Comunista. Casada con Jesús Larrañaga, miembro del Comité Central del PCE. Exiliada en Moscú (URSS). Al ser fusilado el 21 de enero de 1942, Jesús Larrañaga dejó escritas varias cartas dirigidas a su familia. Una de ellas decía: “Querida Carmen: Te escribo momentos antes de perder mi vida ante el piquete de fusilamiento. No sé cuándo podrás regresar a España y leer mis últimas impresiones. Quiero decirte algunas cosas de interés. Siempre nos quisimos bien y colaboramos juntos. El hecho de que la muerte nos separe, no borra para ti no prescribe el cumplimiento de mis deberes que nos eran comunes y que, con gran dolor por mi parte, tendrás que cumplir ahora tú sola. Me refiero a nuestros hijos. Quiéreles como madre y atiéndeles solícita y cariñosa; pero, sobre todo, háblales de mí, de mi vida, de mi lucha, de mis ideales, de mi muerte. Ellos comprenderán y conservando vivo mi recuerdo, te querrán más como hijos y cumplirán mejor sus deberes como hombres. En estos menesteres encontrarás ayuda valiosa de aquellos que como amigos y camaradas a quienes tanto debo yo. Es mi última voluntad la de que mis hijos mejoren con su esfuerzo y trabajo, el de su padre, es mi deseo el de que luchen por un mundo mejor, por una España llena de felicidad, de bienestar y de progreso. Di a Miren que tiene ya quince años, a Eustaquio que tiene catorce y a Rosita que cumplirá pronto los ocho, que les quiero mucho y muero acordándome de ellos. Querida Carmen; hasta siempre. Besos y abrazos de tu esposo que te quiere”.