En 1932 hube de trasladarme a la Unión Soviética, delegado por mi Partido, al VII Congreso de la Internacional Comunista que se celebraba en Moscú. Terminadas que fueron sus tareas, el recuerdo de mi Euzkadi, la apetente de una libertades de que por aquel entonces la reacción gilroblista se encargaba de privarle, avivó en mí el deseo de visitar Ukrania.
Ukrania. . . ¡Historia ejemplar y aleccionadora la de esta magnífico pueblo!
Qué fácil de comprender resulta para nosotros, los vascos, la lucha tenaz por su independencia que, a través de los siglos y la represión, constituye constituye motivo inalterable de su vida. Porque en los tiempos contemporáneos, Ukrania, victimada como nuestra Euzkadi, nunca conoció regímenes de libertad.
La fementida autonomía que se le reconociera en 1654 por el tratado de Pereyaslavi, y que consagrando el triunfo de Moscú sobre su rival polaco, colocaba a la naciente República ukraniana bajo el patronato del zar moscovita, recuerda la desdichada situación en que Gipuzkoa y Bizkaia vivieran patrocinadas por los monarcas castellanos que, a través de múltiples y bien dolorosos incidentes, desembocó en la violación descarada de nuestra soberanía.
Problemas de jurisdicción que invariablemente se resolvían en usurpaciones de las prerrogativas ukranianas por parte del poder moscovita, una lucha feroz por la rusificación de Ukrania, fueron consecuencias de ese patronato que llevaron al pueblo ukraniano a la absorción de 1847 por la que se intentó borrar definitivamente todo indicio de independencia nacional asimilando el enorme país al estado zarista. Y por una extraña coincidencia, es en 1876, año en que Cánovas del Castillo asesta a Euzkadi los último golpes, cuando la represión antiukraniana adquiere su forma más odiosa con la prohibición del idioma y la persecución a todas las expresiones de su magnífica cultura.
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El doloroso paralelismo de Ukrania y Euzkadi es quebrado, sin embargo, por la fecha que este extraordinario conmemora.
Desaparece el paralelismo; más durante largo tiempo aún continúa la comunidad de dolor que, en Ukrania, prolongan inútilmente falsos patriotas que a punto están de malograr el esfuerzo sobrehumano que juntamente con el resto de los que constituían el Imperio zarista, realiza el pueblo ukraniano para liberarse.
Un hombre personaliza la tragedia post-insurreccional de la Ukrania autónoma: Petliura. Ukrania tiene su autonomía. Es más, la case obrera en el poder reconoce una independencia que resulta antipopular. No contento con ella el chovinismo contrarrevolucionario del hetmán Petliura y sus adláteres, empuja a Ukrania a una agresión contra el Gobierno que le reconociera los máximo derechos. Y el suelo de Ukrania, que pudo ser libre desde el primer momento, se ve ensangrentado y nuevamente sometido al extranjero —al militarismo prusiano— por la traición de quienes querían una libertad que siguiera aplastando al obrero, pero de ninguna manera una independencia que le liberara.
Como no podía ser menos, el empuje liberador del proletariado supo barrer Ukrania de quienes quisieron entregarla a la reacción devolviéndole la libertad de que hoy goza y que siguió inmediatamente al movimiento del 7 de noviembre, confirmada por la declaración del Gobierno provisional ruso de 17 de diciembre, en la que ya se reconocía a Ukrania el derecho hasta a separarse totalmente.
Y esta libertad, esta independencia, no por ser ilimitada, es chovinista. La reacción que a este pueblo tanto tiempo oprimido le ha producido un libertad ha sido completamente contraria. Y cuando, en nombre de la delegación que la visitamos declaraba yo, ante dos mil profesores y estudiantes de la Universidad de Kiev, que nuestro concepto de la nacionalidad no podía caer nunca en la estrechez chovinista que conduce a la agresividad o al menosprecio de otros pueblos, recibía de labios del camarada Popov, presidente a la sazón de la República de Ukrania, la más fervorosa aprobación y la seguridad de que la lengua ukraniana, tan sañudamente perseguida por el zarismo como entusiásticamente fomentada por el Gobierno de los Soviets, servía para dar a la cultura de su país un sentido universalista, antiético al chovinismo.
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Al conmemorarse este XIX aniversario del comienzo de la verdadera liberación del pueblo ukraniano, Euzkadi da sus primeros pasos en la vida autónoma. Todo hace esperar que el paralelismo que antes nos impusiera la opresión, se reanude, no tardando mucho, bajo el signo, esta vez, de una común liberación.
Mas registremos con satisfacción que el proceso autónomo que se inicia en nuestro país, no parece amenazado por la existencia de supernacionalistas del corte de Petliura. De haberlos habido, el ejemplo de Ukrania hubiera servido al proletariado esukeldun para librarse de las calamidades que le hiciera sufrir a aquel país, no tolerándolos.
Juan ASTIGARRABIA
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“Los principales enemigos de las libertades de Euzkadi son los ricos” (Sabino de Arana-Goiri)
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“Sin medios de vida no hay independencia, por mucha soberanía que vociferen los códigos” (Engracio de Aranzadi, «Kitkitza»)
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“El esfuerzo de nuestro brazo acogerá con la máxima emoción, todas las inquietudes que la revolución trae para hacer de nuestra tierra una humanidad mejor” (Manuel de Iruxo)
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Juan ASTIGARRABIA
euskadi roja
ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.) PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS
Año II, San Sebastián, 07 Noviembre 1936 nº 55
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