PREFACIO.
El tercer tomo contiene las obras fundamentales de V. Stalin escritas durante el período preparatorio de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917.
En 1917, J. V. Stalin, en estrecha colaboración con V. I. Lenin, dirigió al Partido Bolchevique y a la clase obrera, que luchaban por la conquista del Poder.
En las obras de J. V. Stalin incluidas en el tercer tomo, ocupan un lugar considerable las cuestiones relativas a la dirección bolchevique de las masas en los días de las manifestaciones de junio y de julio, en las elecciones a las Dumas de distrito y a la Duma municipal de Petrogrado (los llamamientos "A todos los trabajadores, a todos los obreros y soldados de Petrogrado",los artículos "Contra las manifestaciones dispersas", "La campaña de las elecciones municipales", "¿Qué ha sucedido?","¡Cerrad filas!", "Hoy es el día de las elecciones" y otros), durante el aplastamiento de la intentona contrarrevolucionaria de Kornílov "Exigimos", "El complot continúa", "Los extranjeros y el complot de Kornílov" y otros) y en el período de preparacióndirecta de la insurrección armada, en septiembre y octubre de 1917 ("Ante la Conferencia Democrática", "Dos líneas","Pueden esperar sentados ... ", "La contrarrevolución se moviliza. ¡Preparad la réplica!", "Forjan cadenas", "Examen dedescaro" y otros).
Varias obras del presente tomo están dedicadas a la lucha del Partido por la transformación de los Soviets, de órganos de movilización de las masas, en órganos de la insurrección, en órganos del Poder proletario (los informes en la Conferencia urgente de la organización de Petrogrado del P.O.S.D.R.(b) y en el VI Congreso del Partido Bolchevique, los artículos "¡Todo el Poder a los Soviets!", "El Poder de los Soviets", "Esquiroles de la revolución", "¿Qué necesitamos?").
La mayoría de los artículos de J. V. Stalin incluidos en el presente tomo fueron publicados en el libro "Camino de Octubre", del que aparecieron dos ediciones en 1925. Estos artículos vieron la luz por vez primera en "Pravda", Órgano Central del PartidoBolchevique, que se publicó también con los títulos de "Proletari", "Rabochi", "Rabochi Put", y en los periódicos bolcheviques"Soldátskaia Pravda", "Proletárskoe Dielo", "Rabochi i Soldar" y otros.
Instituto Marx-Engels-Lenin, anejo al C. C. del P. C. (b) de la U.R.S.S
LOS SOVIETS DE DIPUTADOS OBREROS Y SOLDADOS
El carro de la revolución rusa avanza con la velocidad del relámpago. Se multiplican y amplían en todas partes los destacamentos de combatientes revolucionarios. Se resquebrajan en sus cimientos y se desploman los puntales del viejo Poder. Ahora, como siempre, Petrogrado marcha en vanguardia. Le siguen, tropezando a veces, las inmensas provincias.
Las fuerzas del viejo Poder se vienen abajo, pero aun no han sido rematadas. No han hecho sino replegarse sobre sí mismas y esperan el momento propicio para levantar cabeza y lanzarse sobre la Rusia libre. Mirad alrededor y veréis que la labortenebrosa de las fuerzas negras sigue sin cesar...
Mantener los derechos conquistados para rematar a las viejas fuerzas y, junto con las provincias, hacer avanzar la revolución rusa: tal debe ser la tarea inmediata del proletariado de la capital.
Pero ¿cómo se puede hacer esto?
¿Qué es necesario para ello?
Para destruir el viejo Poder ha bastado la alianza provisional de los obreros y los soldados sublevados, ya que está claro por sí mismo que la fuerza de la revolución rusa reside en la alianza de los obreros y los campesinos vestidos con el uniforme de soldado.
Mas, para conservar los derechos alcanzados y seguir desarrollando la revolución, no basta, de ninguna manera, solamente la alianza provisional de los obreros y los soldados.
Para ello es necesario hacer que esta alianza sea consciente y sólida, duradera y estable, lo bastante estable para oponerse a las intentonas provocadoras de la contrarrevolución, ya que para todos está claro que la garantía de la victoria definitiva de larevolución rusa es el fortalecimiento de la alianza del obrero revolucionario con el soldado revolucionario.
Los órganos de esta alianza son precisamente los Soviets de Diputados Obreros y Soldados.
Y cuanto más estrechamente estén unidos estos Soviets, cuanto más firme sea su organización, tanto más efectivo será el Poder revolucionario —expresadoen ello— del pueblo revolucionario y tanto más reales serán las garantías de conjurar la contrarrevolución.
Fortalecer estos Soviets, organizarlos en todas partes, ligarlos entre sí bajo la dirección del Soviet Central de Diputados Obreros y Soldados como órgano del Poder revolucionario del pueblo: en tal dirección deben trabajar los socialdemócratasrevolucionarios.
¡Obreros! ¡Cerrad más estrechamente vuestras filas y unios en torno al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia!
¡Campesinos! ¡Organizaos en uniones campesinas y agrupaos en torno al proletariado revolucionario, jefe de la revolución rusa!
¡Soldados! ¡Organizaos en vuestras uniones y agrupaos alrededor del pueblo ruso, el único aliado fiel del ejército revolucionario ruso!
¡Obreros, campesinos, soldados!, ¡Unios en todas partes en los Soviets de Diputados Obreros y Soldados, en los órganos de la alianza y del Poder de las fuerzas revolucionarias de Rusia!
En ello está la garantía de la victoria completa sobre las fuerzas tenebrosas de la vieja Rusia.
En ello también está la garantía de que serán convertidas en realidad las reivindicaciones fundamentales del pueblo ruso: ¡la tierra para los campesinos, la protección del trabajo para los obreros, la república democrática para todos los ciudadanos de Rusia!
Publicado con la firma de K. Stalin el 14 de marzo de 1917 en el núm. 8 de 'Pravda ".
SOBRE LA GUERRA
Hace unos días, el general Kornílov informaba en Petrogrado al Soviet de Diputados Obreros y Soldados de la ofensiva que los alemanes preparan contra Rusia.
Con este motivo, Rodzianko y Guchkov llamaron al ejército y a la población a prepararse para llevar la guerra hasta el fin.
La prensa burguesa dio la señal de alarma: "¡La libertad está en peligro, viva la guerra!". También una parte de la democracia revolucionaria rusa ha contribuido a la alarma...
Escuchando a los provocadores de la alarma, podría pensarse que en Rusia se han creado condiciones parecidas a las del año 1792 en Francia, cuando los monarcas reaccionarios del Centro y del Este de Europa formaron una alianza contra la Francia republicana para restaurar en ella el antiguo régimen.
Y si la situación internacional presente de Rusia correspondiera, en realidad, a la situación de Francia en 1792, si tuviéramos contra nosotros una coalición especial de monarcas contrarrevolucionarios con el objetivo especial de restaurar en Rusia el antiguo Poder, no hay duda de que la socialdemocracia, igual que los revolucionarios de la Francia de entonces, se alzaría como un solo hombre en defensa de la libertad, ya que es de por sí evidente que la libertad, lograda con sangre, debe ser defendida con las armas en la mano de todas las intentonas contrarrevolucionarias, procedan de donde procedan.
Mas, ¿es ésta, en realidad, la situación?
La guerra de 1792 fue una guerra dinástica de monarcas feudales absolutos contra la Francia republicana, de monarcasatemorizados por el incendio revolucionario surgido en ese país. El objetivo de la guerra era sofocar este incendio, restaurar el antiguo régimen en Francia y, con ello, garantizar a los empavorecidos monarcas contra el contagio revolucionario en sus propios Estados. Precisamente por esta razón combatieron tan abnegadamente los revolucionarios de Francia contra las tropas de los monarcas.
No ocurre lo mismo en la guerra presente. Esta es una guerra imperialista. Su objetivo fundamental es la anexión de territorios ajenos, principalmente agrarios, por Estados con un alto desarrollo capitalista. Estos últimos necesitan nuevos mercados de venta, rutas cómodas hacia esos mercados, materias primas, riquezas minerales, y tratan de conseguirlos en todas partes, independientemente del régimen interior del país que se anexiona.
Tal es la razón de que la guerra actual, hablando en términos generales, no conduzca ni pueda conducir a una inevitable ingerencia en los asuntos interiores del territorio que se anexiona, en el sentido de restaurar el antiguo régimen en él.
Y precisamente por eso la actual situación de Rusia no da motivo para tocar a rebato y proclamar: "¡La libertad está en peligro, viva la guerra!".
La situación actual de Rusia recuerda más bien la de Francia en 1914, la de Francia al principio de la guerra, cuando la contienda entre Alemania y Francia resultó inevitable.
Como ahora en la prensa burguesa de Rusia, en el campo burgués de Francia dieron entonces la señal de alarma: "¡La República está en peligro, duro con los alemanes!".
Y así como entonces la alarma se apoderó en Francia también de muchos socialistas (Guesde, Sembat y otros), así ahora en Rusia no pocos socialistas han seguido las huellas de los portavoces burgueses de la "defensa revolucionaria".
La marcha posterior de los acontecimientos en Francia demostró que la alarma era falsa y que los gritos sobre la libertad y la república encubrían los verdaderos apetitos de los imperialistas franceses, cuyas aspiraciones eran anexionarse Alsacia-Lorena y Westfalia.
Estamos profundamente convencidos de que la marcha de los acontecimientos en Rusia pondrá al descubierto toda la falsedad de los gritos desmedidos sobre "la libertad en peligro": el humo "patriótico" se disipará, y los hombres verán con sus propios ojos las verdaderas aspiraciones de los imperialistas rusos a... ocupar los estrechos, a penetrar en Persia...
La conducta de Guesde, Sembat y otros recibió la merecida y autorizada apreciación en concretas resoluciones de los Congresos socialistas de Zimmerwald y de Kienthal[1] (1915-1916) contra la guerra.
Los acontecimientos posteriores han confirmado toda la justeza y la eficacia de los postulados de Zimmerwald-Kienthal.
Sería lamentable que la democracia revolucionaria rusa, que ha sabido derrocar el odiado régimen zarista, se dejara impresionar por la falsa alarma de la burguesía imperialista, repitiendo los errores de Guesde y Sembat...
¿Cuál debe ser nuestra actitud, como partido, hacia la guerra actual?
¿Cuáles son los caminos prácticos que pueden llevar con la máxima rapidez al cese de la guerra?
Ante todo, es indudable que la sola consigna de "¡Abajo la guerra!" es completamente inadecuada como camino práctico, ya que al circunscribirse a la propaganda de la idea de la paz en general, no da ni puede dar nada en el sentido de una acción práctica sobre las fuerzas beligerantes con el fin de poner término a la contienda.
Después, no se puede por menos de aplaudir el llamamiento de ayer del Soviet de Diputados Obreros y Soldados de Petrogrado a los pueblos del mundo entero, invitándoles a obligar a sus propios gobiernos a poner fin a la matanza. Este llamamiento, si llega hasta las amplias masas, hará, sin duda, retornar a centenares y miles de obreros, a la olvidada consigna: "¡Proletarios de todos los países, unios!". Mas no por eso puede dejarse de advertir que, de todas maneras, no lleva directamente al objetivo, pues aun admitiendo que alcance amplia difusión entre los pueblos de las potencias beligerantes, esdifícil suponer que éstos puedan seguir tal llamamiento, ya que ellos no han comprendido todavía el carácter rapaz de la guerra presente ni sus fines anexionistas. No hablamos ya de que, por cuanto el llamamiento condiciona el "cese de laespantosa matanza" al derrocamiento previo del "régimen semiautocrático" de Alemania, de hecho aplaza indefinidamente el "cese de la espantosa matanza", deslizándose así hacia el punto de vista de la "guerra hasta el fin", puesto que se ignora cuándo, precisamente, logrará el pueblo alemán derrocar el "régimen semiautocrático" y si, en general, lo conseguirá en un futuro inmediato...
¿En dónde está la salida?
La salida está en la presión sobre el Gobierno Provisional, exigiendo su acuerdo para la rápida iniciación de negociaciones de paz.
Los obreros, los soldados y los campesinos deben organizar mítines y manifestaciones, deben exigir del Gobierno Provisionalque intente abierta y públicamente inclinar a todas las potencias beligerantes a iniciar en el acto negociaciones de paz sobre la base del reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación.
Sólo en tal caso la consigna de "¡Abajo la guerra!" no correrá el riesgo de transformarse en un pacifismo insubstancial, en unpacifismo sin contenido; sólo en tal caso puede convertirse en una potente campaña política que arranque la máscara a los imperialistas y descubra los verdaderos móviles de la guerra actual.
Y esto es así, pues aun suponiendo que una de las partes rechace las negociaciones sobre la base de los indicados principios, incluso esa negativa —es decir, el no querer renunciar a las aspiraciones anexionistas— servirá objetivamente de instrumentopara acelerar la liquidación de la "espantosa matanza", ya que en tal caso los pueblos verán con sus propios ojos el carácter anexionista de la guerra y la faz sangrienta de los grupos imperialistas, por cuyos intereses codiciosos sacrifican la vida de sushijos.
Ahora bien, arrancar la máscara a los imperialistas y descubrir ante los ojos de las masas los verdaderos móviles del conflicto actual significa, precisamente, declarar una auténtica guerra a la guerra, hacer imposible la guerra actual. Publicado con la firma de K. Stalin el 16 de marzo de 1917 en el núm. 10 de 'Pravda ".
[1] Conferencia celebrada del 5 al 8 de septiembre (23— 26 de agosto) de 1915 en Zimmerwald por los internacionalistas de vario países. En su manifiesto, la Conferencia reconoció que la guerra mundial era una guerra imperialista; condenó la conducta de los "socialistas" que habían votado por los créditos de guerra y participaban en los gobiernos burgueses; invitaba a los obreros de Europa a desplegar la lucha contra la guerra, por una paz sin anexiones ni contribuciones. La segunda Conferencia de los internacionalistas se celebró del 24 al 30 (11-17) de abril de 1916 en Kienthal. El manifiesto y las resoluciones aprobados en esta segunda Conferencia fueron un paso adelante en el desarrollo del movimiento revolucionario internacional contra la guerra. Pero la Conferencia de Kienthal, lo mismo que la de Zimmerwald, no aprobó las consignas bolcheviques: transformación de la guerra imperialista en guerra civil, derrota del propio gobierno imperialista en la guerra y organización de la III Internacional.
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