5  Papel de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción

Introducción

Las fuerzas productivas: determinación en última instancia

La ciencia y las fuerzas productivas

Las relaciones sociales de producción: elemento fundamental del desarrollo de las fuerzas productivas

Conclusión

6  Infraestructura y superestructura

Infraestructura y superestructura

Relaciones entre infraestructura y superestructura

Plan y mercado

Mao Tse-Tung. Sobre los conocimientos.

 

 

 

PAPEL DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS
 Y DE LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN

  1. Introducción
  2. 
Las fuerzas productivas: determinación en última, instancia

  3. La ciencia y las fuerzas productivas

  4. Las relaciones sociales de producción! elemento fundamental del desarrollo de las fuerzas productivas

  5. Conclusión.

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1. Introducción

El estudio del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción nos da la clave para explicar la estructura del modo de producción y para comprender el paso de un modo de producción a otro.
Toda transformación de un modo de producción representa una determinada fase del desarrollo de la humanidad. La historia de la humanidad es la historia del desarrollo y de la sucesión de los diferentes modos de producción. Estos modos de producción están determinados en última instancia por la estructura económica.


Vamos a estudiar ahora el papel especifico que juegan las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción en el desarrollo económico de la sociedad.

2. Las fuerzas productivas! determinación en última instancia

Las fuerzas productivas constituyen el factor principal determinante del desarrollo económico.

Esto está determinado por la esencia misma del proceso de producción de los bienes materiales, proceso que se opera sin interrupción, puesto que los hombres no pueden sobrevivir si carecen de bienes materiales.

El desarrollo de las fuerzas productivas condiciona los cambios que se producen en las relaciones sociales de producción.


La historia demuestra que las revoluciones producidas en la técnica si están integradas en el proceso de producción social, conducen —tarde o temprano— transformaciones radicales en la vida social. Así, por ejemplo, el paso de los instrumentos de piedra a los de metal provocó la desaparición del régimen de la comunidad primitiva y el nacimiento de la sociedad dividida en clases. En los tiempos primitivos las fuerzas productivas estaban muy poco desarrolladas y toda la producción era consumida por entero. Por lo tanto, no existían excedentes de productos que permitiesen a algunos hombres apropiárselos individualmente. La fabricación de instrumentos de hierro aumentó considerablemente la productividad del trabajo y la aparición de instrumentos de metal impulsó la producción agrícola, artesanal y la construcción. Debido a este crecimiento de las fuerzas productivas el hombre comenzó a producir más medios de subsistencia de los que necesitaba para su consumo inmediato.

El conjunto de los bienes no-necesarios para el consumo inmediato constituye el EXCEDENTE.

EL excedente crea las condiciones propicias que permiten que ciertos hombres se apoderen del producto del trabajo de los demás. Es en este momento cuando aparece la propiedad privada y con ella la desigualdad en la posesión de los bienes.

Por otra parte, en el Capital, Marx demuestra en qué manera la aparición de la máquina como herramienta determina el paso definitivo al modo de producción capitalista.

Las relaciones sociales de producción cambian si finiendo los cambios que se operan en el desarrollo de las fuerzas productivas.
Cuando las relaciones sociales de producción es— tan en consonancia con las fuerzas productivas , éstas se desarrollan. Pero esta consonancia no existe siempre. Las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción se desarrollando forma desigual. En general, el desarrollo de las fuerzas productivas es un desarrollo constante (aunque puedan darse periodos de estancamiento). Por el contrario, las relaciones sociales de producción no cambian todos los días. Tienden a retrasarse con respecto al desarrollo de las fuerzas productivas. Poco a poco se produce una no-correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción que empiezan a resultar inadecuadas al nuevo grado de expansión de las fuerzas productivas. Comienzan así a frenar el desarrollo de éstas, a oponérseles.

El desarrollo de las fuerzas productivas se ve favorecido y estimulado cuando las relaciones sociales de producción corresponden al grado de desarrollo de las mismas. Es la LEY DE LA CORRESPONDENCIA entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción.

Esta noción de correspondencia está presente en toda la obra de Marx. En el "Prefacio de la Contribución a la critica de la economía política",

Marx escribe:

"En la producción social de su existencia los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de producción (léase relaciones sociales de producción) que corresponden a un grado determinado del desarrollo de las fuerzas productivas materiales".

Es importante analizar esta noción de correspondencia puesto que implica una prohibición expresa a establecer una relación en sentido único:

fuerzas                   relaciones sociales

  productivas   —> de producción

Las relaciones sociales de producción no son el simple efecto de las fuerzas productivas.
Por ejemplo, en El Capital vemos que el establecimiento de la manufactura en el seno de la sociedad feudal no se produjo como un simple efecto de la división social del trabajo y del perfeccionamiento de los instrumentos de producción. Fue necesario también que concurriese un elemento exterior a las fuerzas productivas: la acumulación de una cierta cantidad de dinero en manos de un cierto número de personas. El modo de producción capitalista requiere para su instauración lo que Marx llama una "acumulación primitiva" que no se explica por un desarrollo de las fuerzas productivas sino por otros hechos.

Por otra parte, la noción de correspondencia establece una diferencia especifica entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción.

Ambas relaciones no son confundidas ni deben ser lo jamás. Obedecen a un cierto tipo de relación reciproca. Ya hemos visto que en esta relación las fuerzas productivas juegan un papel preponderante. Vamos ahora a examinar cuál es el tipo de acción que ejercen las relaciones sociales de producción sobre las fuerzas productivas. Empezaremos por preguntarnos de qué depende el desarrollo de .las fuerzas productivas y qué las determina.
. La ciencia y las fuerzas productivas

Empezaremos por preguntarnos de qué depende el desarrollo de las fuerzas productivas y qué las determina.


3. La ciencia y las fuerzas productivas

Algunos teóricos de la IIª Internacional se esforzaron en buscar la causa determinante del desarrollo de las fuerzas productivas en el progreso del conocimiento, en los avances de la ciencia. Este era el punto de vista de Kautsky. Este punto de vista ha encontrado su mayor difusión en los Estados Unidos y en otros países capitalistas.


Es cierto que el progreso de la ciencia, especial mente de las ciencias de la naturaleza, ejerce una influencia importante en el desarrollo de las fuerzas productivas y en particular en el desarrollo técnico. La gran industria contemporánea sería imposible sin la aplicación de los conocimientos de los descubrimientos científicos modernos en el campo de la mecánica, la física, la química. La agricultura de nuestro tiempo está basada en la aplicación de la química y de la agrobiología.


Pero aunque estos conocimiento científicos jueguen un papel muy importante en el desarrollo de las fuerzas productivas, es erróneo buscar en el los la causa fundamental y determinante del desarrollo de las fuerzas productivas.

El desarrollo de la ciencia depende del desarrollo de las fuerzas productivas, que no es lo mismo. En una carta a Starkenburg, del 25 de enero de 1894, Engels escribía:

"Si como Vd. dice, la técnica depende en gran parte del estado de la ciencia, ésta depende mucho más todavía del estado y necesidades de la técnica. Cuando la sociedad tiene unas necesidades técnicas, impulsa la ciencia mucho más de lo que lo harían diez universidades juntas.
"Toda la hidrostática (Torricelli, etc.) surgió de la necesidad vital de regular los torrentes de montaña en Italia, en los siglos XVI y XVII. Si algo racional hemos llegado a saber acerca de la electricidad, ello ha sido cuando se ha descubierto  su utilización técnica. Pero, desgraciadamente, en Alemania se acostumbra a escribir la Historia de las ciencias como si éstas hubiesen caído del cielo".

Las condiciones económicas de producción no solamente determinan la adquisición de ciertos descubrimientos científicos sino también su aplicación. Por ejemplo, la propiedad del vapor como fuerza motriz habla sido ya descubierta en la antigua Grecia. Pero en esos momentos, la existencia de unas relaciones sociales esclavistas impedía aprovechar ese descubrimiento. Las condiciones de producción de la sociedad feudal también impedían la utilización de la máquina de vapor, etc.

La ley de la competencia capitalista obligó a los capitalistas a perfeccionar la técnica para acrecentar la productividad del trabajo. Pero esta situación cambia cuando el desarrollo capitalista desemboca en le etapa monopolista. Los monopolios acaparan centenas de millares de patentes de los inventores a fin de evitar que caigan en manos de sus competidores. Solo una Ínfima parte llega a ser aplicada. Los monopolios capitalistas oponen una gran resistencia al empleo de la energía atómica para fines pacíficos, y así podríamos citar otros muchos ejemplos.

Los descubrimientos científicos por lo tanto, erean solamente la posibilidad del desarrollo de las fuerzas productivas.
Pero, depende de las relaciones sociales de producción el que esta posibilidad se convierta en realidad, el que los descubrimientos científicos se apliquen realmente a la producción.

4. Las relaciones sociales de producción! elemento fundamental del desarrollo de las fuerzas productivas

Después de haber .analizado uno de los elementos más importantes que condicionan el desarrollo de las fuerzas productivas, pasaremos a determinar cuál es el elemento fundamental.

EL ELEMENTO FUNDAMENTAL Y DECISIVO DEL DE SARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS SON LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN. El freno principal que impide el desarrollo de las fuerzas productivas son las viejas relaciones sociales de producción que no corresponden ya al carácter de estas fuerzas.

El Capital de Marx, contiene un análisis completo y acabado de las leyes que rigen el modo de producción capitalista en el periodo pre-monopolista de su existencia. Marx ha demostrado que las relaciones sociales de producción capitalista, la propiedad privada de los medios de producción, el ansia de un mayor beneficio, la competencia, fueron poderosos estimulantes para el desarrollo de las fuerzas productivas.

Pero, poco a poco, las mismas leyes de la producción capitalista conducen a una gigantesca concentración de los medios de producción, al dominio de los monopolios, lo cual produce una tendencia al estancamiento y a la destrucción de las fuerzas  productivas. El nivel de socialización de las fuerzas productivas entra en contradicción con la propiedad privada —cada vez más concentrada— de los medios de producción. Las relaciones sociales de producción —atrasadas con respecto a las fuerzas productivas— comienzan a convertirse en freno para las mismas. 

5. Conclusión

Hemos visto que el nivel económico del modo de producción (estructura económica de la sociedad) es una combinación de dos relaciones:

- relaciones técnicas de producción

- relaciones sociales de producción

EN ESTA COMBINACIÓN LAS FUERZAS PRODUCTIVAS JUEGAN UN PAPEL PREPONDERANTE EN LA DE TERMINACIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN. PERO ESTAS, A SU VEZ, SON EL ELEMENTO FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.

Todo el problema teórico reside en la explicación del papel preponderante, pero no directamente determinante de las fuerzas productivas, y del papel activo que juegan también las relaciones sociales de producción sobre estas fuerzas.

Marx, Engels y Lenin empleaban los siguientes términos para describir el papel de las fuerzas productivas. Las fuerzas productivas son:

* X-la base


* la raíz


* las condiciones incluso "condiciones sine qua non", es decir, indispensables)

* los soportes

Todas estas expresiones pueden ser resumidas en una expresión empleada a menudo ñor Engels para describir la acción de la estructura económica sobre las superestructuras jurídico-política e ideológica, a saber: determinación en última instancia.

Las fuerzas productivas determinan EN ULTIMA INSTANCIA las relaciones sociales de producción.

En esta expresión, es necesario tomar las palabras "en última instancia" como aquello que distingue esta determinación de la determinación mecánica en la que el elemento determinado no es más que un efecto, un producto inmediato del elemento determinante (causa). Se trata de una determinación en el interior de una estructura, en la cual se da una sobredeterminación de cada elemento por los demás. ([1])

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Conceptos que es necesario retener ([2])

- base


- raíz


- condiciones (condiciones sine qua non)


- soportes
determinación en última instancia


- sobredeterminación de los elementos de la estructura


 

 


INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA

  1. Infraestructura y superestructura
  2. Relaciones entre infraestructura y superestructura

  

1. Infraestructura y superestructura

Del capitulo I al V, hemos estudiado aquellos conceptos que nos permiten comprender la estructura económica de la sociedad.
El estudio riguroso de esta instancia (la estructura económica de la sociedad) es fundamental pues, es a partir de esta cuando estaremos en condiciones de comprender las otras instancias de la sociedad. Marx y Engels llamaban INFRAESTRUCTURA o BASE, a la estructura económica de la sociedad y SUPERESTRUCTURA a las instituciones jurídico-políticas y a las "formas de conciencia social" que corresponden a una infraestructura determinada.

En El Anti-Dühring, Engels dice:

"... La estructura económica de la sociedad constituye la base real que permita, en ultimo análisis, explicar toda la superestructura de instituciones políticas y jurídicas, así como la ideología religiosa y la filosofía de cada periodo histórico". (de la Introducción, cap. I. )

Sirviéndose de los términos de infra y superestructura, Marx y Engels han querido expresar la relación que existe entre la instancia económica de la sociedad y las instancias jurídico-política e ideológica ("formas de la conciencia social").

 Al igual que en un edificio, los cimientos sirven de base a la construcción del mismo, de igual modo la estructura económica de la sociedad es la base de todo el edificio social.

El gran mérito de Marx y Engels es haber descubierto que para estudiar la sociedad no hay que partir de lo que los hombres dicen, se imaginan o piensan sino de la forma en que producen loa bienes materiales necesarios para vivir. Los hombres, desarrollando su productividad material en unas relaciones de producción determinadas, transforman su vida material y al mismo tiempo, sus ideas y las instituciones que les corresponden.

El término de SUPERESTRUCTURA indica fundamentalmente dos instancias:

* la instancia jurídico-política (Estado-Derecho)

* la instancia ideológica (formas de conciencia social)

2. Relaciones entre infraestructura y superestructura

Según la teoría marxista es en la infraestructura en donde hay que buscar el hilo conductor para explicar los fenómenos sociales pertenecientes a la superestructura. Pero esta afirmación no implica que todo se reduce a que todo es un mero reflejo de la estructura económica. Sin embargo, muchos de los textos de Marx y de Engels se prestan a una interpretación de este género al acentuar insistentemente el papel de la economía en la sociedad. Debemos preguntarnos porqué Marx y Engels han acentuado tanto el papel de la economía.

A este respecto conviene recordar que luchaban contra una corriente muy fuerte de tipo idealista que menospreciaba el papel da la vida material. Incluso pensadores que ocupaban las posiciones más avanzadas, como era el caso de los materialistas ingleses y franceses de loe siglos XVII y XVIII y del materialismo alemán de loe años 40 del siglo XIX, continuaban sosteniendo principios idealistas cuan do se trataba de explicar los fenómenos de la vida social y la historia de la sociedad.

Teólogos y filósofos idealistas, sociólogos e historiadores burgueses, todos los ideólogos de la aristocracia feudal y de la grande y pequeña burguesía, velan en la conciencia, en la razón, en las ideas políticas, morales, religiosas y demás ideas y principios, la fuerza motriz fundamental y determinante del desarrollo de la sociedad.

Veamos cómo Marx critica este idealismo. En la carta a Annenkov, del 28-12-1846, donde habla del libro de Proudhon "Filosofía de la miseria", dice:

"... El señor Proudhon ve en la historia una serie de desarrollos sociales (...) No sabe explicar estos hechos y la hipótesis de la razón universal que se manifiesta, es enteramente inventada. Nada más fácil que sacarse de la manga causas místicas, es decir, frases vacías en donde el sentido común brilla por su ausencia".

Es por esto que algunos pasajes de los textos de Marx y de Engels, aislados de su contexto y del campo ideológico en el que fueron producidos, han podido ser interpretados falsamente.
Por ejemplo, el pasaje de la Ideología Alemana que sigue:

"Las representaciones, el pensamiento, el comercio ideológico de los hombres aparecen aquí todavía como la emanación directa de su comportamiento material.

"De esta manera, la moral, la religión, la metafísica y el resto de la ideología, lo mismo que las formas de conciencia que le corresponden, pierden enseguida toda apariencia de autonomía".

La interpretación mecánica, no critica, de textos como el que acabamos de reproducir, han dado lugar a una simplificación del marxismo.
Algunos marxistas, los que Lenin llama "marxistas vulgares" se esfuerzan por deducir directamente de la economía todos los cambios producidos en la ideología y en la política.

En el caso de la ideología filosófica, por ejemplo, pretenden deducir los conceptos de materia y de espíritu de las relaciones sociales de producción. El concepto de materia correspondería así, al proletariado (trabajo material) y el concepto de espíritu a los capitalistas (trabajo de organización de tipo no material).

Lenin rechazó enérgicamente este tipo de simplificaciones haciendo ver que esos conceptos fueron producidos hace 2.000 años por filósofos pertenecientes a clases diferentes.

Esta interpretación mecánica del marxismo existe todavía hoy.
La vemos reflejada, por ejemplo, en las afirmaciones de ciertos "marxistas" sobre el problema del paso al modo de producción socialista: hay que alcanzar un cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas —dicen— para desencadenar un proceso revolucionario.

Lo que no alcanzan a ver esos señores es que al la do de la economía hay otros factores que debemos tomar en consideración. No ven, el papel fundamental que desempeña la acción política en la etapa de transición. Y esta es la razón que explica que no vean la diferencia, radical que existe entre la revolución democrático burguesa, hecha por la burguesía, que da el poder a la burguesía y la revolución democrática de nuevo tipo que se realiza bajo la dirección del proletariado y tiene por objetivo final el establecimiento del socialismo.

Estos "marxistas" reducen la sociedad a su estructura económica. Pierden de vista las demás instancias de la sociedad y, lo que es peor, la necesidad de edificar un partido obrero de vanguardia que sea capaz de transformar revolucionariamente la sociedad a fin de conducirla por camino seguro, al socialismo y al comunismo.

A los "marxistas vulgares" habría que repetirles la frase de Engels de su carta a Starkenburg, del 25-1-1894:

"No hay un efecto automático de la situación económica".

Y hay que enseñarles que si Marx y Engels pusieron el acento en el aspecto económico fue porque,

"Frente a nuestros adversarios era preciso que subrayásemos el principio esencial negado por ellos, y entonces no siempre encontramos ni el tiempo, ni el lugar, ni la ocasión  de poner en su lugar a los demás fa¿ torea que participan en la acción recíproca." (Engels, Carta a Bloch del 21-9-1890)

El estudio de las obras políticas de Marx y Engels es la prueba más evidente de la importancia que ambos acordaban a las demás instancias de la sociedad y sobre todo, a la acción revolucionaria producida por la lucha de clases. Con Marx y Engels afirmamos que en la estructura social:

LA ECONOMIA ES DETERMINANTE EN ULTIMA INSTANCIA Y QUE EXISTE UNA AUTONOMIA RELATIVA Y UNA ACCIÓN RECIPROCA DE LOS DEMÁS ELEMENTOS DE LA ESTRUCTURA.

"... Según la concepción materialista de la historia el factor determinante en la historia es, en última instancia, la producción y la reproducción de la vida real." (Engels, Carta a Bloch del 21-9-1890)

Marx y Engels no dejaron de precisar jamás que:

"Si alguno retuerce esta proposición hasta hacerle decir que el factor económico es el único determinante, la transformará en una frase huera, abstracta y absurda". (Engels, Carta a Bloch, antes citada)

Las condiciones económicas son pues las condiciones "finalmente determinantes" pero las otras instancias de la sociedad juegan también un papel:

"El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc., reposan sobre el desarrollo económico. Pero todos ellos reaccionan tanto los unos so ore los otros, como sobre la base económica (...) acción reciproca sobre la base de la necesidad económica que se impone siempre en última instancia". (Engels, carta a Starkenburg).

Los elementos de la superestructura están directa o indirectamente ligados a los cambios operados en la infraestructura pero tienen una autonomía relativa y su desarrollo se regula por leyes especificas.
Engels señala cómo el desarrollo de la filosofía, por ejemplo, no puede ser explicado pura y simplemente por el desarrollo económico:

"... La filosofía de cada época tiene, como esfera especial de la división del trabajo, un conjunto de ideas proporcionadas por las que le precedieron y que le sirven de punto de partida. Esto explica que países económicamente atrasados puedan jugar, sin embargo, un papel de primer orden en filosofía: Francia en el siglo XVIII, con relación a Inglaterra sobre cuya filosofía se fundaban los filósofos franceses) y más tarde Alemania, en relación con estos dos países". (Engels, Carta a Conrad Sohmit, del 27-octubre-1890)

Podemos decir que generalmente existen elementos ideológicos que se transmiten de un modo de producción a otro. Pero estos elementos están siempre al servicio de los intereses de las clases dominantes, que los utilizan como instrumentos de lucha. La transformación de la superestructura, su destrucción y reemplazamiento por otra nueva no excluyen que continúen desarrollándose ciertos de sus elementos. Si la economía determinase mecánicamente toda la superestructura y el desarrollo de la sociedad, Marx y Engels caerían en el contrasentido absurdo de llamar a los hombres a la lucha de clases y a la revolución siendo que todo está determinado por adelantado por la economía.
Este es uno de los puntos en los que más frecuentemente se centran los críticos del marxismo. Les gusta mucho emprenderla con la "incoherencia lógica" de la teoría marxista. Por una parte —dicen— la determinación económica, por la otra: la acción de los hombres en la historia.

Esta afirmación no hace más que poner en evidencia la ignorancia y la mala fe de estas criticas que parecen desconocer por completo la diferencia radical existente entre el determinismo marxista y el determinismo mecanicista.

Engels escribió a Franz Mehring sobre este problema!

"Con esto se relaciona igualmente esta idea estúpida de los ideólogos: como nosotros negamos a las diferentes esferas ideológicas que juegan un papel en la historia, un desarrollo independiente, les negamos también —según ellos— toda eficacia histórica. Esto parte de una concepción banal, no dialéctica, de la causa y el efecto como polos opuestos el uno al otro de forma rígida, de la ignorancia absoluta de la acción reciproca. El hecho de que un factor histórico, puestos que ha sido engendrado finalmente por otros hechos económicos, reaccione también a su vez y pueda reaccionar sobre su medio e incluso sobre sus propias causas, es olvidado a menudo por estos señores intencionadamente".

 

Conceptos que es necesario retener

- infraestructura


-superestructura


-instancia jurídico-política


-instancia ideológica


- determinación en última instancia

- autonomía relativa


- acción recíproca

 

 

 

PLAN Y MERCADO

Por CHARLES BETTELHEIM

.... La progresión hacia el socialismo consiste fundamentalmente en el dominio creciente por parte de los productores inmediatos de sus condiciones de existencia y por lo tanto, en primer lugar, de sus medios de producción y de sus productos. Este dominio no puede ser más que colectivo. Lo que denominamos "plan económico" es uno de los medios de este dominio colectivo pero lo es solamente dentro de unas condiciones políticas determinadas. Si faltan estas condiciones , el plan no será más que un medio particular empleado por una clase dominante —distinta de los productores inmediatos que viven del producto de su trabajo— para asegurar su propio dominio sobre los medios de producción y sobre loe productos normalmente obtenidos.

( . . . ) Me parece fuera de duda que los términos de "mercado" y "plan" corresponden a nociones empíricas y descriptivas y no a conceptos científicos teóricamente elaborados. Estos términos no nos remiten pues a relaciones reales sino que nos remiten a formas de la representación (Darstellung) ( . . . ) . Tales relaciones, en efecto, solo pueden ponerse en evidencias través de lo que Marx llama un "análisis de las formas". En este sentido, considero que la contradicción" plan/mercado" no pasa de ser un "efecto de superficie" cuya significación no puede ser comprendida a nivel de esta contradicción, sino únicamente poniendo en evidencia las contradicciones profundas (concernientes a las relaciones de producción y a las relaciones de clase) de las as cuales, la contradicción "plan/mercado" no es más que la representación.

Es por esta razón que la contradicción "plan/mercado" no es —no puede ser— una contradicción fundamental: no designa ni una contradicción de clases (una contradicción política) ni una contradicción económica (una contradicción entre las relaciones sociales efectivas a nivel económico), sino ciertos efectos variables de estas contradicciones y los "lugares" en donde estos efectos se representan.

Precisando más, yo diría que la contradicción “plan/mercado” designa, de una forma metafórica, una contradicción entre dos “espacios de representación”, entre dos “escenarios”([3]).

En estos dos "escenarios" intervienen, a un nivel descriptivo, unos "autores": compradores, vendedores, planificadores, directores de empresa, administradores, etc. Estos actores aparecen ahí no como los portadores de relaciones sociales ni como agentes que desempeñan unas funciones (determinadas por las relaciones sociales existentes y fundamentalmente por las relaciones de producción dominantes), sino como "sujetos" dotados de "autonomía", de una cierta psicología, etc. La "presencia" de estos "actores", el "cuadro" en el que intervienen (la oficina del plan, la dirección de la empresa, etc.), la forma de las relaciones que parecen "estrecharse entre ellos", ocultan de esta manera lo esencial, las relaciones sociales fundamentales de las que son los portadores y que se reproducen "en otra parte". El "en otra parte" designa la instancia económica (los lugares de la producción), la instancia política (los órganos del poder), la instancia ideológica (esencialmente los aparatos ideológicos, escuelas, universidades, prensa, radio, etc. . ) .

Si privilegiamos estos dos "escenarios" ( el "mercado" y el "plan") hasta el extremo de ver en ellos el "lugar" de una contradicción fundamental, estamos reemplazando el análisis concreto de las relaciones sociales reales por la descripción (...) de los "actos" de quienes aparecen en el primer plano de ampos escenarios y de las formas bajo las que se "representan" (sich darstellen), sobre esos dos escenarios las relaciones sociales reales.

Gran parte de los debates sobre los problemas de la transición —y gran parte de las políticas que estos debates "describen"— ha sido falseada por el hecho de que el "mercado" y el "plan" se han tomado como una cosa distinta de lo que son, a saber, la designación metafórica de los "lugares", imaginarios y reales a la vez, donde "se representan" unas relaciones que, de este modo, hemos sido conducidos a ignorar.

 

ADVERTENCIA

 Bajo el titulo de "Plan y Mercado" insertamos en nuestras páginas la casi totalidad de una carta dirigida por Ch. Bettelheim a Paul M. Sweesy, dentro del cuadro de un debate sostenido por ambos entre Octubre del 68 y el 18 de Febrero de 1970, fecha en la que fue remitido este escrito.

El debate en cuestión afectaba a numerosos problemas de la fase de transición del capitalismo al socialismo, en general, y, más especial mente, a la cuestión de la lucha entre la vía socialista y la vía capitalista en los paisas que han iniciado la edificación del socialismo.

Pese a formar parte de la referida polémica , la presente carta posee una unidad en si misma por lo que será comprendida sin necesidad de conocer el contenido de las cartas que la precedieron. Con el fin de reforzar dicha unidad nos hemos permitido no incluir algunos párrafos ya vinculados a cuestiones de menor in teres que la que ocupa el centro de estas páginas, ya relativos a las cartas anteriores de un modo particularmente concreto.

Con este escrito, Charles Bettelheim nos proporciona un material que esperamos resulte de gran utilidad para los lectores, en vistas a conocer mejor la ideología revisionista moderna, sus resortes, sus "pantallas" para camuflar la naturaleza de clase del "socialismo" jruachoviano.

KOMUNISTAK

La descripción de los problemas de la transición en términos de "plan" y "mercado" permite, cierta mente, hacerse una primera idea de "lo que está ocurriendo" en los dos "escenarios" considerados; pero, obliga a recurrir a una serie de nociones, precisamente a aquellas a través de las cuales los actores, que intervienen en los escenarios, "piensan" sus acciones (ignorando las relaciones reales cuyos portadores son).

Estas nociones nos remiten a formas múltiples bajo las que se representan las relaciones reales al mismo tiempo que se disimulan (al igual que la forma valor representa una relación social a la vez que la disimula). Esta disimulación se acompaña de una serie de desplazamientos, que resultan inevitables por el hecho de que las relaciones y contradicciones que se desarrollan realmente ( y de las que no percibimos más que los efectos indirectos y deformados, como consecuencia de no analizarlos como tales) se sitúan al nivel de las tres instancias fundamentales de la formación social. Este arraigamiento multiplica las relaciones reales así "representadas"; está indicado por la "naturaleza" de las formas y de las nociones ideológicas que están presentes en loe debates sobre el "plan" y el "mercado": la forma valor, los precios, los contratos,, las órdenes administrativas, la propiedad de Estado, los "estimulantes" materiales y los "estimulantes" morales, etc..

Esta diversidad y esta heterogeneidad de las nociones a las que nos vemos remitidos, cuando queramos hacer "funcionar" la "contradicción plan/mercado" revelan perfectamente que ésta última, lejos de ser una contradicción fundamental no es más que la formalización ideológica de los "escenarios" en los que se enfrentan las formas mismas que "expresan" y disimulan las relaciones sociales reales.

 Es la combinación de estas relaciones la que constituye la estructura fundamental en -cuyo seno se desarrollan las verdaderas contradicciones que es preciso poner en evidencia, y esto no lo conseguiremos, mientras no analicemos la estructura fundamental de las formaciones sociales en transición.

Mientras permanezcamos prisioneros (cono hemos permanecido todos durante muchos años) de la formada la representación inmediata y da las nociones ideológicas construidas a partir da aquellas, estaremos prendidos en un mundo parcialmente real y parcialmente imaginario.

"Parcialmente real" porque, desde luego, loa términos de "mercado?, "plan", "órdenes administrativas", etc., correspondan a ciertas realidades. "Parcialmente imaginario" porque las nociones que permiten designar estas realidades hacen también alusión a otras realidades además de las que dan a conocer, pero estas resudadas permanecen ocultas en tanto en cuanto no se descifren las citadas alusiones. Por ejemplo, el "plan" es, indudablemente, un acto político y administrativo real, pero, los procesos efectivos de trabajo, de producción, de distribución y de consumo que se desarrollan en los lugares de trabajo, en las unidades de producción, en las unidades de consumo, y que se supone que han de estar determinados por el plan, es muy posible que tengan poco que ver con lo que el "plan" prevé, de lo que se deduce que éste puede transformarse en una "realidad mítica", un proceso de mitificación tal, no puede ser analizado en sí mismo más que en términos de relaciones de clase y de relaciones ideológicas.

Estas son las diversas razones que explican que mientras permanezcamos encerrados en los espacios de representación del "plan" y del "mercado", no podremos elaborar ninguna concepción científica ni enunciar nada, como no sean aproximaciones empíricas.

Tales aproximaciones empíricas permiten, dentro de ciertos límites, "actuar útilmente" (es decir, permiten alcanzar el objetivo perseguido), pero estas aproximaciones pueden también conducirnos a unos resultados distintos de los que esperábamos y todo esto, de una forma que nos resultará incomprensible mientras sigamos sin analizar las relaciones y las contradicciones que determinan el movimiento real de una formación social determinada. (...)

La reflexión sobre la historia económica y política de los países que se encuentran en una situación de transición, de sus progresos en la vía del socialismo o de su retorno hacia el capitalismo, y la reflexión sobre la manera en que esta historia ha sido escrita y pensada (por mi mismo inclusive) me han persuadido de que es absolutamente necesario cambiar de terreno, es decir, que es preciso abandonar el "territorio" en el que han tenido lugar los enfrentamientos ideológicos de estos últimos diez años. Este "territorio" es precisamente el mismo en el que se hallan plan todos los escenarios del "mercado" y del "plan".

Es pues preciso ir a otra parte (lo que no es nada fácil)|; es preciso ir más allá de las formas inmediatamente presentes que señalan, a la ves que disimulan, las relaciones reales. Son éstas últimas las que debemos esforzarnos en comprender pues solamente entre ellas pueden desarrollarse verdaderas contradicciones (por consiguiente, la contradicción principal característica de cada fase de la historia real de las formaciones sociales en transición.

Para poder conocer estas relaciones y estas contradicciones, para no verse condenado a designarlas metafóricamente (creyendo que se las designa realmente), para poder dominarlas, es imprescindible proceder al análisis de las formas, es decir, efectuar, en lo que concierne a las formas específicas de las formaciones sociales en transición, un trabajo análogo al efectúa do por Marx con respecto al modo de producción capitalista: hay que descubrir las relaciones sociales reales que señalan y esconden, a un mismo tiempo, las formas de la representación y las nociones ideológicas elaboradas a partir de las mismas.

Privados da un análisis semejante, que se podrí a comenzar a hacer hoy ("hoy", porque la historia real nos ha "mostrado" qué ilusiones pueden construirse a partir de esas formas), continuaríamos procediendo a titulo aproximativo y, lo que es aún más grave, permaneceríamos en el "terreno" favorable para el enemigo de clase, en el de las ilusiones ideológicas, en el terreno propicio para el desarrollo de todas las formas de explotación, de dominación y de sojuzgamiento.

Volviendo a mi punto de partida, yo diría que pensar que la "contradicción plan/mercado" puede ser la contradicción fundamental del periodo de transición (cosa que yo llegué a pensar en otro tiempo) significa:

1) que estamos aislados en el terreno de las formas, y que, por lo tanto, somos inducidos incesantemente a interpretar una serie de efectos de las contradicciones reales como si dependiesen no de éstas ultimas, sino del enfrentamiento entre el "plan" y el "mercado";

2) que hemos caído en las garras de lo que Lenin denominó "economicismo", pues, privilegiamos una contradicción que, formalmente, aparece como una contradicción económica, y, por lo tanto, olvidamos lo esencial: la lucha de clases;

3) que estamos impidiendo la averiguación de
la contradicción principal de cada fase, el análisis de su desarrollo y del desplazamiento de su aspecto principal.

Es así como uno se ve llevado a atribuir al
"mercado" o al "plan" unas "virtudes" o unas "propiedades" intrínsecas. Es decir, se ve llevado a "separar" los posibles efectos de los desarrollos de las
relaciones mercantiles o de las relaciones planificadas (que son una parte de las relaciones sociales que
se trata de analizar), a "separarlos", decimos de las
condiciones políticas dentro de las cuales se desarrollan esas relaciones. Sin embargo, únicamente esas
condiciones políticas, es decir, las relaciones de
clases, confieren una significación concreta, real, al desarrollo en un momento dado de tal o cual forma económica, aunque sepamos, por supuesto, que el progreso hacia el socialismo exige que las relaciones
mercantiles desaparezcan y den paso a relaciones socialistas (de las cuales, las "relaciones planificadas" son sólo una forma, y una forma que puede corresponder a cosas muy distintas de las relaciones socialistas: volveré a insistir sobre este particular).

En resumen, nos es preciso formular las cosas no en términos da "plan" y "mercado", sino de manera muy diferente. Precisando más, es necesario que reconozcamos que si el "plan", en general, no es el "polo" de una contradicción principal, cuyo polo opuesto seria el "mercado", ello es debido a que la contradicción real (esa que la "contradicción plan/mercado " designa de modo ideológico, esa cuya existencia señala a la vez que la oculta) reside en el dominio o no-dominio por parte de los productores, de las condiciones y los resultados de su actividad.

Es fundamentalmente cierto que la existencia de relaciones mercantiles obstaculiza el dominio de los productores sobre sus productos y que el desarrollo completo de estas relaciones lleva emparejada la dominación de la burguesía sobre los productores y, en consecuencia, el no-dominio de los productores sobre sus condiciones de existencia. Es, por lo mismo, fundamentalmente cierto, que la eliminación da las relaciones mercantiles es una de las tareas históricas que el proletariado tiene que realizar en el transcurso de la edificación del socialismo. Pero, no es menos cierto, que esta eliminación no puede ser una "abolición": ha de ser, por el contrario, el resultado de una lucha llevada a cabo en los frentes político, ideológico y económico. En efecto, no podemos ignorar que existen a la vez limites ideológicos y políticos que ase oponen tanto a la eliminación da las categorías mercantiles, como a la da las relaciones jurídicas burguesas (aquellos que —como Vd. apunta justamente— fueron señalados por Marx en la "Critica al Programa de Gotha"), y limites económicos ligados a la estructura relaciones de producción/fuerzas productiva» (lo cual explica, por ejemplo, que en China, en la actualidad, no hayan sido eliminadas las relaciones mercantiles, la moneda y los precios). Por todo ello, decimos que la tarea de la eliminación de las relaciones mercantiles es una tarea histórica.

 No obstante —y ahora toca otro punto que se parece esencialismo—, la existencia de esta tarea y su significado histórico no deben hacernos olvidar, en absoluto, que un “plan” y las relaciones planificadas pueden, también, impedir el dominio de los productores sobre las condiciones y los resultados de su actividad.

Esta afirmación supone —y esto parece haberse olvidado durante mucho tiempo— que puede existir una “planificación” y un “plan” socialistas o proletarios.

La “planificación” burguesa tiene un carácter en parte mítico, pero no deja de ser, por ello, un instrumento de la política de la burguesía.

Al identificar “plan” y socialismo, “mercado” y capitalismo (lo cual es cierto, tendencialmente), estamos ayudando a la burguesía (y particularmente a la burguesía soviética) a ejercer su dominación al amparo de una “plan”, en cuyo nombre priva a las masas explotadas del derecho de expresión y, con cuya ayudad agrava aún más la explotación de las masas.

Igualmente — y este punto me parece fundamental—, es indispensable que reconozcamos que, de la existencia de determinadas condiciones sociales, políticas e ideológicas depende el que un plan sea un instrumento del dominio de los productores sobre las condiciones y los resultados de su actividad. Para que juegue tal papel, es necesario que el plan sea elaborado y puesto en funcionamiento sobre la base de la iniciativa de las masas, y, por lo tanto, que concentre y coordine las experiencias y proyectos de las propias masas. Esta coordinación, para ser efectiva, debe evidentemente asegurar el aprovechamiento de las exigencias técnicas y económicas generales y las posibilidades objetivas de conjunto. En esto consiste uno de los papeles del "centralismo", pero, este aprovechamiento será tanto más efectivo cuanto que el plan se base, ante todo, en la iniciativa de las masas, que su elaboración y aplicación sean controladas por ellas. De esta manara, el plan se convierte en un "concentrado" de la voluntad y aspiraciones de las masas, de sus» ideas justas.

Si un plan no es este "concentrado", no se trata ya de un plan socialista sino de un plan burgués; no se trata del "polo contrarío" del mercado, sino de su complemento o de su "sustituto" provisional.

Lo que antecede ha sido ignorado, en la práctica, durante mucho tiempo (por mí mismo inclusive) ([4]). Así pues, mientras ignorábamos todo esto, estábamos perdiendo de vista que no pueden existir relaciones de producción socialistas sino en la medida en que se da el dominio de los productores sobre las condiciones y los productos de su trabajo.

Una dificultad sobre la que convendrá volver a insistir, obedece a que, en las condiciones de una producción altamente socializada, el dominio de los productores sobre las condiciones de su existencia exige el desarrollo de unas relaciones sociales enteramente nuevas y que, mientras estas nuevas relaciones no se hayan desarrollado, las viejas relaciones, las mismas que permiten la explotación y la dominación de clase, continuarán reproduciéndose. La instauración de la dictadura del proletariado permite a la clase obrera, a través de su vanguardia, imponer ciertas relaciones proletarias; tal es una de las consecuencias de la nacionalización de los principales me dios de producción, pues la misma rompe el cuadro ju ridico en cuyo seno la burguesía ejercía su dominación.

Sin embargo, la reproducción de las antiguas relaciones sociales, de las relaciones burguesas, a nivel de las empresas y de los distintos aparatos políticos e ideológicos, significa que los agentes de reproducción de estas relaciones, que constituyen fuerzas sociales burguesas, siguen estando presentes bajo la dictadura del proletariado y a pesar de la nacionalización de los medios de producción.

Esto es, por lo demás, lo que hace necesaria la dictadura del proletariado, pues la lucha de clases continúa. Una de las salidas posibles que puede tener esta lucha es la vuelta al poder, bajo formas que no son inmediatamente localizables, de las fuerzas sociales burguesas. Este hecho se produce desde el momento en que los representantes de estas fuerzas se hacen con la dirección del Estado y del partido dirigente; a partir de entonces, el carácter de clase del Estado, de la propiedad estatal y de la planificación deja de ser proletario para pasar a ser burgués. Cuando esto ocurre, el dominio de los productores sobre sus condiciones de existencia que, al realizarse la toma del poder por el proletariado, se encuentra, en un principio, garantizado merced al aparato de Estado —en espera de resultar garantizado por otras formas, no inmediatamente realizables, debido a que requieren una transformación profunda de las relaciones económicas, ideológicas y políticas— cesa por completo y es reemplazado por el dominio de una clase explotadora. Sobre la base de las relaciones económicas, ideológicas y políticas existentes, esta clase no puede ser otra que la burguesía. Esta se presenta como una burguesía de Estado, cuya dominación; acarrea, por lo demás, el desarrollo de unas contradicciones especificas, que será necesario analizar.

 Así es que, si reconocemos que el dominio de los productores sobre sus condiciones de existencia, y, por consiguiente, sobre los medios de producción y sobre los productos de su trabajo constituye lo esencial de las relaciones de producción socialistas, deberemos sacar la conclusión de que la progresión en la vía del socialismo exige una transformación de las formas de este dominio, a fin de que el mismo resulte cada vez más completo. Aquí reside, a mi parecer, el significado de la lucha de clase bajo la dictadura del proletariado. Uno de los momentos esenciales de esta lucha es la revolucionarización de los diferentes aparatos económicos, ideológicos y políticos gracias a la cual, precisamente, se puede realizar la eliminación de las relaciones sociales capitalistas que continúan reproduciéndose y la substitución de las mismas por relaciones sociales socialistas.

Lo que acaba de ser dicho significa que lo decisivo —desde el punto de vista del socialismo— no es el modo de "regulación" de la economía, sino más bien la naturaleza de la clase que está en el poder. En otros términos, la cuestión fundamental no es que el "mercado" o el "plan" —ni por lo tanto, tampoco el Estado— dominen la economía, sino la naturaleza de la clase que detenta el poder. Si ponemos en primer plano el papel de dirección que el Estado juega sobre la economía, estamos relegando a un segundo plano el papel de la naturaleza de la clase que está en el poder, es decir, que estamos dejando de lado lo esencial ([5]).

El carácter de pareja ideológica que forma la contradicción "plan/mercado" o "mercado/Estado", aparece precisamente en el hecho de que los términos de tal pareja hacen solamente alusión a contradicciones reales, a la par que designan unas relaciones de naturaleza complementaria. En efecto, a nivel económico, la existencia del mercado (de relaciones mercantiles, en realidad) es una condición que posibilita la dominación de la burguesía, mientras que, a nivel político, el Estado, como forma de existencia del poder político, es también una condición que posibilita la dominación burguesa. En este sentido, "mercado" y "plan" no se oponen fundamentalmente, sino que se complementan: el papel principal corresponde ya el uno, ya al otro, según sea la naturaleza de las contra dicciones económicas, sociales y políticas en cada momento.

Lenin ha subrayado que la forma estatal de dominación política implica siempre relaciones burguesas) de aquí dimana la importancia de la forma soviética del poder o de la experiencia de la Comuna de París pues, estas formas de poder político han dado a luz "Estados de nuevo tipo", dentro de los cuales las relaciones burguesas han sido relegadas a un segundo plano, de tal suerte que los mismos no son ya "Estados" propiamente dichos. El Estado burgués, en efecto (es decir, el Estado por excelencia), es el ejercicio organizado de la violencia de una minoría sobre la mayoría, mientras que la existencia de un Estado del proletariado implica el ejercicio de la violencia de la mayoría sobre una minoría. Esto trae con sigo una transformación radical de la estructura y del papel del aparato de Estado, e, igualmente, de las relaciones del mismo con las masas. Es precisamente esta transforma ion radical, la que hace que un Estado socialista deje de ser un Estado propiamente dicho, aunque comporte aún relaciones que permiten a la burguesía tomar el poder ([6]).

El aspecto esencial del Estado burgués es la separación entre el aparato de Estado y las masas: el aparato de Estado está "por encima" de las masas, las domina y las reprime. El Estado de la clase obrera, sin embargo, no es un Estado propiamente dicho porque es el instrumento del ejercicio del poder por parte de las propias masas trabajadoras (en esto reside lo esencial de la Comuna de París, del poder de los Soviets, de los Comités Revolucionarios, etc.)

El poder de los trabajadores puede, claro está, revestir formas diferentes seguí las condiciones históricas concretas, es decir, principalmente, según la relación de fuerzas de clase. Este poder puede ejercerse, particularmente, por mediación de un "destacamento de vanguardia" del proletariado, es decir, un partido comunista marxista-leninista: tal partido ejerce el poder proletario en la medida en que es efectivamente una vanguardia, una parte de la clase obrera, que representa al conjunto de la clase y actúa íntimamente unido a ella sin pretender substituirla; por el contrario, deja de ser una vanguardia, en la medida en que substituye a la clase obrera y deja de guiarla para pasar a imponerle pura y simplemente sus concepciones.

La diversidad de las formas concretas que puede revestir el poder de la clase obrera, no modifica el carácter de clase del mismo siempre que la relación de los órganos del poder con las masas no sea una relación de dominación/represión, sino una relación de la vanguardia con las masas que permita a las masas expresar sus puntos de vista y a la dirección concentrarlas ideas justas provenientes de las masas. Por el contrario, cuando los órganos del poder se separan de las masas, cuando las dominan y reprimen, estos órganos dejan de ser los de un Estado de la clase obrera y se convierten en los de un Estado burgués, ni más ni menos. Y, no hay término medio o "tercera vía" que valgan. En particular, no puede existir "un poder de Estado de la burocracia", pues una burocracia está siempre al servicio de una clase dominante y lo está, incluso cuando abusa de sus privilegios administrativos. (...)

 

MAO TSE-TUNG SOBRE LOS CONOCIMIENTOS

 (DEL DISCURSO TITULADO "RECTIFIQUEMOS EL ESTILO DE TRABAJO EN EL PARTIDO")

¿Qué son los conocimientos? Siempre, desde que existe la sociedad de clases, en el mundo ha habido sólo dos clases de conocimientos: los que se refieren a la lucha por la producción, y los que se refieren a la lucha de clases. Las ciencias naturales y sociales son la cristalización de estas dos clases de conocimientos; y la filosofía es la generalización y síntesis del conocimiento de la naturaleza y de la sociedad. ¿Hay alguna otra clase de conocimientos? No. Consideremos ahora a algunos estudiantes educados en escuelas separadas en absoluto de las actividades prácticas de la sociedad. ¿Qué les pasa? Un hombre procede de una escuela primaria de ésas, ingresa en una universidad del mismo género, obtiene su diploma, y se le considera atiborrado de conocimientos. Pero sólo ha adquirido noticias sacadas de los libros, y aún no ha tomado parte en ninguna actividad práctica, ni aplicado lo aprendido en ningún campo de la vida social. ¿Puede ser considerado como intelectual completamente formado? No del todo; porque sus conocimientos no son completos.

¿Qué son, pues, conocimientos relativamente completos? Todo conocimiento más o menos completo contiene dos estadios: el primero, el conocimiento perceptivo; y el segundo, el conocimiento racional, siendo este último el desarrollo del primero hasta un nivel superior. ¿Qué clase de conocimientos es la que los estudiantes sacan de los libros? Incluso si tedas las informaciones que han adquirido son conocimientos verdaderos, aún no son conocimientos adquiridos por medio de su experiencia personal, sino sólo teorías establecidas por sus antecesores, fruto de la síntesis de las experiencias de éstos en la lucha por la producción y en la lucha de clases. Es de necesidad absoluta que los estudiantes adquieran esta clase de conocimientos; pero debe entenderse que, para ellos, este conocimiento es, en cierto sentido, unilateral, algo que ha sido comprobado por otros, pero no por ellos mismos. Lo más importante es que deben ser capaces de aplicar estos conocimientos en la vida y en la práctica.

Por eso, aconsejo al que tenga conocimientos librescos pero poca o ninguna experiencia práctica, que se dé cuenta de su propia deficiencia y se torne algo más modesto.

¿Cómo podemos convertir en auténticos intelectuales a esos intelectuales que sólo tienen conocimientos librescos? La única manera es hacer que participen en el trabajo práctico para así convertirse en trabajadores prácticos, hacer que quienes se ocupan de trabajos teóricos estudien problemas prácticos de importancia. Así podremos conseguir nuestro objetivo.
Lo dicho puede indignar a algunos, que dirán:

"Según su definición, el propio Marx no puede ser considerado como intelectual". A eso responderé que están en un error. Marx no sólo tomó parte en los movimientos revolucionarios prácticos sino que además dio origen a teorías revolucionarias. Empezando con la mercancía, el más rudimentario factor del capitalismo, hizo un estudio cuidadoso y amplio de la estructura económica de la sociedad capitalista. Millones y millones de personas se habitúan tanto a las mercancías, las que ven y con las que trafican a diario, que no les prestan atención. Sólo Marx examinó la mercancía científicamente, llevó a cabo un extenso estudio de su desarrollo real y formuló teorías rigurosamente científicas, sobre la base de este fenómeno universal. Habiendo estudiado la naturaleza, la historia y la revolución proletaria, creó el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la teoría de la revolución proletaria. Así llegó a ser Marx un intelectual completamente formado que representa la cima de la sabiduría humana, fundamentalmente distinto de los intelectuales que sólo tienen conocimientos librescos. Marx realizó investigaciones y averiguaciones detalladas en medio de la lucha práctica, formuló varias generalizaciones y luego comprobó sus conclusiones en las luchas prácticas; tales actividades se denominan labor teórica. Nuestro Partido necesita muchos camaradas dispuestos a aprender a realizar esta labor. Hay en nuestro Partido un gran número de camaradas que pueden aprender a realizar un estudio teórico de este género y la mayor parte de ellos son inteligentes y prometedores, y merecen nuestra mayor atención. Pero deben seguir el camino recto y no repetir errores pasados. Deben librarse del dogmatismo y no deben limitar su atención a meras palabras y frases del libro que leen.

 

 

[1] La profundización de este problema nos la dará el estudio del determinismo marxista en su especificidad,  lo cual abordaremos en el capítulo siguiente.

[2]  Los conceptos que señalamos al final de cada capítulo como  “necesarios a retener”, han de ser anotados pues, si bien no han sido estudiados suficientemente como para dominarlos, lo serán posteriormente.

[3] No es, evidentemente, casual que el revisionismo haya escogido, como “terreno” para el desarrollo de sus “argumentos” a favor de as “reformas económicas”, precisamente el “terreno” de la contradicción “plan/mercado” (cf. El libro de Ota Sik, “Plan and Market under Socialism”, Casa Editora de la Academia de Ciencias de Praga, 1967, pág. 382)

[4] Han sido necesarias dos experiencias históricas inversas para
hacernos recordar esta verdad (que
se hallaba oculta debido a la repetición de las tesis sobre el papel
supuestamente decisivo de la propiedad de Estado y del plan en la
"construcción del socialismo") que es esencial para el marxismo. Estas dos experiencias son: la entrada de la URSS en la vía capitalista y la revolución cultural proletaria en China.

Por lo que respecta a lo que yo he dicho sobre estas cuestiones, Vd. ha advertido muy oportunamente, las fechas en las que fueron escritos los distintos textos publicados en “La transición hacia la economía socialista”, y los cambios de postura que aparecen en mis textos de 1967.

Estos cambios no han sido debidos, evidentemente, al azar, en 1967, asistimos al desarrollo de la revolución cultural proletaria y, en lo que a mí concierne, éste fue también el año durante el cual permanecí, de nuevo, una temporada en China y tuve oportunidad de comprender, poco a poco, la complejidad, "la amplitud y el sentido profundo de la revolución cultural.

[5] Anotemos, a este respecto, la maniobra de Breznev, que trata de camuflar el abandono de la dictadura del proletariado, oficialmente proclamado por el XXIIº Congreso , diciendo que la dictadura del proletariado significa "la dirección del Estado sobre la construcción económica", lo cual equivale, precisamente, a escamotear la cuestión de la naturaleza de clase del poder.

[6] Del mismo modo, el ejército .que es la parte constitutiva principal del aparato de Estado, cuando se trata de un ejército proletario, deja de ser un ejército en sentido estricto: las relaciones internas que le caracterizan no son ya las mismas existentes en un ejército burgués y las relaciones con las masas trabajadoras difieren también profundamente; está, concretamente, al servicio del pueblo, colabora con él en el trabajo, deja de ser un parásito, etc. El hecho de que en el ejército soviético, las relaciones proletarias no se hayan desarrollado jamás como han llegado a desarrollarse en el Ejército Popular de Liberación de China, es e vidente que no está desprovisto de significado y alcance.