INDICE
CARTAS SIN DIRECCIÓN
PREFACIO
PRIMERA CARTA
SEGUNDA CARTA
TERCERA CARTA
QUINTA CARTA
SEXTA CARTA (CONTINUACIÓN)
CARTAS SIN DIRECCIÓN
Las tres primeras cartas son las únicas completas. La cuarta es sólo el comienzo de un artículo que aquí no incluimos. La quinta y sexta que el autor nunca completó son la continuación directa de las tres primeras. (N. del E.)
PREFACIO
En la herencia literaria de G. Plejánov, eminente teórico y propagandista del marxismo, ocupan un lugar importante sus obras sobre problemas de estética. El mérito histórico de Plejánov en la investigación de los problemas de la teoría e historia del arte consiste en que fue el primer marxista ruso que aplicó fecundamente la teoría de Marx, su concepción materialista de la historia a la interpretación de las manifestaciones del arte.
Una de sus primeras obras en esta esfera son sus Cartas sin dirección, en las que investiga el problema del surgimiento y desarrollo del arte en las fases iniciales de la sociedad humana. El análisis de abundantísimos datos concretos referentes a los períodos iniciales de desarrollo de la humanidad le permite llegar a la conclusión de que en la sociedad primitiva el arte dependía directamente de la economía y que la fuente primaria de las necesidades espirituales de los hombres (comprendidas las estéticas) radica en las condiciones de vida.
En el artículo El arte y la vida social, escrito mucho más tarde, Plejánov examina los problemas; el lugar y el papel del arte en la sociedad y la relación que guarda con el movimiento de liberación; el realismo, como el método artístico más fecundo. En el mismo artículo somete a una crítica circunstanciada la teoría del “arte por el arte” y le contrapone la misión social del arte.
PRIMERA CARTA
Muy señor mío:
Varaos a hablar de arte. Ahora bien, en toda investigación, por poco exacta que sea y cualquiera que vaya a ser el objeto de su estudio, es preciso atenerse a una terminología bien precisa. Por eso, ante todo debemos decir qué es lo que entendemos por arte. De otro modo, no cabe duda de que una definición un tanto satisfactoria de la materia sólo puede deducirse de su investigación. Resulta, pues, que debemos definir lo que aún no podemos definir. ¿Cuál es la salida de esta contradicción? Yo creo que la salida es la siguiente: por ahora me detendré en una definición provisional, y después iré completándola y corrigiéndola a medida que la investigación vaya esclareciendo el problema.
¿Qué definición escogeré por ahora?
En su libro ¿Qué es el arte? León Tolstoi cita numerosas definiciones del arte, que le parecen tan contradictorias como insatisfactorias. En realidad, las definiciones citadas, no difieren tanto ni son tan equivocadas como a él le parece. Pero admitamos que, en efecto, todas ellas son muy malas, y veamos si podemos aceptar su propia definición.
“El arte —dice Tolstoi— es uno de los medios de comunicación de los hombres entre sí... La particularidad de este medio de comunicación, que lo distingue de la comunicación por la palabra, consiste en que por medio de la palabra un hombre comunica a otro sus pensamientos (subrayado por mí), mientras que mediante el arte los hombres se comunican unos a otros sus sentimientos” (subrayado también por mí).
Me limitaré por ahora a una observación.
Según el conde Tolstoi, el arte expresa los sentimientos de los hombres, mientras que la palabra expresa sus pensamientos. Esto no es exacto. La palabra sirve a los hombres para expresar no sólo sus pensamientos, sino también sus sentimientos. Prueba: la poesía, cuyo órgano es precisamente la palabra.
El propio conde Tolstoi dice:
“La actividad artística consiste en despertar en uno mismo un sentimiento experimentado y, después de haberlo despertado, transmitirlo mediante movimientos, líneas, colores, imágenes expresadas en palabras, de modo que los demás experimenten el mismo sentimiento”.
De aquí ya se desprende que no es posible considerar la palabra como un medio especial de comunicación entre los hombres, distinto del arte”.
Tampoco es cierto que el arte exprese tan sólo los sentimientos de los hombres. No; el arte expresa tanto sus sentimientos como sus pensamientos, pero no los expresa en forma abstracta, sino con imágenes vivas. Y en esto reside su principal rasgo distintivo. En opinión del conde Tolstói,
“el arte empieza en el momento en que el hombre, con el fin de trasmitir a otros un sentimiento experimentado, lo provoca de nuevo en sí mismo y lo expresa con determinados signos exteriores”.
Yo creo, en cambio, que el arte comienza en el momento en que el hombre vuelve a provocar en sí mismo los sentimientos y las ideas experimentados por él bajo la influencia de la realidad circundante y los expresa mediante determinadas imágenes. De suyo se comprende que en la inmensa mayoría de los casos lo hace con el fin de transmitir a otros lo pensado y sentido por él. El arte es un fenómeno social.
Estas son, por ahora, las enmiendas que yo quisiera introducir en la definición del arte formulada por el conde Tolstoi.
Pero, además, yo le rogaría, muy señor mío, que también preste atención a la siguiente idea del autor de La guerra y la paz:
“Siempre, en toda época y en toda sociedad humana, hay una conciencia religiosa sobre lo que está bien y sobre lo que está mal, común a todos los hombres que integran dicha sociedad; y esa misma conciencia es la que determina, precisamente, la dignidad de los sentimientos transmitidos por el arte”.
Nuestra investigación debe mostrarnos, entre otras cosas, hasta qué punto es justa esta idea, que en todo caso merece la máxima atención, pues nos lleva de lleno al problema del papel del arte en la historia del desarrollo de la humanidad.
Ahora, cuando ya tenemos una definición previa, debo aclarar mi punto de vista sobre el arte.
Diré sin rodeos que considero el arte, como todos los demás fenómenos sociales, desde el punto de vista de la interpretación materialista de la historia.
¿Qué es la interpretación materialista de la historia?
Sabido es que en matemáticas existe el método de la demostración por el contrario o por reducción al absurdo. Yo recurriré aquí a lo que podríamos llamar método de la explicación por el contrario. Empezaré justamente por recordar qué es la interpretación idealista de la historia, para mostrar después en qué se diferencia de la opuesta interpretación materialista.
La interpretación idealista de la historia, tomada en su forma pura, estima que el desarrollo del pensamiento y de los conocimientos, es la causa última y más remota del movimiento histórico de la humanidad. Este concepto dominó totalmente en el siglo XVIII, del que pasó al siglo XIX. Saint-Simon y Agusto Comte aún se atenían firmemente a él, a pesar de que sus ideas eran en ciertos aspectos diametralmente opuestas a las de los filósofos del siglo anterior. Así, por ejemplo, Saint-Simon se pregunta cómo surgió la organización social de los griegos y da la siguiente respuesta: "el sistema religioso (le système réligieux) le sirvió de base al sistema político... Éste fue creado a imagen de aquél”. Y para demostrarlo se remite al hecho de que el Olimpo de los griegos fue una "asamblea republicana”, y las constituciones de todos los pueblos de Grecia, por mucho que difiriesen unas de otras, tenían el rasgo común de ser constituciones republicanas (Mémoire sur la science de l’homme). Pero esto no es todo. En opinión de Saint-Simon, el sistema religioso que constituía la base del sistema político de los griegos, derivaba, a su vez, del conjunto de sus conceptos científicos, de su sistema científico del mundo. Los conceptos científicos de los griegos eran, por lo tanto, la base más honda de su vida social, y el desarrollo de esos conceptos, la principal palanca del desarrollo histórico de esa misma vida, la causa primordial de la sucesión histórica de las distintas formas sociales.
Augusto Comte pensaba en forma análoga que "todo el mecanismo social descansa, a fin de cuentas, en las opiniones”. Esto es una simple repetición del concepto de los enciclopedistas según el cual c’est l’opinión qui gouverne le monde (la opinión es lo que gobierna al mundo).
Existe otra variedad de idealismo, cuya manifestación extrema es el idealismo absoluto de Hegel. ¿Cómo se explica desde su punto de vista el desarrollo histórico de la humanidad? Lo aclararé con un ejemplo. Hegel se pregunta cuál fue la causa de la caída de Grecia, y señala varias. Mas para él la más importante es la de que Grecia fue la expresión de una sola fase del desarrollo de la idea absoluta y debió caer cuando esa fase quedó superada.
Es evidente que Hegel, a pesar de saber que "Lacedemonia había caído a consecuencia de la desigualdad de bienes”, consideraba que las relaciones y todo el curso del desarrollo histórico de la humanidad obedecían, en última instancia, a las leyes de la lógica, al curso del desarrollo del pensamiento.
El concepto materialista de la historia es diametralmente opuesto. Mientras Saint-Simon, que consideraba la historia desde un punto de vista idealista, pensaba que las relaciones sociales de los griegos se debían a sus ideas religiosas, yo, partidario de la concepción materialista, digo que el Olimpo republicano de los griegos era un reflejo de su régimen social. Y si a la pregunta de cuál fue el origen de las ideas religiosas de los griegos, Saint-Simon respondía diciendo que éstas derivaban de su concepción científica del mundo, yo creo que la propia concepción científica que los griegos tenían del mundo, estaba determinada, en su desenvolvimiento histórico, por el estado de desarrollo de las fuerzas productivas de que disponían los pueblos de la Hélade.
Tal es mi concepto de la historia en general. ¿Es justo! No es éste el lugar para demostrar su justeza. Aquí le ruego que lo suponga justo y tome conmigo esta suposición como punto de partida de nuestra investigación sobre el arte. Es evidente que esta investigación del problema particular del arte será a la vez una comprobación del concepto general de la historia. En efecto, si este concepto general es erróneo, al tomarlo como punto de partida, muy poco será lo que consigamos explicar de la evolución del arte. Pero si nos convencemos de que esta evolución se explica con su ayuda mejor que con ayuda de otros conceptos, tendremos en su favor un nuevo y poderoso argumento.
Pero al llegar aquí preveo una objeción. En su libro El origen del hombre y la selección sexual, Darwin, como es sabido, cita numerosos hechos acreditativos de que el sentido de lo bello (sense of beauty) desempeña un papel de bastante importancia en la vida de los animales. Se me señalarán estos hechos y se deducirá de ellos que el origen del sentido de lo bello debe ser explicado biológicamente. Me dirá que no está permitido (que es pecar de “estrechez”) hacer depender la evolución de este sentido en los hombres de la sola economía de su sociedad. Y como la concepción darviniana del desarrollo de las especies es, indudablemente, una concepción materialista, se me dirá también que el materialismo biológico brinda un material excelente para la crítica del unilateral materialismo histórico (“económico”).
Comprendo la importancia de esta objeción y por eso me detendré a considerarla. Ello será para mí tanto más útil, por cuanto al refutarla habré refutado toda una serie de objeciones análogas, que pueden ser tomadas del campo de la vida psíquica de los animales. Ante todo, trataremos de definir con la máxima exactitud la conclusión que debemos hacer de los hechos aducidos por Darwin. Para ello, veamos cuáles son................
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