ZUTIK! 50. Historia de ETA

CONTENIDO

I.-INTRODUCCION

II.- BREVE RESUMEN DE LA HISTORIA DE ETA.

I PARTE

¿QUÉ SIGNIFICA SER VASCO?

1).- CULTURA

2).- Nosotros, los vascos.

3).- Trabajo, idioma y etnia.

4).- Nacionalidad

5).- Nacionalismo revolucionario y nacionalismo imperialista.

6).- Nacionalismo y burguesía vasca.

NOTA AL ANTEPROYECTO DE ZUTIK ESPECIAL 49-50

  ¡Se trata de un original de 18 folios que formaba parte de un trabajo más amplio destinado a aparecer como Zutik! espe­cial 49-50 en el transcurso del año 1968, con motivo del quin­ce aniversario de la aparición del movimiento ETA. A tal efec­to se aceptaba el criterio de los fundadores —y, en este caso concreto, de Julen Madariaga— según el cual la fecha real de aparición de ETA debía considerarse 1953, es decir el momen­to en que surge el grupo EKIN. Por otra parte se sabía que ETA-berri proyectaba publicar un número dedicado al X ani­versario de ETA y se consideró oportuno adelantarse, para lo que la utilización del criterio que situaba el acta de nacimiento en el 53 proporcionaba una buena razón (puesto que así el quince aniversario se cumplía un año antes que el décimo de las siglas ETA).

El texto previsto, de unos cincuenta folios, debía constar de tres partes principales que en su conjunto constituirían un resumen de la evolución ideológica de ETA y una síntesis de las posiciones existentes en ese momento en la organización. La primera parte redactada por José Antonio Etxebarrieta sobre la base de un escrito anterior de Julen Madariaga —que cubría, creemos recordar, hasta 1964— es un resumen de la historia de EKIN y ETA, con particular mención a las asam­bleas. La segunda parte debía llevar un título genérico —no incluido sin embargo en el original que reproducimos— del tipo "Por que somos nacionalistas". La tercera parte —perdida hoy— sería "Por que somos socialistas", a la que seguirían unas conclusiones generales.

La parte que se conserva (Por que somos nacionalistas), trata de poner las bases de un "nacionalismo revolucionario" no racista, basado en planteamientos de tipo cultural. Es visible la influencia del antropólogo Malinowski, principal representante de la escuela funcionalista. Su definición de cultura como conjunto de respuestas a los retos del medio estuvo ya presente en las discusiones de la segunda parte de la V. Asamblea. En el Zutik 49-50 se parte de esta definición para explicar las relaciones entre el trabajo humano y la lengua de que se dota una comunidad, base a su vez de la nacionalidad. Se intenta deducir de tales planteamientos un concepto nuevo de nacionalismo que no sea racista y que pueda integrarse en una concepción internacionalista según la pauta marcada por la asamblea. El escrito se interrumpe precisamente ante lo que debería ser el último epígrafe de esta segunda parte y que iba a titularse "Nacionalismo e internacionalismo".

La redacción del texto se interrumpió por la muerte de Txabi Etxebarrieta, que obligó a sacar un Zutik, el 49 dedica­do a analizar las circunstancias de su muerte y el significado de la represión que abatía sobre el pueblo vasco.

Este original aquí reproducido sirvió de base —junto con alguna otra publicación— para la dura crítica realizada por ETA—berri, que en el número dos de su revista "Komunistak" incluyó un artículo titulado "Que es ETA-bai", firmado por J. Uribe y aparecido hacia mayo o junio de 1969, es decir in­mediatamente después de las caídas de abril de dicho año. Es­ta circunstancia, que hizo aparecer como demasiado sectaria o insolidaria la actitud de ETA-berri, no impidió que el men­cionado artículo ejerciera una notable influencia en la nueva dirección de ETA (en la que surge tras las caídas del 69).

P.U.

 

I.-INTRODUCCION

¿Qué es ETA? ¿Qué piensa ETA? Estas dos preguntas son frecuentes tanto en ambientes vasquitas como en ambientes no vascos. Con este número doble de ZUTIK pretendemos dar un resumen de cuales son las posturas actuales de ETA. La misma presentación de un número doble, bajo el titulo "Nacionalismo vasco e internacionalismo socialista", indica ye nuestro propósito; tratar los problemas vascos dentro del contexto de los problemas de los pueblos de todo el mundo. Como es lógica dadas nuestras posibilidades, no pensamos que este número ex­traordinario responda a todos los problemas, pero si hemos querido dar una visión general de nuestras posturas actuales, de las razones que nos definen como un movimiento popular abertzale y socialista.

En los números anteriores de ZUTIK hemos desarrollado algunos pun­tos concretos, de gran interés para nuestro momento actual. Hemos de dicado el nro. 47 a los problemas de Batasun Eguna y el nro. 48 a los problemas de los métodos de trabajo. Con este número doble queremos abarcar muchos temas y, por eso mismo tendremos que tratarlos sin concretarlos con tanto detalle como en los números anteriores.

Hay otra razón para nosotros al presentar este panorama general de nuestras ideas actuales. Con este número extraordinario, al al­canzar el nro. 50, queremos conmemorar nuestro 15º aniversario como organización vasca. Al mismo tiempo queremos, sin ninguna vanidad, celebrar el hecho de que las tiradas de cada uno de los últimos nú­meros haya batido todos los records: solamente las tiradas de ZUTIK representan diez veces más (y probablemente nos quedamos cortos) que el conjunto de todas las demás publicaciones clandestinas vascas. Esta es para nosotros una inmensa satisfacción, puesto que significa que pisamos terreno firme tanto en nuestros métodos de organización como en la acogida que tiene el ZUTIK en todos los medios de Euzkadi.

Al celebrar ambos hechos lo hacemos, como hemos dicho, con toda modestia. Nuestros quince años de trabajo nos han enseñado mucho, pero también nos han enseñado que nos falta mucho por aprender. Nuestro volumen de publicaciones y su acogida en Euskadi nos demuestra que estamos siguiendo un camino popular, que estamos interesando al pueblo vasco en nuestras ideas y en nuestras actividades, pero somos los primeros en reconocer cuánto camino nos falta para reco­rrer para que todo nuestro pueblo consiga unido su libertad en una Euskadi libre y todos nosotros nos liberemos como hombres en esa Euskadi libre que, para serlo, solamente podré serlo si es socia­lista.

II.- BREVE RESUMEN DE LA HISTORIA DE ETA.

En 1.952 un grupo de estudiantes de Guipúzcoa y Bizkaia se reú­nen en Bilbao. Absolutamente solos sin ningún apoyo, sin ninguna ayuda, se plantean el problema vasco. Todos saben que es necesario hacer "algo". Ninguno sabe ni el "que" ni el "cómo". Tienen que empezar desde cero. Estudian y aprueban unas normas de trabajo. Aprueban una lista de temas que han de estudiar y cada uno de ellos se dedica a trabajar aquella que le ha tocado en suerte.

Las "charlas" se redactaban en un original y siete copias, a máquina. Al iniciarse el verano de 1953, se reúne a dos grupos de nuevos jóvenes y se comienza a dar las charlas que duraban varios meses.     Y desde esta primera charla se exigen unos métodos de seguridad (incógnito, puntualidad, trabajo metódico, etc.) que hoy nos parecen el ABC de la organización clandestina, pero que entonces eran radicalmente nuevos en los ambientes abertzales y no solamente en los juveniles.

Desde los primeros tiempos se comenzó a redactar un órgano inter­no "EKIN" (padre del KEMEN actual) para uso exclusivo de los mili­tantes, que se confecciona también a máquina. Por eso al princi­pio se nos conoció como "los de EKIN" y después simplemente como EKIN. Durante los primeros cuatro años, nuestra actividad fue totalmente cerrada, de pura formación, sin ninguna propaganda y menos aún, sin ninguna acción. Nuestra actividad se centraba en crear grupos y más grupos (abiertas y cerrados) con una doble misión: 1) formación in­telectual de los miembros de la organización; 2) comienzo de la crea­ción da las bases de un movimiento vasco verdaderamente clandestino.

Hacia 1954 puesto que todos los miembros de EKIN creían en la ne­cesidad de crear un FRENTE ABERTZALE común, se nos planteó el pro­blema de nuestras relaciones con el PNV. Todavía hay quienes creen que ETA es una rama desgajada del PNV. Esto es totalmente inexacto. La iniciativa de establecer contactos con el PNV partió de EKIN, y los primeros contactos se tuvieron en Guipúzcoa en 1965. ¿Por qué tomamos esa iniciativa?

1º) El PNV ha disfrutado siempre de un mito, que le ha hecho siem­pre aparecer como el "verdadero" representante del nacionalismo vasco. Nosotros ignorábamos entonces la historia interna del PNV y no sola­mente no estábamos en contra suya, sino que teníamos grandes simpatías por él. Desde niños nacionalismo, PNV, Gobierno de París, etc.,
representaban para nosotros casi lo mismo.

2º) EL PNV no había tomado ninguna medida sobre nosotros, puesto que le éramos prácticamente desconocidos.

3º) Dada la fuerza que el PNV aparentaba en aquellos años y dado que nosotros queríamos crear una organización conjunta de todos los abertzales, era lógico que comenzáramos por él.

Desde los primeros contactos no encontramos más que dificul­tades, las negociaciones duraban meses y acabaron durante años. El presidente del PNV dijo textualmente: "A esos del EKIN tenemos que aplastarles como organización, y después absorberlos uno a uno a los que interesen". Sin ninguna exageración podemos decir que, des­de 1955 a 1957, derrochamos toneladas de esfuerzos y de paciencia. Nosotros no comprendíamos la postura de loe dirigentes del PNV. Ya entonces comenzábamos a ser atacados y calumniados. Ya entonces los dirigentes del PNV acusaron a uno de nuestros miembros de ser comu­nista.

Finalmente, se llegó a un acuerdo de principio, en el que nosotros transigimos en varios puntos. En primer lugar, los miembros del EKIN no fueron reconocidos como una organización hermana, sino que tenían que fusionarse con Eusko Gaztedi (E.G.), la organización juvenil que controlaba el PNV. Así sucedió en Guipúzcoa en 1957 y en Bizkaia al año siguiente, dado que el cantonalismo del PNV no podía permitir nacer nada a escala nacional. Nosotros renunciába­mos al nombre de EKIN, por el que ya se nos conocía.

Hemos de aclarar que, aunque Eusko Gaztedi era una organiza­ción juvenil que en teoría dependía del PNV, en la práctica sus di­rigentes, sus actividades y sus medios eran totalmente controlados por los dirigentes del PNV. Inicialmente EG se había constituido en Bayona, para formar a los hijos de los emigrados en 1946 y sólo pos­teriormente, cuando los organizaciones en el interior del PNV se des­plomó de 1951 a 1953, los dirigentes acudieron a trasplantar esa or­ganización al interior, para dar una apariencia de actividad. Ya en el primer período, de 1946 a 1952, había habido roces entre las di­recciones de EG y del PNV puesto que los primeros reclamaban menos autonomismo y más nacionalismo, menos pactos con los partidos republicanos españoles y más unión de los partidos vascos. Estas di­ferencias se habían solucionado por el clásico método de expulsar a los "protestones" de indisciplina.

En segundo lugar, una de las condiciones que Ekin ponía a la fusión con EG es que todos los dirigentes de la nueva estructura fueran "vírgenes", es decir, ni fichados ni quemados por la policía española. Poro el PNV se encastilló en: "Estos o nada", y en el nuevo comité director de EG entraron los elementos antiguos de EG, ya "tocados" por la policía. Esta era la situación de los efectivos del PNV ya en 1955, lo que no impedía a sus dirigentes fanfarronear a todos los vientos de que ellos podían poner en 24 horas 50.000 hombres en pié de guerra.

El nuevo EG duró aproximadamente un año. Los burócratas del PNV de Bilbao y Donosti no transigían con que EG tuviera autonomía. Trataban por todos los medios de mantener a sus dirigentes bajo el más estrecho control. Se les escatimaba el dinero (aunque en Amé­rica se recaudaban fondos directamente para EG, el PNV se había adueñado en Europa de los medios de recepción de ese dinero), se les negaba permiso para toda clase de acciones ("no es oportuno", "no es el momento", "hay circunstancies políticas que vosotros no sabéis y que no lo aconsejan", etc., etc..), se les entregaban can­tidades miserables de propaganda y generalmente con retraso, etc. Los caciques del PNV en Bilbao y Donosti aprovechan una discusión en el seno de la dirección de EG para abrir las hostilidades; expulsión de miembros, excomuniones, acusaciones de indisciplina, de ambición política, etc., contra los dirigentes que habían pertenecido a EKIN. Estos caciques no habían olvidado su viejo propósito de aniquilar todo embrión de competencia y asimilar a los elemen­tos más flexibles, más "dóciles". Una parte de la dirección de EG se solidariza con el expulsado. La reacción de los burócratas es fulminante: desplegando mas actividad para destruir que la que ja­más hablan tenido para construir, alquilan taxis, recorren los pue­bles de Euskadi para hablar con los enlaces y revelar los verdade­ros nombres, hasta entonces secretos de los miembros de EKIN, que se han solidarizado contra la arbitrariedad del cacique de Bizkaia, Todas las calumnies imaginables se lanzan contra los rebeldes": es­tafadores, confidentes, comunistas, ladrones, traidores, mujeriegos, etc., etc. Es una vieja y triste historia, sobre la que no queremos insistir.

En el fondo al pretexto que les daba pie para tratar de acabar con los rebeldes era bien pobre: en la mesa de Bizkaia se habían planteado el problema de la dependencia del nombramiento de los car­gos de EG. Unos sostenían que, con arreglo a los propios Estatutos de EG, el PNV no podía ni debía nombrarlos. Otros preferían ceder antes que enfrentarse a los viejos santones. Los primeros decían que el nombramiento de los cargos debía hacerse democráticamente dentro de EG o bien, que si el PNV tenía derecho a nombrar los dirigentes de EC, el PNV estaba en la obligación de informar a estos dirigentes de EG, de la coyuntura política, de sus directri­ces, en general de la política que estaba realmente siguiendo. En la práctica y, aunque parezca paradójico, los defensores de la au­tonomía de EG, eran casi en su mayoría los antiguos miembros de EKIN.

Sin embargo, la dirección caciquil del PNV no aceptaba tratos ni conversaciones. O se aceptaban sin rechistar sus decisiones o se iba a la calle. Intentamos toda clase de reconciliaciones. Fui­mos a Bayona, sede teórica del PNV, y a París, sede del Gobierno. Intervinieron todas las personalidades vascas del exte­rior, Aguirre, Landaburu, Leizaola, Irujo, etc. Les cosas habían llegado a tal punto que el presidente del PNV prohibió a Landaburu (según lo contó él mismo) que nos recibiera, a lo cual éste se negó en redondo. Aguirre nos aconsejó que cediésemos provisionalmente para evitar una crisis y para poder renovar el PNV "desde dentro". Los sucesos se complicaban porque, efectivamente, Aguirre estaba descontento del estado del PNV en el interior y tenia el plan de renovación por métodos indirectos de algunos dirigentes. Aguirre disponía da un arma poderosa, el organismo llamado "servicios", que ere una agencia de información subvencionada primero por la OSS ame­ricana y luego por su sucesora la CIA. Elementos de estos "servicios" estaban tratando de realizar tal operación, pero precisamen­te tuvieron que abandonarla, puesto que en aquellas mismas rachas la CIA retiro su dinero a tal organismo y éste fue disuelto, hacia la primavera de 1.958.

Ante el consejo de todos los dirigentes exiliados de que cediéramos, volvimos al interior, sólo para encontrarnos con que los "burukides" de aquí nos exigían como condición previa que nos retractásemos... de cosas y hechos que no hablamos cometido. Nuestra ..............

........... Hoy a cualquiera que lo hiciera le llamaríamos estúpido. Esto. mismo fuimos.

Todo fue inútil. La ruptura fue definitiva, aunque cada parte pretendía ser el auténtico EG. Esta situación duró unos meses. Fi­nalmente intentamos un nuevo y fatigoso esfuerzo. Fue tan inútil como los anteriores. A principios de 1959, aparecimos finalmente con nuestro nombre actual, aunque en realidad se había adoptado unos meses antes como posibilidad si fracasaba el esfuerzo de unión.

A través de todos estos años se había ido adquiriendo una mayor experiencia política. En los años de EKI nos considerábamos un grupo vasco, e incluso, aceptábamos históricamente el lema tradicional del PNV y una vaga postura de democracia cristiana. Después de la escisión de EG, ETA apareció definida como un movimiento abertzale, aconfesional y democrático". No nos parece hoy mucho, pero sí lo era en 1959. Al mismo tiempo, ETA comienza a realizar propaganda, puesto que nuestras necesidades y nuestros objetivos exigían ya mucho más que "círculos de estudio". Nacen varias publicaciones, "Gaur", "Lais­ter", "Zutik", "Zabaldu". "Gaur" y "laister" se funden en "ZUTIK", y "Zabaldu" cambia de nombre para convertirse en el actual "ZUTIK-BERRRIA".

En el mismo 1959 se realizan las primeras acciones; breadas, ikurriñas de papel y tela, etc. A finales del mismo año se colocan en Gasteiz, Bilbao y Santander las primeras bombas caseras. No dejamos nuestra firma. La policía política española cree que los autores de todo ello son los miembros de la EG, puesto que todavía ignora abso­lutamente la existencia de ETA, como había desconocido la EKIN. En Septiembre y Noviembre de 1959 desarticulan completamente lo que quedaba de EG dependiente del PNV de Bizkaia. En esta redada se cantan los primeros nombres de ETA. Las funestas consecuencias de la unión se manifestaban bien pronto. En Marzo de 1960 la policía política española detiene por primera yaz a miembros de la ETA, en Bizkaia. En Agosto, a consecuencias de un intento de EG de Guipúzcoa de con­denar a ETA reuniendo una asamblea, son detenidos los de EG y salan nuevos nombres de ETA. Inmediatamente la policía se abalanza sobre ellos.

Estas eran las consecuencias que EKIN había querido impedir al exi­gir elementos no fichados para la unión. Estas eran, asimismo, las consecuencias de la maniobra ruin de los caciques del PNV al delatar los nombres de los antiguos EKIN, al producirse la ruptura. Este es uno más de los "favores" que debemos al puñado de caciques que con­trolan el PNV.

Mientras tanto, el PNV y su EG siguen su política constante de zancadilleo y calumnias. Adoptamos la política de no responderles, para no enzarzamos en polémicas inútiles. Ya se cansaran algún día. Por otra parte, las cosas no iban en el mejor de los mundos dentro del EG; el enfrentamiento de sus dirigentes se va convirtiendo en crónico, en cuanto adquieren experiencia y cuánto más se va viendo el rostro oculto hasta entonces del caciquismo. Hay intentos de escisiones, tanto en el interior como un el exterior. Algunos de esos miembros se aburren y abandonan toda actividad, otros ingresan en nuestras filas, otros, finalmente, claudican a cada ocasión y acatan convirtiéndose en "la voz de sus amos".

Nuestra actividad va en constante aumento. El 15 de Julio: de 1961 se intenta hacer descarrilar el tren de "ex-combatientes que iba de Eibar a Donosti a conmemorar el aniversario de la represión fascista.

Hemos apuntado demasiado alto y pagamos duramente el error. Más de cien abertzales son detenidos en Bizkaia, Guipúzcoa y Alaba. Trein­ta son conducidos a la cárcel española de Carabanchel, después de haber sufrido unas torturas de una violencia extrema en manos de la policía política y la Guardia Civil. Siete son juzgados y condena­dos a fortísimas penas de cárcel: 20, 15 años, etc., y trasladados a la cárcel de Soria.

Hemos tratado de subir las escaleras a tramos y pagamos el terri­ble fracaso. Sin embargo, ello nos enseña a no precipitarnos, a no querer más de lo que podemos hacer. La lección, la dura lección, la hemos aprendido.

Nuevos golpes, nuevas detenciones, más experiencias, más perfeccionamiento. Este va a ser nuestro proceso de aprendizaje.

En mayo de 1962 se celebra nuestra primera Asamblea. Se discuten todos los problemas de organización y de ideología. Se aprueban los "Principios" que se reparten por todo el país en 30.000 ejemplares. A partir de esta Asamblea, ETA se define como "movimiento revolucio­nario vasco de la liberación nacional". Nuestro adjetivo se especi­fica más claramente: liberación nacional y Liberación social. Liber­tad de la nación y libertad del hombre.

En Marzo de 1963 se celebra la II Asamblea. Nacen las delegacio­nes en Europa y América. En Octubre del mismo año sufrimos una atroz caída en Bizkaia. Inmediatamente se toman medidas drásticas: propa­ganda masiva, división de Herrialdes, "responsabilización" y "liberalización" de dirigentes, aprobación de los principios de la guerra revolucionaria, etc.

En la primavera de 1964 se reúne la III Asamblea, que ratifica las decisiones tornadas por el Comité Directivo en Octubre del año anterior. En Enero se intenta de nuevo un diálogo con el PNV, a través de Isidro Monzón. El resultado es nulo. No desean ni unión ni cooperación. El clan de caciques que controla el PNV nos sigue "piropeando" como en los primeros tiempos: chivatos, inexpertos, comunis­tas, masonas, ladrones, contrabandistas (?), etc.

Sin embargo nuestra actividad se va incrementando y nos vamos afianzando en la confianza del pueblo. Del pequeño grupo de estudiantes llenos tan sólo de buena voluntad vamos pasando, por la experien­cia diaria, a acercarnos cada vez más al pueblo trabajador. De un núcleo cerrado y reducido hemos pasado progresivamente a convertirnos en un movimiento popular de lucha vasca.

Naturalmente, este incremento de nuestra actividad va acompañado de una mayor claridad de nuestra ideología. En los tiempos de EKIN podíamos creer que nuestras diferencias con el PNV se debían a problemas de generaciones y de personalismos. Sin embargo, cuanto más vamos aprendiendo en nuestra experiencia propia y en las ajenas, más nos vamos dando cuenta de que nuestro enfrentamiento se debe a concepciones radicalmente distintas de lo que unos y otros entendemos por nacionalismo, a que no existe un nacionalismo abstracto válido para todos sino que ellos entienden la liberación de Euskadi como nacionalistas burgueses y nosotros lo entendamos únicamente como libera­ción integral, es decir, anti-imperialista y anti-capitalista.

La IV Asamblea consagra esta visión, considerando que la libera­ción nacional y la social no son sino dos caras de la misma moneda, indisolubles una y otra. Como se decía en la 'Carta de los intelec­tuales": "Para ETA, los problemas "nacional" y "social" son abstrac­ciones de una misma realidad, creada en el desarrollo del capita­lismo en nuestra patria. Y si es una realidad, parece lógico que una sea también la lucha emprendida para modificarla."

Sin embargo, esta clarificación de nuestra lucha no se produce sin problemas. Ninguna evolución social ni ideológica se realiza en línea recta. A consecuencia de algunos problemas prácticos de la organización, uno de nuestros miembros dirigentes comienza a ejercer una influencia creciente en la orientación de las publicaciones. Al mismo tiempo, para reforzar sus posiciones, abre de "facto" la entrada en ellas a un grupo pequeño de socialistas de izquierda. El tono de las publicaciones comienza a cambiar. Algu­nos de los miembros del exterior lo denuncian inmediatamente. Esas y otras denuncias son archivadas La tesis de estos recién llega­dos se va desenmascarando progresivamente: para ellos, la liberación nacional vasca es un freno a la liberación social, la cual sólo pue­de conseguirse con la unión de la clase obrera de todo el Estado español. Esta es la tesis que mantienen en el ZUTIK número 42 y aún descaradamente en el nro. 43 (número que no se repartirá en Bizkaia). Ante la gravedad de la situación, y en uso de sus facultades, el Co­mité Ejecutivo expulsa de ETA por españolismo al que está realizando tal labor de zapa junto a tres de sus compañeros. Al mismo tiempo el Comité Ejecutivo convoca para fines de Diciembre de 1966 la V Asamblea, a la que somete su gestión y sus decisiones.

En esta última Asamblea, ante la insistencia de algunos de los asistentes se examina cuidadosamente la decisión tomada por el Eje­cutivo. Se examinan los textos discutidos y las ponencias presen­tadas en la Asamblea. Más del 80% de los asistentes y cerca del 95% de los votantes (pues algunos se abstienen) aprueban la expul­sión de los españolistas.

Se aprueban nuevos textos, tanto ideológicos como de organización, y, asimismo, publican los acuerdos tomados para información de cuantos miembros y simpatizantes están atentos a la crisis planteada.

 

I PARTE

¿QUÉ SIGNIFICA SER VASCO? 

‘Hemos nacido vascos y nos sentimos vascos. Esto lo sabemos de forma inmediata, instintiva. No hace falta que nadie nos lo expli­que, lo sabemos, es un hecho.

Sin embargo, este hecho, esta realidad, nos es negada, robada y atacada todos los días y en todas las actividades. La represión antivasca ha cambiado de formas a lo largo de los años, pero sigue siempre ferozmente hacia su meta: la desaparición de todo lo vasco, el genocidio de todo el pueblo vasco como pueblo para sumergirnos en una masa anónima, sin personalidad propia. Hoy la represión nos arroja algunas migajas insignificantes, pero mientras nos está ro­bando los trigales.

Entra las costumbres del pueblo vasco existe ya otra más: la de ser encarcelados. Somos encarcelados por cantar nuestras canciones; somos encarcelados por repetir la perogrullada de que somos VASCOS; somos encarcelados por asistir a nuestras fiestas; somos encarcela­dos hasta por llevar "kaikus".

A los vascos que viven a la otra orilla del Bidasoa, a nuestros hermanos que hablan nuestra misma lengua, tienen nuestras mismas costumbres y tradiciones, tienen la misma "ikurriña" y cantan las mismas canciones, quieren que les llamemos extranjeros.

A quienes ni hablan nuestra lengua, ni tienen nuestras costum­bres, a quienes aman otra bandera y cantan otras canciones, a quie­nes llegan incluso a odiar todo lo vasco, a estos quieren que les lla­memos "hermanos".

A lo largo del siglo XIX y de la mitad del actual, han cambiado muchos gobiernos en el Estado español y en el francés, han cambiado, incluso, las formas de gobierno. Pero todos ellos sin diferencia de "color ni grito", han continuado la misma política antivasca que iniciaron los Borbones en ambos Estados. En el Estado español, la misma II República fue obstinadamente antivasca hasta que se suble­vó el general Franco. Entonces, a los dos meses y medio de la sublevación, nos entregó un Estatuto, para que peleáramos junto a ella: nos reconoció un Estatuto-parapeto. Las diferencias entre el Pueblo Vasco y el Estado español no son debidas a un problema gubernamental español ni a un problema de forma de gobierno española. Se deben, única y exclusivamente, a que el pueblo vasco exige su propia forma de gobierno en uso legitimo de su derecho de autodeterminación y a que este Gobierno Nacional Vasco está en total oposición con las estructuras permanentes del Estado español, como lo están les reivindicaciones de los Países Catalanes, Galicia, las Canarias.

Por otra parte, el 80% del Pueblo Vasco es asalariado, ocho vas­cos de cada diez trabajamos para otros (precisamente para nuestros opresores), y en vez de recibir todo lo que producimos con nuestro trabajo, recibimos solamente un salario, es decir, una parte de lo que hemos producido. Ocho vascos de cada diez necesitamos alquilar nuestras cabezas y nuestros brazos para poder vivir, a otros hombres, cuyo único móvil es sacar la mayor ganancia posible, sin tener ja­más en cuenta nuestras necesidades ni las de nuestro pueblo.

Euskadi, el Pueblo Vasco, es un pueblo sometido a una doble ex­plotación: la opresión nacional a manos del imperialismo chovinista, y la social a manos del capitalismo inhumano. Pero no podemos olvi­dar que, precisamente, el sistema imperialista esta en manos de la oligarquía capitalista que explota a todos los pueblos sometidos por el Estado español, incluido el propio pueblo español, Por otra par­te, la oligarquía capitalista y españolista o francesa está cada vez más aliada a la oligarquía capitalista americana.

El Pueblo vasco es un pueblo oprimido y colonizado. Todos nos­otros, salvo los explotadoras vendidos a la oligarquía, somos hombres y mujeres explotados como vascos trabajadores.

El pueblo vasco lucha contra su doble opresión, enfrentándose a las oligarquías que le oprimen directamente y a las que les ayudan. Todos sus enemigos pueden ser nuestros amigos. Todos sus amigos son nuestros enemigos.

Queremos un Euskadi libre del imperialismo extranjero, libre de cualquier imperialismo extranjero, Queremos una Euskadi libre del capitalismo, libre de cualquier capitalismo, vasco o extranjero. Queremos una Euskadi libre para que el hombre vasco sea libre.

1).- Cultura

Todo grupo de hombres en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento de la historia necesita satisfacer una serie de necesidades: comer, dormir, reproducirse, etc., exactamente igual que los anima­les que le rodean. La satisfacción de estas necesidades es vital pa­ra el hombre: si éste no las satisface, muere. Esto es evidente.

Ahora supongamos un grupo de hombres situado en los tiempos más primitivos que queramos imaginar Estos hombres necesitan alimentarse y han de buscar en su comarca el alimento necesario. Si no hay frutos suficientes o bien estos no existen en esa comarca, tienen que cazar animales. Si en esa comarca, por ejemplo, hay gran cantidad de jabalíes, estos hombres se encuentran con que no pueden ca­zarlos con las manos desnudas: tienen que inventar puñales, hachas, lanzas, arcos, etc. Por otra parte, estos hombres necesitan protegerse del clima, construyen chozas o buscan cuevas habitables, descubren el fuego, etc.

Los hombres se enfrentan con la Naturaleza y la van dominando. A cada necesidad biológica, vital, los hombres oponen una respuesta humana, cultural. La necesidad es sentida biológicamente, pero el hombre responde siempre con una respuesta cultural. Las hachas, las ropas, las chozas, son respuestas humanas conscientes. Esto está de­terminado por un hecho muy simple: los hombres, como los animales, sienten necesidades biológicas, para cuya satisfacción necesitan acu­dir a la Naturaleza. Pero los animales tienen instintos, es decir, sus respuestas a las necesidades están determinadas biológicamente, no son respuestas conscientes. El hombre, per el contrario, no está determinado por los instintos, aunque esté condicionado en diferente grado por ellos. Por esto, la respuesta del hombre a sus necesidades es consciente, cultural, humana.

No sólo eso: para cazar no basta, muchas veces, un solo hombre. Se necesitan varios y estos han de organizar las partidas de caza. El grupo necesita organizarse: se dividen en grupos más reducidos especializados en ciertos trabajos: los preparadores de armas, los cazadores, los encargados de las tareas domésticas (que son, por re­gla general, las mujeres, debido a sus embarazos que no les permiten participar en trabajos mas duros), los brujos, los encargados de con­seguir la protección de les dioses y de interpretar los desees de éstos, etc. Ahora bien, cuando mas necesaria es la organización del trabajo en el grupo, tanto más necesaria se hace también la comuni­cación entre sus miembros: apareen los rudimentos de su lenguaje, aparecen los símbolos, que la misma vida social del grupo exige sean cada vez más exactos, más concretos.

Al mismo tiempo aparecen las instituciones primitivas, consecuencia de la necesidad de organización del grupo: familia, clan, tribu, cazadores, alfareros, herreros, etc. Cualquiera de estas institucio­nes funciona según un mecanismo interno, que no siempre es reconoci­do claramente por los mismos que los practican y lo siguen.

En su evolución, a su vez, los problemas aumentan porque a cada nueva respuesta (mejor organización, técnica más productiva, nueva institución, etc.) estas respuestas se aceptan como nuevas normas del grupo y se convierten en nuevas necesidades para él. Para comer,
necesita cazar; para cazar, necesita ames y organizarse; para orga­nizarse necesita crear nuevas instituciones y un sistema perfecciona­do de comunicación. Las nuevas necesidades se hacen imprescindibles y son asumidas por el grupo como vitales, tan vitales como las pri­meras necesidades que han originado estos nuevas.

A medida que el grupo se va desarrollando y consiguiendo niveles más altos de división del trabajo y de obtención de bienes, las ins­tituciones-respuestas se van haciendo también más complicadas. Se van creando nuevas necesidades y éstas exigen nuevas respuestas. El proceso sigue su marcha, haciéndose cada vez más complejo. Algunos grupos de hombres se han detenido en su historia en un grado deter­minado del proceso, otros han proseguido su evolución cultural. El resultado es la actual civilización industrial, que ha cubierto prácticamente toda la tierra y todos los países.

Así pues, Cultura es la serie de respuestas que una colectividad humana de a sus necesidades, primarias (biológicas) y secundarias (culturales).

2).- Nosotros, los vascos.

Un grupo humano existe desde los tiempos más remotos a ampos la­dos de los Pirineos, según nos indica la antropología y la arqueología más modernas. Viven en un país próximo al mar, montañoso, de clima húmedo, numeroso arbolado y numeroso ríos.

Este grupo se encuentra con unas necesidades que cubrir para lo cual he de dominar a la Naturaleza que le rodea. En tiempo húmedo, hacen fuego para protegerse del frío. Tienen árboles abundantes: necesitan instrumentos para conseguir leña y los crean, "aitz", la piedra, el hacha. Crean una respuesta humana, cultural a la nece­sidad biológica. Necesitan cazar en un país con animales fuertes: utilizan sus armas, ese hacha, esa lanza, ase arco y flechas pinta­das en las cuevas. Algunos domestican ganado y viven en los pastos altos del país: se hacen pastores. Otros que viven junto al mar, fabrican anzuelos, arpones para la pesca. Más adelante pequeñas embarcaciones: serán los pescadores, los futuros arponeros de ba­llenas. Cada subgrupo responde a las necesidades especiales que siente. Todos ellos necesitan comunicarse entre si: crean unos sonidos significativos y dicen "aitz", hacha, y dicen "egurra", le­ña, y dicen "gu", nosotros, y dicen "herri", tierra, y dicen "eus­kera" y "Euskal-herria", para designar su tierra y su lengua.

Este grupo se va humanizando progresivamente, enfrentándose a los restos de la Naturaleza, tal como ésta se presenta en nuestro país. Va creando una cultura, es decir, unas respuestas, unos valores, unas aficiones, unas instituciones propias como respuesta a sus propias necesidades. ES decir, este grupo supera su primiti­vismo, pero lo supera (como todos los demás grupos humanos) de una forma propia y específica, es decir, a través de una cultura espe­cífica propia..

3).- Trabajo, idioma y etnia.

Cuando un grupo primitivo humano progresa en su humanización con una cultura propia, eso constituye una etnia.

Todos los hombres tenemos unas necesidades comunes. Pero las respuestas de cada grupo a esas necesidades no son las mismas, son distintas en cada etnia, en cada cultura.

Hoy en día, en la Gran Bretaña acostumbran a dormir con las ven­tanas abiertas; desde niños están acostumbrados a hacerlo así. En­tre respirar aire puro y protegerse más del frío, eligen la primera solución. En los Países Escandinavos se bañan en agua helada. Para ellos es lógico; paro los habitantes de otros países puede parecer casi un suicidio.

Cultura es todo lo que hombre opone a la Naturaleza. Cultura es lo específicamente humano. El Pueblo Vasco ha ido elaborando una cultura propia, es decir, un sistema de respuestas propias a las ne­cesidades biológicas.

Ahora bien, ante la misma situación, cada hombre reacciona de une forma personal, según su carácter, su edad, su fuerza, etc. Lo mis­mo ocurre, con ciertas diferencias, con los pueblos. Naturalmente, en todos los pueblos existe un campo de variación muy amplio, de los que podíamos llamar el "promedio general". Sin embargo, a nivel general es indudable que cada grupo general reacciona colectivamen­te según este "promedio", según las normas de su cultura propia, se­gún los valores en que ha sido educado.

El hombre, mediante el trabajo, construye un ambiente cultural habitable y prosigue así su evolución cultural. El trabajo produce la cultura; cazando, construye chozas, fabricando cacharros de ba­rro, va haciendo una cultura del trabajo. Por su parte, el idioma no aparece de repente. El idioma es una exigencia del trabajo, es un instrumento del trabajo del hombre en grupo. No es simplemente el medio de expresar sentimientos de un grupo humano. Es bastante más que eso: es el vehículo vivo de la cultura producida por el trabajo y el mejor indicador de la clase de respuesta cultural que ese grupo esta dando a sus necesidades. El idioma, pues, es no sólo instrumento del trato sino que es producto indisoluble del tra­bajo humano. El idioma es un producto social, en relación con el conjunto de las actividades prácticas del hombre en la sociedad. El idioma es un elemento infraestructural de la sociedad humana, puesto que es una condición indispensable para la vida del hombre en sociedad, para el trabajo en grupo.

Mediante el lenguaje, el hombre:

1). Se comunica y relaciona con sus rompa eros humanamente.

2). Transmite a las generaciones siguientes la experiencia de las generaciones pasadas y las suyas propias. Al mismo tiem­po, les transmite sus formas de ver el mundo, las cosas, la vida, etc.

3). Porque el lenguaje expresa una concepción del mundo y de la vida determinadas, puesto que cada pueblo analiza los hechos y los problemas a través de su propia experiencia y así juz­gará justo lo que otro considere injusto, bello lo que otros consideren horroroso, etc.

El lenguaje hace posible, pues, la transmisión de la experiencia y de esta forma crea la Historia. Sin ninguna duda el lenguaje con­diciona la visión del mundo del pueblo que lo habla, y a se vez, esta misión del mundo reacciona sobre el lenguaje, haciéndolo variar a lo largo del tiempo. Esta tesis es admitida hoy por todos los científicos mundiales, desde los etnilin­güilstas americanos hasta los marxistas polacos.

Cuando un pueblo posee una misma concepción del mundo y de la vida, una misma escala de valores y de respuestas, podemos decir que esa pueblo tiene una "formación síquica" determinada, lo que no excluye, como ya hemos dicho, que los individuos particulares se apartan mas o menos del promedio general.

Cada pueblo piensa en su idioma y esta lengua —"realidad inmediata del pensamiento"— actúa sobre la forma de entender el mundo mientras que las condiciones del mundo exterior actúan en el nacimiento y desarrollo de la lengua. Es una relación dialéctica.

La Etnia aparece cuando el grupo humano posee una lengua y una formación síquica determinada y bien establecida gráficamente:

Enfrentamiento al medio

                                         Formación síquica)

                                                                           ( Etnia

                                                              Lengua)

Herencia cultural

4).- Nacionalidad

 Ya hemos visto que la etnia viene determinada por la unidad de cultura. No se trata primordialmente de un fenómeno de raza, sino de un fenómeno de cultura. Actualmente, se halla todavía muy obscuro el problema de la transmisión de la herencia genética, pero parece indudable que la herencia cultural es, con mucho, la de­cisiva en la formación humana. También es indudable que, en el pa­sado, la pertenencia a una comunidad racial representaba un papel más importante que hoy en la formación etnia. Todavía hoy encontra­mos en la comunidad racial puede representar un papel importante en las luchas sociales.

Pera actualmente, la cultura no se transmite ciertamente por la sangre, sino por la convivencia con un grupo humano, en un mismo horizonte cultural, por el enfrentamiento a unos mismos problemas, Con unas normas y valores aceptados como válidos.

Cuando la etnia se ve enfrentada a una realidad que la niega (es decir, a una cultura distinta), toma conciencia de si misma y se transforma en nación. El pueblo adquiere conciencia nacional, es decir, de su unidad global, de su personalidad propia y de la nece­sidad da defender esta personalidad. En suma, la Etnia conciencia es la Nación. La etnia, al verse enfrentada a una realidad que la amenaza elabora su respuesta cultural: la conciencia nacional.

A lo largo de la historia de los pueblos del mundo, ha habido muchas etnias que han desaparecido, unas veces por ser aniquiladas por las armas de sus enemigos, otras veces por haber sido absorbidas por la cultura de otras etnias más poderosas o mejor preparadas.

Otras etnias, sin embargo, aún enfrentadas a enemigos numerosos y bien armados material y culturalmente han tomado conciencia de sí mismas y se han convertido en Nación. En Europa, tenemos claros ejemplos con los polacos, los húngaros, los flamencos, los bretones, los catalanes, los gallegos, etc. En general, la conciencia nacional ha surgido en Europa como una reacción al centralismo impuesto por los Reyes Absolutos. Durante la Edad media, no existía conciencia nacional de la misma forma que no existía Estado en el sentido en que hoy lo entendemos.

Por eso mismo en la Edad Media la defensa de los Estados vascos se realizaba frente al Rey de España, y jamás contra el Gobierno español, pues éste era incompetente para los asuntos vascos. Y otro tanto podemos decir del norte de Euskadi.

Cuando la Monarquía Absoluta deja paso a la Monarquía Liberal, dominada por la burguesía centralizadora, y los Fueros son arrancados de la vida vasca, y la enseñanza obligatoria se centraliza desde Madrid en la lengua de la oligarquía española, la etnia vas­ca comienza a tomar conciencia de sí misma. Ya en 1857, cuando la Ley de Instrucción Pública unificaba la enseñanza bajo el control del Ministerio de Fomento, las cuatro Diputaciones Forales vascas protestaron ante la reina Isabel II, reclamando el derecho a nombrar maestros porque estos debían conocer el idioma vasco y era necesa­rio que no vinieran a enseñar al País, "gentes extrañas a la len­gua y a las costumbres especiales", como decían en el escrito.

En la defensa del vasquismo contra el centralismo jacobino es­pañol y francés, los vascos del Sur han de equivocarse lamentable­mente, creyendo que la solución del problema se haya en la coloca­ción en Madrid de un monarca absoluto, que respete los Fueros, co­mo sus predecesores. El Pretendiente carlista no demostró ningún entusiasmo por jurar los Fueros y , al final da la I guerra carlista, antes del compromiso de Bergara„ el mismo general Maroto había comprendido tan exactamente el carácter vasquita de la lu­cha que durante unos meses proyectó la expulsión del Pretendiente y su camarilla y el establecimiento de una república vasca. Al otro lado de las trincheras, el carácter fuerista de la lucha era también perfectamente conocido.

Por su parte, un coronel del ejército liberal, Pascual de Chu­rruca, escribía en una revista de Madrid: "Dícese por algunos que la guerra de las provincias del Norte es guerra de principios y no guerra de fueros; pero yo les contesto que sus naturales no se matan porque triunfen principios de absolutismo y tiranía, sino porque los ambiciosos y los agentes del fanatismo les hicieron y continuarán haciendo creer que iban a perder sus fueros. Esta es la base sólida y terrible de la guerra de estos países."

En 1854, el mismo Marx escribía: "Los movimientos revoluciona­rios españoles ofrecen desde comienzos de siglo un aspecto notablemente uniforme, con excepción de los movimientos en favor de privi­legios provinciales y locales que agitan periódicamente las provin­cias del Norte..." Y en el mismo año decía: "Y si la Monarquía Abso­luta encontró ya en España una base material, que por su propia naturaleza repelía la centralización, ella misma hizo además cuanto pudo por impedir que se establecieran intereses comunes... Así pues la monarquía española, a pesar de su semejanza superficial con las monarquías absolutas de Europa en general, debe ser catalogada mas bien junto con formas asiáticas de gobierno. Como Turquía, España siguió siendo un conglomerado de repúblicas mal regidas, con un gobierno nominal al frente."

Después del fracaso de las guerras carlistas, el pueblo vasco responde a la centralización genocida chovinista con una nueva res­puesta: el nacionalismo. El "Euskotarren aberria, Euzkadi da" de Sabino Arana simboliza la alternativa real del problema: o el pue­blo vasco se autodetermina y se gobierna por sí sólo, en función de sus propias necesidades, o el pueblo vasco está condenado a desapa­recer. Desde Sabino Arana no hay vasquismo sin nacionalismo. Todo vasquista consecuente, tiene que ser nacionalista.

El nacionalista vasco, como el catalán y el gallego, son las respuestas culturales de estos pueblos a una realidad exterior ame­nazadora, opresora.

5).- Nacionalismo revolucionario y nacionalismo imperialista.

Como todos los términos políticos, la palabra "nacionalismo" tiene actualmente un significado ambiguo. Nosotros combatimos el naciona­lismo español en nombre del nacionalismo vasco. ¿Es porque ser vasco es ser algo mejor que ser español? No, no es este el problema.

Lo que ocurre es que una nación puede desarrollar sus propias ca­racterísticas, su cultura, su propia personalidad y preocuparse sólo por mantener eses características. Sin embargo, a lo largo de la Historia encontramos pueblos que han tratado de imponer sus propias culturas a aquellos diferentes. Ambos pueblos tienen su cultura na­cional, pero los primeros se limitan a defenderla, mientras que los segundos, además de eso, quieren imponerla.

Existe, pues, un nacionalismo opresor, imperialista, y un nacio­nalismo popular, no imperialista. Cuando los nazis alemanes se van apoderando de toda Europa construyeron un Imperio basado en la teoría de su superioridad nacional-racial. Este era un nacionalismo de gran potencia, un nacionalismo imperialista. Por su parte, cuando los resistentes franceses, por ejemplo, defendían su propia personalidad contra el nacional-imperialismo nazi ejercitaban sus derechos legí­timos, defendían su nacionalismo popular.

Ahora bien, puede que los oprimidos se conviertan en opresores. Así, por ejemplo, la cultura francesa estaba desarrollando un nacio­nal-imperialismo contra las culturas de los pueblos no franceses sometidos al Estado francés: bretones, catalanes, alsacianos, vascos, etc.

En África del Sur para defender la opresión y los privilegios con­siguientes, los blancos han tenido que crear toda una ideología sobre su superioridad y un sistema de gobierno: el "apartheid". Le Mayoría negra se rebela contra su opresión. Son nacionalistas. Quieren expulsar a los blancos y establecer su propio Estado, su propio Gobier­no, sus propias leyes y costumbres y un sistema político que garantice su libertad y sus derechos. (En África del Sur para defender la opresión y los privilegios consecuentes, las blancos han tenido que crear toda una ideología sobre su superioridad y un sistema de go­bierno).

En África del Sur, como en Rhodesia (Zimbabwe), se enfrentan dos nacionalidades totalmente opuestas: un nacionalismo racista blanco, opresor, apoyado en la fuerza, y un nacionalismo negro, popular, de pueblo oprimido. Un problema análogo es el que enfrenta en USA a negros y blancos.

6).- Nacionalismo y burguesía vasca.

El problema nacional en Euskadi es complejo, puesto que las condi­ciones objetivas que se han dado en nuestra historia no permiten que el caso vasco entre en los esquemas clásicos de opresor-oprimido, colonizador-colonizado: Al ser un problema más complejo, necesita ciertamente un analizáis más profundo, más dialéctico.

La complejidad del problema se debe a que la evolución económica del Estado liberal español no siguió el clásico esquema: industria­lización de la metrópoli central y explotación de materias primas y mercados colonizados periféricos, sino que la evolución se produjo el revés. Se industrializó la periferia de los países no españoles mientras el poder político seguía siempre en la metrópoli central, en manos de una oligarquía terrateniente.

En estas condiciones, a las burguesías, motoras de la industria­lización del siglo XIX, en Catalunya y Euskadi, les quedaban dos alternativas: la creación de un Estado nacional propio (como hicie­ron las burguesías europeas en el mismo siglo) o bien el pacto con el poder español reconociendo a éste su función política y obtenien­do, como recompensa, la explotación del mercado unificado de todo el Estado español.

La burguesía catalana inició esta segunda vía mucho antes que la vasca, puesto que los Países Catalanes habían sido despojados de sus fueros en 1707, por el primer Borbón español. Otro factor la ayudó a tomar esa vía: que la industrialización del textil se habla iniciado antes que el proceso de industrialización metalúrgi­co de Euskadi.

En el caso de la burguesía vasca, el problema se planteaba de forma diferente. Durante siglos, los Fueros Vascos se hablan enfrentado al absolutismo de los Austria y Borbones. Durante estos siglos, había nacido una burguesía mercantil, comerciante o navie­ra, que había luchado duramente por imponerse y dominar las Juntas forales, para conseguir así mayor libertad de acción. En estas lu­chas, la burguesía no había dudado en buscar apoyos en el Rey español. Pero, al mismo tiempo, los burgueses se habían opuesto a toda derogación de los Fueros por los monarcas españoles, y se hablan unido e las Juntas forales en esta defensa.

¿Cuál era la razón de esta aparente contradicción? Una muy sim­ple, la burguesía mercantil vasca tenía todo su mercado y sus nego­cios en Europa, al Norte del mar de Bizkaia. En el Estado español, el comercio de América estaba monopolizado primero per Sevilla y después por Cádiz, y los reinos sometidos a los Borbones estacan sometidos a pesadas cargas fiscales y pobreza económica crónica. En estas condiciones los burgueses vascos no tenían ningún interés en la desaparición de los Fueros vascos, que señalaban fronteras fis­cales con España y así les protegían de la voracidad de los ministros españoles.

Las cosas iban a cambiar después de la guerra contra Napoleón. Cuando los Barbones fueron restaurados en los Estados francés y espa­ñol, la coyuntura económica y el horizonte europeo habían dejado muy atrás los problemas del siglo XVIII y anunciaban ya la gran oleada industrializadora. La burguesía mercantil vasca encontró que habla perdido los mercados del norte, debido a la industrialización, especialmente inglesa y belga. Ahora bien, descubrió igualmente que esta industria estaba interesada en la obtención de mine­ral de hierro bizkaino. Los negocios antiguos habían terminado. Otros nuevos empezaban si la burguesía conseguía exportar el mineral de hiervo y, con las ganancias, importar artículos manufacturados para venderlos en el mercado español, hacia negocio por partida do­ble. Sólo un obstáculo se oponía a ello: los Fueros. En efecto, el régimen foral de los vascos prohibía la exportación ilimitada ("liberal") del hierro y, al tener aduanas fiscales con España im­pedía la venta libre de artículos en el amplio mercado español. Desde este momento, la política de la burguesía, consecuente con sus intereses, dio un giro de 180o y se hizo resueltamente antifue­rista y españolista. La burguesía vasca no encabezó la revolución burguesa vasca, sino que se alió con el poder centralizador e impe­rialista español de los grandes latifundistas.

Ahora bien, todos los alegatos jurídicos, todas lea razones polí­ticas, históricas y sociales eran simple papel mojado ante el incre­mento de la industria en la Ría de Bilbao. La creación de esta industria fue el efecto del regreso de los barcos que llevaban hierro a Inglaterra y que volvía cargados de carbón. El pacto de la burgue­sía vasca con el poder español se había celebrado en beneficio de ambos, porque si la burguesía intensificaba su capital y su poder económico, transformándose en burguesía industrial, por su parte el poder español se aseguraba un control de los medios dirigentes vas­cos y, al mismo tiempo, pedía invertir los beneficios obtenidos en la expoliación de sus tierras españolas en la industria, productora de beneficios más cuantiosos y rápidos. El pacto significaba sim­plemente una alianza de la burguesía vasca y de los terratenientes españoles en perjuicio de los pueblos de ambas partes. La revolu­ción burguesa vasca quedaba así decapitada y la revolución burguesa española quedaba debilitada en sus posibilidades debido al robuste­cimiento de le oligarquía dominante.

Con estos lastres a sus espaldas, aparece una nueva concepción del vasquismo: el nacionalismo Sabiniano. Sabino fue plenamente consciente de que su visión del nacionalismo era muy personal. Ya en 1879 escribía a "Kizkitza": "...una idea espantosa me ha asal­tado la mente: moriré y no nacerá otro que conciba el nacionalismo como yo lo he concebido..." (Carta del 2 de Noviembre). El radicalismo con que planteaba al nacionalismo, en una visión ultra-cató­lica y filo-racista, es posible que le diera la fuerza necesaria para crecer en los primeros momentos, pero había de ser una barrera infranqueable para muchos vasquistas y para los trabajadores inmi­grados. Sabino era también consciente de que los cambios de cir­cunstancias imponían cambios da táctica. Así, sobre su anti-espa­ñolismo, escribía el mismo año 1897, cinco después de la aparición de "Bizkaitarra", el primer semanario nacionalista: "Bizkaitaira” fue tal como fue porque así hacia falta entonces; hoy, y sobre todo en Bizkaia, ya no haría falta hablar contra España, y yo mismo, que a los ojos de los que no me conocen debo ser una fiera que no puede estar más que riñendo con todos, yo escribiría un periódico en el que nada, lo más mínimo, se dijese contra España. ¿Es acaso condi­ción precisa para ser un periódico nacionalista hablar contra España?

El llamamiento de Sabino cuajó únicamente, al principio, entre la pequeña burguesía. A primeros del siglo XX, las fuerzas estaban perfectamente alineadas en Euskadi. Por una parte, la burguesía industrial, transformada casi completamente en financiera, y españolista; por otra parte el proletariado inmigrado, republicano-so­cialista y también españolista; en medio la pequeña burguesía y el campesinado euskalduna que iban derivando del carlismo al nacionalismo y, finalmente, anidado en ciertos sectores campesinos y en algunos pequeños burgueses aislados, el carlismo, todavía envuelto en ciertos ropajes fueristas, pero cada vez mas controlado por dirigentes integristas y españolistas. Es indudable que durante casi un cuarto de siglo, el nacionalismo sabiniano fue la expresión política de la pequeña burguesía.

Estando el movimiento nacionalista en manos de la pequeña burgue­sía, esta no tenía otra alternativa que, o convencer a la gran bur­guesía a intentar la aventura secesionista en una coyuntura desfa­vorable para al Estado español, o aliarse con el pueblo para iniciar un movimiento de resistencia, que culminara en una revolución. Pero el super-catolicismo de los nacionalistas así como su sectarismo les impedía pactar con los emigrantes españoles que, en su mayoría, seguirían sintiendo como españoles. Los únicos beneficiados de es­ta dispersión de las fuerzas potencialmente revolucionarias habían de ser precisamente los capitalistas españolistas.

Sin embargo, ante la fuerza creciente del nacionalismo y el ejem­plo de la burguesía catalana, que dominaba enteramente el nacionalismo catalán para sus propios fines, un sector de la burguesía va a intentar y lograr el control del PNV. En efecto, gracias a una ma­niobra bien montada, son expulsados los dirigentes nacionalistas, a su cabeza Luis de Arana-Goiri y el PNV es transformado en Comunión Nacionalista Vasca, un año más tarde, 1916.

La política de la CNV iba a seguir la senda catalana: demanda de Estatuto de Autonomía en 1917-18, presión política en Madrid para obtener ventajas económicas, etc., etc.

Cuando la política española hizo ver hasta a los más obtusos la imposibilidad de esta política, un sector nacionalista hizo oír su protesta y fue expulsado (1921) por los dirigentes de la PNV (Engra­cio de Aranzadi "Kizkitza", Eleizalde, Chalbaud, Sota, Zabala, Epal­za, Ortueta, Horn y Areilza, un joven abogado llamado Jesús María de Leizaola, etc.) ,Los expulsados son Eguilleor, Gallastegui, Je­mein, Errazti, etc., los cuales (Declaran Facciosos a los dirigentes de la CNV y resucitan de nuevo el PNV. Así hasta su reunificación en 1930, aparecerán dos partidos nacionalistas con sus periódicos "Euskaldi" de la CNV, y "Aberri", del PNV.

No podemos seguir, en este número, con la historia del nacionalis­mo vasco. Con lo dicho queda bien claro que el nacionalismo no ha estado nunca, ni podía estarlo lógicamente, por encima de los problemas sociales de Euskadi. Lo que nos proponíamos con la breve histo­ria anterior era demostrar palpablemente cómo el nacionalismo vasco no ha existido nunca en "abstracto", sino siempre en concreto, en una política de clase determinada, que en aquellos momentos podía ser inconsciente para sus autores (para algunos, sólo) pero que hoy en día resulta perfectamente claro.

El nacionalismo vasco que hoy defendemos es un nacionalismo anti‑chovinista, es una concepción cultural, en el sentido que hemos ha­blado de cultura, etnia, etc. Nosotros afirmamos que existe un pue­blo vasco es decir, una etnia concienciada, una etnia con plena con­ciencia nacional. Afirmamos que las vascos son hombres que piensan y que sienten precisamente en vasco, es decir, queremos ser lo que somos y no lo que son otros. Sólo así podremos desarrollarnos ínte­gramente y auténticamente como seres humanos y como pueblo. Tenemos el mismo derecho que todos los demás pueblos a ejercer nuestra auto­determinación y a gobernarnos por nosotros mismos, en función de nuestras propias necesidades y no en función de los papeleos de los burócratas hispano-franceses.

Los vascos de ambos lados del Pirineo somos un mismo pueblo. Queremos ser realmente un pueblo, queremos ser libres para poder deter­minar libremente nuestras necesidades y poder elegir libremente las soluciones para esas necesidades. Queremos un sistema de producción pensado en función de todo el pueblo, queremos unas instituciones elegidas por todo el pueblo, querernos una cultura popular, creada por el pueblo y para el pueblo.

Cada pueblo aporta sus respuestas al caudal cultural sus respues­tas al caudal cultural de toda la Humanidad. Este caudal se enrique­ce con todas las aportaciones y se empobrece cuando se extermina al­guna de ellas. Es posible que todas las culturas humanas lleguen un día a sintetizarse en una cultura universal, que recoja las respuestas mejores y más adecuadas exigidas por las necesidades humanas. Ante las infecciones, hoy se administre a todo el mundo los antibióticos. Estamos de acuerdo. Pero esta síntesis de culturas ha de estar determinada por la experiencia, por el libre juego de unas y otras res­puestas contrastadas en la realidad. No podemos admitir jamás, como hombres, una cultura universal impuesta por la sangre y el hierro, una cultura que se imponga a todos los demás, en un grado de colo­nialismo jamás conocido.

Nosotras creernos que cuantas más aportaciones culturales, cuantos más ángulos de percepción posea la Humanidad, tanto más se verá enri­quecida y tanto más objetivamente conoceremos la realidad y podremos dominarle.

No pretendemos imponer nuestra concepción del mundo a los demás pueblos, pero si exigimos que nadie pretenda imponernos la suya por la fuerza. Debemos sobrevivir con nuestra autentica personalidad, deseamos que sobreviva nuestro pueblo con su cultura propia.

Quizá desaparezcamos un día como pueblo y como cultura. Pero esa desaparición ha de ser fruto de un proceso natural, no de la opresión imperialista y colonialista hispano-francesa.

Los colonialistas españoles y franceses, al pretender imponernos sus cultura ¿Quiénes son hoy los racistas, quiénes los chovinistas? Nuestra defensa del vasquismo es una apor­tación al internacionalismo, es una aportación humana y cultural. Su política, por el contrario, es una muestra de chovinismo genocida.

El cantante catalán Raimon respondió, cuando le dijeron que si cantaba en español le entendería más gente, que, si se trataba de can­tidad, tendría que cantar en chino, porque son 700 millones.

Internacionalismo no significa españolismo. ¿Cuándo van a compren­der esto los chovinistas españoles?