¿Qué significa el Estatuto vasco para la clase obrera euskeldun?

Significa la claudicación, el aconchabamiento de la burguesía vasca con el imperialismo burgués-terrateniente de España.

Significa la consagración en el País Vasco de la Guardia Civil que tiene por patrona a la virgen del Pilar en plena República laica.

Significa la consagración de las guardias de Asalto, de Seguridad y de toda la demás policía imperialista.

Significa la continuación del País Vasco bajo la férula del Ministerio de la Go vernación y del Ministerio de Guerra y Marina de Madrid.

Significa el enchufamiento de todos los gerifaltes nacionalistas (caso Companys, Ventura Gassols, Suñer y demás rabiosos “separatistas” de otro tiempo, en Catalunya).

Significa un valladar contrarrevolucionario y un freno para el avance de las masas laboriosas vascas hacia su emancipación social y nacional.

Es Estatuto Vasco es el opio con que los dirigentes nacionalistas —que aspiran a “enchufarse” en los altos cargos— pretenden adormecer el espíritu revolucionario de la clase obrera vasca en su lucha por el pan, la tierra y la libertad

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Los jóvenes socialistas, muchos de ellos, opinan como nosotros, los jóvenes comunistas. Pero han de saber una cosa, y es esta:

Que toda la propaganda favorable del Estatuto se les hace gratuitamente a los nacionalistas burgueses en la imprenta de la Diputación. Son, pues, miles y miles de duros los que, a cuenta del pueblo trabajador, se les regala a los capitalistas “jelkides” para que hagan campaña favorable al Estatuto de la claudicación. ¿Y no sabéis vosotros, jóvenes socialistas, y hasta jóvenes republicanos, que la autorización para que pudieran usar de la imprenta provincial gratuitamente les fue concedida por los gestores republicanos y por los gestores socialistas? ¿Qué dicen a esto Torre, Toyos y Fernández?

Papel, máquinas, tinta, operarios, oficinistas... Todo, todo lo que se les cede gratis a los estatutistas en la Diputación de Guipúzcoa.

Y no sólo eso. Sino que además, los presidentes de mesa, los adjuntos etc., etc., serán el día del plebiscito defensores del Estatuto. Es decir, que la intervención contraria de los partidos políticos está prohibida. Y esta prohibición la votaron también los gestores republicanos y socialistas. ¿Qué dicen a esto Torre, Toyos y Fernández?

O sea. Que el presidente de la mesa podrá leer tranquilamente con un sí las papeletas que digan no. No tendrá quien le controle ni vigile. Todos los que le rodeen, serán estatutistas. Así que, decidme a mí, trabajadores socialistas y republicanos, lo que va a ocurrir. Sencillamente: que aunque votemos doscientos mil en contra, no se leerán más que quinientos o seiscientos. Todas las demás papeletas se leerán con un sí rotundo, aunque se haya escrito un no más grande que una plaza de toros.

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 ¡Qué cabe hacer contra toda esa farsa? Eficaz, solamente una cosa: la unión, el frente único de todos los trabajadores, de todas las tendencias y la lucha organizada contra el Estatuto de la claudicación y por el derecho de los pueblos a su autodeterminación hasta la separación completa, si es esa su voluntad.

Contra el Estatuto de la claudicación y por la liberación social y nacional de Euskadi.

Ya lo dijo Marx: “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre.”

Un joven comunista

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año I, San Sebastián, 21 Octubre 1933  nº 31

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