ÍNDICE

 Agradecimientos

 Prólogo

1. NIÑOS

 Los primeros signos de sensibilización

 Una infancia piadosa y estudiosa

 En el Liceo Quezzin Coulibaly

 Los años en la Prytanee Militaire du Kadiogo

2. DESPERTAR POLÍTICO

 Y el nacimiento del líder

 Madagascar, en la academia militar de Antsirabe

 En el corazón de una revolución

 Vuelta a casa

 La primera guerra con Mali: el detonante

 Jefe del centro nacional de entrenamiento de comandos de Po

3. LA HORA DE LA RESPONSABILIDAD POLÍTICA

 Secretario de Estado contra su secretaria

 Embarcado en un golpe de Estado

 Aclaración

 Tomar el poder

4. P. F. (PRESIDENTE DE FASO) 

 El Jefe del Estado

 Una voz que llega lejos en la escena internacional

 El líder revolucionario 

 Ante todo, la lucha contra la pobreza... Por la felicidad

5. ASESINATO

 Rebelión interna y conspiración 

 La parcela exterior 

 Asesinado por los hombres de su mejor amigo 

6. DE SANKARA AL SANKARISMO 

 Boceto de retrato 

 Sankarismo, un concepto por definir 

 CONCLUSIÓN

 ANEXOS

 Cronología

 Entrevista con Thomas Sankara en julio de 1983

 Lista de las principales siglas utilizadas

 Bibliografía        

 

Prólogo

 

Al retomar esta biografía, nos adentramos en el año del vigésimo aniversario de la muerte de Thomas Sankara. Se están preparando numerosas iniciativas en distintos países para conmemorar este aniversario y recordar la relevancia de su pensamiento. Una nueva generación de activistas africanos está haciendo suya la causa.

Hoy podemos apreciar mejor el alcance de su acción, ya que África sigue buscando la manera de salir del estancamiento, mientras que en otros lugares, otro soldado progresista, Hugo Chávez, parece haber despertado en América Latina una nueva dinámica revolucionaria. La revolución vuelve a estar a la orden del día. El terremoto parece tan profundo que el célebre ideólogo ultraconservador estadounidense Francis Fukuyama, uno de los adalides del "fin de la historia", teoría antaño en boga para justificar la hegemonía de Estados Unidos sobre el mundo político y la del liberalismo sobre las economías de otros países, reconoció recientemente que el proceso en curso en Venezuela era el signo del retorno de la historia.

¿No fueron los cambios provocados por la revolución burkinesa tan importantes para África como los provocados hoy por la revolución bolivariana? Nuestra respuesta es sí. Pero la influencia de Burkina, un país pequeño y pobre, no podía equipararse a la de la Venezuela actual, mucho más rica y poderosa, gracias sobre todo a su petróleo.

¿No fue para evitar un contagio fuera del país, cada vez más perceptible hoy en América Latina, por lo que se asesinó al líder del Burkina Faso revolucionario?

Al igual que Chávez, la personalidad de Sankara influyó mucho en el curso de los acontecimientos de su país, hasta el punto de que la revolución se identificó en gran medida, quizá demasiado exclusivamente, con su líder, pero ¿no es ésa también una tendencia natural de una población necesitada de un punto de referencia?

Otros dos de los "cuatro líderes históricos", Henri Zongo y Jean Baptiste Lingani, fueron fusilados, quedando sólo Blaise Compaoré. Aunque durante un tiempo pudo haber creado ilusión entre algunos nostálgicos proalbaneses, ahora ocupa firmemente su lugar entre los líderes africanos apoyados y protegidos por "Françafrique". Con ello, sin duda ha evitado por poco el ostracismo de la comunidad internacional por su implicación en el tráfico de armas y diamantes en beneficio de UNITA. Por no hablar de su implicación como alborotador en la región, repetidamente denunciado en informes de la ONU por su apoyo a Charles Taylor, y fuertemente sospechoso de haber apoyado a los "rebeldes marfileños".

Como mostrará este libro, la personalidad de Sankara tuvo una gran influencia en el curso de la historia de su país. Como todos los cambios profundos, el de Burkina Faso es el resultado del encuentro entre este hombre notable y el contexto histórico. Sólo una biografía puede contar toda la historia. Todos los interesados en este periodo deberían tener acceso a obras en profundidad, más allá de los escasos textos que circulan por Internet a modo de homenaje y que, por desgracia, contienen muchas aproximaciones e incluso algunas notorias falsedades.

Es importante que los jóvenes africanos comprendan el largo camino que recorrió hasta convertirse en el líder de la revolución de Burkina Faso, violentamente interrumpida. El Sankara que brillaba en televisión con su sonrisa, sus juegos de palabras, su humor cáustico, la frescura de su pensamiento, siempre alerta, su ingenio rápido, oculta un poco el largo y poco conocido camino que recorrió. Lo que ha llegado a ser es tanto el resultado de la cultura africana de la que está impregnado y de la que buscó lo mejor, como de un largo periodo de trabajo asiduo, de formación personal, de rigor y disciplina en la búsqueda de una modernidad respetuosa con su cultura, su país y todo el continente africano.

Por supuesto, debemos guardarnos de hacer comparaciones con la situación actual de África. Pero si algo hay que subrayar es que no cabe el desaliento y que todos estos jóvenes ávidos de justicia, absolutos e integridad no deben rendirse. La tarea era inmensa cuando esta generación, nacida pocos años antes de la descolonización, llegó al poder el 4 de agosto de 1983, y pocos de fuera apostaban por su éxito. Se puso manos a la obra sin reparar en gastos y, gracias a la energía y la fuerza extraídas de lo más profundo de la sociedad, se lograron importantes transformaciones que condujeron a verdaderos avances. Todavía hoy se pueden ver muchas huellas de ello.

No nos equivoquemos. La debilidad actual de los partidos sankaristas no se debe a un olvido o rechazo de Thomas Sankara, sino a rencillas internas. Al contrario, cualquiera que vaya a Burkina Faso y pregunte a sus habitantes puede comprobar que este líder sigue muy presente en el corazón y la memoria de su pueblo, y que se le evoca con mucha nostalgia. Es cierto que el periodo revolucionario no siempre fue fácil: la gente tuvo que ponerse manos a la obra, hubo atrocidades, se restringieron las libertades individuales, pero los burkinabeses recuerdan a un líder justo, honesto, sincero y, sobre todo, genuinamente preocupado por su bienestar. Consiguió devolverles su orgullo. El Alto Volta salió del anonimato para valerse por sí mismo después de haber estado mucho tiempo de rodillas pidiendo ayuda exterior. ¿No es la dignidad el bien más preciado de un pueblo? A lo largo de esta obra demostraremos que se entregó sin reparar en gastos, y que nada habría sido posible si él mismo no hubiera dado ejemplo.

Pido disculpas si este trabajo no es propio de un historiador, que no lo soy. El periodo en cuestión está todavía muy cercano, casi todos los protagonistas siguen vivos y existen muchos documentos que no están disponibles. Y, hay que decirlo, yo mismo apoyé esta revolución, yendo a trabajar a Burkina y escribiendo artículos en la prensa, tratando sin embargo de poner de relieve las contradicciones y mencionando en particular los atentados a las libertades. Cuando descubrí Burkina, poco antes del 4 de agosto de 1983, acababa de pasar dos años en Costa de Marfil, de donde había regresado sublevado por la especie de manta de plomo que parecía aplastar a este país sometido. Burkina representaba algo más que una esperanza, era la prueba concreta de que otro camino era posible, de que África albergaba fuerzas sin explotar y líderes capaces de movilizarlas. Thomas Sankara era uno de ellos.

Siempre he intentado conocer Burkina Faso de otra forma que no fuera a través de sus cifras, las intrigas internas de sus élites dirigentes o mis visitas a los hoteles con aire acondicionado de las capitales. Siempre he viajado allí de incógnito en taxis de monte, alojándome en pueblos, charlando con todo el mundo por la calle, incluso trabajando unos meses en un ministerio sin tener la condición de experto. Esta es sin duda la verdadera razón de la sensación que tengo de comprender la importancia de esta revolución burkinesa y de su líder, ya que tocan lo más profundo de la sociedad, a todos los anónimos, a todos los seres humanos, por pobres que sean, que merecen tanto como otros, más ricos o más conocidos, que intentemos aliviarles de sus problemas y dificultades.

Pero también es el resultado de mucho trabajo durante mucho tiempo. Hemos intentado hacer balance de lo que se puede reconstruir con los medios de que disponemos, pero al final de este trabajo sigue habiendo cierta insatisfacción. En efecto, somos conscientes de que no hemos terminado del todo este trabajo. Para completarlo, habríamos necesitado tener acceso a los archivos del CNR y a más escritos personales de Thomas Sankara. Un estudio sistemático de estos documentos, comparado con las entrevistas que hemos realizado a los principales protagonistas que aún viven, sería la única manera de restablecer las posiciones precisas de las distintas partes sobre temas delicados.

Aunque no ocultamos nuestra simpatía por Thomas Sankara, este libro no pretende ser un homenaje, sino el resultado de una larga y difícil investigación. Con perseverancia, hemos proseguido nuestra investigación con el objetivo constante de llegar a la verdad. Esta segunda versión aporta numerosos añadidos a la primera obra, publicada en 1997. Pero reconozcámoslo, el trabajo debe continuar. Ya es hora de que los historiadores se pongan manos a la obra lo antes posible, de que las autoridades den acceso a los archivos disponibles, si no se ha destruido todo, y de que una estructura con medios para ello se ponga a recopilar todos los documentos que los numerosos actores de la revolución o personas anónimas guardan en sus casas, esperando el momento oportuno para sacarlos a la luz y ponerlos a disposición de los investigadores o incluso del público. En nuestra opinión,.................................

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