Publicado en 1920 en el libro IX Congreso del Partido Comunista de Rusia. Versión taquigráfica, Moscú, 1920.

El discurso de clausura para el informe del CC se publicó íntegramente por primera vez en 1960, en el libreo IX Congreso del PC(b)R, en marzo-abril 1920.Acta.

Se  publica de acuerdo con el texto del libro, cotejado con la versión taquigráfica.

 

1. DISCURSO DE APERTURA DEL CONGRESO

29 DE MARZO

 

 

Permítanme, ante todo, saludar en nombre del CC del PCR a los delegados al Congreso del partido.

Camaradas, inauguramos el Congreso ordinario del partido en momentos de suma importancia. El desarrollo interno de nuestra revolución ha conducido a muy grandes y rápidas victorias sobre el enemigo en la guerra civil y, en virtud de la situación internacional, esas victorias resultaron ser nada menos que la victoria de la revolución soviética en el primer país que realizó esta revolución —en un país muy débil y atrasado—, la victoria sobre las fuerzas coaligadas del capitalismo y el imperialismo mundial. Y después de estas victorias podemos pasar con tranquilidad y firme seguridad a las tareas inmediatas de la construcción económica pacífica, confiando en que el presente Congreso hará un análisis de la experiencia de más de dos años de actividad soviética, y sabrá aprovechar las enseñanzas adquiridas para resolver la tarea más difícil y compleja de la construcción soviética, que ahora se nos plantea. Desde el punto de vista internacional nunca hemos tenido una situación tan favorable como ahora, y lo que nos llena especialmente de alegría y entusiasmo son las noticias que recibimos de Alemania cada día, que demuestran que por difícil y doloroso que sea el nacimiento de la revolución socialista, el poder proletario soviético crece irresistiblemente en Alemania. La kornilovada alemana desempeñó en ese país el mismo papel que en Rusia. Después de la kornilovada se inició un viraje hacia el poder obrero, no sólo entre las masas obreras urbanas, sino también entre el proletariado rural de Alemania; y este viraje tiene una importancia histórica mundial. No sólo es la más absoluta confirmación de la validez de la línea, sino que nos da la seguridad de que no está lejano el día en que habremos de marchar codo con codo con un gobierno soviético alemán. (Aplausos.)

Declaro inaugurado el Congreso y pido que se proceda a la elección de la presidencia.

 

 

2. INFORME DEL COMITÉ CENTRAL

29 DE MARZO

 

Camaradas, antes de comenzar el informe debo decir que este Congreso, como el anterior, ha sido dividido en dos partes: en una parte política y en otra de organización. Ante todo, esta división hace pensar en cómo se ha ordenado la labor del CC en su aspecto exterior, el aspecto de organización. Nuestro partido acaba de pasar su primer año sin I. M. Sverdlov, y esta pérdida no podía dejar de repercutir en toda la organización del CC. Nadie como el camarada Sverdlov sabía conjugar el trabajo político con el de organización, y nosotros nos hemos visto obligados a tratar de sustituir su trabajo por el de un cuerpo colegiado.

La labor diaria y corriente del CC durante el año del que rendimos cuenta ha sido realizada por dos cuerpos colegiados elegidos en la reunión plenaria del CC: el Buró de Organización del CC y el Buró Político del CC[1]; por supuesto, para lograr la coordinación y coherencia de las resoluciones de ambos organismos, el secretario formaba parte de los dos Burós. El resultado fue que la verdadera tarea principal del Buró de Organización consistió en distribuir las fuerzas del partido, y la del Buró Político fue la dé tratar los problemas políticos. Se comprende que esta división es hasta cierto punto artificial; es evidente que no es posible realizar ninguna política sin expresarla en designaciones y traslados. Por consiguiente, todo problema de organización adquiere una significación política, y entre nosotros se ha establecido la práctica de que la solicitud de un solo miembro del CC es suficiente para que cualquier problema, por una u otra razón, sea considerado como un problema político. Resultaría poco conveniente intentar delimitar de otro modo las funciones del CC y, en la práctica sería difícil conseguir ese objetivo.

Este método de llevar los asuntos ha dado resultados extraordinariamente favorables; no se ha registrado ningún caso en que hayan surgido dificultades entre uno y otro Buró. En general, la labor de ambos organismos se ha desarrollado en buena armonía, y la aplicación práctica de los acuerdos ha sido facilitada por la presencia del secretario, bien entendido que este último cumplía íntegra y exclusivamente la voluntad del CC. Para descartar todo malentendido, es preciso subrayar desde el comienzo mismo que el secretario del CC del partido ponía en práctica sólo las resoluciones colectivas del CC, aprobadas en el Buró de Organización, en el Buró Político, o bien en el Pleno del CC. De otra manera, la labor del CC no habría podido ser realizada con acierto.

Después de estas breves observaciones sobre la distribución interna del trabajo del CC voy a pasar a mi tarea, al informe del CC. Presentar un informe sobre la labor política del CC es una tarea muy difícil, si la concebimos en el sentido literal del término. Una gran parte de la labor del Buró Político se ha reducido durante este año a resolver en la forma corriente los diversos problemas que han surgido en relación con la política, las cuestiones de la coordinación de la actividad de todas las instituciones soviéticas y del partido, de todas las organizaciones de la clase obrera, de la coordinación y el esfuerzo por encauzar la labor de toda la República Soviética. El Buró Político aprobó resoluciones acerca de todos los problemas de política exterior e interna. Por supuesto, es imposible tratar de enumerar estos problemas, aunque sea en forma aproximada. En el material impreso preparado por el CC para este Congreso encontrarán ustedes los elementos necesarios para un resumen general.[2] Tratar de repetir este resumen en el informe sería algo superior a mis fuerzas, y me parece que no sería interesante para los delegados.

Cada uno de nosotros, por el hecho de trabajar en una u otra organización soviética o del partido, sigue diariamente la extraordinaria sucesión de problemas políticos exteriores e internos. La solución de estos problemas, tal como quedó expresada en los decretos del poder soviético y en la actividad de las organizaciones del partido en cada viraje, es por sí misma una evaluación del CC del partido. Hay que decir que fue tal el número de problemas planteados, que con frecuencia hubo que resolverlos con extraordinaria urgencia, y la labor pudo realizarse sólo porque los miembros del cuerpo colegiado se conocían muy bien entre sí, conocían todos los matices de opinión y había entre ellos confianza mutua. De otro modo habría excedido las fuerzas de un cuerpo colegiado tres veces más numeroso. A menudo fue necesario resolver problemas complejos remplazando las reuniones por conversaciones telefónicas. Se hacía esto en la plena seguridad de que ninguno de los problemas complicados o discutibles sería pasado por alto. Ahora que debo presentar un informe general, en vez de pasar revista cronológica a los asuntos y agruparlos por temas, me permitiré examinar los puntos principales, esenciales, los que, además, vinculan la experiencia de ayer, o mejor dicho, la experiencia del año trascurrido con las tareas que se nos plantean hoy.

No ha llegado todavía el momento de escribir la historia del poder soviético. Y aunque hubiese llegado, nosotros —lo digo por mí, y creo que también por el CC— no nos proponemos ser historiadores; nos interesa el presente y el futuro. Tomamos el año del que rendimos cuenta, como material, como lección, como escalón para dar el paso siguiente. Desde este punto de vista la labor del CC se divide en dos grandes ramas: la labor relacionada con los problemas militares y que determinan la situación internacional de la República, y la de orden interno, la de la construcción económica pacífica, que empezó a ocupar el primer plano tal vez sólo desde fines del año pasado o principios del corriente, al quedar completamente en claro que habíamos obtenido una victoria decisiva en los frentes decisivos de la guerra civil.

En la primavera del año pasado nuestra situación militar era muy difícil; como ustedes recordarán, sufrimos no pocas derrotas, nuevas y formidables ofensivas de la contrarrevolución y la Entente, ofensivas que no esperábamos ni podíamos prever. Por eso es totalmente natural que durante la mayor parte de ese período nos hayamos dedicado a los problemas militares, a los problemas de la guerra civil, que parecían insolubles a los cobardes, para no hablar ya de los partidos de los mencheviques, eseristas y otros demócratas pequeñoburgueses, y de todos los elementos intermedios. Esto les hizo afirmar sinceramente que esos problemas no podían ser resueltos, que Rusia era un país atrasado y debilitado, que no podría vencer al régimen capitalista de todo el mundo, puesto que la revolución demoraba en producirse en occidente. Por ello, manteniéndonos en nuestras posiciones, tuvimos que declarar con absoluta firmeza y convicción que venceríamos, tuvimos que aplicar las consignas: "¡Todo para la victoria!", y "¡Todo para la guerra!"

Para realizar estas consignas fue necesario dejar de satisfacer, deliberada y abiertamente, una serie de necesidades vitales, y con frecuencia negar ayuda a mucha gente, pues estábamos convencidos de que debíamos concentrar todas las fuerzas y vencer en la guerra que nos había impuesto la Entente. Y sólo debido a que el partido permanecía alerta, debido a que mantenía la más rigurosa disciplina, debido a que la autoridad del partido unía a todas las instituciones y departamentos gubernamentales, debido a que decenas, centenares, millares y, en último término millones de personas, adoptaron como un solo hombre la consigna lanzada por el CC; sólo debido a que se hicieron sacrificios inauditos; sólo debido a todo esto fue posible el milagro que se produjo. Sólo debido a todo esto pudimos derrotar las reiteradas campañas de los imperialistas de la Entente y de los imperialistas de todo el mundo. Naturalmente, no sólo subrayamos este aspecto de la cuestión, sino que debemos tener presente que esto nos enseña que sin disciplina y sin centralización nunca hubiéramos podido llevar a cabo esta tarea. Los increíbles sacrificios que hemos hecho para salvar al país de la contrarrevolución, para que la revolución rusa triunfara sobre Denikin, Iudénich y Kolchak, son una garantía para la revolución social mundial. Para lograr esto se necesitaba la disciplina del partido, la centralización más rigurosa, la seguridad absoluta de que los sacrificios indecibles de decenas y centenares de miles de hombres nos ayudarían a realizar todas esas tareas, de que esto, en efecto, podía ser llevado a cabo, podía ser cumplido. Pero para eso era necesario que nuestro partido y la clase que ejerce la dictadura, la clase obrera, sirviesen como elementos unificadores de millones y millones de trabajadores, tanto en Rusia como en todo el mundo.

Si pensamos en cuál fue, después de todo, la causa más profunda que determinó que se produjese este milagro histórico —la victoria de un país débil, extenuado, atrasado, sobre los países más poderosos del mundo—, veremos que se trata de una centralización, disciplina y abnegación jamás vistas. ¿Sobre qué base? Millones de trabajadores, en un país de los menos educados, pudieron llegar a esta organización, a esta disciplina y a esta centralización, sólo porque los obreros pasaron por la escuela del capitalismo y fueron unidos por el capitalismo, porque el proletariado de todos los países avanzados se unió, tanto más cuanto más avanzado era el país; y por otra parte, porque la propiedad, la propiedad capitalista, la pequeña propiedad bajo el régimen de la producción mercantil, divide. La propiedad divide, mientras que nosotros unimos, y unimos en cantidad cada vez mayor, a millones de trabajadores en todo el mundo. Ahora esto es claro, puede decirse, hasta para los ciegos, o al menos para aquellos que no querían ver. Cuanto más tiempo pasa, más se dividen nuestros enemigos. Los divide la propiedad capitalista, la propiedad privada bajo el régimen de la producción mercantil, ya sean los pequeños propietarios que especulan con la venta de los excedentes de cereales y lucran á expensas de los obreros hambrientos, ya sean los capitalistas de diversos países, aunque sean dueños de un gran poderío militar y creadores de la "Liga de las Naciones", la "gran liga única" de todas las naciones avanzadas del mundo. Semejante unidad es un completo fraude, un completo engaño, una completa mentira. Nosotros hemos visto —y fue un gran ejemplo— que esta famosa Liga de las Naciones, que pretendía distribuir el derecho a gobernar los Estados y a repartir el mundo, que esta famosa liga resultó ser una pompa de jabón que se deshizo en seguida, porque era una alianza basada en la propiedad capitalista. Lo hemos visto en la más grande escala histórica y confirma la verdad esencial que nos decía que nuestra causa era justa, que la victoria de la Revolución de Octubre era absolutamente segura, y que a la causa que emprendíamos, a pesar de todas las dificultades, de todos los obstáculos, se unirían millones de trabajadores de todos los países. Sabíamos que teníamos aliados, y que era preciso dar ejemplo de abnegación en un país al que la historia había impuesto una honrosa y dificilísima tarea, para que los increíbles sacrificios fueran recompensados con creces, porque cada nuevo mes que nos manteníamos en nuestro país nos daría millones y millones de aliados en todos los países.

Si, después de todo, pensamos por qué pudimos, por qué debíamos vencer, encontraremos que se debe sólo a que nuestros enemigos, formalmente ligados por todos los vínculos que se quiera con los gobiernos y los capitalistas más poderosos del mundo —por mucho que estuviesen unidos formalmente—, estaban divididos; en el fondo, su vinculación interna los dividía, los lanzaba unos contra otros. La propiedad capitalista los disgregaba, los convertía de aliados en fieras salvajes, a tal punto que no veían cómo aumentaba el número de partidarios de la Rusia soviética entre los soldados ingleses desembarcados en Arjánguelsk, entre los marineros franceses desembarcados en Sebastopol, entre los obreros de todos los países, de todos los países avanzados sin excepción, donde los socialconciliadores se habían puesto del lado del capital. Y esta razón fundamental, la más profunda, es la que, en última instancia, nos dio la victoria inevitable; fue y continúa siendo la fuente principal, invencible e inagotable de nuestra fuerza y nos permite afirmar que cuando realicemos plenamente en nuestro país la dictadura del proletariado, la unidad más amplia de sus fuerzas por medio de su vanguardia, de su partido, podremos esperar la revolución mundial. Y en efecto, esto es la expresión de la voluntad, la expresión de la decisión proletaria de luchar, la expresión de la decisión proletaria de unir a millones y millones de obreros de todos los países.

Los señores burgueses y los seudosocialistas de la II Internacional han declarado que ...............................

 

 

 

[1] El Buró Político y el Buró de Organización del CC del PC(b)R, fueron creados como organismos permanentes el 25 de marzo de 1919 en la primera reunión plenaria del Comité Central elegido por el VIII Congreso del partido, de acuerdo con la resolución del Congreso sobre el problema de organización. (Ed.)

[2] Se refiere a los informes del CC y de sus secciones, publicados en marzo de 1920, antes del IX Congreso del PC(b)R, en Izvestia del CC del PC(b)R. En el núm. 16, del 28 de marzo, aparecieron el "Informe político del CC" y el "Informe de la sección de finanzas del CC". El núm. 15, del 24 de marzo, fue dedicado totalmente a los informes de las secciones del Comité Central y se publicaron los informes: de estadística e información para el período comprendido entre el 18 de abril de 1919 y el 1 de marzo de 1920; de organización e instrucción, de distribución y registro; el "Informe del CC de la UJC de Rusia", el trabajo en el campo y materiales "Del balance de la edición de los periódicos Pravda y Bednotá". En el núm. 14, del 12 de marzo, se publicó el "Informe sobre la actividad de la sección del CC para el trabajo entre las mujeres". (Ed.)

 

 

 

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