierto es que la propiedad burguesa es prácticamente reconocida como «derecho humano». Desde una perspectiva verdaderamente humanista, tuvieron razón los países socialistas al negarse a aceptar que el derecho de propiedad de las fuerzas productivas fuera un «derecho humano», porque en realidad solo es la violenta fuerza burguesa elevada al rango de «derecho inhumano».

De este modo, las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista se reflejaron en la Declaración de 1948, y prácticamente desde el día posterior a su firma el imperialismo comenzó a desautorizar sus contenidos democrático-burgueses, casi anulándolos, excepto en la propaganda, mientras que únicamente aplicaba sus contenidos reaccionarios. Esta práctica fue intensificándose .............................

  

 

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