«Brigada Malumbres» destacamento guerrillero que actúa en un principio en la provincia de Santander en la parte lindante con Vizcaya.
Su jefe es Mateo Obra, originario de Guadalajara, experto guerrillero que ha actuado en el «maquis» francés y que ha penetrado en el interior algún tiempo antes, en la época de la operación del valle de Arán.
En 1946, contando con él y con otros componentes de la brigada, como Saturnino López; Carvallo, de Somorrostro; el bilbaíno Miñón y otros, Vicuña organiza un grupo guerrillero en Vizcaya. Establece su base de operaciones en una mina abandonada llamada «El Sauco», en Uragalla, encima de Galdames.
Cerca de Bilbao, en Basurto, el grupo guerrillero tiene otro punto de apoyo en una cueva situada en un lugar donde en tiempo había estado un «txakolí» conocido con el nombre de «El Rancho». Desde allí a la zona minera se extiende el territorio de actuación de la guerrilla. El destacamento mantiene una gran actividad desarrollando todo tipo de acciones: se hacen pintadas en las tapias de los campos de fútbol y de las fábricas, se colocan banderas republicanas, se recuperan explosivos y se reorganizan las juventudes y el partido.
En su primera acción armada queman los vagones cargados de mineral en la estación de Carranza. También realizan golpes para la recuperación de armas y abastecimiento de dinero.
Con la intención de comprarse una «Minerva» para imprimir la propaganda, realizan un golpe económico arrebatando la bolsa al pagador de una fábrica en la zona de Lujua, cerca de Erandio. La Guardia Civil alertada les sigue de cerca y en un enfrentamiento mata a uno de los guerrilleros, Carvallo, y hiere gravemente en las piernas a Mateo Obra que es hecho prisionero. Saturnino López y Miñón logran escapara refugiándose en la mina de Uragalla. Allí acude poco después Vicuña quien, dejando a Miñón en la base, baja a Somorrostro con Saturnino López con la intención de alertar al partido y ponerle al corriente de lo sucedido. Cuando ambos se encuentran en la casa de Trigueros, militante comunista, irrumpe en ella la Policía. López y Vicuña responden disparando sus ametralladoras y logran huir.
Marchan a refugiarse a la base guerrillera y Vicuña vuelve de nuevo a Bilbao para tomar contacto con el partido, lo que no ha podido hacer antes debido a la intervención policíaca. En el intervalo, Saturnino López y Miñón bajan también a Bilbao con el fin de llevar a cabo una acción contra un policía que conocen, pero son reconocidos en la parte vieja bilbaína y detenidos.
Miñón muere por un derrame cerebral producido por las torturas a las que es sometido.
Saturnino López y Mateo Obra, condenados a muerte, serán ejecutados en Bilbao en 1949.
Victorio Vicuña, condenado a ocho penas de muerte, logra huir.
Así termina el intento más serio de implantación guerrillera en el País Vasco, llevado a cabo en la postguerra.
Según testimonio de Victorio Vicuña, el PCE le dio la orden de eliminarle, acusado de traición, como se negó bajo la famosa frase “Yo no mato a comunistas, Mateo Obra fue delatado por la dirección del PCE a la policía, siendo fusilado en Derio (Vizcaya) el 4 de junio de 1949, tenía 28 años