En su número del jueves día 8 de mazo, aparece publicado un artículo titulado “El nacionalismo ukraniano, contra Rusia” y firmado por un tal .. J. Aitzol.
Sin detenerme a impugnar en todos sus detalles el artículo mencionado que, además de innecesario, nos obligaría a utilizar un ancho espacio, preciso para otros escritos no menos importantes, vamos a entresacar solamente dos párrafos que nos dan materia suficiente para demostrar toda la falsedad vertida en el diario clerical “nacionalista”, y lo que es más, la campaña antisoviética realizada al servicio de la contrarrevolución vasco-española e internacional.
Campaña difamatoria que pretende desorientar a las masas oprimidas y explotadas de Euskadi, para destruir el verdadero movimiento revolucionario —más pujante cada día— de liberación nacional y social de Euskadi, orientado por el Partido Comunista, en el gran ejemplo histórico revolucionario de la Unión Soviética, donde las masas obreras y campesinas, oprimidas y explotadas, también han conquistado, bajo la dirección del partido bolchevique, la verdadera emancipación nacional y social en su lucha frente a la autocracia zarista, frente a la república burgués-terrateniente de Rusia y frente al imperialismo Internacional.
Comienzan las primeras líneas, señalando que los soviets rusos han desarrollado una política nacionalista, que ha conducido a la formación federativa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de un modo arbitrario y que recatadamente se ha ocultado a los ojos de Europa, y después afirma que casi todas las nacionalidades “federadas” en la Unión Soviética han sido obligadas a ello por la fuerza de las armas de los ejércitos rojos. Nacionalidades que habían ya conquistado su independencia, fueron obligadas por las victorias de las tropas rusas a someterse a la dictadura del proletariado de Moscú.
A fin de comprender más claramente el fondo burgués y contrarrevolucionario de estas afirmaciones canallescas que quiere aparentarse “Euzkadi” al señalarlas como portavoz defensor del nacionalismo revolucionario vasco y que por contrario envuelve un fondo político imperialista de destrucción del régimen soviético, vamos haciendo un poco de historia, a explicar la realidad de la unión libre de estas nacionalidades que integran la U. R. S. S.
En primer término, debemos hacer resaltar que durante el régimen zarista y cuando bajo el signo imperialista de la ortodoxia, autocrítica y centralismo, que cubrían la opresión y explotación de las masas obreras y campesinas de las nacionalidades del estado zarista, se fomentaba la división, el odio y las luchas intestinas entre estas mismas nacionalidades; se organizaban los “progroms”, las matanzas contra los judíos, armenios, tártaros, etc.; se prohibía y reprimía sangrientamente toda propaganda nacionalista revolucionaria (incluso el uso del idioma vernáculo). Mientras la burguesía nacional y sus agentes en el campo nacionalista, se aliaba prácticamente a la política imperialista rusa y medraban en los puestos de los organismos administrativos provinciales, locales, etc. (exactamente igual que ocurre en Euskadi y demás nacionalidades oprimidas por España). Era el Partido bolchevique el único guía y organizador revolucionario de las masas oprimidas y explotadas, en su lucha por el pan, la tierra y la libertad, encarnados en su liberación nacional y social contra el imperialismo ruso y su aliado la burguesía y sus agentes en estas nacionalidades. (Exactamente igual a la política que desarrolla nuestro Partido Comunista en Euskadi, etc., contra la contrarrevolución imperialista y nacional.
Esta burguesía de las nacionalidades y sus agentes, que ayudaron al imperialismo ruso a reprimir el movimiento revolucionario de liberación, cambió su posición centralista o de un nacionalismo claudicante (como en Euskadi) cuando se realizó la revolución socialista y triunfaron los obreros y campesinos en los pueblos de la Gran Rusia imperialista. Entonces, viendo en peligro sus intereses de clase capitalista, vinculados estrechamente a los intereses de la burguesía y terratenientes de los grandes rusos, se convirtieron en separatistas furiosos, para evitar la ola roja, desviando el movimiento revolucionario nacional y social contra el Gobierno Obrero y Campesino triunfante, y así seguir conservando nacionalmente sus privilegios de clase, pero las masas hambrientas de la Gran Rusia, que derrocaban el capitalismo implantando sus propio poder, que iba a liberarlos de la opresión y la explotación, deshaciendo en pedazos todo el tinglado demagógico nacionalista, se lanzaron a la conquista de su verdadera emancipación nacional y social, apoderándose de las tierras, anulando las deudas e impuestos, incautándose de las empresas imperialistas y de la gran burguesía nacional) (Como ahora se hará en Euskadi).
Esta victoria revolucionaria de las nacionalidades oprimidas y explotadas, frente al imperialismo ruso y sus lacayos, fue posible, por la unión férrea en un frente de combate común de todas ellas. Así lo comprendieron y con esta clara conciencia clasista del internacionalismo proletario, se unieron libremente para vencer después en la guerra civil a los ejércitos de rusos blancos, que, unidos al imperialismo internacional, querían desmembrarla aprovechando el sentimiento nacionalista, con un fin centralista, para dividirlas y destrozarlas. Así se mantienen unidas libremente para construir y desarrollar las características nacionales en su forma y el socialismo en el fondo de toda la U. R. S. S. frente a la contrarrevolución imperialista internacional, frente al capitalismo que engendra el fascismo y la guerra.
Esta es la burguesía nacional blanca, contrarrevolucionaria y sus agentes, de que nos habla “Euzkadi”, que es detenida y fusilada en Ukrania por fomentar el movimiento “nacionalista” imperialista, saboteando la construcción socialista, robando a la propiedad colectiva y conspirando a favor de la intervención antisoviética de los bandidos imperialistas.
Sebastián ZAPIRAIN
euskadi roja
ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.) PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS
Año II, San Sebastián, 17 Marzo 1934 nº 52
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