La expresión política de las elecciones del pasado noviembre nos ha demostrado el crecimiento de nuestras simpatías, tanto en España como en Euskadi; pero, la realidad de los doce mil votos en la circunscripción  de la capital de Vizcaya obtenidos a nuestro favor no expresan ni mucho menos el radio de nuestra influencia, dado que nuestro Partido aun no está enclavado en los lugares de trabajo y en las barriadas populares por defectos de organización que, sobre la marcha, iremos corrigiendo, ganando a los obreros, campesinos y capas medias de la población a nuestro campo.

Indiscutiblemente, si nuestras simpatías dispersas por los diferentes rincones de Euskadi hubieran hallado a nuestro Partido, el resultado hubiera sido muy otro en la expresión popular de las masas, en su férrea voluntad de luchar por la liberación nacional y social de Euskadi, hasta la instauración de su propio poder: el Gobierno Obrero y Campesino.

En Guipúzcoa, los cerca de tres mil votos adquiridos en las zonas industriales de la provincia y capital denotan cómo nuestro Partido irradia con su programa de lucha y combate a amplias masas, pero, sin duda, adolece de los mismos defectos que Vizcaya.

Nuestros puntos débiles son la aldea vasca y Álava, donde nuestro partido no ha penetrado y va con enorme retraso, retraso que hemos de ganar a marchas forzadas, enrolando a los campesinos y pescadores de Euskadi en la lucha por sus propias reivindicaciones, despertándolos a la lucha contra la dominación del propietario rico y las Cofradías de pescadores, que mantienen en casi todo el litoral formas semifeudales de compra y venta.

Vemos a la vez cómo en Navarra, feudo de la reacción clerical, no es sentido como en Euskadi el fervor nacionalista con el mismo vigor; pero eso no obsta para que se manifieste una corriente regular hacia la liberación del poder central, que nosotros hemos de lograr encauzándolo por las vías correspondientes a los deseos de las masas oprimidas.

Los cerca de dos mil votos obtenidos por nuestro Partido demuestran cómo las masas laboriosas de la población y del campo, influenciadas por el partido socialista y demás partidos pequeño-burgueses, rompen con las ilusiones democráticas pasando por el camino de los hechos a incorporarse en la lucha revolucionaria por la toma de la tierra, luchando frente al terror desenfrenado de los gobiernos republicano-“socialistas” pasados y frente a los manejos contrarrevolucionarios de Lerroux-Gil Robles y demás fuerzas fascistizantes.

Las maniobras de la burguesía vasca, ligada al imperialismo español, tiende por todos los medios a utilizar a estas masas laboriosas como reserva que les permita emplearlas frente al proletariado revolucionario para salvar sus intereses de clase, amenazados por el avance de la revolución en todos los pueblos de la península. Ellos, para retener el espíritu anhelante de liberación nacional y social, recurren, en íntimo maridaje con el imperialismo dominante, a elaborar la carta “autonómica” de claudicación que ilusione de momento a las masas, evitando su desplazamiento al campo revolucionario, mientras la contrarrevolución se organiza, y refuerza, a través del nuevo parlamento imperialista, el aparato que le permita aplastar el movimiento popular de Euskadi, Catalunya, Galicia y las colonias de África, rediciéndolo por la metralla, al igual que, paralelamente, intentarán ahogar en sangre la revolución obrera y campesina.

El Partido Comunista en Euskadi, a través de las elecciones, en el mismo desarrollo del plebiscito para el Estatuto Vasco, ha desarrollado una seria labor, que si en realidad no es ni micho menos lo suficiente para esclarecer nuestra plataforma de lucha frente al Estatuto de claudicación y toda una serie de tareas que la situación exige, por lo mismo hemos levantado los pilares que nos permitan mostrar a las masas laboriosas del campo y la ciudad, con nuestra magnífica plataforma sobre la realización práctica de su contenido, la solución efectiva a los problemas que laten en el fondo de las masas populares vascas.

Actualmente, dadas las condiciones revolucionarias que atravesamos, en que todas las fuerzas opresoras se reagrupan para liquidar con mano dura estas condiciones objetivas para nuestra clase, la plataforma de nuestro Partido de lucha por la liberación nacional y social mantiene incólume su forma y contenido que hemos de expresar prácticamente hasta lograr independizar a la masa popular de Euskadi de la gran burguesía vasca, que procederá con mano dura cuando las clases laboriosas de Euskadi se dispongan a mejorar sus condiciones de vida oponiéndose al paro, al cierre de las fábricas, a exigir el subsidio a los parados del 75 por 100 pagado por los patronos, las Diputaciones y el Estado central. Cuando los aldeanos medios, arrendatarios y pobres se nieguen al pago de los impuestos al ganado, a las aves, etc., negándose al pago de los arbitrios municipales, de las Diputaciones, a la contribuciones que se les impone para pago de la burocracia imperialista y las fuerzas coercitivas, etc.

El compromiso nuestro debe de ser plasmar esto en realidad efectiva, empezando por la organización de los comités de fábricas, comités de caseríos, comités de mina, comités en los vaporcitos, etc., como órganos de lucha de las masas laboriosas, elegidos democráticamente por todos los proletarios en cada lugar de trabajo.

El Partido Comunista debe saber aprovechar esta coyuntura revolucionaria sobre este vastísimo trabajo, organizando una poderosa red de comités, expresión del frente único más férreo, como arma indiscutible, en la cual ve la burguesía vasca y toda su hermana de clase el peligro más inminente de su dominación, dirigiendo sus ataques por medio de esos órganos contra el poder central, hoy más unitario y absorbente, que demostrará, a la vez, a esta enormes masas de trabajadores del campo y la ciudad la unidad que existe entre los que hoy especulan con sus aspiraciones de liberación nacional y social y el imperialismo español, al cual Lerroux y toda la reacción dotará de amplios poderes para liquidar, por medio del terror, todo aquello que ponga en peligro la dominación del bloque burgués-agrario, en el cual forman parte integrante la burguesía y ricos propietarios de la tierra del País Vasco.

Aurelio ARANAGA

 

 

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año II, San Sebastián, 30 Diciembre 1933  nº 41

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