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PREFACIO.

 

Integran el tomo decimotercero de las Obras de V. Stalin los trabajos escritos desde julio de 1930 hasta enero de 1934.

En ese período, el Partido Bolchevique, aplicando la política de amplia ofensiva del socialismo en todo el frente, consiguió éxitos de trascendencia histórica mundial en la transformación socialista del país. La Unión Soviética se convirtió en una gran potencia industrial, en un país de agricultura colectiva en forma de extensas haciendas mecanizadas.

En el “Resumen de la discusión en torno al informe político del C.C. ante el XVI Congreso del P.C.(b) de la U.R.S.S.”, J. V. Stalin pone al desnudo la falsaria conducta de los líderes oportunistas de derecha. Al apreciar los éxitos de la edificación socialista, J. V. Stalin señaló que la U.R.S.S. había entrado en el período del socialismo. En su crítica de la teoría antimarxista, antileninista de la extinción de los idiomas nacionales y de la fusión de éstos, formando un idioma común, único, en el marco de un solo Estado durante el período del triunfo del socialismo en un sólo país, J. V. Stalin fundamentó el principio programático de que los idiomas nacionales únicamente se fundirán en una lengua común después del triunfo del socialismo en el plano mundial.

En los discursos “Las tareas de los dirigentes de la economía” y “Nueva situación nuevas tareas para la organización de la economía”, J. V. Stalin fundamenta la necesidad histórica de imprimir un acelerado ritmo a la industrialización socialista, muestra el significado decisivo de la técnica en el período de reestructuración de todas las ramas de la economía nacional y lanza la consigna de “los bolcheviques deben dominar la técnica”. J. V. Stalin revela las nuevas condiciones de desarrollo de la industria socialista y traza los nuevos procedimientos para dirigir la edificación en el terreno de la economía.

En el informe “Balance del primer plan quinquenal” ante el Pleno unificado del C.C. y de la Comisión Central de Control del P.C.(b) de la U.R.S.S., J. V. Stalin señala que el cumplimiento del primer plan quinquenal en cuatro años tiene gran alcance internacional. Los éxitos del plan quinquenal, en el período en que la crisis económica mundial sacudía todo el sistema capitalista, demostraban bien a las claras la indiscutible superioridad del sistema socialista soviético respecto al caduco sistema económico capitalista.

Al hablar de las fuerzas fundamentales que habían asegurado la victoria del plan quinquenal, J. V. Stalin señala, ante todo, la actividad y la abnegación; el entusiasmo y la iniciativa de enormes masas de obreros y koljósianos que, con los ingenieros y peritos, habían desplegado una inmensa energía en el desarrollo de la emulación socialista y del trabajo de choque.

V. Stalin destaca, al trazar las tareas fundamentales del Partido a raíz del balance del plan quinquenal, la singular importancia que tiene defender la propiedad socialista contra los aprovechados y los malversadores y la necesidad de fortalecer al máximo la dictadura del proletariado.

A las cuestiones de la consolidación del sistema koljósiano y a las tareas del trabajo del Partido en el campo están dedicados el discurso “Sobre el trabajo en el campo” y el “Discurso pronunciado en el Primer Congreso de los Koljósianos de Choque de la U.R.S.S.”. Denunciando la nueva táctica de los enemigos de clase agazapados en el campo, J. V. Stalin llama a las organizaciones del Partido a intensificar la vigilancia. Al efectuar el balance de la edificación koljósiana, J. V. Stalin plantea la consigna de bolchevizar los koljóses y proporcionar a los koljósianos una vida acomodada.

Los trabajos de J. V. Stalin “Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo” —carta a la redacción de la revista “Proletárskaia Revolutsia”— y “Respuesta a Olejnóvich y Aristov” están dedicados a importantísimos problemas de la historia del bolchevismo. J. V. Stalin arranca la careta a los trotskistas y demás falseadores de la historia de nuestro Partido y exhorta a colocar el estudio de la historia del Partido sobre un terreno científico, bolchevique; subraya que el leninismo nació, creció y se fortaleció en lucha implacable contra el oportunismo de toda laya. J. V. Stalin califica al trotskismo de destacamento de vanguardia de la burguesía contrarrevolucionaria.

En la carta a Demián Biedni, J. V. Stalin señala que algunas poesías satíricas de Biedni acusan tendencias antipatrióticas y son una clara desviación respecto del leninismo. J. V. Stalin pone de relieve que la clase obrera rusa ha dado a la humanidad grandes ejemplos de lucha por la libertad y por el socialismo. Esto llena el corazón de los obreros rusos de un orgullo nacional revolucionario capaz de remover montañas, capaz de hacer milagros. J. V. Stalin exhorta a los escritores soviéticos a elevarse a la altura de su misión de cantores del proletariado de vanguardia.

En la “Entrevista con el escritor alemán Emilio Ludwig”, J. V. Stalin fundamenta teóricamente el problema del papel del individuo y de las masas populares en la historia. Contestando a E. Ludwig, J .V. Stalin dice que su vida está dedicada a elevar a la clase obrera, a fortalecer el Estado socialista. Todo fortalecimiento del Estado socialista contribuye al fortalecimiento de la clase obrera internacional.

En diversas conversaciones con personalidades extranjeras, J. V. Stalin define la política exterior del Estado Soviético como consecuente política de paz, fundamenta la posibilidad de la coexistencia pacífica y del establecimiento de relaciones comerciales de la U.R.S.S. con los países capitalistas.

En el “Informe ante el XVII Congreso del Partido acerca de la actividad del C.C. del P.C.(b) de la U. R.S.S.”, J. V. Stalin hace el balance de las grandes victorias del socialismo en nuestro país, señala las transformaciones radicales que se han operado desde el XVI Congreso, los éxitos de todas las ramas de la economía y de la cultura socialistas, que demuestran el triunfo completo de la línea general del Partido. J. V. Stalin subraya que los éxitos del Partido se deben a que en su trabajo se guía por la invicta doctrina de Marx, Engels y Lenin. J. V. Stalin traza el programa del trabajo del Partido en la industria, en la agricultura y en otras ramas de la economía nacional, en la cultura y en la ciencia y expone la tarea de elevar la dirección del trabajo de organización al nivel de la dirección política, de intensificar la labor ideológica del Partido y la lucha contra las supervivencias del capitalismo en la conciencia de los hombres.

V. Stalin analiza el movimiento de la crisis económica mundial, derivada de la crisis general del capitalismo, muestra que, en las condiciones originadas por ésta, el capitalismo atraviesa una depresión de tipo especial, que no conduce a un nuevo ascenso ni a una nueva prosperidad de la industria. J. V. Stalin caracteriza la agudización de la situación política en el interior de los países capitalistas y en las relaciones entre ellos, la preparación por los imperialistas de una guerra mundial.

Al denunciar los planes de los belicistas y prever científicamente el desarrollo de los acontecimientos, J. V. Stalin señala que la guerra contra la Unión Soviética será la guerra más peligrosa para los imperialistas, que los pueblos de la U. R.S.S. combatirán hasta la muerte por las conquistas de la revolución, que la guerra terminará con la derrota total de los agresores, con la revolución en diversos países de Europa y Asia y con el derrocamiento de los gobiernos de la burguesía y los terratenientes de estos países. J. V. Stalin define la política exterior de la U.R.S.S. como política de mantenimiento de la paz y advierte que es necesario robustecer la capacidad de defensa del País Soviético, a fin de estar preparados para defenderlo contra la agresión de los Estados imperialistas.

En el tomo decimotercero publícanse por primera vez las cartas de J. V. Stalin al camarada Shatunovski, al camarada Ch-e, a Demián Biedni, al camarada Etchin, al camarada I. N. Bazhánov; las contestaciones a Ralph W. Barnes, la respuesta a una carta del señor Barnes y la conversación con el coronel Robins.

Instituto Marx-Engels-Lenin, anejo al C.C. del P.C.(b) de la U.R.S.S.

 

RESUMEN DE LA DISCUSIÓN EN TORNO AL INFORME POLÍTICO DEL C.C. ANTE EL XVI CONGRESO DEL P.C. (b) DE LA U.R.S.S. [1]

 

 2 de julio de 1930.

Camaradas: Después de los debates en torno al informe del C.C., después de todo lo ocurrido en el Congreso con motivo de las intervenciones de los ex líderes de la oposición de derecha, es poco lo que me queda por decir en el resumen de la discusión.

He dicho en mi informe que el XVI Congreso del Partido es uno de los pocos congresos en la historia de nuestro Partido en el que no hay una oposición definida, capaz de presentar su propia línea y de oponerla a la línea del Partido. Y así ha sido, como veis, en realidad. En nuestro Congreso, en el XVI Congreso del Partido, no ha habido, no ya una oposición definida, sino ni siquiera un grupito o unos u otros camaradas que se hayan creído con derecho para subir a la tribuna y decir que la línea del Partido es desacertada.

Está claro que la línea de nuestro Partido es la única acertada, tan evidente e indiscutiblemente acertada, que incluso los ex líderes de la oposición de derecha han considerado necesario subrayar sin vacilaciones, en sus discursos, este carácter acertado de toda la política del Partido.

Es lógico que, después de todo esto, sea innecesario hablar extensamente del carácter acertado de las consideraciones desarrolladas en el informe. No hay necesidad, porque la línea del Partido, en vista de su notoria justeza, no requiere, por lo tanto, de más defensa en este Congreso. Y si, a pesar de todo, no he desistido de resumir la discusión, es porque no considero superfluo responder brevemente a algunas notas que han hecho llegar los camaradas a la presidencia del Congreso y luego decir unas palabras a propósito de las intervenciones de los ex líderes de la oposición de derecha.

La mayor parte de las notas concierne a algunas cuestiones secundarias: por qué en los informes no se ha mencionado la cría caballar y si no se puede mencionarla en el resumen de la discusión (risas); por qué en los informes no se ha mencionado la construcción de viviendas y si se puede decir algo de ella en el resumen de la discusión; por qué en los informes no se ha dicho nada de la electrificación de la agricultura y si se puede decir algo de ella en el resumen de la discusión. Y otras preguntas por el estilo.

Debo decir a todos estos camaradas que no he podido referirme en mi informe a todas las cuestiones de la economía nacional. Y no sólo no he podido, sino que tampoco estaba autorizado para ello, ya que no debía invadir el terreno de los informes de los camaradas Kúibishev y Yákovlev, encargados de daros cuenta de los problemas concretos de la industria y de la agricultura. En efecto, si en el informe del C.C. se trata de todas las cuestiones, ¿de qué deben, entonces, hablar los ponentes en sus informes relativos a la industria, a la agricultura, etc.? (Voces: “¡Cierto!”.)

Ahora bien, acerca de la nota de la electrificación de la agricultura debo decir que su autor comete algunos errores. Asegura que “hemos llegado” a la electrificación de la agricultura, que el Comisariado del Pueblo de Agricultura impide el desarrollo de esta tarea, que Lenin pensaba de otro modo en este asunto, etc. Todo esto es falso, camaradas. No se puede decir que “hemos llegado” a la electrificación de la agricultura. Si, en realidad, hubiéramos llegado a la electrificación de la agricultura tendríamos ya ahora diez o quince distritos con la producción agrícola electrificada. Pero vosotros sabéis perfectamente que por ahora no existe nada de eso. Todo lo que puede decirse en este momento de la electrificación de la agricultura es que se encuentra en la fase de elaboración experimental. Lenin consideraba así este asunto al estimular las pruebas de electrificación de la agricultura. Algunos camaradas creen que la época del tractor ha caducado ya, que llegado el momento de pasar del tractor a la electrificación de la agricultura. Eso es, por supuesto, una fantasía. Hay que volver a la realidad a esos camaradas. El Comisariado del Pueblo de Agricultura procede con ellos precisamente de este modo. Por consiguiente, no se puede estimar fundado el descontento que por el Comisariado del Pueblo de Agricultura manifiesta el autor de la nota.

Otro grupo de notas se refiere a la cuestión nacional. Una de ellas, que yo considero la más interesante, compara la forma como trato el problema de los idiomas nacionales en mi informe ante el XVI Congreso y la interpretación que le doy en mi conferencia en la Universidad de los Pueblos del Oriente en 1925[2], y asegura que hay cierta confusión que debe ser esclarecida. “Usted —dice la nota— se opuso entonces a la teoría (de Kautsky) de la extinción de los idiomas nacionales y de formación de un idioma común en el período del socialismo (en un solo país), y ahora, en su informe en el XVI Congreso, dice que los comunistas son partidarios de la fusión de las culturas nacionales y de los idiomas nacionales en una cultura común con un idioma común (en el período del triunfo del socialismo en el plano mundial). ¿No es esto algo confuso?”

Yo creo que esto no es confuso y que en ello no hay nada de contradictorio. En mi conferencia de 1925 me opuse a la teoría nacional-chovinista de Kautsky, según la cual la victoria de la revolución proletaria a mediados del siglo pasado en el Estado austro-alemán unificado habría conducido a la fusión de las naciones en una nación alemana común con un idioma alemáncomún y a la germanización de los checos. Yo combatí esta teoría por ser antimarxista, antileninista, y cité hechos de la vida de nuestro país después del triunfo del socialismo en la U.R.S.S. que refutan esa teoría. Y también ahora me opongo a esa teoría, como puede verse por mi informe ante el XVI Congreso. Me opongo, porque la teoría de la fusión de todas las naciones, por ejemplo, de la U.R.S.S. en una nación gran rusa común con un idioma gran ruso común, es una teoría nacionalchovinista, una teoría antileninista en pugna con una tesis fundamental del leninismo, según la cual las diferencias nacionales no pueden desaparecer en un período inmediato, deben subsistir aún largo tiempo incluso después de la victoria de la revolución proletaria en el plano mundial.

En cuanto a una perspectiva más lejana de las culturas nacionales y de los idiomas nacionales, siempre me he atenido a la opinión leninista —y continúo sustentándola— de que en el período del triunfo del socialismo en el plano mundial, cuando el socialismo se fortalezca y tome carta de naturaleza en la vida, los idiomas nacionales deberán fundirse ineluctablemente en un idioma común, que, por supuesto, no será ni el gran ruso, ni el alemán, sino algo nuevo. Así lo he dicho también con toda claridad en mi informe ante el XVI Congreso.

¿Qué tiene esto de confuso y qué exige, en rigor, ser esclarecido?

Al parecer, los autores de la nota no han comprendido del todo, por lo menos, dos cosas.

No han comprendido, en primer lugar, que en la U.R.S.S. ya hemos entrado en el período del socialismo, siendo de notar que, a pesar de haber entrado en este período, las naciones, lejos de extinguirse, se desarrollan y prosperan. ¿Hemos entrado ya, efectivamente, en el período del socialismo? Por lo general, al período que vivimos se le llama período de transición del capitalismo al socialismo. Se le llamaba período de transición en 1918, cuando Lenin, en su famoso artículo “Acerca del infantilismo de “izquierda” y del espíritu pequeñoburgués”[3] caracterizó por primera vez este período con sus cinco tipos de economía. Se llama período de transición hoy, en 1930, cuando algunos de esos tipos, como envejecidos, se van a pique y uno de ellos, a saber, el nuevo tipo en la esfera de la industria y de la agricultura, crece y se desarrolla con insólita celeridad. ¿Puede decirse que estos dos períodos de transición son idénticos, que no se diferencian radicalmente? Está claro que no puede decirse.

¿Qué situación teníamos en 1918 en la esfera de la economía nacional? Una industria destruida y los obreros dedicados a hacer encendedores, la ausencia de koljóses y sovjóses como fenómeno generalizado, el crecimiento de una “nueva” burguesía en la ciudad y de los kulaks en el campo.

¿Qué tenemos ahora? La industria socialista restablecida y en vías de reestructuración, un sistema desarrollado de sovjóses y koljóses con más de un 40% del área de siembra en toda la U.R.S.S., contando únicamente los cereales tremesinos, la “nueva” burguesía extinguiéndose en la ciudad, los kulaks extinguiéndose en el campo.

Aquel era un período de transición. Este es también un período de transición. Y pese a todo, difieren radicalmente entre sí, difieren como el cielo de la tierra. Y pese a todo, nadie puede negar que nos hallamos en los umbrales de la liquidación de la última clase capitalista importante, la clase de los kulaks. Está claro que hemos salido ya del período de transición en su viejo sentido y hemos entrado en el período de edificación socialista directa y desplegada en todo el frente. Está claro que hemos entrado ya en el período del socialismo, puesto que el sector socialista tiene en sus manos todas las palancas de la economía, aunque estamos todavía lejos de la edificación completa de la sociedad socialista y de la desaparición de las diferencias de clase. Y, con todo, los idiomas nacionales ni se extinguen ni se funden en un solo idioma, sino que, por el contrario, las culturas nacionales y los idiomas nacionales se desarrollan y florecen. ¿No está claro que la teoría de la extinción de los idiomas nacionales y de su fusión en un idioma común en el marco de un solo Estado durante el período de construcción socialista desplegada, en el período del socialismo en un solo país, es una teoría errónea, antimarxista, antileninista?

Los autores de la nota no han comprendido, en segundo lugar, que la extinción de los idiomas nacionales y su fusión en un idioma común no es un asunto interno de un país, no es un asunto del triunfo del socialismo en un solo país, sino un asunto internacional, del triunfo del socialismo en el plano internacional. Los autores de la nota no han comprendido que no se debe confundir el triunfo del socialismo en un solo país con el triunfo del socialismo en el plano internacional. Por algo dijo Lenin que las diferencias nacionales subsistirían todavía mucho tiempo incluso después del triunfo de la dictadura del proletariado en el plano internacional.

Además, debe tomarse en consideración otra circunstancia que concierne a diversas naciones de la U.R.S.S. Hay una Ucrania en el seno de la U.R.S.S. Pero hay otra Ucrania en el seno de otros Estados. Hay una Bielorrusia en el seno de la U.R.S.S. Pero hay otra Bielorrusia en el seno de otros Estados. ¿Creéis que se puede resolver el problema de los idiomas ucraniano y bielorruso sin tener en cuenta estas peculiares condiciones?

Tomad, luego, las naciones de la U.R.S.S. situadas a lo largo de su frontera meridional, desde el Azerbaidzhán hasta el Kazajstán y Buriato-Mongolia ................

 

 

 

 

[1] El XVI Congreso del P.C.(b) de la U.R.S.S. se celebró en Moscú del 26 de junio al 13 de julio de
1930. El Congreso discutió el informe político y el informe de organización del Comité Central del Partido, así como los informes de la Comisión Revisora Central, de la Comisión Central de Control
y de la delegación del P.C.(b) de la U.R.S.S. en el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y
los informes acerca del cumplimiento del plan quinquenal de la industria, acerca del movimiento koljósiano y del ascenso de la agricultura y acerca de las tareas de los sindicatos en el período de la 2 reestructuración. El Congreso aprobó unánimemente la línea política y la labor del Comité Central del Partido y le encomendó que siguiera asegurando el 3 ritmo bolchevique de la edificación socialista, que lograra el cumplimiento del plan quinquenal en 4 cuatro años y que llevase a cabo, inflexiblemente, la amplia ofensiva socialista en todo el frente y la liquidación de los kulaks como clase, sobre la base de la colectivización total. El Congreso señaló la importancia histórica mundial del viraje en el desarrollo de la agricultura, gracias a lo cual el campesinado koljósiano se convirtió en un pilar efectivo y firme del Poder Soviético. El Congreso encomendó al Comité Central del Partido que continuara aplicando una firme política de paz y fortaleciendo la capacidad de defensa de la U.R.S.S.
El Congreso dio la directiva de desarrollar por todos los medios la industria pesada y de crear una nueva y poderosa base hullera y metalúrgica en el Este del país; reorganizar el trabajo de todas las asociaciones de masas y reforzar el papel de los sindicatos en la edificación socialista; incorporar a todos los obreros y masas trabajadoras en general a la emulación socialista. El Congreso desenmascaró por completo al oportunismo de derecha como agencia de los 5 kulaks en el seno del Partido y declaró que las opiniones de la oposición de derecha eran incompatibles con la pertenencia al P.C.(b) de la U.R.S.S. El Congreso invitó a las organizaciones del Partido a reforzar la lucha contra las desviaciones en la cuestión nacional —el chovinismo de nación dominante y el nacionalismo local— y contra la tolerancia con ellas, y a aplicar firmemente la política nacional leninista, que asegura el amplio desarrollo de las culturas —nacionales por la forma y socialistas por el contenido— de los pueblos de la U.R.S.S. El XVI Congreso pasó a la historia del Partido como el Congreso de la amplia ofensiva del 6 socialismo en todo el frente, de la liquidación de los kulaks como clase y de la realización de la colectivización total. J. V. Stalin presentó al Congreso, el 27 de junio, el informe político del C.C. del P.C.(b) de la U.R.S.S. (v. Obras, t. 12, ed. en español) y el 2 de julio hizo el resumen de la discusión en torno al informe. (Acerca del XVI Congreso del P.C.(b) de la U.R.S.S., v. “Historia del P.C.(b) de la U.R.S.S.”, págs. 396-399, ed. en español, Moscú, 1947. v. los acuerdos del Congreso en “El P.C.U.S. en las resoluciones y acuerdos de los Congresos y Conferencias y de los Plenos del C.C.”, parte II, págs. 553-616, ed. en ruso, 1953.)

[2] J. V. Stalin, “Sobre las tareas políticas de la Universidad de los Pueblos del Oriente” (v. Obras, t. 7, ed. en español).

[3] V. I. Lenin, Obras, t. 27, págs. 291-319, 4a ed. en ruso.

 

 

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