El Partido me ha pedido un artículo para el extraordinario de noviembre. No es posible negarse a un requerimiento de nuestra organización, aunque el esfuerzo en el empeño encomendado suponga el cese en otras actividades impuestas por las circunstancias.
El cometido es un tanto difícil. Difícil porque el tema “Guipúzcoa” está tan lleno, tan preñado de sugestiones, de comentarios múltiples y de realidades tan magníficas, que rebasa las posibilidades de mi pobre pluma, sobre todo en estos momentos en que el hábito diario del fusil ha suplido al de las cuartillas. Por otra parte, recoger en un artículo cuánto Guipúzcoa ha dado y sigue dando a la causa antifascista rebasa los límites de nuestro bisemanario y ha de ser objeto de crónicas sucesivas sin las restricciones de tiempo y espacio.
Hablar de Guipúzcoa es en primer lugar hablar de Donostia, de sus organizaciones antifascistas, de sus obreros, de sus hombres y de sus mujeres que llenos de coraje, de entusiasmo y decisión supieron levantar en Euskadi y en el Norte geográfico de la Península el primer valladar contra las castas militares sublevadas contra la República democrática. El heroísmo es propio de los hombres fuertes y firmes en las ideas y en las creencias.
El pueblo donostiarra, el auténtico pueblo donostiarra, suma y compendio de las mejores virtudes del pueblo guipuzcoano, ha sabido honrarse y honrar una vez más con su actuación al pueblo vasco. Cuando el tiempo con nuevas perspectivas juzgue las luchas habidas en Donostia no ha de regatear a la capital de Guipúzcoa y a sus hijos el merecido título de héroes del antifascismo.
El Gran Casino, el Gobierno Militar, el Hotel María Cristina, las calles todas de la ciudad son monumentos inolvidables del coraje de los donostiarras, magníficamente representados por el camarada Severiano Asarta, muerto al pie de los muro pétreos del Gran Casino cuando con simple pistola afanosamente conseguida y con mil amores cuidaba, asaltaba lleno de arrogancia antifascista las ametralladoras del fascismo abriendo amplio cauce a la riada de valientes milicianos que con simples escopetas y pistolas abatían días después el nido de militares cobardes y traidores refugiados en los cuarteles de Loyola.
Con Donostia ha vibrado Guipúzcoa entera, Irún en primer término con su vieja raza de hombres libres, abiertos a todas las inquietudes del progreso. En Cristóbal, vasco añejo, comunista y hábil burlador de aduaneros al servicio del Estado Español y en el teniente Ortega, más tarde auténtico gobernador popular de Guipúzcoa, encontró la vieja y gloriosa ciudad fronteriza los primeros adalides de la lucha antifascista.
Y cuando la invasión de los fascistas, exasperados por la resistencia heroica del pueblo guipuzcoana, volcó todas sus fuerzas de mercenarios sobre Irún, las milicias guipuzcoanas escribieron la más gloriosa epopeya en Eralitz, en Puntza, en San Marcial, en Zubelzu, conteniendo durante un combate de 43 días y con 600 fusiles a un ejército de cinco mil hombres.
Hernani, Mondragón, Rentería, Pasajes, son también manifestaciones vigorosas del nervio antifascista de Guipúzcoa. Palmo a palmo, regando con sangre generosa nuestra tierra, se ha certificado la fiera voluntad de Guipúzcoa por conservar su libertas y por vencer al fascismo.
Ta vez parezcan exagerados e interesados estos cantos al pueblo guipuzcoano. No importa. Para hacerlos no pedimos permiso a nadie. Determinadas circunstancias injustificables d las que algún día habrá que responder, han hecho que gran parte de Guipúzcoa estén en manos enemigas y extrañas. Pero aún no se ha perdido toda Guipúzcoa. Aún queda un trozo querido de tierra en la que el invasor no ha puesto sus plantas. Aún hay milicias guipuzcoanas que pisan suelo guipuzcoano. Aún subsiste y subsistirá, la firma voluntad de Guipúzcoa de conservar lo que queda y de reconquistar lo perdido en horas aciagas. Aún hay miles de hombres y mujeres guipuzcoanas que quieren volver a sus lares con la dignidad y altivez propia de Guipúzcoa y de sus hijos. Aún hay manos firmes que empuñan fusiles y aprietan gatillos en Guipúzcoa. Aún hay coraje para sufrir privaciones y soportar humillaciones con la vista en el retorno y en la venganza contra los fascistas y contra los que, insensatos, han pretendido humillar Guipúzcoa.
Guipúzcoa no ha sido vencida. Sus hijos siguen luchando. Su mejor tesoro, sus milicias, sus bravas y aguerridas milicias, sus hombres y mujeres, no han desertado.
En la gran contienda entablada contra el fascismo, Guipúzcoa ha puesto todo el peso de su bravura, de su firmeza y de sus organización poderosa.
Euzkadi conserva su personalidad frente al fascismo porque Guipúzcoa ha sabido contenerlo.
Y cuando en horas próximas el fascismo sea abatido, será Guipúzcoa la que en primer línea pondrá sus mejores entusiasmos, sus mejores caudales para conseguirlo.
¡Gora Guipúzcoa Azkatuta!
¡Gora Euzkadi Azkatuta!
Jesús LARRAÑAGA
euskadi roja
ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.) PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS
Año II, San Sebastián, 07 Noviembre 1936 nº 55
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