CONTENIDO
1. Etnología, historia y ciencia
2 Diversas escuelas etnológicas
La escuela católica de Viena
3. Las leyes de la dialéctica
4. La negación de la negación
5. Materialismo dialéctico
6. Leyes generales, leyes particulares, fases de los fenómenos
7. La producción
Biografía de PAUL KIRCHHOFF
Referencias bibliográficas
ETNOLOGÍA, MATERIALISMO HISTÓRICO Y MÉTODO DIALÉCTICO
1. Etnología, historia y ciencia
ESTE curso está destinado a dar una preparación metodológica para el estudio de la primitiva sociedad sin clases, a dos pupos de personas: a los que quieren dedicarse al estudio de esa misma sociedad sin clases, es decir, a los llamados etnólogos; y a los que quieren dedicarse al estudio de las diversas etapas de la sociedad clasista, es decir [a] los historiadores en el uso común de la palabra.
Por eso lo que nos interesa sobre todo son las formas transitorias entre la sociedad sin clases y la sociedad clasista. El continente americano, especialmente en este país y en América del centro y del sur, nos ofrece datos preciosos para el estudio de esas formas transitorias, y en el sentido inmediato y directo, este curso tiene la finalidad de preparar para el estudio de las culturas indígenas de México, Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Nosotros definimos etnología como el estudio de la primitiva sociedad sin clases, es decir, es parte integral de la ciencia de la sociedad humana en general. Dicha ciencia es la historia. Porque la única manera de estudiar la sociedad humana en todas sus manifestaciones e interrelaciones, es estudiarla en su cambio continuo, es decir, en su desarrollo, su evolución, su historia, palabras que usaré indistintamente.
La etnología, por consiguiente, es en nuestra definición parte integral de la historia. Trata de la misma materia, la sociedad humana, y persigue la misma finalidad como la historia (hablo de la historia científica, no de la historia burguesa), es decir, la etnología como la historia general trata de descubrir leyes históricas, el conocimiento de las cuales pueda guiamos en nuestra actitud práctica, frente a los problemas actuales.
A pesar de esa igualdad esencial entre la historia en general y su parte especial, la historia de la sociedad sin clases (la etnología), existen diferencias muy importantes entre ellas, pero esas diferencias son solamente de grado, no de esencia. La mayoría de los datos que usa el historiador de la sociedad clasista son documentos detallados y sobre todo fechados, mientras que la casi totalidad de los datos que usa el historiador de la sociedad sin clases, el etnólogo, carecen de este carácter. Sin embargo, la reconstrucción histórica de ambos no es más que hipotética, aunque la del historiador de la sociedad clasista llegue a un grado superior de probabilidad que la del historiador de la sociedad sin clases, el etnólogo.
Los que artificialmente concentran su atención en los extremos, por ejemplo, en la historia de los seris [2] antes de la llegada de los españoles, y la historia del gobierno de Díaz, para mostrar la diferencia entre los datos de la etnología y de la historia, y para separarlas completamente, se encuentran en un dilema insoluble: ¿Cómo establecer la línea de demarcación entre las dos disciplinas, que artificialmente han separado, la llamada etnología y la llamada historia? ¿A quién, por ejemplo, toca el estudio de los griegos de Homero o de los aztecas? ¿A los historiadores o a los etnólogos? En realidad, esa pregunta y la separación de la etnología de [la] historia, en que se funda, son estúpidas: la sociedad humana tiene una evolución, una historia continua, y su estudio, en todas sus etapas toca a la misma disciplina, la historia.
Si aceptamos la definición de la etnología como estudio de la primitiva sociedad sin clases, y por consiguiente como parte integral de la historia de la sociedad humana en general, debemos también aceptar para el estudio de los datos de la etnología el mismo materialismo histórico, que reconocemos como único método científico en [el] estudio histórico en general.
De lo que es el método histórico materialista hablaremos mis adelante. Por el momento nos interesa precisar las relaciones entre estudios teóricos, como los que emprendemos hoy, y la vida real, nuestra actitud práctica. En otras palabras, tenemos que preguntarnos: ¿qué valor tiene el estudio teórico de la historia de la sociedad humana, sobre todo en sus etapas remotas? ¿Es solamente un pasatiempo, llamado “científico”, o es un instrumento efectivo e indispensable para dirigir nuestra actitud práctica? La respuesta (marxista) a esta cuestión fue claramente expuesta por Lenin: “Sin teoría correcta no hay política correcta”.
Eso no quiere decir que podemos primero elaborar una teoría pura, para después aplicarla a la vida práctica. Esta sería una teoría irreal, inútil y falsa. Solamente la participación en las luchas del día nos capacitará para elaborar nuestra teoría sobre la base de la vida real. Solamente la teoría que nace de la vida misma, es decir, de la lucha, puede ser una teoría realista, una teoría que se puede aplicar a esa vida, a esa lucha. Y solamente esta aplicación mostrará si la teoría nuestra es realista, si es práctica, si es científica.
En la sociedad de clases en que vivimos no existe y no puede existir una ciencia imparcial. Todos los progresos científicos sirven al triunfo de una clase o a la derrota de otra. La clase burguesa en su lucha contra el feudalismo y la iglesia necesitó, y por consiguiente utilizó a la ciencia en un grado completamente desconocido hasta entonces, y ninguna sociedad ha contribuido hasta hoy más al progreso científico que la sociedad capitalista.
Pero, sin embargo, hay una diferencia esencial entre el uso que ella hizo de la ciencia, y el uso que hace de la ciencia el proletariado. En el fondo la diferencia es la siguiente: La burguesía no puede desarrollar la ciencia en forma completa, y sobre todo no puede ver su sociedad propia en su totalidad, es decir, en su origen y con todas sus contradicciones, sin destruir la base ideológica de su dominación. Por eso separa la teoría y la práctica y considera la una como opuesta a la otra. Sus conocimientos científicos los aplica exclusivamente en terrenos cuidadosamente escogidos. Utiliza la ciencia en un sentido estrictamente parcial. Habla de los árboles, pero no osa ver al bosque que ellos componen.
Al contrario, el proletariado es la primera clase en la historia de la humanidad que no puede triunfar sin el entendimiento científico de las condiciones de su lucha, es decir, de la totalidad de la sociedad en que vive, de su origen, sus contradicciones y su tendencia histórica. La ciencia, el socialismo científico, es decir, el comunismo, es instrumento indispensable de la lucha del proletariado, y su abandono o corrupción conduce directamente a la derrota, como lo vemos hoy en todo el mundo.
Del otro lado solamente el proletariado puede liberar la ciencia de las cadenas que la burguesía le ha puesto. El trabajo y la ciencia son aliados naturales. El capital y la ciencia son en el fondo enemigos. Pero como clase dominante la burguesía logró la subordinación casi completa de la ciencia a sus fines de clase. La ciencia de hoy es una ciencia falseada, una ciencia castrada. En el fondo todavía no es ciencia, sobre todo en lo que toca a las ciencias históricas, inclusive la etnología
La burguesía desarrolló en su lucha contra el feudalismo y la iglesia una ideología propia que le permitió tener confianza en su misión histórica y en su triunfo. Pero esa ideología era una ideología falsa, un error, un engaño. La burguesía mundial con toda su ciencia nunca ha logrado comprender a la misma sociedad capitalista que ha creado. Los primeros que la han comprendido científicamente fueron Karl Marx y Friedrich Engels, y en el mismo momento que la comprendieron, la abandonaron por completo y se convirtieron en sus enemigos más destacados, en los líderes de la clase que está destinada a destruirla. Lo mismo ha pasado a todos los intelectuales burgueses [de] la sociedad capitalista, y en ese hecho ya tenemos la razón básica, porque es imposible a la vanguardia intelectual de la burguesía comprender su propia sociedad: al mismo momento [en] que la comprenda sabrá que sus contradicciones preparan su destrucción, y con esa comprensión perdería por completo esa fe, esa confianza en su misión histórica, sin la cual ninguna clase dominante puede mantenerse enel poder.
Podemos decir que para la burguesía sería fatal, por eso le es históricamente imposible, comprender científicamente su propia sociedad, su origen y sus contradicciones, mientras que para el proletariado es indispensable comprender [a] la sociedad que debe destruir, y para comprenderla debe comprender sus raíces en el pasado y, por consiguiente, a las sociedades que la han antecedido.
La ideología de la burguesía es una ideología falsa, e históricamente debe ser así. La ideología del proletariado debe y puede ser el reflejo verdadero de su posición en el mundo moderno, como la única clase progresiva, y de su función histórica. La burguesía tiene que engañar no solamente a las clases oprimidas, sino engañarse a sí misma. El proletariado necesita para su lucha la verdad, es decir, el entendimiento científico del mundo en que vive y en que se desarrolla su lucha.
Ver la sociedad y su historia en su totalidad no puede significar otra cosa que analizar sus raíces objetivas en la producción y el intercambio, y en las condiciones históricas que cada sociedad [se] encuentra, o como herencia de sociedades antepasadas, o como influencias de sociedades contemporáneas de otra etapa histórica. Esas sociedades naturalmente deben estudiarse en la misma manera. Lo que resulta es una historia materialista universal.
Escribir esa historia universal es precisamente la tarea que han comenzado Marx y Engels. Para dar al proletariado una base científica para su lucha, han estudiado no solamente la sociedad capitalista, sino, aunque solamente en rasgos generales, las sociedades históricas que la han antecedido, la sociedad feudal, la sociedad antigua de Grecia y Roma, la sociedad oriental y, en fin, las diversas etapas de la primitiva sociedad sin clases, hasta sus orígenes más remotos. Así, lo que se llama hoy la etnología, ha sido desde un principio parte integral de la obra científica del marxismo, parte integral de la preparación del proletariado para su lucha contra el capitalismo, contra la burguesía por una sociedad sin clases.
Mientras que el estudio del feudalismo tiene para el marxista un valor especial por ser el feudalismo la sociedad que directamente dio origen a la sociedad capitalista, el estudio de la primitiva sociedad sin clases tiene un valor no inferior, aun por razones completamente diferentes. La primitiva sociedad sin clases, sobre todo en sus etapas superiores, nos da la oportunidad de estudiar las raíces de dos instituciones que dominan por completo la historia de los pueblos modernos: las clases sociales y el Estado clasista. Por eso el libro que trata del punto de vista marxista de la primitiva sociedad sin clases, el libro de Engels titulado El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado ocupa un lugar sumamente destacado en la literatura marxista, como se puede ver, por ejemplo, del uso que hizo Lenin de ese libro en su estudio famoso sobre El Estado y la revolución.
Pero hay otra manera, tal vez aún más convincente, de mostrar la importancia sobresaliente del estudio de la primitiva sociedad sin clases para la crítica de la sociedad capitalista y para la lucha contra ella. Hablo de la manera resuelta y sistemática con que la burguesía ha tratado de combatir el marxismo especialmente en ese terreno. La literatura llamada etnológica desde la publicación del libro de Engels, hace más de sesenta años, no ha tenido otro interés que el de demostrar la falsedad del materialismo histórico en su aplicación a la sociedad primitiva. La burguesía comprendió bien la posición estratégica de las investigaciones etnológicas para la teoría marxista, y por eso concentró su obra de confusión sobre todo en ese terreno. Desgraciadamente ha logrado un éxito casi completo. Debemos admitir que hoy día no existe una etnología netamente marxista. Los marxistas han dejado estos estudios casi completamente a la burguesía. No puedo hablar de estudios en lengua rusa, porque no la conozco, pero las traducciones de obras rusas de las últimas dos décadas no incluyen una sola publicación etnológica de carácter marxista.
La crítica burguesa contra el libro de Engels, y el libro de Morgan sobre La sociedad antigua, en que Engels se basó en gran parte, naturalmente contienen puntos bien fundados en los datos etnográficos que se han descubierto en los más que sesenta años desde su publicación. Podemos, sin embargo, afirmar que esa crítica no toca a la posición fundamental del materialismo histórico, y más, podemos afirmar que los datos que se han descubierto desde los días de Morgan y Engels, no solamente no contradicen el materialismo histórico, sino lo comprueban ...................[................]