XI CONGRESO DEL PC(b)R[1]

27 DE MARZO — 2 DE ABRIL DE 1922

 

 

 

1 DISCURSO DE APERTURA DEL CONGRESO

27 DE MARZO

 

Camaradas, en nombre del Comité Central del partido, declaro inaugurado el XI Congreso del PCR.

Camaradas, ustedes se reúnen en este Congreso después de todo un año en el curso del cual, por primera vez, hemos estado libres de la intervención e invasión de los países capitalistas, por lo menos en su forma más directa. Es el primer año que hemos tenido la posibilidad de dedicar todas nuestras fuerzas a las tareas verdaderas, principales y fundamentales de la construcción socialista.

Por cierto que en este terreno sólo hemos dado los primeros pasos, pero estoy seguro de que si apreciamos con serenidad todo lo realizado y tememos mirar de frente los hechos —no siempre agradables y a veces muy desagradables— superaremos sin duda todas las dificultades, que sólo ahora aparecen ante nosotros en todas sus dimensiones.

Los desastres que soportamos durante el año trascurrido fueron tal vez más duros que los de los años anteriores.

Parecía que todas las consecuencias de la guerra imperialista y de la guerra que el capitalismo nos impuso se unieron y cayeron sobre nosotros en forma de hambre y de la más atroz ruina. Hoy estos desastres están lejos de haber sido superados; y ninguno de nosotros espera que puedan ser superados rápidamente.

Pero si mantenemos y fortalecemos la unidad de nuestro partido, si salimos de las dificultades internacionales con igual éxito que hasta ahora, si concentramos todos nuestros esfuerzos en las tareas que ahora surgen inevitablemente de las condiciones actuales, es seguro que superaremos estas dificultades.

El movimiento comunista crece en todo el mundo, y si no crece con tanta rapidez como algunos de nosotros —que lo medíamos según la época de la guerra o de la inmediata posguerra— esperábamos, de todas maneras crece y se torna estable, sólido, amplio y profundo. Y si nosotros, con la colaboración de los partidos comunistas que ahora existen en todos o en casi todos los países del mundo, valoramos con serenidad nuestra situación y no tememos reconocer nuestros errores, saldremos victoriosos de todas estas dificultades.

 

Publicado como breve comunicado
de prensa el 28 de marzo de 1922
en Izvestia del CEC de toda Rusia,
núm. 70,  

 

 

2. INFORME POLÍTICO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PC(b)R

27 DE MARZO

  

(Aplausos.) Camaradas, permítanme que comience el informe político del CC, no desde el principio del año sino desde su final. El problema político que más se discute en la actualidad es Génova. Pero como en la prensa ya se ha dicho mucho sobre el tema, y como en mi discurso del 6 de marzo, que ha sido publicado, ya he dicho lo fundamental, pediría que me permitieran no entrar] en detalles, salvo que ustedes desearan particularmente que así; lo hiciera.

 En general conocen ustedes todo lo referente a Génova, pues en la prensa se ha escrito mucho sobre eso, en mi opinión demasiado, en perjuicio de las necesidades reales, prácticas y apremiantes de nuestra construcción en genera!, de la económica en particular. En Europa, en todos los países burgueses, naturalmente, les gusta ocupar o llenar la cabeza de la gente con todo tipo de habladurías sobre Génova. Esta vez (yo diría que no sólo, esta vez, los Imitamos, y los imitamos desmedidamente.

Es necesario decir que nosotros en el CC hemos tomado las más cuidadosas medidas para designar una delegación de nuestros mejores diplomáticos (tenemos ahora un regular número de diplomáticos soviéticos, al contrario de lo que sucedía en el período inicial de la República Soviética). Hemos elaborado en el CC instrucciones suficientemente detalladas para nuestros diplomáticos ante la Conferencia de Génova; discutimos con detenimiento esas instrucciones, y las analizamos repetidas veces[2]. Se sobreentiende que se trata de un problema, no diría de guerra, porque esta palabra daría lugar a un malentendido, pero sí, de todos modos, de un problema de rivalidad. En el campo burgués existe una tendencia muy fuerte, mucho más fuerte que cualquier otra, que quiere frustrar la Conferencia de Génova. Hay tendencias que apoyan grandemente la Conferencia de Génova, y quieren que se reúna a toda costa. Estas últimas han tomado en este momento la iniciativa. Existen, por fin, en todos los países burgueses, tendencias que se podrían denominar tendencias pacifistas y en las que se debe incluir a toda la II Internacional y a la Internacional II ½. Este es el sector de la burguesía que aboga por una serie de proposiciones pacifistas e intenta trazar algo así como una política pacifista. Nosotros, como comunistas, tenemos con respecto a este pacifismo puntos de vista definidos, que sería superfluo exponer aquí. Se sobreentiende que vamos a Génova, no como comunistas, sino como comerciantes. Nosotros necesitamos comerciar, y ellos necesitan comerciar. Queremos que el comercio nos beneficie y ellos quieren que los beneficie a ellos. El curso de la cuestión dependerá, aunque sólo sea en pequeña medida, de la habilidad de nuestros diplomáticos.

Desde luego que si vamos a Génova como comerciantes, no nos es en modo alguno indiferente tratar con los representantes del campo burgués que tienden a solucionar el problema por medio de la guerra, o con los que tienden al pacifismo, aunque sea el peor género de pacifismo y que no resista la menor crítica desde el punto de vista del comunismo. Quien no supiera ver esta diferencia y ajustar su táctica a ella para lograr objetivos prácticos, sería en verdad un mal comerciante.

Vamos a Génova con un propósito práctico; ampliar el comercio y crear las condiciones más favorables para que se desarrolle de la manera más amplia y exitosa. Pero no podemos garantizar el éxito de la conferencia de Génova. Sería ridículo y absurdo dar alguna garantía al respecto. Sin embargo, debo decir que si se analizan con la mayor serenidad y prudencia las posibilidades actuales de Génova, pienso que no es exagerado decir que lograremos nuestro propósito.

Por medio de Génova, si las otras partes son lo bastante inteligentes y no se obstinan demasiado; prescindiendo de Génova, si se les ocurre obstinarse. Pero lograremos lo que nos hemos propuesto

El hecho es que los intereses más urgentes, esenciales y prácticos de todas las potencias capitalistas, que se han manifestado agudamente en los últimos años, exigen que se desarrolle, regularice y amplíe el comercio con Rusia. Desde que tales intereses existen, podemos discutir, podemos reñir, podemos disentir en diferentes combinaciones —es muy probable que tengamos que disentir—, pero no obstante, a pesar de todo lo que se dice y se hace, terminará abriéndose paso esta necesidad económica fundamental. Creo que a este respecto podemos estar tranquilos. No garantizo el plazo; no garantizo el éxito; pero podemos decir con bastante seguridad que esta reunión hará posible que se sigan desarrollando las relaciones comerciales regulares entre la República Soviética y todos los países capitalistas del mundo. En mi informe, y cuando corresponda, me referiré a los posibles tropiezos que pueden presentarse, pero creo que en cuanto al problema de Génova esto es todo lo que hay que decir.

Se sobreentiende que los camaradas que deseen estudiar el problema más detalladamente y que no han quedado satisfechos con la lista de delegados publicada en los periódicos, podrán formar una comisión o sección y ponerse al corriente de todos los materiales del CC, de toda la correspondencia y las instrucciones. Naturalmente, los detalles que hemos bosquejado son provisionales, porque no se sabe aún con exactitud quién se sentará alrededor de la mesa en Génova, cuáles serán las condiciones, o las condiciones preliminares, o estipulaciones que se anunciarán. Sería muy inoportuno y creo que prácticamente imposible, discutir todo esto aquí. Repito que el Congreso, por medio de una sección o comisión, puede reunir todos los documentos relativos a este problema, tanto los documentos publicados como los que están en poder del CC.

No diré nada más porque estoy seguro de que nuestras mayores dificultades no están en este problema. No es este el problema en el cual todo el partido debe concentrar su atención. La prensa burguesa europea abulta y exagera artificial e intencionadamente la significación de esta Conferencia para engañar a las masas trabajadoras (así lo hacen siempre las nueve décimas partes de la prensa burguesa en todas estas repúblicas y países libres y democráticos). Nosotros nos hemos dejado arrastrar un poco por la influencia de esa prensa. Como de costumbre nuestra prensa se deja llevar todavía por los viejos hábitos burgueses; se niega a adoptar métodos nuevos, socialistas; sobre este tema hemos hecho más ruido de lo que el tema merece. Génova no presenta en realidad grandes dificultades para los comunistas, particularmente para los que han vivido años tan duros como los que nosotros hemos vivido desde 1917 y presenciado las formidables combinaciones políticas ....................................

 

 

 

 

[1] XI Congreso del PC(b)R: se realizó en Moscú del 27 de marzo al 2 de abril de 1922. Fue convocado un año después de la terminación de la guerra civil y del paso del país soviético a la construcción económica pacífica. El objetivo del Congreso fue realizar un balance del primer año de aplicación de la nueva política económica y fijar el plan posterior para la construcción socialista.

Fue precedido por un vasto trabajo preparatorio realizado por el CC del partido bajo la dirección de Lenin, con cuya participación o intervención directa se elaboraron los principales documentos del Congreso. Mientras se preparaba para el Congreso el proyecto de resolución sobre el fortalecimiento del partido y sus nuevas tareas, Lenin escribió tres cartas al CC sobre las condiciones de admisión de nuevos miembros. Lenin participó directamente en la elaboración de la resolución basada en el informe político del CC, y presentó una proposición para el proyecto de resolución sobre el informe de la delegación del PC(b)R en la Internacional Comunista. Sometió a severa crítica las tesis de E. A. Preobrazhenski "Los principios fundamentales de la política del PCR en el campo actual" y formuló las tesis básicas de la resolución del Congreso sobre el trabajo en el campo. Lenin elaboró el "Proyecto de tesis sobre el papel y las tareas de los sindicatos bajo la nueva política económica" (véase el presente tomo, págs. 107-118) que sirvió de base a la resolución del CC sobre este problema, y fue ratificada por el Congreso. Inmediatamente antes del Congreso, Lenin no pudiendo participar personalmente en el Pleno del CC efectuado el 25 de marzo, presentó para su estudio el plan del informe político del CC. El Pleno ratificó con pequeños agregados este pian y la orden del día del Congreso. Después del Pleno Lenin elaboró un plan detallado del informe político teniendo en cuenta esos agregados.

En el XI Congreso del partido participaron 522 delegados con voz y voto y 164 con voz y sin voto. El Congreso fue inaugurado por el discurso de Lenin.

La orden del día fue la siguiente: 1) Informe político del CC; 2) Informe del CC sobre organización; 3) Informe de la Comisión Revisora; 4) Informe de la Comisión Central de Control; 5) Informe de la delegación del PC(b)R en la Internacional Comunista; 6) Los sindicatos; 7) Sobre el Ejército Rojo; 8) Política financiera; 9) Resultados de la depuración del partido y su fortalecimiento; coinformes sobre el trabajo entre la juventud, sobre la prensa y la propaganda; 10) Elecciones al Comité Central y a la Comisión Central de Control. Además, el Congreso formó una comisión para preparar el tema del trabajo del partido en el campo, que debía ser analizado en la sección agraria del Congreso, y para elaborar una resolución.

Lenin hizo el informe sobre la actividad política del CC del Partido. Señaló que el hecho más importante en la vida internacional del momento era la preparación de la convocatoria de la Conferencia de Génova; que el gobierno soviético, habiendo aceptado participar en ella, se esforzaba por consolidar la paz y establecer relaciones comerciales con los países Capitalistas. Habiendo expuesto y fundamentado el plan de la posterior construcción socialista, en base a la nueva política económica, Lenin planteó la tarea de detener el retroceso y reagrupar las fuerzas para preparar la ofensiva contra los elementos capitalistas. En el discurso de clausura Lenin demostró la inconsistencia de las intervenciones de E. A. Preobrazhenski, N. Osinski, I. Larin y A. G. Shliápnikov, que intentaron revisar la línea del partido en cuanto a la aplicación de la nueva política económica.

El Congreso aprobó la línea política y de organización del CC del partido; declaró que las necesarias concesiones a la economía privada capitalista habían terminado y que en este sentido el retroceso había finalizado. Señaló como tarea fundamental del partido el reagrupamiento de sus fuerzas para garantizar la aplicación de la política del partido. Indicó la necesidad de que las funciones del partido y de los organismos soviéticos se delimitaran con más precisión, para que el partido, que ejercía la dirección de la política del Estado Soviético, garantizara la elevación del papel de los Soviets en la labor de la construcción económica. El Congreso aprobó la actividad de la delegación del PC(b)R en la Internacional Comunista y se solidarizó con la línea política del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, con la táctica del frente único aprobada y aplicada por ésta.

El papel de los sindicatos bajo la nueva política económica ocupó un importante lugar en el desarrollo del Congreso. La tentativa de Trotski de interpretar las tesis del CC como supuestamente derivadas de su posición anterior de estatización de los sindicatos y de rechazar la resolución del X Congreso sobre los sindicatos, no encontró apoyo. Sobre este problema el Congreso aprobó una resolución en la que decía que los sindicatos debían ser el colaborador más cercano del poder estatal en toda su actividad política y económica, y ratificó su significación como escuelas de comunismo.

El Congreso discutió las cuestiones de la política financiera del Estado Soviético y propuso medidas para ordenar el presupuesto y aumentar los ingresos del Estado, subrayó la necesidad de estimular el paso del campesinado de la economía de consumo a la economía mercantil, como única garantía para el mejoramiento de la agricultura.

En la decimoprimera sesión fue escuchada la comunicación de la sección agraria. En la resolución "Sobre el trabajó en el campo" se admitió la necesidad de reunir y estudiar cuidadosamente la experiencia local y de condenar cualquier intento de administración burocrática respecto de las cooperativas agrícolas. El Congreso declaró tarea fundamental del partido en el campo la ayuda práctica al campesinado para aumentar la producción de productos agrícolas.

Fue de fundamental importancia la resolución "Sobre el fortalecimiento del partido y sus nuevas tareas", en la que se formularon las tareas y medidas concretas para fortalecer la vinculación del partido con las masas y afianzar su papel dirigente; para mejorar el trabajo del aparato del partido y elevar la disciplina de partido. La resolución determinó las nuevas condiciones de admisión en el partido a fin de impedir la penetración en el dé elementos extraños.

Se aprobó la resolución "Sobre las tareas y objetivos de las comisiones de control", se ratificó la "Tesis sobre las comisiones de control", la "Tesis sobre la Comisión Revisora Central" se discutió el trabajo de la Unión de la Juventud Comunista de Rusia, la prensa y la propaganda, el trabajo entre las obreras y campesinas.

El 2 de abril el Congreso escuchó un informe sobre el trabajo de una reunión de delegados militares al Congreso y aprobó resoluciones sobre el fortalecimiento del Ejército Rojo, en las que reconocía la necesidad de elevar su capacidad de combate aun cuando la situación internacional de la República Soviética permitía reducir sus efectivos.

En la resolución "Sobre algunos miembros de la ex "oposición obrera" el Congreso declaró inadmisible que éstos continuaran su lucha éstos continuaran su lucha fraccionista antipartidaria; condenó enérgicamente a los miembros de la "oposición obrera" que habían hecho llegar a la Internacional Comunista falsa información sobre el partido, que tergiversaba el verdadero estado de las relaciones entre el partido y la clase obrera el verdadero estado de las relaciones entre el partido y la clase obrera en su conjunto. El Congreso subrayó que la unidad del partido y la rigurosa disciplina de partido son la primera condición de la victoria de la clase obrera.

En su discurso de clausura Lenin expresó la convicción de que no existía fuerza capaz de arrebatar las conquistas de la revolución pues estas eran conquistas históricas mundiales, que el partido cumpliría las tareas que tenía ante sí y lograría sus objetivos. 229.

[2] Véase el presente tomo, págs. 137-139, 147-149, 157-159 y 226- 128. ( Ed.)

 

 

 

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