ÍNDICE

Rudimentos

 Libro I

1.— Los orígenes

Libro II

2.— El Asia

3.— Los Hebreos

4.— La India

5.— El Egipto

6.— Los Fenicios

 Libro III

7.— Los Persas

8.— Grecia. Las religiones

9.— Grecia en la Guerra Meda

10.— Grandeza de Atenas

11.— Primacía de Esparta

12.— Los Macedonios. Filipo y Alejandro

13.— Las letras, las artes y las ciencias en Grecia

14.— Filosofía griega

15.— Ciencias griegas

16.— Los sucesores de Alejandro

17.— Los Seleucos en Siria

18.— Tolomeos en Egipto

19.— La Grecia bajo los Macedonios. Las ligas

 Libro IV

20.— Italia. Sus primeros habitantes

21.— Magna Grecia y Sicilia

20.— Italia. Sus primeros habitantes

21.— Magna Grecia y Sicilia

22.— El Lacio. Orígenes de Roma

23.— Los Galos

24.— Edad heroica de Roma

25.— Magna Grecia

26.— Primera y segunda guerra Púnica

27.— Guerras de Roma en Europa y Asia

28.— Últimos sucesores de Alejandro. Los Hebreos

29.— Tercera guerra Púnica

30.— La España. Pérgamo. Conquistas exteriores de Roma

31.— Literatura griega en decadencia

32.— Artes y ciencias

33.— Filosofía

34.— Civilización de los Romanos

35.— La China

36.— Constitución y cultura de los Chinos

Libro V

37.— Constitución y economía de Roma

38.— Leyes agrarias. Los Gracos

39.— Los esclavos

40.— Guerras exteriores. Los Cimbros. Mario

41.— Guerra social. Sila

42.— Reinos asiáticos. Mitridates. Mario y Sila

43.— Pompeyo. Sertorio. Fin de Mitridates

44.— Gladiadores. Piratas. Creta

45.— Pompeyo. Los caballeros. Verres. Catón. Craso. César

46.— Condición de la Italia. Catilina

47.— Primer triunvirato. César en las Galias

48.— Roma durante el primer triunvirato. Los partos

49.— Segunda guerra civil

50.— Asesinos y vengadores de César

51.— Augusto

52.— Cultura romana

53.— La India. Época de Vicramaditia

Libro VI

54.— -El Imperio Romano

55.— -Los doce Césares

56.— Guerras del imperio

56.— Guerras del imperio

57.— Costumbres del Imperio

58.— Cristo

59.— Nerva, Trajano, Adriano, los Antoninos

60.— Condición del Imperio

61.— Filosofía, ciencias y letras bajo los emperadores

62.— Literatura latina y griega

63.— Desde Cómodo a Constantino

64.— Edad heroica del cristianismo 65.— Paz y constitución de la iglesia

66.— Filosofía profana y religiosa

67.— Literatura y artes

Libro VII

68.— Los invasores del Imperio

69.— Constantino

70.— Constitución del Bajo Imperio

71.— Hijos de Constantino. Juliano Apóstata. Cuestiones religiosas

72.— De Valentiniano hasta Teodosio

73.— División del Imperio. Honorio

74.— Arcadio. Aecio. Atila

75.— Últimos emperadores de Occidente

76.— La Iglesia

77.— Literatura de los últimos tiempos romanos

78.— Ciencias. Bellas Artes

Libro VIII

79.— Edad Media

80.— Estado del mundo

81.— Imperio de oriente. Justiniano

82.— Los códigos

83.— Justino II. Heraclio

84.— Los Bárbaros en Italia. Teodorico

85.— Los Longobardos

86.— Los Francos

87.— Los Visigodos en España

88.— Inglaterra e Irlanda. Anglo-Sajones

89.— Condición de los Bárbaros

90.— La República cristiana

91.— Doctrinas profanas. La lengua

Libro IX

92.— La Arabia

93.— Mahoma

94.— El Corán

95.— Primeros Califas

96.— Los Árabes en España. Califato de Córdoba

97.— Imperio Griego. Los Heraclidas. Los Isáuricos

98.— Los Francos. Mayordomos de palacio

99.— Italia. Los papas. Los Longobardos. Pepino

100.— Carlomagno

101.— Letras y artes

102.— China. El Tíbet

Libro X

103.— Los Carlovingios

104.— Los Carlovingios en Francia (840-888)

105.— Incursiones de los Sarracenos

106.— Normandos

107.— Los Normandos en Francia y en Inglaterra

108.— Los Normandos en Italia

109.— Los Eslavos

110.— Los Normandos y los Eslavos en Rusia

111.— Los Húngaros

112.— Fin de los Carlovingios. Los Capetos

113.— El feudalismo

114.— Italia bajo los Carlovingios

115.— Reino de Germania. Otón el Grande. Los Italianos

116.— Estado de la Italia

117.— Los Otones. Casa de Franconia

118.— La Iglesia

119.— Gregorio VII

120.— Imperio de Oriente. Cisma griego

121.— España. El Cid

122.— Imperio árabe

123.— Los Turcos. La India

124.— Cultura de los musulmanes

125.— Letras y ciencias en la cristiandad

Libro XI

126.— Las Cruzadas

127.— Mahometanos y cristianos en Palestina

128.— Caballería. Órdenes militares

129.— Escudos, divisas, emblemas, apellidos

130.— Torneos, cortes de amor, gaya ciencia, diversiones

131.— Los Trovadores

132.— Segunda y tercera Cruzada

133.— Mejoramiento del pueblo

134.— Los Comunes

135.— El imperio. Guerra de las Investiduras

136.— Otros emperadores. Barbarroja

137.— Sicilia. Fin de los Normandos

138.— Francia

139.— Inglaterra. Los Plantagenet

140.— Las doctrinas

Libro XII

141.— Repúblicas italianas

142.— Enrique VI e Inocencio III

143.— Federico II

144.— Cruzadas cuarta, quinta y sexta

145.— Herejías. Los Albigenses. Nuevos frailes

146.— Grande interregno. Fin de los Suevos y de la Guerra de las Investiduras

147.— Grandeza de las repúblicas italianas

148.— Francia. San Luis. Cruzadas sétima y octava

149.— España. Magreb. Portugal

150.— Prusia. Livonia. Caballeros Teutónicos

151.-Hungría

152.— Inglaterra y Escocia

153.— Idiomas y literatura

154.— Bellas artes

Libro XIII

155.— La imprenta. La pólvora. Otros inventos

156.— Imperio de Oriente

157.— Tamerlán

158.— Fin del imperio de Oriente

159.— España. Expulsión de los Moros

160.— Francia. Felipe el Hermoso

161.— Casa de Valois. La guerra inglesa

162.— Luis XI

163.— Islas Británicas

164.— Imperio occidental

165.— Asuntos eclesiásticos. Gran cisma. Concilios de Constanza y Basilea

166.— Hussitas. La Hungría

167.— Suiza

168.— Italia. Tiranos. Vísperas Sicilianas . Enrique VII. Roberto de Nápoles

169.— Desórdenes. Nicolás Rienzi

170.— Los guerrilleros

171.— Toscana. Los Médicis

172.— Las Dos Sicilias

173.— Estado pontificio. Condiciones generales

174.— Ciudades comerciales

175.— Ciudades anseáticas

176.— Escandinavia

177.— Polonia, Lituania y Prusia

178.— Rusia y Capchak

179.— El triunvirato italiano. La otra literatura

180.— Estudios clásicos. Historia

181.— Ciencias

182.— Bellas artes

 Libro XIV

183.— Geografía. Viajes antiguos

184.— Comercio antiguo

185.— La brújula. Descubrimientos de los Portugueses

186.— Colón y los primeros descubridores de América

187.— Esclavitud india

188.— Méjico

189.— El Perú

190.— América meridional. El Dorado

191.— Colonias españolas

192.— Misiones. El Paraguay

193.— El Brasil

194.— América septentrional

195.— De la América en general

196.— Los Portugueses en Asia

197.— Holandeses, Daneses, Franceses e Ingleses en Asia

198.— Japón

199.— China. De la dinastía XV a la XXII

200.— El África

201.— Las Antillas. Los Filibusteros

202.— Viajes a los polos

203.— Progresos de la Geografía y de la Náutica. Derecho marítimo 204.— El mundo marítimo. Cook. Viajes polares

Libro XV

205.— Aspecto general. El imperio

206.— Italia. Toscana. El Milanesado. Carlos VIII

207.— Luis XII. Los Borgia. Julio II. Liga de Cambray

208.— Francisco I y Carlos V

209.— Estados musulmanes

210.— Literatura

211.— Bellas artes

212.— Costumbres. Opiniones

213.— La Reforma. Lutero

214.— Consecuencias políticas

215.— Zwinglio. Calvino

216.— Reacción católica. Los Jesuitas. Concilio de Trento

217.— Reformadores italianos

218.— Muerte de Carlos V. Batalla de Lepanto

219.— Los papas después del Concilio de Trento

220.— Holanda y los Países Bajos

221.— España. Portugal

222.— Francia. Los Valois

223.— Los Borbones

224.— Inglaterra. Los Tudor

225.— Alemania. Guerra de los Treinta Años

226.— Suecia y Dinamarca

227.— Polonia. Lituania. Livonia

228.— Literatura jurídica. Teología moral

229.— Erudición e historia

230.— Filosofía especulativa

231.— Ciencias exactas

232.— Literatura neolatina

233.— Literatura del norte

Libro XVI

234.— Aspecto general

235.— Francia

236.— Controversias religiosas

237.— Literatura

238.— Inglaterra

239.— Literatura y filosofía inglesas

240.— Alemania

241.— Los Turcos

242.— Hungría y Transilvania

243.— Península Ibérica

244.— Muerte de Luis XIV

245.— Escandinavia

246.— Polonia

247.— Rusia

248.— Italia. Dominación española

249.— Saboya

250.— Estado Pontificio

251.— Mesina y Génova. Influencia de Luis XIV

252.— La Toscana

253.— Literatura italiana. Bellas artes

254.— Filosofía y ciencias sociales 255.— Ciencias históricas

256.— Ciencias naturales y exactas

Libro XVII

257.— Consecuencias de la paz de Utrecht. Felipe V

258.— Francia. La regencia. Luis XV

259.— El imperio. La Prusia. Federico II. María Teresa

260.— Costumbres. Opiniones. Literatura. Filosofía

261.— Filantropía. Ciencias sociales. Mejoras

262.— Rusia

263.— Escandinavia

264.— Inglaterra. Era de los Jorges

265.— Estados Unidos

266.— La India

267.— Interior de Inglaterra. Doctrinas

268.— El Imperio Germánico

269.— Península Ibérica

270.— Repúblicas de Holanda y Suiza

271.— Italia

272.— Reformas en Italia

273.— Últimos sucesos italianos. Literatura

274.— Bellas artes

275.— Ciencias

276.— Luis XVI. Preliminares de la revolución

Libro XVIII

277.— Revolución francesa

278.— Sucesos de Italia

279.— Progresos de Bonaparte

280.— Bonaparte cónsul y emperador

281.— Despotismo imperial

282.— Tratado de Viena

283.— Cuestiones religiosas

284.— El liberalismo

285.— Turquía y Grecia

286.— América. Colonias

287.— Francia. Nueva revolución

288.— Las penínsulas meridionales

 289.— Rusia

290.— Confederación germánica

291.— Suiza

292.— Escandinavia

293.— Imperio británico

294.— Colonias inglesas. La India

295.— China

296.— Turquía. Negocios de Oriente

297.— Literatura. Romanticismo

298.— Ciencias históricas

299.— Bellas artes

300.— Ciencias exactas. Aplicaciones

301.— Ciencias filosóficas y sociales

Apéndice

De los últimos acontecimientos .

 

Rudimentos

Historia es la narración encadenada de importantes acontecimientos tenidos por verdaderos. Es ciencia de primer orden entre las etnográficas y morales, y descansa en la fe que se refiere a los testimonios por que fueron trasmitidos los hechos anteriores, de los cuales deduce el porvenir probable en el desenvolvimiento de la libre actividad del hombre.

En cuanto a sus asuntos, la Historia puede ser política, literaria, sagrada, eclesiástica, artística, científica, universal, particular, municipal, antigua, moderna, contemporánea, personal (biografía).

En cuanto a la forma, hallamos la crónica, la efeméride, los anales, los comentarios, las memorias, las monografías, las anécdotas, los compendios, las colecciones. La verdadera historia quiere ser escrita con reglas de arte, con criterio, y con intención filosófica, moral, política y social, recogiendo documentos, evaluando su fidelidad, penetrando su sentido, apreciando su valor y su importancia, buscando las causas, los efectos, la íntima conexión de los hechos.

Sirven a la Historia, en primer lugar los testigos oculares, después la tradición oral y escrita. Esta llega tal vez hasta nosotros trasformada en mitos y fábulas: muchas edades o pueblos están representados por tipos deales:[1] poesías y fiestas conservan acontecimientos, no de otro modo recordados. La arqueología estudia los monumentos, las medallas, las inscripciones que revelan antiguos hechos. La paleografía, se ocupa de los documentos coleccionados en los archivos. La crítica enseña a discernir lo verdadero de lo probable y de lo falso, el fondo de la apariencia, y a conjeturar lo cierto. La estadística calcula todas las condiciones civiles de un tiempo dado. La filosofía de la historia compara los hechos, los agrupa, los generaliza, sometiéndolos a leyes de sucesión para evidenciar la providencia, las conquistas de la conciencia y del orden, los progresos de la humanidad en todos los elementos sociales.

Son ojos de la historia la geografía y la cronología. Aquélla enseña los lugares, que vienen a ser el teatro donde se mueven los hombres y las naciones; ésta distingue los tiempos fabulosos, antiguos, medios y modernos; los limita según las eras de los pueblos, las más importantes de las cuales son para nosotros la anterior y la posterior a Jesucristo, y señala las épocas deducidas de grandiosos acontecimientos.

 

Libro I

 

1.-Los orígenes

Edad prehistórica

Averiguar cuándo empezó la materia; si esta es inseparable de la fuerza; si el concurso fortuito de los átomos pudo formar los cuerpos, errantes en el espacio con leyes determinadas y eternas; cómo alrededor de uno de estos innumerables soles se colocaron ocho grandes planetas y otros muchos de menores dimensiones, y un número indeterminado de cometas; cómo uno de estos planetas, que es nuestro globo terráqueo, se condensó, y en el transcurso de millares de siglos adquirió su forma actual, teniendo una superficie de 5.098.857 miriámetros cuadrados y un volumen de 1.082.634.400, pero sin que conozcamos más que su parte externa, compuesta de capas que designan sus varias épocas geológicas, que goza de un clima glacial en los polos, cálido en el ecuador y templado en los trópicos, y está habitada por hombres en toda su superficie; estas y otras investigaciones semejantes incumben a otras ciencias, y pertenecen a la edad llamada prehistórica. En esta, cuyos datos son recientes y muy inciertos todavía, quiere establecerse que el hombre empezó al fin de la época geológica cuaternaria, la que precede inmediatamente a la edad actual.

Concluido el periodo glacial, durante el cual las nieves ocupaban la mayor parte de la Europa y del Asia, empezó el hombre su penosísimo progreso, primero sirviéndose únicamente de piedras, toscas; luego de piedras talladas y pulimentadas; después, del bronce, y por fin del hierro; adquirió el uso del fuego y de los metales, salió del estado salvaje en que se encontraba, viviendo en cavernas o en chozas, y vino a ser el rey de la naturaleza.

Sea lo que fuere de estas conjeturas, la historia propiamente dicha considera al género humano tal cual es hoy, y se funda en datos positivos, tales como los testimonios más o menos auténticos de quienes vieron los hechos o los oyeron referir.

 

El génesis

La narración de más auténtica antigüedad que tenemos, es el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio), escrito por Moisés, bajo inspiración divina, y no contradecido [sic] por los progresos de la ciencia ni por temerarias hipótesis, que a la experiencia se sustraen. Allí se refieren, en once breves

capítulos, los orígenes del mundo, del hombre, de un pueblo; y son planteados y resueltos los problemas que más atormentaron a la razón humana. Según aquél, Dios, eterno y personal, creó la luz y la materia con un acto libre de su voluntad; ordenó la materia gradualmente, le mandó que produjese los animales, y por último creó al hombre, y, dándole a la mujer por compañera, los colocó en un sitio delicioso. Pero el hombre ensoberbecido, quiso ser igual a Dios, y violó un mandato de éste, por cuyo motivo fue expulsado a la tierra, donde ha de ganarse el sustento con el sudor de su frente, y hacerse acreedor con sus obras a la recompensa que viene después de la muerte.

Una autoridad suprema que puede mandar, un acto de desobediencia voluntaria que contamina toda generación futura y siembra la discordia entre los sentidos, la inteligencia y la voluntad; después una redención divina, que ilumina el entendimiento con las verdades reveladas y ayuda a la voluntad con los sacramentos: he aquí los dogmas fundamentales del cristianismo, que es la creencia de los pueblos más civilizados.

La estirpe humana creció pronto bajo los patriarcas de larga vida, pero degeneró tanto, que Dios mandó un diluvio, en el cual pereció toda, excepto la familia de Noé. Sem, Cam y Jafet, sus hijos, tan pronto como dejaron de hablar la misma lengua, salieron de la Mesopotamia a dispersarse por el mundo, siendo luego troncos de tres razas distintas, en las cuales el organismo y las cualidades particulares del cuerpo, las dotes del espíritu y las tradiciones, los sentimientos morales y el lenguaje, atestiguan la unidad de origen y la triplicidad de división.

Es de suma importancia aceptar esta unidad de origen, porque de ella se deriva que todos los hombres son iguales por naturaleza, aunque diversos por las facultades la educación y el adelanto social; de aquí que deban amarse, respetarse y ayudarse, considerar como un delito la opresión de un pueblo por otro y la conquista, y como fratricidio la guerra, siempre que no la exijan la necesidad de la defensa y la tutela de los propios derechos.

La historia más dilucidada es la de los descendientes de Sem, hasta el cual desde Adán, se cuentan, al menos 1307 años y 2262 a lo más; y de Sem a Abraham al menos 1948 y a lo sumo 3184. Esta incertidumbre procede de que aquellos tiempos únicamente se numeraban según la sucesión de los patriarcas.

El lenguaje Poco sabemos de aquellas primeras edades; después de haberse constituido las sociedades, se inventaron las artes y dieron principio las ciencias. No hablo del lenguaje ni de la escritura, puesto que estas invenciones son tan maravillosas, que se piensa que no pudieron ser dadas sino por quien diera al hombre la vida. En efecto, hacer que al sonido de una voz se una tal o cual significado, no arbitrario sino admitido por todo un pueblo, cosa es que no puede obtenerse sino de quien habla ya; y mucho más el formar un discurso entero, no de nombres solos, sino con el verbo, es decir, con la afirmación de la existencia. Por otra parte, en tantos siglos, los animales nunca han refinado su lenguaje, y los leones y los ruiseñores rugen y gorjean hoy como en el paraíso terrenal; ni lanzarán nunca los seres de esta especie más que ininteligibles gritos, y aunque se les enseñe a hablar, no transmitirán la palabra a sus pequeñuelos; el hombre habla do quiera se le encuentra, hasta en los países más salvajes, ni en tradición ni en fábula se cuenta que nadie haya inventado la palabra. Y esta es ya perfecta en, . . . . . . . . . . . . [ . . . . . . . . . .  ]

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