(Continuación, núm. 3.) 

EL ESTADO

 

Hasta aquí he hablado de los escritores; ahora voy a referirme a mis propias observaciones.

Dejando a un lado los principios, en esta hora no existe nada más cierto para mí sino que los Pilsudsky, Yudenich, Kolchak y Lloyd George se hubieran hace mucho tiempo apoderado de Rusia, si los bolcheviques no hubieran creado un ejército bien centralizado y con una disciplina rígida, o si no hubiesen contenido a la burguesía por medio de una policía organizada, brutal y fuerte. ¿Y por qué no reconocerlo?  Llámeselo como se quiera; esto es simple y claramente un Estado. Yo pensaba antes que más valía correr el riesgo de la conquista de Rusia por Kolchak o por los japoneses antes que formar este Estado. Pero veamos las cosas desde más cerca. ¿Sería jamás posible en cualquier sitio, en cualquier tiempo, quitarle a la clase privilegiada su propiedad sin emplear la fuerza armada? Y después de eso, ¿cómo se la podría mantener a distancia? Para esto es preciso salir a la calle, desparramarse por la ciudad y ocupar todas las bocacalles por destacamentos armados. Tendréis que hacer esto día tras día y por muchos meses, como lo hizo Guillermo Shatoff, quien tuvo el valor de reconocer los hechos tales como son. Una de las mayores ironías de esta revolución fue ver a  un anarquista como él desempeñar el papel de jefe de policía de la capital roja. Porque ¿de qué otro nombre llamaríamos a un hombre que se colocara en una bocacalle, con un fusil al hombro, día sí, día no, confirme a un sistema? Esto es un policía. Llamémosle un guardia rojo, o un soldado, o un trabajador o lo que se quiera, en fin de cuentas es un policía Shatoff era un anarquista. Pero sabía que los obreros debían colocarse en las calles con sus fusiles; si no, los burgueses lo hubieran hecho en su lugar. Él no quería llamar a esto “hacer de policía”, pero yo sí que lo llamaba así y me volvía loco. Ninguno de los dos teníamos razón. Ambos deberíamos haberlo llamado “hacer de policía”, como y lo llamaba, y yo debería haberlo hecho, como lo hizo Shatoff. (¡Confieso que lo hice por una noche!)

Y al tener la prueba de que el mismo marxismo, a la par que prescribe las tácticas empleadas por Lenin para derribar a Kerensky, prevé una sociedad sin Estado, y prevé, sin embrago, un período transitorio de dictadura del proletariado, me veo precisado a reconocer que Lenin no conserva su poder personal a expensas de la “libertad revolucionaria”, sino que está simplemente continuando la rebelión armada en el período de “transición”.

A la luz deslumbrante que emana del librito de Lenin, demostrando científicamente la posibilidad de una sociedad sin Estado en la que ningún hombre esté atado a una localidad, la noción de “Soviets locales autónomos” resulta insignificante. Me da rabia el verme obligado a admitir que el concepto anarquista es más conservador que el de Lenin.

La idea de Soviets locales autónomos se parece a un suplente de semi-Estado restringido y estrecho, cuando vemos que Lenin lucha  directamente para la supresión completa del Estado con un programa claro, para alcanzar este fin más rápidamente que nadie se hubiera nunca atrevido a esperar. Hasta los mimos derechos de los asociados en las pequeñas comunas agrícolas e industriales se parecen ridículamente a los derechos de la propiedad privada, al lado del plan completo y definitivo de Lenin para libertar a todos los hombres de ligaduras a trocitos de tierra y a derechos de posesión en faena especiales.

Y cuando censuraba a los bolcheviques por firmar el Tratado de Brest-Litvsk, les condenaba en nombre de un dogma elevado de perfección abstracta, que ni yo ni ningún hombre podemos racionalmente esperar ver en nuestra vida. Si los bolcheviques hubiesen vivido en el plan de este ”principio” abstracto, el mundo se encontraría hoy en una situación muy triste. Hoy que los Ejércitos rojos han alcanzado una posición preponderante en Europa, se ve cuan ridícula era esta idea. Hoy los corazones de todas las naciones laten tan fuerte por la causa de Moscú, que nadie se atreve a declararle una guerra abierta y la misma enseñanza que se desprende, los hitos de la República rusa de los Soviets (a pesar de las faltas cometidas) hace a diario nuevos adeptos para la abolición de la propiedad privada

Robert MINOR

(Continuará)

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año II, San Sebastián, 27 Enero 1934  nº 45

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