Maniobras contrarrevolucionarias

 

Las batallas heroicas que libra diariamente el proletariado español, catalán, vasco y gallego, marcan de forma contundente y rotunda la voluntad indomable de triunfar y persistir en el combate hasta liquidar el poder imperialista burgués-agrario, instaurando el propio poder, el Gobierno de los Obreros y Campesinos.

Los combates formidables que desarrolla el revolución en toda la Península Ibérica, abarcando cada día nuevas capas de movimiento revolucionario, coloca a la burguesía y terratenientes ante el dilema de organizar acaloradamente la contrarrevolución, apoyándose en los sectores más reaccionarios del clericalismo y sin perder de vista al P. N. V., que controla grandes masas populares de obreros y campesinos, ligándose a ellos por razones de intereses de clase, con el objetivo de utilizar y enfrentar a esas grandes masas contra el proletariado revolucionario, alegando que la revolución española no tiene ninguna relación con la revolución en Euzkadi: es decir, que pretenden por arte de magia “racial” —a estilo fascista— presentar la revolución que se desarrolla en la Península como cosa exótica e imperialista, ajena al país vasco; orea a los intereses de las masas oprimidas y explotadas, a las cuales pretenden utilizar, no el sentido revolucionario nacional y social de conseguir su liberación del tutelaje imperialista español, ¡no! Lo que en realidad se desea es mantener una ilusión “autonómica”, que mantenga perenne, por medio del terror, los lazos sagrados que unen a los banqueros vascos y españoles, especulando con el anhelo vehemente de las grandes masas populares, a las que se quiere uncir de una forma infame al carro del imperialismo sangriento que desarrolla paso a paso, por las vías legales de la democracia burguesa, el fascismo tenebroso y absorbente que el Vaticano inspira en la persona del verdugo Gil Robles, controlador de la política gubernamental del Gobierno central,  con el cual los señores dirigentes del nacionalismo vasco, por medio de su presentación parlamentaria, mantienen cordiales relaciones al deseo.

Y esta política contrarrevolucionaria la reflejan, maravillosamente los dirigentes de la Confederación Nacional de Trabajadores Vascos, hermanos políticos, es decir, cuerpo integrante de una sola idea, el señalar en su órgano semanal “Lan-Deya” la necesidad de que los obreros “solidarios” no participen en las luchas revolucionarias de nuestros días inhibiéndose de las acciones contra la política del gobierno Lerroux-Gil Robles, de tipo fascistizante e imperialista a marcha martillo y toda una serie de batallas que hemos de librar contra la dominación de la Banca vasco-española y ricos propietarios rurales.

¿Acaso, pues, el desarrollo de la revolución española, su avance hacia la victoria, no aproxima más rápidamente la liberación del pueblo vasco, y demás nacionalidades oprimidas por el poder central? El triunfo de la revolución rusa en Octubre de 1917 fue la compuerta que abrió paso a las corrientes liberadoras de los centenares de nacionalidades oprimidas por el zarismo, es la lección que el Partido Comunista brinda a los obreros vascos para que ellos comprueben el sentido de la verdad y su contenido antiimperialista, ya que los señores de “Lan-Deya” nos quieren presentar como aspirantes a conquistar el poder para dominar como imperialistas de tipo fascista...

Queremos señalar ante los obreros vascos aunque de una manera breve, la farsa cínica de estos hombres que invierten hábilmente el contenido revolucionario de nuestro partido con sus fines particulares de clase.

La conquista del poder que el Partido Comunista propugna por medio de sus acciones diarias, orientando a los obreros y campesinos y las capas medias de la población arruinada, se basa en primer lugar en la organización de losa Comités de Fábrica y de Campesinos, elegidos democráticamente por los explotados, para la conquista de sus reivindicaciones económicas y políticas, luchando contra los despidos, contra el cierre de las fábrica, por el aumento general de los salarios, contra el terror policíaco y gubernamental, contra el imperialismo, etcétera.

Esta lucha eleva los órganos del proletariado, dándoles un carácter nacional, que en la madurez revolucionaria se convierten en órganos de la revolución en Soviets que dirigen su propia obra, y determina la voluntad de los pueblos y las masas a liquidar por la violencia organizada, el dominio de los banqueros, terratenientes y clericales.

Este es el poder que anhela el Partido Comunista para el proletariado, por el cual lucha y orienta a las masas por las vías de acciones inmediatas y con objetivos claros, tan claros... que los señores inspiradores de la política sindical del nacionalismo vasco, lo ven aterrorizados y recurren a maniobras sutiles para impedir que los obreros y campesinos vascos se liguen codo con codo con el resto del proletariado de la península en su lucha contra la dominación de la banca vasco-española, que es la que mantiene de una manera efectiva la política de división de nuestra clase, a la vez que fortalece su dominación imperialista y contrarrevolucionaria.

Aurelio ARANAGA

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año II, San Sebastián, 17 Marzo 1934 nº 52

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