Nació en Hendaya (Francia) el 10 de diciembre de 1923
Deportada a Ravensbrück el 29 de agosto de 1943.
Prisionera no 22352.
Nacida en el seno de una familia comunista militante, Simone siguió los pasos de su padre y se incorporó a la Resistencia contra la ocupación alemana. Los nazis la detuvieron el 1 de abril de 1943, encarcelándola en la prisión de Angers y, más tarde, en el fuerte de Romainville. El 29 de agosto fue enviada al campo de concentración de Ravensbrück junto a 142 mujeres, casi todas francesas.
Según su propio relato, el viaje en tren duró cuatro largos días que pasaron encerradas en vagones destinados al transporte de ganado. A su llegada les dio la "bienvenida" un grupo de mujeres SS que les golpearon y les amenazaron con sus perros. Tras cortarles el pelo, pasaron por la ducha y les dieron su vestido a rayas. Simone fue destinada al kommando de Neubrandenburg, situado a 50 kilómetros del campo central.
Sus peores recuerdos son los constantes malos tratos y el duro trabajo que tenía que realizar en la fábrica. Lo más positivo fue la solidaridad que demostraban cada día todas las prisioneras, entre ellas, un buen número de españolas. Simone solo tenía 19 años cuando atravesó las puertas del campo, pero pronto encontró a una segunda madre que la cuidó y protegió todo lo que pudo. Uno de sus mejores momentos lo vivió el día en que cumplió 21 años. Sus compañeras le regalaron un pequeño cuaderno, hecho de forma artesanal, con su historia. En la portada escribieron el nombre por el que todas la conocían: Monette.
En los meses finales de la guerra, ante el avance del ejército soviético, los alemanes evacuaron los campos organizando las llamadas marchas de la muerte. Simone, junto a más de 5.000 compañeras, partió a pie desde Ravensbrück rumbo al campo de concentración de Bergen Belsen. Aprovechando un descuido de sus guardianes consiguió escapar y esconderse en un pajar. Había recorrido 38 kilómetros y pesaba tan solo 30 kilos cuando los rusos la liberaron la noche del 30 de abril de 1945.
Simone Vilalta regresó a Hendaya el 2 de junio. Pasó por un centro de convalecencia en Aldudes. Después, en París, tuvo que ser hospitalizada para mejorar su estado de salud. Realizó estudios de enfermería y llegó a ser supervisora general en el Hospital Beaujon. Más tarde conoció a Lluís Vilalta, un tarraconense que había pasado cuatro años en Mauthausen con el número de prisionero 4440. Tras su fallecimiento, en 1988, Simone donó su gorro de deportado al museo del campo de concentración.
Simone conserva su traje de prisionera, con el triángulo rojo que la distinguía como presa política. También conserva su memoria y la comparte con decenas de jóvenes de los colegios e institutos franceses. Cree imprescindible no olvidar para evitar que la historia se repita.