SAIOAK 2

dic. 1970 abendua

  

 

1 parte. ELEMENTOS DE CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA DE EUSKADI

Introducción

Notas sobre el desarrollo inicial del capitalismo en Euskadi.

  1. a) del ciclo vascónico medieval tardío a las guerras carlistas.
  2. b) ¿ puede hablarse de acumulación primitiva vasca de capital ?
  3. c) sobre el colonialismo.

Reflexiones

2 parte. ELEMENTOS DE CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA IDEOLOGIA NACIONALISTA VASCA

Introducción a la ideología nacionalista


Notas sobre la ideología nacionalista vasca

  1. a) pueblo / etnia / raza

  2. b) pueblo y euskera: estructuralismo y visión del mundo; lengua y sociedad
  3. c) pueblo trabajador vasco

Para enfocar rectamente el problema vasco

UNA ACLARACIÓN NECESARIA

 

 

1ª PARTE. Elementos de contribución a la crítica de la economía política de Euskadi

 

introducción

Para elaborar el camino que debe seguir Euskadi para ser libre, nada mejor que partir de lo que Euskadi es y de las condiciones concretas por las que ha pasado hasta llegar a ser tal cual hoy es; ya que si pretendiéramos cerrar los ojos a la realidad, jamás podríamos comprenderla y mucho menos transformarla. Hoy necesitamos de análisis fríos, correctos y científicos para romper la cascara que nos hemos fabricado a fin de ocultar lo que nos disgustaba o lo que impedía a nuestra lucha para tomar un buen rumbo.

La libertad de Euskadi por la que hemos luchado y seguiremos luchando no debe continuar siendo una necesidad sentimental o poco razonada, sino que por el contrario la necesidad de libertad para Euskadi debe fundamentarse en el claro discernimiento de la opresión que ha pesado y pesa sobre nuestro pueblo vasco, y en el firme convencimiento de que nos toca a nosotros solventarla. Es verdad que la opresión la sentimos hasta en nuestro pellejo y que hasta físicamente sentimos la unidad indisoluble de opresión/represión con la que el Estado oligárquico nos sacude. Pero es verdad también que todavía hemos hecho muy poco por ir a las raíces de esta opresión y por encontrar la verdadera causa de nuestros males y poder así combatirla con más eficacia.

También es verdad que las veces que lo hemos intentado nos hemos dejado guiar por unas premisas poco serias, tomadas de prestado la mayoría de las veces a quienes, sin estar totalmente concernidos por la verdadera libertad, aparentaban monopolizar todo el interés de la lucha vasca. Nos referimos a nuestra burguesía cuyo nacionalismo, metido hasta nuestros tuétanos, sublimaba según sus intereses de clase la historia real y concreta de nuestro pueblo y mediante mitos , creencias y visos de cientifismo nos venía tapando la historia y el desarrollo real del pueblo vasco, obligándonos a luchar por una causa perdida ya de antemano, esto es, por sus intereses de clase que justamente tienden a desaparecer.

Pese a todo, su visión camufladora nos ha dejado más patente y más al descubierto todavía el verdadero desarrollo por el que han transcurrido la sociedad vasca y nuestras relaciones mutuas dentro de ella. Partir de aquí, de lo que es y de lo que existe, es el primer paso serio que debemos dar todos los revolucionarios. El segundo y definitivo es el ponernos en marcha otra vez más hacia las metas que la sed de libertad de Euskadi nos está obligando con más premura todavía.

Nuestro análisis que esbozaremos aquí no es definitivo; lo definitivo no es más que el cauce critico, el método implacable que utilizamos por discernir la ciencia y la objetividad de nuestra historia, a través del estudio de los modos de producción y de las vicisitudes de la actual formación social vasca. Creemos que aquel otro ensayo crítico realizado por Zunbeltz en el IRAULTZA 1 contenía en sí el mismo método dialéctico; la línea que apuntase ya nuestro compa ñero Zunbeltz la queremos explicitar y aclarar, explorando más de lleno no solamente el análisis económico y las relaciones sociales que la estructura económica ha engendrado en nuestro pueblo, sino además la conceptualización o teoría que de dichos análisis se debe desprender. Para ello tendremos que atacar las representaciones míticas de la ideología nacionalista en sus últimos tiempos sobre todo, y elaborar la teoría abertzale (no ideológica) y la práctica política en que nuestra lucha debe entrar.

Según esta finalidad, dividiremos el trabajo en tres apartados , dando en el primero nuestra visión acerca del desarrollo histórico de las fuerzas productivas de nuestro pueblo, para deducir de él la estructura económica su constitución y funcionamiento como factor determinante en última instancia de la situación creada hoy en Euzkadi. En el segundo aparta do intentaremos salir al paso de la ideología nacionalista para elaborar una teoría exenta del menor chovinismo y que , cimentándose en las condiciones reales de nuestro pueblo, logre aunar todas las fuerzas dispuestas a luchar por la libertad de Euskadi: esto implica ya un tercer apartado político.

Hasta nuestros días, el nacionalismo vasco apenas ha operado científicamente con la historia de nuestro pueblo. Aun dejando aparte el reflejo nacionalista, "vivido" más que expresado, de que Euskadi ha sido fatalmente oprimida por los siglos de los siglos, vemos que existe una representación nacionalista formulada con datos , más o menos científico e históricos, que dan una interpretación no real sino imaginaria e ideal de lo que somos y de lo que hemos sido. Desde los tiempos de Sabino hasta estos últimos días se sigue empleando el método idealista que consiste en partir “a priori" de la afirmación de una absoluta y original independencia de Euskal-Herria; independencia económica y política sobre todo que se perdió Je la noche a la mañana con la anexión violenta de Euskal-Herria por España; independencia perdida que se trata de re-conquistar de nuevo, so pena de dejar de existir definitivamente cono pueblo.

Los datos económicos y políticos —en cantidad exiguos y en calidad tergiversados— que han podido aportar para probar esa afirmación apriorística, han sido arrancados de todo un proceso real económico y político que precisamente prueba lo contrario.

Si partir de una historia prefabricada y de un desarrollo de nuestras fuerzas productivas totalmente adulterado y erróneo no ayuda mucho a la comprensión de la realidad opresiva de Euskadi, mucho menos facilita todo ello a nuestro deber revolucionario de sacudimos de siena opresión. Sin esta labor previa de desbrozar el terreno y de apartar basuras ideológicas no podremos dar ningún paso por solucionar el problema que en Euskadi tenemos planteado. Se trata pues de ver y de ver claro el COMO y POR QUE de la situación de hoy; y luego el POR QUE y el COMO enterrar para siempre esta realidad que nos asta castrando.

Antes de adentrarnos en el análisis propiamente dicho de la formación social de Euskadi, es conveniente repasar algunas premisas nacionalistas actuales que tocan este tena, tanto por la raigambre que pueden encontrar en nuestro pueblo como por al escaso valor científico en que se apoyan. Casi en su mayoría estas ideologías nacionalistas vienen a afirmar que :

*la perdida de nuestra independencia ocurrió repentinamente en el momento histórico de las guerras carlistas

* Euskadi fue ocupada por España y desde entonces está colonizada hasta nuestros días


* nuestro pueblo desaparecería infaliblemente o dejaría de ser tal si el Norte y el Sur no se unificaran


* la independencia absoluta de Euskadi es una necesidad inapelable

* el español y “lo” español son nuestros enemigos máximos en Euskadi Sur

* el vasco y "lo" vasco son nuestro basamento revolucionario

Para especificar las variaciones que sobre este tema diferentes grupos vascos proponen con más o menos peculiaridades, pasaremos una soñera revista a algunas expresiones de ciertos movimientos vascos. Entre todos éstos hay que destacar al grupo militar autárquico expulsado da ETA en la 6ª ASAMBLEA . Pese a que este grupo no sea ideológicamente compacto ni haya formulado de manera clara un camino estratégicamente claro, debe sin embargo a su radicalización en la práctica activista y militar el sentirse por el momento más o menos cohesionado bajo las órdenes de su jefe J.J. Etxabe. En realidad éste ha llegado a ser también su maestro desde que teorizó sobre las metas de nuestra revolución en una carta abierta , escrita desde la cárcel de Pau.

Esta breve carta, fechada el 16-4-70, resume y condensa por si sola lo que se ha dado en llamar 'ideología militar' y nada mejor que la lectura de sus párrafos más importantes puede ayudarnos a comprender la actitud teórica de todo el grupo:

“...si en un próximo futuro ETA (en lugar de escribir estas siglas, se pone su nombre clandestino) se declara partido socialista, es que ETA habrá renunciado a hacer la revolución y quiere hacer política.

Para afirmar lo que afirmo, me baso en siguientes conclusiones: 1º.- el declararse partido socialista implica una neta política y una línea bien definida, en realidad ETA no podría declararse Partido Socialista Vasco, si no es en un frente común con todas las demás fuerzas vascas existentes. Pero para que veas más claro me apoyaré en los ejemplos que vienen en la propaganda que tú me has mandado (Guernica) hablan de los pueblos que han triunfado: Vietnam es un frente popular, Castro en Cuba fue financiado por CÍA y sostenido por los curas, después les dio la patada y se declaró socialista, Ben Bella, los argelinos triunfaron por medio de un Frente de liberación nacional, la resistencia Francesa se organizó a través de un frente popular es decir sin partido, Al Fatah lucha por la reconquista de Palestina sin declararse partido.

Los riesgos más importantes que veo en estos momentos si ETA se declarase socialista son: 1º En ETA podría haber una escisión y los que se negarían a “ser” partido socialista seguirían con el nombre de ETA, entre ellos se encontraría el que suscribe. 2º Una gran parte del pueblo vasco que en la etapa actual es nacionalmente revolucionaria o está más o menos de acuerdo con ETA quedaría definitivamente marginada.

Por otra parte tienen muchísima razón cuando afirman en la necesidad de crear unos cuadros fuertes que representen la clase trabajadora, dentro del contexto de ETA que a su vez serán el día de la victoria o cuando ésta esté próxima los cuadros del futuro Partido Socialista de Euskadi porque entonces sí y solo entonces necesitaremos un partido fuerte que canalice el espíritu socialista que habremos construido y que nos sirva en la lucha política contra el PNV, contra el PC o contra el PSU etc. Pero crearlo prematuramente y sobre todo ahora lo considero cono un crimen de Lesa Patria. Sobre todo habría una contradicción, si hace falta crear cuadros es porque no tenemos y si no tenemos, con qué cuadros iba a funcionar el presunto Partido?

Llamo la atención de nuestros máximos dirigentes que la falta de cuadros es una enfermedad tan vieja como ETA misma y si no hay cuadros es porque nunca hemos puesto en marcha una escuela de formación, la última asamblea la creó teóricamente pero jamás se ha puesto en marcha. Después te dicen que piensan unir las masas rurales, arrantzales etc. y movilizarlas por medio de campañas. Genial, pero ¿ Como? ¿Con qué medios reales cuenta ETA para unir las nasas baserritarras por ejemplo? Según mi concepción desde el punto de vista práctico hemos retrocedido mucho en relación con las masas (aquí hay una palabra ilegible) vascas y he aquí por qué. Para nadie es un secreto que los caseríos vascos se están despoblando de vascos y repoblando de españoles—siempre habrá algún imbécil que dirá que los caseros españoles son vascos—. Por otra parte no tenemos técnicos agrícolas, ni conocemos los problemas fundamentales de nuestros caseros, luego ¿Cómo vamos a unirlos? Quizá mi proposición te causará asombro, pero creo absolutamente necesario adquirir nosotros mismos esos caseríos. Crear grandes o pequeñas cooperativas lo cual nos permitiría en un próximo futuro 1° Refugios
más o menos seguros, 2º A corto plazo tendremos cierta experiencia agrícola y algunos técnicos que podrán plantear y estudiar con objetividad la revolución y racionalización que se impone, 3º La razón más importante, esos caseríos nos servirán de cabeza de puente para integrarnos en las masas rurales con grandes posibilidades de dirigirlas, 4º Cierta libertad de movimientos. Todo lo que he dicho para los caseros sirve para los arrantzales... ¿Que estoy loco? ¿que sueño? ¿utopías? Creo sinceramente que no, de todas formas me parece la forma más racional de abordar estas masas que de momento no tienen nada en común con nosotros, si no es cierto obscuro sentimiento nacional..."

No es nuestro objetivo presente el detenernos a criticar este camino de una imposible revolución vasca, queremos sin embargo citar, de entre las muchas que poseemos, la carta o respuesta de un militante. Esta carta-respuesta, si bien no constituye un profundo análisis, encauza bastante bien algunos puntos de critica en lo referente al acercamiento de las masas baserritarras. La publicamos sobre todo por ser su autor, MIKEL ETXEBERRIA, colaborador del presente trabajo (SAIOAK 2) y un militante conocido por el pueblo quien lo sacó del cerco policíaco de los montes de Orozko donde se hallaba gravemente herido.

"...BASERRITARRAK ZER EGITEN DUTEN EDO ZER DIRAN.-

Baserritarrak klase bat baino gehiagotan bereixiko ditugu:

I º) BASERRITAR TXIKIA, baserri txiki batean biziaz, aparte fabrikan lan egiten duena. Aspalditik zegoen hiltzera konde

natua. Askoek piñua sartu ta kalera jetxi dirá betirako eta beste batzuek behi bat edo bi utziaz eta bertan biziaz, lan tokian dabiltza edo hasten dirá. Beraz hauek bi iturri edo irabazbide dauzkate eta nahiko lana bihekin.

Zer kontzientzi daukate hoek? Bizi beharrak emanda, diruaren gosea edo aberastu nahia. Gehienak euskaldunak edo eus keraz hitz egiten dutenak dirá, baina euskal kontzientzirik ez daukate. Langile-interesak defenditzeko, hauek izan dirá eta dirá okerrenak. Zerbait lortzeko huelga bat danean fabriketan, langile klase hauek pozik izaten dirá etxera Joan eta hango lanak aurreratzeko, beste langileei kasorik egin gabe. Huelga bateri eusteko, berak daukate posibilidaderik gehiena, baina ez dute egiten eta egin ere zaila izango da, ez baidute konzientzirik.

Baserritar klase hontakoa, asko dago:Gipuzkoan, Bizkain eta Naparroan zona euskaldunetan batzere. Beraz hauek ezin dirá izan gure Iraultzaren motorra, baizik eta Iraultza egiteko kontradizio haundienarekin parte hartzen ez dutelako. Hau da: langile soilaren interesen aurka dijoaztelako nahita edo nahi gabe. Klase hau beraz, ezin da baserriaren bidez sensibilizatzen hasi, baizik eta fabrikaren bidez.

II ) BASERRITIK BAKARRIK BIZI DIRANAK. Oraindikan ba dagoz klase hontakoak.

Hauek dirá gehienak, aspalditik aurrerapen gutxi egin dutenak baserria gaurkotzeko,eta irabazi edo galtzen duten ja kiten ez dutenak dirá asko. Bakarrik bizi egiten dute. Ñola aurrerapenik egin ez duten, pixkana-pixkanaka ittotzen ari dirá. Beraz ñola etorkizunik ez duten ikusten, bere seraeak ofizioa ikastera, fabriketara eta estudiatzera bialtzen dituzte.


Baserri hauetan, normalki bat eskontzen da etxera, baserria aurrera eramateko; baina bere anaiak askotan bertan bi zitzen dira, etxekoei pixka bat lagunduaz. Etxeko seme hoiek, dirupixkabat egiten dutenean, urtean buruanpiso bat hartzen dute eta kalera etortzen dirá eskonduaz.

Baserritar hau, modernizazio eta benetako alkarte bat ez badute egiten, baserri bezala hiltzera kondenatua dago. 0rain koperatiba bat edo bi ba daude baina jeneralean baserritarrek ez dute alkar hartuko; egoísta purrukatuak diralako eta kostako da gainera hoien burua aldatzea, Iraultza egin da gero ere. Begira nolakoak dirán: Iraultza egin eta orduko gobernuak, baserrian demostrazio on bat eta benetako bat eginda gero, ispillu hori eman beharko da propagandan,gaur egun FAGOR ematen dan baino gehiago eta hala ere nahiko lan izango da hoiek aldatzen.

Baserritar hau da gaur esaten dueña:"euskerak zertako balio du?" eta bere seme-alabak asko jakinda ere hitzen egi ten ez dueña.

Beraz klase hau ere ezin liteke Iraultzaren motor izan eta eztare euskeraren aurrerapena.

III) ARABA-KO ETA NAPARRO-KOAK ETA BERTAKO LANGINTZAKOAK.

Hauek ez ditut ezagutzen baina oso ezberdinak dirá. Hauek edo nagusi bakoitzak kanpo sail haundiak dituzte; eta lana askotan jornaleroak egiten dute. Orduan ez da bakarrik nagusia lana egiten dueña, baizik eta langile soila ere ba da. Normalean ñola euskeraz ez dakiten, ez dakit zer euskal kontzientzi egongo dan. Kanpo hoietan oraindik ezer ez degu egin eta. Orduan zerbait egiteko, estudio sakon bat esakatzen du. Estudio hau hemen bezala beste toki guzietan .

Beraz oraindik ezer egin ez badegu kanpo hoietan, gaur egun oso gutxi egin lezake gure Iraultzan jende hoiek. Baina ez ditugu ahaztu behar.

Orduan baserritarrari utzi dezaiogun pakean eta ikusi dezagun zerbait baserrietako semeetan. Baserriko semea da gaur gehien bat euskaldun bezala zapalduta dagoela ezagutu dueña. Hauek gehienak fabriketan langile dirá ala estudiante.

ETA-n,batezere Gipuzkoan, baserriko semeak izan dirá gehien bat lan egin dutenak. Baina fabriketan lan egiten duen ba serritar eta baserriko semea, zona guziak hartuta, ez dute langile-klasearen kontzientzirik.

 Baserriko sene eta euskaldun zona guzian ETA-k eman duen kanpañarekin asko sensibilizatu da nazional problema bezala eta Euskadi zapalduta dagoela; baina oraindik oso gutxi tlase bezala. Eta lehenago esan degun bezala, fabriketako baserritar langileak beste langileen aurka dijoaz.

Gaur egun halare, baserrikq semea, baserritar minori bat eta zona euskaldunetako jendea gehien bat nazional arazoa bizi dueña da, eta orregaitik da Euskadin popularra eta kontu haundiarekin hartu beharrekoa. Baina baserritarren artean zuzenean oso gutxi egin genezake; baina bai fabriketan lana egiten duenaren bidez edo baserritako seae estudiantearen bidez.

Guk orduan ezinezkoa dugu kooperatibak egiten hastea eta guretzako refujioak egiten. Orain oso beharrezkoa ikusten det zebait zonetan baserritar guretarrak edukitzea. Zergaitik? Ba, gure Iraultzan oraindik zenbait akzio gogor eman be harko dalako, eta koaandoa haundi xamar baldin bada, kalean zaila dalako gordetzea. Orduan gure Herria oso egokia da mendiruntz alde egiteko, eta mendian bakarrik baserritarrak ditugu...

Gaurko Iraultzan langilea banguardia izan behar duela ikusten degunean, ezin ahaztu ditugu edo ahaztuta ezin ditugu utzi jende popular hauek...”

El análisis que enseguida hacemos dejará bien claro la nulidad de la concepción militar, tanto en lo que a interpretación de las condiciones objetivas revolucionarias de Euskadi se refiere, como en lo que al método y planteamiento de nuestra lucha se refiere. Sin embargo debemos constatar que ésta desviación militar no se ha producido al azar y que tampoco ha encontrado por chiripa los apoyos de ex-militantes de ETA y de organizaciones como ELA y EGI.

Tal como era la constitución orgánica de ETA en diferentes clases con diferentes intereses y, sobre todo, teniendo en cuenta el predominio de su asentamiento en la pequeña burguesía es obvio que en la situación de atosigamiento económico y opresión nacional a las que el capital monopolista obliga hoy a estas clases, se puedan provocar fenómenos de desesperación activista y de maximalismo revolucionario que conducen más a la exterminación física que a la revolución. Unido esto a lo que Zunbeltz llama en el "IRAULTZA I" (pág. 97) "la falta de una conciencia clara de las condiciones socioeconómicas de Euskadi en el periodo monopolista ha hecho posible que el movimiento ETA se desviase en ocasiones de la justa línea revolucionaria", tendremos que el militarismo (o "la tendencia hacia la desviación de tipo activista" que llama Zunbeltz) es un producto típico de la actual situación social vasca, capaz de los mayores sacrificios pero condenado a la recuperación burguesa. De hecho son ELA y EGI quienes le han apoyado en la tarea de propaganda y quienes le han considerado como la auténtica y única ETA.

A pesar de que hayan sacado recientemente un suplemento de Zunbeltz al IRAULTZA I, firmado ETA, este grupo militar hace tiempo que en cuanto fenómeno exclusivamente activista había sido ya condenado por el mismo Zunbeltz. Ya allá en el 68 decía éste:

“La sobrestimación del activismo ha sido siempre unida a la falta de formación y las actitudes sentimentales. Existía en tiempos, entre los patriotas vascos, la creencia de que si no alcanzaban el triunfo de la revolución en unos pocos años el desarrollo económico y la liberalización política del régimen español lo harían imposible. En consecuencia, pensaban que era preciso acrecentar el activismo (propaganda, atentados, sabotajes, etc.) para liberar a Euskadi antes de que el proceso económico y político en curso avanzasen demasiado, o en todo caso para frenar ese proceso como fuese....
Existe en aquella actitud —aún hoy compartida por algunos— errores fáciles de reconocer, sobre todo a la luz de la experiencia actual. De un lado está el error de considerar el desarrollo económico español como algo natural que pueda perpetuarse; es decir, caer en la trampa de la propaganda oficial, que desconoce las contradicciones propias del capitalismo monopolista en orden al estancamiento de la producción. De otro lado, el error de creer que el crecimiento económico debía acompañar como algo circunstancial la liberalización política del régimen. También esto significa caer en las mentiras de la oligarquía, viendo como una democratización efectiva lo que no fue sino una maniobra para confundir al pueblo. Además de estos errores, hay que destacar el carácter profundamente idealista de creer que el medio para facilitar la toma de conciencia revolucionaria de las masas, consiste en impedir el crecimiento económico. Esta postura es idealista porque cree que la simple obstinación de un grupo de revoltosos pueda resultar decisiva en la evolución económica de la sociedad . Pero sobre todo, esta actitud es reaccionaria, pues pretende oponerse al desarrollo de las fuerzas productivas, y su carácter esencialmente reaccionario no cambia porque sea visto como un medio de alcanzar el socialismo. Bastante denunciados están los caminos que van del anarquismo a la extrema derecha. En 1.939 se solía hablar de la FAI-LANGE para indicar una evolución muy significativa".

Y continua Zunbeltz:

"El anarquismo latente en algunos sectores de ETA era el reflejo ideológico de la situación crucial en la que se encontraba la burguesía popular. Es un hecho que no admite duda, que el crecimiento económico en las condiciones actuales no puede ser otro que un desarrollo del capitalismo monopolista y un mayor ahogo para la burguesía popular. Justamente en la toma de conciencia de este hecho es lo que debe permitir a la burguesía popular ocupar junto al proletariado el puesto asignado en la revolución. Pero en la medida en que ese conocimiento es incompleto, puede caerse en la aberración de encaminar la lucha contra el crecimiento económico.. Una misma situación, cono es la de la creciente proletarización de la burguesía popular, puede verse reflejada de dos nodos muy distintos. Puede dar lugar a una conciencia revolucionaria si es correctamente comprendida; o puede arrastrar a posturas irracionalistas, en las que, viéndose en un callejón sin salida, la burguesía popular —y sobre todo la pequeña burguesía— intentaría desesperadamente la detención del desarrollo productivo y la marcha atrás de la historia" ZUNBELTZ, IRAULTZA 1, pg. 97 y ss.

Efectivamente, el contenido económico-social del pensamiento de este grupo belicoso no es sino la marcha atrás de nuestra historia, puesto que olvidando los intereses reales de la única clase que puede llevar adelante y culminar las contradicciones del actual modo de producción capitalista y solventar a su vez la opresión nacional de nuestro pueblo, dicho pensamiento se afianza en los intereses de las clases desplazadas ya para siempre de todo papel de motor revolucionario. El progresismo de estas clases vendrá medido por el grado en que sepan apoyar al desarrollo constante de las fuerzas productivas vascas y a la única clase que puede definitivamente culminarlo: el proletariado vasco. De ahí que los métodos guerrilleros de esos tales, además de menospreciar toda esta realidad, se desentienden del único movimiento liberador de Euskadi (el movimiento de masas vascas y a su cabeza el movimiento obrero) y pretenden encaminar el proceso revolucionario de una Euskadi super-industrializada hacia formas de confrontación gropuscular y montaraz, cual es la confrontación aislada de grupos armados con la Guardia civil, Policía Armada, Cuerpos Represivos Especializados y Ejército.

Esta ideología militar sin ninguna base científica de la realidad de Euskadi ha encontrado últimamente apoyos teóricos que, a decir verdad, tampoco se fundan en las condiciones objetivas de nuestro pueblo. Entre ellas hay que destacar el papel ideológico del ex-militante de ETA, Beltza, cuyo idealismo queda bien patente en la interpretación aberrante que hace de nuestra historia. Fundamentalmente conocemos dos textos públicos suyos: una crítica a IRAULTZA 1 y un trabajo denominado A LOS REVOLUCIONARIOS VASCOS; el meollo de la concepción beltzista es la tesis de la colonización de Euskadi y viene perfectamente desarrollada en los tres primeros apartados de este segundo trabajo.

Su presentación corresponde material y formalmente a su gestación ideológica; es decir, que en lugar de haber procedido a un análisis científico del desarrollo capitalista en Euskadi para afirmar después la tesis del colonialismo, o a la inversa, en vez de haber comenzado por admitir este colonialismo como hipótesis de trabajo para "confrontarlo luego al análisis, lo que Beltza ha hecho es admitir dogmáticamente "su” tesis y tratar de vivificarla después a través" del empleo equívoco y de la interpretación confusa de unos cuantos elementos de nuestra historia. Tal trabajo de confección y de pre-fabricación es ideológico y justamente lo opuesto a un trabajo teórico, como en el siguiente capítulo sobre el desarrollo histórico de Euskadi demostraremos.

No es tampoco raro ver que este apoyo seudo-teórico a los militares sea fundamentalmente aprobado por la corriente txillardeguiana de BRANKA. En lo concerniente al análisis socio-económico, esta corriente defiende asimismo categorías ideológicas opuestas a lo que ha sido y es nuestra realidad histórica concreta. Basta abrir cualquiera de los últimos números de BRANKA en que se trate algún punto de estudio económico para cerciorarse, no sólo de la poca consistencia de su base científica, sino sobre todo —y lo que es peor—de una peligrosa categoría étnica que linda a veces con el odio racista. Así por ejemplo el Sr. Zabala (seudónimo de un señor cuya trastienda de intereses capitalistas en Bizkaia nos es de todos conocida) al intentar centrar en el n° 11 "la situación actual de la economía en Gipuzkoa" y después de haber patinado lamentablemente describiendo la economía vasca de 'la época de la independencia", es decir, antes de las guerras carlistas en que 'España vence a Euskalherria del Sur", defiende las tesis de que las causas de la actual crisis económica de Gipuzkoa son principalmente en “capitalismo y el odio étnico...que imponen una invasión de miles y miles de trabajadores españoles a Euskalherria”. Este odio étnico además de "favorecer y hasta organizar esa invasión masiva con el deseo de matar la cultura y la personalidad de nuestro pueblo y con ello obtener una opresión perenne de nuestra etnia" supone para nuestro pueblo "un expolio perenne en forma de contribuciones, que lleva parejo un subdesarrollo real de las carreteras, puertos, ferrocarriles y en general de todos los medios de comunicación y transporte" -pg. 20-

Parecido patinaje artístico nos ha ofrecido el insigne economista del nacionalismo, Gurutz Ansola, en todo lo largo y ancho de su serie de artículos de ZERUKO ARGIA donde haciendo finalmente una recapitulación global concluye que en el País Vasco la contradicción económica más dura es la traída en masa de mano de obra barata y extranjera a Euskadi Sur, mientras que la mano de obra de Euskadi Norte debe expatriarse a otros puntos de Francia. Después de discernir tan sagazmente (!) esta contradicción principal de nuestra economía capitalista, sale al paso de quien pudiese considerar como económicamente buena tal traída de mano de obra barata de otros puntos de la península, ya que ello “ez da gure ekonomia eta gure gizartea hobeagotzen eta aurretagotzen doalaren seiñale zuzena. Hazkunde baten seiñale dorpe baizik ez bait da. Iñolaz ez da aurrera penarenezagutzarizintzoa" (TRADUCIMOS:"no es un signo correcto de que nuestra economía y nuestra sociedad vayan mejorando y progresando, sino que es más bien un signo torpe del desarrollo! En modo alguno es eso una fiel muestra de progreso").

En el nacionalismo de hoy, encabezado y apadrinado por la burguesía capitalista competitiva vasca (esto es, la no monopolista) desplazada cada vez con mayor fuerza de las riendas del proceso productivo, y que debe seguir contentándose con oficiar de monaguillo en la gran misa monopolista de los oligarcas, en esa burguesía vasca existe una congruencia de intereses de clase que persigue la vuelta atrás, a los tiempos pasados de la hegemonía capitalista en su primera fase de concurrencia; lo cual ya no es posible claro!. Y ya no es posible por las características mismas del desarrollo capitalista del Estado Español, metamorfoseado ya en su fase culminante: el monopolismo de Estado. Dadas esas características peculiares suyas a través del instrumento fascista que necesitaron y sin las libertades democráticas más mínimas y con el aplastamiento más feroz de las exigencias democráticas nacionales (en lo que a Euskadi respecta sobre todo), la burguesía nacionalista vasca está logrando poner en consonancia con sus intereses capitalistas retardatarios a capas ingentes de nuestro pueblo vasco.

Para ello, elaborando o recuperando, nuestra burguesía se sirve de cuantas representaciones ideológicas pueden serle útil con el fin de aunar bajo su tutela las fuerzas vascas. Una de las representaciones que le empieza a ir muy bien es ésta del COLONIALISMO EN EUSKADI, puesto que en la medida en que es un resorte movilizador de las fuerzas nacionalistas más conscientes de Euskadi, toda la lucha por la libertad de nuestro pueblo puede ser absorbida para el logro de sus verdaderos intereses: regir autónomamente un Estado Vasco. Regir autónomamente sin explotación "extranjera" —dirán ellos—, cuando sabemos que se trata de regir un Estado o una Región vasca sin explotación extranjera "al capitalismo concurrencial", es decir, sin intervención de los monopolios oligárquicos.

Esto significa que nuestra burguesía, hoy, al sentirse molesta y dependiente de la decisión de los monopolios, necesita de nuevo un marco geográfico y socio-económico concretos donde poder desarrollarse en concurrencia. Con lo cual intentarían echar atrás a la historia, pues la historia, "su" historia capitalista ha avanzado y abolido la concurrencia. Todo esto lo han entendido y comprendido muy bien todos los Zabalas, Beltzas, Etxabes, Ansolas y compañía, y por eso se dedican con tanto empeño en hacernos creer que el Estado Español ocupa y coloniza a Euskadi; por eso intentan tergiversar la realidad del proceso histórico de nuestro pueblo; por eso concluyen tan mistificadoramente como concluyen:

ZABALA: "hoy en día, una autogestión del País Vasco puede interesar no solamente al trabajador, sino también al mismo capitalista, y sobre todo a la pequeña burguesía" BRANKA, n° 11, pg. 22

** Nosotros Sabemos con certeza que la única autogestión viable es la de los trabajadores vascos, pero sin la autogestión capitalista, pues ya se le ha acabado a ella su tiempo de "gestión" y de explotación. Es fácil sin embargo ver qué es lo que intenta el Sr. Zabala, cuyos intereses capitalistas concurrenciales en Bizkaia están siendo asesinados por otros capitalistas más al día.

** No, Zabala; no lograréis parar la historia y menos todavía engañar a los trabajadores para que luchen por "vuestra" autogestión, pese a que intentéis hacerles creer que es compatible con la de ellos".

  1. ANSOLA: "kakoa hontan datza... estaduak daraman zerga diru korrontetatik, ze zati bihurtzen ote zaigu herriko obretan inbertitzera?; (...) gure herrietan aurrerátzen den dirua —zati haundi bat behintzat— atzerrietako industriak jasotzen eralgitzen da" ZERUKO ARGIA, n° 400 pg. 4

(TRADUCCIÓN: (de entre las contradicciones económicas) "la madre del cordero está en saber qué parte de las corrientes de dinero-impuestos que se lleva el Estado nos llega a nosotros en forma de inversión popular “El dinero que se ahorra en nuestros pueblos —en una gran parte por lo menos— va a la reconversión de las industrias extranjeras")

** Ez Antsola Jauna; ekonomi oinarriaren kakoa ez da zeuk sinestarazi nahi diguzun hori. Kakoa ekonomiaren gidetan datza: nork manaiatzen dituen ekonomi-indarrak hain zuzen. Gaur, ez langileak, baizik monopolioek erabiltzen badituzte ekonomi-zuzterrak eta heiek handik ateratzen duten esplotatze galanta (zuretzat "zerga diru korrontea" besterik ez badire ere) nahi duten gisa erabiliko dute.

** Euskadiko esplotatzearen ondorioak beste toki batzutara eramaten dituzte, handik gehiago aterakó dutelakoan esperoz noski. Sarasola-k bere pizartegia hitsi ta Levante aldera jo du, ta beste hainbeste berdin, gogoratzen al zera?. Kapitalismuak ez dio sekulan "herriaren aurreratzeari " zaindu, nahiz eta depaso aurrerapena erakarri; kapitalismuak bere aurrerapen propiari estimatu dio. Beraz akatsa ez datza zuk diozun hortan; baizik nork daramatzan ekonomi-gidak eta noren gomendio diren enplegatuak.

** Zuk ez dituzu eztare euskal langileak engainatzen, Antsola jauna, ondo dakite ta gida horiek eskuratu gabe ez zaiela benetako herri-aurreraketarik inundik ere etorriko. Gutxiago oraindik sinesten dugu zuk gura dituzun "herri aldeko" erreforma iher horietan!

A esta representación de una infraestructura colonizada de Euskadi (ideología pura) que en modo alguno responde a la realidad —como a continuación veremos— vienen a añadirse toda clase de representaciones míticas de la opresión de nuestro pueblo. Representaciones míticas como son “la afirmación étnica y su rebote, el odio étnico

*la cultura nacional y su resorte, la lengua euskera


*la nación vasca y su sublimación histórica, el Estado Vasco

Será en el segundo capitulo donde detallaremos la unidad fundamental de toda la ideología nacionalista vasca, a saber, su base metafísica inmutable; trátese de la predominancia del eje racial en el nacionalismo sabiniano

trátese de la predominancia del eje étnico en el nacionalismo incipiente de ETA


trátese de la predominancia del eje lingüístico-culturalista en el nacionalismo reciente

 

notas sobre el desarrollo inicial del capitalismo en Euskadi

A lo largo de estas líneas nos referimos exclusivamente a Euskadi Sur, pues es en lo que se refiere a la interpretación histórica de esta parte del país donde se centra principalmente el debate. Esta debate envuelve un enorme confusionismo, tanto en el empeño como en la interpretación de los datos reales, y el punto de fricción es la afirmación de que Euskadi está colonizad.

Por lo que a nosotros respecta, demostraremos que esta afirmación es gratuita del todo y nos basaremos para ello en la existencia real de un proceso irreversible de integración de nuestro desarrollo histórico en el proceso histórico peninsular a través de unas etapas bien marcadas de acumulación primitiva vasca de capital.

Demostrar esto es de excepcional importancia precisamente en estos momentos en los que se impone como nunca encauzar estratégicamente por el camino más revolucionario toda la lucha de liberación de Euskadi. Confesémoslo claramente: cuando se afirma que Euskadi se halla colonizada por España, se está intentando falsear nuestra historia real con el propósito de justificar sobre esa base “teórica” el punto de salida estratégica de un dogma: el dogma político de la alianza de las fuerzas vasca contra los colonos españoles (“FRANCO NO ES NUESTRO ENEMIBO —decía hace poco en Le Monde un abertzale del grupo militar— SINO QUE NUESTRO ENEMIGO SON TODOS LOS ESPAÑOLES”).

Si el colonialismo en Euskadi fuese real, como lo fue en Argelia o en Viet Nam, resultaría evidente que nuestra única batalla debería ser luchar por desbaratar el aparto “colonial” español y por constituir un Estado independiente, aunque fuese burgués.

Sin embargo la realidad de lo que fuimos y nuestra realidad de hoy nos demuestra otra cosa muy distinta: a saber, que la opresión de Euskadi y de sus fuerza creadoras fue por obra y gracia de un aparato capitalista que para llegar al poder y reforzarse en él necesitó y sigue necesitando oprimir a Euskadi y explotar a sus hombres, así como necesita de igual manera oprimir a los otras nacionalidades peninsulares y explotar a sus hombres. En este aparato capitalista colaboró estrechamente nuestra burguesía vasca, aliándose con la catalán y la feudal castellana para asegurar mejor su mantenimiento mutuo con o clase a través de un Estado multinacional. De ahí que deshacernos de la opresión a que estamos sometidos como pueblo entraña a la vez, e indisolublemente, el deshacernos de la explotación a que las clases capitalistas en el poder nos someten.

En esta parte del trabajo se trata pues ante todo de discernir el exacto sentido histórico de nuestra opresión y de ver la falsedad de un supuesto colonialismo. Nuestro método, en vez de ir atacando periféricamente las contradicciones que muestran los seudo-teóricos del colonialismo de Euskadi (y principalmente las de su máximo disertador, BELTZA), irá dirigido en primer lugar al fondo de la cuestión, es decir, a los hechos y elementos fundamentales de la historia de nuestras relaciones de producción y confrontar después nuestra interpretación y la colonialista. Y todo ello respetando el orden cronológico e histórico a lo largo del cual se originan (según las leyes propias de cada período) los fenómenos sobre los que radicará nuestra crítica: fueros, acumulación primitiva, industrialización, colonialismo...

Así pues comenzaremos por el período que va desde e ciclo vascónico medieval tardía (siglos XIV y XV) hasta las guerras carlista.

 

a) aparición de la burguesía vasca

Los siglos XIV y XV, es decir, los que preceden al descubrimiento de las Américas, marcan el nacimiento de una importante burguesía urbana en Euskal-Herria. El fenómeno de la concentración en los primeros burgos de una clase de artesanos propietarios de sus instrumentos de producción que cambian libremente sus productos y , seguidamente, de un clase de comerciantes al “por mayor”, tiene lugar al par de la disgregación del modo de producción feudal en la “tierra llana”. En los reinos peninsulares adyacentes comienzan también a emerger los núcleos urbanos, aunque el feudalismo sigue teniendo mucho más peso que en nuestro país.

Una idea de la época en que comenzaron a consolidarse estos primeros burgos, nos la dan las fechas en que fueron concedidas formalmente por los monarcas (primero de Navarra  luego de Castilla) los diversos fueros municipales o privilegios y franquicias que caracterizaban la peculiar organización política y jurídica de las villas y ciudades:

Tudela (1-022) San Sebastián (1.150), Vitoria (1.181), Guetaria (1029), Bilbao (1.300), Eibar y Elgoibar (1346), entre muchos otros.

Naturalmente estos privilegios fueron concediéndose a medida que en las ciudades se fueron demarcando unos intereses colectivos específicos; estos intereses eran: a) los de atraer hacia sí y encuadrar administrativamente el más amplio mercado posible (mercado interior y exterior según la situación geográfica y el desarrollo del comercio), b) los de cobrar ciertos derechos de peaje y entrada a los mercaderes, productores y productos que venían de fuera, c) los de poder decidir mediante una administración municipal el establecimiento de unos términos de cambio en las transacciones que fuesen favorables a la ciudad.

Estos intereses eran colectivos en un primer tiempo, porque su satisfacción concernía a toda la burguesía de las villas bastante nivelada todavía desde el punto de vista económico. Mas tarde eran intereses que correspondían dentro del burgo a una clase dominante de comerciantes o a unos determinados gremios de artesano. A su vez el Señor (Rey de Navarra o de Castilla) concederá estos fueros para afianzar su poder político contra los señores feudales, apoyándose en el auge económico —y por consiguiente político— de la burguesía urbana. Esta concesiones o privilegios eran también de tipo civil en general y religioso.

Entre todos los municipios vasco, los más florecientes desde su comienzo eran los de la costa, y sobre todo, Bilbao. Esto se debe sin duda a que por ser puertos de mar y debido a su posición geográfica estratégica, se desarrolló en ellos una burguesía comerciante que como bien dicen las tesis colonialistas “hace de bisagra entre Castilla y el NM europeo). De modo que acaparan y monopolizan progresivamente un mercado internacional infinitamente más amplio que los mercados restringidos de los burgos de tierra adentro, en los cuales la burguesía de artesanos y mercaderes se conserva todavía mucho más ligada al poder feudal, o sea, al antiguo orden social.

El comercio ejercido por los comerciantes bilbaínos comprende también hierro vizcaíno. En este sentido, el crecimiento de esta burguesía se hizo entre otras cosas tanto a expensa de los productores individuales o colectivos que explotaban las minas vizcaínas como a expensas de las ferrerías vascas. No sabemos exactamente el grado de independencia de que gozaban los gremios de ferrones (sancionados por los reyes de Castilla en los ss. XIII y XIV) con respecto a los comerciantes al por mayor, puesto que  actuaban como intermediarios entre los productores de mineral y hierro y estos comerciantes; deducimos que el grado de independencia era considerable en tanto que inversamente proporcional al grado de monopolización de la burguesía comerciante, el cual, en aquella época, era todavía limitado. Pero en fin, el desarrollo de este capital usurero, es decir del capital de aquella burguesía comerciante, se debió más que al comercio de una producción interna como el hierro, al comercio de una producción interna como el hierro, al comercio de unas producciones exteriores (vino, aceite, lana, etc., de la península hacia Europa y manufacturas textiles y metalúrgicas en sentido inverso)

El “documento de Posturas” de 1.268 acordado en Jerez sobre la venta de hierro del Señorío, así como el establecimiento de una Lonja (Consulado) en Bruselas en 1.350 aproximadamente, dan crédito del auge temprano del comercio vasco. Por otra parte, la Cédula Real publicada por Enrique III en Talavera en 1.327, privilegiando la exclusividad del comercio del hierro por los navíos vasco, acredita el apoyo monárquico y la importancia cierta del comercio del hierro vasco para nuestra burguesía usurera de aquella época.

  Mientras se consolida el poder administrativo, político de los municipios, tiene lugar la desmembración del Reino Navarro y la decadencia del feudalismo, —sobre todo en Araba, Gipuzkoa y Bizkaya—. De esta decadencia son una muestra las guerras de banderizos, condenadas por las Juntas Generales de estos estados vascos. Los Fueros Generales o legislación, votada por las citadas Juntas, traducen a Nivel política: a) la decadencia del poder feudal; b) la extensión de lo que algunos autores consideran “nobleza popular”; C) una estructura de la propiedad agraria basada en la fijación familiar, y d) la necesidad de defender la integridad territorial frente a los intereses expansionistas de las monarquías circundantes, en virtud de unos regímenes constitucionales de “Uniones personales” con los Reyes de Castilla.

Es sistema foral considerado como el conjunto de los Fueros Generales autóctonos y de los Fueros Municipales (creemos imprescindibles esta precisión) responde pues , no únicamente al auge económico de la burguesía local ligado al auge castellano —como dice Beltza en su tesis colonialista— sino también a la transformación de unas relaciones internas de producción en la tierra llana y en el campo en general. La preponderancia del capitalismo comercial y del nodo de producción artesanal hace que la componente principal del sistema sea de hecho los fueros municipales sobre los que el Señor inclinaba la balanza cuando había conflicto con las Juntas. A pesar de que éstas tuviesen en teoría la última palabra, bastantes veces era el Rey de Castilla quien en la persona de su Corregidor, zanjaba los asuntos en litigio.

Y llegamos al descubrimiento de las Américas y a la empresa de colonización en que los vascos tomaron parte muy activa. El siglo XVI se caracteriza en lo que a nuestra economía respecta, (como en lo que respecta a los países de Europa Occidental) por el desarrollo de la oligarquía mercantil en forma de un cierto número de compañías monomolisticas, organizaciones cada vez más cerradas a toda intrusión en su comercio.

Este apogeo del comercio marítimo lleva consigo un incremento de la construcción naval y de las manufacturas siderúrgicas y metalúrgicas (terrerías y armerías sobre todo) que q su vez se organizan en instituciones gremiales independientes, o bien son integradas en organizaciones gremiales verticales —gremios de comerciantes y artesanos— en las que los primeros concentran todo el poder económico y político.

Otra característica del comercio en ese periodo es, como apunta Beltza, "la dedicación masiva del pueblo castellano del eje a la empresa de espoliación americana', que consiste esencialmente en 1) el mayor volumen relativo que tiene la exportación de lanas y productos alimenticios españoles a las Indias dentro del comercio vasco, 2) el gran aumento de ventas de navíos junto al casi-monopolio de ventas de armas a los Austrias -unos y otras necesarios a la formación de un gran ejército capaz de asegurar, frente a las otras potencias el monopolio de la rapiña americana, 3) la aparición de una importante Deuda Pública como con secuencia del brusco y grande incremento de las actividades económicas de la monarquía, en cuyo financiamiento participa nuestra oligarquía local.

A medida que la integración económica de nuestra clase dominante en la expansión del Imperio es mayor, las decisiones a nivel político dentro del marco local están lógicamente más ligadas a la política del resto de la oligarquía de aquel Imperio. De aquí que por una parte se pueda afirmar que la independencia política de Euskal-Herria sigue siendo formalmente y de hecho la misma que en el periodo anterior, puesto que la burguesía vasca sigue elaborando y ejecutando sus propias leyes. Leyes encaminadas a mantener sus intereses monopolísticos y proteccionistas en el mercado internacional y sus prebendas fiscales con respecto al Tesoro Real. Pero por otra parte también se puede a firmar que a partir de la colonización de América, la inde pendencia política vasca sufrió una merma progresiva en tanto que la razón y los móviles del proceso acumulativo de "nuestra" burguesía se imbricaban directamente en el proceso de expansión imperialista y en el aparato administrativo y militar puesto a su servicio: la Monarquía de los Austrias

Esta contradicción que consiste en el hecho histórico de que por una parte la independencia política se mantiene al dirigir la misma burguesía vasca (día tras día) los destinos del pueblo vasco y de que por otra parte sin embargo esa dirección autónoma está condicionada por el proceso imperialista de los Austrias, es inherente a la preponderancia del capital-dinero o capitalismo mercantil como fase de transición entre el nodo de producción feudal y el capitalismo industrial; lo cual no expone las tesis colonialistas. Fase que en los territorios españoles y Euskadi Sur, por una serie de razones que luego apuntaremos, dura más que en ningún otro país de Europa Occidental; y dura hasta la segunda mitad del siglo XVIII. A partir de esta época, debido primeramente a la decadencia del capitalismo comercial y luego a la emergencia por la "vía realmente revolucionaria" de un capital industrial (dominante por primera vez en la historia con relación al capitalismo comercial) y más tarde a la imposición definitiva del modo de producción capitalista, la contradicción a que hacíamos alusión estallará con la pérdida total de nuestra independencia política en las guerras carlistas .

Por "vía realmente revolucionaria" entendemos aquella que asegura la implantación del capital industrial por la cuenta de los propios productores , en contraposición a la vía "no realmente revolucionaria' que es la que conduce al capitalismo industrial a través de la reconversión, empleo o inversión de los capitales acumulados por medio del comercio en la industria. Has tarde a lo largo del trabajo explicitaremos más estos conceptos en el contexto de cada momento.

Retrocediendo al siglo XVI vemos que a lo largo de él la producción industrial florece tanto en España cono en Euskal-Herria gracias a que una parte de la clase mercantil existente comienza a tomar directamente posesión de una par te de la producción, instituyendo esas organizaciones verticales de que hablábamos antes. El resto de la producción no controlada directamente por los comerciantes se organiza en gremios y asociaciones independientes, muchos de los cuales imitan a los monopolios en lo que se refiere a la inadmisión de nuevos candidatos. Resultados principales: 1) establecimiento en la semi-clandestinidad de pequeños productores para escapar a la jurisdicción de los gremios; 2) conflictos frecuentes entre el gremio artesanal y la oligarquía mercantil de la ciudad cuyo interés era el que subsistiera una mayor concurrencia entre los artesanos con el fin de que sus precios disminuyeran. Estos conflictos se resolvían siempre en favor de los gremios, debido a la importancia que seguía poseyendo el particularismo urbano. Un ejemplo es el de la Real Cédula del 19-3-1.597; en la % que se ordenaba a los artesanos de los pueblos inmediatos a la industrial Placencia de las Armas (Soraluce), que no poseyeran almacenes cono pretendían ellos, sino que maestros y oficiales armeros acudieran a dicha villa para hacer entrega de sus productos.

Vemos pues que a lo largo de la centuria considerada, la vía seguida por nuestra industria en su desarrollo ha sido la vía "no realmente revolucionaria”, que es la que se antepone históricamente a la otra vía posible (reala. revol.) coto en la generalidad de los países capitalistas. El capital comercial domina al modo de producción modificando muy poco los métodos y técnicas de éste. Si esta situación, ha durado en España como en Euskal-herria más que en los otros países de Europa Occidental, es sin duda porque en la economía peninsular del quinientos confluyen una seria de circunstancias especiales derivadas del mismo fenómeno de colonización de las Indias. Estas circunstancias propias contribuirán además al proceso de paralización industrial y económica en general que tendrá lugar posteriormente; proceso que a su vez adquirirá formas diferentes en España, Catalunya y EuskalHerria, según los diferentes tipos de producción determinantes y según la estructura social y política de cada uno de estos países.

En España, la ruina industrial y el colapso del tráfico comercial (exterior como interior) se dejarán sentir a lo largo del siglo XVII y primaras décadas del siguiente —contrariamente a lo que dicen las tesis colonialistas— que, un siglo más un siglo menos, sitúan esta decadencia en el comienzo del XVIII, a partir de las cuales se aprecia una lenta pero cierta recuperación en muchos sectores favorecida por la política colbertista de los Borbones, en especial de Carlos III. En Catalunya, el relanco de la industria y el saneamiento definitivo de la Hacienda son anteriores, pudiéndose situarlos en los alrededores de 1680.

 En Euskal Herria, la disminución paulatina del número de "olak" y la disminución de la exportación de mineral de hierro se extienden hasta finales del XVIII, aunque desde el punto de vista de un análisis cualitativo parece muy probable que esta disminución de las actividades económicas va acompañada de una transformación en la estructura de nuestros sectores industriales; transformación consistente:

1) En la fusión y concentración de algunas fábricas que en un mismo pueblo y bajo una misma dirección se organizan (con una mayor y más eficaz división del trabajo) para vender sus manufacturas a la Corona.

Esto viene ilustrado por la formación en 1752 del monopolio de Placencia (Soraluce) que incluía a las antiguas ferrerías de Eibar, Soraluce, Elgoibar y Mondragón y que vendía toda clase de armas a la Corona; como por los contratos pasados entre la Corona y las Reales Casas de Hernani en agosto de 1750.

2) En una mayor y casi completa independencia respecto al capitalismo comerciante. Este segundo punto se explica por la dedicación cada vez mayor de la oligarquía mercantil al comercio de contrabando con las Indias y , durante el seiscientos, en detrimento de la comercialización de nuestras manufacturas y, más tarde, —en tiempos de la fonación de la Compañía de Caracas en 1728— por la misma exclusión del comercio del hierro y productos derivados dentro de esta Compañía que era la única potente en aquellos tiempos en Euskal Herria. Recordemos que a finales del XVIII el hierro vasco se sigue produciendo con carbón vegetal, adentras que en Inglaterra y Suecia se utiliza ya el carbón mineral (cock) resultando en este caso el hierro mucho más barato. Así, al no poder competir los terrones vascos con el hierro sueco, se dirigen a Carlos III para pedir protección. Dentro de la política general colbertista de creación de fábricas reales, Carlos III accede y cursa encargos, sobre todo de armas, a las fábricas que en Euskal Herria tienen la exclusiva de su producción, tratando de favorecer así el resurgimiento de la industria metalúrgica.

3) En unas transformaciones estructurales (exigidas a partir del bache económico general por la iniciativa colbertista de relance económico) que suponen un aumento de la dependencia de nuestra vida política respecto al Gobierno centralista. Por consiguiente es lógico pensar que asistimos al preludio de la ruptura de la contradicción aquella de que hablábamos antes. La vacilación poli tica entre la situación DEPENDENCIA/INDEPENDENCIA, se empieza a resolver en favor de la dependencia del Poder central.

No obstante, es preciso poner de manifiesto toda una dinámica autonomista que se refleja a lo largo del XVIII y comienzos del XIX, en una abigarrada serie de promulgaciones de Juntas y Diputaciones vascas, oponiéndose terminantemente a las constantes injerencias económicas y políticas del Gobierno centralista.

Naturalmente estas actuaciones de las instituciones vascas responden a unos intereses, que son fundamentalmente los de la pequeña burguesía mercantil bilbaína y donostiarra, burguesía aferrada al antiguo orden de cosas; a la antigua pero ya superada en general absoluta preponderancia de los municipios. Los negocios de esta pequeña burguesía se basan en unos márgenes muy limitados, fruto de las franquicias cobradas por los municipios a que hemos aludido y de unos circuitos comerciales muy reducidos. Esta pequeña burguesía se apoya en el pueblo en general, y el pueblo responde a través de sus Juntas Generales porque naturalmente, todo lo que sea luchar contra la tributación centralista, contra el servicio mi litar y en general contra todo tipo de injerencia centra lista, forma parte de sus deseos.

Conviene recordar que la Hacienda (tributos) era un factor primordial de la política económica borbónica, como fuente de recursos para la inversión pública en el relance de la industria.

Por otro lado existe una alta burguesía mercantil estrechamente ligada a la aristocracia española cuyas ganancias se basan en un mercado mucho más amplio, la Península y las Indias, y no en la permanencia de unos derechos tradicionales de franquicia percibidos en las aduanas del territorio vasco. Esta burguesía es la de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, y Seminario de Vergara. Pero tengamos en cuenta que esta Compañía, no solo se funda de acuerdo con la Corona sino algo más: gracias a una aportación mayoritaria de capital por parte de esta Corona. La Compañía de Caracas es por tanto una pieza clave en la política económica de los Borbones, testimonio de lo cual son también sus actividades innovadoras tanto en materia de agricultura como de industria y cultura, a través del Seminario de Vergara. El Conde de Pañaflorida y sus amigos (Caballeritos y demás) se hacen portaestandartes de las ideas enciclopedistas francesas y son los hombres "ilustrados" que pretenden introducir en nuestra economía los elementos de racionalización necesarios para llevar a cabo la nueva política industrial y centralista de los Borbones. Su residencia y sus actividades radican no en municipios como Bilbao o San Sebastián sino en las villas industriales del interior, donde surgen unas nuevas capas populares al rededor de las "olak' y donde la recepción de las ideas liberales del otro lado de los Pirineos no tendrá lugar sin provocar ciertas reacciones en muchos espíritus. (Así la Iglesia actuará reflejamente en contra de esto y a favor de las antiguas formas sociales).

Vemos pues que dentro de la burguesía mercantil, pueden distinguirse dos grupos diferentes: aquél que se apoya en la decadente forma social basada en el antiguo orden municipal autónomo y en los intereses autonomistas de las capas populares, y, por otro lado, aquél otro grupo ligado a la política central que juega un papel favorable a la industrialización y por ende a la integración de la órbita peninsular. Más conveniente que hablar de dos grupos perfectamente delimitados, deberíamos hablar de dos polos netamente diferenciados que aglomeran alrededor de cada cual sendas capas sociales pero que, dada la situación critica de cambios en las estructuras sociales a que nos estamos refiriendo, dejan entre ellos (polo de la pequeña burguesía comerciante y polo de la alta burguesía aristocrática mercantil) un margen bastante amplio de relatividad.

Volviendo a lo de la dinámica autonomista, algunos de los exponentes de la actividad política del primer grupo del primer polo son, entre otros muchos: la anulación en 1722 del decreto real de 1717 (por el cual se trasladaban las aduanas a los puertos); el que las Juntas en 1739 considerasen contrafuero la orden de leva de marineros ordenada por Felipe V; el de no dar pase en 1740 a los reales despachos que infieren la política de gastos generales y contribuciones generales del Señorío; la proclamación en 1793 de la independencia de Gipuzkoa por Mitxlena, alcalde de San Sebastián, y el diputado Etxabe; la creación de una junta en 1819 para prevenir los abusos contra los fueros que la política tributaria del gobierno centralista pueda acarrear.

En fin, estos datos son muestra de la dinámica autonomista a que hacíamos alusión, hasta el segundo tercio del XIX, a partir del cual y de forma acelerada la dirección política de las ciudades pasa a manos de la burguesía ascente, industrial y financiera. La pequeña burguesía comerciante de San Sebastián y Bilbao tiene que ceder por su parte a la marcha de los acontecimientos (ya en 1824 una ley de Madrid les impone un recargo del 15 % sobre los artículos introducidos en Castilla y les prohíbe la introducción de granos, harinas y legumbres importados del extranjero). En pocos años, en los que van hasta las primeras guerras carlistas, esta burguesía se hace liberal e integracionista abandonando por inoperante su anti gua política cantonalista.

Las circunstancias que hemos expuesto al hablar de los cambios estructurales consistentes en la fusión y concentración de algunas fábricas, favorables en principio a un movimiento de acumulación de capital industrial según la vía realmente revolucionaria (es decir, comercialización por la cuenta de los propios productores) contrastaban con la revolucionada situación del mercado internacional, pon la política restrictiva de los monopolios mercantiles que desde el XVI constituían una fuerza reaccionaria y conservadora, tendiendo siempre a retardar el desarrollo del capitalismo como modo de producción; con la falta de una revolución-tecnológica que medio siglo mas tarde afectaría de pleno i„nuestro sector productivo piloto.

De todas formas, parece evidente que la aparición de este capitalismo industrial, independiente del capitalismo comercial, tuvo mucha influencia para la extensión del modo de producción capitalista años más tarde, y que sobre todo, fue un factor capital en les conflictos de clase que condujeron a las guerras carlistas y en la victoria política del capitalismo industrial. Recordemos de paso que a pesar de la decadencia general, existieron en Bizkaia y Gipuzkoa en tiempos de Carlos III, 178 forjas con 12 martinetes (80 y 33 en cada cual), que las estadísticas cifraban en 3500 el número de obreros metalúrgicos en Gipuzkoa (junto a 1752 en Catalunya) y que las Juntas proceden a una abundante legislación sobre salarios y di versos tratamientos sobre profesionales.

 

b) ¿acumulación primitiva vasca?

Conviene hacer desde ahora un primer esbozo analítico a la luz de los datos correspondientes a los siglos anteriores a la revolución industrial, sobre la realidad de una acumulación primitiva en España y en el País Vasco , antes de pasar al estudio de la industrialización propia mente dicha y de los efectos que sobre ella tuvo la importación de capitales extranjeros cuantitativa y cualitativamente.

En efecto, estamos convencidos de la enorme importancia que la revolución tecnológica y los capitales importados a finales del XIX desde los países cuyas economías se encontraban en la fase imperialista del capitalismo, tuvieron para la consolidación del modo de producción capitalista en Euskadi. Sabemos que la revolución industrial y su principal factor constitutivo y característico (la revolución de las técnicas fruto de numerosas invenciones) tuvo lugar en Inglaterra entes que en ninguna otra parte, gracias justamente al apogeo en aquel país del capitalismo industrial.

Dicho de otra manera: que en Inglaterra, el auge del capitalismo industrial y su posición preeminente con relación al resto del mundo fueron anteriores a la revolución industrial y que hubo sin duda una relación de causa a efecto entre los primeros y la segunda, relación que se fue convirtiendo en un movimiento de interacción: el capitalismo industrial origina el desarrollo de la agricultura, la presión demográfica y el progreso técnico, y estos fenómenos se convierten en factores que benefician al desarrollo del capitalismo industrial.

En Euskadi, constatamos en cambio que la revolución industrial es anterior a la expansión del capitalismo industrial, invirtiéndose la relación casuística anterior. Más tarde hablaremos de las razones más importantes que intervinieron en este sentido. Por ahora, nos interesa, antes de seguir adelante, poner en evidencia lo siguiente: a) la relación a que hacemos alusión se refiere de una FORMA INMEDIATA a dos hechos: revolución industrial por un lado, expansión del capitalismo por otro; o lo que es lo mismo, esta relación es una relación de equivalencia (puesto que se verifica en los dos sentidos de una manera refleja) pone en juego por una parte la revolución industrial —que puede ser más o menos brusca, más o menos progresiva según los factores que la acompañan o la integran en los diferentes países— y por otra parte el grado de desarrollo del capitalismo industrial, o sea el movimiento de acumulación del capital industrial.

  1. b) esta relación implica a través de este miembro (mov. de acum.) la existencia de un capitalismo industrial básico o la existencia de "algo” a partir de lo cual pudiera desenvolverse ese proceso de acumulación. Efectivamente la importación de capitales, de bienes de equipo y de nuevas técnicas no hubiera tenido lugar si no hubiese existido en nuestra sociedad una clase de hombres que por su posición dominante dentro del orden social fuesen capaces (en orden a la consecución de sus intereses de clase) de atraer y de realizar esas nuevas in versiones. Los nuevos capitales extranjeros y las nuevas técnicas necesitaban, para dar fruto, implantarse en un medio propicio en el que ya existiera como condición previa una cierta separación entre el trabajo y sus condiciones anteriores, una masa de obreros desposeídos de sus medios de producción a la merced de unos pocos patrones que junto a la acumulación de plusvalías disponían del aparato político necesario para el mantenimiento de sus privilegios. Estos hombres eran la clase de capitalistas vascos para quienes la victoria de los liberales en las guerras carlistas, la abolición de los poderes de las Jun tas vascas y, lógicamente, la integración total de Euskal Herria en la Península, representaban en primer lugar la realización de sus intereses de clase.

No queremos insinuar que el modo de producción capitalista fuese reinante en el País Vasco antes de la llegada de los capitales ingleses, belgas y franceses, ni mucho menos; solamente queremos insistir en que éstos no nos parecen el único germen de toda la acumulación en Euskal Herria y que, antes de su llegada, en la segunda mitad del XIX, ya había entrado en nuestro país en la edad prehistórica del mundo burgués caracterizada por la acumulación primitiva.

Si ésta era definida por MARX como "el MOVIMIENTO HISTORICO QUE HACE divorciar al trabajo de sus condiciones exteriores", es preciso interpretar la industrialización en Euskal Herria como una FASE OE ACELERACIÓN de este movimiento y no como el origen de este movimiento. Cuando la tesis colonialista de Beltza en el último párrafo de la nota 2 afirma que parece disparatado hablar de acumulación primitiva vasca porque "fue el capital europeo el que aportó los capitales necesarios para introducir en el Estado español (con la Bizkaia recién colonizada incluida) el modo de capitalista de producción", comete a nuestro parecer varios errores fundamentales, a saber: *1* el de no distinguir las estructuras económicas diferentes de España y Euskal Herria con relación a los efectos que tuvieron los capitales extranjeros; *2* el de considerar apriorísticamente a Bizkaia como colonizada por la oligarquía del Estado español; *3* el de ligar exclusivamente el concepto de acumulación primitiva al hecho de la importación de capitales extranjeros.

El primer error consiste en pasar por alto una serie de realidades históricas con el objeto de inducirnos más fácilmente en el segundo, a cuya crítica procederemos más adelante. El tercero radica en un enfoque simplista del fenómeno de la acumulación primitiva que conduce a atribuir a una de sus facetas toda la significación del proceso, ignorando el resto

Si interpretamos con DOBB de una manera esquemática la emulación primitiva cono una acumulación de derechos sobre el capital y como una acumulación entre las manos de una clase que por su situación particular en el seno de una sociedad es capaz, después, de transformar estos derechos en medios de producción, —o lo que equivale— como dos fases en la primera de las cuales se da un proceso de concentración de la propiedad en una minoría gracias a la desposesión de una mayoría, mientras que la segunda se caracteriza por la trasferencia de la propiedad de derechos a las riquezas o a los medios de producción (o sea, la realización económica de una situación privilegiada), vemos que en el caso de Euskal Herria la faceta que la tesis colonialista beltziana pone de relieve ( importación de capitales) ha intervenido especialmente en la segunda fase de la acumulación gracias precisamente a que cierto desarrollo autóctono de la primera ( concentración del capital en manos de una burguesía ascendente vasca) constituía parte del mecanismo esencial que creara las condiciones favorables al desarrollo de la segunda -inversión de las plusvalías nacionales y extranjeras en las industrias siderúrgicas y metalúrgicas vascas.

La práctica (econ-polit-ideolog) de los agentes económicos y políticos no puede ser explicada como dice BETTELHEIM sino a partir del lugar que ocupan en el sistema de RELACIONES SOCIALES. Así pues, "la inyección monetaria" de que habla LEQUERICA, adquiere toda su significación situada en el contexto internacional del capitalismo y en el contexto nacional vasco, caracterizado desde la primera mitad del siglo pasado por la emergencia de una burguesía ascendente autóctona, reducida, que presenta definitivamente todas sus cartas credenciales con la victoria de las guerras carlistas y la unificación del mercado peninsular.

Por otra parte también es verdad que con el tiempo y a lo largo de la segunda mitad del siglo, la inversión de equipo y capitales europeos revierte en beneficio de la primera fase, es decir, que sirve para consolidar junto al imperialismo de esos capitales los privilegios de la burguesía industrial y financiera vasca.

'La expoliación de los bienes de la Iglesia, la alienación fraudulenta de las posesiones del Estado, el saqueo de las tierras comunales, la transformación usurpadora y terrorista de la propiedad feudal o patriarcal en propiedad moderna privada, la guerra a las cabañas; he aquí los procedimientos idílicos de la acumulación primitiva" dice MARX en la 8 I del libro I del Capital. Más a delante hace ver cómo estos idílicos procedimientos se combinan de una u otra manera, siguen uno u otro proceso según los diferentes países, pero cómo todos "emplean sin excepción el poder del Estado, la fuerza concentrada y organizada de la sociedad, con el fin de precipitar violentamente el paso del orden económico feudal al orden económico capitalista y reducir así las fases de transición".

En España, efectivamente, además de la colonización de las Indias y a partir de ella, se dieron todos estos procedimientos aunque en menor grado y más tarde que en los otros países capitalistas debido a los efectos de la depresión económica y política del XVII y a que a 1 mismo tiempo muchos de los factores sociales concomitantes a esta depresión (privilegios de la mesta y de los gremios urbanos, de la nobleza y del clero) perduraban en el siglo XVIII cuando la política económica mercantilista de los Borbones procedía al relance de las actividades económicas.

A finales del XVIII, tras el ejemplo del absolutismo francés y apoyados en le nueva burguesía, la Corona española va suprimiendo todos privilegios mediante los procedimientos a que MARX hace alusión, aunque tímidamente y de una forma contradictoria, y abriendo progresivamente la puerta a fabricantes y técnicos -sobre todo a éstos últimos extranjeros. (Desamortizaciones eclesiásticas civiles de Carlos III, leyes sanguinarias borbónicas similares a las inglesas y francesas para reprimir a la gente desposeída que andaba vagabundeando en busca de trabajo).

La monarquía que ya en tiempos de los Austrias había favorecido el alza de precio de la tierra para que los antiguos pequeños propietarios de Castilla, necesitados de dinero liquido, vendieran a la aristocracia terratenientes y a los nuevos capitalistas de la Mesta, más tarde con las desamortizaciones del ochocientos volvió a beneficiar a la misma aristocracia sobre todo, acrecentando el absentismo e impidiendo la capitalización de las explotaciones agrícolas, base fundamental de la acumulación primitiva y de la industrialización.

La depresión española trajo consigo la decadencia de la economía vasca pero los efectos producidos por la primera sobre la segunda se desarrollan según una infraestructura agraria y productiva diferente a la peninsular. Las fuerzas conservadoras con que choca el capital metalúrgico vasco en la segunda mitad del XVIII y en la primera del XIX (después del bache de la guerra de la Independencia) son los regímenes de monopolios urbanos y la hegemonía persistente del comercio marítimo independientes de la producción nacional por una parte, y la Juntas que tienden constantemente a mantener el repliegue de la economía vasca sobre si misma. La burguesía emprendedora bizkaina y gipuzkoana necesitaba emplear "esa fuerza concentrada y organizada" que es el Estado para llevar a cabo su acumulación de plusvalías y poder instaurar el modo de producción industrial. Las Juntas Generales o Estados Vascos (que materializaban a nivel jurídico y ci vil el poder de una economía agraria autárquica) no eran naturalmente en una perspectiva de conquista de poderla plataforma adecuada a los intereses de la burguesía, intereses cuyas dimensiones se extendían y se confundían con los de la oligarquía ascendente española. Por ello la burguesía industrial vasca se integra a la revolución burguesa española y a partir de entonces emplea como base capital para su acumulación el poder del Estado español.

A partir del final de la primera guerra carlista y del abrazo de Vergara, las desamortizaciones civiles y eclesiásticas comienzan a alcanzar a las provincias vascas a la vez que tiene lugar la unificación del mercado peninsular y la constitución de los aranceles librecambistas.

Con todo lo anteriormente dicho concluimos que no nos parece en absoluto disparatado el hablar de una acumulación primitiva en Euskal Herria llevada a cabo por agentes vascos (especialmente en su primera fase) y desarrollada gracias a que aquellos habían creado las condiciones necesarias. En cambio sí nos parece totalmente apriorístico y aventurado por la falta de elementos de juicio en que apoyarse el aserto de las tesis colonialistas, beltzistas sobre todo, a este respecto.

 

c) sobre el colonialismo

Las tesis que están propugnando que Euskadi ha sido colonizada y para ello, con mucha fineza y sutilidad (sobre todo las del último trabajo que conocemos, esto es, el trabajo de BELTZA) nos invitan a prescindir de los "clichés que identifican situación de colonizado con negritos y taparrabos", pero ellos mismos se sirven de esos mismos clichés para aplicarlos al caso de Euskadi. Parece como si quieran hacernos olvidar esos estereotipados clichés para, una vez desviada nuestra atención, recurrir a los susodichos taparrabos con el objeto de explicar la historia de nuestro pueblo.

Todo su esquema de colonización referente a Euskadi cuaja perfectamente en el esquema clásico del proceso de colonización de muchos países subdesarrollados del Tercer? Hundo a partir del siglo XIX: ninguna base de acumulación primitiva de capital vasco, implantación del modo de producción capitalista en Euskadi gracias, exclusivamente a la importación de capital extranjero, "explotación de las riquezas naturales de nuestro país y de la fuerza de trabajo de su población no en función de los intereses nacionales sino en función de las oligarquías extranjeras", explotación por el capitalismo monopolista de esas oligarquías (a partir de la segunda mitad del siglo pasado) gracias a la previa y total anexión política por el Esta do español, colaboración y participación de una burguesía (compradora??) étnicamente vasca cuya práctica va en el sentido del imperialismo...etc.; estas son las características que ponen de relieve BELTZA y cuantos afirman el colonialismo de Euskadi cuya semejanza con las de muchos países de negritos y taparrabos de África en los tiempos de imperialismo decimonónico es evidente.

Naturalmente que el conjunto de esas características que quieren adjudicar a nuestra historia no es en absoluto propio del desarrollo del capitalismo en Euskadi y, en el caso concreto del trabajo A LOS REVOLUCIONARIOS VASCOS de Beltza, el autor ambicionando por todos los medios dotar de una trama aparente a todo su desordenado montaje de asertos plenos de ambigüedad y de categorías ideológico-burguesas, no puede llegar a sostener una tesis insostenible.

Si nos remitimos a los primeros párrafos de dicho trabajo que enuncian y resumen su obra, las primeras ambigú edades saltan a la vista:

"...constatamos que la explotación de las riquezas naturales de nuestro país y de la fuerza de trabajo de su población se hace no en función de los intereses nacionales sino en función de las oligarquías extranjeras, de la española y de la francesa".

¿Qué debemos entender en este caso por INTERESES NACIONALES?. Para nosotros no hay más que una interpretación posible: los intereses nacionales de Euskal Herria antes de que en ella se extendiese el modo de producción capitalista eran los de llegar justamente a esa extensión superando enteramente la fase de transición del capitalismo usurero y una economía agrario-retardataria. Ya hemos visto antes cómo este paso histórico tiene lugar gracias a la integración de nuestro mercado nacional en el contexto más amplio del Estado español y a la importación de capitales provenientes de los países imperialistas más ricos de la época, integración y proceso histórico en general dirigido lógicamente por la burguesía ascendente vasca.

Esta extensión de las bases del capitalismo, así como todo el proceso de la revolución burguesa en que se encuadra, supone tanto en Euskadi como en el conjunto del Estado español el movimiento dialéctico de un sempiterno conflicto entre el modo de producción existente y las fuerzas productivas nuevas. Nuevas fuerzas entrarán en los rangos de la burguesía explotadora y nueva constitución adquirirán las clases explotadas, pero es innegable que la revolución burguesa beneficia al conjunto de una y otra y al conjunto de la nación vasca. La pérdida de los Fueros es el resultado inmediato de esta revolución y a la vez la consecuencia menos próxima de la convergencia, salpicada de conflictos, de intereses de las burguesías dominantes vasca y española desde muchos siglos antes. Por eso decíamos en nuestro primer apartado que es falso afirmar como lo hacen las tesis colonialistas que Euskadi haya perdido su independencia política en 1839, (de un golpe prácticamente) cuando la realidad es que en un proceso necesario e irreversible a largo plazo de integración de nuestra economía en la economía peninsular, esta independencia ha ido sufriendo desde mucho antes una merma importante en su contenido para acabar recibiendo un golpe de muerte definitivo con el advenimiento del capitalismo industrial.

Dentro de las reivindicaciones forales , de las reivindicaciones autonómicas y de la independencia, por un sector importante de las capas populares, hay sin duda alguna una importante COMPONENTE DEMOCRÁTICA Y PROGRE SISTA en la medida en que se intentaran conjugar las instituciones y libertades democráticas autóctonas con el desarrollo posterior de la historia(sin querer dar marcha atrás a ésta, como desgraciadamente hacían, y BELTZA lo dice, los dirigentes carlistas y los sabinianos).

Créenos que queda suficientemente claro cómo entendemos y se debe entender “intereses nacionales” en el contexto de la época crítica en que las tesis colonialistas sitúan el fenómeno de colonización. Por lo tanto decir con Beltza que "la explotación ..., no se hace en función de los intereses nacionales, sino en función...francesa" es una gran perogrullada vacía de todo sentido encaminada a desviarnos del fondo del problema, aunque esta perogrullada tiene quizás un sentido dentro del no-sentido del esquena colonialista.

Efectivamente este esquema nos hace suponer que cuando hablan de "intereses nacionales' se refieren únicamente
a las capas populares, mientras en contrapartida consideran a la burguesía industrial vasca como oligarquía extranjera y española (!!). Es decir que para resolver el asunto a su modo los defensores de las tesis colonialistas inventan esta cábala en virtud de la cual la historia de Euskadi se explica siempre a través de conflictos que oponen constantemente la nación vasca (oprimida , víctima y explotada) a las oligarquías extranjeras por medio del Estado español (los agentes exteriores, imperialistas, explotadores); conflictos del interior contra el exterior; el interior o la nación vasca son los buenos, el exterior los malos; no hay, propiamente hablando, según Beltza, burguesía explotadora vasca en la historia, no hay opresores vascos; no hay más que explotados vascos.

La dinámica interna propia de la historia de Euskadi no tiene ningún valor para quien defiende el colonialismo ya que se cogen hechos históricamente ciertos y se transponen mecánicamente y a ciegas a otro plano más general (el Estado español, el imperialismo) sin preocuparse de ver en esa dinámica un elemento específico que juega un rol de primera línea en ese contexto general, desvirtuando así su verdadero contenido el contenido de esa dinámica interna y de su papel en la historia de la creación del Estado "nacional" español capitalista. En el fondo pues de todo esto está el pretender —como pretende Beltza— que la burguesía ascendente vasca de mediados del XIX como con mayor razón sus sucesores de finales de siglo es una burguesía local por ser de origen vasco y situarse territorialmente en Euskal Herria y a la vez una oligarquía extranjera puesto que sus intereses eran parte objetiva de los de la oligarquía extranjera. A este gran confusionismo nosotros le llamamos el "racismo por rebote" ya que pretendiendo su autor situar históricamente unos agentes económicos, políticos y sociales según sus intereses de clase solamente despreciando así su origen, su territorialidad, su puesto en un modo de producción determinado en un lugar determinado, lo que en realidad hace es dar
a las palabras que como "vasco” no tienen más que un significado de FORMACIÓN SOCIAL peculiar y concreta (derivando con certeza de unas características originales étnicas), un contenido falso: vasco-las capas sociales oprimidas por la oligarquía extranjera “las víctimas inocentes” la presa ideal del imperialismo extranjero (contenido moral politizado a todas luces).

Nosotros decimos con LENIN que cada nación (existente sobre la base de un modo de producción burgués) "comprende dos naciones"; cada cultura nacional, dos culturas nacionales. Si nos referimos a la época de la industrialización de Bizkaia a la que Beltza alude, podremos distinguir dentro de ese grupo social dirigido por la burguesía ascendente "local", dos naciones: la nación constituida por las fuerzas burguesas y la nación de los trabajadores. Cuando decimos grupo social dirigido por..., nos referimos precisamente de una forma general, a la nación vasca constituida a su vez por esas dos naciones. La primera, formada por los Ybarra, Zubiria, Chavarri, Gandarias, Murieta, Iribarren, Olano, Larrinaga...etc.; la segunda, formada por las masas populares. Por lo tanto los primeros son tan vascas como los segundos. Lo que les diferencia esencialmente es el papel diferente que tienen en el desarrollo específico e histórico del grupo nacional vasco. Pero el papel y la dirección que toman los intereses de la burguesía ascendente vasca, dentro de toda la dinámica del desarrollo peculiar de la nación vasca en un momento determinado no es una razón para afirmar "a priori" que no es vasca.

NOTA: si empleamos aquí el término nación, refiriéndonos al pueblo vasco, lo hacemos inequívocamente para designar por aquella un grupo social que en el curso de la historia sigue una trayectoria propia y característica determinada por el entrelazamiento de una serie de factores propios y ajenos (factores naturales, económicos, políticos e ideológicos). Esta serie de factores o determinaciones históricas concretas que van, a su vez, transformándose y revolucionándose, producen en el caso de la comunidad vasca aquella trayectoria característica, que no es otra cosa que la manifestación en ella de las leyes universales de la historia general. Por lo tanto el concepto nación engloba principalmente toda la práctica de la comunidad y no se basa únicamente en la etnia y en la lengua.

La práctica de esa burguesía ascendente vasca incorporándose activamente a la revolución burguesa española , financiando a través de sus bancos los ejércitos liberales (el Banco de Bilbao prestó durante la segunda contienda carlista a las autoridades militares que defendían la plaza 16.695. 583 reales, sin interés); y favoreciendo la anexión violenta de nuestro pueblo en el Estado es pañol, es la componente dominante desde el abrazo de Vergara y a lo largo de todo el XIX del desarrollo del modo de producción en Euskal Herria (esencialmente en Bizkaia)

En esta práctica no hay que ver otra cosa que una tendencia histórica propia del desarrollo del capitalismo en aquel tiempo, a saber: la creación de Estados nacionales. ¿Qué forma adquirió esa tendencia en el caso concreto de nuestro pueblo? La de sumarse a la formación del nuevo "ESTADO NACIONAL ESPAÑOL" que incluía definitiva y totalmente a partir de 1876 las Provincias Vascas. Es decir que en lugar de crear y consolidar el Estado nacional vasco a través de una revolución interna, la burguesía capitalista nacional vasca contribuye a la creación y consolidación del "ESTADO NACIONAL ESPAÑOL".

Ya hemos visto en los apartados anteriores cono en líneas generales las clases dominantes en Euskal Herria se han apoyado desde varios siglos antes en la Monarquía española para mejorar y ampliar sus actividades y cómo con el advenimiento de la burguesía industrial capitalista por la vía realmente revolucionaria y del capitalismo imperialista (fundamentalmente en su forma monopolista a partir de 1870) se da el salto de integración total. Decíamos que no se puede afirmar que Euskal Herria haya sido políticamente independiente de España hasta 1839; la burguesía comerciante y en general las clases dominantes vascas no poseían el aparato represivo de un Estado propio vasco, circunscrito al territorio ocupado por el pueblo vasco para dominar a este pueblo; nuestro mercado formaba parte del mercado imperial; el Estado fuerte que garantizaba sus privilegios (de la burguesía vasca) era la Monarquía, y las Asambleas Generales (Biltzarrak) o Consejos Senatoriales libres de los representantes de los baserritarras no eran desde luego la plataforma política —también lo decíamos antes— a abolir por la incipiente burguesía industrial de mediados del XIX para suplirla por un Estado burgués vasco.

Por lo tanto la participación de nuestra burguesía industrial y financiera en la creación y consolidación del Estado español es la expresión en nuestro caso de la primera de las dos tendencias que constituyen la ley universal del capitalismo (la segunda, que caracteriza al capitalismo ya maduro, reside en la multiplicación de toda clase de relaciones entre las naciones, en la destrucción de las barreras nacionales y la creación de la unidad internacional del capital).

Es obvio que usamos el concepto de Estado Nacional Español como un todo que adquiere sentido referido a ese proceso general que rige la ley universal del capitalismo. Cuando decimos como un todo, queremos decir que las tres palabras van NECESARIAMENTE unidas para expresar un concepto teórico ya elaborado. "ESTADO NACIONAL ESPAÑOL" es el encase abstracto que nos vemos obligados a emplear en nuestro análisis científico para expresar un contenido que de hecho es multinacional.

La asimilación de la nación vasca en el Estado Nacional Español que es una asimilación vasca por el capitalismo, constituye sin duda un progreso histórico. Aunque por otra parte constituye también una anexión violenta (guerras carlistas) en contra de los deseos de la población, la cual es despojada por el intervencionismo centralista de la expresión libre y creadora de sus particularidades nacionales. Cuando decimos "población" es claro que nos estamos refiriendo a la nación "de abajo", es decir la nación vasca oprimida dentro del conjunto de la nación vasca.

Esta nación vasca oprimida tarda en crear y, sobre todo, en apoyar con todas sus fuerzas la cultura nacional propia o CONTRA-CULTURA (por oposición a la de la burguesía vasca) unida, eficaz y arrolladora que ha de salir triunfante un día con el socialismo libertador. Esta contracultura no se crea realmente hasta que no es el proletariado quien la dirige bajo el estandarte del internacionalismo proletario y la unión de toda la clase obrera (eminentemente la unión con la clase obrera de todos los pueblos sometidos por fascismo de las clases opresoras hoy). Nuestra práctica debe insertarse totalmente en esta contra-cultura de la nación vasca oprimida. Dicho sea de paso, hemos querido avanzar esta idea que la explicitaremos sobradamente más adelante.

Pensamos que también así queda claro cuál es la forma correcta de entender la actuación de nuestra incipiente burguesía industrial vasca.

Hasta aquí no hemos elegido al azar párrafos o frases sueltas de las tesis colonialistas de Beltza porque encerraban errores más garrafales que los otros. Lo que hemos hecho ha sido tratar de entresacar aquellas afirmaciones o supuestos que sitúan en la base de su interpretación subjetiva de nuestra historia; aquellas frases que sintetizan más claramente el confusionismo presente en todo su trabajo, el confusionismo que le hace decir (refiriéndose a la industrialización del Estado español) que Euskadi es un país recién colonizado —por la oligarquía española— y a la vez la parte económicamente más desarrollada del estado español. Este es, se conoce, el fenómeno especial de colonialismo que su fértil imaginación ha descubierto (o inventado) en la historia (o en su casa) y que no tiene nada que ver con los clichés de negritos y taparrabos a que nuestra rigidez teórica nos tiene sometidos. Naturalmente que las tesis colonialistas dicen que la oligarquía española es un peón del imperialismo inglés y que la implantación del modo de producción capitalista en Euskadi trae como consecuencia el reforzamiento de la unidad de "España”...etc. Con bastante buena voluntad por nuestra parte podríamos encontrar en esas tesis varias afirmaciones que son ciertas. Pero de todas formas y a pesar de todo no hay contexto general que justifique las perogrulladas que nosotros hemos puesto en evidencia.

Nuestro afán no es de agarrarnos a las palabras; hemos puesto francamente —en vano— todas nuestras energías en descubrir una cohesión, un hilo, una unidad a lo largo de su exposición. Tales tesis lo merecían por la importancia fundamental que tenían para enfocar una estrategia de liberación.

 

Creemos que ha llegado el momento de renunciar a seguir atacando esas tesis por la periferia, puesto que no acabaríamos nunca; ahora debemos, aunque sea un tanto esquemáticamente interpretar la incidencia del imperialismo en el Estado español del XIX.

Como dice NANOEL "el imperialismo es la política de expansión internacional y económica del capitalismo de los monopolios..." Es el imperialismo el que hace revivir de una forma aguda la opresión nacional, o dicho de otro nodo, el fenómeno del colonialismo. Porque como sabemos éste es anterior al imperialismo y revestía otras formas más primitivas.

La primera forma fue la de la apropiación directa por la vía violenta de las riquezas y productos de los países colonizados, por medio del robo, del pillaje y del asesinato. Esta es la forma que corresponde a la época que sigue al descubrimiento de la Américas en la que la Monarquía españolaron vascos inclusive, toma parte muy activa, y en general es la forma de opresión colonial ejercí da por los países ricos sobre los pueblos recién colonizados de todas latitudes en la época de dominación del capital-mercantil y usurero.

La segunda forma es la forma "pacífica”. Al pillaje puro y simple sucede el comercio; pero este comercio consiste en unos intercambios entre la metrópoli y la colonia impuestos sobre un pie de desigualdad. Es decir que la Metrópoli mediante su fuerza política y militar y la omnipotencia y omnipresencia de sus compañías comerciantes monopolísticas, imponía términos de cambio en las . transacciones que le fueran lo más favorables posible, a la vez que dirigía la estructura y el volumen de estas transacciones. Generalmente el país colonizador exportaba al colonizado mercancías manufacturadas en sus industrias incipientes a precios cinco veces superiores a su valor e importaba de éste a precios irrisorios materias primas (alimenticias, textiles o minerales) o productos raros de lujo. Claro está que esta etapa del proceso colonial se da por superación del anterior. El comienzo de la revolución industrial en Europa (que puede situarse alrededor de 1760) aumenta la producción de mercancías en los países ricos sobre bases mucho más amplias; el enriquecimiento de las burguesías de estos países por medio del pillaje directo de las colonias pasa a segundo plano en la acumulación de capital que es sobre todo interna (explotando al nuevo proletariado europeo).

Y éste es el periodo de y transición a la segunda forma comercial o “pacífica" de que hablábamos. Ahora bien en los países avanzados de la época como Inglaterra, la revolución industrial nacía gracias a una previa e importante acumulación de capital; y en particular, a una acumulación de capital comercial en la etapa colonial anterior. Cuando refiriéndonos a la segunda etapa decíamos que las metrópolis imponían también la estructura y el volumen de las transacciones queríamos señalar principalmente que no sólo se hacia una política de desigualdad y desproporción de precios, sino que además los estados ricos explotadores imponían aranceles contingentarios a las mercancías manufacturadas de algunas colonias mercancías que competían por sus precios baratos con las que se empezaban a fabricar en la metrópoli más caras. Así se tendía a conservar a las colonias en la producción de materias primas o de algún cultivo determinado.

Esta segunda forma de colonialismo se extiende aproximadamente desde principios del XVII a principios del siguiente. Naturalmente esta forma no es uniforme en todos los países colonizadores de la época ni se da uniformemente en cada uno de los países; pero es la tendencia general que marcan los países que, como sobre todo Inglaterra, han superado la etapa anterior y han entrado en el modo capitalista de producción.

La Monarquía española ya se había quedado atrás tanto en lo que se refiere a la empresa colonial como al desarrollo general de su economía. Tampoco nosotros vamos a explayarnos aquí sobre los factores de la decadencia (pues ello desbordaría nuestro objeto) pero recordemos que esta decadencia tiene sus orígenes ya en la última década del XVI y se extiende a través de todo el XVII
y principios del XVIII; recordemos también que entre los principales factores de la crisis los hay que provienen de la misma economía colonial americana durante el XVI —como la despoblación de las Indias, el agotamiento de sus suelos y de sus minas...— y los hay que provienen de la economía española —a finales del XVI y comienzos del XVII España es el epicentro de la revolución de precios que sacude a Europa y la primera (como dice Vives) en sufrir las contrariedades de la abundancia de metal sin la contrapartida de una producción industrial cuantiosa y una balanza comercial favorable—. En general durante todo el siglo XVI a través de fluctuaciones pronunciadas alcistas y deflacionistas, a través de una crisis monetaria continua, no se crea ninguna industria importante ni se mejora la explotación agraria que puedan absorber los metales preciosos acumulados en un principio. Las guerras imposibles con los otros países de Europa, etc., etc.

Retengamos en fin, que se produce un gran desfase entre Inglaterra, Francia, los Países Bajos, que salen más o menos airosos de la difícil coyuntura internacional del XVII y la Monarquía española de los últimos Austrias que sale muy malparada.

Para acabar con esta segunda forma de colonialismo que se extiende en un período en el que España tiende ya a retroceder en el plano internacional, digamos que en ella como en la anterior el papel decisivo lo desempeñaba la fuerza política y militar.

La tercera forma característica es la de la imposición y extensión de la doctrina de Libre-cambio por los países ricos mencionados anteriormente (y sobre todo, como siempre, Inglaterra, la más aventajada, donde primero tuvo lugar la revolución burguesa y la industrialización) países que gracias a la feliz consumación de las etapas anteriores disfrutaban de un monopolio de productividad, lo cual les permitía penetrar y acaparar todos los mercados sin necesidad de monopolizarlos rígidamente como antas. ¡Que gane el mejor!; el mejor naturalmente era aquél que mejor había explotado y regido sus plusvalías y que a la vez había sido favorecido por las circunstancias exteriores: Inglaterra. Esto originó lógicamente rencillas y prácticas defensivas entre los listos países ricos cara, sobre todo, a Inglaterra.

Esta etapa de Libre-cambio es la que corresponde a las primeras penetraciones en España, Catalunya y Euskadi de manufacturas y técnicos extranjeros, sobre todo franceses en el siglo XVIII (penetraciones tímidas animadas por la política renovadora de los Borbones) y a las correspondientes a las últimas décadas del dieciocho y primeras del diecinueve, después de las guerras y de que desaparecieran los aranceles rígidamente proteccionistas de 1826.

Y por fin viene la cuarta forma fundamental que es la forma imperialista que corresponde a la fase ascendente del capitalismo de los estados explotadores, o fase monopolista. Esta etapa monopolista del desarrollo del capitalismo comienza a partir de 1870 aproximadamente. Inglaterra sigue encontrándose a la cabeza de todas las potencias.

La burguesía monopolista de cada país no dispone ya del monopolio de productividad de que anteriormente disponía. La internacionalización del capital en la fase de libra concurrencia ha traído consigo una inevitable nivelación en la infraestructura de los países capitalistas y cada uno de estos países se encuentra cada vez más confrontado a sus concurrentes que producen en condiciones de productividad equivalentes o, a veces, superiores. Por otro lado los trust y cartels monopolísticos se crean en los países imperialistas para contrarrestar la baja de la tasa media de ganancia debida principalmente al aumento de la composición orgánica del capital (capital constante) y a la tensión inflacionista del pleno-empleo.

Las plusvalías acumuladas en las industrias monopolísticas se dirigen ahora a las esferas donde la composición orgánica media de capital es muy inferior y donde la mano de obra es barata; estas esferas son evidentemente los países subdesarrollados en general, y sobre todo, entre ellos, las colonias. Como dice (ANDEL, la doctrina de Libre-cambio tiene que ser combatida cuando llegaba a su apogeo con el sistema generalizado de monedas convertibles, y el capitalismo de los monopolios debe defender sus propios mercados interiores en vista de mantener las sobre-ganancias monopolísticas y, al mismo tiempo, cerrar los territorios extranjeros (coloniales o semicoloniales) a la concurrencia para mantener también las sobre-ganancias coloniales allí donde la tasa media de ganancia es muy superior a la de la metrópoli. La exportación de capitales acompaña a la exportación de mercancías “acabadas” y ésta tiende a favorecer a aquélla.

Por ello se dice que esta etapa es la de la revalorización del colonialismo; porque se vuelve a acaparar política y económicamente los mercados coloniales de un modo unilateral y exclusivista para exportar a ellos los monopolios.

O sea que el colonialismo imperialista es esencialmente la revalorización bajo nuevas formas de la opresión colonial sobre los países coloniales o semi-coloniales que anteriormente estaban bajo el yugo de los estados capitalistas y que hablan sufrido (de un modo o de otro) las formas de opresión anteriores de que hablábamos párrafos antes.

Ahora bien, también es cierto que en el tercer tercio del XIX y comienzos del XX había otros países que como España, sin haberse encontrado anteriormente en situación de dependencia colonial ( y aun todo lo contrario) se encontraban a pesar de todo subdesarrollados con respecto a las potencias europeas y ofrecían una atracción indudable a los capitales de éstas en tanto en cuanto poseían una riqueza muy apreciable de materias primas necesarias a la industrialización, un importante ejército de reserva industrial de mano de obra barata, una economía complementaria. Esta es la época de la penetración en Euskadi de la Orconera Hiron Ore C° ltd. (1874), de la Société Franco-Belga des Mines de Somorrostro (1876), de Geuschin y Krupp, de la Cousett inglesa, de la Cockerill belga y de la Denin francesa, sociedades que apoyaron a los grupos de propietarios vascos.

Pero la diferencia cualitativa y cuantitativa con los países propiamente coloniales es evidente. Cuantitativa porque el volumen de la inversión de capital extranjero en la Península, como el volumen de las transacciones exteriores, es muy inferior al de la inversión en países como EEUU, Canadá, Australia, India, etc. Cualitativamente porque en nuestro caso las susodichas inversiones tendían RÁPIDAMENTE a ampliar la muy deficiente aunque
no menos real infraestructura industrial y financiera española de una forma DIVERSIFICADA (producción de toda clase de manufacturas, productos acabados y hasta bienes de equipo), sobre todo a partir de 1890, en lugar de mantener de una forma exclusiva y unilateral a través de monopolios verticales la producción de forma restringida de mercancías complementarias a la economía del país imperialista —ya sabemos cómo esta tendencia característica conduce en la mayoría de los casos al monocultivo.

Así, todos los países se encontraban prácticamente divididos en zonas de influencia entre las grandes potencias, el mercado español por no haber estado dominado en especial por ninguna de ellas admitía capitales de todas las procedencias. Sin duda que estos capitales extranjeros, acelerando la industrialización y la acumulación de capital industrial y financiero en la península, aceleraron también el proceso de integración y anexión de Euskadi en la economía peninsular; pero esto en la medida en que tendían en general a perfeccionar esa integración (cuyas raíces eran anteriores) dentro del perfeccionamiento de la división internacional del trabajo, de la extensión e internacionalización del capital; y no como nos quieren hacer pensar las tesis colonialistas, creando una oligarquía política española que forzara políticamente a Euskadi para explotarla como una colonia, a la manera del capitalismo imperialista de la época.

La ferrería del Poval, la fábrica de Buriezo (1848), la sociedad Santa Ana de Bolueta, la fábrica Carmen...., el relance de los astilleros del Nervión, el Banco de Bilbao... son anteriores a la penetración de los grandes capitales imperialistas a los que las tesis colonialistas adjudican toda la responsabilidad en el nacimiento del capital industrial como de la colonización de Euskadi por la oligarquía española. Ya vemos pues cómo el sentido estricto que tiene el colonialismo como proceso histórico determinado, no corresponde al seguido por los pueblos peninsulares.

La integración de Euskadi en España (o la anexión del pueblo vasco en España —si se prefiere—) forma parte de un proceso mucho mas general de extensión de las bases del capitalismo en el que la colonización del capital de monopolios extranjeros tiene importancia fundamental, pero colonización entendida en sentido amplio y general en que se puede entender colonización interna de la burguesía industrial y financiera de los Ybarra y Gandarias, sobre las regiones más pobres de la península que ofrecían una fuente numerosa de mano de obra barata (característica habitual de colonialismo interno, como muchos autores lo evidencian, al crear y fomentar la burguesía imperialista un desequilibrio territorial con el objeto de beneficiar de una migración de mano de obra barata); en el sentido en que se puede entender que la mujer se halla en los países capitalistas colonizada por el hombre...

Recalcamos machaconamente todavía que el contenido estricto y científico que tiene el colonialismo no ha existido en modo alguno en nuestro pueblo. Sin embargo si tomamos la acepción vulgar  —que en ningún caso sirve para elaborar nada objetivo— tan evidente resulta hoy por ejemplo la colonización que la burguesía industrial y financiera vasca ejerce sobre otros pueblos peninsulares (incluido el nuestro), como lo era la de los capitales extranjeros sobre nuestra sociedad en el siglo pasado.

No hay duda de que se nos ha impuesto una serie de formas sociales (políticas, económicas, ideológicas, culturales, sicológicas, etc.) y esto en virtud no de fenómeno histórico del colonialismo, sino en virtud de una FORMA ESPECIFICA de desarrollo capitalista en Euskadi.

 

reflexiones  

Esta es, y no otra, la historia real del desarrollo moderno de las fuerzas productivas cuya virtualidad principal ha sido la de unificar en estrecha relación los diferentes procesos por los que los diferentes pueblos peninsulares discurrían. El engarzamos en este proceso progresivo ha constituido para Euskadi un dejar para siempre la existencia autárquica y Rural que, tarde o temprano, mataría a nuestro pueblo. Esto fue precisamente lo que le ocurrió a nuestra parte Norte, originariamente ramificación de tribus étnicas vascas.

Aunque no es nuestro propósito de hoy entrar en el estudio de nuestra historia primitiva, daremos rápidamente algunas ideas que servirán de guión a algún trabajo posterior. El estudio de un pueblo significa para nosotros ante todo el profundizar en las condiciones de vida material de sus hombres y en el modo de comportarse que de ellas deriva. Por ello al estudiar nuestro pueblo, nos moveremos solamente en un terreno histórico y concreto, y no en un terreno ideal, es decir no histórico. Por lo cual no tomaremos en cuenta aquello que nos hubiese gustado ser, sino lo que realmente sernos sido.

El País Vasco fue al comienzo una comunidad de tribu y de raza, que según las condiciones de vida pudo ir ampliándose en más tribus étnicamente idénticas, y unidas según el principio de parentesco, con idioma, hábitos tradiciones y costumbres propias. Como en él no se dio el esclavismo, la separación de la clase no fue motivada exclusivamente por condiciones internas al proceso vasco, ya que nadie podía apropiarse del trabajo ajeno. Así el trabajo era más o menos comunitario (como lo atestigua nuestro folklore, verdadero acto comunitario engendrado por las condiciones de vida material vasca») y no se rebasaba la producción de una cantidad necesaria y suficiente para el autoconsumo. Este hizo posible que las diferentes comunidades tribales estuviesen unidas por alianzas estrechas.

Sin embargo en nuestro pueblo comenzó también la separación en clases, debido a razones fundamental mente extrínsecas al sistema: durante los siglos IX y XII, la invasión árabe, dando un impulso a nuestra historia, motivó la aparición del fenómeno feudal. Los vascos de las zonas periféricas, junto con godos y visigodos y otras comunidades, huyendo del peligro moro, comenzaron a internarse en tromba, tierra vasca adentro. Esta mezcla de gentes, independientemente de la raza a que pertenecieran, comenzó a intercambiarse, a cambiar los usos e incluso las instituciones. En efecto para defender el suelo vasco de la invasión árabe se eligen Señores guerreros; pero las circunstancias especiales obligan a su vez a acoger a los fugitivos y a integrarlos de algún modo. A estos señores se les concede así, por primera vez en nuestra historia, la prerrogativa de fundar "caseríos censuarios", es decir tácita o explícitamente, estos JAUNTXOAK pueden alquilar caseríos a los recién llegados, cuyo censo será pagado "in situ" y que al pasar a manos de los señores-guerreros les convierte a éstos en seres independientes.

El método práctico que utilizaron en adelante estos señores era la imposición de tributo a los que se acogían o habitaban en los alrededores de las iglesias, que por aquel entonces ellos mismos empiezan a construir. La religión sirve para completar la aparición de clases en Euskadi. De ahí el nombre de ELIZATEA (anteiglesia), que originaba un tributo por las tierras. De esta época datan los OROZKO-ELIZATEA, GETXO-ELIZATEA, etc. Los curas pasan a depender de estos señores, independientemente de sus cualidades morales, o de la elección del obispo. Por ejemplo, cuando en 1390, el obispo de Castilla pide el envío de los diezmos de esas rentas, la contestación de nuestros señores fue tajante y negativa: “quien se atreviese a venir a cobrar, lo pagaría con la vida".

Sin embargo el pueblo vasco, pobre en extremo, no podía sufrir la gravación y el aumento inconsiderado de esos tributos. Por un lado, la imposibilidad material de explotación en demasía; por otro lado, el modo de "vivir" las relaciones de producción y de "representárselas" hacían de los vascos unos seres con caracteres muy diferentes a los de los siervos cuya existencia se estudia en el feudalismo clásico. Los JAUNTXOAK se cuidaron muy bien de "romper y rasgar" con todo el patrimonio vasco , al contrario más bien, siendo fruto de ese patrimonio y de aquellas condiciones especiales de nacimiento, procuraron servirse lo más amigable y democráticamente de todo ello. Así utilizaron a los vascos como ejército para sus correrías de pillaje y robo. No es de extrañar que su ligazón con los otros señores feudales de la "reconquista" fuese de amistad cada vez más estrecha. Así nace el reino de Nabarra; cuya característica principal, además de su causa: la aparición de clases dominantes, fue la unificación étnica original, fue suplantada y suplantándose con vigor por una unificación de gentes de diferentes razas, venidas o buscando asilo o por posibilidades de comercio o por ansias de revancha y robo.

Las razones estructurales del reino de Nabarra se fundan pues en la posibilidad que unos señores tuvieron en aquel momento histórico y concreto, de vivir a expensas de la producción excedente del pueblo (zergak), a expensas del latrocinio y a expensas de la ampliación de pastos y tierras fértiles que el avance de los ejércitos hacia el Sur hacían viables. No olvidemos que durante toda la RECONQUISTA, los ejércitos eran la vanguardia y las manadas de rebaños la retaguardia.

La unificación territorial del Reino de Nabarra comenzó a disgregar pues por vez primera el aglomerado unificante étnico de las comunidades vascas, creando un nuevo aglomerado que iría dejando paulatinamente de ser una categoría étnica (pese a que el sedimento principal fuese, con mucho, las comunidades étnicas aborígenes). El Estado de Nabarra dejó la lengua vernácula en toda su estructura política e ideológica oficiales (Leyes, ordenaciones, etc.) por la lengua romance, precisamente porque los intereses de clase al constituirse como reino independiente, obligaban a la unificación de gentes y razas diferentes, o al contubernio con Reinos extraños, pero vecinos.

La mayoría extraña al país colaboró en esta unificación y en la descomposición paulatina de la comunidad de tribu. La creación de la nacionalidad vasca comenzó de este modo a existir, como una agrupación de hombres cualitativamente nueva, y que en la forma de nuestro primer y único Estado contribuyó a incrementar las nuevas relaciones materiales y a transformar igualmente las relaciones sociales; es de destacar la predominancia que toma el erdera-romance, el cambio de costumbres, etc.

Pese a todo, nuestros ejércitos no pudieron pasar el Ebro, al quedar aprisionados entre dos cuñas de reconquistadores: Castilla y Aragón. En adelante nuestro Reino comenzará también a girar como satélite de ellos.

Durante los siglos XIII y XIV la Reconquista castellana incrementó de tal manera la producción de lana que se vio obligada a dar salida como fuese al excedente que tan increíblemente se le iba amontonando. Los señores castellanos necesitaban abrir una brecha hacia los mercados europeos que despuntaban ya y de cuyo suministro empezó a encargarse Inglaterra. El Cantábrico ofrecía la brecha ideal de exportación, y para conseguir esa ventana al mar no tuvieron que emplear demasiada violencia, ya que nuestros JAUNTZOAK se brindaron gustosamente a ello. Estos se hallaban por aquel entonces enzarzados en las famosas guerras BANDERIZAS, es decir, que no pudiendo incrementar sus beneficios a expensas de "reconquistar", tuvieron que empezar a robarse mutuamente sus “zergak" y demás beneficios; la ideología adaptada a estos nuevos intereses fue la del odio fratricida.

También algunos de ellos colaboraban ya en estrecha relación con los señores castellanos; así por ejemplo los señores vascos de LÓPEZ DE HARO colaborando con Alfonso VIII de Castilla, pelearon contra su Rey Sancho, arrebatándole la brindad de Durango. Esta Merindad le será entregada más tarde (1200) a DIEGO LÓPEZ DE HARO por el Rey castellano como "pago a sus muchos y leales servicios" prestados. En 1300 será otro LÓPEZ DE HARO quien reciba del Rey castellano la "carta fundacional" en virtud de la cual Bilbao es transformado en VILLA. La brecha cantábrica estaba abierta para las lanas castellanas.

La razón de ser del Estado Vasco había cumplido su misión y había dado todo de sí; según las nuevas condiciones materiales que suponían un progreso incontestable, superar con un aparato coercitivo la estructura social comunitaria y étnica vasca. Cuando esas condiciones materiales dieron un bond cualitativo y revolucionario, cual era la nueva forma incipiente del comercio, el Estado Vasco se disgregó, asimilándose al Reino de Castilla. Aragón haría lo mismo, pero de distinta manera.

La nacionalidad vasca que con un carácter todavía poco solido había comenzado a despuntar, desaparecerá casi, para reforzarse de nuevo cuando desde el interior de la nueva sociedad vasca empiecen a progresar los modos de comercio y librecambio, y den paso al desarrollo capitalista industrial.

El progreso histórico de Euskalherria viene encuadrado en la aparición de las clases y en la división social del trabajo; nuestra historia discurriendo en constante interacción con los pueblos castellano, aragonés, etc., primero, y con las burguesías de los pueblos peninsulares después, ha permitido la salvación y el fortalecimiento de nuestra entidad peculiar y auténticamente vasca. En caso contrario no seríamos hoy otra cosa que un conglomerado desparramado y trashumante como es la parte norte de Euskalherria.

Por los años medievales, la parte Sur se volcó hacia la única estructura que le ofrecía intereses y garantías de desarrollo histórico, esto es, hacia la estructura estatal del Reino de Castilla. A la parte Norte de Euskalherria sin embargo, le faltaron condiciones para integrarse o para desarrollar un progreso similar. Las condiciones materiales le obligaron a otro proceso diferente, ya que durante el siglo VII (hacia el 660 más o menos) supera su existencia comunitaria y étnica autónoma con el entrelazamiento de otras comunidades, interesadas todas en dar una respuesta común a la invasión sarracena . Así se constituyó en Toulouse el Ducado de Vasconia, o Estado vasco, cuyo centro político se situará enseguida (siglo X) en Saint-Sever, a orillas del Adur; y más tarde en Poitiers (siglo XI ), Les vascos de Lapurdi sobre todo fueron los artífices. A poco, este Estado Vasco pasó a manos de los ingleses, al casarse Leonor, Duquesa de Vasconia con Enrique II de Inglaterra (siglo XII), y se reforzó enseguida con el matrimonio de su hijo Ricardo Corazón de León y de la hija de Sancho el Sabio de Nabarra, Doña Berenguela.

Así como la cultura vasca del Sur, cambiando cualitativa y cuantitativamente, influyó sobremanera en la nueva cultura naciente y en su idioma (el romance), asimismo la cultura vasca del Norte tuvo la virtualidad de enriquecer y de marcar la lengua romance d'oc y su cultura (ver los estudios de los lingüistas sobre el tema; falta de diferenciación del sonido "b" repugnancia a la “f" inicial, falta de aspiración de la "h" inicial, repugnancia de la "r" inicial; ver asimismo los estudios de poesía comparada entre el euskera y los erderas-romance y d'oc; ver la similitud de los fueros gascones, vascos, ) Pero debemos destacar que, a pesar de superarse el estructuralismo.

Pero debemos destacar que, a pesar de superarse la estructura original de parentesco, suplantadas por otras territoriales de mezcla de gentes, grandes partes de nuestro pueblo siguieron todavía integradas como antaño, en una red comunitaria. Efectivamente, la transformación de las condiciones de producción no afectaba todavía con terrible fuerza al componente orgánico de todo el pueblo (esto sucederá sobre todo con el capitalismo). El feudalismo "sui generis" en nuestro pueblo, tanto en la parte Sur como en la parte Norte, no revolucionó pese a todo totalmente las estructuras de base y tampoco por consiguiente las relaciones sociales vascas. Hubo por decirlo así, un desequilibrio material y social muy notable, entre estructuras progresivas y estructuras estáticas. Así en la parte Sur, un estamento social totalmente nuevo superará las estructuras rurales y arcaicas y se dinamizará según la nueva división del trabajo: comerciantes, carpinteros de astilleros, marinos, terrones, propietarios, etc., mientras que otro estamento social quedará anclado todavía en el antiguo modo de producción rural-o-pastoril vasco.

Este desequilibrio es observable también en la parte Norte, donde la parte costera participa sobre todo en la estructura progresiva del Ducado de Vasconia-Inglaterra. La parte interior participa más esporádicamente (guerras, y ejércitos sobre todo) para replegarse también en su modo de producción arcaico. Tal será fundamental.

Tal desequilibrio será fundamental cuando esas condiciones materiales comienzan a extinguirse y a aparecer otras nuevas. Así, los FUEROS, que eran parte necesaria para las clases progresivas comerciantes, y suficiente para el resto de la comunidad vasca, replegada y subsistiendo autónomamente, llegarán en un momento concreto (siglo XVIII) a ser obstáculo para los intereses de los primeros y, sin embargo, necesarios para los segundos. Las Guerras Carlistas harán así su aparición, en forma de lucha civil entre los vascos. Y vencerán como era de prever, los intereses de la parte más progresista en le contienda. Los intereses reales de las nuevas clases que iban surgiendo en la agonía lenta del Reino de Nabarra eran los de mantener y acrecentar el ritmo de su nuevo modo de producción (mercantil, comercial) para lo cual necesitaban de indisolubles lazos de unión y de autonomía respecto a la señoría feudal castellana. Los fueros eran algo necesario.

Para el resto del estamento social arcaico, los Fueros garantizaban la autonomía de existencia, tanto de su modo de producir como del modo de comportarse tradicional.

Asimismo en la parte Norte existió, sin desarrollo agudo, un desequilibrio en el componente social, pero dicho desequilibrio en vez de agudizarse (por unas clases progresistas) se amortiguó. Precisamente porque los vascos, origen del Ducado, pasaron a integrarse a medida que las vicisitudes trajeron extranjeros a la Corona, y a diluirse en su modo ancestral de producción y de relaciones tradicionales. El Ducado de Vasconia pasaría a ser de Aquitania, y finalmente, pieza primordial de la unión magna de la Realeza Francesa. Los vascos con sus fueros, al igual que sus vecinos bearneses, y otras comunidades, no tuvieron condiciones materiales para revolucionarse socialmente. Su estancamiento sería una presa excelente para los revolucionarios burgueses franceses del siglo XVIII, cuya Revolución representaría un vacío total para Euskalherria del Norte; represión violenta de aquellas libertades forales exiguas, y a cambio, ninguna oferta en forma de desarrollo productivo. El capitalismo agudizarla todavía más el jacobinismo y obligaría a los vascos al exilio forzoso (colonización interna), en búsqueda de zonas industriales (Francia) o de zonas verdes de pastoreo y cultivo (Australia, América).

Pese a que de esta época no se pueda hablar de ser "abertzale" o de tener patriotismo, ya que las patrias nacionales no habían nacido todavía, sí podemos decir que en cierta manera las clases progresistas vascas de esta época lejana han sido objetivamente abertzales. En efecto, si abertzale lo tomamos como sinónimo de herri-zale. veremos que es precisamente gracias a la actividad progresista constante de aquellas clases cascas por romper el aglomerado comunitario étnico y por expandirse junto con las o tras comunidades hacia el logro común de unas fuerzas productivas nuevas, gracias a esa actividad ininterrumpida nuestro pueblo ha llegado a poseer una entidad especifica y a enriquecerla. El mantenimiento hermético de la parte Norte, motivado por lo que hemos esquematizado, ha conducido a la dislocación, casi a la extinción total del pueblo como tal. De ahí que (aunque subjetivamente no tiene razón de ser) la acción dinámica de las clases vascas haya traído, al abrirse, las garantías ¿objetivas de existencia del pueblo vasco como pueblo.

Se puede afirmar pues que, aunque originariamente fuesemos parte de un mismo conglomerado étnico, el pueblo vasco se ha bifurcado históricamente. La parte Sur ha llegado a ser una formación social diferente de la parte Norte. Queramos o no, nos guste o no, esto es lo que nos enseña la historia, es decir, el desarrollo de las condiciones de vida material y espiritual en que han transcurrido nuestras existencias. En efecto, la formación social vasca del Sur ha roto desde hace mucho las delimitaciones étnicas y las ha enriquecido-con la aportación real de una experiencia común de gentes exteriores al primitivo núcleo étnico propiamente dicho cuya vida, trabajo y lucha conjuntas han hecho posible llegar al punto de hoy: a la nacionalidad vasca, a la existencia de un pueblo industrialmente avanzado y con potencialidad de superar las estructuras actuales para transformarlas por otras estructuras libres. Por el contrario, la formación social del Norte, al no romper sus ataduras retardatarias y al perdurar en la más primitiva de las relaciones productivas (suelo comunal, pastos comunales, etc.) y de las relaciones sociales (ligazón de parentesco etc.), y a falta de un dispositivo interno de desarrollo y de un enclave geográfico benéfico, no pudo integrarse a la marcha ascendente, históricamente necesaria; tampoco la parte Sur hizo nada por integrarla en su marcha, ya que su interés y garantía objetivos estaban en otro lado. En lo sucesivo, la parte Norte continuarla siendo victima del jacobinismo y del centralismo capitalista franceses que violentamente romperían con la formación social vasca a través de un proceso de “colonialismo interno". Exactamente lo mismo hicieron nuestra burguesía vasca, catalana, castellana, etc., con zonas agrarias retardatarias (Galicia, Extremadura, Andalucía...).

Hoy un vasco cualquiera de la parte Norte se considera francés, participando de un Estado por el que ha luchado y trabajado, y se halla aherrojado igualmente por la ideología burguesa francesa. Su contribución, aunque no muy grande, ha sido positiva y real para colaborar en el afianzamiento de ese Estado (mano de obra, personal para la administración y policía, etc. ). Su situación hoy, ante el VI Plan de los Monopolios Franceses es la de constituir una "zone de loisir", de entretenimiento y solaz para turistas, viejos, locos, fatigados y huérfanos de Francia entera. La pequeña burguesía y los notables juegan el juego monopolista francés. El pueblo, desangrado de su juventud, se amolda mal que bien al sector agrícola competitivo; la muerte lenta a que se ve sometida esa parte vasca solo puede ser evitada por la acción unánime y revolucionaria de los vascos, ya que no por los intereses capitalistas. Su lucha, es la lucha y la coordinación de todas las fuerzas por desbancar al capitalismo monopolista y por implantar el socialismo. Si algún día, viendo, la libre determinación de Euskadi (fruto del ejercicio de su derecho a la libre determinación y a la separación), puede solucionar los problemas que en el Estado Francés no se los resuelve, deberían ellos mismos decidir sobre la posibilidad de autodeterminarse y de entrar incluso a formar parte de nuestra forma de autogobierno. Es claro que en la situación de capitalismo del Estado Francés jamás se podrá conseguir tal; solamente una lucha junto con otros pueblos de ese Estado por implantar unas estructuras nuevas y socialistas podrá permitir a esa parte Norte ejercer el derecho a su libre determinación (viniendo o no junto con nosotros).

La determinación de los pueblos es libre y voluntaria. El nuestro ha archidemostrado que necesita urgentemente ejercer ese derecho, sin ninguna coacción por parte de los otros pueblos de la península; tiene que ser Euskadi quien decida absolutamente su presente y su futuro.

Solamente planteando en estos términos el origen y el desarrollo de nuestro pueblo descubriremos científicamente nuestra situación actual. Las premisas históricamente falsas de la independencia secular de Euskalherria y de su colonización no sirven absolutamente para nada positivo, y no ayudan desde luego a plantear correctamente la solución de nuestros problemas, ni del problema llamado nacional ni del llamado social.

Tal como hemos visto, los intereses de nuestro pueblo que en cada momento histórico venían expresados por los intereses de la clase progresiva y ascendente, han coincidido con los intereses de los otros pueblos que hoy constituyen el Estado Multinacional de España, peninsular o como se le quiera llamar (el apelativo no es lo crucial). Para nosotros tampoco han existido condiciones para transformar nos en Estado independiente; el momento oportuno para ello lo constituyó la revolución industrial, pero nuestra burguesía vasca vio con discernimiento diáfano que sus intereses de clase pasaban por encima de los intereses nacionales. Efectivamente, las características de nuestro proceso histórico, hicieron que no fuese la primera fase del capitalismo quien decidiese de nuestro pueblo (según el esquema clásico de la joven burguesía: "a cada nación su Estado” ), sino que fue la segunda fase del capitalismo (el monopolista) quien prevaleció e hizo prevalecer los intereses de un Estado/Multinacional grande.

El Estado Multinacional ha sido la obra de la alta burguesía (vasca-catalana-castellana) que no aportó consigo un liberalismo político —como en el caso de las revoluciones burguesa clásicas— sino que aliándose con la alta burguesía feudal arrastró los defectos de ésta (restos feudales) añadidos a los suyos propios (imperialismo, utilización de la fuerza, violencia respecto a las reacciones nacionales).

Esa burguesía monopolista en el poder es quien explota hoy nuestro pueblo. No es España y mucho menos los españoles. Si las "corriente de contribución” y los "ahorros del pueblo" de que hablan nuestros economistas nacionalistas, no se revierten al pueblo sino que van a invertirse en otros lugares, no es porque tengan "odios étnicos", sino porque esas nuevas formas y lugares de inversión les son más provechosas. Si nuestras "carreteras, puertos, ferrocarriles, transportes" y demás están en plena incuria es porque sus intereses de clase están hoy en construir carreteras, autopistas y ferrocarriles en la Costa Brava y hacia el extranjero para llevar peones y traer turistas, puertos de recreo para su placer y para los del turismo, empresas técnicamente avanzadas en los lugares las ventajosos etc.

Cuando les hizo falta hacerlo en nuestro pueblo, ya lo hicieron, usando además de los métodos terroristas a la moda monopolista: 1) vaciar y colonizar zonas rurales enteras, trasladando su mano de obra barata allí donde fuese (Euskadi, Catalunya, Madrid); 2) crear la máxima división en el proletariado, apoyando y fomentando ideologías nacionalistas (como son la española y la vasca).

Si el colonialismo es históricamente falso, la opresión es en cambio la verdad pura. Es ésta que tenemos que buscar; son sus causas que hay que localizar; será su solución la que nos hará libres.

Esos economistas nacionalistas, los Beltza, Ansola, Zabala, y compañía, además de interpretar falsamente nuestra historia y la realidad de hoy, son burgueses. Lo son ya cuando obran de modo idealista tergiversando la historia según sus intereses de clase, pero lo son sobre todo porque no atacan la raíz del desarreglo económico, el cual no se sitúa en fenómenos periféricos de la economía capitalista como la "repartición impopular de los beneficios", o "las cargas fiscales" excesivas, o el mal empleo del "ahorro” del trabajador, sino que se sitúa en la propiedad privada de los medios de producción y en la gestión directa de esos medios de producción. Su finalidad es también profundamente reaccionaria, ya que no propugnan un cambio radical de esa estructura económica, sino que la pretenden reformar con la participación del trabajador en la producción y con la gestión (que también “interesa al capitalismo vasco” dicen), con el reparto más "equitativo y no abusivo” de los beneficios, con la demagogia de hacer creer que sus inversiones —cuando tomen el poder— serán más populares.

Señores economistas del nacionalismo vasco, la raíz de la opresión de nuestro pueblo solamente se halla en la explotación capitalista y solamente su aniquilamiento podrá abrir el camino de la liberación de nuestro pueblo!

Señores economistas del nacionalismo burgués, no es con vuestra "representación colonialista" que nuestro pueblo discierne su opresión nacional y social, sino con la teoría científica que corresponde a la realidad de nuestra sociedad vasca capitalista!

 

 

2ª PARTE . Elementos de contribución a la critica de la ideología nacionalista vasca

 

introducción a la ideología nacionalista

Como todos sabemos, las estructuras nacientes de la Industrialización en Europa lograron liquidar las estructuras feudales, gracias al papel revolucionario de la clase ascendente burguesa, que aspiraba a asegurar sus propios intereses. Estos nuevos intereses necesitaban de un mercado nacional propio donde desarrollarse, para lo cual debían romper con las barreras aduaneras de los pequeños mercados locales y regionales. La fuerza motriz fundamental de este proceso de constitución de unos vínculos nacionales era la burguesía: la nación era así burguesa en esta primera fase del desarrollo productivo capitalista.

A medida que esta nueva formación económica progresa, su conglomerado social progresa también: la comunidad nacional se especificará rápidamente con una idiosincrasia de sicología, idioma, cultura, etc., que marcarán nacionalmente a todo su componente humano.

Para reforzar este proceso fue fundamental el papel de la ideología. La ideología es un sistema lógico de representaciones que posee una existencia y un papel históricos determinados»

Según cuál sea la formación social, así será la lógica con la que "represente” sus intereses sociales. En el feudalismo existió toda una ideología, esto es, todo un modo incluso inconsciente de "vivir” las relaciones humanas y de representar las. El factor sobrecaliente de la formación social feudal eran la religión y el derecho, ya que al ser lo más fundamental de esa época la consolidación del poder de los señores sobre los siervos, se necesitaba enseñar todo un sistema compacto de imágenes, mitos e ideas según las cuales se hacía ver que lo verdaderamente sagrado era la jerarquía, la sumisión, el respeto de los valores casi-divinos de la alcurnia y del linaje, etc.

Ante esta ideología medieval irá apareciendo otra a medida que las condiciones materiales de esa formación social van progresando. Así, cuando en el seno de la sociedad feudal aparecen las nuevas clases artesanales y comerciantes que irán corro yendo poco a poco las viejas entrañas de la economía feudal, esas clases irán segregando una nueva "representación" ideológica. Las clases nacientes acumuladas en los burgos, irán paulatinamente creando un contra-poder económico y un contra-sistema ideológico que cada vez con más fuerza se irán enfrentando al poder feudal y a su máximo señor: el Rey.

La Revolución Burguesa de Francia (1789) no se puede explicar por una insurrección repentina y por la toma inesperada del poder político por parte de las clases populares contra el envejecido régimen monárquico. Todo lo contrario, la burguesía venía ya saboteando las bases económicas viejas y hacía ya tiempo que elaboraba su representación de "libertad, fraternidad, igualdad". Los intelectuales se ponían al servicio de esos intereses revolucionarios burgueses. Científicos como Copérnico, Galileo, Giordano Bruno, rompían la metafísica jerárquica planetaria e instituían nuevas leyes de comprensión igualitaria y no-morales del Universo. Filósofos como Descartes, Spinoza, Kant, y Rousseau renegando la estructuración servilista, la suplantaban por la "libertad individual". Estetas liberales y juristas fieles hijos de los nuevos cambios que se estaban operando en aquellas estructuras moribundas, preparaban también la revolución francesa.

Pero además de ayudar a la Revolución, la elaboración ideológica es necesaria para afianzarla. Por eso decíamos que para reforzar ese proceso de la constitución nacional fue fundamental la ideología burguesa; Esta ideología se llamó nacionalista, y el principio básico de la representación de la nacionalidad fue: "una nación, un ESTADO” (a cada nación, su estado).

La nueva ideología burguesa fue un elemento progresista ante la revolucionaria situación de cimentación y constitución de unas nuevas estructuras productivas y de desarrollo de la formación capitalista.

La ideología burguesa fue un elemento progresista ante la revolucionaria sí

La ideología nacionalista fue la expresión más adecuada de la relación de los hombres, relaciones reales (producto del nuevo periodo de producción) y las relaciones imaginarias de los hombres, o relaciones que expresaban su voluntad .

Esa voluntad era y es siempre expresión de la clase dominante. Esta burguesía era racionalista: negaba los valores tradicionales y valoraba el peso de la razón y del entendimiento. Esta burguesía se presentaba humanista: sepultaba las ataduras serviles de siervo a señor e instauraba la ligazón fraternal del ser humano. Esta burguesía traía la libertad y la igual dad: todo hombre era libre en la naturaleza, e igual a su prójimo. Esta burguesía traía la solución: todo hombre por ser naturalmente razonable, libre, igual y fraternal, mediante un pacto o un contrato social podía encontrar en la mera comunidad nacional el instrumento apto para desarrollar sin sujeción violenta alguna sus propias "características naturales”.

Tales eran las relaciones imaginarias de la representación voluntarista burguesa. Las relaciones reales de esta representación venían impuestas por las nuevas estructuras económicas: necesidad de legalizar el liberalismo capitalista según el cual todo hombre, en plena libertad de acción, puede convertirse en un empresario o puede trabajar "libremente" para cualquier empresa. Todos los trabajadores libres, desde el empresario que se ha sacrificado trabajando hasta hacerse con un capital y montar una empresa, hasta el último trabajador que puede "realizarse” libremente en la empresa que le plazca. El Estado burgués sería así el lugar de encuentro y de una imparcial representación de todos esos trabajadores, fuesen capitalistas o no; asimismo la garantía perdurable y sempiterna de los intereses nacionales.

Pues bien, en la ideología nacionalista se unían estrechamente tanto estas relaciones reales como las imaginarias y pudieron hacer progresar revolucionariamente la historia. Ni qué decir tiene que esa ideología nacionalista burguesa cuya expresión de una voluntad reformista, y hoy la de una voluntad totalmente reaccionaria. Ya que hoy las fuerzas productivas se han desarrollado de tal manera y su socialización se ha consumado hasta tal punto que el paso a otro nuevo modo de producción es inevitable. Sin embargo, además de esa inevitabilidad real de sepultar la estructura vieja capitalista, hace falta también la relación imaginaria o expresión de la voluntad de cambiarla: el proletariado está llevando adelante esta voluntad revolucionaria.

Pero no es solamente ideológica la representación que se fabrica la nueva clase progresiva encargada de transformar la formación social actual; el proletariado posee además la ciencia que les faltó a todas las clases revolucionarias hasta el presente. En efecto Marx, Engels y Lenin sobre todo, y luego tantos otros teóricos revolucionarios, han sentado las bases de comprensión de la historia y han elaborado científicamente el funcionamiento exacto de la vida humana. La ciencia histórica estudia de esta manera las diversas estructuras y prácticas anejas cuya culminación han constituido los modos de producción y las formaciones sociales hasta nuestros días.

Gracias a esta ciencia comprobamos que la burguesía se ha confundido al presentarse como la solución definitiva. Ahora discernimos con clarividencia cuan ideológica es la representación burguesa de sentar cátedra perdurable en la sociedad, so capa de pretender unificar, nacionalmente primero e internacionalmente hoy, a todos los “trabajadores" (patrono y obreros) en una estructura estatal, superior a toda pertenencia clasista. Efectivamente la burguesía capitalista tal como necesitó antes de una ideología nacionalista unificadora, necesita hoy de otra ideología internacionalista unificadora. La ligazón monopolista de los capitales ha desbancado la concurrencia estatal y ha desbordado los limites estatales que le son ya estrechos.

Para comprender la historia del nacionalismo vasco es imprescindible recordar todas estas nociones y tener presente además, el desarrollo histórico concreto de Euskadi. Pero es preciso recordar todavía que la formación de las naciones burguesas va íntimamente unida a la historia de su acumulación primitiva de capital y nada más; por eso, antes de examinar nuestro nacionalismo como ideología burguesa, hemos detallado nuestro proceso histórico de acumulación primitiva de capital vasco. De todo nuestro estudio precedente podemos resaltar ahora lo que ha concretizado para Euskadi el haber acumulado capital y el haber ofrecido una estructura óptima para que el movimiento acumulativo diese una gran salto gracias a las inversiones extranjeras.

1)      En primer lugar, el fortalecimiento capitalista (estructuralmente vasco) como modo de producción se dio en plena época imperialista, es decir en la segunda fase del capitalismo: en su fase monopolista. Por lo cual el Capitalismo Industrial Vasco con su clase vasca (la alta burguesía) a la cabeza quemó rápidamente su primera fase concurrencial y buscó la alianza de las otras altas burguesías para construir la plataforma más apta al desarrollo Monopolista. El Estado Español fue su lodo de coerción más idóneo y su afianzamiento como burguesía.

He aquí algunos detalles de la alta burguesía industrial vasca cuyo incremento de capital ofrecía ya el siguiente panorama por la segunda carlistada:

- a partir de 1827 la familia Ybarra fortalece sus fundiciones


- 1841 creación de Santa Ana de Bolueta


- 1848 fundación de algunos hornos altos, uno de los cuales pertenece a los Ybarras


- 1859 otro gran horno para los Ybarras


- entre 1848 Y 1859 la construcción naviera vasca está en primer lugar (12 barcos por año)

- 1856 creación del Banco de Bilbao

La abolición de los Fueros incrementó de una manera espectacular este relance industrial, gracias al envío de hierro vasco a Inglaterra y a la importación de carbón.


- 1856 dos grandes empresas ven la luz: "Metalúrgica y construcciones la Vizcaína" y "Altos hornos y fábricas de Hierro y Acero de Bilbao", con un capital nominal de 12.500.000 pts. cada una


- 1888 se crea la naviera "Astilleros del Nervión"


- 1889 creación de la Bolsa, cuyos creadores bilbaínos eran los Ybarra, Bergués, Chávarri Víctor, Pedro Gandarias, Martínez de las Rivas, Tomás de Epalza, Carlos Jacket, Gerardo Musinckel, Hilario Lund, Juan de Gurtubay, Arana Lupardo, Federico Langaor, etc.


- 1890 se construye la siderurgia
”IBERIA”

- 1893 se construye la “Eléctrica
de San Sebastián”

- 1894 se construye la "Eléctrica
del Nervión”

- 1901 se construye la "Hidroeléctrica Ibérica" (hoy Iberduero), con un capital de 20.000.000 de pts.

También se funda el Banco de Vizcaya


- 1902 se construyen las empresas "Altos Hornos" y "La Vizcaya" de Chávarri y Gandarias, fusionan con el nombre de "Altos Hornos de Vizcaya"

 Durante esta época el comercio crece también sobremanera, y con ello prosperan largamente la pequeña y media burguesía vasca. La pequeña burguesía industrial al socaire de los grandes monopolios incrementa también su potencial. Sin embargo en 1891 se promulga los aranceles proteccionistas y otras contribuciones desorbitadas que hacen beneficiar a la alta burguesía atosigando a la pequeña y media burguesía vascas. En 1892 el nacionalismo vasco sale a la calle con Sabino Arana. En 1894 se funda en Bilbao el "Euzko Batzokiya" nacionalista.

2)      Este Estado Español, o sus burguesías constituticas, no obran según los intereses nacionales, sino según sus intereses de clase, es decir, según "sus" intereses supra-nacionales y multi-nacionales.

Nuestra burguesía industrial vasca en otras condiciones históricas podía haberse servido de una ideología nacionalista vasca para llevar adelante sus intereses de clase. Podría haber unificado el territorio vasco según el esquema general que hemos descrito más atrás, empleando el sagrado axioma:" una nación, un Estado", y potenciando el carácter nacional vasco. Sin embargo no lo hizo así. No lo hizo porque no lo podía hacer, porque no correspondía a sus intereses. A pesar de que todas las burguesías del mundo hayan empleado el mito del "interés nacional", lo que verdaderamente hacia era llevar adelante su "interés de clase"; y en esto eran revolucionarias en aquella primera fase. Pero siempre que debieron elegir entre el "interés nacional" o el "interés de clase", infaliblemente optaron por este segundo. Lo primero, es decir el "interés nacional", era su representación ideológica que obrara de resorte unitario en todo el pueblo.

Nuestra burguesía, naciente gracias a los FUEROS, prosperó enterrando esos mismos fueros y se hizo fuerte en una situación histórica de capitalismo monopolista que le obligó a aliarse con otras burguesías de otros pueblos peninsulares, y a constituir junto con éstas un Estado Plurinacional extenso.

Los intereses de clase le obligaron a nuestra burguesía industrial a no cerrarse en un mercado estrecho, sino a abrirse al mayor mercado posible donde poder prosperar mejor. El Estado grande fue pues una necesidad para ella por el desarrollo concreto en que nació.

3)      La ideología que fortalecerá a este aparato opresor del Estado será la ideología nacionalista y chovinista española.

Como en estos casos sucede, la burguesía, apátrida desde nacimiento, segregará una ideología nacionalista imperialista. Re presentará las relaciones sociales según una lógica de mitos e ideas diferencialistas. Intelectuales no le faltarán tampoco. Los BALMES, UNAMUNO, MAEZTU y toda una larga gama. El factor lingüístico castellano dará pie en adelante a lo español. El resto lingüístico y cultural de los pueblos que componían el Estado Multinacional será barrido sin escrúpulos. Al Estado multinacional le llamarán NACIÓN y "nacional". Ese es el contenido imperialista y el hábil chantaje ideológico que realizaron las altas burguesías, que sin saber apartar las ideologías nacionalistas han atacado a la ideología nacionalista, vasca o catalana, siendo ellas mismas las constructoras de la ideología nacionalista española. De esto ya nos encargaremos más adelante.

4)      El fascismo ofreció la panacea óptima para mantener y consolidar este capitalismo monopolista de estado y su aberración patriotera.

Cuando el empuje de las masas trabajadoras y explotadas, de los intelectuales que las secundaban o que, sin secundarlas totalmente, exigían imperativamente anos cauces democráticos, cuando instauraron pues la República, existió por peinera vez en la práctica del Estado plurinacional la posibilidad de dar satisfacción plena a las exigencias democráticas de sus diferentes pueblos y de todos los trabajadores que las componían.

El capitalismo, formación abigarrada de las clases oligárquicas industrial y feudal, no dudó sin embargo ni el más mínimo momento en utilizar su ultimo recurso: la violencia fascista. Las libertades democráticas y nacionales fueron barridas en todo lo largo y ancho del Estado Fascista. El ejército y la Iglesia fueron el brazo derecho de la opresión que utilizó sistema ticamente el capitalismo apátrida. La policía y la Guardia Civil fueron el brazo derecho de la represión del pueblo y de la democracia.

El fascismo ha sublimado hasta el paroxismo la ideología chovinista de la "NACIÓN ESPAÑOLA", UNA, GRANDE Y LIBRE. Aun las otras ideologías nacionalistas (vasca, catalana o gallega) las ha reprimido con saña, precisamente porque, pese a ser burguesas, contienen en sí un germen de reivindicaciones democráticas nacionales que las actuales estructuras oligarquico-fascistas no pueden en modo alguno tolerar.

Con una saña particular ha reprimido cualquier afirmación militante del nacionalismo vasco, no solamente porque el pueblo vasco fue masivamente antifascista y en pro de la república, sino además porque la reivindicación patriota vasca rompió los cauces ortodoxos del inmovilismo del PNV lanzándose hacia métodos violentos de contestación.

Después de este breve esquema nos toca ahora a nosotros el desentrañar nuestra ideología nacionalista burguesa para vislumbrar cuáles son los verdaderos intereses que bajo esa representación nacional se esconden. Nuestro deber revolucionario consiste en desenmascarar todas cuantas trabas están impidiendo hoy en Euskadi luchar eficazmente por la conquista de la libertad. Si la ideología chovinista del nacionalismo español es nuestro gran enemigo, también lo es cualquier otra ideología nacionalista puesto que son todas ellas las que distraen al pueblo del verdadero combate y las que lo dividen en la lucha.

 Como venimos diciendo, el desarrollo del capitalismo en nuestro pueblo quemó la etapa democrática y nacional vasca (tan necesarias ara terminar con las apelaciones burguesas a secundar su papel evolutivo cono para empezar un proceso de franca confrontación de clases); la alta burguesía vasca arrebató esta posibilidad de plasmar históricamente nuestra nación en un estado, ya que sus intereses oligárquicos necesitaban expandirse en otro entorno "nacional' más amplio, tanto para su mercado y sus capitales como para poseer ingentes zopas de reserva de mano de obra barata que poder trasladar indistintamente según sus necesidades. La pequeña y media burguesía se vieron de esta manera económica y políticamente desplazadas.

Pero como clases burguesas destinadas a desaparecer demasiado prematuramente en virtud de los monopolios, tuvieron que sacudirse de alguna manera para presionar y hacerse valer. Para lo cual nada mejor que arrastrar consigo a cuantas masas populares y obreras pudiese, dado que también éstas se hallaban directamente enfrentadas a los intereses del gran capital. Para realizar estos intereses burgueses era de primer orden segregar una ideología nacionalista

* porque lograba ocultar perfectamente sus intereses de clase bajo el manto de los intereses nacionales


* y porque lograba representar las relaciones sociales vascas de opresión a través de una lógica unitaria de intereses nacionales.

El nacionalismo aranista no fue otra cosa que la sistematización coherente de estos intereses burgueses vascos, anti-oligárquicos desde luego. El JAUNG0IKUA ETA LEGE ZARRA estaban involucrados en un elemento discriminatorio racista (abenda, arraza) y constituían un andamiaje de mitos, creencias e ideas con una lógica perfecta. Hacia falta luchar contra la ideología nacionalista española pero el instrumento era otra ideología, otra representación que obscurecía la realidad de clase y la realidad de los intereses del pueblo vasco. SABINO ARANA luchó para hacer ver nuestra opresión nacional, pero luchó con armas ineptas. Luchó con las armas diferencialistas de un pueblo que era de una determinada raza y no de otra y que, por ello, al ser diferente (e incluso superior) necesitaba de otras estructuras estatales diferentes. SABINO substantificó lo vasco, petrificó una esencia vasca y la quiso canonizar en la sociedad de su época. El fenómeno de la sociedad vasca, fenómeno social, dejaba automáticamente de ser sociológico e histórico para convertirse en metafísico: "algo" que se había perdido o estaba en trance de perderse y que se trataba a toda costa de recuperar; cuando en realidad era algo que se había transformado, dinamizado y que venía revolucionándose históricamente.

Pero esa ideología nacionalista, necesaria a los intereses de la pequeña y media burguesía, era lo suficientemente apta para arrastrar tras de sí a toda una masa, oprimida hasta la saciedad. El nacionalismo vasco, si quería existir, debía se parar al pueblo vasco en dos partes: en una parte étnica y racistamente vasca, y en otra compuesta de maketos. Muchos trabajadores cayeron en esta engañifa segregacionista y tragaron este anzuelo de la burguesía. Pero en realidad sí les servía , por lo menos parcialmente, ya que nadie mas les hacía vislumbrar la opresión a que estaban sometidos. Ya había otros trabajadores y otras organizaciones más progresistas, pero eran también en parte víctimas de otro anzuelo nacionalista: el de la unidad española por encima de todo.

El Partido Nacionalista Vasco se encargó con habilidad de azuzar estas nociones diferencialistas creando aun en el seno mismo de los trabajadores un sindicato amarillo (STV) que servía óptimamente a los intereses burgueses. La lucha política del PNV no fue jamás revolucionaria, ni tan siquiera aplicó el esquema del colonialismo que le hubiera podido lanzar hacia una lucha de liberación nacional.

El PNV, como buena clase burguesa, discernía también con clarividencia que su única seguridad venía del Estado Español. Su lucha política tenia como finalidad la de mostrarse fuerte y popular para presionar así ante ese Estado por tener por lo menos en Euskadi un papel preponderante. Realmente la burguesía vasca esperaba también que el ESTATUTO hiciese de trampolín para fortalecerse y llegar a ser ella también monopolista.

Pero no fue posible todo esto. La alta burguesía oligárquica cortó de raíz esas pretensiones pues se bastaba ya ella sola para dirigir su proceso de acumulación capitalista.(Es de prever sin embargo, que si las cosas se le ponen muy mal, y si el empuje revolucionario puede en algún momento llegar a desbordarla, pueda hacer algún pacto con esta burguesía nacional, representada en el PNV, que dada su implantación popular le ayude a seguir manteniéndose en el poder). Desde 1936 sin embargo, estas burguesías vascas, la pequeña sobre todo, comenzarían a perder la esperanza: en adelante serían o fieles siervas de las oligarquías monopolistas si ellas les ayudasen a sobrevivir y a ganar, menos aunque fuese, o perros rabiosos, si declinando, tuviesen que perecer como clase.

  

NOTAS sobre la Ideología Nacionalista Vasca

Parte de nuestra pequeña y media burguesía estaba destinada a morir, y así lo ha comprendido. Los monopolios acaban con la pequeña empresa y el pequeño comercio; la reacción de estas clases moribundas son pues las del perro rabioso y desplazado. El nacionalismo vasco cambiará así según las nuevas condiciones objetivas, su faceta ideológica, pero transformando muy poco aquel eje de nuestra ideología nacionalista original.

Exista una transformación real del nacionalismo, pero lo que cambian son más bien sus métodos de expresión. Estas burguesías desplazadas y en lucha abierta contra las oligarquías monopolistas desarrollarán otra ideología de clase, mucho más radica, pero fundamentalmente también en un eje metafísico, es decir , no histórico ni dialectico. El factor diferencialista que ahora será substantificado y valorizado absolutamente no es la raza, sino otra noción: la ETNIA.

ETA fue la plasmación de estos intereses de clase en un comienzo; su componente social era eminentemente intelectual, fruto de la pequeña y media burguesía, luego solamente de la pequeña burguesía y de los baserritarras. Más tarde fue gravitando su componente obrera. A través de sus Asambleas, los interese de clase tan claramente delimitados, fueron originando expulsiones y deserciones. Primeramente algunos social-demócratas, decepcionados del método violento, pasarían a engrosar las filas de la pacífica y reformista social-democracia (ELA). Luego otros buscaría cobijo en el culturalismo (BRANKA) con el apelativo de “socialistas humanistas”. No faltaron tampoco comunistas que fueron expulsados y que hoy constituyen el movimiento pro-chino (KOMUNISTAK)Militantes como Beltza, defendiendo tesis nacionalista a ultranza pero izquierdosas a la vez, se han sumado a la rama militar autárquica que ha sido expulsada de ETA por mantener concepciones y métodos guerrillerescos con desacuerdo con la lucha de masas actual en Euskadi.

 

I.- Pueblo, Etnia Y Raza

La etnia es una noción efectivamente científica cuando se analiza una formación social cuya realidad histórica corresponde, en general, a los albores de la humanidad. Es decir, cuando el sustentáculo primordial de esa sociedad es el agregado biológico, que no es la consecuencia de un modo de producción rural o arcaico, sino su condición previa. Tal como aparece la evolución de nuestra especie, el primer escalón es el formado por la familia “que se extiende hasta formar la tribu, o bien en que la tribu se forma por el entrelazamiento de familias, por entrelazamiento y la conminación de tribus”—dice Marx—.

Estas primitivas comunidades existían aun en tiempos de los Romanos; así cuando éstos invadieron la Germania se encontraron con que estaba constituida por gentes emparentadas (“gentibus cognationibusque” como cuenta el gran historiador romano, Tácito). El País Vasco lo estaba así sin duda alguna hasta mucho más tarde. Hoy en día existen regiones en las que hay pueblos-islas, constituidos por este primigenio sistema de parentesco.

Pues bien, la ETNIA es precisamente la formación social que resulta de ese primer aglomerado social, previo a cualquier modo de apropiación de la tierra. La familia o las aspiraciones de la familia, unidas fuertemente por la relación de parentesco, forman un cuerpo común natural,, según las condiciones del cual comenzarán a apropiarse de la tierra y a poseer usos y costumbres apropiados. A medida que esas comunidades primigenias se vayan haciendo sedentarias irán surgiendo la acción de las condiciones externas, tales como las climáticas, geográficas, físicas, etc., e irán sufriendo también la acción de su respuesta misma.

Así pues, el agregado biológico es el factor básico históricamente previo a cualquier proceso de orden económico. Según él se ordena el modo de apropiación de la tierra y, más tarde, el modo de apropiación del trabajo. Este es el punto de vista científico empleado tanto por el materialismo histórico como por la ciencia etnológica y antropológica, cuyo análisis estructural, basado en el estudio de estas comunidades primigenias, deduce unas estructuras del sistema familiar que iluminan la clasificación de sus costumbres, usos, economía, etc., (Ver los trabajos de MARX sobre los orígenes de la familia y de la propiedad; de LEVY STRAUSS sobre la estructura de parentesco, etc.,).

Sin embargo el concepto de ETNI –y en adelante nos referiremos a una concreta que llamamos etnia vasca— no traspone jamás los umbrales de lo meramente físico-síquico para explicitar de por sí sólo algún modo de conducta histórico. Queremos decir que NO SERA ESTIDIANDO LA ETNIA VASCA COMO LLEGAREMOS AL CONOCIMIENTO DE LO QUE HISTORICAMENTE HA LLEGADO A SER HOY EL PUEBLO VASCO.

Estudiando la etnia vasca veremos que existieron unas relaciones concretas de apropiación del suelo, una organización original del hecho material, matrimonio, usos, etc., que en un momento concreto supusieron una plataforma idónea para que el pueblo aumentase y se diversificasen en su interior unas clases. Sin embargo el sólo estudio de es etnia no nos explicará por qué hoy el Pueblo Vasco ha llegado a ser tal cual es. La historia real de nuestro pueblo —como antes dijimos ya— hace tiempo que rompió esa forma sico-somática necesaria para dirigir su vida cotidiana, suplantándola por otras más progresivas que han acarreado la peculiaridad de nuestra formación social vasca actual.

La ideología nacionalista ha substantificado aquel aglomerado étnico primigenio, y ha querido presentárnoslo como un bloque constituido desde los orígenes y determinado para siempre. Es decir, ha roto la dialéctica histórica que ha seguido nuestro grupo vasco, originalmente étnico desde luego, pero cuya existencia real ha sido y sigue siendo histórica y progresiva a su práctica cotidiana.

En nuestro pueblo, como antes dijimos, ha existido un desequilibrio sociológico por el cual una parte de él quedó anclada en estructuras primitivas rurales y otra parte las superó y se desarrolló progresivamente. Hoy, la primera —que es donde precisamente quedaban todavía los restos más puros de aquella etnia e incluso de la raza— se está integrando espectacularmente en el proceso productivo industrial, si antes no lo hizo ya; de esta manera esa parte también se ha zambullido en las modernas relaciones sociales vascas.

Por todo ello, sacar el facto étnico como componente sociológico sigue siendo tan esencialista y metafísico como lo fue el factor racial al tratar de especificar el resorte fundamental de nuestra formación social.

También este concepto etnista es racista y discriminatorio, puesto que hace substantificar algo que hoy no tiene ninguna fuerza descriptiva de la actual dinámica social sino que intenta más bien actuar de catalizador de una diferencias sico-somáticas que son evidentes. De hecho entre la descripción étnica y la racista no existe diferencias enormes; veamos por ejemplo las definiciones más elaboradas que ambas ideología nos han ofrecido. La primera es la de que ambas ideologías nos han ofrecido. La primera es la de un racista jatorra, Engracio de Aranzadi; la otra es la de un etnista actual, Beltza, base de los militares expulsados:

E. ARANZADI

Entendemos por nación toda organización de familia de una raza que vive en territorio propio, mostrando su personalidad étnica con la singularidad del idioma y la singularidad de su gobierno e instituciones. Ostenta cuatro unidades: la étnica, única substancial; la del idioma, pensamiento de la raza; la de las instituciones, acción de la raza; y la del territorio, medio en que ésta se mueve.

BELTZA

La zona nacional vasca puede ser definida como aquella que alrededor del núcleo aún euskera-hablante posee una serie de características antropológico-físicas y (o) antropológico-culturales que se definen en relación a la evolución histórica de ese núcleo euskelkun.

Sobre esta base étnica se construye la peculiaridad nacional......

 

Las dos concepciones constatan asombrosamente un parentesco gemelo: más sutil la segunda formulación y con más visos de cientifismo si se quiere, pero con las 4 idénticas características de la anterior. Tres idénticas: el territorio, el euskera y la raza (llanada técnicamente “características antropológico-físicas” por Beltza) y la otra divergente sólo en la apariencia de la formulación: aquella que se refiere a las “instituciones” (que no es sino una plasmación concreta de las relaciones sociales existentes en la sociedad —pero que para Aranzadi es algo más, es el buen espíritu democrático de nuestro vasco ancestral) de lo "antropológico cultural".

Pero más todavía, las dos doctrinas nacionalistas fundamentan su nacionalismo sobre esa misma base étnica. Aranzadi diciendo: "entendemos por nación...", y el etnista moderno repitiéndolo más sagazmente: "sobre esta base étnica se construye la peculiaridad nacional”.

Las dos doctrinas toman esa misma caracterización antropomórfica del grupo comunitario vasco original y la substancializan en un bloque, compacto desde los orígenes y con los mismos visos de eternidad hasta el fin. Ese bloque es la "esencia vasca" que nació, perdura desparramada por ahí —aunque muy oprimida— y debe seguir fatalmente existiendo a condición de que seamos revolucionarios y nos conserve nos como vascos.

Si la formulación fundamental es idéntica, Aranzadi y toda su secuela del PNV creerán más oportuno insistir con empeño en un factor que es la RAZA (una e inmutable), en cambio el etnismo moderno —más progresista a ojos vista— creerán más oportuno insistir en otro factor étnicamente necesario: la lengua vasca o euskera. Es cuestión de moda, como más adelante veremos.

Todos los burgueses empero substantifican de la misma manera una esencia humana, dada desde siempre y para siempre haciendo de ella la base monolítica de su teorización política. Es obvio que a través de sus teorizantes la burguesía eche mano de un concepto estático, "natural", dado por la naturaleza, eterno, para hacer de él una sólida plataforma ideológica apta a sus intereses de clase.

Con tal andamiaje ideológico, la burguesía hará su teorización nacionalista: esa etnia aparecerá unificada por ella, con visos de derecho "natural", los hombres de ese grupo de unirán naturalmente (libertad, igualdad, fraternidad) la etnia seguirá siempre tan unida y feliz. En resumen, la burguesía no se mostrará como clase a desaparecer, sino con carnet de identidad imperecedero, porque es bajo ella que el pueblo se ha construido. Así fue y es el nacionalismo .

Nosotros por nuestra parte sabemos que el estudio de todo pueblo o comunidad humana no puede desgajar el pueblo de su contenido real e histórico. No podemos abstraer el curso de la historia, ni considerar una etnia o esencia vasca en tanto que universalidad interna y existiendo por ella misma. Nosotros debemos ver ese pueblo, ese producto social, como esencialmente constituido de prácticas.

Debemos analizar eso que llamamos nación como una comunidad de personas con unas determinaciones concretas y unas determinadas relaciones sociales que históricamente van evolucionando, revolucionándose y cambiando. Sabemos que no ha existido jamás una esencia étnica vasca sino que ha existido una comunidad vasca (uniforme en sus inicios, distinta totalmente a la de hoy) pero que ha ido transformándose sin cesar hasta tomar las características actuales.

Y éstas lo son así en virtud de las determinaciones de su práctica diaria:

* práctica económica fundamental que iba creando en su seno unas relaciones de producción y sociales concretas

* práctica política que respondía a esas relaciones sociales cotidianas

* práctica ideológica que iba perfilando modos de "representar" esas relaciones sociales

* y de una serie de prácticas creativas fomentadas o reprimidas según esa estratificación de la combinatoria económico-politico-ideológica. Estas representan fundamentalmente la respuesta cultural de la comunidad vasca a todo su condicionamiento histórico.

Pues bien, esta es la comunidad vasca de individuos concretos que ha existido y existe todavía, y no una comunidad vasca ideal con la que algunos sueñan. La "peculiaridad nacional" no es pues sobre esa substancia ideal de la etnia como se ha construido, sino sobre unas condiciones objetivas que han ido existiendo en las relaciones sociales a lo largo de la historia de nuestro pueblo.

El concepto de pueblo que el etnismo nos propone lo debemos arrinconar sin titubeo alguno, porque en el límite, afirmar la ETNIA VASCA como soporte de nuestra sociedad supone:

* aproximarse peligrosamente a los esquemas idealistas de una esencia étnica a conservar y conquistar.

* deslizarse políticamente hacia el racismo, por mantener variables sico-somáticas allí donde el análisis político no permite la entrada sino a variables sociológicas de práctica.

* reducir el Pueblo a un esquema metafísico, cual es la no conceptualización de su real desarrollo histórico.

* incitar al pueblo oprimido a odiar, no a su opresor real (el nacionalismo opresor de las oligarquías capitalistas del Estado Español) sino a odiar sin discriminación a todo lo español.

* no integrar en el Pueblo Vasco la mitad o más de sus con ponentes reales e históricos, a saber, los trabajadores traídos por las necesidades históricas de nuestra fase capitalista y que han constituido hasta el presente una parte fundamentalísima para que Euskadi se desarrollase.

 

II.Pueblo-Euskera

Pese a que dentro del nacionalismo moderno, el euskera ocupa una ligazón inseparable de todo el resto del montaje étnico, queremos reservar un lugar especial al estudio de su concepción lingüística; sin embargo la necesidad de una visión sintética nos hará relacionar la parte con el todo y, también, analizar minuciosamente cada una de las partes de ese todo.

El euskera es al nacionalismo etnista lo que la raza es al nacionalismo aranista.

En efecto, si la etnia es ese “algo” que se trata de plasmarnos en él, de no perderlo y de luchar por su conservación, existe siempre un eje metafísico que subsume casi toda la substantificación étnica esa. Los burgueses de la pre-guerra (y bastantes aun hoy en día) tomaron cono eje la RAZA, bañándola previamente de todas las excelencias del mejor de los somas humanos e impregnándola de todas las bendiciones divinas imaginables. JAUNGOIKUA (Dios) era su sus tentáculo del más allá y LEGE ZARRA (la vieja ley) el protoplasma del más acá.

No olvidemos que la formulación era hecha explicita a comienzos de este siglo precisamente, es decir, en la época en que la ciencia despertaba a nuevos campos de investigación. Eran los tiempos del comienzo de la etnología y de la antropología como ramas autónomas de la historia ( ver los trabajos de comienzos de siglo de HAUSER, SIMIANO, E.B. TAYLOR, R. BENEDICT, etc.) y también como regiones particulares, cada vez más independientes, de la sociología ( ver asimismo lo concerniente a ello en las teorías de DURKHEIM L.A.KHITE, y más tarde, R.H.LOMIE y A.C.KROEBER).

En lo que al País Vasco nos concierne, también una pléyade de investigadores se ocupó de nosotros —alemanes en su mayoría, ¿coincidencia?—. Formularon más o menos científicamente unas hipótesis de trabajo y unas conclusiones concernientes al hombre vasco y a su caracterización sico-somática. Esta conceptualización de una rama concreta de una ciencia determinada fue sagazmente empleada por los teorizadores burgueses vascos para sustentar en ella toda su doctrina político-nacionalista. Sus intereses de clise hicieron saltar cualitativamente la situación de opresión de la nacionalidad vasca, puesto que formularon el concepto de Nación.

Con este concepto el Pueblo Vasco conseguía una nueva arma ideológica, la que la burguesía le proporcionaba, Este arma, aunque erróneo en el planteamiento real de las de terminaciones objetivas de la opresión del hombre vasco, podía hacer de éste un luchador progresista contra la reacción del nacionalismo chovinista del Estado Opresor.

El eje metafísico de la raza, engrasado con el Jaungoikua y el Lege Zarra, pudo jugar así el papel de catalizados de los intereses del pueblo oprimido; aunque en realidad no fuese sino la substantificación del eternalismo de un resorte conceptual biológico que respondía perfectamente a los intereses de clase, con intención perdurable, de la burguesía vasca.

La misma organización de la pequeña burguesía (EKIN primero y ETA más tarde) fue parida en el seno de este mismo sustrato ideológico burgués, del que tan afanosamente aun hoy estamos intentando los vascos salir. En efecto, en aquel comienzo, ETA no fue sino el pataleo más progresista del contenido democrático del nacionalismo vasco: los vascos nos oponíamos con ello a la discriminación racista-religiosa en lo ideológico, y a la inoperancia práctica de la lucha abertzale en lo político.

Pese a todo, nuestra ideología estaba imbuida totalmente del ungüento burgués ya que el eje metafísico de la Etnia permanecía imperturbable en nuestra proclamación de principios. Así los militantes teóricos de aquellos tiempos nos proponían, mas laicamente pero tan idealistamente como los anteriores, un basamento étnico —a predominancia de otro factor— cuya toma de conciencia nos haría llegar a ser Nación, y luego, Estado.

El esquema hegeliano temaba de esta forma cuerpo en toda su amplitud idealista: la etnia, primitivamente inconsciente, llega a tomar conciencia de sí misma. Al ser consciente existirá para sí misma y se elucidará en Nación; o lo que es lo mismo: el devenir de esa etnia es una alienación de se substancia (el "ser" vasco alienado que está llegando a ser progresivamente “ser” español o francés), pero tal devenir alienado puede ser recuperado en el curso del desarrollo histórico gracias a una perfecta conciencia de la totalidad vasca por ella misma.

De esta manera el hombre vasco resultara mas o menos alienado en virtud de su correspondencia al sustento étnico. El hombre concreto y real será por consiguiente elucidado en relación a esa substancia étnica, en vez de explicar inversamente el proceso; eso haría pensar que la realidad opresiva de nuestro pueblo estaría en relación al valor mis tico y eterno de la etnia. En otras palabras, el milagro filosófico que denomina Marx en la SANTA FAMILIA sucede entre nosotros también,; uno mismo crea la realidad, su conciencia es creadora.

A alguien parecerá que este exordio no viene a cuento y que estas historias se perdieron allá en los lejanos años de nuestra juventud ideológica. Nada más erróneo; la ideología nacionalista (aun la no-aranista) se fundamentó en este mismo sustrato esencialista, pero sucedió que en vez de sobredeterminar el factor RAZA, la coyuntura científica de una nueva época le hizo sobredeterminar otro factor, la LENGUA. Poco a poco tal teorización se ha ido completando con nuevos pretextos y camuflajes a-científicos hasta llegar a mostrar el aspecto —progresista a ojos vista— del basamento lingüístico-cultural de la Etnia. También ésta la debemos criticar sin piedad.

Como a continuación veremos, Beltza, Txillardegi y toda una pléyade de euskeralaris representan este supremo grado de valoración del nacionalismo lingüístico esencialista. Daremos cuenta de él dejándole hablar a él mismo en lo que al binomio EUSKERA/PUEBLO se refiere. Beltza, el aliado de los militares expulsados plantea por ejemplo así la cuestión:

"..un planteamiento nacional exige darse cuenta de que la BASE DE LA REVOLUCIÓN, el factor principal es el PUEBLO. En él residen las tendencias progresivas de la lucha: la unidad reside en él, en el PUEBLO EUSKELDUN..."

"..y siendo la contradicción pueblo-oligarquías la que hace marchar la historia, el FACTOR PRINCIPAL DE LA CONTRADICCIÓN es el pueblo, sus características y su conciencia. Aquí, el pueblo EUSKELDUN...»

"..la contradicción principal de nuestra historia es: PUEBLO EUSKELDUN - OPRESIÓN EXTRANJERA"

"..es el hecho étnico el que da la base a la revolución nacional, y la que es más importante que las relaciones de producción"

"..la nación se define por una etnia concienciada, y la ETNIA ESTA DEFINIDA POR LA CULTURA PROPIA, la cual a su vez " se define por la posesión del EUSKERA" —tomado de la crítica a IRAULTZA 1, págs. 4, 3, 7, 9 y 3 respectivamente. Todos los subrayados son suyos—

"..porque la base material principalísima de la diferenciación nacional vasca es nuestro idioma nacional, y el vascuence es conservado sobre todo por nuestro campesinado Por esta razón podemos decir que esta clase es de extrema importancia para nuestra revolución.."

"..los hombres que se encuentran influenciados de un modo principal por esa base étnica, hacen una elección selectiva...que lleva a trabajar por la construcción de un sistema de organización de la sociedad correspondiente a las infraestructuras étnica y económica.." -Tomado del informe A LOS REVOLUCIONARIOS VASCOS, pág. 8

De entre los innumerables textos de Txillardegi sobre el mismo tema cogemos uno al azar, donde dice:

"..askatasuna izan ala ez izan, etniaren zerbitzuko erresuma bat sor ala ez sor. Horra kakoa"(...)"..bertako etniaren herria nagusitu behar da erresumaz. Edo, gahiago bada: bertako herria, edo jatorrizko herria, jarri behar da buru. Erresuma etniaren zerbitzuko jarri askatasunean: horra hor giltzarria" -BRANKA n°5, Hizkuntza eta Erresuma, pgs. 27 y 35.

Cualquiera puede sacar una idea bastante atinada de esta ideología nacionalista tan en boga hoy. Para resumir de algún modo, podríamos sintetizar estas ideas de la siguiente forma:

El euskera nos ha marcado ineludiblemente como pueblo y haca que seamos lo que somos. Nuestra lucha ha tenido y tiene ahí su cimiento. Sin el euskera perderíamos todo nuestro ser vasco y resultaría él llegar a ser alienado por la esencia de lo español o francés. Por consiguiente nuestro pueblo que es el euskeldun sola mente o el vasco-parlante, y por serlo precisamente es ya revolucionario, pues ha tomado conciencia de la o presión, lingüística fundamentalmente, y luchará por recuperar para siempre esa estructura de base. Como lo vasco es mantenido por los baserritarras (campesinos) éstos serán los pilares importantes de la Revolución.

Para mejor desenmascarar esta ideología creemos conveniente distinguir tres factores ascendentes que la condensan toda ella. Primeramente estudiaremos lo que en verdad dice el estructuralismo respecto al euskera como visión del mundo. Luego pasaremos a la implicación fundamental LENGUA-SOCIEDAD-CULTURA; y finalmente ésta elucidara el problema mediante la relación: HERRIA/EUSKERA .

 

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ESTRUTURALISMO - VISION DEL MUNDO

La puesta en marcha del nuevo etnismo responda a la coyuntura científica de estos últimos años en que la elaboración estruturalista tantos campos nuevos va abriendo.

Una cosa es empero ser estructuralista y otra cosa creer serlo, defendiendo para ello un estructuralismo de segunda mano ( o caso más raro, de primera mano paro) con la finalidad inequívoca de ir aplicándolo sistemáticamente a los viejos clichés esencialistas que se poseían y cuyo no progresismo comenzaba a ser ya notorio. ¿Cómo iba a ser progresista hoy cimentarse en la raza?

Nos es por consiguiente necesario recurrir a las fuentes de la ciencia lingüística, examinarlas y tomar de ellas toda la conceptualización necesaria para comparar lo auténtico y lo seudo-estructuralista. Ante todo vemos que el uso equivoco de dos afirmaciones científicamente verdaderas puede revertir en una consecuencia falsa. Vgr:

 *el euskera funciona en estructura


*la estructura lingüística euskeldun condiciona formalmente la manera de representar la realidad

- se revierte erróneamente que el euskera nos hace construir y elaborar el mundo y sus realidades de distinto modo absolutamente que el erdera

Para explicar rápidamente la premisa científica del estructuralismo y poner al desnudo los servicios que le presta a la ideología, tendremos que abarcar una campo teórico y abstracto al que la falta de costumbre y rigor habitúa les pueden hacernos parecer diletantes.

En Europa, la lingüística estructural llama ESTRUCTURA del lenguaje al arreglo o ajuste de las partes de un todo cuyo condicionamiento mutuo y solidaridad están demostrados.

Los lingüistas americanos si diferencian algo de aquellos y prefieren llamar ESTRUCTURA a la repartición de los elementos y su capacidad de asociación o substitución. Las dos concepciones están pues de acuerdo en afinar que un a estado de lengua es siempre al resultado de un equilibrio da todas las partes de su estructura, es decir, que el lenguaje es un reajusta sistemático y permanente de elementos formales articulados en combinaciones variables.

Esos elementos formales que componen cada una de las unidades del sistema van definiéndose por el conjunto de relaciones que tienen con las restantes unidades y por las oposiciones en que cada unidad entra; "se trata de una entidad relativa y opositiva", decía Saussure, el padre del estructuralismo en lingüística. Como en sus cursos policopiados comenta el estructuralista BENVENISTE, "se debe abandonar por consiguiente la idea de que los datos da la lengua valgan por si mismos y de que sean unos “hechos” objetivos, unas medidas absolutas, susceptibles de ser consideradas independientemente”.

De ahí se deduce que las entidades lingüísticas solamente pueden determinarse dentro del sistema que los va organizando y los va dominando las unas en relación a las otras. Esas entidades solamente valen en tanto que elementos da una estructura, cuyo sistema debe ser antes que nada elucidado.

Con todo esto queremos hacer ver que afirmar la estructura de una lengua no es ni mas ni menos que afirmar que la lengua es un sistema DONDE NADA TIENE SIGNIFICACIÓN POR SI MISMO Y EN SI MISMO Y POR VOCACIÓN NATURAL; sino donde todo SIGNIFICA en función del conjunto. Es la estructura la que va confiriendo significación a las partes y es esa organización sistemática en estructura que, funcionando como un código, permite una comunicación ininterrumpida.

Señalemos como primaras conclusiones que:


** la lengua no refleja una substancia mental

** las unidades de la lengua sólo pueden definirse por sus relaciones.

Ha aquí los dos principios de SAUSSURE que, añadidos a lo que más arriba decíamos de sistema, son el fundamento de lo que se ha dado en llamar ESTRUCTURAS OE LOS SISTEMAS LINGÜISTICOS.

El lenguaje no es pues una substancia congénita que poseemos y que nos va condicionando ineludiblemente; es simplemente una forma, una categoría mental que moldea la ley del pensar. Es estructural la lengua en tanto en cuanto marca un reajuste lógico de todas las unidades lingüísticas y del aparejo lógico-simbólico en el que entran todas las operaciones mentales.

Ahora bien, toda esta articulación y combinatoria estructurales que no son sino la FORMA del lenguaje, poseen una función: el lenguaje tiene la función de decir “algo”.

¿Qué es este “algo” con vistas al cual la lengua es articulada en sistema estructural?. Este "algo” es la función de significar. La lengua está informada de significación y es por eso que está estructurada, es por eso que esta condición es esencial al funcionamiento de la lengua entre tantos otros sistemas diferentes de significación. Dejaremos por consiguiente el problema de la FORMA lingüística, es decir, el sistema estructural de unidades lingüísticas (sintagmáticas, paradigmáticas, etc.) para los especialistas, y nos adentraremos por el camino de la FUNCIÓN de la lengua —aunque muchos errores idealistas de los seudo-lingüistas euskerófilos provengan fundamentalmente del desconocimiento absoluto del análisis de la FORMA lingüística—.

Decíamos que entre tantos sistemas de signos existentes, el lenguaje es uno más y que su función es de significar por la mediación del código que estructura esas entidades lingüísticas. EL LENGUAJE, PUES, RE-PRODUCE LA REALIDAD: la realidad es literalmente producida de nuevo por medio del lenguaje. No sucede que el lenguaje cree la realidad y la construya según su aparejo estructural, sino que quien habla, con su discurso, hace renacer el acontecimiento: su experiencia del acontecimiento; quien escucha aprehende, primero el discurso y a través de él, el acontecimiento re producido. El ejercicio del lenguaje posee de este nodo una doble función:

- para el locutor, representar la realidad

- para quien escucha, recrear esa misma realidad

Aquí surgen muchos problemas cuya elucidación dejaremos sobre todo a los filósofos, y apuntaremos como más importante el problema de la adecuación de la mente a la “realidad” (consultar para ello L. ALTHUSSER sobre el problema de la práctica teórica, lo abstracto-concreto real, etc.).

La lingüística por su parte estima que no puede existir pensamiento sin lenguaje y que consecuentemente el conocimiento del mundo viene determinado por la expresión que recibe. El lenguaje re-produce el mundo, pero sometiéndolo a su propia organización lógico-simbólica; el contenido del mundo a transmitir, es decir el pensamiento, se descompone pues según un esquema lingüístico. Se ve por consiguiente, que la FORMA del pensamiento resulta configurada por la estructura de la lengua y ésta a su vez, en el sistema de sus categorías revela su función mediadora. Así, a través del símbolo lingüístico se va organizando el pensamiento , el cual se realizará en una lengua determinada y concreta, propia a una sociedad diferenciada, y no en una emisión vo cal común a toda la especie humana.

 El símbolo lingüístico euskeldun no es por lo tanto el que determina la instancia cualitativa del pensamiento , sino el que lo organiza y lo descompone; el que configura la FORMA de ese pensamiento vasco. Esto sí es estructuralismo, lo otro es discurso ideológico “repeseado” de la ciencia para substantificar el euskera y hacer de él una esencia absoluta de pensamiento configurador, desde y para siempre, que la hemos perdido "alienándonos” cono vascos y cuya apropiación es de por si sola revolucionaria.

El idealismo lingüístico consiste en ir a la caza de las esencias lingüísticas tal como los platónicos iban a la caza de las "esencias de las ideas". Consiste en creer que la recuperación de esas "esencias" son necesarias para ser vasco o dejar de serlo.

 

2

LENGUA – SOCIEDAD

Sabemos que el hombre no ha sido creado dos veces, uno vez sin lenguaje y ora vez con él; la emergencia del hombre en la serie animal ha sido favorecida sin lugar a dudas por su estructura corporal y por su organización nerviosa que hacían la plataforma apta para hacer de él un ser productor. Pero esta emergencia es debida también a su facultad de representación simbólica, fuente del pensamiento del lenguaje y de la sociedad.

Entre la función sensori-motriz (desarrollada también en el animal) y la función representativa hay un umbral que solamente los hombres lo han franqueado. Y es esta capacidad simbólica la que está a la base de las funciones conceptuales El pensamiento no es otra cosa que operar sobre ellas. Ahora bien, este poder esencial de representación no aparece en el individuo por chiripa, como una coincidencia histórica, sino que existe en un encadenamiento necesario por el que esta facultad del lenguaje se realiza concretamente en una lengua concreta, en una estructura lingüística definida y particular e inseparable de una sociedad definida y particular.

Lenguaje y sociedad no se conciben el un o sin la otra; los dos son dados. Así como jamás conseguiremos aprehender un hombre “natural”, desligado de los otros de un sacrosanta felicidad individual, sino que solamente han existido un os hombres en una sociedad  (pues como dice Marx a LA INTRODUCCION GENERAL A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA “el hombres es, en el sentido más literal del término un animal político, es no solamente un animal social, sin un animal que no se puede individualizar sino en la sociedad”) asimismo no existe jamás un hombre separado del lenguaje, ni jamás existió el hombre inventando el lenguaje.

Nunca jamás vislumbramos un hombre que se rompe la cabeza ingeniándoselas en concebir la existencia del otro; será siempre un hombre hablando a otro hombre o que encontraremos en el mundo. Así el lenguaje enseña también la definición social del hombre.

Pues bien, si decimos que el lenguaje y la sociedad nos vienen dados, queremos decir que ni el uno ni la otra son dos inventos o creaciones del hombre. No es el hombre, libre “naturalmente”, quien hace un pacto con los otros hombres “naturalmente libres” como él e inventan la sociedad como un instrumento de progreso. Eso eran las “robinsonadas estéticas” —como dice Marx— de la ideología burguesa en trance de forjarse, y que pretendía presentar al individuo “como un simple medio de llegar a su fines personales” y concibiendo su ligazón con los otros “como una necesidad anterior” (ver la crítica de Marx a Rousseau en la obra citada).

Tampoco es el hombre quien inventa un instrumento, el lenguaje, para desarrollar su vida social. Hablar de instrumento es oponer al hombre y la naturaleza; el hache, el azada, la rueda, no son la naturaleza: son fabricaciones. La lengua, por el contrario, está en la naturaleza del hombre el cual no la ha fabricado. Lenguaje y sociedad son pues unos puntos de partida, y no constituyen más que elemento suficiente y necesario a la vida productiva en común: es la actividad productiva y las relaciones que de ella se derivan quienes constituyen fundamentalmente, en última instancia, el modo de comportarse de esa sociedad y de ese lenguaje.

“En la producción social de su existencia, los hombres entran en unas relaciones determinadas, necesarias, independientes de su volumen, unas relaciones de producción que corresponden a un grado de desarrollo concreto de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituyen la estructura económica de la sociedad “MARX, Prefacio a la CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA.

Esto, eso que esa sociedad con un actividad concreta efectúa, y lo que de ello se origina, esto es la infraestructura, cuyo grado de desarrollo influirá a su vez en la composición orgánica de esa sociedad y en l os esquemas estructurales concretos de su lógica simbólica (lenguaje). El euskera, y su tapadera ideológica, la etnia, no constituyen de ningún modo la infraestructura, y tampoco es el equivalente sinónimo de su actividad productiva —como nacionalistas de hoy pretenden—.

También nosotros son debíamos preguntar, de la misma manera que uno de los discípulos predilectos de Saussure, el estructuralista MEILLET se preguntaba: “a ver a qué estructura social responde un estructura lingüística  concreta, y cómo de una manera general, los cambios de estructura social se traduce en cambios de estructura lingüística”.

Es éste el campo en que se debe elucidar y cuya problemática hace decir al estructuralista BENVENISTE que “el plan de estudio de Meillet no es irrealizable. El problema estará en descubrir la base común a la lengua y a la sociedad, los principios que dirigen a estas dos estructuras...” —y prosigue diciendo que el camino es auténtico pero difícil— porque “la correspondencia mutua se encuentra turbada muchas veces, debido al hecho mayor de la difusión, tanto en la lengua como en la estructura social, de surte que sociedades de una misma cultura pueden poseer lenguas heterogéneas y lenguas semejantes o vecinas pueden servir a la expresión de culturas enteramente diferentes “BENVENISTE, Journal de Psychologie, PUF Paris Janvier-juin 1954, artículo TENDENCIAS RECIENTES EN LINGÜÍSTICA GENERAL.

He aquí la realidad con la que nuestros seudo-lingüistas no se han enfrentado, pues temen comprometer la suerte de su castillo teórico etnista cimentado sobre la arena de la creencia infraestructural de las características étnicas y económicas (Cuánto confusionismo premeditado!). Además algunos más osados de entre ellos pretenden mostrarnos el monolito inalterado e inalterable de cultura vasca, al
que toda cultura vasca para pretender serlo debe adecuarse por entero. Este mismo lingüista estructuralista pero iconoclasta de las entelequias idealistas nos avisa que

* hasta ahora la ciencia de las culturas perdura fuerte y deliberadamente "substancial” (op. cit.) —y entrecomillado suyo—.

En el mismo error caen los Txillardegi, Beltza, Madariaga y damas, al considerar la etnia (y su eje lingüístico principalmente) como algo infraestructural; la infraestructura se sitúa entre el hombre en sociedad y su actividad productiva, y resulta asi ser una estructura nueva y condicionante que interviene poderosamente tanto en el hombre-lenguaje-sociedad, como en el proceso ininterrumpido de la actividad misma. Esta infraestructura, por llamarle así de alguna manera a la desigualdad de la sobredeterminación, está cimentada principalmente en las maneras o medios de producción (Cfr. lo que más adelante diremos, al criticar el concepto de trabajo del nacionalismo); lo cual supone una relación de instrumentalidad entre el hombre y su actividad productiva. La lengua, y con más razón todavía la etnia, no se sitúan en el interior de esta relación de determinación estructural, porque pertenecientes en la naturaleza
de ese hombre son y constituyen su naturaleza bio-sico-somática. Son la condición previa a su actividad, que a su vez, como decíamos y decía el discípulo de Saussure , inter-viene y trans-forma esos datos previos (lengua-etnia sociedad). Esto nos enseña no solamente la historia sino la lingüística estructuralista.

 

3

HERRIA – EUSKERA

No podemos todavía dar por concluida nuestra critica , sin analizar, someramente siquiera, lo que se deriva de esta teoría esencial o lingüística que aparece claramente formulada en todos los panfletos nacionalistas. De paso procuraremos avanzar algunas conclusiones provisionales sin ningún cariz dogmático..

1°.— Primer punto que oponemos al nacionalismo: EL PUEBLO NO ES EL EUSKALDUN porque si así lo fuese, resultaría que:

* el pueblo vasco sería la suma (inclusive y restrictiva de los euskeldunes


* los intereses del pueblo estarían constituidos por los intereses de los euskeldunes


* el idioma euskeldun sería el máximo catalizador de todos los intereses populares vascos.

Sin entrar en la repetición de lo que venimos diciendo, se ve con discernimiento que hacer del euskera un ente absoluto que confiera toda la positividad al pueblo vasco concreto, es caer en la idealización metafísica de una substancia existiendo autónomamente más allá de la práctica histórica y real de la comunidad (posea o no la lengua en cuestión). Si el pueblo es un concepto eminentemente político y sociológico es necesario que a la hora de desglosar sus estructuras se considere no solamente la práctica lingüística sino toda la serie de prácticas económico-ideológico-político creativas cotidianas en que ese medio humano se desarrolla.

2º.— Segunda afirmación que oponemos: EL PUEBLO VASCO QUE CONSIDERA EL NACIONALISMO NO ES POLÍTICO Y SOCIAL, SINO ESENCIALO-LINGUISTICO, lo cual a la hora de plantear una estrategia de lucha política hará recaer en un maniqueísmo práctico (separa los vascos que son como los "buenos” de los no-vascos que son cono los "malos”).

3°.— Llevando adelante tal doctrina se cometerían aberraciones monstruosas pues:

* hay euskeldunes que son chivatos y colaboracionistas de la opresión del pueblo

* entre los euskeldunes hay señores cuyos intereses son oligárquico-monopolistas, y que forman parte de la trama interna del estado Opresor

* entre los euskeldunes...y así hasta el infinito.

4°.— Además si la lengua confiriese su existencia al pueblo (ya hemos visto qué decía el estructuralismo):

* casi toda Latino-América no sería sino un sólo pueblo castellano

* EEUU e Inglaterra serían prácticamente uno sólo

* Alemania Federal, Alemania Democrática, Austria, etc., no serían sino uno


* Euskadi Peninsular sería prácticamente Castilla

5°.— Si la lengua confiriese un bloque de visión del mundo y de sus realidades, si la característica cultural viniese exclusivamente dado por la característica de la estructura lingüística, entonces resultaría que la cultura cubana del tiempo de BATISTA y la de los tiempos de CASTR0 serían idénticas, como lo serían la cubana, la argentina y la castellana.

Esta hipoteca del pueblo político por el euskera es nefasta a la hora de discernir los intereses populares para elaborar una teoría revolucionaria; se caerá, como se cae, en pensar que “esta clase (el campesinado) es de extrema importancia para la revolución vasca” porque ella conserva mejor que nadie el euskera.

Para contradecir esta "creencia” nacionalista basta abrir los ojos y ver que los baserritarras de Gipuzkoa y Bizkaia no suponen una base objetiva principal en la revolución vasca por cuanto son euskeldunes y conservan el euskera sino que lo son por su situación objetiva en clase en desagragación y proletarizándose; y por su situación subjetiva de seguir poseyendo una práctica euskeldun que siempre ha sido oprimida por los Estados centralistas opresores, amén de haber sido vilipendiada en las grandes villas de Euskadi. Estas clases, como populares, en tanto en cuanto comprendan y apoyen la práctica del proletariado y se sumen a ella, serán un elemento de la revolución vasca. Hoy por hoy son ellos quienes apenas valorizan el euskera y quienes ningún interés subjetivo muestran por él.

De ser salvado por una práctica positiva, el euskera no será salvado por éstos (de hecho no son ellos quienes han participado masivamente en la constitución de ikastolas) aunque hayan sido éstos sobre todo quienes lo hayan guardado hasta el presente.

Además, parece que el nacionalismo olvida que el campesinado más importante de Euskadi no es el de Gipuzkoa y Bizkaia (euskeldun en su mayoría) sino el de Araba y Nabarra; y éste no es euskeldun mayoritariamente. Este campesinado por el contrario, tiene hoy por hoy condiciones objetivas muy diferentes que el otro.

De cuanto venimos diciendo, se puede deducir que Euskal Herria está convirtiéndose en Erdal Herria; el euskera pasa por una coyuntura de exterminio, puesto que el interés del capitalismo, desde su nacimiento hasta las fases ascendentes de hoy es el e unificar lingüísticamente su mercado y su marco productivo; es el de hacer y representar lo vasco como algo atrasado, sin valor de integración en una sociedad industrial, cuando no como algo dañino y nocivo. Esta ideología de clase dominante imbuye en la mayor parte de los habitantes de la Península y se presenta como la solución infalible a todos los problemas y para todos los tiempos venideros. Nosotros no podremos contrarrestar, no debemos contrarrestar esta ideología con otra no menos metafísica cual es la de representar nuestro interés como la tomo da la “esencia perdida” cuyo valor soteriológico es también sempiterno.

El único camino revolucionario —porque científico— es examinar la realidad tal como es, y no tal como quisiéramos que fuese, y elaborar una teoría no ideológica que responda a los auténticos intereses del pueblo vasco. Dicho sea de paso, estos intereses nunca irán contra los intereses reales de los otros pueblos de la Península.

LO ESPAÑOL no es nuestro enemigo-fetiche, pese a que lo VASCO sí lo es para la burguesía del Estado opresor.

Los nacionalistas militares vascos que acaban de afirmar (Le Monde, 16 Dic. 1970): “Nosotros somos anti-españoles”, son tan nocivo para nuestro pueblo como los chovinistas españoles de Radio Nacional de España que ese mismo día pregonaban esa declaración desde las antenas. El chovinismo racista de ambos resulta bien patente, pues todos ellos pretenden entretener el odio y la división de los pueblos para esquivar la unión liberadora común.

Asimismo en BRANKA nº 9 pg. 16, el nacionalista Txurdintxo se hace eco de este anti-españolismo feroz y escribe: “Eusko aberkideon elkarteruntz geranok ondorio hauek atera ditzazkegu. Espaiñol politiko erabide guztiekin, harresanak oro exetsi behar ditugu. Are gehiago... behin betiko memperatzen entsaiatu” (TRADUCCION: “cuantos nos dirigimos hacia el abrazo patriótico de los vascos podemos sacar estas conclusiones. Debemos romper todas las relaciones con todas las plataformas políticas españolas. Pero más todavía... debemos intentar apastarlas para siempre”). Es decir, que no contentándose con romper toda política de unión antifascista —pues hoy el fascismo es el opresor para todos los pueblos y naciones del Estado— continúa proponiendo que debemos intentar “aplastar para siempre” esas fuerzas democráticas anti-fascistas.

Sin embargo no es lo ESPAÑOL ese fetiche que, una vez aplastado, liberará lo VASCO. No es luchando contra la ideología de los ESPAÑOL con un ideología de lo VASCO como libraremos nuestro pueblo. Es destruyendo la raíz y la causa de lo ESPAÑO como iremos a la libertad plena, es decir, destruyendo al Estado Opresor que fomenta ideología chovinistas anti-pueblos.

Tampoco es el EUSKERA el tótem por el que luchamos en exclusiva, ni quien objetiviza las condiciones materiales de la resistencia revolucionaria de Euskadi. El euskera no condensa toda la capacidad —ni cuantitativa ni cualitativa— de nuestra cultura vasca actual. Hoy la cultura vasca, más fuerte que nunca y más libertadora que nunca y más expresión de la capacidad creadora de nuestro pueblo que nunca, es todo eso que va dando sentido y contenido a los intereses históricos de nuestro pueblo; es justamente la forma en que se están plasmando la práctica de nuestros hombres y mujeres, trabajadores y artistas por expresarse como libres. Dado que el euskera es un enemigo de los intereses del Estado Español, esa práctica cultura pone el acento e insiste allí donde al enemigo le hace daño; de esta manera luchará abriendo ikastolas instituyendo escuelas sociales, etc., en donde se perfila el camino del hombre vasco libre; luchará reivindicando la paridad mínima de los diferentes idiomas peninsulares, etc.

La lucha por el euskera no es sin embargo un fin en sí, supone más bien aprovechar otra de las contradicciones de las sociedad clasista, impulsar otra de las reivindicaciones vascas para golpear al enemigo en todos los frentes y para ir avanzando en la transformación de las necesidades de nuestro pueblo. Si el euskera fuese nuestra finalidad absoluta y nuestro motor fundamental de lucha (como para algunos lo es hoy) nuestro combate podría muy bien ser recuperado por el capitalismo; la paridad lingüística podría obtenerse algún día gracias a una social-democracia española, sin que por ello el balance de fuerzas clasistas y de la opresión actual cambiasen grandemente.

La situación del euskera es así otro aspecto más de la opresión de clases de hoy contra la cual debemos oponer una práctica diaria de reconquista sin confundir la parte con el todo. Además no debemos ser nosotros quienes dogmaticemos sobre la necesidad de volver a las fuentes prístinas de lo vasco-vascuence sin lo cual caeríamos en la alienación total. Nosotros debemos luchar para que al pueblo se le den las condiciones para re-apropiarse de las funciones lógico-simbólicas que se le han expropiado Debemos pregonar que el euskera no es inferior a cualquier otra lengua de la Península, como tampoco superior. Debemos luchar con el pueblo para tener la posibilidad real de recuperar el euskera, de transformarlo y de incluso abandonarlo si así fuese du deseo: deseo nada probable por cierto!.

No es pues con un maximalismo voluntarista como haremos un beneficio al euskera; no será diciendo que el Euskera lo es todo como meteremos en la lucha por el euskera a quienes no sienten ninguna apetencia o necesidad de él. Luchar por el euskera es meter ya hoy en todos los programas d las fuerzas políticas progresistas una exigencia irrenunciable: paridad absoluta y total del euskera y el castellano. Idénticos medios de subvención a todas las lenguas peninsulares desde hoy mismo. Idénticos medios de propaganda y difusión para todas las lenguas desde hoy mismo, en todas las escuelas estatales y en la Universidad Popular vasca —inexistente igualmente—

Si en Euskadi no nos hemos propuesto todavía luchar de esta forma revolucionaria, con plantes en las escuelas estatales, con huelgas en las fábricas y universidades, con no envío de niños a las escuelas estatales y manifestaciones de padres de familia ante escuelas y ayuntamientos, etc., es decir, si no estamos practicando la lucha revolucionaria con todos los medios de presión de las tasas vascas, ¿cómo querremos, que secunden nuestros deseos los restantes pueblos peninsulares ?

Desde luego, la acción minoritaria (por no decir parasitaria) de individuos sueltos luchando a brazo partido por el euskera resulta mucho menos penosa para el pueblo que la cotidiana acción de hombres y mujeres, euskeldunes y no euskeldunes; pero es también mucho menos fructífera y en modo alguno es una educación de las masas en la democracia. Si el euskera no entra en esta corriente de contestación masiva se irá a pique porque todos somos conscientes de que el trabajo individual, por muy ímprobo que sea, resuelve muy poco. Si no movemos masivamente al pueblo vasco y a todas las masas peninsulares por esta reivindicación mínima cual es la paridad total y el bilingüismo desde hoy, él mismo condenará la imposición maximalista de quienes quieran imponer el euskera algún día a todos y por la fuerza,

 

4

HERRIA – CULTURA 

El nacionalismo ha hecho aparecer en estos últimos tiempos otro aspecto más progresista pero no menos ideológico, cual es el pretender condensar la lucha del pueblo vasco en la lucha por la cultura vasca. Esta ideología nacionalista es mucho más sutil, representa más solapadamente los intereses reaccionarios de la burguesía, pero finalmente su velo ideológico revela la verdad que esconde detrás.

La corriente culturalista ha sido la consecuencia directa del radicalismo lingüístico y el grupo BRANKA ha sido el verdadero pivot de su extensión. De la RAZA a la ETNIA había un paso; de la ETNIA a la lengua otro paso , y de ésta a la CULTURA, otro. El eje que llamábamos metafísico es sin embargo el mismo: abstraer la realidad históricamente dada y substantificar un factor para hacer de él un absoluto que justificase los intereses materiales de las clases burguesas vascas, desplazadas ya por las oligarquías.

Ese eje único es todo lo contrario a la dialéctica que ha seguido nuestro pueblo y a la dialéctica en que se mueven hoy nuestros intereses.

El girar sobre un mismo eje no impide empero el girar de distinta manera; y la manera de giro ha variado según las circunstancias históricas de cada momento. Así, cuan do la ciencia descubría la antropología, el aranismo dedujo el factor racial. Cuando la ciencia descubría la sociología y la etnografía, el aranismo se transformó en etnismo. Cuando la lingüística aportó la noción estructural, el etnismo vino a defender el esencialo-lingüismo. Finalmente al estudiar los sociólogos los factores de integración capitalista a través del papel de la cultura de masa y de la transformación cultural de las necesidad des, la euskeromanía se plasmó en el culturalismo.

Este progreso es sin embargo benéfico a condición de discernir claramente el contenido de clase de toda cultura y, por consiguiente también, de la cultura nacional vasca.

Pero no es esto lo que propone la corriente culturalista; todo lo contrario, lo que ahora intenta la burguesía —quemando otro cartucho— es representar el interés del pueblo como la lucha por la consecución de la cultura nacional vasca. Nuestra cultura nacional —nos vienen a decir— condensa todo el potencial acumulado secularmente por nuestros antepasados y que todos los vascos debemos re-establecer y potenciar para seguir siéndolo; de lo contrario, totalmente alienados, desapareceríamos como pueblo.

En efecto, la cultura vasca es mucho mas que nuestra literatura, folklore y demás. La creatividad de los vascos ha hecho de si mismos el poseer unas características culturales propias. Tal creatividad les ha hecho perdurar y desarrollarse como pueblo; le ha empujado sobre todo a sobrevivir y a marcar con un sello netamente peculiar a nuestra formación social actual. Hoy el empuje creacional del pueblo vasco —hay que constatarlo— sigue más fuerte que nunca pese a estar duramente reprimido. La lucha por liberarse es en estas últimas décadas precisamente la característica más importante de esa fuerza creativa del pueblo vasco. Sin embargo hay que distinguir dos sectores fundamentales en esta cultura nacional que aparece ante nuestros ojos.

Los dos poseen elementos comunes, pero los dos son cualitativamente diferentes. Nuestra cultura nacional es así exponente de dos contenidos, irreconciliables en su finalidad. Las dos culturas, por decirlo así, están luchando en común contra la GRAN-CULTURA que trata de ahogar su existencia. Esta "gran-cultura" lo es grande por su imperialismo y por su contenido de castración: es la cultura "española" de las oligarquías apátridas, profundamente impregnada de su ideología de clase dominante.

Nuestras dos fuerzas culturales de la cultura "nacional vasca" responden a la acción creativa que están llevando los dos intereses de clase existentes en Euskadi. En el seno de nuestra nacionalidad oprimida la burguesía da un contenido propio a las fuerzas culturales vascas: es un contenido reaccionario y clerical en extremo, es un contenido de clase. El proletariado y las capas populares que lo secundan dan sin embargo otro contenido revolucionario a su ímpetu cultural; dan un contenido de clase explotada con energías liberadoras totales.

La cultura nacional es en sí algo inexistente, algo que no corresponde a la realidad si dentro de ella no especificamos de qué realidad se trata; si no se menciona la realidad de estas dos culturas de clase. Lo que sucede en las ikastolas es un exponente de estas dos fuerzas culturales francamente diferentes y opuestas en la finalidad que llevan. Lo que ocurre en los grupos de canción vasca refleja asimismo esta bisección de las energías culturales vascas.

De ahí que tratar en abstracto de nuestra cultura nacional y representarla como el coagulante total de todas las energías culturales vascas es el gran invento ideológico de nuestra burguesía (pequeña y media). La "cultura nacional" es la "suya” —quieren decir tales— pero nuestro pueblo está demostrando que la cultura popular es la otra, la enemiga de la anterior y desde luego, la enemiga acérrima de la "gran-cultura española”.

En los otros pueblos de la península sucede lo mismo. No solamente en Catalunya y Galicia, sino también en el pueblo castellano y andaluz; también en estos pueblos se lucha contra la cultura "nacional”, también ahí se hace contra-cultura o cultura popular porque también se lucha contra las clases que están segregando la opresora situación de todos los pueblos. Hace tiempo que nuestra cultura popular se dio cuenta de esto y lucha también contra el deseo totalizador de la burguesía vasca que quiere involucrar "nacionalmente" las dos culturas de clase. Pero en lo que nos concierne, existe también otro aspecto mucho más metafísico y oculto que no ha sido suficientemente criticado hasta el momento: se trata de no querer entender la cultura como algo dinámico resultante de sacudirnos de toda la castración, se trata de querer comprender la cultura como la vuelta a las fuentes originales del ser de nuestros antepasados.

La burguesía vasca pretende solamente hacernos volver a los moldes de lo que fue y, recuperándolo, llegar así a poseer la cultura "nacional vasca". Es decir, de la misma manera que en nuestros buenos tiempos nuestro pueblo se construyó y creó una cultura a través de una forma de expresión euskeldun, pretenden éstos negar que hoy existan vascos que hace cientos de años perdieron su forma instrumental euskaldun pero que desarrollan un potencial creativo vasco en erdera. Pretenden negar que existan vascos que, dadas las características históricas de integración en un Estado capitalista centralista, no puedan elaborar ninguna forma .creativa auténticamente vasca sin el euskera. Pretenden negar que haya vascos que, aún habiendo venido recientemente de otros pueblos penínsulares, precisamente por su integración en nuestra sociedad estén formando parte de la creatividad cultural vasca , aún expresándola en erdera.

Cuando intelectuales burgueses como ZABALA pretenden describir la forma lingüística de la cultura vasca actual como únicamente euskeldun (BRANKA, n° 8 p.9 Art. "Frente cultural”), cuando TXURDINTXO afirma que "euskal kultura euskera gabe ezin litekeala egia da" (BRANKA n°11 art Ikastola ta kultura p.27) —Traducción "Es verdad que no puede existir cultura vasca sin euskera"—, o cuando intelectuales como TXILLARDEGI repiten hasta la saciedad las mismas premisas ideológicas, se está negando explícitamente que una parte de nuestra fuerza cultural vasca esté creando y dinamizando en erdera la lucha liberadora
de nuestro pueblo.

La cultura liberadora de clase, esa cultura vasca potente que existe hoy en Euskadi está utilizando indistintamente tanto el euskera como el castellano. Tanto la cultura burguesa como la cultura revolucionaria (que son las dos culturas de esa "cultura nacional vasca") expresan en bilingüe sus dos contradicciones de clase y su lucha. La lucha por la apropiación del euskera es tanto de unos como de otros; sin embargo es la burguesía vasca quien está recuperando por ejemplo el movimiento vitalizador y revolucionario de las ikastolas, y precisamente gracias a su poder económico. Hoy la clase obrera y otras capas populares se las ven y se las desean para ganar lo justo y poder subsistir; sus hijos deben ser enviados, en general, a las escuelas gratuitas del Estado. La burguesía al poder permitirse el lujo de mantener escuelas de pago ha hecho suyo el movimiento de la ikastolas, financiándolas y dirigiéndolas. Nuestras andereños que se resistían al poder de gestión reaccionario y clerical, están pagando caro su enfrentamiento y su interés por la cultura popular.

De ahí que el fenómeno cultural de la ikastola esté perdiendo su factor más revolucionario, pese a que todo avance que se haga por reconquistar el euskera al imperialismo de la única lengua estatal sea un hecho saludable. Sin embargo corremos el riesgo de hacer creer que la única meta sea el recuperar el euskera, cuando el objetivo real es dar al pueblo plena satisfacción a sus intereses. El euskera forma parte de éstos pero una parte solamente .

El contenido cultural supera pues la demarcación lingüística y se adentra en el terreno de la plasmación real de la creatividad de nuestro pueblo. Hoy, nuestro pueblo es bilingüe. El desarrollo histórico de opresión por las clases dirigentes nos ha querido imponer el empleo de una sola lengua y de una sola cultura de clase (el castellano y la cultura «nacional” burguesa), a todo lo cual nos estamos oponiendo. Pero a ese contenido burgués nos oponemos con dos formas de expresión y con dos contenidos: contenido reaccionario y clerical vasco y contenido revolucionario que usan indistintamente el euskera y el castellano.

Nuestra cultura revolucionaria tiene como deber primordial la reivindicación de la paridad absoluta y el bilingüismo desde hoy y además su apoyo incondicional a la cultura revolucionaria en euskera. Y ésta, además de reivindicar y exigir la paridad absoluta, debe criticar también sin piedad a los "jatorras" de burgueses que no hacen más por el euskera financiando, por ejemplo, escuelas en los centros obreros. Esa burguesía vasca se cuidará muy bien de ello porque hoy si utiliza el euskera es precisamente para poder distanciarse más de los "maketos" y "arrotzak" y para fomentar en nuestro pueblo el espantajo del "odio étnico", como ella llama pero que ella muy bien se cuida de desenmascarar su fuente.

Gracias a este culturalismo que más que diferenciar a las clases intenta diferenciar a los pueblos, el euskera está sirviendo de manera excelente al nacionalismo y a los intereses de clase burgueses. Pese a todo, el pueblo y su cultura liberadora están ya rompiendo este último  obstáculo ideológico; su arrolladora creatividad está desbordando ya a esa última barrera proteccionista que estaba impidiendo a las clases trabajadoras vascas comprender el exacto contenido de la cultura de clase. La cultura vasca, bilingüe y revolucionaria, sigue siendo hoy más que nunca la expresión del deseo de ser libre de nuestras clases oprimida», y no separa ya éstas sino que las está uniendo.

Esta cultura revolucionaria está separando, eso si, a las clases oprimidas de las explotadoras y cada vez más de la misma clase burguesa vasca. Su contenido es un contenido de clase. Su lucha es la lucha creadora de clase. Cuando al pueblo se le de completa libertad y ayuda para expresarse libremente y en la lengua que lo desee, él mismo lo decidirá. Por lo que hoy sucede pódenos suponer que el pueblo no está interesado en dejar se arrebatar violentamente la lengua de nuestros antepasados.

La sociedad libre por la que todos luchamos debe prestar al euskera la lucha más grande para hacer de él un instrumento apto al mundo moderno. Los vascos deberíamos aprenderlo y utilizarlo pero ni la violencia ni el intento diferencialista burgueses podrán imponer nada.

 

III Pueblo Trabajador Vasco

El movimiento nacionalista vasco, gracias sobre todo a la lucha de ETA y a su radicalización en la práctica revolucionaria, ha ido descubriendo el principal motor de liberación del pueblo vasco: el proletariado.

La ideología de ETA iba de esta manera haciéndose paulativamente más progresista y menos ideológica. Pese a que sus pasos anduvieran continuamente balbuceando entre nociones ideológicas (como etnia, nación, lengua y cultura) íbase percibiendo cada vez más netamente el verdadero contenido de la opresión del pueblo vasco. Su V ASAMBLEA habló ya de la unidad indisoluble del problema nacional y del problema social por la entroncación en la constante de lucha de clases. De ahí en adelante, todo sería aproximarse hacia el contenido de clase de nuestra lucha por la libertad. En lo sucesivo los militantes abertzales comenzarán a profundizar su práctica obrera y a analizar el medio trabajador; en ese medio, pese a que se cometieron errores contra los intereses del proletariado vasco (como algún día demostraremos, al publicar y criticar nuestras actas del Frente obrero) empezó a elaborarse otra ideología.

Esta vez nos iríamos aproximando a los intereses internacionalistas del proletariado vasco pero sin lograr enterrar totalmente el lastre nacionalista que acarreábamos. Los esquemas del colonialismo seguían en pie; apenas se estudiaba el proceso real de nuestro pueblo; En una palabra, se carecía de un estudio teórico serio y se echaba mano del antiguo bagaje heredado de la burguesía. De ahí que existiese una distorsión colosal interna entre las viejas nociones irracionalmente anti-españolas y las clasistas recientemente adquiridas. Nuestra separación tajante y la constitución de un Estado independiente vasco seguían, a falta de una labor crítica, en el primer plano de nuestros intereses pero chocando ciertamente con los intereses del proletariado a quien pretendíamos servir a la vez.

Este enfrentamiento en el interior de una ideología tuvo dos válvulas de escape

* la elaboración de la noción PTV


* un izquierdismo que cohabitaba con unas posturas derechosas.

  1. a) Pueblo trabajador vasco o PTV.— Con esta nueva noción se pretendía restañar el desajuste real entre los intereses nacionalistas y los intereses de clase: Euskadi debía continuar luchando por separarle del Estado español pero en virtud del interés de su pueblo trabajador totalmente alienado de su substancia. El "pueblo trabajador vasco" era un mero resorte esencialista que destruía otros esquemas más reaccionarios pero que tampoco respondía a los verdaderos intereses de la lucha de clases y de la liberación de Euskadi.

El razonamiento que subyace bajo esa noción de PTV consiste en que, tomando el trabajo como actividad objetiva del hombre en la que se crea la realidad humano-social, dicho trabajo está determinado por el marco vasco en que se realiza. Como este marco se halla explotado nacionalmente, el trabajo que se realiza en la realidad vasca está alienado, y por lo tanto los hombres que viven en ese ámbito resultan alienados. Para efectuar la desalienación del hombre vasco es necesario desalienar su trabajo y, para ello liberar la realidad nacional vasca. De esta tesis lo que más salta a la vista es que se emplea una concepción del trabajo sin tener en cuenta la realidad histórica de sus condiciones y de las leyes físicas del proceso productivo capitalista de Euskadi.

Tanto es así que al referirse a los intereses de este pueblo trabajador vasco, podría tratarse indistintamente tanto del trabajador capitalista y explotador como del trabajador proletario y explotado, como del trabajador comerciante o del baserritarra. De nuevo era una esencia vasca, esta vez la esencia trabajante, quien era el sujeto absoluto de nuestra lucha liberadora; una esencia tomada en absoluto y abstractamente, sin tener en cuenta justamente la realidad sociológica y el marco concreto en los que el trabajo y el trabajador se desarrollan.

  1. b) Izquierdismo y derechismo nacionalistas a la vez. La radicalización política de esta ideología del trabajador alienado ha traído como consecuencia el no elaborar una teoría auténticamente revolucionaria de la separación real y de la diferenciación de clases en el seno de la sociedad vasca.

En efecto, la falta de análisis teórico y nuestra nulidad total, para estudiar el desarrollo histórico que habría de iluminar con claridad la situación actual de nuestra formación social, han hecho que la radicalización política y militante de ETA, imbuida ahora por el sentimiento obrero, comenzase a dar bandazos tanto hacia la de recha como hacia la izquierda.

ESA POLÍTICA DE BALANCEO ES CONSECUENCIA NECESARIA DE UNA IDEOLOGÍA DE BALANCEO, es decir, es el resultado de fundarse por una parte en unas premisas ideológicas nacionalistas y, por otra, en unas nociones no claramente de finidas de los intereses reales del proletariado vasco .

Tal distorsión se hará patente en la profundización del PTV que más tarde hiciéramos en ETA. Esta vez el PTV llegaría a ser todo aquel conjunto de las capas que "venden su fuerza de trabajo en situación de dependencia nacional". Aquí la noción de trabajo se perfila más, es la "fuerza de trabajo" de la que se trata ahora, avanzando así la teorización sobre las circunstancias y ámbito en que el trabajo se verifica. La coletilla de la definición muestra sin embargo que tal teorización es más sentimental que verdaderamente reflexionada, puesto que delimita a esa fuerza de trabajo bajo unas coordenadas que específicamente le son ajenas, como le es intrínsecamente ajena a nuestro proletariado una situación de "dependencia" nacional.

Entendámoslo bien; al proletariado vasco le es ajena la situación de dependencia nacional, si con este término de “dependencia nacional" se está expresando un contenido positivo cuya expresión política es la "independencia nacional". La opresión nacional sin duda alguna atañe también al proletariado, pues es él también parte integrante de la comunidad oprimida nacionalmente; pero el proletariado localiza perfectamente el origen de esa o presión nacional y sabe dónde se halla su fuente.

Ante la opresión nacional surgen así dos respuestas totalmente dispares y divergentes: la respuesta del nacionalismo burgués y la respuesta del internacionalismo proletario.

1º el nacionalismo vasco es una respuesta a la opresión nacional de nuestro pueblo, pero una respuesta, que corresponde a los intereses de clase de la burguesía vasca al hallarse ésta en disgregación y desplazada del mando del proceso productivo por su hermana, la alta burguesía monopolista. Cuando este nacionalismo habla de un "interés nacional", lo que exige es "su" exclusivismo nacional, es decir, hablando de su interés de clase hace propaganda por la división y por el aislacionismo de los pueblos.

2º como explicaremos en el siguiente capitulo que pondrá las bases para enfocar rectamente el problema vasco, el internacionalismo proletario es otra respuesta de clase a la opresión nacional de nuestro pueblo. Pero es la respuesta de la clase más progresiva, y, como tal, es la única respuesta apropiada al problema nacional. Es sólo esta clase quien podrá dar solución completa al problema nacional porque quien lo ha fabricado es precisamente la burguesía capitalista. Esta está en el origen de la opresión nacional que no es otra cosa sino una forma más de la opresión de clase en Euskadi.

Al proletariado no le incumbe el problema nacional tal cual la burguesía lo está representando; le incumbe y mucho, ventilar esa opresión nacional, pero para hacerlo no puede utilizar las armas burguesas del aislacionismo solitario. Al contrario, su interés reside más bien en el acercamiento de los pueblos, en la fusión de las masas obreras de la mayor par-te posible de los pueblos para constituir un bloque compacto de contestación contra los intereses de clase que oprimen bajo cualquier forma conveniente a cuantos hombres y pueblos puedan.

Al no existir un problema colonial auténtico —como he nos podido comprobar páginas atrás— que pondría la situación de la lucha de liberación de otra forma muy distinta (forma de liberación e independencia de la Metrópoli), el interés del proletariado consiste en aunar la mayor fuerza posible para derrumbar y enterrar a las clases que están manteniendo la opresión. Al abolir la opresión de clase, abolirá todas las formas de esa opresión y acabará naturalmente con la opresión nacional de Euskadi. El pueblo vasco podrá determinarse libremente —separándose o no, él sólo decidirá— a partir del momento en que las clases que lo subyugan desaparezcan como clase.

De ahí que el problema de la opresión nacional que mantiene una realidad de asimilación violenta con formas de aplastamiento de los caracteres peculiares de la formación social vasca, es un problema de clase. Es la burguesía quien lo ha fabricado; no será pues la solución burguesa quien podrá solventarlo. El "problema nacional" tal cual la burguesía lo representa no es pues el problema real que existe en Euskadi y tampoco su solución de unificar bajo sus intereses a todas las clases explotadas es la verdadera solución para éstas; es solamente "su" solución de clase.

Todo esto lo desarrollaremos más en el siguiente apartado.

  Ahora nos interesa hacer ver claramente cómo de ese balanceo ideológico pueden resultar errores políticos para la lucha de clases y, por consiguiente, para la recta solución del problema de Euskadi.

En efecto. Del balanceo ideológico que resulta el apoyarse por una parte en una ideología nacionalista con unos "intereses nacionales" y por otra en una teoría in completa de los intereses internacionalistas de la clase proletaria ETA va a encontrarse en una grave crisis. Para una parte de ella llegará a pesar más el primer factor sin renunciar al segundo, sino afirmándolo incluso a voz en grito. Esta es la ETA de la VI ASAMBLEA cuya trayectoria comenzará a trazar en adelante parábolas rabiosamente izquierdosas pero profundamente nacionalistas.

La trayectoria revolucionaria de ETA no podrá ser enderezada mientras la distorsión actual subsista: distorsión interna en el seno de una misma ideología, con participación activa en ella de dos intereses antagónicos . Esta distorsión subsistirá en tanto en cuanto ETA no efectúe las purificaciones necesarias para desalojar definitivamente el basamento nacionalista y potenciar a la vez su clara convicción de los intereses de la clase proletaria.

Para iluminar esta distorsión y este balanceo daremos todavía un ejemplo más que pertenece a nuestra historia organizativa más reciente. Al seguir vigentes el viejo axioma nacionalista que preconiza imperativamente una "unificación nacional' del pueblo vasco (tanto del pueblo vasco Norte como del pueblo vasco Sur) y al no haber hecho nunca un análisis crítico de los procesos históricos de esas dos partes para extraer las contradicciones de los diferentes intereses que hoy existen, aplicábamos unos nuevos clichés a esos viejos y afirmábamos que debía ser el proletariado la clase dirigente de ese proceso de unificación e independencia nacional. Precisamente por que la clase trabajadora tenía un papel histórico más progresivo, debería ser ella quien tomase los "destinos nacionales" de Euskadi. De hecho se afirmaba el derecho nacional de la clase trabajadora vasca, es decir el derecho de Euskadi a determinarse libremente y a separarse, invocando para ello los intereses de la clase que "vende su fuerza de trabajo en situación de dependencia nacional".

De esta manera se mezclaban posiciones derechosas con otras izquierdosas al igual que allá en 1919 hiciese el "famoso" teórico de las nacionalidades STALIN. Este y BUJARIN, al tratar de elucidar prácticamente después de la revolución de octubre el derecho de libre determinación de los pueblos, quisieron aplicarlo como él “derecho a la autodeterminación dé las masas trabajadoras". Según éstos no debía ser pues todo el pueblo con sus diferentes clases quien se determinase libremente sino solamente la clase trabajadora (en realidad pretendían impedir la separación, contrariamente a lo que la idéntica ideología del PTV pretende). Lenin luchó a brazo partido contra esta mistificación de creer que solamente la clase trabajadora debería determinarse; así por ejemplo en la cuestión de conceder o no la independencia a Finlandia —anexionada por los Zares—, LENIN ataca a STALIN y BUJARIN "... negar la autodeterminación de las naciones y reemplazarla por la autodeterminación de los trabajadores es totalmente falso, porque es no tener en cuenta las dificultades con las que se opera la diferenciación de las clases en el seno de las naciones... Nuestro programa no debe hablar de autodeterminación de los trabajadores porque esto es falso. Debe decir lo que es... Hay que reconocer a cada nación el derecho de libre determinación lo cual contribuirá a la emancipación de los trabajadores... " LENIN 1919 t.29 p. 169

Resulta claro para LENIN que la autodeterminación de los trabajadores, es decir el socialismo verdadero, solamente resultará de su diferenciación progresiva de la burguesía nacional y luchando contra ella. La revolución no es pues sino un proceso interno a cada país en el que el proletariado, diferenciándose cada vez más de la burguesía como clase, toma el poder.

Creer que la libre determinación atañe a la parte más progresiva de la nación vasca, a todo su pueblo trabajador, es no elaborar una clara diferenciación de las diferentes clases en el seno mismo del pueblo y propugnar por una solución izquierdosa, es decir por la de las clases trabajadoras. Pero a la vez es también una salida derechosa puesto que pretende imbuir a la clase trabajadora de unos intereses nacionales y diferencialistas que no son precisamente los suyos.

He aquí un síntoma más de la distorsión que criticamos. Se afirma que solo la clase trabajadora (sin elucidarla ni especificarla, como antes dijimos ya) puede llevar adelante el proceso revolucionario; este proceso es empero un proceso nacional y claramente independentista.

A la clase obrera y desde su exterior se le intentan de este modo llevar unos "intereses nacionales".

Lo justo y revolucionario es ver la cuestión nacional como un problema que solo se puede resolver si el proletariado, inmune de todo diferencialismo y nacionalismo, entabla un proceso claro y abierto por demarcar se de la burguesía y por diferenciarse de ella; para lo cual establecerá un programa nacional que vaya encaminado a acabar con la opresión nacional a través del logro de unas plataformas de libre determinación o separación para todo el pueblo (burguesía incluida) pero haciendo valer en todo tomento su interés real de unirse con la mayor cantidad posible de proletarios de otros pueblos para luchar precisamente con más eficacia contra las clases burguesas que mantienen un aparato estatal de explotación y opresión .

Por esto, creemos que la tarea fundamental de ETA se sitúa en el terreno de su continuidad misma como movimiento abertzale (patriota). ETA debe proseguir su tarea de desenmascarar al nacionalismo, estando justamente metido en el marco político abertzale. Es decir, ETA debe culminar esta su marcha ascendente que hasta el presente ha tenido, arrancando los mitos nacionalistas y toda esa ideología que falsifica la realidad y arrastrando al pueblo en la lucha por el socialismo. ETA puede y debe lograrlo

He aquí su gran deber revolucionario que se concreta a un doble nivel

* a nivel de una práctica-teórica por criticar y romper los esquenas diferencialistas de nuestra burguesía

* a nivel de una práctica-práctica por desgajar a la juventud abertzale y a todos los revolucionarios de Euskadi de las garras del trabajo fraccional y divisor de la burguesía

 

 

PARA ENFOCAR RECTAMENTE EL PROBLEMA VASCO

 

EL PROBLEMA DE EUSKADI ES EL PROBLEMA DE TODA SU OPRESIÓN, y ésta es la consecuencia de las clases sociales.

Las clases opresoras que sirven siempre sus propios intereses, se valen y se han valido de un aparato coercitivo que es el Estado. Las clases oligárquicas, hoy en el poder, usando de un instrumento fascista y de un aparato estatal multinacional y grande, están oprimiendo a cuantos pueblos y gentes se encuentran en él. La opresión de todos estos pueblos y nacionalidades y la opresión de sus hombres todos es UNA OPRESION DE CLASE.

LA SOLUCIÓN NO PODRA SER OTRA QUE UNA SOLUCIÓN DE CLASE.

Por consiguiente ante la ideología gran-imperialista española que esa clase en el poder está segregando debemos luchar y contrarrestarla no con otra ideología nacionalista (que serviría igualmente a los intereses de otras clases burguesas) sino con las amas de la clase auténticamente interesada en liquidar tal situación, es decir CON LAS ARMAS DEL PROLETARIADO. Las podemos simplificar fundamentalmente en las siguientes:

 

1
 Ningún privilegio nacional ni ninguna desigualdad nacional

El Estado capitalista español, salido de la acumulación propia de capital, ha rehecho y fortalecido su movimiento de acumulación en la segunda fase capitalista, es decir en el período internacionalista da la unidad internacional del Capital.

Las libertades nacionales y democráticas propias a la primera fase han muerto antes de nacer, pese al intento revolucionario de la acción popular republicana. El capitalismo español necesitó romper las barreras nacionales de los pueblos peninsulares y hacer la guerra a éstos y a sus hombres en lugar de gobernarlos. España es de esta manera una prisión de los pueblos que la componen y una cárcel para sus hombres.

De hecho eso se plasma en la violencia fascista, en la desigualdad y en los privilegios; en una palabra, en el asimilacionismo de los pueblos por la fuerza. Privilegios del castellano que pasa a ser el español. Privilegios de la cultura da clase castellana que intentará ahogar a todas las culturas opuestas no solamente a las del proletariado de los diferentes pueblos, sino también a las culturas clericales y reaccionarias de la burguesía de esos pueblos. Privilegios de la ideología gran-nacional de clase, a través de todos los medios de difusión y enseñanza. La imagen mítica de la NACIÓN UNA, GRANDE Y LIBRE ha hecho estragos a todo lo largo y ancho del Estado. Aun la clase obrera ha sido víctima de esta ideología de clase dominante.

Esta situación de opresión nacional y de presión violenta de lo gran-español, esencialista y nacionalista, corrompe sistemáticamente la conciencia popular; hace aparecer cono opuestos los intereses de las diferentes nacionalidades e intoxica las conciencias de las masas ignorantes y oprimidas. Los oligarcas apátridas cuentan con esta intoxicación para demostrar políticamente una división de los pueblos a través precisamente del fetiche de la UNIDAD NACIONAL.

Al estar económica y políticamente desplazadas, las burguesías de los diferentes pueblos oprimidos harán aparecer en efecto su contra-nacionalismo nacionalista: el nacionalismo que apoye y siga apoyando a la división de los pueblos.

De esta manera la política de opresión nacional divide profundamente a los pueblos y maneja con acierto un arma a doble filo: desguazando al pueblo vasco, catalán y gallego y triturando también la conciencia popular del pueblo castellano. Frente a esta situación real el proletariado necesita de unión y no de división; por eso no tolera ningún privilegio nacional ni ninguna desigualdad entre los pueblos. Precisamente porque esa situación de privilegios le divide y le hace débil; precisamente porque esa situación de privilegios hace que tanto el nacionalismo gran-español cono los nacionalismos vasco, catalán y gallego corrompan la unidad necesaria para librar la batalla de clase y posibilitar la verdadera y duradera igualdad entre los pueblos.

 

2 No, al nacionalismo porque aleja a los pueblos. Si, al internacionalismo porque los une

Cualquier nacionalismo, tanto el de la gran-nación como el de los pueblos oprimidos, permite a las diferentes burguesías el desviar de la verdadera lucha a grandes masas de explotados y oprimidos llevándoles tras sus intereses de clase. Todo nacionalismo hace así centrar los pueblos en el exclusivismo chovinista y en el aislacionismo mutuo.

Nuestra burguesía “jatorra” intenta tomar las riendas que su hermana mayor monopolista la quitara y necesita para ello de una protección territorial donde poder andar a sus anchas y explotar con más beneficios que los actuales. Si no desea perecer como clase, tiene que llegar a ser también ella monopolista, aun en Euskadi solamente. De manera que llega camuflar esos sus intereses y mete en las masas vascas unos prejuicios nacionales. Logra pues así corromper a quienes ella mismas explota, y les hace creer que bajo su bandera serán libres.

Esos prejuicios son fundamentalmente anti-españoles, como si la opresión viniera de la mayoría absoluta de los castellanos, andaluces, extremeños, etc. que se hallan todos ellos igualmente explotados. ¿No son grandes masas de estos “españoles” que indistintamente explotan la alta burguesía apátrida y la burguesía nacionalista vasca? Esos prejuicios “nacionales vascos” y “gran nacionales” representan un enorme obstáculo a la causa de la libertad de todos los explotados y de cuantos pueblos se hallan oprimidos. De ahí que el proletariado castellano y andaluz deban romper definitivamente esos prejuicios “españoles” tomados de la burguesía que les está explotando. De ahí que el proletariado vasco deba exigir la supresión de aquellos prejuicios y deba romper asimismo los prejuicios anti-españoles y nacionales que su burguesía, explotadora también, le está dando.

Nacionalistas natos están predicando que primeramente se trata de hacer nuestra revolución nacional y que luego ya se hará la liberación social. Nacionalistas con carta de marxistas están predicando que esas dos revoluciones son dos caras de una misma moneda o que hay que llevar a los obreros que no son '”nacionalmente conscientes” una clara “conciencia nacional de clase”. O que como las usas sufren la influencia de la cultura española, en lugar de seguirlas, se trata de conducirlas e iluminarlas a través de la cultura nacional vasca y de sus deberes nacionales.

Este es el lenguaje y la práctica pequeño-burguesa de todos los nacionalistas vascos. De entre ellos algunos se contentan con una autonomía para Euskadi; otros persiguen ciegamente la independencia absoluta, remedio de todos nuestros males nacionales. Incluso algunos pretenden llevar al proletariado la “con ciencia de clase nacional”. Esto es una traición monstruosa al proletariado vasco, porque él no puede de ninguna manera sostener forma alguna de nacionalismo, sino por el contrario, su interés real es el de borrar cuantas distinciones nacionalistas existan, unirse al mayor número posible del proletariado de los diferentes pueblos y luchar en común por la toma del poder.

Al nacionalismo, siempre burgués y divisor, el proletariado opone su internacionalismo unitario. El proletariado no sirve ni hace de criado de nacionalismo alguno, pese a que cuando se trató de romper el antiguo orden feudal apoyase a la burguesía naciente porque tal ara precisamente su interés. El proletariado lucha contra todo nacionalismo y persigue destruir sus causas: la BURGUESIA. Pero para lograr sus objetivos internacionalistas de clase, el proletariado vasco no puede cerrar los ojos a la realidad y optar ciegamente por cualquier unidad; porque en efecto la unidad de hoy es LA UNIDAD FORZADA DE EUSKADI y contra su decisión EN ESPAÑA. No puede estar ciegamente por la unidad actual, pues seria dar por buena la unidad anti-democrática que nos han fabricado las oligarquías vasca, catalana y castellana, apátridas todas ellas.

 

3 El primer deber internacionalista es la lucha por la igualdad en derechos de todos los pueblos

El nacionalismo español que predicaba también “a cada nación, un Estado”, elaboró aquella ideología del sacrosanto interés nacional; pero de hecho reposaba todo ello sobre su interés de clase, y en la práctica se plateaba en la negación total y absoluta de la igualdad de derechos de todas las naciones y pueblos. El proletariado no pueda tolerar esa situación de privilegios y de desigualdades. Tal desigualdad de los pueblos del Estado Español, en lugar de servir a la causa del proletariado (vasco, catalán, gallego, castellano, etc.) supone justamente lo contrario: la división diferencialista y al odio recíproco; y las burguesías mantienen esta situación porque prolonga ilimitadamente sus intereses.

Para entablar correctamente la batalla cuyo triunfo sacuda definitivamente toda opresión, hay que distinguir claramente las clases, hay que diferenciarlas, hay que poner el tablero de juego con los dos contendientes en liza bien claros.

La opresión del pueblo vasco y de los otros pueblos torpedea la recta posición de lucha de las dos clases antagónicas: el proletariado y la burguesía. En al seno de la formación social vasca, la opresión nacional hace escamotear al antagonismo de esos dos contendientes; parte del proletariado vasco se ve arrastrado por la ideología nacionalista vasca y por la rabia —perfectamente legítima— contra los opresores, pero la acción va dirigida a apoyar una causa ajena a la suya propia. Lo mismo le sucede también a una parte del proletariado que, viniendo a Euskadi de otros pueblos, está interesado en la misma lucha que al proletariado autóctono; una parte de el es también arrastrado por la ideología gran-nacionalista y apoya causas ajenas a la suya propia, auténticamente democrática y proletaria.

Por eso, ente la situación de privilegios nacionales, el proletariado reivindica y lucha por la igualdad mas estricta de todos los pueblos y naciones, a fin de que desapareciendo las barreras y todo prejuicio resultante de la opresión nacional, pueda entablar perfecta y nítidamente una lucha de clases contra todas las burguesías.

 

4 Este deber internacionalista supone el derecho de libre determinación o derecho de libre separación de todos los pueblos y naciones

No hay ni habrá jamás igualdad de los pueblos si cada cual no decide por sí mismo su destino. Tal decisión átale atice y exclusivamente a cada pueblo, a toda la parte del pueblo, es decir a su proletariado y a su burguesía y de todas las capase populares. El pueblo entero, pero solamente él debe determinarse con entera libertad sobre si debe seguir unido a los demás pueblos (con los lazos que él mismo juzgue conveniente) o sobre si debe separarse de aquellos y constituir un Estado separado.

Ningún otro pueblo puede inmiscuirse en esta decisión que debe hacer Euskadi.

Ni Catalunya ni Galicia pueden imponerle esto o lo otro. El pueblo castellano, andaluz, etc. no tienen el más ligero derecho de mezclarse en esta decisión de libre determinación de Euskadi. Euskadi decidirá qué hacer: separarse o ligarse cono mejor le convenga.

Sin el ejercicio de este derecho de LIBRE DETERMINACIÓN O DE LIBRE SEPARACIÓN no habrá jamás paz duradera en al Estado español; sin ello existirá siempre opresión nacional que perjudicará la recta posición de lucha de clases. Por lo tanto desde el punto de vista del proletariado, el programa nacional parte precisamente de esta plataforma democrática: NINGUNA VENTAJA NI DESIGUALDAD PARA LOS PUEBLOS DEL ESTADO ESPAÑOL NI PARA SUS RESPECTIVOS PROLETARIADOS a través del pleno ejercicio del derecho de determinación o de libre separación.

La parte de le burguesía vasca a los órdenes del PNV reivindica al "derecho a la autonomía", es decir, lucha parlamentariamente y por arriba para que, una vez derrocado el franquismo, la República y sus burguesías dirigentes concedan a Euskadi su autonomía, arguyendo que nuestro pueblo tiene tal derecho.

El punto de vista internacionalista del proletariado desmiente tal DERECHO A LA AUTONOMÍA, reconociendo y exigiendo la AUTONOMÍA MISMA DE EUSKADI. El punto de vista internacionalista es democrático por excelencia: no afirma cono los burgueses un derecho a ligarse autónomamente a nadie; afirma mas bien la autonomía absoluta de cada pueblo para decidir libremente su destino sin que nadie le conceda este derecho.

Todas las burguesías se sienten hermanas y si es preciso se respetan. Pese a estar atosigadas por la más alta de todas (por la oligárquica y monopolista) nuestras burguesías vascas reivindicaron allá en la República y lo reivindican aun hoy mismo el DERECHO DE EUSKADI A REGIRSE CON AUTONOMÍA. El estatuto que tardíamente consiguiere y por cuyo obtención exclusiva arrastrase al pueblo, le satisfizo y le satisfará plenamente pues le abre camino para manejar a sus anchas a Euskadi y explotar más cómodamente a sus trabajadores.

 El proletariado internacionalista niega tal derecho a autodeterminarse y exige la autodeterminación de hecho: EL EJERCICIO PLENO DE EUSKADI PARA, autónomamente, EJERCER ESE DERECHO DE LIBRE DETERMINACIÓN que es el derecho a separarse. El proletariado niega de esta lanera las concesiones que la burguesía pueda hacer cuando y como le convenga; niega las migajas concedidas por nadie. Afirma la democracia absoluta y la absoluta igualdad de todos los pueblos para determinarse libremente.  

 

5 Los intereses de la clase obrera y de su lucha contra el capitalismo exigen una solidaridad completa entre los obreros de todas las naciones  

La burguesía capitalista es la causante de la opresión nacional de los pueblos peninsulares que hoy componen el Estado español. Es la opresión de clase la causante de toda opresión y por ende de la opresión nacional. La supresión de esta realidad sólo vendrá por una estrategia combativa de la lucha de clase y por la toma del poder de la clase históricamente progresiva hoy, el proletariado. Esta debe pues dirigir la batalla que ponga fin definitivamente a la opresión capitalista; lo cual exige una única estrategia de clase, exige una solidaridad total del proletariado de todos los pueblos oprimidos.

El capitalismo apátrida ha asimilado a todos los pueblos peninsulares en un Estado grande. El asimilacionismo ha sido empero violento y por la fuerza, y ésta es la característica fundamental del desarrollo capitalista español. Sin embargo el asimilacionismo es progresista y revolucionario; lo reaccionario es el asimilacionismo violento, es decir, la forma en que se ha efectuado. Pero la burguesía capitalista no se detiene ante ningún método por conseguir sus intereses; la violencia anti-democrática es su carácter estructural.

Como decíamos, el asimilacionismo supone de por si un gran progreso histórico pues rompe con la rutina del campesino inculto y sedentario y lo transforma en proletario activo que va rompiendo sus ancestrales relaciones sociales y su pequeño horizonte popular o nacional. El asimilacionismo, cono dice LENIN es “uno de los factoras mas importantes de transformación del capitalismo en socialismo” 1913, Notas críticas sobre la cuestión nacional, Obras Comp. T.20 pg. 24 4ed. rusa.

Precisamente porque va preparando la plataforma óptima tanto económica como política e ideológica para la gran apropiación socialista del proceso productivo y de todo proceso creativo.

A pesar de que la burguesía apátrida por medio del asimilacionismo violento yaya humillando implacablemente a pueblos enteros y vaya corrompiendo las conciencias de las masas explotadas de los diferentes pueblos peninsulares, está ya colaborando sin quererlo con el proceso revolucionario que la despachará para siempre. Y precisamente porque lo hace con violencia. La opresión represiva y violenta despierta mucho más fácilmente a las conciencias de los explotados y los hermana sin discriminación. Así lo están comprendiendo todos los oprimidos de los diferentes pueblos peninsulares y oponen a este violento asimilacionismo una lucha democrática y unitaria.

La dificultad para luchar codo con codo hoy, tanto el proletariado de las naciones oprimidas como el de la gran-nación, puede parecer a muchos —incluso a comunistas— debida al diferencialismo patriotero del nacionalismo vasco o catalán. Pero olvidan éstos a su vez el chovinismo de su nacionalismo español. La dificultad viene en realidad determinada por todo nacionalismo: sea cual sea su contenido.

El deber proletario es de salvaguardar la unidad de la lucha de clases y el de combatir todos los residuos burgueses y archirreaccionarios de todos los nacionalismos sin discriminación. Todo programa proletario debe incluir imperativamente el derecho de libre determinación o derecho de libre separación y luchar por él. Sólo así puede contrarrestar el hechizo nacionalista en el que las masas de Euskadi se hallan encegadas en la idea de su emancipación nacional.

Los proletarios vascos apoyarán a la práctica nacionalista vasca por cuanto luchan contra las oligarquías opresoras, pero desenmascararán coa vigor el contenido profundamente reaccionario del nacionalismo por cuanto divide la unidad de la lucha anti-oligárquica y la unidad de los obreros de todos los pueblos y naciones oprimidos por el mismo capitalismo. La clase obrera es consciente de que solamente unida y con democracia se pueden solventar todos los problemas de la opresión actual.

Lo que el capitalismo español no lo hizo ni lo pudo hacer, lo hará la clase obrera solidariamente; la opresión nacional sólo será solventada POR ESTA LUCHA UNIDA DEL PROLETARIADO SEA CUAL FUERE SU PERTENENCIA NACIONAL.

 

6 El proletariado vencerá solamente luchando por la democracia

 El capitalismo oligárquico rompió las barreras de los pueblos peninsulares: era profundamente imperialista. Pero hace también tiempo que rompió igualmente la barrera gran-nacional para hacerse fuerte y una con otros oligarcas, apátridas asimismo. Entre estos el Imperialismo Americano vela más fielmente que nadie por el cosmopolitismo del capitalismo español y por la opresión nacional con que somete a los diferentes pueblos y a sus trabajadores.

Como muy bien lo delimitó LENIN, “el imperialismo es la opresión creciente de las naciones del globo por un puñado de grandes potencias, es la guerra entre estas grandes potencias por acentuar y aumentar esta opresión de las naciones, es la época de la mistificación de las masas populares por los social-patriotas hipócritas, es decir por gentes que PRETEXTANDO la libertad de las naciones, el derecho de las naciones a depender de ellas mismas y la defensa de la patria, justifican y defienden la servidumbre de la mayoría de las naciones del globo por las grandes potencias” 1914, El Proletariado Revolucionario, Y El Derecho De Las Naciones t. 21 pg 425.

El internacionalismo proletario se centra pues en esta clasificación de las naciones en opresoras y en oprimidas, y a partir de esta división saca su programa nacional del EJERCICIO DEL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DISPONER DE SI MISMOS, que es una parte fundamental de la lucha revolucionaria por el socialismo democrático.

El programa socialista de lucha contra el capitalismo no está en oposición con cada una de las reivindicaciones democráticas y, en nuestro caso, con la reivindicación nacional. Lo que a la burguesía española no le interesó traer (las libertades democráticas y nacionales) solamente puede ser conseguido por el socialismo de un modo íntegro. Pero a condición de que la revolución socialista sepa asociar en su lucha contra el capitalismo a todo un programa revolucionario por el logro del conjunto de las reivindicaciones democráticas. Solamente el socialismo puede realizar completa e íntegramente todas las reformas democráticas poniendo en manos del pueblo y de su clase progresiva las riendas de la economía y de la política.

Pero la revolución socialista no se libra de golpe y porrazo, sino que comprende más bien una serie de batallas por las retornas económicas y democráticas a todo nivel hasta que, finalmente en la última etapa, expropia definitivamente a la burguesía. TENIENDO PRESENTE ESTA META FINAL, EL PROLETARIADO DEBE FORMULAR DESDE HOY MISMO CADA UNA DE SUS REIVINDICACIONES DEMOCRÁTICAS QUE NECESITAMOS. Quizás logre destrozar a la burguesía antes de que ninguna de esas reivindicaciones sea satisfecha, sin embargo no podrá vencer definitivamente SIN HABERSE EDUCADO LUCHANDO EN EL ESPÍRITU DEMOCRÁTICO, el más enérgicamente revolucionario.

Euskadi no podrá ser libre jamás por sus solas fuerzas e independientemente de los otros pueblos del Estado. Su lucha contra el imperialismo gran-nacional será vencedora sólo si se engarza en esa lucha socialista general por el logro de las libertades democráticas y nacionales y educando a las masas en ellas.

El proletariado de los otros pueblos solamente se educará en el socialismo si reivindica, entre otras cosas, el derecho a separarse de Euskadi.

El proletariado vasco patrocina en Euskadi el derecho de su libre determinación y arrastrará a las masas en la reivindicación de todas las libertades democráticas. Actuar al unísono y luchar en estructuras proletarias únicas es la condición necesaria y suficiente. La revolución socialista, así planteada, es algo concreto: LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA Y POR LA SOLUCIÓN DEMOCRÁTICA DE TODOS LOS PROBLEMAS NACIONALES." Sin este prisas revolucionario la libertad de Euskadi, la de sus hombres y la libertad de los demás pueblos del mismo Estado no pasará de ser un bonito sueño.

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Estas son las armas del proletariado con las cuales se pondrá fin a la explotación de los hombres y a la opresión de los pueblos. Sólo este camino internacionalista sobre el programa nacional ofrece las únicas garantías.

Las ideologías nacionalistas (vasca, catalana, gran-española, etc.) lograron la división, del proletariado vasco, catalán, etc. y aun las organizaciones más progresistas no lograron tampoco deshacerse del todo de una ideología gran-nacionalista, pese a mostrarse dedicadas al servicio de las clases trabajadoras. Así por ejemplo el PSOE dio por descontado el hecho nacional español como un hecho de unificación popular, cortándose ya de gran parte de las masas oprimidas nacionalmente. El Partido Comunista de España vio con bastante más discernimiento la forma de opresión nacional que toma en Euskadi la explotación de clase y, pese a los furibundos ataques anti-comunistas de nuestras élites nacionalistas, supo mantener "una línea más justa que el PSOE respecto a la solución de nuestro problema nacional. Así por ejemplo su secretario, en 1935, PEPE DIAZ, propondría públicamente en el cinema Monumental de Madrid premisas más progresistas que nuestro mismo PNV.:

“PUNTO SEGUNDO, liberación de los pueblos oprimidos por el imperialismo español. Que se conceda el derecho de regir libremente sus destinos a Catalunya, a Galicia, a Euskadi y a cuantas nacionalidades estén oprimidas por el imperialismo español...” -2 de Junio; tomado de TRES ANOS DE LUCHA, José Díaz ediciones Ebro-


En el salón Guerrero de Madrid decía así el 9 de febrero de 1936:

"Queremos que las nacionalidades de nuestro país, Catalunya, Euskadi y Galicia puedan disponer libremente sus destinos ¿por qué no? y que tengan relaciones amistosas con toda la España popular. Si ellos quieren liberarse del yugo del imperialismo español representado por el Poder Central tendrán nuestra ayuda. Un pueblo que oprime a otros pueblos no se puede considerar libre” - idem, pg. 69-70

Pese a todo, la ideología nacionalista logró escindir a nuestro pueblo con una tal fisura que ha sido necesaria una labor interna al nacionalismo mismo para poder restañarla; en efecto ETA rompió desde dentro del nacionalismo tal ideología diferencialista y reaccionaria a través de una ardua labor revolucionaria. Los comunistas intentaban asimismo romper esa costra hermética desde fuera de las posiciones nacionalistas, mas no consiguieron hacer comprender totalmente a los trabajadores que la lucha proletaria está exenta del menor contagio nacionalista (tanto vasco como gran-español).

La tarea de desmitificación del nacionalismo impregna hoy a grandes masas populares y obreras por medio de una visión exacta de nuestra sociedad vasca y un programa revolucionario para transformarla. El internacionalismo suplanta ya hoy mismo al nacionalismo estrecho (tanto vasco como gran-español) y desarrolla ya una teoría científica de la situación actual que todas las masas comprenden y aprueban.

Pero han sido necesarios los holocaustos de ETXEBARRIETA, de los de ERANDIO, del comunista eibarrés JAUREGI, de los IZKO, URIARTE, LARENA, GOR0STIDI, SARASKETA, ARRIZABALAGA, de los jóvenes de LAZKANO, de los gritos de DORRONTSORO afirmando que la lucha de los baserritarras es la misma que la de los braceros andaluces, del grito de ONAINDIA “gora españiko langileak", de ARANTZA ARRUTI, AITA ETXABE y KALZADA, de los ZALBIDE, BAREÑO, ARANA y de los cientos y cientos de obreros encarcelados, y de los miles y miles de trabajadores de Comisiones Obreras caídos.

HOY EN EUSKADI SOLO EXISTE UNA ALTERNATIVA SOCIALISTA. LA EUSKADI DE MAÑANA, DETERMINANDO LIBREMENTE SU DESTINO, SE ESTA PLASMANDO YA EN LA REALIDAD DE LA LUCHA DE HOY.

  

UNA ACLARACIÓN NECESARIA

 Con sus fallos y su provisionalidad, ésta es nuestra primera aportación, en la que no pretendemos sino situar el problema de Euskadi en su verdadero contexto de opresión y de lucha. A LA OPRESIÓN DE CLASE OPONEMOS UNA LUCHA DE CLASES. A LA OPRESIÓN NACIONAL OPONEMOS UN PROGRAMA NACIONAL ELABORADO DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS INTERESES DE CLASE DEL PROLETARIADO.

Hasta el presente ninguno de nosotros ha publicado el mas mínimo programa, ponencia o panfleto, pese a las innumerables calumnias que se están lanzando contra nosotros, bajo el apelativo de "brunistas". Esta campana anti-brunista esta basada en unos intereses muy concretos y utiliza unos métodos muy conocidos en la vieja historia de la reacción: es la mentira para desprestigiar ante el pueblo a quienes tratan de trazar una vía popular y revolucionaria en su seno.

Es la mentira monstruosa de cuantos nos achacan la elaboración de un panfleto, NOTAS SOBBE EL PROBLEMA NACIONAL, llamado españolista. Esos tales saben perfectamente que nadie de entre nosotros colaboró en su elaboración, como bien claro lo dijimos en su tiempo y hoy lo ratificamos. Nosotros incluimos aquel trabajo como una ponencia mas de entre las nueve o diez de ETA, dentro de las cuales metimos asimismo la ponencia de las tesis colonialistas de Beltza que hemos criticado hoy. Todo trabajo que aportaba algo tiara la comprensión de nuestra sociedad lo debíamos examinar y criticar, destilando lo útil y rechazando lo nocivo. Es desde luego con este propósito con el que hemos participado en la elaboración del presente trabajo.

Es además la mentira recién-fabricada por BRANKA 13 en la que se nos acusa de haber escrito el "españolista libro" BATASUNA, aparecido en Maspero (Paris). Para desenmascarar de una vez a esos confundidores de gente que siembran patrañas y falsedades, diremos que fuimos nosotros precisamente quienes nos opusimos a colaborar en la elaboración de dicho libro por su contenido reaccionario. Es más, así se lo hicimos saber al Sr. Maspero en una carta redactada por nosotros y firmada con el sello de ETA, post aprobación del Comité Ejecutivo, pues era la organización en que militábamos en aquella época. Es mayor empero la mentira, porque quien llevó la dirección del libro BATASUNA fue precisamente un colaborador de BRANKA, llamado Txurdintxo, y a quien pertenecen varios artículos del citado libro BATASUNA. No es desde luego con la falsificación de la realidad y con la calumnia como BRANKA podrá iluminar el camino de la revolución vasca.

Queremos acabar de una vez por todas con la farsa y con el juego sucio, y es por eso por lo que no tenemos ningún inconveniente en decir cómo vemos la situación actual de Euskadi y lo firmamos con nuestros nombres propios.

Sean pues bienvenidas las criticas si contribuyen a aclarar el camino de la libertad de nuestro pueblo, pero ante él denunciamos este camino negro que están tomando los intereses de cuantos no pueden ofrecer ninguna alternativa revolucionaria a Euskadi, como no sea la confusión y la mentira. Estos tales se están reagrupando además. Es la derecha entera, esas clases burguesas y pequeño-burguesas que jamás traerán ninguna solución de libertad para los trabajadores y para el pueblo vasco, quienes salen a la luz publica intentando recuperar la acción de las masas vascas.

Ese frente o alianza derechosa de cuantos siempre están dispuestos a sacar sus fusiles contra el proletariado (vasco o castellano), intenta hoy cegar a éste con la mentira, dividirle con una pretendida ideología de "unidad" y arrastrarle hacia la defensa de unos intereses de clase extraños a la clase oprimida de los trabajadores ¿Qué unidad pretenden tales "frentistas" excluyendo precisamente de esa unidad a los trabajadores, a sus organizaciones y a sus plataformas formas de lucha? Es claro; es la unidad de los enemigos del proletariado. Es la unidad de la reacción, pese a estar en cierto conflicto con las formas fascistas de opresión actuales.

Tal frentismo no podrá lograr jamás la libertad, ni la de Euskadi ni la de su clase obrera, porque esto solamente se logrará apoyando a los intereses revolucionarios del proletariado para destruir toda traza de capitalismo. Pero este frente anti-trabajador y anti-clase obrera sirve infaliblemente a las clases opresoras capitalistas si intenta (como está intentando) excluir o engañar a las masas y al trabajador vasco.

Por eso denunciamos ante los intereses de los trabajadores vascos esta alternativa derechosa de "mentira nacional" y de "unión nacional" que está excluyendo a la clase más oprimida y mas revolucionaria de la nación y está calumniando a sus defensores. Calumnias como la de encasillarnos en tal o cual organización, cuando no pertenecemos ni nos hemos integrado a ninguna organización. Nosotros queremos luchar y seguiremos luchando contra todo intento de esconder la realidad o de camuflarla, venga de donde venga; venga de la potencia gran-nacional españolista y fascista o venga de la pequeña potencia burguesa nacionalista vasca. A TODO NACIONALISMO, DE LA NACIÓN OPRESORA O DEL PUEBLO OPRIMIDO, OPONEMOS NUESTRA VISION INTERNACIONALISTA DE CLASE OPRIMIDA. INTERNACIONALISMO QUE NO SERA PUESTO EN PRACTICA MIENTRAS SUBSISTA LA DESIGUALDAD ACTUAL ENTRE LAS NACIONES Y PUEBLOS DEL ESTADO OLIGÁRQUICO FASCISTA, Y MIENTRAS EUSKADI NO PUEDA EJERCER LIBREMENTE SU SOBERANÍA POPULAR.

De esta manera, el programa nacional es un primer requisito "sine qua non" para los intereses de clase que defendemos; y es además un requisito sin el cual no podrá tampoco solucionarse el problema de ningún hombre oprimido ni de ningún pueblo oprimido del Estado español. La clase obrera aparece así en la primera fila de nuestra liberación, sus intereses de clase son los intereses de la libertad de Euskadi y su lucha en organizaciones unitarias de clase es la lucha de todos cuantos queremos la libertad.

Nuestros esfuerzos, en este sentido, al par que destruir toda ideología nacionalista, irán encaminados a elaborar la teoría que necesita la práctica revolucionaria vasca. Si hasta el presente hemos colaborado incansablemente en hacer que ETA, de una organización minoritaria llegase a ser una expresión popular de sacudida y de revuelta, en estos momentos y provisionalmente nos encontramos —por nuestra propia voluntad— fuera de ella, precisamente para mejor poder transponer esos limites de revuelta y de sacudida dándoles desde la base una expresión revolucionaria hacia el socialismo.

Apoyamos pues con todas nuestras fuerzas a todos los grupos de base de todas las organizaciones que luchan por la libertad; cooperaremos con cuantos defiendan los intereses de la clase obrera que no
son otros que los de una Euskadi libre. Libertad cuyas formas específicas y políticas ya las van determinando las masas en su lucha diaria hasta que, definitivamente, sea expresada en un consentimiento mayoritario y popular.

Llamamos a todos los vascos a agruparse desde la base y a exigir a sus luchadores más conscientes una explicación y una critica de estas proposiciones.

 

 

José Mari AGIRRE, Mikel AZURMENDI, José Mari ESKUBI, Mikel ETXEBARRIA, H. Asunción GOENAGA, Jabi GOROSTIAGA, GUTI, José Ángel ITURBE, José Mari MATXAIN, Fermín LIZARRAGA, y otros colaboradores no hacen pública su firma por razones de clandestinidad.