El fascismo, como se sabe, es la forma superior de dominación de la burguesía. Y la Iglesia católica, como se sabe también, está encuadrada dentro de la burguesía, ya que es una sociedad industrial, no sólo por los capitales que tiene invertidos en muchas industrias particulares y por las fincas rústicas que posee, sino también por las funciones que ejerce dentro de las actividades que le son propicias.
Por eso el partido católico de Alemania ha votado los plenos poderes al Gobierno fascista de Hitler.
Por eso los obispos alemanes sostienen a Hitler y la conferencia episcopal de Fulda levanta la “excomunión” al “fuhrer” y a los suyos.
Por eso el cardenal Faulhaber, de Munich, autoriza en una pastoral, a los católicos a militar en el nacionalsocialismo y felicita a los hombres de Estado por su combate contra el ateísmo y el bolchevismo.
por ese el Papa romano (el Papa de los curas “jelkides” Aristimuño (Aitzol), Onaindia (Egizale), Laborda (Poxpoliña, etc.) ha recibido en audiencia con los brazos abiertos a Hitler, a Goérin y a Von Papen, gerifaltes del fascismo alemán.
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¿Y en Euzkadi? En Euzkadi, los curas “jelkides”, desde el púlpito, desde la tribuna de “Eusko Gaztedia” y hasta desde “Solidaridad de Obreros Vascos” vienen hace algún tiempo tratando de sorprender a obreros, campesinos, empleados, estudiantes, intelectuales y pequeños burgueses a fin de ir preparando el terreno y desembocar taimadamente en un declarado fascismo. por su parte, los cura y frailes “maketos” vienen haciendo idéntica labor en Castilla, Andalucía, Galicia, etcétera. (El clero está en todas partes, por el fascismo como servidor de la burguesía que es).
Cuatro son los recurso de que se valen principalmente en sus propagandas por Euzkadi nuestros clérigofascistas el racismo, el patrioterismo, el sindicalismo confesional y la religión.
— Es racismo se utiliza en Euzkadi fomentando el odio hacia los trabajadores (no hacia los ricos) de “raza maketa” y hacia todas las teorías descuiertas por “extranjeros” (entre ellas, naturalmente, el marxismo que es precisamente lo que se trata de combatir.) En Euzkadi, el apóstol del racismo es “Kiskitza”, el jesuitón de levita y antiguo empleado de la Diputación de Guipúzcoa don Engracio de Aranzadi, hoy asiduo colaborador del diario “jelista” “Euzkadi... romana”. Y son los principales vocero del racismo vasco, los curas “jelkides” Aristimuño y Onaindia; no hay mitin, sermón o conferencia que den esos “charlatanes sagrados” en que no defiendan la propiedad privada y el salario familiar de 0,50 pesetas para padre con mujer y tres hijos. Esos mismos curas “berritzus”, con los seudónimos de “Aitzol” y “Egizale”, colaboran asiduamente en “El Día” de San Sebastián, y en “Euzkadi” de Bilbao, tratando de convencer a los trabajadores de que la raza vasca es profundamente individualista (igual dicen, refiriéndose a la “raza” española, los escritos de “El Socialista” y el anarcoide Cánovas Cervantes, director de “La Ganzúa” (La Tierra) que escribe a las órdenes del petrolero holandés Déterding que financia, con el perfumista francés Coty, la Oficina Antisoviética de París); decía, repito, que esos mismos curas “jelkides” “Aitzol” y “Egizale” tratan con su propaganda oral y escrita de convencer a los trabajadores vascos de que la raza “euskeldun” es profundamente individualista y católica y que, por lo tanto, no puede ni debe intentar hacerse una revolución “de tipo ruso” o ateo. Y a propósito de esto, hacen una feroz campaña antimarxista y antisoviética, que es de lo que se trata, pues el fascismo es seriamente antimarxista. (Es sabido, por otra parte, que en el País Vasco, en Euzkadi, el catolicismo lo introdujeron los propagandistas “maketos” pues los euskadianos se mantuvieron, hasta bien entrado el siglo IV, libres del opio católico. Nuestros antepasados desconocían completamente a la Iglesia de Roma y sus sacerdotes eran, en tierra vasca, planta extraña; nada pintaban aquí, en aquellos tiempos “jatorras”, los curas como Aristimuño, Mújica, Laborda, Onaindía, Segura, etc).
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El patrioterismo se utiliza en Euzkadi con objeto de convencer a los trabajadores de que si la patria vasca se engrandece, ellos —los trabajadores vascos— vivirán mejor. De este modo se arranca de sus cabezas la idea justa de que la patria es solamente patria de los capitalistas y se les prepara para ir a una guerra en densa de los intereses de esos mismos capitalistas.
Así, con motivo de la guerra imperialista de España contra Marruecos y en tiempos del Borbón, los sacerdotes católicos, compañeros de los curas “jelkides” Aristimuño, Onaindia, Laborda, etc., y pertenecientes a la misma Iglesia católica, apostólica y romana, bedecían los cañones, los fusiles y la trilita con que los soldados vascos del rey iban a despedazar a los nacionalistas marroquíes que defendían la independencia de su nación, la misma independencia que dicen querer para Euzkadi los citados sacerdotes “jelistas”. (¿No está la farsa clara, trabajadores? ¿Nacionalismo vasco, sí, y nacionalismo marroquí, no? ¡Eusko langilleak, esnatu! ¡Gesurretan aldia apaiz berritzu petraloiek eta!
euskadi roja
ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (SE de IC) PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS
Año I, San Sebastián, 27 Mayo 1933 nº10
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