En 1943 llego a Bilbao Eduardo Pedrosa, Alias “Ojo Taba”, uno de los fundadores de la agrupación guerrillera, superviviente de una fallida incursión, el partido les hizo entrar al estado español para volar trenes, con un armamento escaso, sin apenas explosivos, sin información y sin puntos de apoyo, esto es lo que pensaba uno de los que formaba aquel grupo, Victorio Vicuña, de esta incursión:

"Había que organizar un grupo e ir a volar trenes a España. Ya ves, éramos más que quijotes entonces. Era algo totalmente descabellado, porque Ríos era un buen guerrillero, pero como jefe no valía. Organizamos un grupo de seis Eduardo Pedrosa "Ojo Taba", González... Dos madrileños, dos vascos y dos valencianos, con el error de no incluir catalanes. Pasamos desde nuestras bases del Ariége. Por supuesto, no volamos ningún tren, porque para volar trenes no se puede pasar de otro país sin ninguna información ni idea. Sin información, comunicaciones, ni dinero ni elementos materiales. Para que veas que pistolas llevábamos, te diré que disparamos no sé cuántos tiros a una ternera para matarla y luego nos dimos cuenta que las balas no le atravesaban la piel. Finalmente matamos al ternero y cocimos la carne y la metimos en los macutos. Cuando se nos acabó, entramos en un pueblo, Berois de Arriba, un pueblo de cuatro casas en los Pirineos. La gente, con miedo, nos hizo un caldero de sopas con pan. Como sólo hablaban catalán, no logramos entender dónde estaba la guardia civil. Nos pesó mucho no tener un catalán con nosotros. Salimos a la carretera e íbamos en fila india. A los dos kilómetros oímos el alto. eran dos guardias civiles que venían a ambos lados de la carretera y que sólo vieron al primero de nuestro grupo. Hubo un tiroteo, muriendo un guardia civil y perdiéndose el otro en el bosque. Salimos nosotros también corriendo por aquellos pinares gigantescos. En toda la noche no fuimos capaces de salir del bosque. El día siguiente lo pasamos en las copas de los pinos, oyendo los tiroteos por una parte u otra. Cada uno cogió un camino. No teníamos un duro en el bolsillo ni ningún contacto. Alguno se quedó en España y yo opté por la vuelta sin volar ningún tren. Pedrosa se quedó y consiguió llegar a Bilbao. Volvimos con el rabo entre las piernas. Ríos me recibió muy mal, porque según él había nubes de campesinos que nos apoyaban y recuerdo que yo pensé ¡Qué bien se dicen las cosas desde Francia! Pero la viva realidad era otra. Una grandísima parte nos aplaudiría personalmente, pero no te apoyaban. El año 42, la resistencia estaba en mantillas y esto pasaba a menudo".

Una vez en Bilbao, Pedrosa se instaló con su hermano, pero el hambre le obligó a buscar trabajo en la Firestone donde sus compañeros lo eligieron delegado del Sindicato Vertical por su actitud combativa. A partir de ese mo0mento fue declarado traidor al partido y, aunque siguió prestando algunos servicios, quedo fuera de las responsabilidades de la organización.