RESUMEN
Resumen: El objetivo de este artículo es analizar los cambios de la nueva economía a partir de las características más importantes de la denominada vieja economía. Este análisis es esencial para poder entender la reorganización industrial que ha tenido lugar, así como la interpenetración entra las finanzas y la industrial. En primer lugar, se da una visión global acerca de los cambios estructurales acaecido y su impacto en la mundialización del asalariado. En segundo lugar, se apuntan las características más importantes del fordismo. En tercer lugar, se indican los elementos más destacados del liberalismo, prestando una atención especial a los nuevos sistemas organizacionales y al papel de la empresa moderna. Finalmente, se analiza el nuevo sistema de crecimiento acaecido a partir de los años 70.
Los términos globalización y nueva economía tienen un contenido fuertemente ideológico. El término "globalización" esconde el carácter imperialista de una nueva fase histórica de internacionalización, interdependencia e interconexión. El término "nueva economía" trata a su vez de presentar como referencia mundial de la situación futura, a la economía de los Estados Unidos de América. Esta última se asentaría en una nueva fase de crecimiento derivada de la expansión bursátil y de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. En esta línea, la OCDE identifica a la nueva economía como un crecimiento tendencial más fuerte, resultante de modos de gestión más eficaces en las empresas por las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación y de un crecimiento más fuerte de la productividad multifactorial. Esta explicación ideológica de la situación esconde de nuevo el capitalismo imperialista, el neoliberalismo y la desreglamentación.
El presente trabajo trata de analizar los cambios objetivos de la nueva economía abordando las modificaciones experimentadas a partir de la vieja economía asentada en el modelo fordista keynesiano. Trataremos por lo tanto, de presentar una visión sintetizada del antiguo modelo y de los cambios experimentados. Acotaremos el espacio de éstos últimos haciendo referencia a los cambios socio-organizacionales, el modelo de crecimiento y el sistema de regulación.
1.- Mundialización del asalariado/a y cambios estructurales
Observamos también que la característica dominante del período actual en los últimos 10 años es la generalización de la relación asalariada a nivel mundial. El fenómeno acontece además en nuevos países muy poblados, en el que el potencial de expansión de la relación asalariada es enorme. Analistas como Michel Aglietta([1]) consideran que en estas circunstancias el capital va a desplazarse de los países industrializados del centro hacia estos países donde se extiende el asalariado; de manera que la extensión internacional del capital va estar sostenida por flujos permanentes de capitales del Norte hacia el Sur.
En esta perspectiva, los líderes de la economía capitalista necesitan desarrollar una regulación financiera internacional al objeto de ofrecer las garantías necesarias al funcionamiento de los mercados internacionales de capitales y asegurar el carácter permanente de estos procesos.
Hay que considerar además que la extensión mundial del asalariado se opera en un cuadro de acumulación intensiva y de transformación tecnológica, donde constatamos al menos tres cambios estructurales; que a su vez son interdependientes.
El primer cambio estructural concierne a la difusión de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, que paradójicamente tienen un débil impacto sobre la dinámica de la productividad.([2]) La segunda transformación estructural, es la internacionalización de las economías, que se percibe a través de la facultad de situar la estrategia de los productores a escala internacional. A ello se añaden los flujos de intercambio entre personas, informaciones, ideas, técnicas, y conocimientos científicos. Mucho de estos intercambios son inmateriales y por lo tanto no aparecen en las estadísticas. Ello representa una particularidad importante del nuevo esquema de desarrollo.
La tercera transformación estructural concierne a la fase contemporánea de terciarización de la economía. La fase actual de esta evolución se distingue por la expansión de los servicios a las empresas, en las fases claves de la producción y de la distribución. Esta fase manifiesta también el desarrollo de nuevos empleos de alta cualificación.
2.- El Fordismo-Keynesianismo
La crisis de 1929 rompió el orden social creado por el Taylorismo y las nuevas instituciones financieras. La hegemonía del mundo financiero fue cuestionada y se proclamó la necesidad de, limitando la actividad de los mercados, adoptar medidas para crear empleo.([3]) La solución keynesiana pasaba por la intervención del Estado en la economía y la reglamentación de la actividad de las instituciones financieras.
El objetivo marcado de “pleno empleo” añadía un objetivo social a la búsqueda del beneficio empresarial, privando al capitalismo de una de sus armas más formidables: la reconstitución de la armada de reserva industrial. Y la lucha por el pleno empleo ayudaba al reconocimiento del derecho al trabajo y a la emergencia de los sistemas de protección social.
En fin, la intervención del Estado abarcaba, a través de las nacionalizaciones, el control de segmentos estratégicos del sistema productivo y se extendía al conjunto de la economía conformando las economías mixtas posteriores a la II Guerra Mundial.
En su esencia, el modelo Keynesiano-Fordista estructuraba tres aspectos diferentes: Era un modelo de organización del trabajo que especializaba aún mas la división del trabajo taylorista, mecanizando el proceso e introduciendo la cadena de montaje. A este nivel, el fordismo incrementó enormemente la productividad del taylorismo, introduciendo la "mecanización" en la organización del trabajo e imponiendo el ritmo de trabajo al trabajador/ra desde el exterior de éste. De esta manera se generó la producción masiva de series largas, de bajo precio y estandarizadas.([4])
Era también un régimen de acumulación. Se trataba de una producción de masa con fuertes incrementos de productividad y considerables incrementos de la intensidad de capital utilizado por trabajador/ra. De esta manera, manteniendo estable la tasa de beneficio, la acumulación fordista permitía la repartición regular del nuevo valor añadido creado por los incrementos de productividad, entre los trabajadores/ras y la empresa (inversiones empresariales, dividendos e incrementos salariales). El sistema tendía hacia el pleno empleo y generaba una cultura consumista generalizada.
Era también un modo de regulación. Así, al objeto de superar las contradicciones derivadas de los intereses de los empresarios a corto y a medio término (que resultan contradictorios), el modelo fordista regulaba la demanda en el interior de cada Estado-Nación, implantando el "Estado-Providencia" y desarrollando un sistema de seguridad social; incluyendo también una legislación social que aseguraba el salario mínimo y una articulación de las relaciones laborales que reconocía las organizaciones sindicales y generalizaba los Convenios Colectivos.
Con estas premisas, el Fordismo desarrolla una forma de progreso técnico y tecnológico que orienta el maquinismo a las exigencias de una especialización cada vez más avanzada. Este recurso al maquinismo, permite además mejorar el control de los procesos de trabajo, aumenta progresivamente la composición orgánica del capital, y desarrolla la producción en serie de mercancías estandarizadas, rebajando el tiempo de trabajo necesario para su fabricación y estandarizando el consumo. Todo ello se traduce, en una economía de mercado, en el desplazamiento de las empresas menos competitivas y en procesos de reestructuración y quiebra para las empresas remisas a la aplicación del "Scientific management".([5])
3.- El Neoliberalismo
El proceso de internacionalización de la producción y de los mercados generado por el modelo fordista-keynesiano en la fase posterior a la II Guerra Mundial convergió con las nuevas tecnologías derivadas de la revolución de la microinformática, para diseñar una sociedad nueva. La nueva situación convierte en obsoletos los sistemas de regulación asentados en el marco de los Estados-Nación y en la ausencia de un nuevo sistema de regulación más amplio se impone la lógica salvaje de la hegemonía del mercado internacional.
[1] “Entrevista con Michel Aglietta”.Gérard Vindt. 500 ans de capitalisme. Edit. Mille et una Nuits. 1998.
[2] Así, la ralentización de las ganancias de productividad observada en la década de los 70 y 80 y que se ha prolongado en los años 90, concierne a todas las actividades y a todos los países desarrollados, sin que se puedan claramente explicar las causas.
[3] “La dynamique du capital. Un siècle d ́économie américaine”. Duménil G, Lévy D.Presses Unibersitaires.1996.
[4] Es evidente que esta "imposición" y "socialización"del ritmo de trabajo se distingue del "rendimiento individual" propio del Taylorismo.
[5] Mientras que en las empresas triunfantes se generaliza una forma de desgaste de la fuerza de trabajo más penosa y extenuante que en ninguna otra parte.