Me pedíais, camaradas de “Euskadi Roja”, un artículo para nuestro querido semanario.

No me dijisteis tema: “A tu elección, dijisteis”, y yo, perpleja, no acertaba, entre la variedad de motivos que los momentos actuales nos brindan a elegir el más acertado, el más eficaz o el más interesante.

El anuncio de un mitin socialista “feminista” en el cual iban a tomar parte tres mujeres, me hizo pensar que nada mejor que este acto para proporcionarme material, no ya para un artículo sino para una serie de ellos, en los cuales, sin la “suficiencia”, ni la “cultura”, ni la “educación” de que alardearon las distinguidas spormans socialistas que nos visitaron pero sí, con una conciencia de clase que ellas no poseen y que es mi mayor orgullo, hubiera refutado los argumentos expuestos, para justificar lo injustificable por aquellos que, olvidando los principios marxistas de la lucha de clases, se han entregado incondicionalmente al servicio y a la defensa de los intereses de la burguesía.

Pero..., el hombre, o la mujer propone, y los socialista disponen. Mi presencia en la alameda, donde “en familia” se celebraba el acto sacó de quicio a los aspirantes a camineros, a delegados del trabajo, futuros diputados, etc.

El contraste entre la grandiosidad del acto celebrado no ha mucho por el S. R. y los que organiza el P. C., y la magnitud de los organizados por los socialistas, a los que no acuden más que los que necesitan hacer acto de presencia para conservar la colocación, o conseguirla, hace que estos pobres muñecos del tablado de maese Pedro se revuelquen en sus propias deyecciones furiosos por el fracaso, a pesar de que como números de fuerzas, trajeran dos “cultas”, “inteligentes” y “abnegadas” señoritas, que en plan de sacrificio supieron según sus panegiristas, abandonar las dulzuras del verano para en nuestra santa cruzada venir por pueblos y aldeas a hablar a los obreros de la necesidad de sacrificarse aún más, de callar aunque el hambre apriete, de no quejarse, para que la pobrecita burguesía que tan espléndidamente se muestra con ellos, no vea turbada su digestión con la presencia en la calle de las legiones hambrientas de obreros parados, ni hieran sus oídos acostumbrados a todas las adulaciones, los gritos rebeldes de los que no se resignan a morir sin lucha por el derecho a la vida, por el pan y por la libertad.

A pesar de que el acto estaba anunciado a base de las “ilustres” propagandistas, comenzó aquél hablando en primer lugar un señorito representante de la Federación de Juventudes Socialistas.

Sus palabras briosas fueron una miserable calumnia tendente a demostrar que los comunistas estaban al servicio de la reacción que proporciona a aquéllos elementos para combatir a los obreros.

Una breve interrupción mía desbordó la hiel que rebosaba en su estómago, y como fieras rabiosas se lanzaron contra mí. Los gritos de ¡matarla!, ¡hacerla pedazos!, era acompañados de un tremolar de cachavas, porras y pistolas; estos cobardes, que en todos los momentos en que la burguesía ha extremado sus medidas de represión contra los trabajadores han callado como viles mujerzuelas, se sentían farrucos ante una mujer que no temía enfrentarse con ellos.

Un obrero parado, arrojado a la miseria por la traición de los socialistas en el conflicto de la mina “El Hoyo” y el joven camarada Espiña, que por casualidad estaban en la alameda al oponerse a la furia de aquellos cancerberos de la burguesía que, como fuerza de choque llevaban a unas pobres mujeres, fueron heridos en la cabeza por las porras de los que en la pendiente de todas las traiciones no vacilan en asesinar a los obreros revolucionarios.

Tres mujeres, tres valientes compañeras arrastrando las furias de aquellos energúmenos consiguieron arrancarme de entre sus garra, si no, es probable que a estas horas no serían estas líneas lo que aparecería en “Euskadi Roja”, sino una crónica necrológica en memoria de la camarada de Somorrostro, con un sentido político que les honra, descender al terreno de quienes ya habían advertido en un mitin celebrado el día anterior, que guardaban para expelerlas en Somorrostro todas las infamias y todas las injurias que albergan en sus almas abyectas y lacayunas, pretendiendo lapidar —¡pobres ilusos!— a quienes arrastrando el hambre y la miseria no se han apartado un solo momento de la línea revolucionaria.

¿No me pedíais un artículo, camaradas de “Euskadi Roja”? Pues ahí tenéis una crónica de sucesos.

¿Os hace? Yo quisiera, que sí, para que resalte ante los obreros la conducta de unos y otros la villanía de los que en manada, aullando como rabiosa jauría se lanzan sobre una mujer para triturarla, para aniquilarla, para que no se oiga su voz acusadora, que lanza al rostro de los traidores las pruebas de sus traiciones, y la cordura y la sensatez que con esfuerzo sobrehumano supieron imponer los camaradas de Somorrostro, no ya en nuestras filas sino entre los obreros, que indignados estaban dispuestos a demostrar a estos miserables que si gozan de impunidad para asesinar, ellos no están dispuestos a tolerar su bajeza y su matonismo.

Dolores IBARRURI

(Pasionaria)

 

 

euskadi roja

ORGANO en EUSKADI del PARTIDO COMUNISTA (S.E. de I.C.)   PORTAVOZ de los SINDICATOS REVOLUCIONARIOS

Año I, San Sebastián, 19 Agosto 1933  nº 22

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