INDICE  

      COMENTARIOS A LA POLEMICA BUJARIN-PREOBRACHENSKI
             I. el marco histórico
             II. La polémica económica
             III. Las implicaciones políticas
 E. PREOBRACHENSKI:
             LA LEY FUNDAMENTAL DE LA ACUMULACION SOCIALISTA PRIMITIVA
 BUJARIN:
   UNA REVELACION SOBRE LA ECONOMIA SOVIETICA (sobre el problema de la base económica del trotskismo).
             1. El comunismo o “reino del proletariado”
             2. ¿Aniquilación o transformación de la economía pequeño-burguesa?
             3. Sometimiento de clase o bien alianza de clases y dirección de clase
             4. El bloque obrero-campesino y la “política” económica del camarada Preobrachenski
             5. ¿Parasitismo monopolista o avanzada socialista?
             6. El bloque obrero-campesino en su aspecto político y la posición del camarada Preobrachenski
             7. La “ley” del camarada Preobrachenski en general
     CRITICA DE LA PLATAFORMA ECONOMICA DE LA OPOSICION
            Lección de octubre de 1923
            1. Dictadura del proletariado y clases
            2. Problema de la alianza económica y consideración general del problema por parte de la oposición. La llamada “dictadura de la industria”
            3. El problema del “plan”
            4. La política de precios
            5. La reforma monetaria
            6. Acumulación socialista y lucha contra el capital privado
     LA NUEVA POLITICA ECONOMICA Y NUESTRA TAREA
 E. PREOBRACHENSKI:
     DE NUEVO SOBRE LA ACUMULACION SOCIALISTA
            1. Las colonias infantiles del camarada Bujarin
            2. La “aniquilación” de la economía pequeño-burguesa
            3. El bloque obrero-campesino
            4. La política económica
            5. Las fuerzas motrices del desarrollo de nuestra economía
            6. La ley de la acumulación socialista
 NOTAS ECONOMICAS
            I. La escasez de mercancías
            II. Consecuencia de la escasez de mercancías
            III. La utilidad del estudio teórico de la economía soviética
 INDICE

 

COMENTARIOS A LA POLEMICA BUJARIN-PREOBRAZHENSKI 

 

En este año se ha tenido acceso, en España, a los análisis básicos relativos a una de las más importantes polémicas sobre la construcción del socialismo. Desarrollada durante los años 30 en los países capitalistas, se llevó a cabo —como no podía ser de otro modo— a nivel estrictamente teórico y dentro de un marco fundamentalmente académico. La iniciación de la misma fue un famoso libro del economista vienés Ludwin von Mises (que apareció al poco tiempo en inglés bajo el título de «Socialism») en el cual se negaba la posibilidad de cualquier tipo de cálculo económico en un sistema socialista, y por lo tanto se postulaba la imposibilidad de funcionamiento del mismo; el argumento central que justificada estas radicales afirmaciones era la inexistencia, bajo ese tipo de régimen económico, de un mercado de medios de producción. Matizando más esta postura, concediendo la posibilidad teórica pero proclamando la imposibilidad práctica de funcionamiento de una economía socialista, intervinieron entre otros George Halm, F. A. von Hayek, Lionel Robbins, N. G. Pierson y el propio von Mises (la mayoría de ellos en la publicación colectiva preparada por von Hayek y titulada «Collectivist Economic Planning»). A favor del socialismo desde posiciones no marxistas participaron Frank H. Knight, Abba P. Lerner, Fred M. Taylor, Oskar Lange, Benjamín E. Lippincott, H. D. Dickinson, Enrico Barone y A. C. Pigou, fundamentalmente. La crítica de ambas posturas desde posiciones marxistas corrió a cargo, entre otros, de Maurice H. Dobb y Charles Bettelheim.

La polémica quedó teóricamente resuelta (falsamente resuelta) con las aportaciones de Oskar Lange y A. G. Pigou, quienes demostraron que el Departamento Central de Planificación estaba en condiciones de reproducir las condiciones del mercado de bienes de capital (medios de producción, eliminando los despilfarros y costes sociales producidos por los ajustes «ex post» que se dan en una economía capitalista. En última instancia, Lange y Pigou no reconocían personalidad propia al socialismo, al que convertían en un mero racionalizador de política económica, y quedaban por lo tanto presos en los falsos planteamientos de von Mises y von Hayek (dificultad obviada por Dobb y Bettelheim, quienes partían de la crítica de los presupuestos ideológicos de sus oponentes para fundamentar la posibilidad del socialismo en las características específicas al mismo).

Ahora bien, antes de esto, entre 1924 y 1928, sin tener la más mínima influencia ni relación con esta polémica profesoral y a menudo totalmente huera (las tonterías que llegaron a decir un von Mises o un von Hayek son, hoy en día, sencillamente increíbles) tuvo lugar en la reciente Unión Soviética otra discusión de características totalmente opuestas. Tendente a la comprensión real del sistema socialista, a su conocimiento científico, a fin de lograr una correcta aplicación de medidas prácticas e Inmediatas: esta otra polémica se planteaba el problema de la industrialización de un país atrasado fuera del clásico modelo capitalista, las relaciones agricultura-industria, las formas de acumulación socialista originaria, en definitiva, las leyes económicas objetivas que rigen el desarrollo de una economía socialista.

Si bien los participantes fueron varios, en realidad se agruparon en torno a dos posturas básicas, depuradas a lo largo del avance de la discusión; la de Evgenii Preobrazhenski (1886-1938) y la de Nicolai Bujarin (1888-1938), los dos economistas más importantes del PCUS una vez desaparecido Lenin. Bujarin se había hecho famoso por «La economía mundial y el imperialismo», publicada en 1915 y que fue, sin negarle análisis correctos y aciertos parciales de importancia, duramente criticada por Lenin; posteriormente, con «La economía del período de transición» de 1919 se convirtió en el teórico de la etapa denominada «comunismo de guerra». En 1920 Bujarin y Preobrazhenski editan conjuntamente «El ABC del comunismo», manual de vulgarización que adquirió una extraordinaria difusión en aquella época. En 1921 comienza la época de la «nueva política económica» (NEP) y en pleno esplendor de ésta, Preobrazhenski lanza un duro ataque contra los presupuestos económicos de su aplicación en un artículo aparecido en la revista «El Mensajero de la Academia Comunista» y titulado «La ley fundamental de la acumulación socialista originaria», artículo que sería el armazón central de su libro «La nueva economía»[2] y la base de la polémica que comentamos. Bujarin contestaría con una serie de artículos en «Pradva» —Bujarin era en ese momento el máximo teórico oficial y defensor de la continuación de la NEP—. A través de artículos, intervenciones en la Academia de Ciencias, en los plenos del Comité Central y por reediciones ampliadas de libros, las posturas se irían clarificando y matizando durante casi cuatro íntegros años. En la polémica participaron, como ya se ha dicho en torno a los ya citados, varios políticos y académicos, entre ellos Shanin, Sokolnikov, Solntsev, Kogan, Bogdanov, Ajkhenvald, Pasunakis, Motylev, Ksenofontov, Kviring, Bogolepov, Astrov, Goldenberg, Naguiev, Kamenev, Zinoviev y Stalin. En 1938 Bujarin y Preobrazhenski fueron ejecutados (el primero habría publicado entre tanto sus «Notas de un economista», el segundo no publicaría nunca su anunciada segunda parte de «La nueva economía»), Bujarin por oportunismo de derechas y Preobrazhenski por desviacionismo de izquierdas.

A fin de lograr una primera aproximación al tema y poder comprender sus particularidades, cómo y por qué surgió en un momento determinado, a fin de comprender qué es lo que está ligado al momento histórico y qué es lo que supera las condiciones específicas, para continuar siendo válido en la comprensión de las peculiaridades del socialismo, centro esta introducción en tres puntos: el marco histórico en el que la polémica se produjo, la discusión estrictamente económica y las implicaciones políticas que llevaba aparejadas. Desde luego, el hacer estos tres enfoques diferenciados obedece a razones puramente metodológicas, ya que, evidentemente, los tres forman un todo, están profundamente imbricados unos a otros por múltiples ligazones no separables abstractamente.

 

I. EL MARCO HISTORICO

La Rusia zarista de 1917 era un país atrasado, semifeudal, dominado por una oligarquía estúpida y dirigido por una burocracia totalmente corrompida; el pueblo vivía en la ignorancia y no existían las menores libertades políticas. La industria estaba localizada en unas cuantas zonas, escasas y determinadas, y tanto las grandes empresas como los principales bancos estaban en manos del capital financiero internacional. Poseía extensos territorios colonizados a la vez que ella era una colonia económica de los monopolios, trusts y consorcios extranjeros. La agricultura estaba a niveles bajísimos y dentro de una crisis perpetua, lo cual provocaba situaciones apremiantes, ya que el 86 % de la población vivía de este sector.

Si se reduce la situación a cifras escuetas, en 1913 el producto industrial USA era ocho veces el de Rusia; la producción rusa «per cápita» con relación a la de Gran Bretaña era: acero, 17 %; carbón, 30 %; algodón textil, 7 %; casi la mitad del equipo y herramientas utilizados era de importación, entre otros, el 80 % de las máquinas-herramientas, el 60 % de las cosechadoras y el 80 % de los fertilizantes.

SI la situación (política, económica y social) de 1913 era angustiosa, cuando, en 1917, los bolcheviques tomaron el poder, el producto industrial era un 29 % y el agrícola un 12 % menor que antes de la guerra mundial. Es decir, con una base técnico-material casi inexistente un pueblo en su mayoría analfabeto ponía en marcha el proceso más importante de la historia de nuestro tiempo. Esta limitación objetiva iba a determinar multitud de aspectos y peculiaridades de la historia soviética y en particular de la polémica que comentamos. En una breve panorámica expositiva se puede dividir el espacio entre la Revolución de Octubre y la discusión estudiada en tres partes claramente diferenciadas,

 

a) Octubre 1917-verano 1918. Época que podríamos definir como de «capitalismo de estado». Se ha visto en qué condiciones tomaba el proletariado el poder, condiciones absolutamente caóticas en todos los terrenos, económico, político y social. Desde el primer momento el joven estado proletario comienza a tomar las primeras medidas para reorganizar la economía, centrándose fundamentalmente en dos: reforma agraria, para la realización de la cual se recurre a la aplicación íntegra del programa de los socialrevolucionarios, cuya ala izquierda colaboró en los primeros momentos con los bolcheviques en el gobierno; y la nacionalización de las industrias cuyos propietarios habían huido o bien desarrollaban actividades claramente boicoteadoras. Las reformas, como puede verse, eran mínimas. Con relación al control de la producción se tomaron dos medidas básicas, la implantación de los consejos obreros y la creación del Consejo Económico Supremo (diciembre de 1917) destinado a regular y dirigir la economía, y que fue la primera agencia estatal para la organización de una economía nacional. En el plano de la teoría económica (con su complejo de implicaciones políticas y sociales) el período estuvo dominado por la polémica desarrollada en torno a la posibilidad o imposibilidad de la construcción del socialismo en un sólo país, atrasado por añadidura. Una interpretación mecanicista del método de Marx y la aceptación acrítica de las previsiones de éste llevaba a la adopción de una postura negativa. El enfrentamiento se resolvió a favor de las tesis de Lenin y el Consejo Económico Supremo comenzó a preparar el primer esbozo de plan económico, de objetivos modestísimos, dada la situación de los recursos del país.

 

b) Verano 1918-marzo 1921. Época del «comunismo de guerra». Este esbozo de plan nunca pudo ser llevado a cabo, ya que en el verano de 1918 fuerzas francesas, inglesas, checas, alemanas invadían el territorio soviético a la vez que prestaban un considerable apoyo material y técnico a los generales blancos. Los principales centros productores de trigo y las zonas con existencia de materias primas básicas caían en poder de los invasores; en las regiones ocupadas se desencadenó una ola de terror blanco sin precedentes, mientras................

 

 

 

 

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