INDICE

Prólogo a la edición argentina

Propósito
PRIMERA PARTE: El periodismo en la comunicación social
CAPÍTULO I. Comunicación social y dominación
 - Una visión cibernética del problema
- La comunicación no es neutral
CAPÍTULO II. Los medios, algo más que tigres de papel
- ¿Quién controla a quién?
- Los poderosos al timón
- Dos dimensiones del progreso
CAPÍTULO III. La comunicación de masas y sus funciones
- El sistema de comunicaciones
- Funciones de la comunicación social
CAPÍTULO IV. Realidad y Opinión
- Comunicación e ideología
 
SEGUNDA PARTE: La información, una forma del poder político
CAPÍTULO V. Naturaleza política del periodismo
- Dos concepciones de la libertad de prensa
CAPÍTULO VI. El periodismo en los países socialistas
- Activistas de la revolución
- Críticos de masas y educadores
- La prensa y el gobierno del proletariado
- El problema de la selección temática
CAPÍTULO VII. El periodismo en los países capitalistas
- La libertad de empresa en la prensa
- Razones de fondo para un contenido superficial
- La lucha por los avisos
- Se imponen los monopolios
- Sin fe y al descubierto
CAPÍTULO VIII. El periodismo en los países subdesarrollados
- Información y economía dependientes
- Mucho público, pocos lectores
- El “efecto demostración”
 
TERCERA PARTE: La influencia de los medios de comunicación
CAPÍTULO IX. El efecto del periodismo sobre la opinión pública
- El tozudo receptor
- Todos los medios juntos, y la TV sobre todos
- Efectos masivos a través de contactos personales
CAPÍTULO X. La lucha por el auditorio
- El derecho del pueblo a ser informado
- Rostros en la multitud
- Dos pasos atrás
- Dos pasos adelante
 - No uno, sino varios auditorios
CAPÍTULO XI. El periodista: un político en acción
- El periodista profesional
- Periodistas “libres” y periodistas comprometidos
- Cierto confuso “apoliticismo”
- ¿Deben existir las escuelas de periodismo?
CAPÍTULO XII. La objetividad en la prensa
- La verdad, privilegio del pueblo
- Los porfiados hechos
CONCLUSIÓN. El futuro de la prensa
- Con el auditorio
- Readaptando contenidos
- Cambios en la técnica

 

LA INFORMACIÓN COMO FORMA DEL PODER POLÍTICO

 

Prólogo a la edición argentina

Luego del golpe militar en Chile (septiembre de 1973), gran parte de la primera edición de este libro fue quemada, cuando la soldadesca saqueó la Editora Nacional Quimantú, que lo había publicado pocos meses antes. Los ejemplares que se salvaron de la hoguera fueron picados en las guillotinas de la misma imprenta (junto a miles de obras más importantes de autores más célebres) para hacer de ellos pasta de papel; o fueron descubiertos en librerías y bibliotecas particulares, y quemados, o hechos desaparecer por sus lectores... En resumen, la primera edición de Periodismo y Lucha de Clases se agotó rápidamente.

Nace ahora la edición argentina.

¿Sobrevivirán las ideas aquí expuestas, de éste que es un ensayo teórico, a tanto fuego, provocado quizá por su mismo título encendido?

Sólo quisiéramos fijar dos precisiones: escribimos el libro como un intento dramático de abrir los ojos a los que no querían ver la importancia de los medios de comunicación, en horas decisivas y tensas, vividas durante el gobierno de Salvador Allende, en Chile; y en segundo término, por lo mismo, tal vez hemos puesto demasiado énfasis en remarcar las afinidades de la información con la propaganda.

Integrábamos entonces una nación trastrocada por los enfrentamientos sociales, que nos ofrecía desnudas las contradicciones de ideas e intereses que se reflejan en los medios de comunicación. Era un puesto de observación inmejorable, pero sin duda nuestro análisis que no está circunscrito de ninguna manera a Chile, ni a aquellas circunstancias fue influido en alguna medida por las palpitaciones de una sociedad a punto de estallar. Si así no fuera, algunas de las principales tesis de este libro quedarían en contradicción consigo mismas, lo que no excusa que hayamos remarcado en forma muy mecánica en algunos pasajes la permanente relación entre la base social y la estructura ideológica propia de los medios de información. Quisiéramos que estas características de nuestro trabajo fueran consideradas como propias de quien intenta abrir nuevos caminos para abordar un problema que concierne a millones de personas, en forma inmediata, hoy.

Buenos Aires, marzo de 1974

Camilo Taufic

 

PROPOSITO

 

Este libro tiene por objeto destruir un mito: la inocencia de la información. Afirma que las noticias son mandatos; el periodismo, una forma de dirección social. Hasta nuestras conversaciones personales se proyectan como una sutil influencia sobre él medio circundante. Se informa, en definitiva (se escribe, habla o exhibe una película), para dirigir.

No siempre se logra. La información determina las decisiones de quienes la reciben sólo cuando éstos la aceptan, y lo grave es que en la sociedad contemporánea se perfeccionan hasta límites inauditos los medios para imponer esta aceptación, mientras paralelamente disminuyen y se anulan las defensas de quienes deben concederla. Podemos ser dirigidos por la prensa sin advertirlo. Y no existe en ningún diario la información por la información; se informa para orientar en determinado sentido a las distintas clases y capas de la sociedad, y con el propósito de que esa orientación llegue a expresarse en acciones determinadas.

No estamos, sin embargo, indefensos ante la comunicación masiva. Podemos evitar que pequeños grupos manipulen nuestras conciencias a través de ella, estableciendo la propiedad social (de todo el pueblo) sobre los medios e instrumentos que la producen; el control democrático sobre su contenido. Este trabajo quiere entregar una visión de conjunto, orgánica y sintetizada, de los problemas que implica este acto de liberación; sus causas y efectos.

El asunto presenta un aspecto teórico y otro técnico; uno social y otro político; uno económico y otro cultural e histórico, Se los ha considerado en un enfoque global, teniendo presente que A paso de los medios de comunicación de manos de los monopolistas a manos del pueblo no se llevará a cabo si no es como parte de un proceso revolucionario general, que abarque a la sociedad en su conjunto.

El libro consta de tres partes. En la primera hemos desarrollado la tesis de la unidad de los procesos de información y dirección social, a partir de los principios teóricos de la cibernética, que ofrecen un método novedoso para poner en evidencia la oculta manipulación de la opinión pública por los grandes medios de comunicación masiva. Describimos allí mismo el uso de los diferentes instrumentos de información en la lucha de clases, a través de las relaciones de propiedad que se establecen sobre ellos y registramos las proyecciones de su integración en un sistema único de comunicaciones, al servicio de la ideología dominante en una sociedad determinada.

La segunda parte está abocada a la información periodística diaria como una forma de poder político, no menos efectiva por menos estudiada, y su rol en los distintos sistemas económicos sociales contemporáneos. Los diferentes conceptos y realidades de la libertad de prensa en los países capitalistas o socialistas nos sirven de base aquí para explorar la naturaleza del sistema de comunicaciones en una u otra formación social. Creemos que la confrontación resultante permitirá apreciar mejor algunas de las tesis teóricas planteadas a lo largo del libro. Asimismo, nos referimos en particular al papel del periodismo en los países subdesarrollados, que nos permite estudiar algunos aspectos más evidentes del dominio ideológico y cultural que se ejerce a través de los medios de información.

La tercera parte pretende entregar antecedentes que lleven a una mejor operatividad de los medios de comunicación al servicio de las fuerzas progresistas. Para ello se refunden diversas investigaciones sobre las características del auditorio y las particularidades de su estructura, tema generalmente dejado de lado en los estudios sobre periodismo, y, asimismo, se aborda la naturaleza de la actividad periodística y el papel político desempeñado por los profesionales de la prensa, temas ambos en que predomina una extendida mistificación.

Hemos escrito los diferentes capítulos con la dará conciencia de que sólo compilamos, integramos, adaptamos, expurgamos y reenfocamos desde una perspectiva marxista las investigaciones directas de otros autores de muy diversas tendencias, desconocidas generalmente por los cuadros políticos y técnicos que deberían llevar a cabo las transformaciones que proponemos, así como por las grandes masas de lectores, auditores y espectadores de la comunicación masiva, cuyos intereses quisiéramos interpretar.

Creemos haber dado nueva vida, también, a ciertos conceptos fundamentales de la teoría de la información, cuyas conclusiones son harto más revolucionarias que las anticuadas ideas sobre libertad de prensa y el uso de los medios masivos prevalecientes aún, incluso en algunos sectores políticos e intelectuales de avanzada. Sin modificar previamente estas viejas concepciones no se abrirá paso el nuevo periodismo al que aspiramos.

Camilo Taufic

 

Primera Parte

 *

EL PERIODISMO EN

LA COMUNICACIÓN SOCIAL

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CAPITULO I. Comunicación social y dominación

 

El periodismo es parte y quizás la más dinámica de un proceso vital para cada individuo y día a día más importante en la sociedad planetaria y tecnologizada que habitamos: la comunicación. Se trata de un fenómeno omnipresente en el mundo contemporáneo; una especie de común denominador de las diversas actividades del hombre, e inseparable, además, de la lucha de clases, por el uso privilegiado que hacen de ella los que detentan el poder político. Los problemas del periodismo son, pues, los de la comunicación, y éstos, los de la sociedad en su conjunto.

El concepto de comunicación es extraordinariamente amplio; designa el proceso mediante el cual se transmiten significados entre las personas sean órdenes militares o palabras de amor, y está vinculado no sólo al lenguaje, sino a todo sistema de señales, desde las luces de un semáforo a una sinfonía, desde un simple gesto facial a una emisión de televisión vía satélite, desde un cartel a un diario editado en cinco millones de ejemplares. Su estudio abarca un campo tan extenso como la misma vida, puesto que la comunicación está presente en todas las relaciones humanas, sean de producción, familiares, políticas o culturales.

Decir que la comunicación es vital para cada individuo es insuficiente; es una de las condiciones sine qua non de la existencia social. La sociedad no puede subsistir sin que sus miembros se alimenten, abriguen y reproduzcan, y para hacerlo necesitan trabajar colectivamente. Pero ni siquiera esa actividad puede realizarse sin comunicación.

Ya en el principio de la historia humana, fue el trabajo en común la actividad social fundamental el que desarrolló el pensamiento y, por tanto, originó el lenguaje. Comunicar es transmitir significados; y más que eso: compartirlos (del latín communis, lo que es común). Gracias a la comunicación social, incluso antes de que los hombres hablaran, por gestos o sonidos guturales, éstos pudieron desarrollar el trabajo social y su propia condición “humana”, es decir, racional; parlante. Pero esa comunicación y esa producción compartidas de los primeros tiempos, compartidas en esfuerzo y beneficio, dejaron de serlo al dividirse la sociedad en clases.

Los explotadores no sólo se apropiaron entonces por la fuerza y el pillaje de los medios de producción, sino que pasaron a dominar los medios de comunicación. Para unos quedó el trabajo agobiante y embrutecedor; para otros, el cultivo del pensamiento, la palabra, la oratoria, que se convirtieron en un factor de refuerzo para el dominio de los amos sobre los esclavos.

La comunicación dejó de ser comunión desde el momento en que se inició la explotación del trabajo ajeno. La inmensa mayoría de los hombres ya no pudo hablar de igual a igual con sus iguales. La propiedad privada había colocado una máscara sobre las semejanzas entre humanos y las personas pasaron a ser distintas según su papel en la producción. Los que hacían las cosas se “cosificaron”; fueron un objeto, un número; los dueños del dinero se “metalizaron”, cambió hasta el metal de su voz. Unos dieron órdenes; otros respondieron con monosílabos. A las masas de esclavos no sólo les fue arrebatado el producto de su trabajo, sino hasta su propia lengua, como les sucedió a los indios de América después de la conquista.

Este desequilibrio transformó la comunicación en información, en el sentido aristotélico del término, esto .........................................

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