INTRODUCCIÓN: POR QUÉ TIENE TANTA IMPORTANCIA LA HISTORIA

 

La historia es un arma. Nuestra comprensión del pasado afecta a nuestras acciones en el presente. Debido a esto, la historia es política y objeto de disputa.

Todo conocimiento del presente —de sus crisis, guerras y revoluciones— es necesariamente histórico. No podemos entender nuestro propio mundo sin referencias al pasado, del mismo modo que no podemos confeccionar un ordenador sin tener en cuenta conocimientos acumulados durante décadas o siglos. Nuestros gobernantes y explotadores lo saben, y como están muy interesados en defender sus propiedades y su poder, utilizan su control de la enseñanza y de los medios de comunicación para presentar una visión mutilada y distorsionada de la historia. Insisten en la continuidad y la tradición, la obediencia y la conformidad, la nación y el imperio. Disimulan deliberadamente la explotación, la violencia de la clase dominante y las luchas de los oprimidos.

Su versión de la historia ha cobrado mayor relieve durante los últimos treinta años. Los imperios del pasado, como el romano y el británico, son presentados como modelos de civilización por los fanáticos partidarios «neoconservadores» de las actuales guerras imperialistas. La Europa medieval ha sido reinterpretada como ejemplo de la «nueva economía clásica» promovida por banqueros milmillonarios. Los intentos de construir grandes narraciones históricas —esto es, de explicar el pasado de forma que podamos entender el presente y actuar para cambiar el futuro— han sido denostados por teóricos postmodernos más o menos de moda que argumentan que la historia no tiene estructura, pautas ni significado. El efecto de esas ideas es desarmarnos intelectualmente y desactivarnos políticamente. No hay por qué hacer nada, se nos dice, ya que la guerra promueve la democracia, no hay alternativa al mercado y la historia no puede ser configurada por la acción humana consciente.

Este libro se inscribe en otra tradición, acorde con lo que escribió el pensador y activista revolucionario Karl Marx en un análisis de la revolución francesa de 1848 publicado en 1852 (El 18 Brumario de Luis Bonaparte):

«Los seres humanos hacen su propia historia, pero no a su libre arbitrio, en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en las que los rodean y les han sido legadas por el pasado». El curso de la historia, con otras palabras, no está predeterminado; las cosas pueden evolucionar en una dirección u otra según lo que hagamos. La historia tampoco la hacen únicamente los políticos y los generales; la conclusión es que si la gente corriente nos organizamos y actuamos colectivamente, también nosotros podemos configurar la historia.

Este libro proviene de una serie publicada inicialmente con periodicidad semanal en el sitio web www.counterfire.org. Ha sido cuidadosamente revisado para su publicación como libro, añadiéndole esta introducción y una conclusión bastante larga. He reagrupado los cortos capítulos semanales en secciones de capítulos más largos del libro, iniciando cada uno de ellos con una corta introducción. También he añadido una bibliografía para que los lectores puedan contrastar mis fuentes y buscar nuevas lecturas.

La reorganización y edición de la serie original debería hacer que este libro se pudiera leer de principio a fin de forma coherente, pero no hay por qué hacerlo así; también se puede entender como una colección de cortos ensayos analíticos sobre temas históricos clave a los que se puede recurrir cuando se necesite. En cualquier caso es, en primer lugar y ante todo, un libro para activistas, para gente que quiere entender el pasado como guía para la acción en el presente.

He introducido muchos cambios gracias a las siguientes personas, que se tomaron el tiempo y la paciencia para leer el texto, completo o en parte, y me ofrecieron valiosos comentarios críticos: William Alderson, Dominic Alexander, David Castle, Lindsey German, Elaine Graham-Leigh, Jackie Mulhallen, John Rees, Alex Snowdon, Alastair Stephens, Fran Trafford y Vernon Trafford. No hay ni que decir que a veces venció mi tozudez y rechacé su consejo, por lo que la responsabilidad del resultado final es solo mía.

Una crítica muy repetida ha sido la de que he omitido muchos lugares y sucesos, cuando no periodos enteros, y de que el libro peca de eurocentrismo e incluso de anglocentrismo. Esa crítica está justificada y he hecho cuanto he podido por corregir los desequilibrios, pero solo lo he conseguido en parte, por una razón muy simple y obvia: soy un arqueólogo e historiador británico con una experiencia muy desigual; como todos los generalistas, nunca puedo escapar del todo a las restricciones de mi formación, mi experiencia y mis lecturas, y por eso debo pedir indulgencia y paciencia a los lectores no británicos ni europeos.

Incluso en el terreno que he cubierto, sospecho que habrá un montón de errores y malentendidos que serán denunciados por diversos especialistas, lo que constituye también el destino inevitable del autor generalista, y lo único que me cabe preguntar es: ¿invalidan esos errores y malentendidos mi argumento principal? En tal caso, mi proyecto es inválido; pero si no, esto es, si el planteamiento marxista ofrece una explicación convincente de los principales acontecimientos y desarrollos de la historia humana, sean cuales sean los detalles que haya podido presentar equivocadamente, entonces mi proyecto es válido.

Espero pues, a pesar de todo, conseguir algo más: persuadir a algunos de que, ya que los seres humanos hacemos nuestra propia historia y el futuro está determinado por lo que hacemos cada uno de nosotros, tenemos que actuar más intensamente, ya que como dijo el propio Marx, «los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, pero lo que importa es cambiarlo».

Neil Faulkner

Diciembre de 2012.

 

1. CAZADORES-RECOLECTORES Y AGRICULTORES- PASTORES

Entre 2,5 millones y 5000 ap

La tecnología más avanzada durante dos millones de años: un hacha de mano bifaz del periodo achelense (Paleolítico inferior).

 

Comenzaremos con un rápido repaso de un largo periodo, desde hace dos millones y medio de años hasta hace 5000 años, poco más o menos. Durante ese largo periodo tuvieron lugar cuatro grandes transformaciones como consecuencia de la evolución biológica, cultural y social. Primero, en África oriental, hace dos millones y medio de años, ciertos primates evolucionaron hasta convertirse en los primeros homínidos, animales que caminaban erectos y que tenían la capacidad de confeccionar instrumentos con sus manos. Segundo, hace unos 200.000 años y también en África, algunos homínidos evolucionaron hasta convertirse en los actuales humanos, criaturas con un cerebro más voluminoso y mayor capacidad para la confección de instrumentos, el trabajo colectivo, la organización social y la adaptación cultural a distintos entornos. Tercero, hace unos 12.000 años y bajo el impacto del cambio climático y la escasez de alimentos, algunas comunidades humanas pasaron de la caza y la recolección al cultivo y la cría de animales. Por último, hace unos 6000 años las nuevas técnicas de drenaje e irrigación y la agricultura intensiva permitieron a determinadas comunidades aumentar sustancialmente su excedente, pasando del cultivo en pequeños huertos utilizando la azada a la agricultura basada en el arado.

Llamo revoluciones a esas transiciones para subrayar el hecho de que fueron relativamente rápidas: momentos de la historia en los que la lenta evolución cuantitativa dio paso bruscamente a un cambio cualitativo: de moverse a cuatro patas a caminar sobre dos piernas; de un homínido de limitado intelecto a otro con una capacidad extraordinaria; de un modo de vida basado en la recolección de alimentos o la caza a otro basado en la producción; y del cultivo con azadas a la utilización del arado. Al final, y desde hace tan solo cinco o seis mil años, la agricultura y la ganadería proporcionaban a las sociedades humanas excedentes suficientes para mantener la religión, la guerra y grupos de especialistas. De estos últimos, que usurparon el control del excedente, iban a nacer las primeras clases explotadoras.

 

 

LA REVOLUCIÓN DEL GÉNERO «HOMO»

 

Hace 3,2 millones de años deambulaba por la depresión de Afar de Etiopía un nuevo tipo de simio: el Australopithecus afarensis («mono austral de Afar»). En 1974 unos antropólogos encontraron 47 huesos fósiles de uno de esos «australopitecos», alrededor del 40 por 100 de un esqueleto completo. Estudiando su apariencia y sus formas gráciles dedujeron que era hembra y la llamaron «Lucy», pero también puede que fuera un macho.

Lucy tenía 1,1 m de altura, pesaba alrededor de 29 kilos y tenía probablemente unos veinte años cuando murió. Con sus piernas cortas, brazos largos y una pequeña caja craneal, probablemente se parecería a un chimpancé actual, pero había una diferencia crucial: era bípeda y caminaba bastante erguida. El aspecto de su pelvis y de sus piernas y la rodilla de otro miembro de la especie hallada a poca distancia lo demostraban más allá de toda duda razonable.

Lucy formaba parte probablemente de un pequeño grupo que se desplazaba de un lado a otro recogiendo frutos, nueces, semillas, huevos y otros alimentos. La reducción de los bosques y la creación de las sabanas debidas al cambio climático habían favorecido a una especie capaz de recorrer grandes distancias en busca de alimento. Pero la bipedación de Lucy tuvo consecuencias revolucionarias. Liberó las manos y los brazos para confeccionar instrumentos y para otro tipo de trabajos, lo que a su vez impulsó la selección natural en favor de una mayor capacidad craneal. Se había puesto en marcha una poderosa dinámica evolutiva: mano y cerebro, trabajo e intelecto, habilidad y pensamiento iniciaron una interacción explosiva que culminó en los seres humanos actuales.

No sabemos si Lucy confeccionaba instrumentos, ya que no se ha encontrado ninguno cerca de sus restos o los de sus compañeros; pero hace dos millones y medio de años sus descendientes ciertamente lo hacían. Las hachuelas fabricadas con cantos de pedernal crudamente tallados representan la impronta arqueológica de un nuevo género (Homo) dentro de la familia de los homínidos, definido por la fabricación de instrumentos líticos, cuya utilización supone pensamiento conceptual, planificación y destreza manual. Revela el uso del intelecto y la habilidad para modificar la naturaleza a fin de explotar más eficientemente sus recursos. Otros animales simplemente aprovechan lo que encuentran a su alcance.

Los homínidos del género Homo, al igual que los australopitecos ya mencionados, vivieron y evolucionaron en África durante un millón y medio de años. Aunque se han encontrado en Georgia, cerca del mar Negro, restos fósiles de homínidos con 1,8 millones de años de antigüedad, parecen representar únicamente una breve incursión en Asia occidental. Hasta hace alrededor de un millón de años no emigró desde África la primera especie humana, Homo erectus, para colonizar gran parte del sur y el este de Asia. Más tarde un homínido más desarrollado, Homo heidelbergensis, se asentó en gran parte de Asia occidental y Europa, pero aquellas poblaciones eran escasas e inestables.

Las distintas especies del género Homo evolucionaron durante la Edad del Hielo iniciada hace dos millones y medio de años (Pleistoceno), cuyo clima oscila entre periodos glaciales fríos e interglaciales relativamente cálidos. Actualmente nos hallamos en un periodo interglacial, pero hace 20.000 años gran parte de Europa y Norteamérica estaban cubiertas por capas de hielo de hasta 4 km de espesor, los inviernos duraban nueve meses y durante semanas la temperatura se situaba por debajo de -20° C. Las primeras especies del género Homo no estaban adaptadas al frío, por lo que migraban hacia el norte en periodos cálidos y de nuevo hacia el sur cuando avanzaban los glaciares. Llegaron por primera vez a Gran Bretaña, por ejemplo, hace más de 700.000 años, pero luego se retiraron y volvieron al menos ocho veces. Gran Bretaña estuvo probablemente ocupada tan solo durante un 20 por 100 de su Paleolítico (entre hace 700.000 y 10.000 años).

Homo heidelbergensis habitaba al parecer en regiones costeras o en estuarios donde los recursos animales eran ricos y variados. Los......................... 

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                                         ÍNDICE DE CONTENIDO

De los neandertales a los neoliberales

 

      Prefacio para la edición en castellano

      Introducción. Por qué tiene tanta importancia la historia

1. Cazadores-recolectores y agricultores-pastores (entre 2,5 millones y 5000 ap)

      La revolución del género «homo»

      La revolución de la especie «homo sapiens»

      La revolución neolítica: De cazadores y recolectores nómadas a agricultores y pastores sedentarios

      Los orígenes de la guerra y la religión

      El ascenso de los expertos y la difusión de nuevas relaciones familiares y sociales

2. Las primeras sociedades de clase (entre 5000 y 3000 ap)

      La primera clase dominante

      La difusión de la civilización

      Crisis en la Edad del Bronce

      Cómo funciona la historia

      Los hombres de hierro

3. Antiguos Imperios (c. 1000-30 a. e. c.)

      Persia: el imperio aqueménida

      India: el imperio Maurya

      China: el imperio Qin

      La revolución democrática griega

      El imperio macedónico

      El imperialismo militar romano

      La revolución romana

4. El fin de La Antigüedad (c. 30 a. e. c.-650 de la e. c.)

      La crisis de finales de La Antigüedad

      Hunos, godos, germanos y romanos

      Diosas-madres y deidades del poder

      Judaísmo, cristianismo e islam

      Árabes, persas y bizantinos

5. El Mundo medieval (c. 650-1500)

      La revolución abasí

      Hindúes, budistas y el imperio Gupta

      La puerta giratoria de la historia china

      África: pastores de ganado, maestros herreros y estados comerciantes

      Imperios del nuevo mundo: mayas, aztecas e incas

6. El feudalismo europeo (c. 650-1500)

     Los ciclos y las flechas del tiempo

     La peculiaridad de Europa

     El ascenso del feudalismo europeo

     Cruzadas y yihad

     Señores, burgueses y campesinos en la Europa medieval

     La lucha de clases en la Europa medieval

     Las nuevas monarquías

     El nuevo colonialismo

7. La primera oleada de revoluciones burguesas (1517-1775)

     La Reforma protestante

     La Contrarreforma

     La Revolución neerlandesa

     La guerra de los Treinta Años

     Las causas de la Revolución inglesa

     Revolución y guerra CIVIL

     El ejército, los Niveladores y la Commonwealth

     Colonias, esclavismo y racismo

     Guerras imperiales

8. La segunda oleada de revoluciones burguesas (1775-1815)

     La Ilustración

     La Revolución americana

     La toma de la Bastilla

     La dictadura jacobina

     De Termidor a Napoleón

     Toussaint Louverture y la revolución de los esclavos en Haití

     Simón Bolívar y las revoluciones hispanoamericanas

9. La expansión del capitalismo industrial (c. 1750-1850)

     La revolución industrial

     Los cartistas y los orígenes del movimiento obrero

     Las revoluciones de 1848

     ¿Qué es el marxismo?

     ¿Qué es el capitalismo?

     La formación de la clase obrera

10. La era de sangre y hierro (1848-1896)

     La sublevación india

     El «Risorgimento» italiano

     La guerra civil estadounidense

     La Restauración Meiji en Japón

     La unificación de Alemania

     La Comuna de París

     La Larga Depresión, 1873-1896

11. Imperialismo y guerra (1873-1918)

     La rebatiña por África

     La violación de China

     ¿Qué es el imperialismo?

     La revolución de 1905: el gran ensayo general en Rusia

     El imperio otomano y la revolución de los «jóvenes turcos» en 1908

     1914: caída en la barbarie

     ¿Reforma o revolución?

     La Primera Guerra Mundial

12. La oleada revolucionaria (1917-1928)

     1917: la revolución de febrero

     La dualidad de poder: la dinámica de la revolución

     De febrero a octubre: los ritmos de la revolución

     1917: la insurrección de octubre

     1918: el final de la guerra mundial

     La revolución alemana

     El «bienio rojo» en Italia

     Revolución mundial

     La primera revolución china (Xinhai)

     Emiliano Zapata y la revolución mexicana

     Rebeliones contra el colonialismo

     El estalinismo, amargo fruto de la derrota revolucionaria

13. La gran depresión y el ascenso del fascismo (1929-1939)

     Los felices años veinte

     Los hambrientos años treinta

     1933: la toma del poder por los nazis

     El capitalismo de estado en la Unión Soviética

     Junio de 1936: la huelga general y las ocupaciones de fábricas en Francia

     La guerra civil española

     Las causas de la Segunda Guerra Mundial

14. Guerra Mundial y Guerra Fría (1939-1967)

     La Segunda Guerra Mundial: imperialismo

     La Segunda Guerra Mundial: barbarie

     La Segunda Guerra Mundial: resistencia

     La Guerra Fría

     El gran «boom»

     La China maoísta

     ¿El fin del imperio?

     Petróleo, sionismo e imperialismo occidental

     1956: Hungría y Suez

     Che Guevara y la revolución cubana

15. El nuevo desorden mundial (1968-presente)

     La guerra de Vietnam

     1968

     1968-1975: la rebelión obrera

     El otro 11 de septiembre: revolución y contrarrevolución en Chile

     La Larga Recesión, 1973-1992

     ¿Qué es el neoliberalismo?

      La revolución nicaragüense

     1989: la caída del estalinismo

     Chávez, Venezuela y la «revolución bolivariana»

     El 11 de Septiembre, la «guerra contra el terror» y el Nuevo Imperialismo

     El «crash» de 2008: de la burbuja al agujero negro

     La Segunda Gran Depresión

Conclusión preparando el futuro

     La riqueza del mundo

     La Bestia

     ¿Revolución en el siglo XXI?

     ¿Apocalipsis de quién y para quién?

Bibliografía

     Fuentes

     Notas bibliográficas

     Bibliografía selecta