Comunista vasco. Exiliado en Francia, colaboró con Carmen de Pedro y Jesús Monzón en la reorganización del PCE. Tras la invasión alemana, participa activamente en la creación y dirección, junto a Pelayo Tortajada y el hermano de éste, de los grupos de comunistas españoles y comités de la Unión Nacional (UNE) en las zonas de la Dordogne, Lot y Garonne. En 1942 fue designado por la Delegación del C.C. para reforzar el trabajo del PCE en España, conectando con el PC de Euzkadi en Bilbao. Detenido, pasó largos años en prisión.
Me gustaría destacar brevemente una figura poco conocida, encontramos la huella, sólo el año pasado, en los archivos franceses de Cecilio Arregui.
Nacido en Bilbao, Cecilio Arregui tenía 33 años y trabajaba en Madrid como cantero en el estallido del golpe contra la República, como voluntario comandó el batallón Juventud Campesina en el frente de Guadarrama y puso fin a la guerra en la sede de la 5ª Cuerpo de ejército (comandado por Enrique Líster).
Cecilio Arregui en 1983 se refugió en Francia, fue transferido 15 de de mayo de, 1939 campo de concentración de Septfonds a los Gurs. Fue nombrado jefe del bloque D, y más tarde la cabeza del "campo Vasco", en sustitución de Celestino Uriarte. En octubre de 1939, depuesto por las autoridades del campo francés por tomar una posición contra el alistamiento de los españoles en los Batallones de marzo o la legión extranjera, le enviaron a él a Septfonds que dejó el 4 Nov., 1939 para trabajar en Lot-et -Garonne.
En 1940, 41, 42 él era uno de los principales responsables de la construcción de la resistencia española en la zona ocupada No. A partir de 1942, el departamento de Lot-et-Garonne tenía veinte comités de la Unión Nacional Española, hechos a la vista de la Reconquista de España. El 6 de julio de 1942, la policía de Vichy lanzaron una ofensiva que condujo, en pocos meses, un centenar de detenciones en Lot-et-Garonne.
Cecilio Arregui fue objeto de una cacería policial feroz.
Sin embargo, en septiembre de 1942, logró cruzar la línea para unirse a Burdeos (en la zona ocupada) y Hendaya. A partir de ahí regresó a Bilbao ... (!), Para reconstruir el Partido Comunista de Euzkadi, luego decapitado por la represión franquista.
En marzo de 1943 fue detenido. Se requiere que la pena de muerte, que fue condenado a 30 años de prisión. Cumplió 18. En 1983 publicó las memorias ", ¡Por Rojo! "Aunque es difícil de encontrar en las bibliotecas de España o incluso Euzkadi.
Cecilio Arregui, el cantero de Bilbao, el oficial española República, jefe del campo de Gurs Vasco, un importante arquitecto de la resistencia española en Francia y todavía tiene fuerza en España, era un verdadero héroe. Se merece nuestro reconocimiento a ambos lados de los Pirineos.
A continuación publicamos un extracto del libro "MI VIDA", (escritas por Pedro Santos Troya), en el que podemos ver su militancia y entrega y su personalidad.
"MI VIDA"
[pg. 73] ........ Estas palabras pronunciadas en alta voz y con energía hicieron volver la cabeza a los milicianos que me miraron atónitos y agresivos. "¿Pero de donde ha salido este tipo?" decían indignados los mas próximos a mi. "¿Qué buenos sentimientos tiene!" decía burlón otro, y los mas, "No dejarle escapar pues seguro es un 'facha' camuflado entre nosotros."
Al mismo tiempo avanzaban amenazadoramente hacia mi. Llego el momento que me vi rodeado de tipos que me trataban con odio, como si se tratara de un enemigo. Cuando mas apurada era mi situación, apareció el Doctor Umbral que era uno de los médicos de mi ambulancia, miembro muy conocido en las Juventudes, acompañaba precisamente al responsable del Club Alpino, con el que le unía una vieja amistad. Al ver mi situación comprendió que era victima de un error que me podía costar caro. Avanzó y se interpuso entre el grupo.
"Pero ¿qué pasa aquí? Atrás, muchachos, este hombre es el conductor de la ambulancia donde yo presto mis servicios como médico y respondo de él como de un antifascista de los pies a la cabeza."
El responsable que era maestro de escuela agregado al Batallón de Artes Blancas, que era la unidad que cubría la mayor parte de las líneas de aquel sector, en vista de lo alterados que estaban los milicianos, ordeno enérgico silencio e inquirió a unos y a otros y llegó a la conclusión de que me asistía la razón y se dirigió conciliados a unos y a otros: "¡Camaradas! El ser antifascista no supone el perder los sentimientos humanos y en esto caso están estos hombres que serán juzgados con severidad. No podemos negarles ni los alimentos, ni el agua, y ahora mismo doy orden para que les traigan lo necesario sin perjuicio, repito, de que responderán de su falta que es grave."
"Te voy a dar un consejo"
En efecto, en el acto los detenidos recibieron el agua deseada. Al alejarme del lugar se aproximo un cabo de asalto que había sido testigo de todo. Me cogió cariñosamente del brazo y me dijo: "Te voy a dar un consejo. En lo sucesivo no expreses tus buenos sentimientos con tanta vehemencia, pues te expones a tener un serio contratiempo. Puedes estar seguro que muchos de los que estábamos allí veíamos mal que no se les quisiera proporcionar agua a los detenidos pero nos daba miedo, porque en esas circunstancias, donde elementos incontrolados dan rienda suelta a los mas bajos instintos y en nombre del antifascismo, no les importa cometer un atropello. Tú mismo has corrido un serio peligro, pues había milicianos que aseguraban que eras un fascista camuflado entre nosotros y que había que liquidar."
Cecilio Arregui - influencia decisiva
Pasados unos días deje la ambulancia con gran sentimiento mío porque consideraba que aquel servicio era muy eficaz y humanitario. Pero me avisaron presentarme a Cecilio Arregui, secretario del Comité Provincial de Juventudes. Subí a su despacho y me encontré con un hombre que desde el primer momento me causo una gran
impresión y que después de oírle hablar saque la conclusión de que me encontraba ante un hombre fuera de serie de unas condiciones excepcionales. Mas adelante le dedicare unas líneas, pues con el conviví durante muchos meses de nuestra lucha y en ellos aprendí mucho en todos los terrenos por lo que llegó a ejercer sobre mi una influencia decisiva.
"El motivo de llamarte," dijo, "es porque deseo que quedes como conductor conmigo. Se quien eres porque me he informado bien. Necesito a mi lado, además de un buen conductor, un hombre discreto del que tenga confianza de las conversaciones que tendrás que oír que yo mantendré con camaradas responsables no salen de ti. Además si eres como yo me imagino, inteligente y discreto, no serás un conductor mas, sino un camarada de confianza al que yo utilizare en misiones de mas importancia.
[pg. 74] La impresión que me causo Arregui fue extraordinaria. Hablaba despacio y convincente. Siempre con una sonrisa que inspiraba confianza. Los conceptos y los términos que empleaba no eran propios de un obrero revolucionario sino de un hombre de catedra que analizaba los problemas sin descomponerse ni perder la compostura. En una palabra saque la impresión de que me encontraba ante un hombre fuera de serie. El tiempo me dio la razón pues en los muchos meses que conviví con él me identifiqué de tal forma que me hizo participar de secretos y confidencias que no hacía con hombres de la propia dirección del Comité. Pero lo que yo mas admiraba en él es que no era un fanático sino un hombre ponderado que jamás daba palos de ciego.
Aquella misma tarde fuimos a recoger un coche Morris nuevo que le asignaban para su uso exclusivo. Con aquel pequeño Morris hice muchos miles de kilómetros y con él recorrí la mayor parte de los frentes de guerra de España sin jamás tuve un fallo. El primer servicio con el nuevo coche fue al Pardo con Arregui y Juárez, otro importante miembro del Comité, muchacho de gran valía, con el que también simpaticé desde el primer momento. En el Pardo visitaron a la viuda del capitán de la Guardia Civil, Conde, muerto a tiros por elementos fascistas en la madrileña calle de Lista.
Al regreso Arregui iba contento. "Me gusta el coche, aunque un poco pequeño ¿no te parece, Juárez?"
"Te diré, Cecilio," contesto. "Un coche grande te es menos útil. Este lo puedes meter un cualquier sitio. Más grande sólo sería bueno para los pelmazos. Aquí pueden ir cómodamente cuatro personas. ¿Para qué más? La bondad del coche, nadie mejor que Santos para saberlo."
"Mi opinión," contesté rápido, "no puede ser mejor. El Morris es como todos los coches ingleses, de la mejor calidad. Por otro lado, y esto es importante, que apenas gasta gasolina."
Cuando llegamos a Madrid ya eran las 10 de la noche y deje a Arregui en su casa en la calle de Alonso Cano y Juárez en el Puente de Vallecas. "Mariana, Santos, iras a buscar a Juárez a las ocho de la mañana y de paso vas a recogerme a mi casa al objeto de que estemos en el despacho lo mas a las nueve de la mañana.
Pasados dos días nos trasladamos de la calle del Barquillo a la Gran Peña en el número 2 de la Gran Vía. Al interior no se podía pasar sin identificarse ante un especie de conserje que tenía por misión, además de controlar las entradas, distribuir los servicios de coches y mantener por teléfono contacto con todos los despachos del Comité. En el vestíbulo esperaban los conductores las ordenes de servicio que les transmitía el conserje. Yo no esperaba como los demás pues las ordenes las recibí directamente de Arregui y además era deseo suyo que no estuviera con los demás conductores para que elementos dudosos no se pudieron enterar de proyectos que entre los conductores yo solo conocía.
A Arregui le prepararon un magnifico despacho y como tenia poco servicio la mayor parte del día la pasaba en su despacho haciéndole compañía y aprendiendo, pues el escucharle era una lección y un deleite. Con frecuencia me hablaba del viaje que hizo a Rusia, enviado por su sindicato e invitado por el gobierno soviético. Recorrieron las principales ciudades rasas y aprendió mucho de lo que les enseñaban y de lo que se imaginaba.
[pg. 75] En efecto me hacia pasar a su despacho y estaba a su lado horas y horas y me hablaba de cosas que por su importancia me daban miedo. Recibía con frecuencia visitas de importancia y cuando yo por discreción pretendía salir de su despacho, me lo impedía con un "No te vayas, Santos. Tu eres de confianza". Únicamente recuerdo que le visitaron una mañana Felipe Arconada, Luis Mesones y Santiago Carrillo del Comité Nacional. Debía ser algo muy importante pues Arregui suavemente me dijo: "Santos, sube a la biblioteca y busca tal libro (que ahora no recuerdo) y lo lees, que te gustará.
En efecto, subí al ultimo piso en la que se encontraba la bien surtida biblioteca con cientos de volúmenes. Pero la gran sorpresa me la llevé al abrir una puerta encristalada y encontrarme con otra sala mas pequeña con más libros, pero todos ellos dedicados a la literatura erótica, desde Bocaccio a libelos actuales con láminas y fotografías con la más descarada y sucia pornografía. Cuando se lo hice saber a Arregui se rio de buena gana, añadiendo que este era el clima moral en que vivía aquella clase muy católicos y muy respetables en apariencias pero capaces de las mayores inmoralidades.
Arregui cuando le conocí tenia treinta y un anos. Nacido en Bilbao, era un vasco por los cuatro costados pero sin embargo era un enamorado de España en general, sin localismos estrechos que significara un freno a la redención de la clase trabajadora que, sin dejar de ser española, había que mentalizarla en un espíritu universal. De familia modesta, era un trabajador nato pero, estudioso desde su niñez y, con una insaciable ansiedad por aprender, llegó a adquirir una amplia cultura en todos los terrenos, en el económico, en el social y en el político. No fue un revolucionario sectario. Antes de estudiar las raíces del marxismo, estudio historia y no desdeñó el leer literatura de todos los matices y tendencias que le hacían atacar los problemas con conocimiento de causa. Los conceptos y términos que empleaba no parecían propios de un obrero revolucionario sino de un hombre de catedra que, sin perder jamás la sonrisa, decía políticamente las cosas mas tremendas sin perder la compostura y sin asustar a nadie.
Conforme pasaban los días le admiraba mas y llegamos a identificarnos de tal forma que a los pocos meses parecía que nuestra amistad era de toda la vida y, a pesar de su puesto de gran responsabilidad, no tenia para mi secretos.
El 5° Regimiento y el Batallón de Juventud Campesina
Pasado unos días me hablo de la situación de la lucha y con aquella sencillez y con aquella profunda visión de los acontecimientos me fue informando: "Santos, la situación aparentemente esta clara, pero nada mas lejos de la realidad. Pues si bien es cierto que la sublevación militar ha sido aplastado en las mas importantes capitales de España, no es menos cierto que si no vencemos totalmente en unas semanas nos encontraremos ante una guerra civil compuesta y alimentada por potencias extranjeras - concretamente Alemania e Italia, que han asegurado a los rebeldes que si consiguen mantener la lucha algún tiempo sin ser derrotados totalmente, ellos no dudaran en enviar todo el material de guerra que necesitan.
"Ante esta perspectiva el Partido Comunista, que es el único que tiene una visión clara de la situación, quiere sin pérdida de tiempo crear un ejército popular dotado de elementos suficientes de combate y sobre todo con una férrea disciplina militar indispensable para la lucha que se avecina. Pero esto que esta tan claro no lo comprenden las demás organizaciones antifascistas, en especial la CNT que creen que se trata de un golpe militar más, de los que nos tiene acostumbrada nuestra historia, sin considerar que en ese movimiento existen raíces de tipo internacional que quieren hacer de España un campo de experimentación política y militar. Pero el Partido por su cuenta esta creando las condiciones para la creación de ese ejército popular y ya esta en marcha el Quinto Regimiento que en nada tiene que envidiar en disciplina y técnica militar a cualquier unidad de ejército regular, y nosotros por nuestra parte estamos organizando el Batallón de Juventud Campesina que estará compuesto por campesinos de los distintos pueblos de la provincia de Madrid.
"El Partido ha estudiado a fondo la situación y ha llegado a la conclusión de que el fascismo internacional tiene puestos los ojos en nuestro país. El golpe militar ha sido vencido por la República, que se encuentra que tiene que luchar, no con una sublevación militar sino con un complot internacional que hará que nuestra lucha será dura y larga. Que nosotros nos encontramos con unas milicias valerosas pero indisciplinas, disciplina que tenemos que conseguir cueste lo que cueste. Por lo pronto ha creado en un tiempo record el 5º Regimiento. En el, aprovechando la lealtad de algunos mandos militares profesionales, se improvisara un ejército del pueblo valeroso y disciplinado siguiendo la estructura del ejército regular, o sea la compañía, batallón, brigadas, división y Cuerpo de Ejército. Esa disciplina no será fácil el conseguir y habrá que recurrir a una cirugía dolorosa pero imprescindible. Ya te tendré al corriente, pero será inútil decirte que lo que aquí veas y oigas no debe salir de ti ni comentarlo ni con la propia familia."
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Santiago Carrillo 1936 y 1976
Una mañana recuerdo que le visito Santiago Carrillo que por aquellas fechas, a pesar de su juventud, era Secretario General de la Juventudes Socialistas Unificadas. Recuerdo el Santiago Carrillo de 1936 y mentalmente lo compare físicamente con el Carrillo de 1976. Entonces sin ser bello ni esbelto, era de facciones agraciadas y simpáticas, de línea política avanzada pero responsable, de risa fácil y mirada franca que se diferenciaba al Carrillo actual que a través de sus gafas de miope se deja ver el político socarrón de vuelta de todo que hacia ser odiado por sus enemigos y adorado por sus partidarios. Para mí personalmente es un político que me ha caído bien en ambas épocas. En la primera por su dinamismo que hizo posible que las Juventudes Socialistas de un espíritu poco revolucionario llegaron de la mano de Santiago Carrillo a unificarse con las Juventudes Comunistas, llegando en nuestra guerra a constituir un bloque político y combatiente que en un sentido o en otro escribió páginas gloriosas.
Pero sigamos con mi relato. Arregui me dijo que la visita de Carrillo tuvo por objeto comunicarle que el Gobierno pedía a las Juventudes Socialistas de la creación en un tiempo record de varios unidades de jóvenes combatientes.
"Vamos a tener una reunión el comité para comunicarles lo dispuesto por nuestros superiores y proceder en consecuencia. Por cierto, Santos, que de esto te quería hablar. Todos los miembros de nuestro comité están movilizados por toda la provincia creando el ambiente y las condiciones para la creación de este Batallón cuyo numero será superior a la de varios batallones. A propósito de esto, he pensado que nos puedes ser muy útil, marchando a varios pueblos donde te entrevistaras con los respectivos comités de las Juventudes Socialistas, a través de unas instrucciones que nosotros te daremos; y al mismo tiempo seas portador de una credencial que te acredita como miembro autorizado por este comité para discutir con ellos todo lo relacionado con la rápida organización de este batallón. Tienes que tener en cuenta que los argumentos de estas instrucciones, aunque en el fondo son las mismas, no debes de aplicarlas por igual en todos los pueblos.
"Esta será una labor mas diplomática que política; así por ejemplo en Villarejo de Salvanés, Santa Marta de la Vega y otros pueblos cuyos comités están compuestos por camaradas comunistas, tu lenguaje será diferente al que emplearas en Aranjuez y otros puntos donde la dirección política esta en manos de elementos socialistas que miran con cierta prevención al Partido Comunista. Yo te daré por escrito la Tendencia de cada comité. Así es que, camarada Santos ¿puedo contar contigo?"
"Sin duda alguna," conteste. "Puedes contar conmigo para esto y para todo lo que sea en servicio de la causa. Pero me asalta el temor de que yo no tenga la capacidad suficiente para esta misión. Te agradezco de verdad esa confianza que pones en mi, pero no quisiera defraudarte."
Se echó a reír y poniéndome las manos sobre los hombros me zarandeo cariñosamente. "Deshecha esos temores y ten más confianza en tí, o ¿va a resultar que conozco yo más tu valía que tú mismo? Así es que mañana vas a empezar por Aranjuez. Te daré un escrito con instrucciones concretas para cada pueblo. Lo demás corre de tu cuenta. Yo por mi parte, tengo confianza en tus buenos dotes."
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El Batallón de Juventud Campesina
A los pocos días me dijo los acuerdos tornado por el comité que es que sobre la marcha crear un batall6n lo mas numeroso posible con la juventud campesina de la provincia de Madrid.
"La formación de ese Batallón entraña mucho trabajo porque los jóvenes campesinos están muy diseminados y su formación política en términos generales es muy baja. El trabajo es duro pero ya hemos trazado un plan de trabajo que asegura el éxito. De momento hemos pedido a la Casa del Pueblo seis coches con conductores. En ellos miembros del comité se desplazaran a los distintos pueblos de la provincia para dar las instrucciones necesarias al objeto de organizar con la mayor rapidez el Batallón de Juventudes Campesinos. Somos pocos, hasta el extremo que tú vas a cumplir misiones en mi nombre.
En efecto, a la mañana siguiente salía con mi Morris para Villarejo. Tarde tres días en recorrer los pueblos que me habían designado. Volví contento pues en todos los pueblos me trataron extraordinariamente bien. Se disputaban el honor de llevarme a su casa a dormir y sobre todo que me descubrí con unas dotes de persuasión que yo desconocía.
Les hablaba de los graves momentos en que vivíamos. Les hablaba despectivamente de los militares sublevados que había sido derrotado en las principales ciudades de España, por lo tanto la sublevación no era un peligro. Pero nuestros enemigos estaban respaldados por la Alemania Nazi de Hitler y por la Italia fascista de Mussolini. Nuestros servicios de información conocían que Jose Antonio se había entrevistado con Hitler, así como Gocoichea lo hizo con Mussolini en Roma. Ambos recibieron la promesa de los dos dictadores que de momento no podían intervenir directamente, pero si los sublevados conseguían mantener la lucha indecisa durante un par de meses se comprometían a suministrar todo lo necesario para lograr en pocos meses la victoria
"Por tanto, camaradas, nosotros que por principio somos antimilitaristas debemos en estos momentos apresurarnos a organizarnos militarmente para aprender la técnica militar para hacer la guerra que nos han impuesto los que, en gran parte, son militares profesionales; y seria un grave error de mandar a los frentes de guerra a nuestros muchachos sin un aprendizaje previo para poder hacer la guerra con los conocimientos elementales. Sabemos que un ejército no se improvisa en 24 horas, pero con fe y sobre todo imponernos autodisciplina, base elemental para poder hacer frente a esos miserables en la lucha que, repito, nos han impuesto. Debéis con toda rapidez seleccionar en vuestra organización de aquellos elementos que, por su cultura y por sus dotes de mando, pueden ostentar con cierta garantía los mandos del "Batallón de Juventudes Campesinos" que es lo que con vuestra colaboración pretendemos crear, y una vez organizado, para ingresar en el "Quinto Regimiento", que será el organismo político-militar que cuenta para su desarrollo con el contenido político que nos proporciona el Partido y con un numero seleccionado de mandos militares profesionales."
Ni una palabra de una serie de consignas que me suministro Arregui y otras que antes mi asombro improvisaba yo sobre la marcha. A mi regreso a Madrid Arregui me felicito con un abrazo y me dijo que mi gestión con los distintos comités había sido un verdadero éxito; que el conocía con detalles pues todas las tardes por teléfono conocía la marcha de mi gestión que mereció elogios de todos los consultados.
En efecto, en menos de una semana recorrí ocho o diez pueblos y el éxito coronó mi labor, pues la recluta de campesinos y la organización del Batallón se hicieron con gran entusiasmo y en un tiempo menor que el que se había calculado.
Fue algo inerrable. En la primera decena del mes de agosto quedo terminada la organización del Batallón de Juventud Campesina compuesto por campesinos de la mejor parte de los pueblos de la provincia de Madrid. Su organización se hizo en un tiempo record y con un entusiasmo que hizo vibrar a aquellos hombres sencillos que de la noche a la mañana se encontraron ante una situación histórica que ellos supieron interpretar admirablemente, batiéndose con una bravura y disciplina ejemplar
[pg. 78] En la Estación de Atocha se dieron cita los campesinos militarizados de los pueblos de la provincia de Madrid. Mas de 3000 milicianos formaron en la amplia explanada de la estación de Atocha. Hicieron cargo de ellos algunos mandos militares profesionales de toda confianza, entre los destacaban el Capitán Cacho y el Suboficial Careño que se encargaron de ensenar a aquellos hombres la técnica y la disciplina militar, y de allí partieron en correcta formación por el Paseo del Prado, calle de Alcalá, Puerta del Sol, Arenal, calle de Bailen hasta el Cuartel de la Montana.
El recorrido, sobre todo a su paso por la Puerta del Sol, fue de verdadera apoteosis. Los balcones y aceras llenos de un gentío enardecido ante la presencia de aquellos hombres que desfilaban serios, conscientes del momento que vivían. Eran con su indumentaria tosca de pantalones de pana, muchos con remiendos; en mangas de camisas abiertas que dejaban al descubierto los velludos torsos, curtidos por muchas jornadas bajo el sol implacable de los campos de Castilla.
Yo presencie muchos desfiles de unidades de milicias que marchaban hacia la frente pero ninguna tuvo el impacto en las masas que lo que tuvieron las milicias campesinas. En estas la estampa viva del guerrillero del pueblo, del guerrillero que desde Viriato a nuestra Guerra de Independencia habían escrito tantas paginas gloriosas.
A nuestro paso por la Puerta del Sol yo marchaba con mi pequeño Morris, en el que iban Arregui y Juárez, o delante de la formación; detrás la banda de música del 5º Regimiento a su paso por Sol, la música tocaba el vibrante Marcha de los Voluntarios. El desbordamiento del gentío fue incontenible y muchos de aquellos hombres que en el combate fueron eso - tan hombres - no podían ocultar su emoción al verse vitoreados y abrazados por el gentío. A ese entusiasmo ellos correspondieron en los futuros combates con una entrega completa y al final de nuestra contienda la mayoría de ellos habían caído en los mas duros combates, desde el Guadarrama al Ebro, pasando por Belchite y Teruel
En el cuartel de la Montana solo estuvieron aquella noche y al día siguiente en camiones se les traslado al Colegio de Nebrijja en Chamartín de la Rosa donde con todo rapidez y a las ordenes de algunos mandos profesionales de absoluta confianza, les fue enseñada la instrucción militar y el manejo de las armas. Con estos hombres no hubo gran problema porque la mayoría acababan de salir de los cuarteles, y sobre todo porque eran serios y obedientes a los que se les mandaban. Yo por mi parte tuve unos días de verdadero ajetreo para conseguir platos, cubiertos, cantimploras y demás cosas para mas de 15,000 hombres.
Era emocionante ver los amplios patios del "Nebrijo" repletos con formaciones de militares improvisados por milicianos que ansiosamente aprendían la instrucción que les enseñaba contra reloj. Unos reducidos grupos de militares profesionales que sin ser revolucionarios eran lo suficientemente liberales para estar compenetrados con aquellos muchachos en su mayoría socialistas y comunistas que aprendían con ilusión la instrucción militar para marchar al frente de la Sierra donde se luchaba encarnizadamente.
En fin, todos íbamos contra reloj y mientras los muchachos aprendieron los mandos militares del Batallón que, salvo los pocos militares profesionales, tenían que salir de los cuadros políticos de las Juventudes. Aquellos hombres dirigidos por Arregui nos personamos en el Colegio de Salesianos de Francos Rodríguez, amplio local donde estaba instalada la dirección del Quinto Regimiento, organismo creado para formar un potente ejército dotado de la instrucción militar para poder luchar con un enemigo que en su mayoría era militares profesionales y sobre todo inculcarle la necesidad de observar una férrea disciplina y responsabilizar a todos mandos y soldados en tratar con mimo el armamento que en aquellos momentos escaseaba y sobre todo acabar de una vez para siempre con los milicianos que por el día luchaba en el frente y por la noche dormían en sus casas.
[pg. 79] El Quinto Regimiento en un tiempo record aglutino aquellas milicias heroicas pero dispersos. Fue la espina dorsal del ejército Republicano que tomo parte en las principales batallas de nuestra guerra como, entre otros, El Jarama, Brunete, Teruel y sobre todo El Ebro, la batalla aunque la perdió el ejército Republicano compuesto en su mayoría por unidades del Quinto Regimiento.
Pero dejemos esto porque mas adelante se irán reflejando los combates donde se lucho con heroísmo pero con la mejor técnica militar. En la creación del Quinto Regimiento tomo parte en primer lugar el Partido Comunista que nutrió a sus unidades del contenido político necesario para la lucha que nos impuso la reacción internacional.
Aquellas amplios patios de los Salesianos albergaban nutridos grupos de milicianos que como en Nebrija aprendían ansiosamente la instrucción militar y el manejo de las armas. En los pisos superiores se encontraban las oficinas de reclutamiento y organización, además del Estado Mayor y despachos donde los políticos del Partido controlaban y daban las consignas que en cada momento necesitaba aquel potente organismo militar. En un despacho en cuya puerta se leía 'Estado Mayor' pasaron Arregui y algunos miembros de las Juventudes Socialistas que minutos después salían sonrientes con el carnet del Quinto Regimiento con la graduación militar correspondiente. Arregui era promovido Comandante Jefe y Rodríguez y Jiménez también con el grado de comandantes.
Pasados unos días fue con Arregui y otros directores del Comité Provincial de Juventudes al Colegio de los Salesianos de la calle de Franco Rodríguez donde estaba el cuartel general del Quinto Regimiento donde fueron conferidos los mandos del Batallón de Juventud Campesina desde el comandante en jefe a los capitanes, tenientes, sargentos y cabos. Del despacho donde se encontraban reunidos Castro, Modesto, Lister y otros dirigentes del Quinto Regimiento salió nombrado Arregui comandante en jefe, Juárez y Jiménez también comandantes, los de mas mandos recayeron en los dirigentes de cada pueblo.
Pero vamos a dejar esto para mas adelante y vamos a hacer un paréntesis para analizar la situación de nuestra lucha y la gestación del levantamiento de los enemigos de la República.
Paréntesis
Así llegamos al 18 de julio y ya nos encontramos ante la guerra civil y no queda otra solución que ir a la lucha sin pensar en la responsabilidad de los gobernantes Republicanos que con sus vacilaciones dieron lugar a esta situación. Ya no quedaba otra alternativa que luchar y movilizar internacionalmente todos los resortes y compromisos que el gobierno legitimo tenia con otras potencias democráticas, especialmente con Francia. Pero ese mismo día comenzó el calvario de la República pues por razones de alta política aquellos gobiernos que tenían tratados con el gobierno de Madrid comenzaron a vacilar e hicieron perder unos días decisivos, dando tiempo a que los nacionales comenzaron a recibir material de guerra de sus países amigos (Alemania e Italia), enfocando lo que había sido un simple sublevación militar, vencida en las mas importantes capitales de España, en una guerra civil; pues las potencias extranjeras, cada una de ellas bajo sus particulares puntos de vista, vieron en nuestra lucha un magnifico campo de experimentación de su material de guerra ya que se presentía entre las grandes potencias de Europa.
Al mismo tiempo nuestro país seria el tablero político donde lo que menos jugaría seria el porvenir de España y si para que las potencias cada una de ellas a su estilo hicieron de nuestro drama una bandera que servirían para movilizar sus fuerzas políticas y tantear las de sus enemigos. Así por ejemplo Alemania e Italia podían probar la eficacia de su aviación y .................
[pg. 85] ......... "Ah, y de ninguna manera salgan los soldados a la carretera a pasear como si estuvieran de romería, provocando estúpidamente a la artillería enemiga. Es necesario que les hagan comprender que están en zona de guerra y no en una verbena."
En esto el coronel tenia razón y pocos días después tuve ocasión de comprobarlo personalmente. El hecho se desarrollo de la siguiente manera:
A los pocos días de llegar nosotros a Guadarrama se presentaron en pleno día en mas de cincuenta camiones los componentes de un Batallón de milicias llamado UHP que eran de una manera irresponsables de los que creían que iban de verbena. Durante el día en lo que los acoplaban en el Preventorio no dieron señales de vida. Pero a la mañana siguiente, después del toque de diana los inconscientes del UHP salieron a la carretera como locos. Uno tocaba una corneta hasta enronquecer. Otro imbécil tocaba el tambor y otros sacaron un balón y con el mayor desenfado su pusieron a jugar al futbol, una algarabía espantosa. Sin embargo todo parecía tranquilo. Un componente de ese batallón, viejo amigo y del que mas adelante hablare, fue a verme
"Vengo a saludarte, camarada Santos, porque en Madrid me dijeron donde te podía encontrar y no sabes lo que me alegra el charlar contigo."
Yo en aquel momento estaba realmente indignado con aquellos insensatos que a seiscientos metros de la línea de fuego atronaban el espacio con toques de corneta y tambor y con un griterío espantoso.
"También me alegra el verte, amigo Ramón, pero si perteneces a ese batallón, marcha pronto y haz que cese ese jolgorio, pues estupidamente están provocando a la artillería enemiga." Empujándole casi, le acompañé hasta la puerta.
"Tienes razón, camarada. Ahora mismo voy a ver a nuestro comandante para que ordene que cese este festejo. Como no estaba seguro donde encontrarte he dejado mi coche en el cruce de la carretera de Los Molinos.
Cuando me estaba diciendo esto, y como obedeciendo a una consigna, comenzaron a silbar obuses en gran cantidad que explotaban en plena carretera y en el mismo Preventorio. En unos momentos aquello se transformo en un infierno. Los improvisados jugadores de futbol corrían enloquecidos, cayendo muchos mordidos por la metralla.
Ram6n y yo retrocedimos, penetrando en la Comandancia desde donde oíamos las explosiones y el correr de caballerías, enloquecidas algunas con los vientres desgarrados por la metralla. Mi amigo Ramón veía con desesperaci6n como su coche era pasto de las llamas, quedando en unos minutos reducido a un montón de hierros retorcidos. Total, que la imprudencia de aquellos insensatos nos proporciono las primeras bajas de nuestro batallón. Un obús hizo explosión en el Preventorio, matando a tres de nuestros muchachos e hiriendo a varios. Poco les duraba su alegría a los muchachos del UHP. En unos minutos que duro el bombardeo el balance fue doloroso. Varios vehículos ardieron totalmente y muchos soldados perdieron tontamente su vida.
La situación política
De nuevo en el Preventorio me vi con Arregui al que le conté" mi entrevista con el poco simpático coronel al que yo suponía un militar que no sentía nuestra causa. Arregui se sonrió y no me dejo continuar.
"Veo, camarada, que eres observador y eso ha de ser nuestra principal arma - observar en todo momento y sacar consecuencias de cada hecho por insignificante que parezca. Espera un poco," me dijo, "que cuando ponga un poco en orden todo esto, quiero subir al Estado Mayor y me vas a acompañar tú, que conoces el camino, y aprovechare para explicarte cosas que te interesa saber."
[pg. 86] Pasado media hora salimos por el Estado Mayor y en el camino Arregui me fue hablando de política y de la situación.
"Nosotros no podemos olvidar que nuestra guerra es por encima de todo una lucha política que por sus características no se sabe exactamente hasta donde llega la lealtad de la mayor parte de los mandos militares profesionales que están a nuestro lado. El Partido, que es la única organización del Frente Popular con visión claro de la situación, no ignora que la mayoría de los mandos profesionales que están a nuestro lado no sienten nuestra causa, que la mayor parte de ellos están junto a nosotros por las circunstancias. Todo esto lo sabemos, como también sabemos que nos son necesarios y que de grado o por fuerza nos pueden ser útiles. Todo es cosa de mantener sobre ellos una vigilancia rigurosa, pero esto ha de ser discreta para no desalentar a los leales, ni para irritar a los que no lo son. No obstante, es conveniente que tanto unos como otros comprendan que unos ojos invisibles observan todos sus movimientos.
"Por ejemplo, el Partido conoce al detalle el historial de cada uno de los mandos profesionales de este Estado Mayor. El Coronel Asensio es un miliar competente, nada reaccionario pero que odia a los comunistas. En las filas rebelde hay un hermano suyo con el grado de teniente coronel. El segundo jefe es el Teniente-coronel Moriones, perteneciente a la aristocracia y poseyendo el titulo de marques. Pero a pesar de esto se puede confiar en el pues es hombre de ideas muy liberales. El Jefe de Estado Mayor es el Comandante Heredia, profesionalmente el mas capaz de todos. Es pariente muy próximo del Capitán General de Aragón que firmo la sentencia que condenaba a muerte al Capitán Galán.
"Sin embargo hay un hecho que favorece mucho al Comandante Heredia. El 18 de julio le sorprendió en Londres, enviado por el gobierno al frente de una misión de mandos del Estado Mayor del Ejército. La mayoría de los componentes de esta misión se rebelaron al gobierno haciendo causa común con los sublevados y uniéndose a ellos en la zona rebelde. Otros permanecieron en Londres esperando como se desarrollaban los acontecimientos. Sin embargo, Heredia en el acto se puso en camino de Madrid para ponerse a las ordenes del gobierno. Como veras, es un detalle como para confiar en el.
"Por ultimo esta el Comandante Arniches, hijo del popular autor teatral don Carlos Arniches. Este es un hombre que según nuestros informes no siente la política ni a favor ni en contra nuestra. Le ha pillado aquí y nos sirve a nosotros; si le hubiera cogido en Burgos hubiera sido un sublevado mas. Como ves, no vengo a ciegas y conozco al detalle a los mandos que militarmente van a disponer de nosotros."
Conforme avanzábamos en dirección al Estado Mayor se oía muy próximo el tableteo de ráfagas aislados de ametralladoras
¿Las líneas deben estar muy próximas?
"Sí," me contestó Arregui. "Las posiciones del Sanatorio Hispano están a unos seiscientos metros."
Por fin llegamos al Estado Mayor no sin antes pasar por dos controles que pedían la contraseña del día y el motivo de nuestra visita al Cuartel General. Una vez en el, Arregui fue recibido en el acto por el Coronel Asensio. Media hora después salía de su despacho. Al parecer la entrevista había sido muy cordial pues el coronel llevaba del brazo a Arregui y cariñosamente le decía: "Con hombres como Vd. me gusta hablar. Porque, amigo Arregui, se puede servir a las ideas sin ser sectario. Porque por aquí pasa cada jefe de milicias con los que no hay forma de ponerse de acuerdo por sectarios y por incompetentes. Creo, amigo Arregui, que con su visión y con esa unidad que Vd. manda podremos hacer grandes cosas."
El Coronel Asensio estuvo pocos días en el sector de Guadarrama pues fue llamado a Madrid por el Jefe del Gobierno, Largo Caballero, como hombre de confianza en asuntos militares.
[pg. 87] Asensio al lado del Jefe del Gobierno llegó a ocupar los puestos de mas relieve en el Ministerio de la Guerra, llegando a ser su subsecretario de dicho ministerio. Después su estrella se oscureció debido a algunos errores, pero principalmente a que su declarado anticomunismo le creo muchos y poderosos enemigos..............
Al día siguiente de nuestra llegada el Batallón fue concentrado en el Sanatorio de Valdelasierra de donde salían los distintos puntos del sector a que eran designados. En Valdelasierra se estableció el puesto de mando el Batallón bajo la dirección del Capitán Cacho. Arregui se instalo en el Estado Mayor del Quinto Regimiento a la salida del pueblo de Guadarrama muy pr6ximo al Cuartel General.
Allá pasé momentos inolvidables, los primeros días confieso de miedo pues todos los bombardeos de artillería, que eran varios al día, pasaban sobre nuestro hotelito dando la impresión de que los obuses rozaban los tejados de nuestro puesto de mando; y sin embargo debido con seguridad al emplazamiento de la artillería enemiga, nuestro hotelito en los meses que lo ocupamos no sufrió ni un solo impacto y sin embargo la mayor parte de hoteles y casas del pueblo estaban materialmente deshechos por los incesantes bombardeos, incluso el Preventorio que hubo que desalojarse rápidamente, pues en los últimos días del mes de agosto nos hicieron una verdadera carnicería
La vida en el frente de Guadarrama, pasados los primeros días en los que se luchó encarnizadamente, transcurría monótonamente. Las líneas se estabilizaron con una línea continuada de trincheras, reducían su actividad a golpes de mano, fuego de mortero y con frecuencia bombardeos de artillería. Mi trabajo, sin embargo, era grande pues todos los días subía a las líneas como enlace de Arregui, ya que los mandos principales eran profesionales y había que mantener una constante vigilancia. Al mismo tiempo era raro el día que no bajaba a la armería que, así como el polvorín, se encontraba instalado en la iglesia del pueblo de Guadarrama. Alii me entrevistaba con el alférez de artillería, Solís. Gran tipo este Solís, activo y competente. El arreglaba los cerrojos de ametralladoras y fusiles y preparaba la munición que iban a recoger de las distintas posiciones. Yo aparte de subir todas las mañanas a las líneas a cambiar impresiones con los mandos, tomaba nota de las novedades para trasladarlas al jefe del batallón.
Esta misión de subir todas las mañanas a nuestras posiciones era misión bastante arriesgada pues necesariamente tenia que cruzar unos 100 metros a la vista del enemigo y la mayor parte de los días me obsequiaban con unos morterazos o con una ráfaga de ametralladora. El cruce de esos metros le hacia con toda rapidez y cuando querían darse cuenta ya me encontraba fuera de tiro. No obstante mas de una vez tuve que arrojarme al suelo, pues las balas remordían. En una ocasión una bala me atravesó limpiamente un tacón de la bota, orificio que parecía hecho con una broca.
La comandancia del 5 regimiento era el centro político del Partido. En esta comandancia se celebraron reuniones de alto nivel político donde se decidía problemas no solo del sector de Guadarrama sino de la guerra en general. Por allí desfilaron y durmieron muchas veces Lister, Modesto, Castro, el Comandante Carlos, y el comisario Ant6n Isidoro Diéguez. Este Diéguez era el Secretario General del Comité Provisional del Partido. Estuve varios días en la Comandancia. Hicimos una gran amistad, pues durmió en mi misma cama y antes de quedarnos dormidos hablábamos de la situación, demostrándome gran aprecio y confianza. Por las mañanas le acompañaba a las posiciones y eso estrechó aun más nuestras relaciones.
[pg. 90] ..... Por la tarde los conduje en mi pequeño Morris a la posición de Cuelga Muros. En esta posición estaba entre otros el Batallón de Artes Blanco que con el grado de comandante mandaba mi paisano Evaristo Gil-Evaristo. Gil era un antiguo militante del ala izquierda del Partido Socialista, pasando al comunismo en los comienzos de la República. De profesión panadero, fue hombre de enorme influencia en el Sindicato de Artes Blancas, donde llegó a adquirir algún relieve tomando parte en numerosos mítines donde destaco mas por su fogosidad que por su oratorio. Años atrás su familia y la mía se visitaban a diario y por ese motivo Evaristo me permitió disfrutar de su biblioteca compuesto por autores no conformes en como se desenvolvía el mundo
En los primeros días de septiembre estuvo en Guadarrama y comió en nuestra comandancia. Como el asunto que le llevo a Guadarrama le estuvo mas de la cuenta, se quedo a cenar y dormir. Por cierto como escaseaban las camas durmió conmigo en la mía debido a nuestro paisanaje. Estuvimos hablando en la cama durante mas de dos horas y me sorprendió, pues tras aquella aparente tosquedad poseía unos profundos conocimientos de la política internacional. Por fin nos quedamos dormidos con los silbidos de los obuses que pasaban rozando nuestro tejado. Comentando estos bombardeos decía que prefería el frente a vivir con la incertidumbre de morir entre las vigas y escombros de la casa.
De madrugada salió para su posición que estaba en lo que hoy es La Cruz de los Caídos. Horas después nos comunicaba la terrible noticia: Nada mas incorporarse a su unidad y al salir de su puesto de mando, un morterazo le segó literalmente la cabeza. Con el murió un hombre de los pies a la cabeza que lo dio todo por sus ideales. *(6 de noviembre 1936)
Ascendido a alférez
Los días transcurrían sin grandes novedades. Del Estado Mayor me llamaban con frecuencia. El Comandante Heredia me había tornado como hombre de confianza y me encargaba misiones que por su delicadeza me daban miedo. Yo consultaba con Arregui, pues no quería ser victima de alguna desagradable sorpresa. Arregui me convenció que no tenia nada que temer pues Heredia por su capacidad y por su lealtad era un hombre muy interesante para la causa e incluso para el Partido, pues si bien no era ni con mucho comunista, "No es sin embargo anticomunista por sistema"
"Heredia," me dijo Arregui, "me ha hablado de ti de una forma tan elogiosa que me llenó de satisfacción. Me dijo que eres hombre muy discreto que se te puede confiar cualquier misión. Esta conducta tuya ha llegado a conocimiento del Estado Mayor del 5 Regimiento que te ha ascendido a alférez. Así es que cumple las ordenes de Heredia, que es cumplir con nosotros."
Al día siguiente de vuelta de Madrid Arregui me llamo para entregarme las estrellas de alférez, mi nueva graduación.
"Además pensamos nombrarte enlace entre la Comandancia del Quinto Regimiento y el Estado Mayor compuesto en su mayor parte por militares profesionales que no sentían gran simpatía por los elementos de milicias, por lo que consideramos que el hombre indicado eres tu que no eres fanático y posees ciertas dotes diplomáticas. Tu misión será presentarte por las mañanas en el Estado Mayor al Coronel Moriones. Le plantearas nuestros problemas y recibirás los ordenes que nos transmitirás a nosotros. Por tanto hemos decidido ascenderte a alférez porque es conveniente que tengas cierta categoría."
Confieso que aquel ascenso me hizo una gran ilusión, lo contrario que el resto de mis ascensos que confieso que de teniente para arriba eran contra mi voluntad hasta el extremo que el ascenso de teniente a capitán me impresiono de tal forma que hablo con Arregui para comunicarle que consideraba que no tenia la capacidad suficiente para ser dignamente capitán. Arregui, riendo, me cogió del brazo y se esforzó en convencerme de que me sobraba ................
[pg. 93] ........ elijáis los que consideréis los mas capacitados para ocupar puestos de mando. Con la relación de los elegidos por vosotros, capacidad que yo comprobare sobre la marcha, me permitirá proponer al Estado Mayor los que deben ser nombrados tenientes, sargentos y demás mandos. Ahora uno de vosotros me acompañará a la Comandancia desde donde hablare con el Sindicato para que nos envíe conductores y de acuerdo con el resultado de mi gestión comencéis a actuar."
El comandante me esperaba pues ya le habían hablado del Estado Mayo y me ofreció incondicionalmente su ayuda que haría extensiva a los responsables del transporte del Escorial. Desde su mismo despacho hable con Barranco, Presidente del Sindicato de Transporte. Con el me unía una buena amistad y me dejo sorprendido con sus facilidades
"Barranco," le dije, "necesito que a la mayor brevedad me enviéis al Escorial 50 conductores que quedaran con carácter fijo y a todos los efectos adscritos a la plantilla de este sector."
"De acuerdo, Santos. No es problema porque tenemos movilizados centenares de conductores. Así es que pasado mañana puedes recogerlos a las 9 de la mañana en el cuartel del Colegio Alemán en la Calle de Zurbaran. Basta con un oficio del Estado Mayor solicitando los 50 conductores. Ah, pero no olvides de mandar medios para su transporte."
"De acuerdo, camarada Barranco. Pasado mañana a los nueve llegaran dos autocares para su traslado," y dirigiéndome al responsable que me había acompañado, le dije: "Ya has oído. Pasado mañana a las nueve mandáis a la Calle de Zurbaran un autocar o dos para traer a esos conductores."
Mi acompañante me miraba asombrado pues no estaban acostumbrados a dejante diligencia. Pero no se atrevió a hacer ninguna objeción. "Vete tranquilo, camarada, que a las ocho tendrás los conductores y pasado mañana los autocares en Madrid y preparado el alojamiento para el personal." Comprendí que empezaban a respetarme o quizá que el señuelo de ser teniente o sargento les hacia ser comprensivos y diligentes.
A la mañana siguiente no eran las ocho cuando llegó un camión con conductores. Yo por mi parte tenia preparada una camioneta con ocho soldados armados de fusil que me acompañarían para hacer entrar en razón a algún comité díscolo. No hubo grandes problemas pues a la vista de mi actitud y de los soldados armados, le hacia ser razonables a excepción del que tenia aire de matón que se encaro rotundo: "Te lo dije el otro día, de aquí ni tu ni nadie se lleva un solo coche."
"Bien, camarada. Tú lo has querido," le dije sin darle importancia. Pero toda su altanería se vino abajo cuando me dirigí al que mandaba a los soldados con un seco: "Sargento, proceda a la detención de este hombre por resistencia, y desacato y llévelo a presencia del coronel para que el decida que hace con él."
A partir de ese momento cambio por completo y me lleve seis coches de un pueblo que no tendría cien vecinos, no sin dejar uno para el servicio del comité del pueblo.
En resumen, que la requisa prevista se realizo aunque con incidentes. Pero lo esencial es el hecho de que sin proponérmelo, organice unos transportes que se me diferenciaban a la estructura de los transportes del ejército regular hasta el extremo que cuando el Ejército Popular se transformo en un ejército responsable, compuesto de cuerpos de Ejército, divisiones y brigadas, no tuve que cambiar nada de lo que yo tenia organizado, limitándome a cubrir las plantillas de vehículos y personal con arreglo a las nuevas disposiciones.
Detención de la retirada de la CNT .............
[pg. 107] ........ La misión que me llevaba a Brunete no era ni con mucho con la curiosidad morbosa de hacer turismo de guerra, cosa que a muchos les sucedía. No. Yo era portador de una misión harto difícil que era entrevistarme con Lister, o con el que mandase las fuerzas de Brunete,- para transmitirles una orden del Estado Mayor de Madrid recibida por el jefe de la 3ª división al objeto de preparar en El Escorial alojamiento para los prisioneros, a los que nadie bajo ningún pretexto tocaría ni al pelo de la ropa. Además que tuvieran todo dispuesto para comenzar aquella misma noche el traslado al Escorial de la Intendencia cogida a los nacionales en Brunete muy cuantiosa, pues desde ese lugar estratégico los nacionales suministraban numerosos frentes. Para ese cometido se enviarían los camiones necesarios.
Cuando por fin llegue a Brunete me entreviste con el comandante militar de la plaza ya que Lister se encontraba en las primeras líneas de fuego dirigiendo operaciones. El comandante en cuestión era un hombre bastante grato, muy adicto a Lister y no admitía ordenes que no vinieran del mismo. Cuando le plantee el alcance de mi misión me miro burlonamente y me mando casi a hacer gárgaras. "Pero tu sueñas, camarada. Marcharte por donde has venido y di a tu jefe que yo no admito ordenes del jefe de una división que ni interviene en las operaciones."
Me revestí de paciencia. Le hice comprender que mi jefe no le daba ordenes sino que le transmitía las que daba quien estaba por encima de todos nosotros, o sea el General Miaja. Después de mucho hablar me hice con el y comenzó por enviar un enlace a Lister para que este decidiera. Mientras tanto, ya dulcificado, me hablo de cosas que hoy son historia viva de aquellos días.
Empezó por hablarme de los prisioneros que representaban para el su mayor problema, pues había numerosos mandos italianos y como una de las primeras unidades nuestras que entraron en Brunete fue un Batallón de antifascistas italianos (me parece que el Garibaldi) y encontrarse con que el enemigo que tenían enfrente eran italianos de los enviados por Mussolini, les enfureció de tal forma que costo gran trabajo el evitar que se tomaran con los prisioneros italianos la justicia por su cuenta. hasta el extremo que aun tenían varios jefes y oficiales italianos prisioneros fuertemente custodiados para que nadie pudiera causarles mal alguno.
"Lister, al marcharse, me ha responsabilizado de la suerte de los prisioneros y ahí en ese caserón tengo detenido todo un estado mayor italiano y bastantes mandos nacionales, y entre ellos dos muchachas de la aristocracia malagueña, creo," dijo, "que hijas o sobrinas del Marques de Larios. Pues bien, esas niñas o sobrinas son un verdadero problema, pues en vez de estar asustadas por su situación, son dos inconscientes panteras que provocan a los soldados que las vigilan con los más atroces insultos, llamándoles 'rojos criminales' y cosas por el estilo, y me temo que algún exaltado nuestro las hagan callar a tiros."
Por fin llegó el enlace enviado a Lister con la orden de que se cumplimentara todo lo dispuesto por el Estado Mayor. En efecto toda la noche y la madrugada estuvieron llegando al Escorial camiones cargados con grandes cantidades de intendencia de todo tipo.
Pasado unos días la lucha fue decreciendo hasta quedar las líneas establecidas. La gran batalla había terminado pero la guerra continuaba y había que reorganizar aquellas diezmadas unidades para otras batallas que esperaban.
Los toreros y la guerra
Durante varios días seguí haciendo mi enlace con el puesto de mando de Modesto que cada día tenia peor humor y gritaba groseramente a cuantos le rodeaban en Estado Mayor.
[pg. 108] Yo solía ir acompañado por Eladio Amorós que en su juventud fue matador de toros y que en aquellos momentos era teniente en el Estado Mayor de la 3 divisi6n. Este Amorós era un hombre que con los toros habría tenido mucho valor pero que en la guerra no podía dominar el miedo que a veces llegaba al pánico.
La llegada de Amorós a la sierra fue debido a una de las numerosas genialidades de Miguel Palomino con el grado de sargento, y sin duda el tipo mas interesante de la comandancia. Era este cuando en julio del 36 llegó la guerra un novillero de moda que por aquellos días iba a tomar en Santander la alternativa de matador de toros de manos de Marcial Lalarde, cosa que no consiguió. Palomino, nacido en la provincia de Guadalajara, fue desde niño protegido por un antiguo matador de toros de la época de Fuentes llamado Frutos, que no llegó a ser una figura del toreo pero que sin embargo llegó a amasar una fortuna que la multiplicó en sucesivos negocios llevados todos en la barriada del puente de Vallecas donde Palomino se crio y donde era popularismo.
Era este de una simpatía arrolladora que se ganaba a la gente con solo verle una sola vez. En la comandancia, sin hacer nada positivo, era sin embargo querido por todos y a todos aconsejaba en los momentos difíciles, siempre con la sonrisa en los labios y con dichos y giros chulescos propios de la gente que se desenvuelve en el ambiente de los toros. Pero sin embargo, cosa extraña todavía, que sus ideas políticas eran netamente de izquierdas, ideas que no ocultaba, y mucho antes de nuestra guerra ya militaba en el Partido Comunista. Esto, que además de ser un buen torero, hacia que las clases populares del Puente de Vallecas le adorasen. Al estallar el movimiento marcho al frente de Guadarrama como voluntario del Quinto Regimiento con la categoría de sargento y, siendo agregado a nuestra comandancia, desde el primer día convivimos juntos e hicimos una gran amistad.
A pesar de su firmeza política no era un fanático y muchos salvaron su vida gracias a su intervención, especialmente los de su profesión acudían a el en demanda de ayuda. El, que era inteligente, comprendía la situación de la mayoría de los toreros en los comienzos de nuestra guerra. La mayor parte de ellos no entendían de política, ni sentía la causa de ninguno de los bandos en lucha. Los que les había cogido en zona nacional les era mas fácil su situación porque por su profesión tenían mas relación con las personas en buena situación económica, en su mayor parte de derechas, por lo que en zona nacional no eran molestados. El hecho era que el era torero en nuestra zona.
Por lo contrario, en zona Republicana tropezaban con la desconfianza de elementos que llevados en muchos casos del rencor y la envidia de haberlos visto en épocas anteriores triunfar y alternar con gentes adineradas, les hacia vivir bajo la amenaza de la denuncia o la redada. Salvo raras excepciones, se encontraban desplazados y marchaban de un lado para otro, corriendo el peligro de la redada.
Esto lo conocía Palomino y tendió su mano a muchos, por lo que en sus viajes a Madrid, que era muy frecuentes, era asediados por compañeros que veían en el su tabla de salvación. Era para ellos, creyentes en su mayoría, como un ángel enviado por el cielo. Cuando veían a Palomino lo envolvían con halagos y con ese vocabulario pintoresco que solo se da en el mundillo de los toros: "Miguel de mi alma, sácame de Madrid y llévame contigo, pues aquí me va a ocurrir una desgracia y tu sabes que yo de derechas nada y quiero servir a la causa como Dios manda.
Era un poco de sainete (si no tuviera aquel tinte dramático) las escenas en cualquier café donde entraba Palomino. En el acto se veía rodeado por toreros que le querían convencer de que eran mas Republicanos que Azaña y mas socialistas que Largo Caballero.
"Miguel, por tu madre, llévame contigo, que tu sabes de sobra que yo siento la causa como nadie."
Después de dicha su torpe frase, y de ponerse Colorado, se disculpaba: "Perdona Miguel, pero es que ya no sabe uno lo que dice. Pero tu ya me entiendes. Llévame contigo y hare lo que me mandes aunque en ello me vaya la vida."
[pg. 109] Miguel no les dejaba terminar pues le fastidiaba tanta coba. "Bueno, no hables mas que esta tarde te llevare conmigo. Espero no tener que arrepentirme. No te pido que seas un héroe, pero cuidado con hacer tonterías de ponerte en contacto con nadie ni intentar pasarte al otro lado, porque entonces no podrías contar conmigo y lo pasarías muy mal.
"¿Te acuerdas, Miguel," decía otro, "de aquel festival que toreé en Sevilla a beneficio de los obreros paraos?"
Otros lo hablaron de brindis a personajes de izquierdas que no habían existido. Pero el hecho es que Miguel regresaba a Guadarrama acompañado de algún torero.
La explicación que siempre daba en la comandancia era la misma: "Os aseguro que este hombre que traigo no es enemigo nuestro, aunque no sienta nuestra causa. Algunos pueden ser aprovechables. Lo que yo no pudo consentir (ni creo que vosotros) es que estos hombres estén a merced de cualquier advenedizo que presumiendo de izquierdista quieren dar rienda suelta a resentimientos sin base, como es ese camarero que ahora pertenece a un ateneo libertario que detiene a un torero porque, según el, es un hueso que no daba propina."
El resultado de todo eso es que la comandancia del 5° regimiento estaba plagada de toreros. Confieso que se desvivían por ser útiles siempre que no se les mandase algo que ofreciera peligro, pues no dudo que para ponerse frente a un toro hay que ser valiente, pero en la guerra eran francamente miedosos.
Así un día llegó con Regaterin, un viejo banderillero, hermano del que fue famoso matador del mismo nombre; otro día con Manolo Fuentes Bejerano, otro novillero puntero que la guerra como a tantos otros le destrozo su carrera. De este Bejerano tendré ocasión de hablar mas adelante, pues el pobre que no tuvo suerte en la vida, vivió a mi lado momentos difíciles que son historia de nuestra guerra.
De esta forma un día apareció con Amorós Atilado, casí elegante y con un gesto de suficiencia que le hacia poco simpatice. Pero Amorós tenia a su favor que tenia una cultura fuera de lo corriente. Tenia el Bachillerato completo, escribía muy bien a maquina y tenia extensas conocimientos de contabilidad. Así es que, simpático o no, era de gran utilidad.
Recuerdo que a los pocos días de llegar a Guadarrama, cuando todo el mundo desconfiaba de el, una emisión de una radio nacional estuvo a punto de costarle un disgusto. Una tarde de finales de agosto llegó a Madrid en un cochazo imponente un jefazo político cuyo nombre no recuerdo. El conductor nos pidió le aconsejáramos donde dejaba el coche que estuviera a salvo de obuses o de alguna ráfaga de ametralladora que a veces llegaban hasta allí. En efecto, colocamos el coche en sitio seguro y pedimos al conductor que pusiera la magnifica radio del coche.