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PREFACIO

 

 

En el sexto tomo de la presente edición se insertan obras escritas por Vladimir Ilich Lenin durante el período comprendido entre julio de 1916 y julio de 1917, en los años de la guerra imperialista mundial y de la revolución iniciada en Rusia en febrero de 1917.

En sus artículos, informes, discursos y folletos, Lenin elaboró la teoría del imperialismo y de la revolución socialista, fundamentó científicamente la solución de los problemas más candentes de la época: la actitud hacia la guerra, el problema nacional y la transformación de la revolución dernocrát.ica burguesa en revolución socialista.

Apoyándose en un profundo estudio del imperialismo, Lenin descubrió la ley de la desigualdad del desarrollo económico y político del capitalismo en la época del imperialismo y, partiendo de esta ley, llegó a la conclusión de la posibilidad del triunfo del socialismo inicialmente en un solo país o en varios países. "La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo —escribió Lenin en el artículo Laconsigna de los Estados Unidos de Europa-— De aquí se deduce que es posible que el socialismo triunfo primeramente en unos cuantos países capitalistas, o incluso en un solo país capitalista". Lenin volvió a tratar este problema en su trabajo Sobre la caricaturadel marxismo y el "economismo imperialista" (1916) y en el artículo El programa militar de la revolución proletaria (1916).

Estrechamente unida a esta deducción está otra que hizo Lenin sobre la base de un exhaustivo análisis del proceso revolucionario mundial en la época imperialista: la diversidad de vías de transición de los distintos pueblos al socialismo. En el artículo

Sobre la caricatura del marxismo y el "economismo imperialista", Lenin destaca la especificidad de las condiciones socioeconómicas y políticas en diferentes países y subraya que "la misma diversidad aparecerá en el camino que ha de recorrer la humanidad desde el imperialismo de hoy hasta la revolución socialista del mañana. Todas las naciones llegarán al socialismo, eso es inevitable, pero no llegarán de la misma manera; cada una de ellas aportará sus elementos peculiares a una u otra forma de la democracia, a una u otra variante de la dictadura del proletariado, a uno u otro ritmo de las transformaciones socialistas de los diversos aspectos de la vida social". No obstante, toda la diversidad de formas del paso del capitalismo al socialismo en distintos países, el contenido de estas formas será siempre el mismo: dictadura del proletariado. En sus obras de este período Lenin desarrolló la teoría marxista de la dictadura de la clase obrera, de sus tareas y formas: "La dictadura del proletariado, única clase revolucionaria hasta el fin —escribió Lenin—, es imprescindible para derrocar a la burguesía y rechazar sus tentativas contrarrevolucionarias".

En las Tesis de Abril (Las tareas del proletariado en la presente revolución) (1917), señero documento programático del marxismo creador, Lenin, al analizar el problema de la forma de la dictadura de la clase obrera que se instauraría en Rusia, tenía en cuenta la experiencia de la Comuna de París de 1871, primer gobierno obrero que conoce la historia, y la experiencia de las dos revoluciones rusas. El estudio de estas experiencias llevó a Lenin al convencimiento de que la forma política de la dictadura del proletariado debía ser la república de los Soviets y no una república parlamentaria de tipo, tradicional. Los Soviets de diputados obreros, cam— pesinos y soldados, que surgieron en los primeros días de la Revolución de febrero por todo el país y que realizaron por sí mismos transformaciones

democráticas, eran organizaciones revolucionarias de las masas, interpretaban directa e inmediatamente la voluntad de la mayoría del pueblo y eran más democráticos que cualquier parlamento. "La humanidad no ha creado hasta hoy, ni nosotros conocemos, un tipo de gobierno superior ni mejor que los Soviets de diputados obrero, braceros, campesinos y soldados" —escribió Lenin en el articulo La dualidad de poderes.

El problema nacional y colonial pasó a ser una cuestión vital de la teoría y la práctica revolucionarias, una parte integrante del problema de la revolución socialista. Le imprimió singular trascendencia la polémica acerca del derecho a la autodeterminación de las naciones, entablada en 1916 en la prensa socialista internacional de izquierda. En sus obras dedicadas al problema nacional y colonial, Lenin desarrolló los postulados marxistas acerca de la necesidad de unir el movimiento proletario con la lucha de los pueblos oprimidos de las colonias y los países dependientes. En los artículos Sobre el folleto de Junius y Balance de la discusión sobre la autodeterminación, Lenin reveló la inconsistencia de la concepción de ciertos líderes del ala izquierda de la socialdemocracia alemana (Rosa Luxemburgo y otros) de que bajo el imperialismo son imposibles las guerras de liberación nacional.

Lenin mostró que la opresión nacional y colonial engendra inevitablemente un antagonismo irreconciliable entre los pueblos esclavizados de las colonias y los países dependientes, de un lado, y el capital monopolista, de otro, y lanza a los pueblos sojuzgados a la lucha libertadora contra el imperialismo. Así lo demostraban los hechos históricos concretos de la lucha liberadora de los pueblos oprimidos durante los años de la guerra (en Indochina, en África y en Irlanda) que desmentían las afirmaciones de que las guerras de liberación nacional son imposibles bajo el imperialismo. Lenin recalcaba el carácter revolucionario de las insurrecciones de liberación nacional, destacaba lo progresivo de la formación, en caso de triunfar estas insurrecciones, de nuevos Estados nacionales independientes. Lenin pensaba que la clase obrera tiene el deber de defender con la mayor decisión el derecho de todas las naciones a la autodeterminación e incluso a la separación y formación de su propio Estado, y de ayudar al levantamiento de los pueblos oprimidos contra las potencias imperialistas opresoras. En el artículo La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación escribió que la clase obrera y su partido marxista en las metrópolis deben respaldar la lucha de los pueblos oprimidos por su liberación, por reivindicaciones democráticas, por la autode— terminación; deben contribuir a esta lucha ensanchándola e impulsándola hasta el asalto directo a la burguesía, es decir, hasta la revolución socialista.

Una parte considerable de las obras incluidas en el presente volumen se refiere al período de la Revolución de febrero en Rusia. En las Cartas desde lejos, escritas en Suiza inmediatamente después de recibirse la noticia sobre el comienzo de la revolución en Rusia, Lenin aquilató las fuerzas motrices, el carácter y la orientación de la revolución consumada y planteó el problema de transformar la revolución democrática burguesa en revolución socialista. El programa de paz formulado por los bolcheviques en 1915, subrayaba Lenin, conserva su valor: renuncia a cumplir los tratados zaristas, armisticio inmediato, paz sin anexiones ni contribuciones, llamamiento a los obreros de todos los países a tomar el poder en sus manos: tales son los principales planteamientos de este programa.

Después de la Revolución de febrero, el Partido Bolchevique pasó a la legalidad y Lenin obtuvo la posibilidad de volver a Rusia.

Entre las obras de Lenin de este período ocupan el lugar central las Tesis de Abril, que tienen como continuación las Cartas sobre táctica, y otros varios artículos. Estos trabajos de Lenin pertrecharon a la clase obrera de Rusia y al Partido Bolchevique con un plan científicamente fundamentado para pasar de la revolución democrática burguesa a la revolución socialista. En las Tesis de Abril Lenin dilucidó los problemas más actuales que se planteaban después del triunfo de la Revolución de febrero: cómo salir de la guerra imperialista, qué forma debía adoptar el nuevo poder estatal, qué medidas económicas urgentes había que tomar, con qué medios se debía combatir el hambre y la ruina y cuál debía ser la táctica del Partido Bolchevique para pasar a la revolución socialista.

Tras haber demostrado que la política del Gobierno Provisional burgués llevaba inevitablemente el país a una catástrofe económica, Lenin escribía: "Hay que preparar sin demora a los Soviets de diputados obreros, a los Soviets de diputados empleados de la Banca, etc., con el fin de empezar a dar los pasos prácticamente posibles y plenamente realizables, primero para fusionar todos los bancos en un solo Banco Nacional; después, para establecer el control de los Soviets de diputados obreros sobre los bancos y los consorcios, y luego, para nacionalizarlos, es decir, para convertirlos en propiedad de todo el pueblo".

En las obras de Lenin de aquellos años se presta una gran atención a la política del Partido Bolchevique en relación con el campesinado. Las Tesis de Abril preveían la confiscación de todos los latifundios, la nacionalización de toda la tierra del país y la administración de la tierra por los Soviets locales de diputados braceros y campesinos.

En los artículos de este período, Lenin denuncia la política antipopular del Gobierno Provisional, quo no había cumplido ninguna de las demandas de las masas populares y que intentaba continuar la guerra imperialista en interés de la burguesía rusa la cual se lucraba con ella. En sus obras, Lenin critica ásperamente a los partidos pequeñoburgueses de los eseristas y mencheviques, quo apoyaban al Gobierno Provisional (¿De qué fuente clasista surgen y "surgirán" los Cavaignac?, Los adeptos de Luis Blanc en Rusia, etc.).

Tal es, a grandes rasgos, el contenido del presente volumen. Igual que los anteriores, va provisto de unas notas aclaratorias preparados por la redacción.

* * *

Los trabajos que figuran en el presente volumen han sido traducidos de la 5ª edición rusa de las Obras Completas de V. I. Lenin, preparada por el Instituto de Marxismo-Leninismo adjunto al CC del PCUS. Al final de cada trabajo se indican el tomo y las páginas correspondientes.

LA EDITORIAL

 

 

 

SOBRE EL FOLLETO DE JUNIUS

 

 

¡Por fin apareció en Alemania, ilegalmente, sin ninguna adaptación a la infame censura junker, un folleto socialdemócrata dedicado a los problemas de la guerra! El autor, que evidente pertenece al sector de la “izquierda radical” del partido, firma con el nombre de Junius (que en latín significa el más joven) y titula su folleto La crisis de la socialdemocracia. En un apéndice se incluyen las “tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional” que fueron propuestas ya a la ISK de Berna (Comisión Socialista Internacional) y publicadas en el número 3 del Boletín de la Comisión.[1]Dichas tesis fueron escritas por el grupo La Internacional,[2]que en la primavera de 1915 publicó un número de una revista con ese título (con artículos de Zetkin, Mehring, R. Luxemburgo, Thalheimer, Duncker, Ströbel y otros) y organizó, el invierno de 1915-1916, una reunión de socialdemócratas de todas las regiones de Alemania, en la que se aprobaron las mencionadas tesis.

Como dice su autor en la introducción, fechada el 2 de enero de 1916, el folleto fue escrito en abril de 1915 y publicado “sin ninguna modificación”. “Circunstancias externas” impidieron publicarlo antes. El folleto está dedicado, no tanto a la “crisis de la socialdemocracia”, como a un análisis de la guerra, para refutar la leyenda de que es una guerra de liberación nacional, para probar que es una guerra imperialista tanto por parte de Alemania como por parte de las otras grandes potencias, y a una crítica revolucionaria de la conducta del partido oficial. Escrito con extraordinaria viveza, no cabe duda de que el folleto de Junius ha desempeñado y desempeñará un gran papel en la lucha contra el ex Partido Socialdemócrata de Alemania que ha desertado al campo de la burguesía y de los junkers, y nosotros felicitamos cordialmente al autor.

Al lector ruso, que conoce las publicaciones socialdemócratas en ruso aparecidas en el exterior entre 1914 y 1916, el folleto de Junius no le ofrece nada nuevo en principio. Al leer este folleto y comparar los argumentos de este marxista revolucionario alemán con los expuestos, por ejemplo, en el manifiesto del Comité Central de nuestro partido (septiembre-noviembre de 1914), en las resoluciones de Berna (marzo de 1915) y en numerosos comentarios sobre ellas, sólo se advierte que los argumentos de Junius son muy incompletos y que ha cometido dos errores. Al dedicar lo que sigue a la crítica de los defectos y errores de Junius, debemos subrayar ante todo que lo hacemos como parte de la autocrítica necesaria para los marxistas, y para verificar en todos sus aspectos los conceptos que deben servir de base ideológica a la III Internacional. En términos generales, el folleto de Junius es un excelente trabajo marxista, y es muy posible que sus defectos sean, hasta cierto punto, accidentales.

El principal defecto del folleto de Junius, que constituye un evidente paso atrás en comparación con la revista legal (aunque prohibida en cuanto apareció) La Internacional, es que silencia la vinculación entre el socialchovinismo (el autor no usa este término, ni la expresión socialpatriotismo, menos exacta) y el oportunismo. El autor se refiere con toda razón a la “capitulación” y bancarrota del Partido Socialdemócrata Alemán, a la “traición” de sus “dirigentes oficiales”, pero no va más allá. Sin embargo, ya la revista La Internacional criticó el “centro”, es decir, el kautskismo, colmándolo de burlas, con toda razón, por su blandenguería, su prostitución del marxismo, su servilismo ante los oportunistas. Y la misma revista empezó a desenmascarar el verdadero papel de los oportunistas al revelar, por ejemplo, el importantísimo hecho de que el 4 de agosto de 1914, los oportunistas habían presentado un ultimátum, una resolución tomada de antemano, para que se votaran los créditos en cualquier caso. ¡Ni el folleto de Junius, ni las tesis, se refieren en absoluto al oportunismo, ni al kautskismo! Esto es un error teórico, pues es imposible explicar la “traición” sin vincularla con el oportunismo como tendencia que tiene una larga historia, la historia de toda la II Internacional. Esto es un error en el sentido político práctico, pues es imposible comprender la “crisis de la socialdemocracia”, ni superarla sin haber aclarado el sentido y el papel de estas dos tendencias: la abiertamente oportunista (Legien, David, etc.) y la tácitamente oportunista (Kautsky y Cía.). Es un paso atrás en comparación, por ejemplo, con el histórico artículo de Otto Rühle en Vorwärts,[3]del 12 de enero de 1916, donde el autor, franca y abiertamente, demuestra que es inevitable una división del Partido Socialdemócrata Alemán (la redacción de Vorwärts contestó, repitiendo melosas e hipócritas frases a lo Kautsky, sin encontrar un solo argumento de fondo para refutar el hecho yaevidente de que existían dos partidos y era imposible reconciliarlos). Es de una inconsecuencia asombrosa, ya que la tesis 2ª de La Internacional habla sin rodeos de la necesidad de crear una “nueva” Internacional en vista de la “traición de las representaciones oficiales de los partidos socialistas de los principales países” y su “adhesión a la política imperialista burguesa”. Está claro que resulta simplemente absurdo insinuar que el viejo Partido Socialdemócrata Alemán o el partido que tolera a Legien, David y Cía. pueda participar en la “nueva” Internacional.

No sabemos por qué el grupo La Internacional dio este paso atrás. El mayor defecto en el marxismo revolucionario de Alemania es la falta de una organización ilegal consolidada, que aplique su línea en forma sistemática y eduque a las masas en el espíritu de las nuevas tareas: tal organización debería también tomar una postura definida ante el oportunismo y ante el kautskismo. Esto es tanto más necesario, por cuanto ahora los socialdemócratas revolucionarios alemanes han perdido sus dos últimos diarios: el de Bremen (Bremer Bürger— Zeitung)[4]y el de Brunswick (Volksfreund)[5], que se pasaron ambos a los kautskianos. Únicamente el grupo Socialistas Internacionalistas de Alemania (ISD) permanece en su puesto de modo claro y evidente para todos.[6]

Parece que algunos miembros del grupo La Internacional se han deslizado otra vez a la charca del kautskismo sin principios. Por ejemplo, Ströbel llegó, en Neue Zeit, ¡a hacer reverencias a Bernstein y Kautsky! Y hace muy pocos días, el 15 de julio de 1916, publicó en los periódicos su artículo Pacifismo y socialdemocracia, donde defiende el más ramplón pacifismo kautskiano. En cuanto a Junius, se opone categóricamente a los irrealizables proyectos kautskianos, como los de “desarme”, “abolición de la diplomacia secreta”, etc. Es posible que en el grupo La Internacional haya dos tendencias: una revolucionaria y otra que se inclina hacia el kautskismo.

La primera de las definiciones erróneas de Junius ha sido refrendada en la 5ª tesis del grupo La Internacional: “…En la época (era) de este desenfrenado imperialismo no puede haber ya ninguna guerra nacional. Los intereses nacionales sirven únicamente como medio de engaño para colocar a las masas populares trabajadoras al servicio de su mortal enemigo: el imperialismo...” El comienzo de la 5ª tesis, que termina con esta definición, está dedicado a definir la guerra actual como imperialista. Es posible que la negación de las guerras nacionales en general sea un descuido o un apasionamiento casual al destacar la idea, absolutamente justa, de que la presente guerra es una guerra imperialista, y no nacional. Pero como puede tratarse también de lo contrario, como en algunos socialdemócratas se observa la negación equivocada de todas las guerras nacionales debido a que la guerra actual es presentada falsamente bajo el aspecto de una guerra nacional, es obligado detenerse en este error.

Junius tiene perfecta razón cuando destaca la influencia decisiva de la “situación imperialista” en la guerra actual, cuando dice que tras Serbia está Rusia, que “tras el nacionalismo serbio se encuentra el imperialismo ruso”, que la participación de Holanda, por ejemplo, en la guerra sería tambiénimperialista, pues ella, primero, defendería sus colonias y, segundo, sería aliada de una de las coaliciones imperialistas. Esto es indiscutible con relación a la guerra actual. Y cuando Junius subraya especialmente lo que tiene para él importancia primordial —la lucha contra el “fantasma de la guerra nacional”, “que predomina actualmente en la política socialdemócrata” (pág. 81)—, hay que reconocer que su razonamiento es justo y plenamente oportuno.

Lo erróneo sería hiperbolizar esta verdad, apartarse de la exigencia marxista de ser concreto, trasplantar la apreciación de la presente guerra a todas las guerras posibles bajo el imperialismo, olvidar los movimientos nacionales contra el imperialismo. El único argumento en defensa de la tesis de que “no puede haber ya ninguna guerra nacional” consiste en que el mundo está repartido entre un puñado de “grandes” potencias imperialistas y que, por ello, toda guerra, aunque sea nacional al principio, se transforma en imperialista al afectar los intereses de una de las potencias o coaliciones imperialistas (pág. 81 del folleto de Junius).

La incongruencia de este argumento es evidente. Claro está que la tesis fundamental de la dialéctica marxista consiste en que todas las fronteras, tanto en la Naturaleza como en la sociedad, son relativas y variables, que no existe ni un solo fenómeno que no pueda, en determinadas condiciones, transformarse en su antítesis. Una guerra nacional puede transformarse en imperialista, y viceversa. Ejemplo: las guerras de la Gran Revolución Francesa comenzaron como nacionales y lo eran. Esas guerras eran revolucionarias por que defendían la gran revolución frente a la coalición de monarquías contrarrevolucionarias. Pero cuando Napoleón creó el Imperio francés, esclavizando a toda una serie de grandes Estados nacionales de Europa, formados mucho antes y con capacidad vital, las guerras francesas dejaron de ser nacionales para convertirse en imperialistas, engendrando a su vez las guerras de liberación nacional contra el imperialismo de Napoleón.

 

 

 

 

[1]Comisión Socialista Internacional (ISK —Internationale Sozialistische Kommission) de Berna: órgano ejecutivo de la Unión zimmerwaldiana, constituido en la Conferencia Socialista Internacional que se celebró del 5 al 8 de septiembre en Zimmerwald.

Poco después de la Conferencia de Zimmerwald se formó una Comisión Socialista Internacional ampliada, integrada por representantes de todos los partidos que se adhirieron a los acuerdos de la Conferencia de Zimmerwald.

El órgano de la ISK era el Boletín, que se editó en alemán, francés e inglés de septiembre de 1915 a enero de 1917. Aparecieron 6 números.

En el núm. 3 del Boletín de la ISK (febrero de 1916) se publican las tesis del grupo La Internacional, que fijaron la posición de los socialdemócratas de izquierda alemanes en los problemas más importantes de la teoría y la política durante la primera guerra mundial.

[2]Grupo La Internacional: organización revolucionaria de los socialdemócratas de izquierda alemanes; se formó en enero de 1916 y la encabezaban C. Liebknecht, R. Luxemburgo, F. Mehring, C. Zetkin y otros. En abril de 1915 R. Luxemburgo y F. Mehring fundaron la revista Die Internationale, en torno a la cual se cohesionó el grupo fundamental de socialdemócratas de izquierda de Alemania. A partir de 1916, el grupo La Internacional, además de las proclamas políticas que lanzaba en 1915, empezó a editar y difundir clandestinamente las Cartas políticas con la firma de Espartaco (aparecieron regularmente hasta octubre de 1918) y pasó a llamarse Grupo Espartaco. Los espartaquistas hacían propaganda revolucionaria entre las masas, organizaban grandes manifestaciones contra la guerra, dirigían las huelgas y denunciaban el carácter imperialista de la guerra mundial y la traición de los líderes oportunistas de la socialdemocracia. Pero los espartaquistas cometieron graves errores en los problemas de la teoría y la política. Lenin criticó reiteradamente los errores de los socialdemócratas de izquierda alemanes.

En noviembre de 1918, en el curso de la revolución en Alemania, los componentes del grupo formaron la Liga Espartaco y en el Congreso Constituyente, celebrado del 30 de diciembre de 1918 al 1 de enero de 1919, fundaron el Partido Comunista de Alemania.

[3]3 "Vorwärts" ("Adelante"): diario, órgano central del Partido Socialdemócrata Alemán; apareció en Berlín desde 1891 hasta 1933. Engels combatió desde sus páginas toda manifestación de oportunismo. A partir de la segunda mitad de los años 90, después de la muerte de Engels, la redacción de Vorwärts se vio en manos del ala derecha del partido y publicó regularmente artículos de los oportunistas.

Durante la guerra imperialista mundial de 1914-1918, Vorwärts mantuvo una posición socialchovinista

[4]"Bremer Bürger-Zeitung" ("La Gaceta Civil de Bremen"): diario socialdemócrata; se publicó en Bremen desde 1890 hasta 1919

[5]"Volksfreund" ("El Amigo del Pueblo"): diario socialdemócrata; fundado en 1871, en Brunswick

[6]Socialistas Internacionalistas de Alemania (ISD, Internationale Sozialisten Deutschlands): grupo de socialdemócratas de izquierda alemanes que se reunieron en los años de la guerra imperialista mundial en torno a la revista Lichtstrahlen ("Rayos de Luz"). Los Socialistas Internacionalistas de Alemania junto con el grupo La Internacional constituían la oposición izquierdista en el seno del Partido Socialdemócrata Alemán. Los ISD combatían la guerra y el oportunismo. El grupo no tenía amplios vínculos con las masas y no tardó en disolverse

 

 

 

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