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EL FRENTE POLÍTICO DE LA CIA EN ESPAÑA

 

El domingo 4 de marzo de este año apareció un pomposo reportaje en el diario progre Público sobre el supuesto espionaje que la CIA habría estado realizando sobre partidos políticos como (no se rían) el PSOE y sindicatos durante los años de la “transacción franquista”. El alcance del espionaje habría llegado incluso hasta la central sindical anarquista CNT y el PCE de Carrillo.  El artículo se llama La CIA oculta datos sobre el espionaje a sindicatos y partidos en España, señalando a continuación que “Durante más de cuarenta años, el servicio secreto americano elaboró numerosos informes sobre organizaciones de izquierda en España. También escribió detallados informes sobre el primer gobierno del PSOE. A día de hoy, una parte importante de esos documentos continúa censurada”. 

En realidad, nada es lo que parece y ese documento o documentos desclasificados no dicen otra cosa que no sea hacer un análisis de inteligencia muy a la “americana” (anticomunista, por supuesto) que, a la hora de la verdad, es muy posible que se trate de información dentro de un pack de “doble uso” (muy habitual en un servicio de espionaje), sobre lo acontecido en la transición española.

Me refiero a que por una parte los de la CIA informaban dentro de la previsible línea oficial anticomunista estadounidense sobre el “peligro izquierdista”, pero por otra parte, y esta es la más importante, los diferentes agregados culturales, laborales, políticos y económicos de EEUU (en la práctica, empleados de la CIA) adscritos a la embajada norteamericana en Madrid, más los oficiales consulares de la CIA repartidos por otras capitales españolas, establecían numerosos contactos con partidos políticos, en especial los más influyentes (el PSOE, más, lógicamente, con ese remiendo franquista llamado UCD), pero también con los comunistas y sindicatos (excluido CCOO, que era comunista en la transición, pero si con la CNT, UGT y USO). Todo ello con el objetivo de encauzar el cambio desde el franquismo hacia un Estado pro-occidental, pero sobre todo pro-norteamericano. Estos agentes políticos y sociales, huelga decir, sabían a quién tenían enfrente; no eran encuentros en los que desconocieran quién era su interlocutor.

EEUU decidió utilizar como principal frente político de la transición al PSOE, una vez abandonado el “marxismo” en Suresnes (Francia), y a su líder Felipe González, alias “Isidoro”, el protegido político de la policía franquista, para garantizar los intereses estratégicos de EEUU en España y acabar con la izquierda antiamericana. Esto es de sobra conocido. Respecto de las ocasionales divergencias de algunos miembros del PSOE con EEUU, que apunta el diario progre Público, aquellas se referían básicamente, y según los testimonios aportados por funcionarios norteamericanos que prestaron servicio en España, al apoyo que había proporcionado Washington al franquismo en el asunto de las bases militares (acuerdos de 1953) y otras negociaciones bilaterales entre la dictadura del general y EEEU. Era algo que muchos socialistas (más de fuera del aparato que de dentro) les había resultado indigerible (como a cualquiera que estuviera en la órbita del antifranquismo).

Es conocido que gracias al programa de adoctrinamiento americano de las becas Fullbright, la contrapartida (o una de ellas) que ofreció Washington a cambio de la renovación del acuerdo sobre las bases militares norteamericanas en suelo español, futuros ministros del primer gobierno del PSOE fueron enviados a EEUU a formarse en los principios políticos del imperialismo. De hecho, La CIA en Madrid (a través de sus agregados u oficiales) jugaron un importante papel en la vida política española, como se señala en un compendio de entrevistas a distintos funcionarios estadounidenses que fueron destinados a España en el período 1930-2000, que tengo en mi poder, donde dejan bien a las claras que EEUU ha monitoreado todo el proceso político español, desde los inicios de la dictadura franquista hasta nuestros días.

En el extenso documento de entrevistas a funcionarios diplomáticos y consulares norteamericanos que recalaron en España en los últimos ochenta años se pueden encontrar cosas más que interesantes, aunque en las más de 400 páginas de preguntas y respuestas se encuentra más paja (muchísima), en mi opinión, que trigo. Muchas anécdotas, irrelevantes, sobre cuestiones personales y aspectos de trabajo de contenido burocrático…y poquísimas preguntas incisivas de los entrevistadores (americanos). A poco que se les hubiera hecho una pregunta comprometida es posible que el resultado hubiera sido más productivo.

Con todo, en ese glosario de entrevistas podemos leer algunas más que relevantes aportaciones. Leslie M. Alexander (oficial económico de la embajada de EEUU en Madrid, 1981-1983) dice que desde la embajada desempeñaron una importante labor a la hora de realizar un trabajo de identificación de “líderes emergentes socialistas” para el futuro gobierno del PSOE en los años 80. Algunos de los futuros ministros del primer gobierno socialista fueron previamente contactados por la embajada americana y fueron enviados a formarse a EEUU. También los agregados laborales de la embajada servían de enlaces con los sindicatos españoles o el ministro de turno. El primer ministro socialista del Trabajo fue uno de ellos.

Los vínculos estadounidenses con el PSOE se realizaron a través de sus funcionarios (de la CIA-personal diplomático) en Madrid, quienes mantuvieron reuniones secretas con políticos o personas del entorno más representativo del panorama político español, entre ellos el PSOE y el grupo de Enrique Tierno Galván, el “viejo profesor” del Partido Socialista Popular, más los comunistas de Carrillo. Curtis C. Cutter, oficial político de la embajada de Madrid (1970-1972 y oficial consular en Sevilla 1972-1975) afirmaba: Hemos tenido contacto con esas personas (socialistas) pero también con comunistas, con los miembros más jóvenes, especialmente en el Sur, cuando yo estaba en el Consulado de EEUU en Sevilla. Allí tuve muchos contactos con comunistas

Robert E. Service consejero político en la embajada de EEUU en Madrid, (1982-1987) afirmó: ” Enun momento, pensé que sería útil conocer al Partido Comunista de España. Tom Enders, entonces embajador, me dijo que adelante, que no iba a poner ninguna objeción. Tuvimos almuerzos cada cierto tiempo con comunistas, gente joven, no de la cúpula. Las relaciones con el Partido Comunista no eran con gente vinculada a Moscú, sino con los llamados eurocomunistas, comunistas democráticos (sic)”. Probablemente, la cúpula del PCE delegó entonces en esos jóvenes para no levantar sospechas (es una suposición, obviamente).

Gary S. Ursey, oficial consular mayor de EEUU, en Bilbao (1985-1988) a la pregunta de ¿Cómo se relacionaron con el Partido Comunista? responde Tuvimos contactos ocasionales con su gente. En lo fundamental apoyaban a EEUU. En la Guerra Fría, en España, el comunismo actuó más lento que en el resto de países europeos a la hora de “entrar en razón” y deshacerse de la vieja retórica marxista. Mientras que Robert W. Zimmermann (Cónsul general en Barcelona, 1970-1974 y oficial político estadounidense en la embajada de EEUU en Madrid, 1960-1966) también fue terminante: El PCE mantuvo contactos con funcionarios estadounidenses durante la transición

En definitiva, el juez político de la transición española, EEUU, era quien decidía y manejaba los hilos de la clase política del Estado español, era quien “aconsejaba”, quien sugería, mandaba y ordenaba. Un ejemplo es la siguiente cita del influyente Wells Stabler, embajador de EEUU en España a mediados de los años setenta: Adolfo Suárez me preguntó mi opinión sobre el Partido Comunista. Le dije: “Oficialmente tengo que decirle que no estamos de acuerdo con la presencia política del Partido Comunista, que no nos gusta nada de ellos y creemos que no deben desempeñar ningún papel en el proceso político español”.  El mismo Stabler, dijo también que el alemán Willy Brandt fue muy útil en términos de la socialdemocracia para tratar de convencer a los socialistas españoles de no hacer “nada drástico” (que contraviniese, lógicamente, los intereses del imperio, por ejemplo, que los socialistas se radicalizasen o se coaligasen con los comunistas).

El abanico de contactos y reuniones de los funcionarios estadounidenses llegaron incluso hasta el nacionalismo del País Vasco, viejo aliado del espionaje estadounidense, con la cuestión separatista de por medio. Y lo hicieron tanto con el abertzalismo (¿oh sorpresa?) como con el PNV. Funcionarios como el ya señalado Gary S. Ursey, desempeñando el cargo de oficial consular mayor de EEUU en Bilbao, dijo Tuvimos contactos con ETA, pero indirectamente, con una formación llamada Herri Batasuna (Ursey, en la entrevista, no dice correctamente su nombre y habla de “Iterri” Batasuna), que es como el Sinn Fein (la rama política del IRA irlandés) de ETA. Pero más importantes fueron nuestros contactos con el PNV, una corriente conservadora del nacionalismo moderado. Hice un montón de informes para Thomas Enders (embajador). Mi trabajo consistía en permanecer en contacto con ese espectro del extremismo vasco. Enders dijo que era un buen trabajo y a Jack Binns, que era del DCM (Deputy Chief of Mission, o Jefe adjunto de la Misión diplomática), también le gustó por lo que siempre fui bien considerado en ese aspecto y recibí un montón de dinero para realizar dicho cometido. La gran cuestión sería saber qué cantidad de ese dinero fue destinada, en su caso, a sus interlocutores nacionalistas vascos y con qué fin.

Los tentáculos de EEUU en España, además de alcanzar a políticos, se han extendido a otros ámbitos de la sociedad civil española. Richard Ogden, consejero político en la embajada de EEUU en Madrid, de 1992 a 1995, lo reseña claramente: Hemos tenido mucho trato con líderes políticos y también frecuentes contactos con la prensa y diversos encuentros con líderes del ámbito de la cultura y estudiantil, así como reuniones con prominentes líderes empresariales y financieros. Le faltaba añadir a la inevitable judicatura española, donde es conocido su subordinamiento a los intereses de EEUU, en particular, a través de ese tribunal de Orden Público llamado Audiencia Nacional en el que jueces, magistrados y fiscales han despachado a menudo con funcionarios estadounidenses de la embajada de EEUU en Madrid.

Igualmente, los agentes culturales de la CIA en la embajada de Madrid, ayudaron a implantar las televisiones privadas en España y programas de formación de periodistas (en los años 90). En el País Vasco, por ejemplo, según Daniel Withman, asistente de información del SINA (1989-1993) en la embajada de EEUU en Madrid, colaboraron con el Opus Dei y también se dirigieron a la Universidad Complutense, en su Facultad de Periodismo, donde entrenaban a los estudiantes.

La prensa, falsimedia, ha sido siempre una herramienta indispensable para la propaganda pro-americana, para lo cual es fundamental que esté nutrida de periodistas o reporteros que sean, de alguna manera, agentes encubiertos de EEUU (cosa que no es muy difícil de comprobar al ver tratamiento que hacen muchos de ellos en las noticias sobre política internacional, muy favorables todas ellas a EEUU y al Estado de Israel y en contra de Venezuela, Irán, Siria, Cuba o Rusia. Lean el libro del alemán Udo Ulfkotte ‘Gekaufte Journalisten‘ (‘Periodistas comprados) sobre cómo la CIA, el Mossad israelí y agencias de inteligencia han comprado a medio periodismo de Europa para hablar mal de Rusia o, simplemente, para entender cómo funciona la manipulación y las “fake-news” en los medios controlados.

 

EL FRENTE LABORAL DE LA CIA EN ESPAÑA

 

El frente laboral de la “transición” española, importante por haber sido una herramienta combativa contra el régimen franquista y luego como potencial ariete rupturista, no podía ser un flanco dejado a la improvisación por EEUU. Si la CIA operó en el terreno político para legitimar al hijo del dictador (Juan Carlos) y apostó políticamente por su hombre “fuerte”, Felipe González, para garantizar la influencia y el control de EEUU sobre España y, de paso, perpetuar alguna forma de continuismo del franquismo sin Franco, los sindicatos debían ser una pieza manejable más en el tablero de intereses de Washington para aniquilar la influencia del comunismo sindical antiamericano en la España postfranquista.....................

 

 

 

 

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