Sumario:
I. DE LA CIENCIA Y DEL HOMBRE
Breve biografía
1. Historia Social de la Ciencia (fragmentos)
Introducción
Aspectos de la Ciencia
La Ciencia como institución
La tradición acumulativa de la Ciencia
Esquema del progreso científico y técnico
Función de los grandes hombres
La ciencia como medio de producción
Carácter clasista de la ciencia primitiva
La Ciencia natural como fuente de ideas
Materialismo e idealismo
Interacción de Ciencia y Sociedad
2. La Ciencia en el mundo actual
La utilización de la Ciencia en el sector capitalista
La organización de la investigación
Investigación gubernamental y militar
La Ciencia en los países en vías de desarrollo
La lección de la presa de Assuán
La Ciencia en el Sector socialista
3. El electrón y el átomo
La Física en 1896
La descarga eléctrica
Röntgen y los rayos X
El electrón
El revivir del atomismo
Becquerel y la radioactividad
Los Curie y el radio: transmutación de los átomos
Rutherford y Soddy: las transformaciones radioactivas
Planck y la teoría quántica
Einstein y el fotón
El núcleo atómico
Van Laue y los Bragg: Rayos X y cristales
El átomo de Rutherford-Bohr
El nuevo átomo de la química
La estructura de los cristales
John Bernal
Científico y comunista
Biografía breve
John D. Bernal (1901-1971) fue un científico y comunista irlandés que destacó por su labor pionera en el ámbito de la cristalografía de rayos X, biología molecular e historia de la ciencia.
Tras realizar estudios en la Universidad de Cambridge y licenciarse en matemáticas y ciencias en 1922 siguió estudios de postgrado bajo la tutela de William Bragg en los laboratorios Davy Faraday en Londres.
Hacia 1924 logró determinar la estructura molecular del grafito, una forma del carbono. En la Universidad de Cambridge, y junto con su discípula y futura ganadora del Premio Nobel Dorothy Crowfoot Hodgkin, tomó las primeras fotografías de rayos X de cristales proteicos, dando uno de los primeros pasos para los estudios de las macromoléculas orgánicas basados en cristalografía.
No le otorgaron el Premio Nobel a causa de la Guerra Fría, a pesar de que varios de sus discípulos y compañeros de investigación fueron laureados. Justo por entonces la cristalografía de proteínas se convertía en una herramienta clave para el avance de la biología molecular, pero a Bernal le dejaron fuera. Sin embargo, en 1962 sus colegas Max Perutz y John Kendrew se llevaron el Nobel de Química por sus estudios cristalográficos de las proteínas hemoglobina y mioglobina, y Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins obtuvieron el de medicina por sus descubrimientos sobre la estructura de la doble hélice del ADN.
Siempre le entusiasmó la conquista del espacio exterior. El monolito negro que expresa la inteligencia extraterrestre en la saga de novelas de Arthur Clarke ("2001 Una odisea del espacio") también procede de Bernal. Fue un pionero de las estaciones espaciales orbitales, verdadera ciencia ficción para aquella época. En 1929 propuso la construcción de una estructura en forma de asteroide hueco y esférico, que se conoció como la Esfera de Bernal, de 16 kilómetros de diámetro, capaz de mantener contingentes de 30.000 personas en el espacio de forma permanente.
En 1937 le nombraron miembro de la Royal Society de Londres, la máxima institución científica de Gran Bretaña. En 1958 le nombraron para la Academia de Ciencias de la URSS.
En junio de 1994 la revista francesa de divulgación científica "La Recherche" publicó un número especial dedicado a un acontecimiento histórico que se ha querido mantener oculto: el decisivo papel de un comunista en el desembarco de los aliados en las playas de Normandía. Para ello Bernal inventó los llamados puertos prefabricados Mulberry que se usaron en el desembarco y realizó la topografía del terreno y el suelo marino. La Armada Británica le asignó el rango de comandante para minimizar problemas relacionados con tener a un civil al cargo de las fuerzas de desembarco. Tras orquestar el Día D, Bernal desembarcó en Normandía al día siguiente.
Otra de sus aportaciones más importantes concierne al debate sobre el origen de la vida. En los países capitalistas conocemos al soviético Alexander Oparin gracias a que Bernal tradujo su obra al inglés. Pero Bernal propuso sobre el asunto hipótesis novedosas, como la intervención de la arcilla en la formación de quiralidad de las moléculas orgánicas. Luego las investigaciones de James Ferris confirmaron que las arcillas pueden actuar como catalizadores en la formación de las cadenas de ARN. El Premio Nobel Jack Szostaktambién ha demostrado que las arcillas pueden producir los ácidos grasos que componen las membranas de las células.
Bernal fue profesor en la Universidad de Londres. Junto con el soviético Boris Hessen, revolucionó la historia de la ciencia y sus obras, basadas en el materialismo dialéctico, han tenido gran difusión. En 1939 escribió un libro con el que inició de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, llamado "La función social de la ciencia". En 1954 publicó otra obra maestra "La ciencia en la historia".
Supo generalizar magistralmente los resultados obtenidos por la ciencia en su conjunto, puso de relieve el valor filosófico de la ciencia y su importancia para la historia de la humanidad, aclaró el carácter contradictorio de su desarrollo en las sociedades de clase y su incesante progreso bajo el socialismo.
A la muerte de su amigo, también científico y comunista, Frederic Joliot-Curie, ocupó la presidencia del Consejo Mundial de la Paz y en 1953 la URSS le concedió el premio Stalin de la Paz por su contribución a la amistad entre las naciones.
En 1923 se afilió al Partido Comunista, una ideología que defendió a capa y espada hasta su muerte, ocurrida en 1971. Por eso en los países capitalistas la obra de Bernal ha sido salvajemente censurada, combatida e ignorada. Sin embargo, después de su muerte, en 1989, se celebró en Hamburgo un Simposio al más alto nivel para conmemorar el 50 aniversario de la publicación de su obra pionera "La función social de la ciencia".
JOHN D. BERNAL.
HISTORIA SOCIAL DE LA CIENCIA
(FRAGMENTOS)
INTRODUCCIÓN
Este libro intenta describir e interpretar las relaciones existentes entre el desarrollo de la ciencia y el de los restantes aspectos de la historia humana: Su objetivo es conducirnos a una comprensión de algunos de los problemas más importantes suscitados por el impacto de la ciencia en la sociedad. La civilización, tal como la conocemos hoy y en sus aspectos materiales, sería imposible sin la ciencia, que además se halla profundamente implicada en los aspectos intelectuales y morales de aquélla. La difusión de las ideas científicas ha sido un factor decisivo en la configuración del modo general del pensamiento humano. En los conflictos y aspiraciones de nuestro tiempo, particularmente, podemos encontrar una imbricación creciente y continua de la ciencia. Los hombres viven con el temor de ser destruidos por la bomba atómica o las armas biológicas, pero también con la esperanza de obtener una vida mejor mediante la aplicación de la ciencia a la agricultura y a la medicina. Los dos campos en que actualmente se divide el mundo ejemplifican objetivos diferentes en el uso de la ciencia; la urgente necesidad de su reconciliación se debe en parte a la naturaleza catastrófica y suicida de la guerra científica.
La marcha de los acontecimientos sitúa ante nosotros, cada vez más insistentemente, problemas relativos a la ciencia tales como el apropiado uso de la misma en la sociedad, la militarización de la ciencia, las relaciones de la ciencia con los gobiernos, el secreto científico, la libertad de la ciencia, el lugar de la ciencia en la educación y en la cultura general. ¿Cómo resolver esos problemas? El intento de solucionarlos recurriendo a principios aceptados o a verdades autoevidentes sólo puede dar lugar a confusión. Tales principios no pueden dar respuesta clara, por ejemplo, a cuestiones como la de la responsabilidad del científico ante la tradición de la ciencia, ante la humanidad o ante el Estado. En un mundo que cambia rápidamente poco puede esperarse de ideas que se toman inalteradas de una sociedad que se ha desvanecido después de revocarlas. Pero esto no quiere decir que los problemas sean insolubles ni que, consiguientemente, haya que caer en la irracionalidad y el pesimismo impotente tan característicos en la actualidad entre los intelectuales de los países capitalistas.
En último término, tales problemas deben resolverse y se resolverán en la práctica mediante el intento de encontrar un camino para utilizar y desarrollar la ciencia de manera más armoniosa y con mejores resultados para la humanidad. Se ha obtenido ya mucha experiencia en países en que la ciencia se ha dedicado Conscientemente a tareas constructivas y a fomentar la prosperidad, e incluso en la Gran Bretaña y en los Estados Unidos la experiencia del empleo de la ciencia en la guerra y en la preparación de la guerra ha enseñado a los científicos algo de lo mucho que podría hacerse en la paz.
Pero la experiencia no es suficiente por sí misma y, en realidad, nunca puede actuar aislada. Consciente o inconscientemente, está necesariamente guiada por teorías y actitudes extraídas del fondo general de la cultura humana. En la medida en que es inconsciente, su dependencia de la tradición será ciega y únicamente conducirá a la repetición de unas soluciones ya intentadas que el cambio en las condiciones ha hecho inoperantes. En la medida en que es consciente, implica un conocimiento más amplio de la relación general de la ciencia a la sociedad cuya primera exigencia es el conocimiento de la historia, de la ciencia y de la sociedad. En la ciencia, más que en ninguna otra institución humana, es necesario investigar el pasado para comprender el presente y dominar el futuro.
Hasta hace muy poco tiempo esta afirmación habría merecido escasa atención por parte de los científicos activos. En la ciencia natural, y sobre todo en las ciencias físicas, se sostiene con firmeza la idea de que el conocimiento actual cancela todo el conocimiento del pasado y ocupa su lugar. Se admite también que el conocimiento futuro convertirá en anticuado el conocimiento presente, que, sin embargo, es por el momento el más aceptable. Todo lo útil del conocimiento anterior queda absorbido en el actual; lo que ha quedado fuera de éste son sólo los errores de la ignorancia. En suma, en palabras de Henry Ford, "La historia es un tamiz".
Por fortuna, en nuestros días es cada vez mayor el número.......... [..........]