INTRODUCCIÓN
En este número publicamos los materiales necesarios para un amplio conocimiento, por parte de los miembros del Partido, de la posición y línea política del grupo sectario Bullejos, Adame, Vega y Trilla, y las medidas adoptadas contra ellos por el Buró Político del Partido Comunista de España. Este grupo, dirigente del Partido durante mucho tiempo, mostró en todas las cuestiones fundamentales de la Revolución y en la comprensión del papel del Partido como vanguardia dirigente, profundas divergencias con la I. C. y el P. Consecuentes con su ideología, no han retrocedido estos últimos tiempos, constituyendo fracción en la dirección del Partido, contra la I. C. y el P. C. de E., con línea política y concepciones propias contrarias a las del P., y que de haber prosperado, hubieran constituido un grave peligro para el Partido y la Revolución.
El grupo sectario en el dominio de la línea política del Partido, en uno de sus aspectos más fundamentales, en la cuestión agraria, se ha caracterizado por el desdén y la subestimación de los campesinos como una de las fuerzas motrices de la Revolución democrática burguesa. Esta subestimación de los campesinos, del trabajo del Partido entre ellos, no es casual en el conjunto de la línea política del grupo. Es una de sus partes fundamentales, que tiene gran parecido con la posición del trotskismo contrarrevolucionario.
En la práctica el grupo ha tenido una posición trotskista, no haciendo esfuerzos para establecer la alianza entre el proletariado y los campesinos. El grupo, con su posición ideológica y práctica, ha facilitado él trabajo del trotskismo, conducente a sembrar la confusión en el Partido, por parte de estos agentes contrarrevolucionarios, y sus calumnias sistemáticas contra la I. C. y el Partido Comunista de España.
Los componentes del grupo sectario, divergentes en su línea política con el P. C. y la I. C., luchando contra éstos para defender un criterio, político propio y procedimientos particulares, opuestos a los principios de organización comunista, han ido matizando, a través de su actuación y actividad, su propio núcleo ideológico y organizativo, constituyéndose en fracción organizada dentro del Partido, para combatir la línea política del P. C. y de la I. C. e imponer sus propias concepciones en oposición a las del Partido.
En la Conferencia de Pamplona se determinaron claramente las características Revolución democrática y las tareas del Partido en aquel período. El grupo sectario Bullejos, Adame, Trilla y Vega, dijeron aceptar plenamente las resoluciones de dicha Conferencia, cuya ejecución hubiera permitido al Partido, que salía en situación difícil del período de dictadura de Primo de Rivera, ponerse a la cabeza del movimiento revolucionario y convertirse en un Partido Bolchevique de masas.
A pesar de las declaraciones verbales y platónicas del grupo, y aunque la, I. C. insistía enérgicamente contra las falsas concepciones políticas del grupo y sus métodos y procedimientos sectarios en el seno del Partido al mismo tiempo que el Partido hacía grandes esfuerzos para aplicar la línea política trazada, el grupo no cambiaba de conducta. En los grandes movimientos de masa de 1930 y 1931, el Partido desarrollaba su acción, para dar la independencia política necesaria al torrente revolucionario; pero la efervescencia revolucionaria del proletariado y de todas las capas pobres de la población, pasó "desapercibida” para el grupo sectario; ningún esfuerzo serio fue hecho por su parte a fin de vencer totalmente la pasividad y romper los obstáculos que impedían al Partido ponerse de una manera absoluta a la cabeza del proletariado en sus luchas, quitando la dirección a los socialfascistas y anarcosindicalistas, que engañaban y engañan a las masas trabajadoras, en beneficio de las capas explotadoras.
Así llega el advenimiento de la República, y el grupo tío aparece con una política justa, ni ha hecho nada porque el Partido prepare al proletariado para que ejerza su papel dirigente en la revolución democrática burguesa y conduzca a ésta hacia su transformación en Revolución proletaria. Las “consignas” lanzadas, de pretendido carácter “ultraizquierdista”, nos apartan de las masas. El grupo sectario, carente en absoluto de la comprensión necesaria sobre el carácter de la revolución y el sentimiento de las masas, al lanzar consignas falsas, agrava aún más los errores anteriores.
Estas faltas y estos errores del grupo sectario no son producto de la casualidad. Es toda una línea política, extraña, al proletariado. Frases revolucionarias, actitudes que parecen archirrebeldes; pero que en el fondo encierran grandes vestigios anarquistas, incapaz de asimilarse el proceso dialéctico de la Revolución y la estrategia de la lucha.
El grupo sectario no comprendió jamás el carácter de la Revolución española, subestimó la importancia de las supervivencias feudales y, en algunos casos, niega su existencia real; no vio justamente la relación de fuerzas dominantes en el seno del régimen monárquico, ignoró el movimiento revolucionario de las nacionalidades oprimidas, no apreció la importancia de la lucha contra el clero y las castas militares. El grupo sectario fraccional no vio jamás que en la revolución democrática en curso el proletariado tenía que jugar el papel dirigente, como única clase revolucionaria consecuente, y que el Partido Comunista tenía y tiene como misión esencial la de conquistar la hegemonía del proletariado, porque sólo así el Partido Comunista puede conducir a la victoria definitiva a las masas explotadas. Al no apreciar exactamente esta situación, su línea política no podía ser otra que una línea falsa, que, al desarrollarse, tendría graves consecuencias. Sí. Además de tener concepciones erróneas sobre el carácter de la Revolución, aunque aparentemente apareciera lo contrario, en el período anterior a la República el grupo sectario mantuvo una posición menchevique clásica. Sostenían que en elperíodo de revolución democrática el proletariado y el Partido Comunista no tenían ningún papel que jugar. Según ellos, hacer triunfar la revolución democrática burguesa era obra de la propia burguesía. Esta es la misma plataforma del renegado Maurín, esgrimida por éste y su grupo oportunista contra la I. C. y el Partido, a raíz de la Conferencia de Pamplona, contra cuyas resoluciones se levantaron, adoptando una posición menchevique-pequeñoburguesa de capitulación y formando después el grupo del Bloque, con una posición absolutamente falsa, confundiendo a los obreros catalanes, luchando contra el P. C. y la I. C. Está claro que esta posición conduce a negar en absoluto el papel eminentemente, contrarrevolucionario de la burguesía y abandonar las posiciones revolucionarias en manos de los partidos políticos republicanosocialistas, que las utilizan no en beneficio de la Revolución, sino contra el proletariado y los campesinos. Está claro que, en. estas condiciones, el P. C. queda reducido a un pequeño grupo, dirigido por elementos sectarios, que niega su propio papel de vanguardia dirigente.
Los documentos que publicamos ilustran suficientemente sobre estas cuestiones, y los militantes del Partido pueden ver claramente la falsa concepción del grupo en- todos los problemas de la Revolución.
La I. C. continuaba insistiendo cerca del Partido, criticando severamente sus faltas y errores, haciéndole ver claramente los medios por los cuales el Partido podía orientarse y cumplir su misión. A este fin, en mayo del 31, después de una discusión con el grupo, filé enviada una carta a los miembros del C. C., en la que se plantean todas las cuestiones. Esta carta no fue discutida por el Central, porque el grupo sectario lo impidió, ni la base del Partido conoció cómo la I. C. planteaba al Partido los problemas de la Revolución española. El grupo sectario no hizo absolutamente nada por popularizar los problemas más importantes por ella planteados. Y esto no se debe a la casualidad. Consecuentemente, no hicieron nada porque sus concepciones, su línea política, eran y son opuestas a la línea de la I. C., señalada ampliamente en esta carta. El grupo es culpable de haber saboteado este documento, de vital importancia para el Partido y la Revolución. Pe haber sido conocido por la base del Partido y popularizado ampliamente, muchos errores podían haberse evitado, y el Partido hubiera alcanzado una madurez y fortalecimiento que hoy no posee, porque los elementos sectarios impidieron, consecuentemente, que el P. E. y el proletariado conocieran y asimilaran la experiencia y consejos del Estado Mayor de la Revolución Mundial
Al impedírsele al Partido conocer sus propias faltas y debilidades, no podía hacer el esfuerzo supremo necesario para tomar la dirección de las luchas y dar al proletariado y a los campesinos los elementos de acción precisos, ni fortalecerse orgánicamente, convertirse en un verdadero Partido Bolchevique de masas. En todo el período inmediato al de la proclamación de la República, excepto en algunos casos aislados, en las grandes luchas desarrolladas, el Partido, por culpa del grupo sectario, no ocupó enteramente su puesto, El movimiento espontáneo de las masas no encontraba su dirigente por la política nefasta del grupo sectario.
En la reunión de noviembre, el camarada Manuilski dice, textualmente, al grupo sectario:
“El principal obstáculo para la bolchevización del Partido sois vosotros.” El grupo ha acusado a la I. C. de no ayudar al P. C, de España y de maniobrar contra ellos. En este discurso el camarada Manuilski pone de relieve, contrariamente a las afirmaciones del grupo, que la I. C. quiere, y se esfuerza extraordinariamente, ayudar al Partido y corregir las faltas y errores del grupo sectario, y que no maniobra contra ellos, sino todo lo contrario. Dice el camarada Manuilski en su discurso: "Si se tratara de un Partido maduro que no tuviese tal origen, hubiera sido necesario tomar medidas muy serias; pero se trata de un Joven Partido, de un Partido que ha salido de las capas anarcosindicalistas y anarquizantes, y es necesario actuar con una gran paciencia para convencer a los camaradas.” Y más adelante dice: “Estamos dispuestos a discutir cuanto queráis; pero es necesario no jugar con la I. C.” El grupo, hace la “autocrítica” , pero en la práctica continúa la misma política. Están totalmente divorciados de la I. C. y del P. C. de K., que quiere realmente ser el dirigente de la Revolución. Una vez más, la I. C., para ayudar a nuestro Partido, envía la carta abierta del mes de enero de 1933, con cuyas líneas de principio el grupo decíase de acuerdo. Esta carta debía ser discutida ampliamente por todos los miembros del Partido y servir de base para las deliberaciones del Congreso de Sevilla. Una vez más, el grupo sectario fraccional saboteó las resoluciones de la I. C. Hizo todo lo posible por impedir que el Partido conociera a fondo el contenido de la carta. Sí grupo no popularizó la carta abierta. Loa Congresos regionales rio discutieron las cuestiones fundamentales de ella. Y cuando, como en Madrid, la base, descontenta, quiere discutir la actividad del grupo y los métodos introducidos por él, sus componentes mis calificados no aparecen, facilitando el trabajo del trotskismo contrarrevolucionario, que especula con el descontento d» la base y los graves errores del grupo, para luchar contra el P. y la I. C.
En el Congreso de Sevilla, el grupo no hizo autocrítica de su línea: política falsa. Impidió conscientemente que la base del Partido allí representada criticara como so merecía la actividad del grupo, haciendo éste los máximos esfuerzos para desviar la atención del Congreso hacia la lucha contra algunos elementos trotikistas, consiguiendo con esto que, en parte, el Congreso no diera los resultados apetecidos y que la carta abierta de la I. C. no fuera enteramente comprendida. En la cuestión sindical, donde se ha llevado a cabo una política altamente defectuosa y sectaria, los responsables, miembros del grupo sectario, especialmente Adame, trataron los problemas de una manera protocolaria y mecánica.
Después del Congreso, el grupo sectario descubre su faz oportunista, que hasta entonces estaba un poco encubierta. Esta posición oportunista toma caracteres netos al caracterizar el movimiento reaccionario militar del to de agosto y señalar la posición del Partido. El grupo, contra el Partido, mantiene la consigna de “defensa de la República", agravada porque al mismo tiempo se suprime la de los Soviets. Los izquierdistas a ultranza quedan reducidos a oportunistas de derecha de la peor especie. En vez de llamar a las masas, a la lucha contra la contrarrevolución, al frente único, lanzar la consigna de los Soviets, para constituir los órganos de movilización y combate superiores del proletariado y los campesinos, con la consigna de “defensa de la República” se lleva a las masas por derroteros falsos, involucra la actitud del pueblo trabajador frente al Gobierno republicanosocialista, centro de las fuerzas contrarrevolucionarias, y se indica que hay que defender no a la Revolución, contra la cual van dirigidos los golpes de la reacción monárquica y del Gobierno contrarrevolucionario, sino a la República, que está plenamente desenmascarada delante de las masas, como él régimen de hambre, miseria y explotación. Además de esto se impide qué las masas luchen independientemente, con consignas propias, que jamás pueden las del partido socialista y de los partidos que en el Poder representan la contrarrevolución.
En cuanto a la caracterización del Gobierno Azaña, otro de los típicos representantes del grupo, el c. Barbado, sostiene que el Gobierno Azaña ha dado un viraje a la izquierda; es decir, que ya no es el Gobierno de la contrarrevolución. Está claro que este punto de vista no tiene nada de común con la línea política del Partido.
El grupo sectario fraccional Bullejos, Adame, Vega, Trilla ha engañado constante mente a la I. C. y al P. C. e impedido que la I. C. se pusiera en contacto con la base: del Partido, pretendiendo siempre imponer su criterio de grupo al B. P., contra cuyos nuevos miembros había, por parte de los elementos del grupo, una política de hostilidad y desdén.
En la reunión del B. P. del 18 de agosto, al plantearse las divergencias entre el grupo sectario y el Partido y la I. C., Bullejos, Adame y Vega presentaron la dimisión de sus cargos, negándose a discutir con la I. C. y a continuar ocupando los puestos para los cuales el Partido les había elegido. Ante esta actitud de indisciplina inadmisible, el Buró Político les prohibió terminantemente toda actividad en el Partido hasta que no acataran sus decisiones y las de la I. C. En esta reunión, estos camaradas se expresaron en forma totalmente anticomunista. Así, por ejemplo, Adame declara: “También fuera del P. C. se puede ser revolucionario.” Bullejos manifiesta que “aunque un Congreso de la I. C. lo pidiera, él no aceptaría ningún cargo responsable en el P. C. de E.” Vega dice que “está convencido que la I. C. maniobra contra el P. C. de E.” Hay otras declaraciones de estos elementos, que tenían la confianza del Partido, que los camaradas encontrarán en las resoluciones, que delatan el grado de comunismo de los componentes del grupo sectario. En todo momento han hecho un chantaje escandaloso contra el P. C. y la I. C., amenazando con presentar la dimisión en cuanto la menor crítica les fuera hecha, como sucedió poco tiempo antes del Congreso de Sevilla.
A fin de impedir que el grupo sectario pretendiera sorprender al Partido para su trabajo fraccional, el B. P. convocó a los representantes de las regiones, para darles cuenta de la situación y tomar las medidas precisas, a fin de impedir una futura labor del grupo desautorizado por el B. P. Los representantes de las regiones fueron detenidos, lo que fue aprovechado por el grupo para sus fines políticos. Antes, a pesar de la prohibición terminante del B. P., Adame y Vega se trasladaron a Sevilla, en cuya región reside la mitad de los efectivos del Partido, a fin de, abusando de la influencia personal, hacer su trabajo fraccional contra el Partido, aunque no les dio ningún resultado, a pesar de la grave falta del c., P. Arroyo, no cumpliendo los acuerdos del B. P. por la firme política de los c. de Sevilla.
Aprovechando la detención de los compañeros responsables, el grupo sectario hizo su golpe de Estado, apoderándose de la dirección del Partido, para tomar la ventajosa posición que la posesión del aparato del Partido da, con fines de luchar en fracción constituida contra la auténtica dirección del Partido, contra el Partido y la I. C. La primera medida tomada por el grupo, erigido en dirección facciosa, fue enviar a las regiones a camaradas, de quienes el grupo fraccional pensaba adictos a su política y que en las regiones debían servirles de soportes para su mala causa. Esta labor del grupo y su escalamiento ,ilegal a la dirección, fue posible gracias a la debilidad del camarada Zapirain, que dio todos los medios al grupo para el logro de sus propósitos. El grupo, en su política comunal; usurpando unos puestos que no les correspondía, tuvieron hasta la osadía de romper las relaciones con la I. C., basándose en argumentos pueriles; pero que era el fondo de su posición de colocarse fuera del control y dirección de la I. C. .A pesar de la debilidad y errores de varios miembros del B. P., encargados de cumplimentar sus resoluciones, el grupo fracasó rotundamente, y el B. P., en su resolución del 4 de octubre, ha condenado resueltamente la actuación del grupo sectario y tomado las medidas convenientes.
Los camaradas que, por una causa u otra, facilitaron el trabajo del grupo y le ayudaron en su labor fraccionista hicieron amplia autocrítica, que el tiempo demostrará su realidad. Esta crisis, provocada por la posición anticomunista consecuente del grupo fraccional sectario Bullejos, Adame, Vega, Trilla, es una crisis de crecimiento del Partido. Este, que crece con rapidez, amplía sus cuadros, adquiere una vitalidad considerable, tropieza, para la ejecución de sus tareas, consciente cada vez más de su misión histórica, con los viejos elementos caciquiles, sectarios, semianarquistas, incapaces de ver en el Partido al órgano consciente de dirección, imprescindible para el triunfo de la Revolución liberadora. Los métodos de mando no cuajan desde hace tiempo en el Partido. Este quiere discutir, participar, compenetrarse íntimamente con su propia masa. El grupo sectario ha hecho de su parte todo lo que ha podido para impedir el desarrollo del Partido. Pero éste se ha librado en la dirección del principal obstáculo. La futura suerte de estos elementos en el Partido dependerá de su conducta.
El Partido, desde la República, a pesar de algunos defectos importantes y de la política del grupo, y venciendo, saltando los obstáculos que éste puso, ha alcanzado bastantes éxitos en el terreno de organización interior y en el terreno de organización de las masas. Miles y miles de proletarios, miles y miles de campesinos, miran a nuestro Partido como a su dirigente y guía en la lucha revolucionaria. Nuestra influencia se extiende, se amplía, abarca a masas innumerables, que sólo tienen confianza en el comunismo. Nuestro Partido, que en este período ha hecho grandes esfuerzos para ser capaz de cumplir su misión histórica, tiene delante de sí la obligación, el deber de, ampliando su radio de acción en la lucha, incorporar a ésta a todas las masas explotadas, venciendo definitivamente los obstáculos de orden interior que aún entorpecen su labor, obstáculos grandemente salvados con la lucha contra el grupo sectario fraccional.
De esta crisis, el Partido saldrá fortalecido, criticando severamente los defectos interiores. Luchando contra todos los que se oponen a su desarrollo y línea política, el Partido Comunista de España sabrá conducir hasta la victoria definitiva a este magnífico proletariado español y a las abnegadas masas campesinas, que cada día nos dan millares de ejemplos de heroísmo y combatividad sin límites, que sólo aguarda la lucha del Partido Comunista, capaz de conducir al triunfo final.
Al Comité Central del Partido Comunista de España
(Carta abierta de la I. C. - Mayo 1931)
Queridos camaradas:
Después de haber discutido ampliamente con vuestros delegados las cuestiones planteadas por la situación de vuestro país y la actividad de vuestro partido, hemos decidido comunicaros nuestras observaciones y consejos para orientaros en la gran tarea histórica que incumbe a vuestro Partido.
El 14 de abril señala un momento muy importante del desarrollo de la revolución española. La instauración de la República, aunque haya tenido lugar sin la insurrección armada de las masas contra las fuerzas del antiguo régimen, ha sido el resultado de sus luchas y de sus acciones revolucionarias anteriores y constituye un factor de principal importancia para desencadenar las fuerzas de la revolución y acelerar su desarrollo.
El Partido Comunista Español, en este importante viraje histórico, no ha sabido orientarse ni desarrollar la acción que correspondía a un partido bolchevique en semejante ocasión.
¿Cuáles son las faltas esenciales del Partido y cuál es el origen de ellas?
1. El Partido en su conjunto, y su dirección en particular, no han comprendido el profundo sentido de los acontecimientos desarrollados el 14 de abril.En los documentos y artículos publicados desde la; proclamación de la República, el Partido hace un análisis de la situación, según el cual la caída de la monarquía no significa más que un cambio de fachada gubernamental, poniendo a la monarquía y la República en el mismo saco sin ver los antagonismos y las luchas de clase que determinan este cambio de régimen.
Efectivamente, el gobierno provisional de la República no es de ninguna manera el gobierno de la revolución española siendo por toda su política el gobierno de la contrarrevolución, que se esfuerza por mantener y conservar todos los privilegios de las clases poseyentes, de la gran burguesía, de los grandes terratenientes, del clero y de los oficiales superiores; protege y favorece a los emigrados monárquicos, dejándole al rey que intrigue y prepare la restauración, conservando todas las fuerzas armadas y la policía de la monarquía; pero esta política contrarrevolucionaria es llevada con más habilidad que los gobernantes monárquicos anteriores. La monarquía era el poder de los grandes terratenientes y de la gran burguesía, y en el cual los grandes terratenientes detentaban la hegemonía, y el gobierno provisional de la república representa por toda su política el poder de la gran burguesía y de los grandes terratenientes, en el cual la burguesía detenta la hegemonía, pero consiguiendo con su demagogia arrastrar tras ella a la pequeña burguesía y a capas importantes de la clase obrera. Las relaciones del gobierno con las masas, son pues, completamente diferentes que en los anteriores gobiernos de la monarquía. Estos eran odiados por las masas, las cuales luchaban por su caída. El gobierno republicano, por el contrario, aunque fundamentalmente contrarrevolucionario en toda su orientación política, ha conseguido especular con la voluntad revolucionaria de las masas y engañarlas hasta el punto de ser aclamado por ellas en los comienzos, como el gobierno de la revolución española Al hacer del cambio de régimen un análisis escolástico y abstracto afirmando que ’‘la substitución de la monarquía por la república no es más que mi cambio de la fachada política del régimen” , que “la república significa la continuación del régimen destruido, expresando los misinos intereses, y que, históricamente considerada, no es más que una tentativa de revestir la antigua sociedad con un vestido nuevo” , que “la proclamación de la república, gracias a los esfuerzos de la burguesía, no significa el comienzo de la revolución democrática”, la dirección del Partido ha olvidado que la república llevaba un elemento nuevo y decisivo para el desarrollo de la revolución: el echo de que a pesar de sus ilusiones democráticas las masas persiguen fines revolucionarios, la abolición de los privilegios de los grandes terratenientes, del clero, de la alta oficialidad, la tierra, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, etc...., y que su voluntad revolucionaria entrará rápidamente en conflicto con la política contrarrevolucionaria del gobierno provisional. Toda la política del Partido debía basarse sobre este divorcio y este conflicto ineluctable entre la voluntad revolucionaria de las masas y la política reaccionaria del gobierno y tender a provocarlas. El Partido, no subrayando la política reaccionaria del gobierno