La próxima jornada del 1º de mayo se presenta ante las masas trabajadoras de España con un singular relieve. La experiencia adquirida por éstas a través de dos años de régimen republicano ha de plantear con claridad meridana la necesidad de hacer un balance de la situación de las mismas con relación a las promesas electorales que les fueron hechas en el período prerrepublicano y deducir de la actualidad la perspectiva que se les presenta para un próximo futuro.

El bloque burgués-terrateniente que con el engaño de la República y ayudado por los dirigentes socialistas y anarquistas logró durante cierto tiempo el canalizar la corriente revolucionaria hacia la balsa de las ficciones reformadoras, observa aterrado cómo la rápida radicalización de las masas hambrientas restringen cada vez más sus posibilidades de continuar maniobrando sobre este terreno y procede obrar en consecuencia.

La crisis económica que ha reducido en dos tercios la balanza del comercio exterior en los tres últimos años, la contracción ininterrumpida del mercado interior como consecuencia del paro forzoso en progresión, las contradicciones cada vez más acentuadas entre los antagonismos de las clases dominantes, la necesidad de tener que cumplir los compromisos militaristas adquiridos con el imperialismo francés en virtud de los empréstitos hechos por éste para facilitar la consolidación de la República y la revolucionarización formidable de las masas, especialmente las de las regiones agrícolas cuyas acciones toman las características de verdaderas insurrecciones, son otros tantos motivos que empujan a la burguesía española por el plano inclinado de “los remedios heroicos” susceptibles de asegurarla una precaria estabilidad.

Es en el fascismo donde la burguesía española siguiendo el ejemplo de la alemana y por idénticas causas, ve la tabla salvadora que retarde el momento de su naufragio definitivo. A este fin se procede por medio de una inteligente división del trabajo a sentar las premisas o bases populares que este necesita por medio de una extensa  e intensa propaganda ideológica tendente a agrupar bajo la misma bandera contrarrevolucionaria a los más heterogéneos elementos y con los “argumentos” más variados.

Es entre las capas más pobres de la pequeña burguesía rural donde mejor puede prender la demagogia fascista que les promete un cambio radical que mejore su desesperada situación económica. A este fin tienden las campañas de “El Debate”, órgano de la reacción jesuítico-fascista, en pretendida defensa de los inteeses de los campesinos. La doble maniobra que se persigue con esto es la de sustraer al campesinado de la alianza con el proletariado, bajo cuya dirección y junto con el cual, ha de dar cima a la revolución agraria motor principal de la acutal revolución en curso.

Como complemento a esta labor y con el mismo fin de dotar al fascismo de una base social, la misma propaganda se realiza en un extenso frente que abarca desde Acción Popular hasta la F. A .I. Desde “La Nación” pasando por “A. B. C.”, “Siglo Futuro” y “El Imparcial”, órgano de Lerroux, que sirve de punto de convergencia de todo el fascismo declarado o encubierto, hasta “La Tierra” y “C. N. T.”. Según los sectores sobre los que se prentenda operar se utiliza bien la religión católica presentada como panacea para curar todos los males de la sociedad, la prosperidad nacional en contra de los intereses de clase, la exaltación de las supuestas virtudes de una paz igualmente supuesta, en oposición al internacionalismo proletario, y, por  último, la guerra a muerte al marxismo utilizando por todos ellos, es el aglutinante del extenso y pintoresco mosaico del fascismo español, el denominador común, el que fundirá en un solo bloque antiproletario a integristas, carlistas, primorriveristas, albiñanistas, lerrouxistas, a ciertos elementos de la F. A. I. A los somatenes, sindicalistas libres, ampones , lumpen proletarios y toda la lista de elementos desclasados.

El proceso de desarrollo del fascismo es favorecido por el actual Gobierno con tres Ministros socialistas, los cuales cumplen a las mil maravillas al igual que sus dignos correligionarios alemanes la misión de despejar de obstáculos el camino a recorrer por este. No otra cosa significa toda la política seguida por el actual Gobierno durante cerca de dos años. La Ley de Defensa de la República, que permite el aplastamiento de toda acción que tienda a impulsar el desarrollo de la revolución mientras permite conspirar libremente a la reacción de todos los matices, la del 8 de abril que reduce al mínimo los derechos sindicales de los obreros y campesinos, sobre todo de los jóvenes y facilita la fascización de las organizaciones de clase del proletariado, la de Reforma Agraria que deja impactos los privilegios de los feudales y la base económica que financia el fascismo, el Estatuto de Cataluña que significa una vuelta más al torniquete del imperialismo español que oprime junto con el indígena a los obreros y campesino de Cataluña, la solución que se pretende para el problema clerical y que dejará a la Iglesia en pleno disfrute de sus riquezas y privilegios, y, en fin, toda la política de represión que culminó en los asesinatos en masa realizados en Casas Viejas, demuestran plenamente la misión contrarrevolucionaria de este Gobierno esforzado defensor del bloque burgués terrateniente cuyos intereses representa.

Aparte de la principal responsabilidad que en la política gubernamental de ayuda al fascismo incumbe a los dirigentes socialistas tienen en su haber méritos más que suficientes para justificar la justeza del calificativo de socialfascistas o escampavías del fascismo con que se les conoce. Todo su ideario de posibilismo reformista practicado aún antes de que la burguesía pusiera en sus manos los resortes del poder, ha tendido a matar en sus organizaciones el espíritu clasista anteponiendo a éste con absoluto desprecio de los fundamentos científicos del socialismo y de los intereses de los explotados, la paz industrial o tregua de clases por medio de todo un sistema de órganos de conciliación. Ellos predicando la política del “menor esfuerzo” hermana gemela de la del “mal menor”, que tan buenos servicios ha prestado al nacionalsocialismo alemán han contribuido a poner sus organizaciones al servicio del Estado burgués como aprendices del mismo. Su encarnizada oposición a la unidad sindical del proletariado, así como la negativa a resituar prácticamente el frente único de lucha antifascista a pesar de sus demagógicas declaraciones y los acuerdos últimamente tomados de no realizar manifestaciones del día 1º de mayo, son expresión evidente de hasta qué punt están dispuestos a continuar siendo el apoyo más firma de la dictadura del capitalismo sea ual sea el disfraz con que éste se cubra. La orientación señalada a algunos dirigentes de la II Internacional y recogida por Besteiro y compañía de luchar contra el fascismo apurando todas las posibilidades de la democracia burguesa, demuestra hasta qué punto el socialismo está dispuesto a consumar la traición iniciada en agosto de 1914.

Es pues ante esta situación, ante la cual debe reaccionar el proletariado y los campesinos el día 1º de mayo. La lucha contra el fascismo que ha tenido la osadía de manifestarse en la calle envalentonado por la agudización de la reacción internacional y por la tolerancia del Gobierno republicano-socialista, debe pasar en esta jornada al primer plano de la lucha. Hay que despojar a esta jornada del barniz de legalismo y chabacanería reformista con que la han encubierto la burguesía y el socialfascismo interesados en incluirla en él como una de tantas fiestas, a fin de desvirtuar su verdadera significación revolucionaria.

La solidaridad con el proletariado internacional, especialmente con el de los países que sufren la sangrienta dictadura fascista, debe manifestarse ante todo en la lucha encarnizada contra el fascismo en nuestro propio país.

La conquista de la calle, la libertad de nuestos presos y la constitución de las milicias antifascistas, deben marcar con matiz inconfundible la significación de lucha de esta jornada.

Juan ASTIGARRABIA.

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (SE de IC)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año I, San Sebastián, 1 Mayo 1933  nº 6

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