(Continuación, núm. II)

 

El derecho a la independencia no deben los pueblos mendigarlo, sino que deben conquistarlo. Es por lo tanto absurdo, esperar en Euskadi a que esa independencia nos la sirvan en bandeja. La conquista práctica de ese derecho a la independencia es un problema de revolución. (Esta verdad deben comprenderla bien los trabajadores de “Jel”, los de “Acción” y los “solidarios”. Y no olvidar además ni un momento, que la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria son, como decía Lenin, “dos eslabones de una misma cadena”)

Téngase presente, adviértase bien, que no se trata, en estos casos, de una cuestión de simple derecho a la autonomía, ni de un minúsculo pleito foral, ni de un asunto de concierto económico, ni de un conflicto de estatutos; se trata, en toda su crudeza, de un problema de soberanía, de absoluto reconocimiento para las diversas nacionalidades hispanas y territorios coloniales de África de su derecho a la independencia.

El problema nacionalista no es tampoco un problema jurídico: las declaraciones pomposas sobre la igualdad de las naciones resultan frases engañosas sin no cuentan con el apoyo directo de los partidos proletarios a favor de la lucha de las naciones avasalladas. El problema nacionalista no es, por otra parte, un problema independiente sin relación con la cuestión de dominación del capital, del derrocamiento del imperialismo, de la revolución democrático-burguesa, de la revolución proletaria; todo lo contrario: va íntimamente ligado a esa cuestión principalísima.

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Euskadi, la parte peninsular de Euskadi, está encuadrada dentro del Estado español, y hemos de tener en cuenta lo siguiente: Que España no es simplemente un país feudal, medieval, sino un país capitalista, imperialista, si bien con grandes vestigios feudales y semi-feudales. Que la gran burguesía peninsular —calase dirigente en el bloque de las clases explotadoras que dominan actualmente en el Estado Español—, se coliga estrechamente con los industriales, navieros y pequeños terratenientes de Euskadi. (Véase la muestra; vamos a fijarnos en uno de los muchos “negociantes” de esta clase que existen en el País Vasco: en el señor Ramón de la Sota:

Este señor Ramón de la Sota, es:

Consejero de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España.

Id. de la Siderúrgica del Mediterráneo.

Id. de la Minera de la Sierra Morena

Id. de la Sociedad Euskalduna.

Id. de la Compañía del F.C. de Madrid-Zaragoza-Alicante.

Id. de la Sociedad de Patentes Fiamma.

Id. de la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón.

Id. de la Compañía de los Ferrocarriles del Oeste de España.

Id. de la Compañía del Crédito Especial.

Id. de la Naviera Sota y Aznar.

Id. de la Compañía del F.C. de Pamplona a Logroño.

Id. de la Compañía del F. C. de Bilbao-Portugalete.

El señor de la Sota es, como se ve, Consejero de todas esas Compañías españolas y, además accionista de otras muchas empresas de España y del extranjero. Se trata, pues, de un calificado “tiburón” de industria.

Y este señor don Ramón de la Sota —cuyos méritos hemos enumerado— pertenece, políticamente, como otros de su categoría, al Partido Nacionalista Vasco. Si para muestra basta un botón, he de decir que del Partido Nacionalista Vasco puede presentarse una espléndida botonadura burguesa.

La gran burguesía peninsular, repito, se coliga estrechamente con los industriales, navieros y pequeños terratenientes de Euskadi. Y el capitalismo mundial defiende, mantiene, conserva, ampara los privilegios burgueses de España (y, dentro de su Estado, los privilegios burgueses de Euskadi, Catalunya, Andalucía etc.) contra la revolución de los obreros y campesinos que luchan por su liberación social y nacional.

Evidentemente, el actual Estado español burgués, forma “parte integrante” del sistema “mundial” de dominio imperialista. Por ello resulta imposible sin la lucha revolucionaria contra el capitalismo, contra el imperialismo, la resolución de los problemas nacionales.

Está, pues, claro (y de esta verdad deben convencerse los trabajadores nacionalistas vascos) que así como los burgueses están coaligados internacionalmente (los de Euskadi con los de Castilla, con los de Francia, con los de la República Argentina, etc., etc.) también debemos estar bien unidos los obrero y campesinos de Euskadi con los del resto del Estado español, con los de Francia, América, etc., etc., pues la revolución en Euskadi y en el resto de la península no está aislad por una frontera infranqueable, ni siquiera por los Pirineos a pesar de ser tal altos, del desenvolvimiento internacional.

Es pues evidente, que la revolución —único procedimiento eficaz, compañeros nacionalistas— es evidente, repito, que la revolución que se desarrolla y ha de desarrollarse aún más en Euskadi si de vera queremos conseguir nuestra liberación social y nacional, no está aislada de la revolución que también se desarrolla en el resto del Estado español y en todos los demás países del mundo capitalista.

El desarrollo imperialista de nuestro tiempo ha transformado el capitalismo en un sistema mundial de esclavización y de opresión y ha convertido las economías y los territorios nacionales (la economía y el territorio de Euskadi entre ellos) en los eslabones de una sola cadena llamad “economía mundial”. Sobre esto no puede haber duda. Pues contra el frente mundial del imperialismo no hay más remedio que formar el frente único de la revolución proletaria internacional.

No hay, no puede haber otro camino que ese, compañeros nacionalistas.

JEIKI.

 

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (SE de IC)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año I, San Sebastián, 6 Mayo 1933  nº 7

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